Kitabı oku: «Sacate ese clavo»
Y.D.L.
Sacate ese clavo
Editorial Autores de Argentina
Y.D.L
Sacate ese clavo / Y.D.L. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2020.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: online
ISBN 978-987-87-0622-1
1. Autobiografías. 2. Autoayuda. I. Título.
CDD 158.1
Editorial Autores de Argentina
www.autoresdeargentina.com
Mail: info@autoresdeargentina.com
Diseño de portada: Justo Echeverría
Diseño de maquetado: Maximiliano Nuttini
Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723
Impreso en Argentina – Printed in Argentina
A todas las personas que me bancaron en el proceso, a quienes me entendieron, a quienes estuvieron a pesar de todo, aún teniendo que repetirme siempre las mismas cosas. A mis padres, que confiaron en mí y tuvieron la certeza que tarde o temprano iba a salir. Solo puedo imaginar la impotencia que se siente cuando un ser querido se encuentra atrpado en una situación así.
A todas las personas que pasaron por lo mismo, y encontraron el valor para compartir sus experiencias, ya que gracias a ellos pude ver las cosas con más claridad.
A mis psicólogos, por haberme acompañado con tanta delicadeza y por haberme ayudado a trabajar sobre mis debilidades, de manera que yo misma pudiera transformarlas en fortalezas.
A Hugo Marietan, médico psiquiatra y especialista en psicopatía, por compartir su conocimiento de manera tan clara y por ocuparse de las personas afectadas. Su material ha sido enormemente útil para mi búsqueda.
Y a todos los especialistas que se ocupan del tema, brindando información y asistencia a quienes lo necesitan.
A Diego, por llegar a mi vida en el momento justo, por acompañarme con amor y esperar con paciencia a que yo sane mis heridas.
A vos que estás leyendo, por abrirte a recibir.
Gracias infinitas.
Prólogo
Conocí a la autora hace unos años en el pueblo donde nací y donde ella se había mudado con su familia.
Una conexión hermosa entre dos almas libres e inconformistas que, en ese entonces, empezaban a despertar sus esencias.
No obstante nuestras vidas hayan tomado distintos caminos, siempre estuvimos en contacto, y muchas veces compartimos experiencias muy parecidas, tanto de que nos reímos por la puntualidad de eventos tan semejantes.
Por ende, me gusta pensar que nos conocimos por una razón. Porque nunca es una casualidad.
Se trata de sincronicidad, nada más que eso.
Lo que aprendí a través de mi experiencia personal es que todas las personas que aparecen en nuestro camino nos dan la posibilidad de aprender algo. Nuestro entorno es simplemente un espejo.
No hay otra explicación, sino que atraemos lo que somos en el preciso instante en que esto sucede.
¿Por qué quedarse meses, años, en una relación que nos está destruyendo? ¿Por qué quejarse tanto, cuando elegimos nosotros todo eso? Porque nuestro ego se nutre del victimismo, de la necesidad de control sobre el sufrimiento. Lo hacemos por miedo a la soledad, por lástima disfrazada de compasión, por culpa y por millones de motivos. Y nos quedamos ahí, porque la forma mas fácil es echar la culpa a los demás, cuando la cosa más sabia que deberíamos hacer es tomar nuestra propia responsabilidad.
“Sacate ese clavo”, es una demostración clara de lo que llamamos empatía. La autora se adentra en un tema extremadamente complejo a traves de un análisis minucioso, práctico y auténtico. Te acompaña paso a paso, utilizando una dialéctica acogedora y comprensible, sin olvidarse de transmitir críticas constructivas sobre el asunto.
Es una amiga que abre su corazón, ofreciéndote ayuda desde su experiencia, con sabiduría, delicadez y sinceridad,
En conclusión:
“Tomar conciencia, es sólo el primer paso.
Nada se revela en nuestra vida sin una explicación.
Cada decisión que tomamos tiene sus consecuencias.
Nadie es culpable. No hay enemigos.
El verdadero desafío es con uno mismo.
Confiá en tu intuición, ella no se equivoca nunca.
Todos somos merecedores de amor.
Todos merecemos plenitud.
Hay que empezar por uno mismo.
Amate y agradecé.
Asi empezás UN NUEVO CAMINO.
EL CAMINO DE LA FELICIDAD.”
Silvia
Introducción
No sé en qué momento empezó todo, tampoco sabría decir el por qué siento el deseo de transmitir estas palabras.
Lo que sé, es que necesitan fluir a través de mí, como un caudal de energía que recorre todo mi ser incansablemente, para poder al fin regresar a su fuente. Si estás leyendo, es porque estás vibrando en sintonía, y ojalá puedas tomar lo que necesites, y lo que no, lo dejes simplemente pasar.
Muchas veces he callado cosas por miedo al qué dirán, o que piensen que estoy loca, o que simplemente a nadie le importe; pero con el tiempo descubrí que la comunicación puede aliviar los dolores del alma, y que hay muchas personas pasando por las mismas situaciones que encuentran alivio y comprensión al saber que no están solas en el proceso. Así que me voy a animar a compartir con vos mi historia.
Quiero que sepas, ante todo, que me encuentro todavía en la búsqueda, así como vos probablemente aún no encontraste las respuestas a lo que estás viviendo, pero creo que de eso se trata la vida: de tomar las experiencias como aprendizajes que, en algún momento, de alguna forma e inevitablemente nos llevan a evolucionar y a hacernos más conscientes.
Gracias por dedicarte y dedicarme este tiempo, y ojalá puedas encontrar la guía que estás necesitando para trascender y superar cualquier obstáculo que te esté impidiendo avanzar.
Capítulo 1: ORDENANDO LAS IDEAS
A unos pocos meses de haber salido de una relación complicada (esas que generalmente suelen llamar tóxicas), me encontraba en un estado de total confusión, y era algo con lo cual luchaba a diario, porque siempre me había considerado una persona centrada, consciente y pensaba que “a mí no me iba a pasar nunca”. Pero bueno, de alguna forma me desequilibré, y eso fue un cachetazo de humildad que me hizo entender que por más espiritual que fuera y por muchas cosas que supiera, había muchas otras que aún debía aprender.
En mi había una contradicción: había elegido algo que sabía que me hacía mal, pero estaba totalmente convencida que iba a poder cambiarlo (¡cuánto ego y cuánto tiempo perdido!).
Pero, ¿por qué lo había hecho?? Simple: la necesidad de evitar el sufrimiento a toda costa. Porque eso es lo que intentamos hacer siempre, ¿o no? Y yo había tratado de sanar en otra persona una herida que estaba abierta y latente adentro mío. Porque ese sufrimiento que estaba intentando evitar, ya lo había vivido antes.
Con un poco de introspección y un trabajo de psicoanálisis, llegué a entender que lo que me estaba impidiendo avanzar era la necesidad de controlarlo todo, y eso implica también querer controlar las acciones de los demás, cosa que está totalmente fuera de nuestro alcance. Doy las gracias por ser una persona que analiza sus emociones todo el tiempo, porque, de no ser por eso, quizás aún estaría atrapada en esa relación victimizándome o creyendo que es lo que merezco. Por suerte, encontré la fuerza para salir. Aunque hasta el día de hoy sigo teniendo miedos e inseguridades que a veces me paralizan, pero sé que son los efectos secundarios o las famosas “secuelas” que tarde o temprano se desvanecerán (con mucho trabajo interno y no por “arte de magia”).
Analizando un poco la experiencia vivida, tratando de encontrar el motivo por el cual el ser humano a veces actúa de forma tan cruel e inconsciente, con un poco de meditación y una gran dosis de compasión, llegué a entender una gran Verdad, que en parte cambió mi forma de ver al mundo:
NO EXISTEN MALAS PERSONAS. EXISTEN PERSONAS HERIDAS QUE AÚN NO HAN SANADO.
El problema es que, si no sanan, pueden contagiar a las personas de su entorno, sobre todo a aquellas del círculo más íntimo.
Descubrí que, así como hay enfermedades físicas que se pueden contagiar, también las enfermedades mentales y emocionales se pueden transmitir de persona a persona. Esto lo entendí después de salir de esa relación, en el momento que empecé a conocer a Diego, mi actual compañero de vida.
Nuestros caminos se cruzaron en el momento perfecto, aunque en aquella época pensé que era muy pronto o que no estaba “preparada”. Y claro, yo en pleno proceso de separación, un viaje pendiente y las ganas de que me trague la tierra -literalmente-, no veía las cosas de forma muy optimista. Pero se ve que el encuentro que pactaron nuestras almas fue mucho más fuerte que todo. Y ahí nomás, cuando empecé a conocer a ese ser de inmensa luz que había llegado a mi vida, como un ángel caído del cielo, empezaron a asomarse todos los miedos. En mi cabeza resonaban frases como: “lo vas a lastimar”, o “no merecés a alguien tan bueno”, o “no es el momento para empezar otra relación”. Y claramente, con la autoestima por el piso, los miedos y las inseguridades que venía arrastrando, los resultados podían llegar a ser desastrosos. Recuerdo que prometí darme mi tiempo, pero cuanto más lo conocía, más me daba cuenta que Diego era exactamente lo que yo le había pedido al Universo, y por fin había llegado mi momento para disfrutar de tan hermoso regalo. Él, por su lado, me acompañó con tanto amor y con tanta seguridad y confianza que no me dejó otra opción más que entregarme.
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