Kitabı oku: «Hijos pródigos», sayfa 2

¿CÓMO ES ESA ANGUSTIA QUE TÚ
COMO PADRE SIENTES?

Si bien no hay una emoción particular que caracterice a todas las personas en tu situación, podemos considerar siete respuestas comunes que los padres tal vez sienten cuando un hijo o hija se aparta del Señor, independientemente de si llega tan lejos como para adoptar un estilo de vida abiertamente impío.

Shock

Muchos padres sienten que su situación es una pesadilla. Todo parece muy surrealista. Dora lo expresó de esta manera: “Cuando supimos que nuestro hijo adolescente era gay, estábamos en shock, paralizados, no lo podíamos creer”. Quedaron sin palabras. “Mi esposo y yo pasamos dos o tres días sin hablar”. Cuando Clara y Alberto descubrieron que su hija se había convertido a una secta, quedaron estupefactos. “No puede ser. La educamos para que conociera y siguiera a Jesús. ¡Esto no puede ser cierto!”.

Este tipo de sufrimiento usualmente es indescriptible. La mayoría de los padres se preguntan, en algún momento, si ellos o su cónyuge llegarán a tener cáncer o un ataque cardiaco o si tal vez sus hijos choquen el carro. Pero la mayoría de las parejas cristianas ni siquiera se imaginan la posibilidad de que sus hijos adopten un estilo de vida homosexual, se vuelvan drogadictos o simplemente le den la espalda al Señor.

Lo que a menudo hace que esto sea aún más impactante para ti es la forma repentina en que te enteras. Probablemente nunca lo esperaste. Tu hijo o hija, por el otro lado, probablemente ha estado luchando durante algún tiempo —en algunos casos, años— con ciertas preguntas o tentaciones en cuanto a su fe o su sexualidad. Pero en lo que a ti respecta, el descubrimiento abrupto de la adicción, cohabitación, homosexualidad o apostasía te deja aturdido.

Confusión

Un sinfín de preguntas inundan tu mente. ¿Cuándo comenzó este comportamiento? ¿Por qué sucedió esto? ¿Qué señales pasé por alto? ¿Qué indicadores ignoré? ¿Qué puedo hacer ahora? ¿Qué va a ocurrir con mi hijo o hija? ¿Qué pensará la gente de mi hijo? ¿Qué pensarán de mí? Los padres desconcertados se apresuran a buscar respuestas -puede que acudan primero a artículos de internet y tal vez luego a amigos de confianza.

Sin embargo, la realidad es que muchas de estas preguntas no tienen respuesta. Puede que incluso tu hijo o hija en el fondo no entienda todo lo que está sucediendo. Y no hay un factor circunstancial específico o una influencia familiar singular que cause el comportamiento homosexual, los patrones autodestructivos o la apostasía de la fe cristiana.

Desesperanza

Decepción. Pérdida. Aflicción. Anhelos frustrados. Para los padres del hijo gay, el sueño de que crecería, encontraría a una mujer piadosa, se casarían y tendrían hijos se ha desvanecido. Como dijo un escritor: “Cuando escucho a personas que describen sus sentimientos con relación a un ser querido que es homosexual, muerte es la palabra que escucho con mayor frecuencia… La frase ‘siento como si él hubiera muerto’ surge más que cualquier otra”¹. Al descubrir las elecciones de tu hijo, puede que sientas que algo que consideras altamente valioso ha muerto. La aflicción es una reacción común y comprensible. Uno de tus sueños preciados realmente murió y puede que nunca regrese.

Enojo

Puede que te sientas enojado. ¿Contra quién? Hay distintas opciones. Tal vez estás enojado con tu hijo o hija incrédulo. Sientes que has sido traicionado: “¿Qué me has hecho? ¿Por qué no me dijiste cuando comenzaste a luchar con eso?”. Como resume el mismo escritor:

De repente, descubrimos que no conocemos a nuestro ser amado tan bien como pensábamos. Nos damos cuenta de que él o ella ha tenido un problema secreto —una vida secreta, quizás— del cual no sabíamos nada. Puede que nos haya mentido, directa o indirectamente, destruyendo la idea de que nuestra relación estaba basada en la honestidad².

Tal vez sientes ira contra la pareja de tu hijo o hija, contra el adicto o el vendedor que lo indujo a la cocaína, o el amigo que lo influenció para que tomara decisiones erradas con respecto a la religión.

Tal vez sea enojo contra tu cónyuge. Se culpan y critican el uno al otro. Al igual que cualquier prueba que involucre a los hijos, esto puede sacudir el matrimonio y ya sea acercarlos como pareja o distanciarlos el uno del otro. O tal vez sea enojo contra Dios: “Dios, hemos tratado de educar a nuestro hijo en la fe, pero ahora Tú has permitido que vaya por este camino”.

Culpa

Mientras que el enojo mira a tu hijo o hija u otra persona y pregunta: “¿Qué me has hecho?”, la culpa te mira a ti mismo y pregunta: “¿Qué he hecho?”. La culpa puede ser abrumadora. “Fracasé al no estar más presente en sus primeros años”. “No he logrado guiarlo apropiadamente en cuanto a la masculinidad y la feminidad”. “He tenido conflictos y tensiones relacionales con ella durante sus años de adolescencia”. “No he evaluado a sus amigos -me equivoqué al permitir que las malas influencias entrarán en su mundo”. Y si tu hijo o hija sufrió cualquier tipo de abuso sexual te sentirás doblemente culpable. Sin embargo, ninguna de estas fallas es la causa de que tu hijo escoja un camino pecaminoso. Los factores circunstanciales influyen, pero no son causativos; son importantes mas no determinantes.

Por supuesto, si es cierto que tú has pecado de alguna forma, entonces necesitas ir a Dios, confesarle tus pecados a Él (y, en algunos casos, a tu hijo o hija), y recibir el perdón de Dios (ver 1 Juan 1:8-2:2). Pero si estás sintiendo una culpa distorsionada — sentimientos de culpa que realmente no son producto de pecados según la ley de Dios— entonces debes reconocer que te has puesto equivocadamente bajo alguna ley falsa que has erigido (p. ej., la “ley” que dice que tú eres responsable de los resultados de tus hijos)³.