Kitabı oku: «El misterio de reinventarse», sayfa 2
Si quieres profundizar en el tema de cómo se prevé que sea el futuro del trabajo, te recomiendo que leas uno de los mejores informes que se han publicado recientemente realizado por el McKinsey Global Institute. Su título es Jobs lost, jobs gained: workforce transitions in a time of automation[6] . Para no profundizar mucho más en el tema, que no es el objeto final de este libro, te quiero dejar un par de referencias del informe que creo que son muy interesantes para entender la dimensión del reto y sobre todo para ver que este reto es en el fondo, una dinámica presente en la historia de la humanidad.
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Figura 2 - Evolución del desglose de trabajos por sectores en Estados Unidos entre 1850 y 2015 - McKinsey Global Institute - diciembre 2017.
Como puedes ver en el gráfico, donde se muestra la evolución del desglose de trabajos por sectores en Estados Unidos entre 1850 y 2015, si en 1850 la mayor parte de la sociedad se dedicaba a la agricultura, los cambios en la sociedad, tecnologías y negocios han ido produciendo un movimiento continuo de trabajadores hacia otros sectores, con la consiguiente destrucción de empleos, pero también creación de nuevos puestos de trabajo. Interesante el caso de la manufactura, que prácticamente ha mantenido el porcentaje de puestos de trabajo como sector, aunque cambiando radicalmente el tipo de actividades de este y la cualificación de los perfiles requeridos.
El segundo aspecto interesante que resaltar del informe de MGI es lo que presenta la figura 3 que muestra el resumen del impacto que tendrá la adopción de nuevas tecnologías en el mundo laboral.
Como se observa en el resumen de MGI, casi el 50 % de las actividades laborales actuales serán técnicamente automatizables utilizando tecnologías ya disponibles, mientras que 6 de cada 10 ocupaciones de nuestros días tienen más de un 30 % de actividades automatizables.
Por lo tanto, está claro que la tecnología ya está cambiando las actividades que muchos trabajadores realizan. Pero, ¿cómo cambiará esto en los próximos años? Pues de acuerdo con las diferentes estimaciones que recoge MGI, en el escenario más extremo unos 800 millones de trabajadores, que supondrán el 30 % de la fuerza laboral en 2030, habrán sido desplazados por los cambios en la tecnología, y un 14 % del total tendría que cambiar su categoría laboral.
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Figura 3 - Cifras globales de fuerza de trabajo - McKinsey Global Institute - diciembre 2017.
Un buen resumen de a qué nos enfrentamos lo enunció en 1960, la Comisión Nacional sobre Tecnología, Automatización y Progreso Económico impulsada por el presidente de Estados Unidos, Lyndon Johnson, que concluyó con lo siguiente: “se demuestra que la tecnología destruye puestos de trabajo, pero no trabajo”[7] .
Así que seguiremos teniendo trabajo, pero habrá que adaptarse al trabajo que venga y a las formas de hacer que introduzcan las nuevas tecnologías. Esta es una de las razones por las que el ser humano tiene que prepararse para que, en algún momento de su vida laboral, pueda emprender el camino de la reinvención, tal como lo han hecho sucesivamente nuestros antepasados.
En los siguientes capítulos voy a explicar qué hay que hacer para que el día que a cada uno le toque tener que reinventarse, haya hecho el trabajo previo para poder tener más oportunidades en el nuevo entorno al que se va a enfrentar.
Puedes ver todos los recursos de este libro en:
www.elmisteriodereinventarse.com
[3] https://www.ey.com/gl/en/issues/business-environment/ey-megatrends-future-of-work
[4] Vehículo de turismo con conductor.
[6] Jobs lost, jobs gained: workforce transitions in a time of automation - McKinsey Global Institute - diciembre 2017.
[7] Technology and the American economy: Report of the National Commission on Technology, Automation, and Economic Progress, US Department of Health, Education, and Welfare, February 1966.
Capítulo 3
Como todo marcha bien, ¿de qué preocuparme?
“La preocupación es un juicio que espera las pruebas”.
Conde de Rivarol
Como comentaba en el capítulo anterior, una gran parte de las reinvenciones son reactivas, y en muchas ocasiones, el no haber desarrollado previamente algunas de las capacidades necesarias para llevar a cabo esa reinvención, supone una de las principales causas de fracaso en los procesos de cambio. El estar alerta y entrenado para poder reinventarse es fundamental para tener éxito posteriormente.
Me encanta esa frase que dice “más que preocuparte, ocúpate”. Seguro que alguien te la ha dicho. Yo intento transmitirla a mis clientes, alumnos y amigos. En el fondo, este es uno de los objetivos que persigo con este libro: si te ocupas antes de tener un problema laboral, tendrás menos preocupaciones si aparece.
Pero, ¿cómo conseguimos ponernos en forma antes, si en principio todo marcha bien y no hay amenazas en el horizonte?
Por mi propia experiencia profesional, creo que siempre tenemos que trabajar nuestro desarrollo profesional con el fin de tener el máximo número de capacidades y conocimientos que nos permitan poder salir adelante ante cualquier eventualidad profesional que pudiera surgir. Y cuando me refiero a eventualidad, no lo digo solamente en sentido negativo, sino también para los momentos en los que se cruza por delante de nosotros una oportunidad interesante que puede que no nos encuentre preparados para poder asumirla.
Estar listo para lo bueno y lo malo es muy importante. En el mejor curso de liderazgo que he recibido, allá por 2003, Paco Muro, presidente de la consultora Otto Walter nos decía: “la preparación es la clave del éxito”. Uno de los grandes consejos que me han dado en mi vida profesional. Y para prepararse también hace falta utilizar algún método que nos guíe en esa preparación.
Para ello, os voy a proponer diez principios y una serie de consejos sobre cómo ponerlos en práctica. Muchas veces la propia reflexión sobre cada uno de ellos os dará las claves para ponerlos en marcha. En otros casos, os adjunto herramientas que he preparado u otras que he ido recopilando de otros autores a lo largo de mi vida profesional.
Si recordamos lo que decía en el prólogo del libro, he dividido los principios para poder llevar a cabo una reinvención en los que serían previos a la necesidad de reinvención y los que serían posteriores, cuando ya no te queda más remedio que reinventarte. En la figura 4 puedes ver cuáles son para mí los cinco principios previos que siempre hay que practicar para tener el mejor futuro profesional.
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Figura 4 - Principios previos que tienes que trabajar para tener más posibilidades de reinvención.
¿Por qué he elegido estos y no otros? Pues por múltiples razones. He elegido estos principios a partir de mi experiencia, basándome en las carencias que he visto que tenemos los seres humanos en lo que se refiere al desarrollo profesional. Muchas veces cedemos toda la responsabilidad del desarrollo profesional a nuestra empresa, aunque el principal responsable debemos ser cada uno de nosotros. Y ese ser responsable incluye conocerse bien y saber qué fortalezas y debilidades tenemos, así como las oportunidades y amenazas a las que nos podemos enfrentar.
También es frecuente que dejemos siempre para otro momento informarnos y formarnos en los temas que nos pueden ayudar a tener una proyección o a abrirnos las puertas de un futuro mejor. La formación siempre requiere de tiempo y muchas veces de dinero, lo que en numerosas ocasiones hace que no sea una prioridad en nuestra agenda. Las relaciones humanas son también un activo esencial al que en general se le dedica poco tiempo en el ámbito profesional, cuando puede ser una fuente de oportunidades de futuro. El ego es sin ninguna duda un auténtico freno en nuestro desarrollo profesional. ¿Cuántas personas conoces que no han sabido asumir adecuadamente una nueva responsabilidad y han pasado a ser arrogantes y cortoplacistas al buscar solamente el fin, sin reparar en los medios? Por otra parte, muchas carreras profesionales han acabado mal por la sencilla razón de que la persona se ha dejado convertir en un personaje… Y por último, dentro de las acciones previas, considero esencial tener en cuenta cultivar el espíritu de servicio, algo muy necesario siempre en la sociedad y que hay que entender como un deber imprescindible en el ejercicio profesional.
A lo largo de los próximos capítulos vamos a desarrollar estos cinco principios. Estos, como decía, son algo que siempre vamos a tener que cultivar, especialmente cuando surja dicha eventualidad y haya que emplearse a fondo para encontrar una nueva oportunidad. Pero la clave es haberse ejercitado antes, cuando no había ninguna presión por encontrar una solución laboral.
Puedes ver todos los recursos de este libro en:
www.elmisteriodereinventarse.com
Capítulo 4
Primer principio: No cedas el control total de tu desarrollo profesional a tu empresa
“El ser humano no puede rehacerse a sí mismo sin sufrimiento, porque es a la vez el mármol y el escultor”.
Alexis Carrel
Soy de los que creen, a pesar del título del libro, que las personas más que reinventarse de golpe, evolucionan a lo largo de su vida. Y ese grado de evolución está muy ligado tanto al contexto presente en el que viven (necesidad, urgencia, libertad, actitud…) como a su preparación para asimilar cambios en la propia vida de acuerdo con la experiencia, conocimientos y hábitos que han tenido hasta ese momento. Estoy hablando del concepto de lifelong learning (o educación permanente en su traducción al español) del que tanto se habla en las últimas décadas.
Pero por encima de todo, hay un factor clave en los procesos de reinvención que empieza mucho antes de encontrarse en la tesitura de tener que afrontar un cambio profesional por cualquier circunstancia. Este factor es que cada uno tenemos que ser totalmente responsables de nuestro futuro profesional. Con esto no estoy diciendo que la empresa u organismo para el que trabajemos se tenga que desentender de nuestro futuro o no asumir responsabilidades sobre nuestro desarrollo profesional. Si tenemos un jefe o departamento de recursos humanos que se toma en serio nuestro desarrollo, mucho mejor, pero siempre sabiendo que el responsable final eres tú.
Muchos profesionales confían y ceden totalmente su futuro profesional a su empresa, dependiendo totalmente de su política de desarrollo, recursos humanos, formación y evolución. Esta postura puede provocar que el futuro de un profesional dependa totalmente de los planes de su empresa y de las personas que la dirigen en cada momento (recordemos que en las empresas las personas que las dirigen cambian a lo largo del tiempo que se trabaja en ellas). En general, las empresas no quieren tener ese control total del desarrollo de un profesional, porque en muchos casos, esa situación puede ser contraproducente incluso para la propia empresa.
¿Por qué muchas personas ceden el control de su desarrollo profesional a su empresa? A mi entender, el problema ya comienza en la etapa formativa. Gran parte de los jóvenes que acceden a su primer trabajo han pasado de una etapa donde los decisores del desarrollo educativo-profesional eran, en muchos casos, los padres a una etapa donde toca tener que liderar la búsqueda del primer empleo.
Padres que asesoran sobre qué estudios universitarios realizar, que apoyan en las decisiones de estudio de idiomas, fomentan o limitan las oportunidades de una carrera internacional, al fin y al cabo, ponen su experiencia a disposición de sus hijos con mayor o menor conveniencia para su desarrollo profesional. ¡Ay de los padres que intentan que sus hijos revivan su vida universitaria, profesional o sus ilusiones frustradas! Si ya es difícil gestionar tu propio desarrollo profesional, imagina gestionar el desarrollo profesional de chicos de 17 o 18 años con la visión bastante subjetiva que se tiene como padres, tanto positiva como a veces negativa sobre la valía de su hijo. Lo digo desde la experiencia de ser padre de tres hijos ya mayores de edad. Gran parte de lo que marca nuestro desarrollo profesional viene de casa para lo bueno y, a veces, también para lo malo.
Tras el paso por la universidad, donde sinceramente creo que se debería trabajar mucho más en crear en el estudiante una responsabilidad sobre su desarrollo formando a un profesional más completo a nivel técnico y de capacidades más que un aprobador de un conjunto de asignaturas, el joven recién convertido en profesional tiene que asumir el reto de su inserción en el mercado laboral. En este reto se enfrenta muchas veces a una realidad desgraciadamente poco ajustada a los méritos y a los esfuerzos realizados en sus estudios, y también en muchos casos, con una retribución salarial deficiente. Me gustaría que, si tienes actualmente responsabilidad sobre la retribución salarial de los jóvenes, reflexiones sobre la justicia de las ofertas actuales y valores cómo hubiese sido tu vida profesional y personal con muchas de las condiciones que se ofrecen actualmente.
Lógicamente los jóvenes hacen un gran esfuerzo a la hora de encontrar su primer puesto de trabajo. La ilusión de acabar los estudios, preparar su primer currículum, realizar las primeras entrevistas de trabajo, aceptar no conseguirlas primeras negativas, los puestos que pensabas que estaban hechos para ti pero para los que ha aparecido alguien mejor… son el primer contacto del trabajador en potencia con su desarrollo profesional.
¡Y por fin llega el primer empleo! La ilusión de formar parte de un proyecto empresarial, los primeros compañeros, el primer sueldo, las primeras sorpresas sobre el ajuste entre lo estudiado en la carrera y lo que demanda el día a día del trabajo…
Entramos en la dinámica de la nueva empresa y toca demostrar que no se han equivocado con nosotros. Es la etapa donde la empresa debe invertir en formación para que pueda empezar a obtener resultados de esa apuesta por el joven elegido. También es la etapa en la que lógicamente toca pensar más en la empresa que en ti, porque es el camino adecuado para empezar.
Pasan los años y empezamos a asumir compromisos profesionales, y no olvidemos, también personales. Muchos empiezan a encontrar el reconocimiento a su trabajo mediante promociones y nuevos retos. Más trabajo y compromiso. Y los que empiezan a formar familias, suman a este reto laboral, el reto de dedicar tiempo y recursos económicos a la familia que poco a poco va creciendo.
La vida pasa muy rápido y a veces no se hace la reflexión de cuál es el siguiente paso en tu carrera profesional. Muchas veces, especialmente en España, la vida familiar condiciona mucho las posibilidades de desarrollo profesional. Puede sonar a tópico, pero esta reflexión la hago después de haber conocido numerosas historias de personas con las que me he cruzado a lo largo de mi vida profesional y personal, y ver cómo el factor familiar juega un papel crítico en el desarrollo profesional. Con esto no quiero decir, bajo ningún concepto, que haya que anteponer la vida profesional a la personal, sino que ambas vidas deben estar muy coordinadas, y que es necesario encontrar un equilibrio entre ambas, porque no se puede ser un gran profesional sin tener un gran equilibrio en tu vida personal. Para los que no lo conozcáis, os recomiendo encarecidamente que leáis el artículo How will you measure your life[8] de Clayton Christensen, profesor de Harvard Business School, uno de los principales referentes en temas de innovación a nivel mundial. En su artículo, el profesor Christensen desarrolla muy bien su visión sobre la importancia de equilibrar la vida profesional y la personal.
En muchas ocasiones es la propia empresa quien realmente gestiona tu desarrollo profesional. Si tienes la suerte de trabajar en una empresa donde el área de recursos humanos y tus gestores hacen un buen trabajo en dicho desarrollo, fenomenal para ti y tus compañeros. Pero eso no quita que el gestor último de ese desarrollo profesional seas tú mismo. Y eso debería ser una auténtica prioridad para ti.
Prioridad no significa que tenga que ser una preocupación omnipresente, ni que tengas que plantearte constantemente un cambio de puesto o de empresa (también colecciono un buen ramillete de ejemplos de estos en mi vida profesional). Que sea una prioridad tiene que ver con tu actitud hacia la importancia que tiene tu desarrollo profesional en cada etapa de tu vida: saber cuándo toca estabilidad y disfrutar del camino y crecer en un puesto, cuando toca cambiar y buscar nuevas metas, cuando toca formarse para estar preparado para el siguiente paso, o ampliar tu red profesional para poder identificar ese próximo paso.
Esto implica tener una actitud proactiva respecto al desarrollo profesional y lo que ello conlleva. Por ejemplo, ser capaz de hacer un análisis objetivo de tus fortalezas y debilidades o de tus amenazas y oportunidades, lo que en el mundo empresarial se conoce como análisis DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades) ¿Serías capaz de realizar tu análisis DAFO tal como realizan las empresas sobre su posición competitiva?
En la figura 5 puedes ver las componentes de un análisis DAFO. Este ejercicio que, aunque parezca aparentemente sencillo de realizar, tiene mucha dificultad, es una buena herramienta para ponerse en marcha a la hora de analizar cuál es tu situación actual, tanto desde el punto de vista interno (debilidades y fortalezas) como del externo (amenazas y oportunidades).
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Figura 5 - Análisis DAFO personal.
Gran parte de la gestión del desarrollo profesional parte de conocer muy bien tu situación de partida, con la máxima objetividad que a veces conviene que aporten terceras personas de tu entorno porque van a ofrecer una visión complementaria a la tuya propia sobre tu perfil profesional. Conocer en qué eres bueno y en qué tienes que mejorar es crítico en tu desarrollo profesional. Frecuentemente tenemos la tentación de focalizarnos en nuestra formación o desarrollo en los temas que más dominamos, dejando a un lado las competencias o conocimientos en los que menos destacamos. Esta tendencia te acaba llevando a ser un experto en una temática, con poco recorrido o flexibilidad frente a cambios que se vayan produciendo.
Desgraciadamente el desarrollo profesional para muchas personas consiste en que le mejoren el nivel del trabajo que hace, más allá de ampliar sus competencias, lo que requeriría un esfuerzo adicional para el profesional en el desarrollo de capacidades. Seguro que tienes en mente algún caso cercano similar.
Por lo tanto, es importante realizar un análisis interno de tus capacidades para detectar tus fortalezas y debilidades y saber qué puntos tienes que trabajar para tu desarrollarte profesionalmente. Es muy diferente realizar este ejercicio cuando estás empleado en un puesto de trabajo de una empresa que cuando estás desempleado. El sentido de urgencia que genera el desempleo te ayuda a realizar un análisis más preciso que puedes validar a medida que realizas el proceso de reinvención. Para realizar tu análisis interno y definir tus fortalezas y debilidades te propongo en la figura 6 una serie de preguntas que te ayudarán a realizarlo.
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Figura 6 - DAFO Personal - Análisis interno: Tus fortalezas y debilidades.
Si es importante ser capaz de realizar un análisis interno, también es vital entender muy bien el contexto profesional en el que te manejas. Como decía en el capítulo anterior, el entorno laboral macro va a cambiar mucho. ¿Cómo estoy preparado yo para ese entorno? ¿Está mi trabajo expuesto a la amenaza de la digitalización y la posible automatización? ¿Está el sector en el que trabajo amenazado por estos cambios o es uno de los afortunados que va a recibir las bendiciones de la nueva era? ¿Y mi empresa? ¿Seremos ganadores o esto pinta regular? ¿Y mi departamento? ¿Seguiremos siendo necesarios o no?
Cuando me refiero a realizar un análisis del contexto, no me refiero a acceder a los últimos rumores sobre mi empresa, sector o mi jefe. Análisis del contexto, parte de entender muy bien cómo funciona mi sector, cuál es el modelo de negocio de mi empresa y cuáles son los actores principales del mismo. Estar al tanto de las últimas novedades y entender qué papel juego yo como pieza en el conjunto del puzle. Dejémoslo aquí, porque de este tema, hablaremos en profundidad en el próximo capítulo.
En la figura 7, te propongo una serie de preguntas para realizar el análisis externo con tus oportunidades y amenazas.
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Figura 7 - DAFO Personal - Análisis externo: Tus oportunidades y amenazas.
Sinceramente creo que el ejercicio que te propongo del DAFO es una herramienta útil y sencilla para empezar la tarea que supone tomar las riendas de tu propio desarrollo profesional. Sé que es posible que te pueda dar pereza hacer este ejercicio cuando no ves nubes en el horizonte, pero este ejercicio es muy importante para poder centrar hacia donde tienes que desarrollarte.
Para realizarlo, creo que es esencial contar con la colaboración de personas que puedan complementar tu visión sobre tus propias capacidades. Para ello, sería bueno recurrir a tu jefe y/o a antiguos jefes, a tus colaboradores o compañeros, e incluso a amigos que, aunque no compartan tu vida profesional, puedan complementar esa visión 360° que a veces queda un poco limitada si se consideran solamente los aspectos puramente profesionales.
Hay una serie de temas que hay que valorar a la hora de hacer tu propio análisis interno, y los separaría entre competencias, conocimientos y lo que llamaría factores.
Dentro de las competencias, un aspecto crítico en el desarrollo profesional es definir muy bien qué competencias tienes para liderar equipos, o si por el contrario eres una persona que destacas mucho más por tu capacidad como experto en determinados temas. Uno de los mayores errores que se cometen en las empresas en cuanto al desarrollo profesional de una persona es convertir a un gran experto en un mal jefe. Muchas veces esto se hace con la mejor intención del mundo, intentando premiar el excelente desempeño de un experto con una promoción como líder de un equipo, sin tener en cuenta las competencias de liderazgo de dicho experto. El profesional tiene que hacer un análisis profundo de si está capacitado o no para poder asumir responsabilidades de liderazgo, porque este hecho marca la diferencia sobre qué camino de desarrollo profesional conviene emprender.
Entre las competencias, hay que entender cuáles son las que se van a demandar a futuro. Está claro que las competencias que se van demandando cambian mucho con el tiempo, y lógicamente con el sector. Y estar al tanto de qué se demanda en el mercado y en otros sectores, muchas veces pasa por la recopilación de información a través de fuentes de información y tu red de contactos profesionales, que te permiten ampliar tu visión del entorno. Punto importante este que veremos en unos capítulos.
Respecto a los conocimientos, en general son más cambiantes que las competencias, y además mucho más específicos del puesto de trabajo, empresa y sector. En este caso, es muy importante, primero, identificar los principales déficits que se tienen en el puesto actual, y al mismo tiempo tener claro qué va a demandar ese puesto en el futuro próximo. En este entorno de cambios va a ser crítico tener una idea de qué lista de conocimientos tengo que validar a la hora de analizar debilidades y fortalezas.
Un punto y aparte en el tema de los conocimientos son los idiomas. La percepción que se tiene del dominio de los idiomas cambia mucho con el tiempo, especialmente si no se utiliza en el entorno laboral. Un nivel C1 de un recién salido de la Universidad tras un año de ERASMUS, es posible que se haya desinflado a un B2 o incluso un B1 tras 10 o 15 años de carrera profesional en un puesto sin exposición internacional.
Por último, es muy importante hacer un análisis de lo que yo llamo factores. ¿Qué son los factores en el desarrollo profesional? Para mí son condicionantes de diferentes tipos que dan pistas de hacia dónde enfocar tu desarrollo profesional. Por ejemplo, un factor sería la disponibilidad geográfica real. ¿Por qué digo real? Pues porque muchas veces se añade en un CV o perfil profesional disponibilidad geográfica, sin haber realizado un análisis profundo sobre la posibilidad real de un traslado. ¿Realmente sería una oportunidad para mi familia que yo acepte un puesto en otra ciudad o en otro país? ¿Cómo incidirá este cambio en mi pareja y su trabajo? ¿Y en los estudios de mis hijos, si fuera el caso? ¿Realmente me merece la pena? ¿Soy capaz de adaptarme a otro entorno cultural? ¿Domino realmente el idioma que se necesita en ese nuevo destino? Pero no solamente hablamos de disponibilidad geográfica. Hablamos de disponibilidad a cambiar de empresa, nivel salarial, objetivos, sectores en los que nunca trabajaría e incluso personas con las que no trabajaría bajo ningún concepto (no te rías que seguro que alguna vez has nominado a alguien en tu lista secreta) serían otros factores que considerar.
Tras preparar concienzudamente tu DAFO profesional, lo más importante es empezar a trabajar los principales déficits de tu área de debilidades. De esto hablaremos en el siguiente capítulo.
Otro buen ejercicio que te recomiendo es recuperar el último CV que tienes archivado en tu ordenador (madre mía que de polvo tiene el CV…) y animarte a actualizarlo, aunque solamente sea para ti. ¿Qué has sentido al leerlo? ¿Crees que refleja realmente tu “yo profesional”? ¿Crees que te contratarían en un nuevo puesto con ese CV? No seas muy exigente con esta prueba, como te decía, lo importante es la actitud proactiva, y si has llegado a abrir el CV es que realmente tienes ganas de ponerte manos a la obra.
Por otra parte, si te “vienes arriba” en tu afán de potenciar tu desarrollo, ¿le damos un repaso al perfil de LinkedIn? ¿Que no tienes perfil de LinkedIn? La verdad es que más vale no tener perfil que tener cualquier cosa. Bueno, a lo mejor hay que darse algo más de tiempo para meterle mano a este tema, y trabajar antes alguno de los puntos que vamos a ver en los próximos capítulos. Todavía tenemos páginas por delante para ir paso a paso.
Para acabar el capítulo, simplemente quiero añadir una reflexión final: si no sueñas con un futuro profesional mejor, nunca lo tendrás. Y como comprenderás lo de soñar tu futuro deseado es algo muy muy personal, totalmente indelegable. Por lo tanto, sueña y ponte en marcha…
Puedes ver todos los recursos de este libro en:
www.elmisteriodereinventarse.com
[8] How will you measure your life by Clayton Christensen, Harvard Business Review - July-August 2010.
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