Kitabı oku: «Las palabras son arañas», sayfa 2
TIERRA
AGUA
Que estos versos que ahora te lamen las heridas
lleguen a lo más profundo.
Que las letras que aquí te dejo
destilen canciones de soledad.
No todo es blanco o negro.
Y la vida, desde la tinta de mi pluma,
mil veces se me va.
Tan solo he sabido encontrar en mi poesía
un pequeño oasis de libertad.
AZAHAR
Qué amarillo era el trigal
por el que solía pasear,
dejando a la vida caminar.
¡Qué amarillo era el trigal!
Qué verdes eran los campos
sentados frente al mar.
Montaña y mar se fundían sin descanso
mirando al sol en su posar.
Cuántos años tuvieron que pasar,
que ahora me hallo lejos, en la costa del Azahar.
EL CAMINANTE SOBRE EL MAR DE NUBES
Esbelta silueta talla el horizonte,
sobre una roca se mostraba impasivo;
entre nubes paseaba su mirada ausente,
su rostro se dibujaba intranquilo.
Un hombre sobre una roca se posaba,
las nubes se vestían de algodón.
Nunca podré descubrir aquello a lo que miraba,
ni siquiera me mostró su corazón.
Un hombre se posaba resuelto
en la faena del vivir,
y sobre aquel monte esbelto
el hombre fue a morir.
FE MOJADA
No pienses que me voy.
Da igual, esta vez es distinto.
Esta vez no voy a atar cabos,
no hay puertos para mí.
Mi alma no descansa.
Las olas la mecen
y se encuentra adormilada.
No quiere salir de esta inmensidad infinita.
No quiere ver nada más que agua,
ni siquiera recordar lo que hay ahí fuera.
Solo quiere agua, agua y agua.
LA VIDA ES UNA FRASE HECHA
Y aunque por mucho madrugar
no amanezca más temprano,
¡ancha es Castilla,
y qué verdes eran sus campos!
CATARSIS
Los pies vuelan sobre mi cabeza,
van dando tumbos y se enredan;
brincan sobre las horas, y estrechos
se deslizan entre el tiempo.
Sin miedo a vivir,
sin miedo a contarlo,
sin preocuparse de ser o estar,
solo viajando a contratiempo.
Los pies ahora me caminan cerca del cielo
y han asomado la cabeza por el agujero.
Y allí arriba, en aquel reino,
no se asoma ninguna realidad con complejos.
Justo allí arriba se han parado.
No han seguido su camino,
se han posado a esperar
en un presente fortuito.
LAMENTO DEL POETA
Poeta de luna,
músico a la soledad.
No se posa sobre él
el rocío ni el clavel.
Los luceros no se encienden,
las calles no le buscan,
porque saben que el poeta ya no está.
No está en los parques ni en los bares.
No está en los recuerdos de las calles.
El poeta ya no está.
Solo queda su lamento
por no querer pensar
y por dejar pasar el tiempo.
Solo quedan los esbozos de una vida llena de sufrimiento
Y ahora, ¿quién canta su lamento?
CADENAS
Caballos negros con melenas desbocadas
trazan con sus hermosas herraduras nuestro camino,
y sobre ellas muestran la senda ya marcada.
Son solo ellos los que saben el destino
de nuestras vidas ya abocadas,
a lo más profundo del abismo.
Caballos negros llegan a trotadas
irrumpiendo por el sendero,
buscando la luna enterrada.
Un clavel juega a ser su señuelo
para atraparlos en la noche,
la noche que ahora ya está encerrada.
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