Kitabı oku: «Universidades, colegios, poderes», sayfa 16

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La prisión de Adamdrat debió de ocurrir casi después de este claustro, pues ya no aparece en la lista de asistentes del siguiente de 19 de julio. Y debió de terminar antes del 17 de septiembre. Finalmente se llevó a cabo el doctorado del bachiller Noé y Adamdrat figuró como objetor. Salvador Albiñana recoge que Adamdrat continuó con su docencia unos años más, hasta su muerte en 1782.26

Claustros de 19 y 21 de julio de 1777

Se trata de la sesión más larga relativa a esta historia. De hecho, la votación no terminó ese 19 de julio27 y fue necesario continuar dos días después, el 21. En total votaron 27 personas, pero más de uno tomó la palabra en dos ocasiones. El claustro comenzó tratando la renuncia del doctor Jayme Pastor, por estar enfermo. Renunciaba a unos poderes que le había concedido la Universidad.

Después se leyeron dos cartas. La primera fue la del inquisidor, que se leía una vez más, y luego la de Francisco Pérez Bayer, preceptor de los infantes, fechada en Madrid el 8 de julio. Pérez Bayer decía que, de haberse hallado en la sesión del 26 de junio, se hubiera adherido a la opinión del claustro, en el sentido de que la conclusión del bachiller Noé necesitaba de reforma y mayor explicación, pues la tesis confunde y hace común el privilegio singular de la virgen, amén que fue un argumento que también se usó en contra del misterio:

porque las solas palabras Mariam fuisse in utero Sanctificatam, confunden y hacen común el Privilegio singular de la Madre de Dios, con el de Jeremías y el Bautista, de quienes también se dice con verdad que fueron sanctificados en el Vientre de sus Madres; como porque la expreción Sanctificata fuit in utero es la misma mismíssima que usavan, y de que se valían para explicar su sentir, antes y en el tiempo de Juan Escoto, los opuestos a este Misterio o piadosa opinión, como puede verse en Inocencio Quinto, en San Antonio de Padua, en Álvaro Pelagio, en Alex. de Ales y otros muchos.28

En post scriptum señala que la expresión «Genuit unigenitum a Patre» no es problemática («me parece puede salvarse la Propossición, sin confundir la generación eterna del verbo con la temporal»).29 Y dice que el genuit no genera duda, porque para referirse a una mujer normal en gestación se usa: «consipere». Pérez Bayer se declara preocupado porque considera que el asunto tendrá consecuencias, aunque desea lo contrario, que se serenen los ánimos. Y se ofrece por si puede ayudar en algo.

Luego se dio paso a la votación.30 En esta sesión votaron los siguientes catedráticos: José Escrig; Cayetano Aragonés, Joseph Madroño, Basilio Romá, Sebastián Sales, Joaquín Antonio Gombau, Jaime Camarasa, Manuel Miralles, Pedro Pasqual Carbonell, Agustín Cavades y Facundo Sidro Villarroig. Aquí se suspendió la sesión del claustro, pues era tarde, las 12.30 horas, y se acordó reanudar la sesión el día 21 de julio. El doctor Joseph Marín dijo que no podría asistir a la siguiente reunión, por lo cual dejaría su voto por escrito.

El 21 de julio de 1777 continuó la votación, que comenzó con el voto escrito del ausente Joseph Marín y Navarro. Siguieron: Manuel Locella, Jaime Belda, Carlos Cipriano Marín, Juan Sala, Joseph Gascó, Manuel Mañez, Rafael Llombart, Mariano Durá, Vicente Adalid, Gaspar Pérez Gómez, Joaquín Castelló, Vicente Agut, Miguel Alamá, Francisco Guimerá, Agustín Cavades y Facundo Sidro Villarroig.

Votaron en total 27 personas, aunque como se ha dicho alguno tomó la palabra dos veces, como Agustín Cavades. Desde luego, hubo una multitud de pareceres, pues como se ha comentado antes los que votaban igual que otro añadían aclaraciones que, a veces, eran muy largas. Pero si tratamos de sintetizar las diferentes propuestas, podemos decir que se debatieron cuatro puntos: si se debía contestar al inquisidor ya; si para contestarle se debía esperar a la respuesta del rey, pues como se recordará la Universidad también había escrito al monarca; el tercer punto, si se debía escribir a las universidades y, finalmente, un deslinde de Adamdrat. Los dos primeros eran los de mayor fuerza, pero el distanciamiento y, en consecuencia, el aislamiento de Adamdrat fueron casi unánimes. Los catedráticos decían que debía informarse al inquisidor de que la posición en contra de la tesis del bachiller Noé había sido sostenida por una única persona. Algunos, como Manuel Locella, opinaban que también debía comunicarse esto a las universidades. Aunque el deslinde era de Adamdrat, el propio Locella dijo que Sales se había excedido en sus funciones de comisario al señalar más objeciones a la tesis. También señaló como contrario a la conclusión al síndico Madroño, pero su queja no prosperó. El acuerdo solo se centró en Adamdrat, ante un intento de curarse en salud, al ver el castigo a Adamdrat.

El resultado dio once votos a favor de esperar la respuesta del rey, quince a favor de informar al inquisidor y el resto es el voto escrito de Pérez Bayer que, al llegar con retraso, no opinaba sobre el debate más actual. A favor de esperar la respuesta del rey votaron los siguientes catedráticos: Vicente Adalid, Jaime Camarasa, Mariano Durá, José Escrig, Joaquín Antonio Gombau, Joseph Madroño, Manuel Mañez, Joseph Marín y Navarro, Gaspar Pérez Gómez, Basilio Romá y Sebastián Sales. Por el contrario, a favor de escribir al inquisidor votaron los siguientes: Vicente Agut, Miguel Alamá, Cayetano Aragonés, Jaime Belda, Joaquín Castelló, Agustín Cavades, Joseph Gascó, Francisco Guimerá, Manuel Locella, Carlos Cipriano Marín, Manuel Miralles, Pedro Pasqual Carbonell, Facundo Sidro Villarroig, Juan Sala y Rafael Llombart.

Podría parecer que se dirimía quién detentaba la jurisdicción en este asunto, el rey o el inquisidor. El doctor Carlos Cipriano Marín dijo, por ejemplo, que al ser competencia del inquisidor el rey tendría que opinar en el mismo sentido. Pero en el interior de la Universidad lo que parecía debatirse era quién había tenido la razón, si el vicerrector y los escasos catedráticos que opinaron como él o el bachiller y su presidente. Si atendemos a la propuesta de Vicente León, se estaría expresando el conflicto entre tomistas y antitomistas, e incluso una toma de partido frente al arzobispo. Los partidarios de escribir al inquisidor eran quienes consideraban agraviado al presidente del acto, el doctor Miralles y, por tanto, deseaban una satisfacción para él, incluyendo una notificación a las universidades. Podríamos pensar que estos doctores también se posicionaban a favor del arzobispo y que eran tomistas. Sin embargo, es posible que el asunto fuera más allá de la posición frente al tomismo, pues siguiendo la caracterización de Vicente León podemos ver que algunos «de los más furibundos defensores de la escuela suarista»31 se dividieron en la votación. Madroño y José Marín pidieron esperar la respuesta de rey; mientras que Llombart y Aragonés eran partidarios de contestar ya al inquisidor.

Tras recontar los votos, donde se impuso la idea de escribir al inquisidor, el claustro acordó una versión moderada, a saber, escribir al inquisidor dándole cuenta de la retractación de Adamdrat, diciéndole que nadie más había opinado como él. También se le debía informar que a las universidades solo se les había escrito acerca de la última parte de la tesis del bachiller Noé (y nada sobre el quod genuit unigenitum a Patre), y para mayor detalle que se le añadiera copia de la carta a las universidades. Sobre los demás asuntos no se le escribiría, se esperaría a la respuesta del rey.

Claustro de 29 de julio de 1777

Este día se reunió el claustro para obedecer la resolución del consejo de Castilla y para conocer la respuesta de la Universidad de Cervera.32 La resolución está fechada en Madrid el 25 de julio. Ofrece una relación de los hechos y de los documentos generados. Es interesante porque amplía la información que hemos reseñado a partir de las actas anteriores:33

– Se remitieron al consejo de Castilla dos textos: uno del municipio y otro de la Universidad. Ambos a causa del intento de defensa de conclusiones para obtener el grado de doctor por parte del bachiller Manuel de Noé y Guas.

– Otra «representación» de la Universidad de Valencia al fiscal de la Real Audiencia y censor regio, el señor Thomás Sanz de Velazco. El texto relata lo ocurrido antes y después de la impresión de las conclusiones.

– Dos «representaciones» más. Una de Manuel de Miralles y otra del propio bachiller Noé. También relatan su versión de los hechos.

– Otra «representación» del doctor Luis Adamdrat, catedrático perpetuo de teología.

– La real orden da cuenta de que se remitieron otros documentos anexos a tales representaciones.

Con todos esos documentos, la real orden da cuenta de los acontecimientos. Así como hemos visto referidos algunos documentos que no se habían mencionado en las actas del claustro, también vamos conociendo algunos datos que no se habían reportado. Por ejemplo, que las conclusiones del bachiller Manuel Noé tuvieron el permiso del rector y el reconocimiento del fiscal de la real audiencia, en calidad de censor regio. Acerca del acuerdo del claustro de explicar con mayor precisión la tesis, el Consejo dice: «por ser esta una materia en que siempre ha sobresalido la pía devoción de los españoles».34

Resulta también novedoso saber que el bachiller Noé y su presidente Miralles estuvieron de acuerdo si se añadía «a primo instanti suo concepcionis, vel sine macula conceptam», pero fue el comisario del claustro quien no quedó satisfecho con esta propuesta. Por ello fue que el sustentante decidió retirar su solicitud del grado.

La real orden sigue con el relato del claustro del 26 de junio, pero añade que, además de la Universidad, la ciudad acordó informar al rey «para que se digne tomar la Providencia que fuere más de su agrado».

El documento también nos dice que el fiscal de la real audiencia, en su calidad de censor de la Universidad, estableció en su «representación» cuáles fueron los motivos que lo movieron a dar su permiso para la celebración del acto. En primer lugar, dijo que la tesis estaba reconocida «por teólogo de esa Universidad» (supongo que se refiere a Miralles), que tenía el visto bueno del rector, que una similar se había «defendido dos años antes sin oposición alguna» y dijo también que al ser «materia estraña de su inspección», pues que solo examinaba si se «perjudican o no las regalías».

La real orden señala que en sus textos, tanto el presidente como el sustentante explicaron y fundamentaron el sentido de la tesis y, en virtud de ello, solicitaban que se admitiera al sustentante al grado de doctor, «guardándosele la antigüedad que le pertenecía», si no se le hubiera puesto tal objeción.

Por su parte, el vicerrector Luis Adamdrat explicaba, en su documento, los motivos que lo habían llevado a «separarse del Dictamen de los demás profesores, graduando dicha Proposición de contraria al Misterio, y que no debía correr».

Con toda esa información, el consejo se pronuncia de la siguiente manera:

– Informa al claustro de «que ha sido de su desagrado se intentase defender la referida conclusión, a vista de lo mandado en Auto Acordado diez y seis, Libro primero, título séptimo».

– Ha sido de su desagrado que el bachiller Noé «no se hubiese allanado a defender en su lugar la acordada por el Claustro, ni menos recogido los referidos exemplares como se le previno».

– Ordena que se recojan y archiven las conclusiones y señala que se está dando esta orden al regente de la audiencia para ejecutar dicha orden.

– También que el regente de la audiencia llame al bachiller Noé y al doctor Miralles y les haga saber que el consejo desaprueba la tesis treinta y nueve, y que en su lugar defiendan la siguiente: «Beata Virgo Maria, ab originali pecato servata fuit». Y, en caso de no cumplirse:

les borre de los Libros de la Universidad, y prive de los honores y exercicios de ella, y de cuenta al Consejo para tomar contra ellas la Providencia correspondiente, como trasgresores del Juramento que huviesen prestado con arreglo al referido auto acordado de defender la Puríssima Concepción de la Virgen Nuestra Señora, en el primer instante de su animación.

– Para no repetir semejantes disputas, que se despachen órdenes, como lo está haciendo, a todas las universidades del reino y a los censores regios «que no permitan Conclusiones que nieguen o impugnen directa o indirectamente en manera alguna la Puríssima Concepción de María Santíssima en el primer instante de su animación».

– Por último, ordena que esta resolución se asiente en el archivo de la Universidad y que cada año se lea a principio del curso para que nadie alegue ignorancia. Termina pidiendo acuse del documento.

Después de leerse esta real orden todo el claustro estuvo de acuerdo en obedecerla y cumplirla puntualmente. El doctor Miralles también dijo que «estaba promto a cumplir por su parte todo quanto al mismo toca».

El segundo punto del claustro del 29 de julio era la correspondencia de la Universidad de Cervera. Finalmente, se leyó la carta dirigida a la de Valencia. Con ella comenzaron a llegar las respuestas de las universidades que habían recibido la información sobre la tesis del bachiller Noé. La carta de Cervera de 26 de julio señala que la defensa de la Inmaculada Concepción es también su prioridad:

… no podemos dexar de manifestar la satisfacción que nos cave, por ver conservados en el día los esfuersos con que V.S. ya de muy antiguos tiempos se ha esmerado en pensar y trabaxar, en defensa del Misterio de la Puríssima Concepción de Nuestra Señora. Éste es igualmente el primer punto a que esta Nuestra Universidad deve dirigir, y constantemente dirige todos sus pensamientos y trabaxos, assí por la hora que logra de tener a la Divina Señora por Patrona titular y Blasón de sus Reales Armas, como por jurarla Immaculada, todos sus Doctores y Profesores.35

Claustro de 2 de agosto de 1777. Cartas de Alcalá y Santiago

Para esta fecha el claustro valenciano conocía ya la resolución del consejo de Castilla y había decidido obedecerla. Sin embargo, seguían llegando cartas de las universidades.36 Para los valencianos estas misivas llegaban con retraso, pues el conflicto estaba resuelto por el consejo de Castilla y, de hecho, el Estudio de Valencia preparaba ya las acciones para cumplir con la resolución del consejo de Castilla, entre las que se incluiría escribir nuevas cartas a las universidades para solicitar, ahora, la devolución de las conclusiones del bachiller Noé.

En general y como en el caso de Cervera que se vio ya, las cartas de las universidades felicitaban al rector y Estudio valenciano por las medidas tomadas en el caso del bachiller Noé. Se hace saber que las universidades valoran el esfuerzo de la valenciana por defender el misterio de la Inmaculada Concepción. La de Alcalá está fechada el 28 de julio. Muy corta. Dice que la Universidad de Valencia había escrito a Alcalá el 8 de julio. Acusa recibo de las conclusiones impresas y repartidas del bachiller Noé, e informa únicamente que dará cuenta de esta carta en el primer claustro siguiente:

He recibido las Conclusiones impresas y repartidas a nombre del Bachiller en Theología Manuel Noé, para el Grado de Dr. en esta facultad, que V.S.S. me remiten con fecha de ocho del corriente. Y quedo enterado de la determinación de los dos Claustros Generales celebrados por esa Universidad, sobre la Proposición treinta y nueve, Página veinte y una de dichas Conclusiones; cuya determinación haré presente a esta Universidad en el primer Claustro que congregaré.37

La carta de Santiago, fechada en 21 de julio, muestra que el claustro conoció la misiva valenciana. El documento da idea del texto con que se redactó la misiva del claustro valenciano:

haver observado algunos Cathedráticos de essa Muy Ilustre Universidad, ser poco decorosa y conforme al Misterio de la Ymmaculada Concepción de Nuestra Señora, la Proposición treinta y nueve, Página veinte y una de las Conclusiones impresas y repartidas a nombre del Bachiller en Theología Manuel Noé, para el Grado de Doctor en la misma facultad, y de las que acompañava un exemplar, presedido maduro examen en dos Claustros que a este efecto se havían celebrado, se havía determinado el impedir o no permitir se defendiese la referida Proposición, y que se escriviese a las demás Universidades del Reyno, para que estuviesen enteradas de la pureza con que V.S.I. pienza, siempre ha pensado y trabaxado en defensa del Misterio de la Concepción.

Entonces, el claustro de Santiago: «ha acordado se manifestase a V.S.I. la suma complasencia con que ha recibido la de V.S.I. y aplaudido una resolución tan acertada y conforme a la más sana Doctrina y estatutos de ésta y de las más de las Universidades de España».

Claustro de 14 de agosto de 1777

El rector recordó al claustro que por resolución del consejo se debían recoger las conclusiones del bachiller Noé.38 El asunto había pasado a la Real Audiencia y lo estaba viendo. El rector recordó que ya en su momento se le había pedido al bachiller la recolección de aquellas conclusiones; que este había manifestado que no había podido recoger dieciséis, pues las había entregado al pavorde Sebastián Sales, el cual las había remitido a las universidades. Por lo cual, decía el bachiller, debía quedar exonerado de la recogida y encargar dicha tarea a Sales. El rector decía que el regente de la audiencia estaba de acuerdo con esta propuesta. Sales, por su parte, había presentado «descargo» explicando que había enviado esos 16 ejemplares a las universidades en su función de comisario del claustro y cumpliendo el acuerdo de este. Decía que al terminar sus funciones de comisario ya no estaba obligado a recogerlas y que, más bien, era tarea del claustro. Entonces el claustro acordó escribir a las universidades para solicitar la devolución del texto, explicando que las pedían en cumplimiento de una real orden. También acordó que los ejemplares recuperados se entreguen al regente de la audiencia. La tarea se encargó, en esta ocasión, a Juan Sala, catedrático de Leyes.39

Luego se presentaron dos cartas de las universidades de Huesca y Sevilla. La primera estaba fechada en 27 de julio y firmada por el rector, dos consiliarios y el secretario. En ella se establece que recibieron carta de Valencia junto a un ejemplar de las conclusiones del bachiller Noé. Dicen que la Universidad de Huesca tomó conocimiento de la «sabia, bien premeditada determinación de V.S.», en defensa del misterio de la concepción.40

La carta de Sevilla, fechada el 23 de julio, da cuenta de haber recibido la carta valenciana, así como un ejemplar de las conclusiones. Explica que la suspensión de las conclusiones, «que por Acuerdo de sus Cathedráticos tuvo V.S. a bien mandar se suspendiesen, por juzgar poco decorosa y conforme al Misterio de la Ymmaculada Concepción de Nuestra Señora…», da cuenta del esfuerzo de la Universidad de Valencia por defender «siempre con tanta aplicación, celo, ternura y devoción a este Misterio». Para terminar, el claustro trató todavía un asunto más, sobre las rogativas para el feliz parto de la princesa.41

Claustro de 9 de septiembre de 1777

El claustro de catedráticos42 se reunió «para acordar el modo de presentar las conclusiones que han debuelto las Universidades».43 El catedrático de leyes, Juan Sala, informaba que había cumplido con su comisión y presentaba a la Universidad quince respuestas, doce de las cuales eran de las siguientes universidades: Alcalá, Cervera, Granada, Huesca, Orihuela, Oviedo, Salamanca, Santiago, Sevilla, Sigüenza, Valladolid y Zaragoza; tres más eran del inquisidor general, de Francisco Pérez Bayer y de Pablo Ferrandiz Bendicho, miembro del consejo de Castilla. Con ellas, Sala presentaba trece ejemplares de las conclusiones del bachiller Noé, pues dos no habían sido devueltas. Eran las del inquisidor general y de Pérez Bayer. A continuación veremos sus razones. Finalmente, Sala pedía al claustro resolver sobre el particular.44

El claustro acordó formar un expediente que incluiría copia de la carta en que se solicitaba la devolución de las conclusiones; las dos cartas originales de negativa a la devolución, las trece respuestas restantes más los trece ejemplares devueltos de las conclusiones. Se ampliaba la comisión a Sala para ejecutar esta tarea y para recibir cualquier notificación del regente sobre tal asunto.

Se incorporó al acta el texto de la carta en la que se solicitaba la devolución de las conclusiones. Esa carta va fechada el 15 de agosto de 1777.45 Se anexó también cada una de las respuestas, tanto de las universidades como de los individuos que habían recibido un ejemplar de las conclusiones. Como ya se ha dicho, dos personajes no entregaron sus ejemplares. El inquisidor dijo que las requería por tratarse de cuestiones dignas de su oficio y el doctor Francisco Pérez Bayer porque no las encontraba, debido a que en esos días había estado en dos casas diferentes, pero aseguraba que cuando las encontrara las haría llegar al claustro valenciano. De las respuestas de las universidades podemos decir que todas son breves y dan cuenta de la devolución. Es importante decir que llegaron dos cartas de la Universidad de Granada, una en la que se devolvían las conclusiones y otra retrasada, pues era respuesta al primer envío valenciano. Está fechada el 8 de agosto y va firmada por dos doctores y por el secretario.

El claustro de catedráticos granadino se pronuncia a favor de la suspensión del acto de conclusiones del bachiller Noé. Es un texto largo en que reflexiona sobre el fallo del bachiller y, entre otras cosas, dice que este no debe pensar que tiene a santo Tomás de su lado (suma teológica, 3.ª parte, cuestión 27, art. 1), pues si el santo viviera no hubiera opinado como aparece en la suma teológica, sino que se habría pronunciado por la inmaculada concepción:

No tiene de su parte a Santo Thomás, hemos dicho poco. Le está opuesto, no ha reflexionado el Argumento et contra de su mismo Artículo. Allí muestra lo que hablará el Santo si viviera en el tiempo que logra el Bachiller. Allí prueva la natividad en gracia de la Señora, porque la Yglesia Santa la celebra, y nada celebra sino lo santo. Qué diría de su concepción si huviera alcanzado estos tiempos quando la Yglesia no ya la tolera, como lo dice del suyo, sino que manda gustosa se celebre? Ha! si ahora nos hablara aquel entendimiento tan humilde como Angélico, con que gusto retractaría lo dicho en la suma (como lo hace en otras materias? Qué alegre respiraría su devoción con aquel, la Reyna amable, a quien tanto devió?, sin duda nos remitiría a su exposición del primer Libro de las Sentencias y ohiríamos con el mayor Júbilo de aquella boca órgano celestial, estas dulcíssimas palabras: talis fuit puritas Beata Virginis, quo a pecato originali, et actuali immunis fuit, tenemos el gusto de que este modo de pensar es puntualmente del profundíssimo theólogo, grande Ynterprete de Santo Thomás, el Muy Reverendo Padre Juan de Santo Thomás, en el tratado de la aprovación de la Doctrina de Santo Thomás.46

El texto granadino recupera también la idea de que, si se tratara de una santificación que no hubiera sido en el primer instante de la concepción, se estaría equiparando a la concepción del Bautista y de Jeremías. Esta fue la última carta que revisó el claustro y, tras la lectura, se dio por terminado.

Doctorado del bachiller Noé

El 17 de septiembre de 1777 el bachiller Manuel Noé y Guas, subdiácono, realizó su acto de conclusiones para doctorarse.47 El doctor Manuel Miralles, presbítero y catedrático de Teología, fue el presidente del acto. Este día, dice el acta, para llevar a cabo la ceremonia, se suspendieron los actos de oposición para las cátedras anuales de filosofía.

La tesis del bachiller Manuel Noé ya no fue la original, sino la que había ordenado el consejo de Castilla: «Beata Virgo Maria ab originali pecato servata fuit». El acta insiste en que esta tesis sustituía a la anterior «que quiso defender, y empesava: Rationabiliter creditur…».

El acto se desarrolló en dos partes: una por la mañana y otra por la tarde. Arguyeron por la mañana Vicente Peris, fray Agustín Font (religioso calzado de la Trinidad), Domingo Crespo y el bachiller Mariano Calabuig. Por la tarde, Luis Adamdrat, fray Joseph Giner (religioso mínimo de San Francisco de Paula), el doctor Matheo Fabregat y el bachiller Francisco Barruguer. El acta pone especial cuidado en señalar que el acto se celebraba cumpliendo lo dispuesto por el consejo de Castilla:

en cumplimiento de lo mandado por el Real y Supremo Consejo de Castilla, en su orden que se comunicó a la Universidad literaria de dicha Ciudad, con fecha de veinte y cinco de Julio de este año, y se halla incerta en este Libro, en el Claustro que se celebró el veinte y nueve de los mismos.48

Termina con la firma del secretario Francisco Hilario Cavaller, por orden del rector Juan Antonio Mayans.

Epílogo. Claustro de 19 de octubre de 1777

Este día se reunió el claustro de catedráticos para cumplir con la prohibición, del consejo de Castilla, de defender conclusiones que

nieguen o impugnen directa o indirectamente en manera alguna la Puríssima Concepción de María Santíssima en el primer instante de su animación; leyéndose esta resolución todos los años en esta Universidad a principios del Curso; la que haviéndose leído por mí, el infrascrito Escrivano, como queda dicho y manda el real consejo.49

Tras la lectura, el estudio acordó cumplir con la orden.

SOBRE ESTA HISTORIA Y LA DE LAS MUJERES

De esta manera finalizaba una polémica en torno a la doctrina de la Inmaculada Concepción de la virgen. Aunque se trataba de un acto académico, el tema traspasaba fácilmente las aulas universitarias y alcanzaba distintas esferas de la sociedad. En un primer momento, el asunto pudo parecer un conflicto entre tomistas y antitomistas. El bachiller Manuel de Noé y su presidente Manuel Miralles parecen alineados con los tomistas, en tanto que el vicerrector Adamdrat estaría en el otro bando. Sin embargo, este antagonismo no está del todo claro. Al consultarse al claustro de teología no encontró que la conclusión fuera digna de censura ni mucho menos herética, solo se pedía una mayor explicación; y en aquel claustro había tomistas y antitomistas. Esto es, la diferencia doctrinaria no fue impedimento para que se emitiera una opinión de conjunto. Esa fue también la opinión del claustro general de catedráticos. Hasta aquí no parece que las posiciones frente al tomismo generaran una gran división entre los catedráticos, solo aparecen opuestos Adamdrat, un síndico y, probablemente, Sales. Este, en opinión de Locella, se había excedido en sus funciones de comisario. Probablemente eso radicalizó la posición del bachiller Noé y de su presidente.

Aunque hubo una voz, la del catedrático Guimerá, que llamó a la serenidad y a la búsqueda de una solución dentro de los muros universitarios, el claustro decidió sacar el conflicto y llevarlo a los distintos poderes: el inquisidor general, el censor regio, el Ayuntamiento de la ciudad, las distintas universidades, el consejo de Castilla y el monarca. De hecho, en uno de los primeros momentos, cuando el comisario Sales habló con el bachiller Noé, le expresó el escándalo que la tesis podría causar en la ciudad, es decir, podría haber alcanzado la devoción popular y, sin declararlo, se intuye el temor de un posible motín.

Por parte de las autoridades más altas, como eran el inquisidor general y el consejo de Castilla, también se presentó un desacuerdo que se resolvió en función del poder del segundo. El inquisidor, como el claustro de Teología, no veía ninguna falta a la doctrina e impuso la retractación de los que cuestionaron la tesis. El peso de su autoridad hizo obedientes a todos los doctores. Esto generó un equilibrio de fuerzas que obligó a la retractación, el aislamiento por parte del claustro y la prisión de Adamdrat, y en consecuencia dio enjundia a Miralles y a los que coincidían con él. Sin embargo, la resolución del consejo de Castilla fue contraria a la del inquisidor, entonces, el equilibrio de fuerzas dio otro giro y volvió a hacer obedientes a los doctores, especialmente sumisos a Miralles y al bachiller Noé. El consejo, en virtud de su real autoridad, impuso la tesis que debía defender el bachiller bajo la presidencia de Miralles, so pena de expulsión de la universidad. El bachiller y su presidente obedecieron y presentaron la conclusión tal y como la había redactado el consejo. Es decir, más allá de la cuestión académica o religiosa, quedaba claro que se trataba de un asunto de poder: el control del monarca para intervenir en la universidad o para someter a su inquisidor…

Cien años después del dogma de la Inmaculada en 1854, aún se congregará todo el claustro de la Universidad de Valencia –con el rector José Corts Grau– para apoyar el dogma de la asunción de la virgen a los cielos –establecido por Pío XII en 1950– y aprovechará para pedir la declaración de la mediación de la virgen ante su hijo Jesús…50

El giro que dio nuestra investigación sobre la presencia de la mujer en la Universidad no solo nos habla de una universidad masculina –sujeta a extensos debates religiosos…–, sino que también revela la necesidad de seguir buscando perspectivas metodológicas y documentos que nos permitan encontrar esa veta que enlace la historia de las universidades con la historia de las mujeres.

1. Fur CXLIV. 2, en Pedro López Elum: Los orígenes de los Furs de València y de las Cortes en el siglo XIII, Valencia, Generalitat Valenciana-Conselleria de Cultura i Educació-Direcció General del Llibre, Arxius y Biblioteques, 2001, p. 348. Se edita el manuscrito de 1329 del Ayuntamiento de Valencia.

2. Transcripción en Bulas, constituciones y estatutos de la Universidad de Valencia, 2 vols., edición de Manuel Vicente Febrer, Amparo Felipo, Jorge Correa, Pilar García Trobat, Pascual Marzal, Mariano Peset, José Luis Peset, Salvador Albiñana, María Fernanda Mancebo, Javier Palao y María Fernanda Peset, Valencia, Universidad de Valencia, I, 1999, cita en p. 209.

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