Kitabı oku: «Sanación de los chakras y conciencia del karma»

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Sanación de los Chakras y conciencia del karma
Keith Sherwood
Prana (2008)
Rating: *****
Tags: Nueva Era, Cuerpo-mente y espíritu, Motivacional e Inspiracional, Energía y sanación

Los chakras son siete vórtices energéticos situados en los cuerpos sutiles de cada ser humano, que se encargan de recibir, acumular, transformar y distribuir la energía. Estos puntos esenciales pueden verse bloqueados por la influencia del karma, es decir, el efecto acumulativo de las decisiones y acciones tomadas a lo largo de la vida y existencias pasadas, influyendo negativamente en la personalidad, las emociones y relaciones del individuo. Este libro presenta sencillas y progresivas técnicas, que permiten aprender a sanar y activar los chakras, aumentar el flujo de energía y liberarse del equipaje kármico que impide conectarse con el Yo superior y con el placentero flujo natural del universo.

La paginación, caracteres y gráficos de esta edición electrónica corresponden a una adaptación de la edición original.

SANACIÓN DE LOS CHAKRAS Y CONCIENCIA DEL KARMA

KEITH SHERWOOD

Sanación de los chakras y cociencia del karma

Copyright Keith Sherwood, 2008

D.R. Copyright Editorial Lectorum, S.A. de C.V., 2008

L.D. Books

Miami, Florida, 33166

Primera edición: junio de 2008

ISBN: 978-970-732-244-8

Copyright Traducción: Silvia Espinosa de los Monteros

Prohibida la reproducción parcial o total sin autorización escrita del editor.

Parte uno. Conocerte a ti mismo

Capítulo uno.

Mejor que dominar este mundo,

mejor que alcanzar el reino de los dioses, mejor que ser señor

de todos los mundos es el paso que se da en

el camino hacia el nirvana.

—Dhammapada, vs. 178.

Introducción

El objetivo de todos los seres humanos que hoy se encuentran con vida —puedan pronunciarlo o no— es encontrar dentro de sí mismos un estado de alegría absoluta. Aunque este objetivo puede parecer ilusorio, el hecho es que ese estado existe dentro de cada persona, independientemente de su condición física, emocional, mental o espiritual.

El estado al que me refiero no es algo nuevo que está esperando a ser descubierto o que debe ser alcanzado a través del autodesarrollo o aprendido a través de un ciclo de estudios. No es algo que esté reservado para los elegidos o para aquellos que creen en alguna doctrina determinada. El estado al que me refiero existe a priori en lo más profundo de cada persona. Para actualizarlo, simplemente debemos adentrarnos en nosotros mismos, hacerlo consciente y permitir que surja y se haga presente por medio del espíritu, el alma, el intelecto y el cuerpo.

Desafortunadamente, para la vasta mayoría de las personas con vida, la alegría plena parece ser un objetivo muy difícil de alcanzar. Para muchas personas, el ser humano posee una condición de sufrimiento, dolor, confusión, falta de autocontrol y vacío espiritual.

¡Desde este momento te aseguro que es posible lograr ese objetivo! Siempre ha existido un camino hacia el Yo, el yacimiento de la dicha y el éxtasis incondicional que emerge desde el fondo de cada ser humano. Muchas personas antes que tú lo han encontrado.

El camino a casa nunca ha sido un secreto, aunque no sea fácil seguirlo. Éste nos conduce al interior a través de los niveles del cuerpo, del alma, del intelecto y del espíritu hasta la fuente de la ilimitada energía y la conciencia, el Yo. Sin embargo, el mayor obstáculo hacia la experiencia delYo y la conexión con éste, son los lazos mundanos creados por el equipaje kármico —la densa y limitada energía llevada de una vida a otra en el campo de la energía humana—. El equipaje kármico no sólo limita la conciencia formando un vínculo con el mundo exterior de los fenómenos (maya) sino que desestabiliza la transmisión y la transmutación de la energía descalificada (prana) a través de la mente superior e inferior y del sistema humano de energía. La energía prana puede ser considerada como la fuerza vital. En el macrocosmos ésta funciona como la base del universo fenoménico y en el microcosmos como la base de la mente superior e inferior y del sistema humano de energía. Una vez que, debido al equipaje kármico, se ha desestabilizado la transmisión natural y la transmutación de la energía por medio del microcosmos (el campo de energía humana) se restringirá el acceso al placer, al amor humano, a la intimidad y a la alegría que emerge del Yo.

¿Qué es el karma?

Para darnos una idea de cómo desestabiliza el equipaje kármico —en forma de energía densa y descalificada— el acceso a la alegría, a la intimidad, al amor y al placer, primero debemos saber qué es el karma y cómo funciona. La antigua palabra en sánscrito, karma, proviene de la raíz kri, “actuar”, que denota una actividad o acción. Swami Sivananda afirmaba que karma “...es una ley universal que preserva la armonía interior y el orden lógico del universo”.

En Europa, karma ha sido definido como “…el efecto acumulativo de la acción”. En cierta forma es verdad, aunque las principales religiones de Oriente van más allá de esta definición describiendo al karma de acuerdo con su estructura y su función. El jainismo ve al karma como “una suma de sutil materia que se acumula en el sistema humano de energía y oculta la conciencia del Yo y de todo lo que emerge de éste, incluyendo la placidez, la alegría, el amor y el placer”.

De acuerdo con esta antigua religión que hace destacar el esteticismo, la no violencia y el respeto por la vida, el karma tiene ocho aspectos funcionales:

• El karma oscurece el entendimiento.

• El karma oscurece la conciencia.

• El karma provoca falsos sentimientos (emociones y sensaciones).

• El karma desorienta a una persona (oculta la verdad).

• El karma determina la edad.

• El karma define la personalidad a través de la creación de estilos personales.

• El karma determina el estatus y, por lo tanto, el bienestar anímico.

• El karma desestabiliza el propio potencial.

Los primeros cuatro aspectos son limitantes, los otros cuatro no, aunque se consideran autolimitantes porque obstruyen el flujo de la energía descalificada (prana) por medio del sistema humano de energía.

En el vedanta —la base del yoga y del tantra— el karma se divide de tres maneras de acuerdo con sus efectos. El karma sancita es el balance de las acciones llevadas a cabo en la vida presente o pasada y que han dado fruto. Una persona tiene la libertad de triunfar sobre el karma sancita, el cual se manifiesta en forma de equipaje kármico y/o de debilidad o incapacidad física. El karma agami es el posible karma de las acciones que pueden ser evitadas aun cuando ya exista un patrón compulsivo. El karma prarabdha es el balance de las acciones realizadas en esta vida y que aún no han dado fruto. Una persona no tiene el poder de evitar las consecuencias o los efectos kármicos que se han acumulado por estas acciones, aunque un ilustrado maestro, por virtud de su desapego, se verá menos afectado o no será afectado en absoluto.

Cualquier persona con un mínimo de discernimiento sabe que el karma es mucho más complejo que el principio abstracto que garantiza que cosechas lo que siembras. El karma es una fuerza de la naturaleza que demuestra voluntad y determinación y que puede ser autolimitante y obstaculizante.Vincula a sus causas los efectos de las acciones en todos los mundos y las dimensiones compenetrables.A través de su habilidad para crear un apego, define a una persona y limita su voluntad. Al igual que la gravedad, la polaridad que crea el karma entre la causa y su efecto une a una persona a los objetos, los fenómenos y los seres humanos (de acuerdo con las acciones pasadas) y después, haciendo uso de la energía calificada, la une al objeto, a la idea, al sentimiento o al ser humano por lo que se siente atraída. El método por medio del cual el karma lleva esto a cabo se explicará en capítulos posteriores. Por ahora, es importante reconocer que el karma funciona a través de la relación sinérgica entre la energía calificada, la mente individual y el ego. Si la mente individual y el ego no se expresaran ni se enfocaran en la energía cualitativa a través de la determinación y la voluntad, no existiría ninguna acción o reacción en ninguna dimensión ni la energía calificada sería capaz de unir a una persona a los objetos, los campos energéticos y/o a los seres que se encuentran en un ambiente externo.

Swami Sivananda afirmaba que,“cualquier acción física o mental es kármica. El pensamiento es kármico. La reacción que sigue a una acción es kármica... La atracción, la repulsión, la gravitación, la respiración, el habla, el caminar, el ver, el escuchar, el comer, el sentir, el desear, el pensar y todas las acciones del cuerpo, de la mente y de los sentidos constituyen una actividad kármica. El karma incluye la causa y el efecto.” (Práctica del Yoga, Sivananda, 189).

¿Qué es el equipaje kármico?

El equipaje kármico es la cantidad total de energía calificada que se ha acumulado en el campo de energía de un ser humano durante su vida y en encarnaciones previas. Puesto que la energía calificada existe en el tiempo y en el espacio, posee una estructura y una función que están determinadas por principios firmes aunque la energía calificada se encuentre localizada en el campo del maya que rodea a la mente superior (el mundo del espíritu, del intelecto y del alma), a la mente inferior (los cuerpos del deseo), a los niveles de los chakras esplénicos, al mundo de los chakras y/o a las funciones y aspectos de la mente.

Jesús de Nazaret reconocía el enorme poder y efecto del equipaje kármico y exhortaba a aquellos que lo escuchaban a no pecar en pensamiento y obra. Lo que reconocía, al igual que los maestros del yoga y del tantra, era que los pensamientos, las emociones y los sentimientos son los subcampos de la energía calificada. Swami Sivananda amplió la connotación de este principio afirmando que “todo pensamiento tiene un peso, una figura, una medida, una forma, un color, una cualidad y un poder. Los pensamientos son como objetos… la amargura y la dulzura... están en la mente. Son creados por el pensamiento.” (El poder del pensamiento, Swami Sivananda, 10-11).

En realidad, cada pensamiento, acción, emoción, sentimiento y sensación pueden ser vistos como una ola energética con distintas características que una persona puede irradiar inconscientemente o proyectar deliberadamente a través del más grande campo de energía calificada —o ser atada a éste— si una ola extraña inunda su ambiente interior. Ciertamente, todas las acciones (tanto en las dimensiones sutiles como en las físicas) que emergen de la mente y el ego individuales causan reacciones por medio de los subcampos (principalmente de los seres vivos) de energía calificada dentro del campo colectivo del maya.

Las reacciones originadas por los subcampos de interacción irradian en todas direcciones, incluyendo la dirección desde la cual se originó la primera acción. Al igual que la primera ola o proyección, una ola de reacción resuena dentro de la misma porción del espectro energético que la primera ola. Cuando estas olas de reacción interactúan con nuestro propio campo de energía, pueden verse atrapadas por capas de energía cualitativa que ya está presente por pasadas encarnaciones en forma de sedimento. Una vez que la energía cualitativa queda atrapada, se vuelve parte del equipaje kármico del huésped y aumentará su carga kármica y su vínculo con el mundo exterior. Es este tipo de apego lo que desestabiliza nuestra relación con el Yo (la conciencia universal) y restringe nuestro acceso a la felicidad, al amor, a la intimidad y al placer.

El equipaje kármico tiende a acumularse en ciertos puntos, incluyendo los campos áuricos que rodean nuestro espacio corporal —el espacio en las dimensiones superior e inferior que corresponde al espacio ocupado por el cuerpo físico y material —nuestro espacio corporal— si un cuerpo de energía ha sido arrojado, o dentro de un cuerpo de energía que ha sido expulsado. Nótese que el espíritu, el intelecto, el alma y la mente inferior están compuestos por comunidades de cuerpos de energía que funcionan de manera sincrónica.

Los efectos del equipaje kármico

Para un ser humano atrapado en la mente individual y el ego, el equipaje kár mico puede tener efectos tanto positivos como negativos; sin embargo, incluso lo que parece ser positivo puede unir a una persona con el ambiente externo y obstaculizar el libre flujo del prana. A la larga, es cualquier forma de apego lo que causa el sufrimiento.“Todos los seres humanos están sujetos al apego y al anhelo de placer. Al añorar éstos, se ven atrapados en el ciclo del nacer y morir. Guiados por este deseo deambulan temerosos como una liebre perseguida, sufriendo cada vez más...” (El Dhammapada, vs. 341-2, 185).

El apego provocado por el equipaje kármico origina sufrimiento al obstaculizar el flujo de la energía descalificada (prana) a través del sistema humano de energía que, a su vez, obstruye el acceso al Yo e inhibe la autoconciencia y la autoexpresión.

Puesto que es la energía descalificada la que vitaliza toda actividad placentera, alegre y dichosa, cualquier desestabilización en su capacidad para fluir por medio del sistema humano de energía, provocará una restricción de la placidez, la felicidad y el placer y/o una canalización del placer hacia actividades desagradables.

No se puede exagerar la importancia del placer, del amor, de la intimidad y de la placidez en nuestra vida. Los sutras en el yoga nos enseñan que la ausencia de cualquiera de estos sentimientos positivos causará sufrimiento. Ciertamente, las sensaciones, los sentimientos, las emociones y los pensamientos negativos inundarán nuestro ambiente interior y nuestro sistema de energía siempre que se encuentren res tringidos y/o expulsados de la percepción consciente el placer, la intimidad, la felicidad y la placidez.

El equipaje kármico a nivel espiritual

Cualquier desequilibrio en la transmisión y la transmutación de la energía descalificada, desestabilizará la vida espiritual de una persona obstaculizando su acceso al Yo (su fuente de placidez). Ésta, a su vez, disminuirá su capacidad para reconocer y seguir su dharma. El Dhammapada nos dice: “No hay mejor regalo que el regalo del dharma, no hay regalo más dulce ni más placentero. Pone fin a los anhelos y a la aflicción que origina.” (Dhammapada, vs. 354, 186).

Nuestra ruta espiritual (dharma) es la ruta que uno toma desde el inicio (interiormente, a través de los mundos de la mente inferior y superior) hasta elYo. Siguiendo el dharma, hacemos lo que es apropiado eligiendo solamente las acciones que promueven el flujo de la energía descalificada por medio del sistema de energía. Las acciones que emergen del equipaje kármico (las cuales pueden simular las funciones de la mente inferior y superior y el sistema humano de energía) crean apegos que, a su vez, provocan una contracción. La contracción desestabiliza el flujo del prana y una carencia de prana obstruye nuestra percepción del Yo —y la placidez, la felicidad y el placer que emergen de éste.

Una vez que nos hemos desconectado de la experiencia consciente de la placidez, la supervivencia personal triunfará sobre la autoconciencia como nuestro paradigma dominante. La mente individual y el ego, los cuales están compuestos de energía calificada, invalidarán la influencia de la mente superior e inferior y el sistema de energía en nuestra vida diaria. “Vivir en un desierto espiritual” es una frase que se utiliza a menudo para describir esta condición.

“Identificar al Yo con el NoYo (la mente individual y el ego con la mente superior e inferior), es el cautiverio del hombre, producto de su ignorancia, que nos prepara para la desdicha del nacer y el morir. Es a través de esto que consideramos real a este efímero cuerpo y que, al identificarnos con él, lo nutrimos, lo aseamos y lo preservamos por medio de (agradables) objetos sensoriales a través de los cuales nos vemos delimitados como la oruga por los hilos de su capullo.” (Viveka Cudamani, Sri Sankaracarya, vs. 137, 51).

La acumulación del equipaje kármico en el plano espiritual puede provocar un sinfín de problemas colaterales. Puede desequilibrar las fronteras (particularmente las fronteras áuricas), puede obstaculizar el libre flujo de la energía descalificada (el prana, el kundalinishakti y el aprana), y desequilibrar las funciones paralelas del conjunto de cuerpos de energía en el mundo espiritual.

La conciencia espiritual es una de las funciones de la energía descalificada a nivel espiritual y, al igual que cualquier forma de energía, la conciencia espiritual necesita de un medio energético a través del cual moverse. Sin la suficiente energía descalificada que sirva como ese medio, la conciencia del ambiente interno en el plano espiritual, se verá restringida y los individuos se encontrarán atrapados fuera de sí mismos, con la correspondiente pérdida de la placidez, del conocimiento y de la autoconciencia.

En casos extremos, la excesiva acumulación de equipaje kármico puede crear personalidades falsas. Las personalidades falsas, a nivel espiritual, son personalidades independientes compuestas de energía calificada y de una materia sutil que puede invadir el propio espacio corporal y usurpar las funciones del espíritu, haciendo muy difícil mantenerse completamente consciente en el plano espiritual.

A la larga, conforme el equipaje kármico se acumula y usurpa las funciones del espíritu, una persona puede ser presa de una espiritualidad falsa, apoyada por personalidades falsas y experiencias espirituales igualmente falsas. Una espiritualidad falsa es aquella que niega la divinidad innata del ser humano y la unión con el Yo, así como su estado de iluminación a priori.

La acumulación del equipaje kármico puede incluso originar una espiritualidad fragmentada que deseche los aspectos esenciales de la naturaleza humana o causa un enfrentamiento entre una parte de la mente individual y el ego, en un vano esfuerzo por alcanzar falsos objetivos espirituales. Un conflicto de esta naturaleza no sólo es inútil sino que es, en esencia, un subterfugio utilizado por la mente individual y el ego para frustrar los intentos de una persona por liberarse del sofocante control del equipaje kármico.

El equipaje kármico a nivel mental

Cualquier obstáculo en el flujo de la energía descalificada a nivel mental (el mundo del intelecto) desestabilizará la conciencia, la creatividad, la paz mental, la memoria y el equilibrio normal del razonamiento inductivo y deductivo. De hecho, una vez que surgen obstáculos en la transmutación y la transmisión de la energía descalificada a nivel mental, será casi imposible ir hacia el interior. Por el contrario, veremos a nuestro Yo atrapado en el diálogo interno (la charla incesante entre la mente individual y el ego) y reaccionando a los subcampos y las proyecciones de la energía calificada en el plano mental.

La conciencia humana es una de las funciones de la energía descalificada a nivel mental y, al igual que cualquier forma de energía, la conciencia requiere de un medio energético que le permita moverse. Sin la suficiente energía descalificada que sirva como medio, la conciencia del microcosmos se verá severamente restringida y los individuos se verán atrapados fuera de sí mismos en el plano mental, con la correspondiente pérdida de la creatividad, la concentración, la intuición y la memoria.

Con suficiente tiempo, el intelecto —que se compone del conjunto de cuerpos de energía que funciona dentro del rango de una limitada conciencia humana— tendrá sus funciones obstaculizadas. Es el intelecto el que posee la innata capacidad de reconocer y organizar los fenómenos y los objetos del ambiente exterior en una estructura coherente y son las funciones y los aspectos de la mente asociada con el intelecto, lo que permite que una persona funcione de manera consciente y manifieste su conocimiento dentro de esta estructura.

En el plano mental, tanto la energía descalificada como la energía calificada que contienen la información proveniente del ambiente exterior influyen en la conciencia humana y la mente superior e inferior, particularmente el intelecto, procesa esta información. El equipaje kármico puede obstaculizar este proceso. Los desafortunados individuos que han visto desestabilizadas sus funciones mentales a causa del equipaje kármico, a menudo sentirán como si su mente se hubiese vuelto confusa o estuviese corriendo fuera de control.

En situaciones extremas, cuando las fronteras se han debilitado y una suficiente energía calificada invade el propio espacio corporal a nivel mental, surgen las personalidades falsas. Las personalidades falsas, en el plano mental, pueden ser tan convincentes (una persona fastidiosa y molesta) que el infortunado individuo comienza a pensar, y finalmente a sentir y actuar de una manera antisocial o en contra del Yo. Con suficiente tiempo, las personalidades falsas, apoyadas por la mente individual y por el ego, pueden usurpar el lugar y la función de los cuerpos del intelecto, principalmente si han sido expulsados del propio espacio corporal.A la larga, pueden crecer lo suficientemente fuertes para obligar a una persona a cubrir sus necesidades y deseos a expensas de su huésped o a expensas de otras personas con quienes se relacionan.

El equipaje kármico a nivel emocional

Cualquier alteración de la energía descalificada a nivel emocional (el mundo del alma) limitará nuestra capacidad para manifestar y/o expresar o incluso para sentir la energía emocional.

La emoción humana es una función de la energía descalificada en el mundo del alma. Como cualquier forma de energía, la emoción requiere de un medio energético a través del cual moverse. Sin la suficiente energía descalificada que funcione como medio, las emociones serán reprimidas y nuestra percepción del ambiente interior en el mundo del alma se verá profundamente limitada.

Existen solamente cuatro emociones auténticas: la ira, el miedo, el dolor y la alegría. Son auténticas porque emergen de los chakras que se localizan en lo más profundo de nuestro propio espacio corporal en el mundo del alma. La ira emerge a través del segundo chakra, el miedo a través del tercer chakra, el dolor a través del cuarto chakra y la alegría a través del quinto chakra (para conocer más acerca de los chakras y de las emociones, consulta el capítulo doce).

Cuando el prana fluye adecuadamente a través del sistema humano de energía y no se ve limitado por el equipaje kármico y/o por el apego a nivel emocional, las cuatro emociones auténticas son expresadas de manera espontánea sin miedo y se liberarán por la emoción resolviéndose por medio de los músculos faciales y de los órganos de expresión —la boca y los ojos.

Los seres humanos han desarrollado la capacidad para manifestar estas cuatro emociones a través del llanto, de los gritos, de los alaridos, etcétera, así como para expresarlas también a través de sus ojos y de los músculos faciales. Si una emoción ha sido resuelta y expresada de manera espontánea, surgirá una sensación de satisfacción que señala que la energía emocional reprimida ha sido liberada y que se ha restablecido el saludable flujo de la energía descalificada a través del sistema humano de energía. Los apegos kármicos, los cuales restringen el movimiento de la energía descalificada a nivel emocional, raras veces permiten que las emociones puedan llegar a la tercera o a la etapa final de este proceso, la resolución.

La resolución sólo es posible cuando la energía emocional ha logrado alcanzar los órganos de expresión en la cabeza y ha sido expresada a través de la voz, los músculos faciales y/o los ojos. Como la acumulación de equipaje kármico bloquea el flujo de la energía emocional, raras veces se completa su liberación, dejando así atrás un residuo de esta energía. Después del hecho, no habrá llanto ni gritos ni alaridos que logren cambiar la esencia de esta energía emocional restante para liberarla. La energía emocional que no ha sido expresada de manera espontánea, quedará entrampada en el sistema humano de energía, y se convertirá en una parte del equipaje kármico de la densa y calificada energía que se encuentra depositada en los campos áuricos que rodean el espacio corporal individual a nivel emocional.

En casos extremos, cuando ha habido una acumulación desmedida de energía kármica en el plano emocional, uno o más cuerpos de energía pueden ser expulsados del espacio corporal individual. Si los cuerpos de energía son expulsados a nivel emocional, podríamos volvernos más retraídos o abandonar toda la vida emocional y adoptar emociones falsas, que son creadas por la energía calificada (equipaje kármico) que ha invadido el espacio corporal individual o que ha sido establecido como sedimento en las dimensiones del alma.

No es inusual que, en circunstancias como éstas, las falsas personalidades emocionales que son creadas cuando la energía calificada ha invadido el espacio corporal individual, formen de manera colectiva una voluntad falsa. La voluntad falsa, a nivel emocional, puede ser particularmente peligrosa porque puede convertirse en un trastorno obsesivo-compulsivo y debilitar o desestabilizar el autocontrol de un individuo. Prácticamente todas las formas de violencia y de conducta autodestructiva, le deben su característica de obsesivo-compulsiva a la falsa voluntad y a las emociones expresadas a través de personalidades falsas en el plano emocional.

A algunos, la pérdida del autocontrol y la acumulación de una falsa energía emocional puede llevarlos a adoptar patrones de conducta adictiva. Cualquier cosa, desde la obsesión por el sexo, los trastornos alimenticios, el abuso de drogas, hasta las adicciones afectivas, pueden ser las causas de la expulsión de uno o más cuerpos de energía emocional y de su suplantación por una voluntad, emoción y/o personalidad falsa.

El equipaje kármico a nivel etéreo

Los sentimientos emergen desde el plano etéreo, lo que significa que vibran dentro de un espectro de frecuencias más bajo que las emociones, las cuales emergen desde el plano astral, el mundo del alma. De ahí que los sentimientos sean más densos y más precisos que las emociones. Algunos son tan densos, que se asemejan mucho a las sensaciones físicas. De hecho, muchos de los padecimientos psicosomáticos más comunes y de los trastornos relacionados con el estrés (que se han generalizado ampliamente en la civilización moderna), son padecimientos sutiles provocados por la acumulación de equipaje kármico a nivel etéreo. El síndrome de fatiga crónica, el trastorno por deficiencia de atención, la depresión crónica y aguda, los trastornos por ansiedad, los ataques de pánico, así como la dificultad para respirar, el dolor de espalda y la colitis, son algunos de los bien conocidos padecimientos que se originan por la excesiva acumulación de equipaje kármico a nivel etéreo.

Los sentimientos y las sensaciones son una función de la energía descalificada a nivel etéreo que, al igual que cualquier forma de energía, necesitan de un medio energético a través del cual desplazarse. Sin la suficiente energía descalificada que sirva como dicho medio, la percepción del ambiente interno a nivel etéreo se verá restringida y los individuos se encontrarán aislados de sí mismos a nivel etéreo y con la consiguiente pérdida de la sensibilidad, de autoconciencia y de placer.

El equipaje kármico a nivel físico-material

Las sensaciones emergen desde el nivel físico-material, lo que significa que vibran en un espectro de frecuencias más bajo que los sentimientos. De hecho, si el flujo de la energía descalificada a nivel físico-material se ve desestabilizado por el equipaje kármico, derivará en la pérdida de la sensación y de los placeres corporales. Esto puede dar como resultado una disfunción sexual, como impotencia y eyaculación precoz en los hombres, y disfunción orgásmica en las mujeres. De hecho, cualquier tipo de aversión hacia la estimulación sexual común y al placer puede ser producto del mismo factor de raíz, una interrupción en la transmisión y la transmutación de la energía descalificada a nivel físico-material.

Si bien el equipaje kármico podría tener un impacto negativo en el estado anímico y en el ímpetu, también podría tener un efecto destructivo en el desempeño físico. Al acumularse en los puntos estratégicos del cuerpo físico-material, el equipaje kármico podría incluso crear el ambiente propicio para el detrimento. De hecho, el detrimento puede ocurrir siempre que el equipaje kármico acumulado nos obligue a compensar la densidad añadida en el nivel físico-material realizando micromovimientos que tensionen el cuerpo en sus puntos más débiles, es decir, en las coyunturas y los puntos donde se unen los tendones con el cartílago. Esta tensión añadida puede provocar un grave detrimento, particularmente en los atletas que le exigen a su cuerpo físico-material el máximo desempeño.

Cuando el equipaje kármico se convierte en una carga demasiado pesada a nivel físico-material, una persona puede volverse iracunda y agresiva con sus seres queridos, en un vano esfuerzo por tener algún control sobre sí misma y sobre su sistema de energía a nivel físico-material. Cuando los arrebatos verbales no ofrecen ningún alivio, nuestra expresión puede volverse violenta. Los arrebatos violentos pueden ser exteriorizados o interiorizados, o bien, pasar de uno a otro de manera errática. La violencia puede ser pasiva o enérgica. Si ésta es pasiva, entonces puede ser interpretada de manera ritual a través de actividades sexuales sadomasoquistas. Si, por el contrario, es enérgica, puede entonces volverse explosiva y ser interpretada a través del abuso sexual o de la agresión física.