Kitabı oku: «Papel revolución y otros poemas»
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colección la furia del pez
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edición, febrero de 2012
Director general: Alejandro Zenker
Director de la colección La furia del pez: Víctor Roura
Cuidado editorial: Elizabeth González
Coordinadora de producción: Beatriz Hernández
Coordinadora de edición digital: Itzbe Rodríguez Ciurana
Portada: Carlos González
Agradecemos el apoyo para esta publicación de la Fundación Grupo Anjor, A.C.
© 2012, Solar, Servicios Editoriales, S.A. de C.V.
Calle 2 número 21, San Pedro de los Pinos.
Teléfonos y fax (conmutador): 5515-1657
Correo electrónico: solar@solareditores.com
Página electrónica: www.solareditores.com
ISBN 978-607-8312-08-5
Hecho en México
Índice
Mar
La piedra
El huevo duro
El ojo
Me quiero ir al mar de Francisco Icaza
Joan
La pecera
Eclipse
Oración
La palmera
La enredadera
Vuelo 294
Las 12:00 en Malinalco
La novia del cuerpo
Nudos
Papel revolución
La maceta
Carretera
Chapultepec
Telescopio
Vuelo
Autopista
Mar
Tú estás allá,
en la otra silla.
Vives el mundo aparte
del lado opuesto de la mesa.
Tus miradas están allá,
tus voces son
pájaros que retornan
del mar de allá,
tus manos juegan
sobre la mesa
como incansables nómadas
en la extensión azul.
Yo escribo en morse,
lanzo señales de humo,
pongo a la orilla de ese mar
una botella,
mando mis huestes
a conquistar
las santas tierras de allá,
prendo las brasas
del mismo sueño.
Pero tú sigues allá
en la otra silla.
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La piedra
Me subo en una piedra,
pienso sobre la piedra.
Pienso lo duro,
pienso lo impenetrable,
lo que no tiene sexo;
pienso una y otra vez
en lo que nada más
puedo tocar por fuera.
Medito en ese afuera tan del aire,
tan del agua corriendo.
Pienso este pensamiento
que se me vuelve
una piedra pesada
entre las manos.
Abro las manos,
cae la piedra.
El huevo duro
A Tomás y Antonieta
De la cestilla tomo el frágil huevo.
Sobre la mano pesa su redondo
blanco sin peso —tan callado y hondo,
tan oro y ogro como un medioevo.
Con la cuchara hasta el perol lo llevo
y el tiempo mido; en el hervor lo escondo
y miro cómo el miedo baja al fondo;
ser viejo y duro es un febril renuevo.
Todo es la blanca forma del espanto.
atrapada la nuca picadura
y el gallo a la mazmorra reducido,
es el huevo la nota de otro canto
y oro sin ogro guarda la armadura;
mi cena, el duro huevo envejecido.
El ojo
El ojo dijo: quiero ver las cosas.
El ojo entonces vio la luz y el viento,
gozó la línea azul del movimiento
y vislumbró el temblor de las mimosas.
Con el párpado inmóvil vio el aumento
de la noche y siguió a las vagas osas;
bajo las nubes percibió las cosas
y halló la plenitud de cada evento.
En las cosas el ojo vio la vida,
también la muerte; supo la penumbra
que tiene el día; vio todo y vio nada.
Vio aparecer en nada la crecida
de todo como el sol que nos deslumbra
y el ojo fue la luz de tu mirada.
Me quiero ir al mar de Francisco Icaza
Egipcio zarpo; parto sin mesura
en el silencio parco de mis años.
No hay verdad ni temor, tampoco engaños
y la casualidad es mi andadura.
Thot escribe mi nombre en los extraños
pergaminos de todo: empieza y dura
la vida; sube y cesa la verdura
del Nilo y vagan vagos los rebaños.
Arriba, entre los soles de mi puerto,
amor y soledad, ocaso y orto
caen en el reloj de mi destino.
Pero el destino sabe en mi ojo abierto
todos los soles. Mientras, sigo absorto
en la casualidad de mi camino.
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