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El 10 de diciembre de 2012 se constituye el Comité Técnico para la Normalización de Ciudades Inteligentes (CTN/178), se elige como presidente al director del Gabinete de la SETSI y se cuenta con AENOR como Secretaría Técnica. Pretende crear estándares que sean escalables, interoperables y sin dependencia tecnológica, al mismo tiempo que puedan definirse a través de métricas o similares.

El comité está estructurado en los subcomités de Infraestructuras, Indicadores y Semántica, Gobierno y Movilidad, y Energía y Medio Ambiente. Participan como miembros del comité todos los ayuntamientos de la RECI y otros miembros que se han inscrito también en los grupos de trabajo: el sector TIC, empresas relacionadas con el desarrollo de las ciudades, asociaciones empresariales y de usuarios, universidades, etc.

Finalmente se crea el programa Horizonte 2020.


Horizonte 2020 proporcionará financiación en todas las etapas del proceso de innovación, desde la investigación básica hasta que el producto llegue al mercado. Se complementará con nuevas medidas que permitan definir el Espacio Europeo de Investigación en 2014 para crear un mercado único del conocimiento, la investigación y la innovación.

La Comisión Europea invertirá hasta 80.000 millones de euros dentro de este programa.

Los resultados estarán dirigidos a proporcionar un beneficio directo a los ciudadanos. Por ejemplo, prestarán atención a los retos que plantea el envejecimiento de la sociedad, a la protección contra el delito cibernético o a la transición a una economía eficiente y baja en carbono.

Este plan es una de las principales herramientas para poder cumplir las metas marcadas en materia energética y climática en Europa y, añadido al programa horizonte 2020 se está desarrollando también el programa horizonte 2050.

Todos estos programas e iniciativas internacionales ponen en manifiesto la importancia de crear ciudades sostenibles, más aún si, además, atendemos a las cifras de previsión de crecimiento de población que incide directamente en la necesidad de gestión de recursos.

En 2008, por primera vez en la historia de la humanidad, la mayoría de la población mundial vivía en ciudades que, previsiblemente, crecerán en el futuro a más velocidad que las zonas rurales que las rodean.


Fuente: análisis de datos de Naciones Unidas, IBM Institute for Business Value.

Globalmente, el número de personas que viven en ciudades de más de un millón de habitantes pasará de los 500 millones de 1975 a casi 2.000 millones en 2025. Se estima que en 2025 solo en China habrá 221 ciudades que superen el millón de personas, mientras que Europa tiene en la actualidad 35.

Esta mitad de la población mundial que reside en ciudades hoy en día genera alrededor del 80% del PIB mundial. En concreto, 600 ciudades del mundo, que albergan una quinta parte de la población, generan el 60% del PIB mundial.

En Estados Unidos, la ciudad de Nueva York, con el 6,3% de la población, contribuye con el 10% del PIB a la economía estadounidense. En Brasil, Sao Paulo, que concentra el 10% de la población, representa el 25% del PIB brasileño. En todo el mundo, las 100 ciudades más grandes suponen el 30% del PIB mundial.

Según los datos del Programa HABITAT de las Naciones Unidas, entre 2000 y 2010 cerca de 230 millones de personas han dejado de vivir en suburbios carentes de servicios y han mejorado sustancialmente sus condiciones de vida en la ciudad. Esta cifra supone adelantar en 10 años los objetivos de desarrollo del Milenio inicialmente establecidos para 2020. De esos 230 millones de seres humanos que han pasado a disfrutar de condiciones dignas de vivienda, 125 se encuentran en China y la India, y 24 millones en África, especialmente en Marruecos, Egipto y Túnez. En resumen, en estos diez años la proporción de la población urbana que vive en suburbios carentes de los servicios básicos como el agua ha pasado del 39% en 2000 al 32% en 2010. En el año 2020 se espera que 889 millones de seres humanos vivan todavía en este tipo de suburbios.

Las previsiones apuntan a que los espacios urbanos serán cada vez más densos y tendrán que afrontar muchos problemas relativos a la gestión de recursos escasos, a la provisión de servicios públicos, a la gestión de la información, de la movilidad urbana y del tráfico, así como a la eficiencia energética y en general a la sostenibilidad.

Se estima que, en la actualidad, las ciudades consumen el 75% de los recursos y de la energía mundial y que generan el 80% de los gases responsables del efecto invernadero, aunque ocupan tan solo el 2% del territorio mundial.

En este contexto, las ciudades seguirán transformándose en ecosistemas cada vez más complejos, donde se incrementarán las necesidades energéticas, se efectuarán millones de transacciones al día y se proporcionarán una gran variedad de bienes y servicios, al mismo tiempo que se generará una gran cantidad de polución y de residuos urbanos. En paralelo, el perfil de las personas que vivirán en ellas también seguirá evolucionando, siendo cada vez más formado, saludable y exigente con su entorno, por lo que se reclamarán mejoras en la calidad de vida.

Como consecuencia, las ciudades han adoptado un papel central en el mundo urbanizado del siglo XXI. Disponen de más poder económico, ejercen una mayor influencia política y cada vez emplean capacidades tecnológicas más avanzadas para mejorar sus operaciones.

RESUMEN

• Aunque la Agenda 21, de la Declaración de Río en 1992, se puede considerar el inicio del concepto actual de Smart City, ya desde el siglo XV existen propuestas de planificación urbana para la optimización de la gestión de las ciudades.

• Durante el siglo XXI el concepto de Smart City se está desarrollando en diferentes instituciones y organismos, destacando la II Cumbre Mundial de Autoridades Locales, la Comisión de Ciudades Digitales y del Conocimiento, y el programa europeo Horizonte 2020.

• Se estima que las ciudades consumen el 75% de los recursos y de la energía mundial, y que generan el 80% de los gases responsables del efecto invernadero, aunque ocupan tan solo el 2% del territorio mundial.

3. Concepto de Smart City

Definimos Smart City (Ciudad Inteligente) como aquella capaz de gestionar los recursos y las fuentes de energía de manera óptima, para mejorar la calidad de vida de las personas y del entorno, optimizando los servicios y mejorando su rentabilidad de uso; englobando aspectos sociales, técnicos, políticos y funcionales.

En la práctica, una Smart City es una ciudad comprometida con su entorno, tanto desde el punto de vista medioambiental como en lo relativo a los elementos culturales e históricos y donde las infraestructuras están dotadas de soluciones tecnológicas para aportar un servicio más eficiente a los ciudadanos haciendo su vida más fácil, cómoda y segura. El objetivo es optimizar los servicios y sistemas actuales e incorporar nuevos procedimientos y tecnologías que permitan estas mejoras.

Uno de los nexos de unión de estos procedimientos técnicos y sociales que hace posible concebir este concepto son las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) y las NTIC (nuevas tecnologías de la información y la comunicación), dado que permiten disponer de herramientas y mecanismos de gestión y control automáticos y remotos que aseguran la adecuada implementación de los servicios que forman parte de una Smart City.

Cada vez es más común la existencia de equipos y elementos que permiten comunicarse entre ellos y que realizan acciones, automáticas o no, con el objetivo de permitir la interacción entre el usuario y el entorno.

Una correcta implementación de estas tecnologías, junto con un uso adecuado y eficaz de las mismas, conlleva una considerable mejoría en la ciudad. No obstante, para lograr dicho objetivo es necesaria la existencia de perfiles cualificados en el diseño e implementación de los diferentes sistemas, una formación explícita de los usuarios ante el uso de las herramientas y una cooperación entre los diferentes estamentos para facilitar y sufragar los costes de implantación que pudieran ser necesarios. Hay que tener presente un incremento cada vez mayor en el desarrollo y la implantación de las TIC y NTIC en las ciudades por parte de empresas privadas o públicas para su explotación comercial, lo que puede ayudar a facilitar y reducir los costes de implantación.

Además, gracias a esta nueva conceptualización y visión de la ciudad, se desprenden nuevos modelos de negocio que generan valor y riqueza a la población.

Las Smart Cities son la representación más ambiciosa del Internet de las Cosas (Internet of Things, IoT). El IoT trata de que el actual Internet salte del universo en el que se mueve al de los objetos de la vida cotidiana, identificados y capaces de conectarse e intercambiar información.

El objetivo es aglutinar todo un ejército de sistemas inteligentes que suministren y gestionen información, para los ciudadanos y a través de ellos.

Una Smart City es un espacio urbano con infraestructuras, redes y plataformas inteligentes, en el que conviven millones de elementos de información bilateral como son personas, equipos electrónicos, sistemas de información, etc.

Estamos ante la aparición de un entorno en continua escucha, que es capaz de entender lo que sucede y que actúa en consecuencia de manera eficiente proporcionando la información y los servicios necesarios a sus habitantes, y creando una conciencia y un entendimiento colectivos sobre la ciudad.

En resumen, una Smart City se puede definir en los siguientes aspectos claves:

Ciudadanos: individuales o privados, pieza fundamental en el desarrollo de la ciudad, es el receptor principal de los servicios que se ofrecen. También se tiene que tener en cuenta a los ciudadanos ocasionales que acuden a la ciudad por turismo, negocios, congresos, actos culturales o deportivos, etc.

Administraciones públicas: responsables de gestionar y canalizar los servicios a los ciudadanos.

Entornos: ámbitos en los que los ciudadanos desarrollan su vida en la ciudad y reciben los servicios: hogares, empresas, vía pública, centros de asistencia sociosanitaria, hostelería, comercios, etc.

Eficiencia energética y sostenibilidad: objetivo de obtener el máximo equilibrio con el entorno y los recursos naturales en la realización de los servicios a los ciudadanos.

Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) y Nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (NTIC): soporte y herramienta facilitadora para la provisión de los servicios a los ciudadanos.

La diversidad de entornos sobre los que se desarrollan las tecnologías conforman lo que se denomina Ambient Intelligence (Inteligencia Ambiental) con servicios disponibles y ubicuos (ubiquity: anywhere – anytime – any device).

Modelo de Smart City

En la actualidad no existe un modelo único de Smart City. Dependiendo del tipo de ciudad y de la perspectiva, se están construyendo diferentes modelos. Sin embargo, podemos describir el modelo más internacionalizado actualmente y desarrollado en torno a seis características basadas en el concepto «inteligente» (smart) a través de la combinación de las aportaciones activas de los ciudadanos y las administraciones públicas.

Estas seis características son:

Economía (Smart Economy): se centra en la competitividad de la ciudad y pretende impulsar el espíritu innovador mediante el emprendimiento profesional y personal, la promoción económica y de una marca de ciudad, la mejora de la productividad y las condiciones laborales, etc. De este modo se fomentaría la innovación, la creatividad y la habilidad para transformarse e internacionalizarse.

Gestión de Gobierno (Smart Governance): busca la participación de las personas en la toma de decisiones, la aportación de servicios sociales y públicos, la gestión trasparente de la política, etc.

Ciudadanía (Smart People and Smart Citizens): trabaja el capital social y humano a través del aumento del nivel de cualificación y el aprendizaje continuo, la pluralidad social y étnica, la apertura cosmopolita, la participación en la vida pública, etc.

Entorno (Smart Environment): trata de preservar los recursos naturales mejorando las condiciones naturales, reduciendo la polución, mejorando la protección ambiental, gestionando los recursos de manera sostenible, controlando y gestionando los residuos, etc.

Calidad de vida (Smart Living): fomenta la calidad de vida a través de la mejora de las condiciones de salud, de la integración cultural y el conocimiento de la cultura, para mejorar así la seguridad del individuo, facilitar la educación, impulsar la cohesión social, atraer el turismo, etc.

Movilidad (Smart Mobility): trata de la accesibilidad local e internacional tanto en lo relativo a la disponibilidad de infraestructuras TIC de comunicaciones, como a sistemas de transporte sostenibles, cómodos y seguros, etc.


Como se observa en el gráfico, en este modelo, y en otros, existen tres fuerzas habilitadoras en el progreso de las Smart City que resultan claves:

Personas como parte fundamental de la sociedad activa y colaborativa. Se puede definir en función del tamaño de la población, su composición por edades, su nivel de estudios o la tendencia demográfica.

Recursos con el objetivo de optimizar y mejorar la eficiencia económica de la ciudad. Para ello son claves: la gestión socioeconómica, las colaboraciones público-privadas para la financiación de proyectos, las iniciativas de innovación en la ciudad, el soporte gubernamental, etc.

Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y Nuevas Tecnologías (NTIC) como medio para la obtención de los objetivos.

Como se puede observar, todo municipio deberá avanzar paralelamente en múltiples ámbitos. Una ciudad consolidará su éxito como Smart City si logra desarrollar estos ámbitos de forma ordenada y coherente, coordinando además con gran precisión todos los agentes que participan en el proceso. En caso contrario, las ciudades deberán seguir un camino más complejo y, lo que puede ser más importante, con costes considerablemente mayores.

En una ciudad se pueden identificar diferentes ámbitos o entornos a través de los servicios que esta ofrece. El grado de desarrollo coordinado y coherente de los diferentes ámbitos permitirá identificar una ciudad como inteligente.

Nivel de madurez de la Smart City desde la perspectiva TIC

Al ser la tecnología una de las herramientas claves para el desarrollo de la Smart City, el nivel de madurez de las TIC influye en la estrategia de planificación para el desarrollo de la Smart City. Así, desde esta perspectiva una ciudad puede pasar por tres etapas de desarrollo:

Dispersa (scattered): en este nivel se encuentran aquellas ciudades que están desarrollando proyectos smart. En esta etapa las iniciativas inteligentes son administradas como una serie de proyectos aislados y orientados a resolver determinadas problemáticas específicas. Actualmente la mayoría de los proyectos Smart City se encuentra en este estado, tanto con proyectos piloto como con soluciones especificas consolidadas.

Integrada (integrated): en este nivel se encuentran las ciudades donde las iniciativas comienzan a estar más coordinadas y se buscan sinergias entre proyectos. En esta etapa el valor de las iniciativas globales es mayor que la suma de iniciativas particulares. Algunas ciudades están empezando a interaccionar sus proyectos y alinear sus iniciativas.

Conectada (connected): en esta etapa encontramos las ciudades que han logrado desarrollar iniciativas inteligentes que forman parte de un plan integral gestionado por los diferentes modelos que forman parte de la Smart City. En este nivel se consiguen los mejores resultados posibles. Actualmente no existe ninguna ciudad con una implementación integral de Smart City aunque sí hay algunas ciudades de nueva implantación que están en esta línea de desarrollo. Para ciudades ya existentes, este proceso de transformación es mucho más complejo.

Las TIC y NTIC son clave en los diferentes niveles de madurez y, gracias a ellas, es posible disponer de plataformas digitales completamente interconectadas que soportan aplicaciones y servicios, públicos y privados. Además es posible disponer de datos referentes a la integración y nivel de desarrollo de la Smart City. En este sentido, hay diferentes niveles de gestión de la información:

Datos abiertos (Open Data): existe en el nivel de madurez de la etapa dispersa de una ciudad inteligente o en el inicio de la etapa integrada. Open Data significa que una ciudad hace un esfuerzo para ofrecer diferentes tipos de datos a sus ciudadanos y empresas, principalmente a través de portales online. Es una solución genérica no capacitada para responder a las necesidades individuales de los ciudadanos.


Información valiosa (Valuable Information): esta fase significa un salto adelante en el proceso de madurez y forma parte de la etapa integrada. En ella, los datos abiertos son fáciles de encontrar y de usar, y además se contextualizan de forma relevante, hecho que facilita el uso por parte de los procesos de negocio y de los ciudadanos.

Información ubicua (Ubiquitous Information): se asocia con el nivel superior de madurez, la etapa conectada. Se consigue cuando, en cualquier momento o lugar, información a medida es entregada de forma proactiva a los ciudadanos (solo aquellos que lo desean), sin necesidad de ir ellos mismos a buscarla. Tanto el alojamiento ubicuo de los datos como la conectividad de cualquier sensor, el Internet de las Cosas, se combinan con los perfiles de los ciudadanos y habilitan la información a medida. La información se organiza a través de plataformas abiertas y seguras, que hace posible a empresas privadas y públicas acceder a dicha información a través de mecanismos que permiten innovar y optimizar sus operaciones.

Además, uno de los problemas que deben afrontar los encargados de gestionar una ciudad será el de proteger la privacidad de la información. La madurez de las ciudades también puede medirse, precisamente, en función del grado en que este hecho esté resuelto.

La Smart City como objetivo de la eficiencia energética

La Comisión Europea, en su comunicación Smart Cities and Communities European Innovation Partnership, fechada en julio de 2012, selecciona como áreas prioritarias de actuación las tres siguientes: energía, transporte y TIC. El objetivo de la aplicación de la tecnología a esas tres áreas es la mejora de la eficiencia, así como la reducción del consumo energético y de la emisión de gases de efecto invernadero.

Entre las actuaciones concretas que tienen cabida en el concepto de Smart City que maneja la Comisión Europea cabe citar las siguientes:

• Empleo de energías renovables en la ciudad.

• Sistemas inteligentes y eficientes de alumbrado.

• Sistemas eficientes de calefacción y de climatización.

• Diseño energéticamente eficiente de edificios (certificación energética, LEED, etc.).

• Empleo de materiales de construcción energéticamente eficientes.

• Aplicación de contadores inteligentes (smart meters) al suministro de energía y de agua.

• Gestión en tiempo real del suministro de energía.

• Aplicación de sistemas de información al suministro energético para facilitar la gestión de la demanda.

• Sistemas de almacenamiento de energía.

• Transporte público basado en energías alternativas.

• Gestión del transporte basada en TIC, para reducir el consumo y la emisión de gases de efecto invernadero.

• Uso del vehículo eléctrico y su integración en la red de suministro de energía.

• Reducción de la huella de carbono de centros de proceso de datos y equipamiento de telecomunicación.


Plan de Acción de Ahorro y Eficiencia Energética 2011-2020 de España

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