Kitabı oku: «Que todo el territorio se vuelva feminista. Las protagonistas de las tomas universitarias del 2018», sayfa 7
Beauchef hoy diverso
Para mí ha sido una cuestión tremendamente positiva y emocionante ver a la gente de Beauchef Diverso cuando la semana pasada tuvieron una especie de celebración acá en la cancha de Beauchef, que es el espacio icónico de celebración; llenaron el lugar con un show queer. O sea, se realiza el primer show queer en Beauchef y se llena… eso para mí fue impresionante. Han hecho intervenciones en las salas, en estos torniquetes que tenemos ahora a la entrada de la Facultad; han hecho harto en poco tiempo y creo que ese es el resultado de un proceso súper duro que les ha tocado. Al inicio de la movilización, como señalaba, ganaba mucho más el esencialismo como una suerte de feminismo radical, no entendiendo las distintas manifestaciones y corrientes que tiene el feminismo, por lo que la disidencia sexual lo pasó muy mal. Fue a través de las asambleas y los planteamientos políticos de las militantes de algunos partidos, que compartimos la concepción del feminismo socialista, que logramos abrir las conversaciones y comenzamos a madurar que no hay solo un feminismo, existen diversas corrientes, y de a poco empezamos a comprender que la disidencia también debía formar parte de la lucha.
Pienso que elles lo están haciendo súper bien. Ahora no digo que la violencia hacia las disidencias esté totalmente en cero, es un trabajo de largo plazo, pero al menos ahora les compañeres tienen espacio para manifestarse y disputar cosas que son tremendamente relevantes para ellos, como por ejemplo el avance en la implementación del decreto Mara Rita, que reconoce las identidades trans, al nombre trans me refiero, cuestión que hasta antes de la movilización no lo querían implementar por temas «operativos». Era como que le costaba al computador y no se podía por razones técnicas. Cosas como esas hemos logrado impulsar y ha sido significativo el avance de la disidencia.
Debe haber respuestas heterogéneas desde el feminismo
Para nosotras es una preocupación el alcance que puede y debe tener este movimiento. El solo hecho de ver cómo viven la lucha feminista las funcionarias nos hace entender que la relación entre clases o las distintas opresiones que viven las mujeres necesita una respuesta heterogénea desde el feminismo. O sea, una respuesta que rescate por ejemplo el feminismo en los territorios, en la ruralidad, en regiones y en el trabajo. Sabemos que nuestro petitorio a nivel U. de Chile adolece de esa respuesta, y ello es una autocrítica como vocera. El petitorio puede leerse un poco desde el chauvinismo de la Chile: avanza, es cierto, pero no somos capaces de interpelar tan directamente al sistema educativo como sí lo hizo el movimiento en el 2011, pero creo que es parte de lo complejo que es definir una estrategia política en torno al feminismo. Ahora la democratización es prioridad en nuestras conversaciones.
Hoy el feminismo sí o sí es tema de conversación
Soy de región y pronto vuelvo a mi casa nuevamente, aunque después de la movilización también me fui unos días a descansar y el tema del feminismo ahora allí está. En todas las instancias familiares alguna pregunta sale, alguna broma de mi abuelo fue un poquito abucheada, cierto… Y comienza la conversación familiar que no se da tan abiertamente: hay miedo en el qué decir y no decir. Lo que yo he llevado a mi casa es: hay que perder el miedo, porque esto nos viene a interpelar a todes, y desde la posición de aprendiz. Veo a mi mamá, a mi abuela, a mi tía que se hacen ciertas preguntas, pero luego dicen «chuta, a ver, esto será feminista, o no estoy siendo feminista». En ese sentido comparto lo que plantea Julieta Kirkwood, que lo personal es político, y eso nosotras tenemos que ser capaces de llevarlo, no de manera maternalista, dando la respuesta, esto no es una prédica «mira este es el feminismo, toma, agárralo y aplícalo», sino que más bien desde la autonomía de las mujeres y de la disidencia, que ellas mismas vayan identificando al feminismo como una forma de vivir, de relacionarse, y creo que eso está pasando.
Somos herencia
Hay algo que nosotras podemos reconocer y es que somos herencia de una fuerza que ha pasado por olas, pero bastó la primera toma feminista para que todas las feministas mayores de nuestro país aparecieran como aliadas férreas, y son a quienes una tiene que recurrir para entender la historia. Es decir, creo que sería bastante ceguera creer que estamos inventando la rueda. Intentamos darle continuidad a una lucha histórica y quizás lo diferente de hoy es que tenemos redes sociales más activas, tenemos herramientas socioculturales que pueden permitir que esta cuestión llegue más lejos, esa es la diferencia; yo creo que todo lo que nos está pasando, todas estas discusiones políticas desde el primer día de movilización hasta la inclusión de la disidencia, son discusiones que perfectamente podemos ver cómo se dieron en otros tiempos si miramos hacia atrás.
Hablar de patriarcado o feminismo es algo abstracto
Cuando voy a mi casa y hablo del patriarcado me preguntan qué es eso..., decirlo así es algo abstracto. Lo mismo pasa con el feminismo. Es difícil definirlos. Aun así, creo que el feminismo es una lucha permanente contra la invisibilización de las subjetividades de lo que significa ser mujer. Es la lucha por derribar esa estructura del hombre como la representación del macho, el líder del mundo, lo exitoso, lo proyectable, lo admirable, lo reconocible. Si hay algo que está en la base del feminismo, es que este quiere reconocer a la mujer como sujeta política, de acción, de cambios. Y eso no está, no lo vemos, por más que le pongamos cuotas en los distintos lugares, no está. Porque no se reconoce la mirada de mujer. Hay que reivindicar a la mujer en todas las aristas de la sociedad, pero reconociendo que esa mujer no es una respuesta a la mujer que quieren que seamos.
Creo que el feminismo debe interpelar a lo femenino y no por querer apagarlo, sino porque lo femenino responde mercantilmente a lo que es el patriarcado en cuestión. La feminidad que conocemos es un constructo social: nos han obligado a entenderla de la manera como lo hacemos. Yo veo al feminismo como una lucha que en sí es disidente, porque rompe con estas lógicas que han dominado nuestra forma de evolucionar, también estéticamente.
Pienso que lo primero que tenemos que lograr es una suerte de «consciencia feminista» en la comunidad para que las peticiones después sean mucho más profundas que una cuota de género. Porque hay mujeres en puestos de poder que de una u otra forma también perpetúan prácticas de las que estamos hablando. Si no, no habría abuso de poder por parte de mujeres.
La toma me cambió la vida
Axel Ballesteros Villegas, 19 años
Plan Común Ingeniería y Ciencias, Universidad de Chile
Santiago, julio de 2018.
Creo que el feminismo incluye y abre las puertas a todas las luchas que se van a tener que tomar en cuenta en algún momento, incluyendo a todas la intersexualidades y grupos humanos que son discriminados o que son excluidos. O sea, comenzamos con las mujeres, después deberíamos hablar de disidencias sexuales, inmigrantes e indígenas. Este tipo de instancias –las tomas y paros para debatir– abren las puertas para que se potencie este tipo de luchas. En lo personal me integré por eso a «Beauchef Diverso» este año, para luchar desde aquí, porque no soy de ningún partido político, pero me gusta la política, participo pero no milito, me invitan a inscribirme, pero soy muy independiente.
Después de las tomas, han pasado cosas…, cosas tan simples como cuando estamos conversando entre amigos y alguno se manda algún comentario desubicado, otro inmediatamente le dice: «¡ya po!, ¿qué onda?..., pero si estuvimos ocho semanas en paro, ¿no aprendiste nada?». Creo que algo quedó, aunque sea muy pequeño.
Me teñí el pelo en cuarto medio y me sacaron de todo
El año pasado recién «salí del clóset» es que soy de región, soy de Puerto Varas, entonces para mí la llegada a Santiago fue abrir mi mente en 180 grados. Fue pasar desde 1 grado a 180, básicamente por el hogar donde yo vivía y con el círculo que me relacionaba. Estaba en un lugar más o menos de derecha, conservador, mucha cultura alemana, de campo y en un colegio de curas. Entonces cuando llegué a Santiago fue como «¡wow!», … todo podía ser, y todo fue nuevo. No me había cuestionado mi sexualidad hasta cuarto medio, fue muy al final en mi etapa escolar. Entonces en el colegio no puedo decir que lo pasé mal ni que me hicieron bullying, salí con buenas notas, pero tenía una duda sobre mí, muy en el fondo.
Ahora me doy cuenta, después de todo lo que he aprendido, que el colegio era terriblemente machista, conservador y discriminador.
Para llevarle la contra al sistema que vivía, me teñí el pelo en cuarto medio y me sacaron de todo. Fue mi primer choque contra la heteronorma y el patriarcado. Tuve un tremendo apoyo de mis compañeros, incluso los papás de mis compañeros me dijeron que podía ocupar la Ley Zamudio porque me discriminaron por teñirme el pelo. Me decían que por ese tipo de cosas podía ir a la Intendencia, pero yo no me quería hacer problemas, ya estaba saliendo y me iba a ir de ese lugar…, lo dejé pasar.
Y nadie preguntó
Después llegué a la Universidad y me asumí como homosexual en el primer semestre, nunca lo comuniqué, nunca dije nada y no «salí del clóset» porque pensaba: «lo voy a tratar como algo tremendamente común y normal». No se lo dije a nadie y nadie preguntó. Entonces hice amigos, estudiábamos juntos, compartía con distintas personas, hasta que se realizó la primera marcha del año 2017… Fue en el mes de julio, cuando después de un control era la marcha y yo quería ir… un amigo me acompañó. Y claro, los dos adivinábamos que éramos «colas», pero nunca dije nada, nunca me declaré homosexual ante nadie, ni de mis compañeros, ni de mi sección… Nunca dije nada, fue completamente normal.
Alguna vez vi anuncios sobre «Almuerzos Diversos de Beauchef», pero sentía que no estaba preparado para ir, no quise. Y fui un «beauchefiano» más…, un poquito salido del perfil; pero vivía la vida igual que el resto, vivía una vida normal y común. Eso fue todo el primer semestre, pero en el segundo semestre tomé un curso de formación general (CFG) sobre diversidad y género, y este fue mi primer acercamiento al mundo LGBT donde aprendí cosas básicas; como la diferencia entre orientación sexual e identidad de género, las vivencias de las lesbianas o la gente trans, ese tipo de diferencias, pero siempre muy desde lejos, solo aprendiendo cosas…, alejado de todo lo que me pudiera identificar.
La toma cambió mi vida
Nunca viví episodios de discriminación o algo por el estilo, creo que fue porque no se me notaba mucho, pero todo cambió este semestre, cuando empezó la toma.
Cuando fui al desayuno de «Beauchef Diverso» estaba preocupado, pero me di cuenta de que «somos caleta», somos muchos. Yo no tenía idea de que éramos tantos y fue una instancia donde todos estábamos muy abiertos de mente. Fue «bacán», en comparación con el mundo del que yo venía. Nunca sentí que era tan patriarcal Beauchef, nunca lo sentí tan violento, porque mi comparación era muy radical.
Soy la prueba viviente de que estamos invisibilizados, o sea, yo no me di cuenta durante un año que existe este tremendo mundo en Beauchef. Yo creo que, de verdad, la toma me cambió la vida…, y le digo a todo el mundo: «siento que crecí como persona en la toma y le doy gracias a "Beauchef Diverso"», … la toma me cambió la vida.
Me doy cuenta también del machismo internalizado, de lo heteronormado, de las prácticas del siglo pasado que aún existen. Entonces, darse cuenta de esto, como mi despertar en ambos sentidos –feminismo y disidencia– fue gracias al movimiento feminista de este año, la toma fue un cambio rotundo en mi perspectiva de la sociedad.
Con esto viví cosas distintas
En mi casa también hubo cambios. Me dije: «ya, no puedo irme a Santiago de vuelta sin decirles». Mis papás en ese sentido son mucho más liberales que el resto de Puerto Varas. Fue la última semana antes de venirme… nos juntamos todos los hermanos en la casa. Entonces, yo lo hice no como en el secreto del tipo: «siéntense, este es un tema que hay que tratar». Lo traté muy normal; una amiga me ayudó e hicimos muffins de colores, algo muy normal… les quise contar muy feliz, con letritas y sorpresas… esta es la cuestión. Y hubo una aceptación. Me dijeron que a lo mejor alguna vez lo habían pensado, de hecho, me había dado cuenta que una vez mi papá en las típicas charlas de papá-hijo había dejado de ocupar el término «pareja», esto antes de que se supiera todo. En ese sentido tuve una muy buena aceptación, pero claro, nunca hubo un momento para profundizar y a la semana siguiente me vine a Santiago.
Mi hermana estaba feliz, me decía que ahora podemos conversar de niños y cosas así. Después vino la toma y yo empecé a hacer otras cosas que antes no hacía, como pintarme las uñas, que era algo que por mi forma «heteronormada» no pensaba hacer nunca. Con esto viví cosas distintas, porque además me empecé a soltar un poco en la manera de hablar, me preocupé menos de si era amanerado o de si gesticulaba más. Bueno, esas cosas sí le han chocado un poquito más a mi familia. Ahora recién estuve de vacaciones y me dijeron: «oye qué onda las uñas, ¿qué está pasando?». Mi papá se preocupa porque fui a Puerto Varas y estuve con las uñas largas y pintadas, entonces eso choquea demasiado allá. A mi mamá le preocupa si llegara alguien y le preguntara si ahora soy travesti, es algo que allí podrían decir porque no tienen idea de nada. Eso les cuesta un poquito más, la expresión de como uno es, más que la orientación sexual, y en eso estamos creciendo.
El enemigo es el patriarcado
Ian Wolde Ponce, 24 años
Ingeniería Civil Mecánica, Universidad de Chile
Santiago, julio de 2018.
Me integré a «Beauchef Diverso» hace harto tiempo, estaba en segundo de universidad. En ese momento, en el 2013, se llamaba Comisión de Género y, que yo sepa, fue una de las primeras agrupaciones que intentó ver temas ligados al feminismo y diversidad sexual. En realidad, trataron de abarcar todo, pero comenzó más ligado a temáticas de acoso sexual. Fueron los primeros acercamientos de la gente al tema, así se dio a conocer, se hizo famoso y hubo algunas intervenciones ese mismo año, como por ejemplo una en que las mujeres fueron con tacos, súper arregladas y con carteles diciendo: «¿ahora me veo suficientemente bonita para ti?». Además de eso, pusimos una cama en medio de la Facultad, en la parte más transitada, donde en la mañana había una pareja de dos hombres durmiendo abrazados; después como al medio día había una pareja heterosexual tomando desayuno en la cama, como lo más normal, y después de almuerzo había una pareja de dos mujeres conversando y de repente se daban un beso, tratando de mostrar todo con normalidad… ¡Ese momento fue súper rupturista!, a la gente le chocó harto, recibimos harto odio en el foro.
Después de eso, la agrupación pasó a ser una Sesegen, una secretaría de género, y desde ese momento se siguieron abordando temáticas de género y diversidad, pero más enfocados a género y feminismo, ahí me alejé un poco porque también estaba con otras cosas de la Universidad. Con el tiempo, se terminó por separar en dos ramas: la Sesegen que veía los temas de feminismo y el LGBT, que trató de abordar parte de la diversidad, pero en general estuvo muy débil, porque no lográbamos convocar a mucha gente. Tratamos de hacer actividades, pero no nos resultaban. Organizamos un conversatorio queer y salió bonito, pero éramos como quince personas y de esas, siete éramos parte de la agrupación. Después cambiamos de nombre, creo que fue en el 2016, pasó a llamarse «Beauchef Diverso», continuando con la idea de tratar temáticas de diversidad, pero no teníamos metas claras –por lo menos así me parecía–; además hubo peleas internas, y al final se terminó por desarmar en el 2017, pero hoy en la toma revivió fuertemente…
Decidimos que la organización fuera abierta
Después de una «asamblea desayuno» donde llegó mucha gente, organizamos un almuerzo al que llegaron más. Éramos unos treinta, todo un logro considerando los números anteriores. Muchos ni siquiera nos conocíamos y entonces lo primero fue discutir sobre quiénes podrían integrar la organización, ante lo cual decidimos que la organización fuera abierta, que incluyera obviamente todo el espectro que no es heterosexual, pero también que recibiéramos a heterosexuales que no viven dentro de la «heteronorma», incluye a personas que son asexuales o que viven el «poliamor», esto es, una relación de más de dos personas.
Los que quieran experimentar y vivir el «poliamor» , que lo hagan, es parte de las cosas por las que nosotros luchamos en contra de la heteronorma y el patriarcado. Entonces decidimos incluir a todas las personas que veían esto como un problema, que sin embargo vivían su vida distinta a la norma. También podían participar los heterosexuales monógamos, pero obviamente no iban a ser los abanderados o representantes, pero sí aliados del movimiento y por supuesto que se iban a considerar como parte de la organización.
Generamos tres ejes de trabajo a nivel solo de Facultad, esa fue por ahora la decisión, porque estábamos recién retomando después de una especie de periodo de «decadencia»; entonces había que acotar el desafío. Los ejes son: la visibilización, educación y espacios seguros.
El primero es cómo hacernos presente adentro de Beauchef, sabiendo que hay mucha gente de la diversidad y que realmente no lo parece, pero hay mucha. Para mí fue un tremendo choque llegar a la universidad en mi primer año, no sabía que existía «Beauchef Diverso», nada. Yo pensaba que eran pocas personas, porque yo tampoco había salido completamente del clóset, pero al llegar y ver a una tremenda cantidad de gente en la diversidad fue chocante, porque no pensaba que sería así en un lugar como Beauchef.
El otro eje, el de la educación, se trata de la formación para nosotros mismos y hacia la comunidad en general. La idea es enseñar cosas que de repente son básicas, como saber la diferencia entre orientación sexual e identidad de género, o saber qué es cis o qué es trans.
Y el tercero, «espacios seguros», está enfocado a generar instancias donde se pueda conversar libremente. Podría haber sido, no sé quizá «separatista», por ejemplo, las lesbianas se juntan entre ellas porque las problemáticas que puedan tener en comparación a los gays o los trans son distintas. Son diferentes vivencias, ellas tienen problemas de ginecólogos o cosas así, que nosotros no tenemos, entonces la idea es apoyar a que se generen esas instancias entre ellas, que se puedan apoyar y conversar.
Y fueron buenas las oncecitas…, fuimos creciendo
Y así fue como resurgimos. Estábamos en toma todavía y el día 17 de mayo hicimos nuestra primera intervención, contra la homo-lesbo-transfobia, en la cancha, que es un espacio central donde está «el muerto» dibujado en el suelo. Es como de película de ciencias: está ahí y es un símbolo en Beauchef al que no debes pisar porque repruebas los ramos. Es conocido; todo el mundo sabe lo que es el muerto, entonces nosotros decidimos copiar la figura del muerto con las distintas banderas de las diversidades: los gays, las lesbianas y las trans. Lo hicimos en un espacio que no estaba tomado, en las entradas y salidas de los edificios para que la gente lo viera. Era además una explicación sobre lo que queríamos hacer como organización, con extractos sobre anécdotas que hemos encontrado de trans y lésbicas. La gente se paraban a verlo, leían, o sea, tuvo su impacto.
Después que se bajó la toma, nosotros seguimos siempre en reuniones casi semanales, pensando qué actividades podíamos hacer en paro.Organizamos así una charla de educación no sexista.
Cuando volvimos a clases comenzamos a hacer onces informativas: nos reuníamos por las tardes, escogíamos un texto de cualquier temática dentro de las diversidades y la gente lo leía, eran cortitos, de cinco páginas… y lo discutíamos, fueron buenas las oncecitas que tuvimos. Fuimos creciendo; al principio éramos como quince, hasta que en una fuimos demasiados y se nos hizo pequeña la sala. Ese día llegó un funcionario. Él vio lo que estábamos haciendo y preguntó si eran actividades solamente para estudiantes. Le dijimos que estábamos abiertos a los tres estamentos, y así se materializó la apertura…
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