Kitabı oku: «Retrato hablado», sayfa 5

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Luz María Villarreal de Puga
Botánica. Profesora emérita de la UdeG


© Rafael del Río

Acaba de cumplir 91 años. Despacha en el herbario de la UdeG que fundó en 1960 y que guarda la tercera colección de plantas más completa del país. Participó en expediciones que llevaron al descubrimiento del maíz perenne y al establecimiento de la primera reserva de la biosfera de Jalisco, en Manantlán. Doce plantas han sido bautizadas con su nombre. Fundó laboratorios especializados para el estudio de cactáceas, de hongos y de usos culturales de las plantas. Ha recibido cerca de 40 distinciones. Es profesora emérita de la UdeG y directora honorífica vitalicia del Instituto de Botánica esa institución.

Somos iguales a las plantas

¿Qué es la vida?

Es el milagro de la naturaleza.

Una definición muy filosófica para una científica.

Pero eso es: el milagro de la vida. La vida surgió de una reacción química, por accidente, y una vez que apareció su fin es la reproducción. En las plantas, la semilla germina para crecer, reproducirse y servir, porque todo tiene el fin de servir, todos tenemos que producir algo que justifique nuestra presencia.

¿Cuál es su fin?

Enseñar y también, como la de todos los seres vivos, la reproducción.

¿En su afán de reproducción el ser humano se convirtió en una plaga?

Sí cómo no, el hombre ha ido reproduciéndose desordenadamente en todo el planeta.

Si todo ser vivo tiende a reproducirse ¿por qué las plantas no son plaga?

Porque ellas son más sabias. Ellas saben cuándo hay que detenerse.

¿Qué tanto nos parecemos los humanos a las plantas?

Somos exactamente iguales. Es decir, cae una semilla en la tierra y aunque sea en una hendidura, germina y se desarrolla. Lo mismo ocurre en la especie humana. Es el mismo impulso.

¿No se supone que los humanos somos superiores a las plantas?

Claro, nosotros tenemos cerebro aunque no todos los cerebros son iguales, hay muchos que no sirven.

¿Lo que nos hace iguales es el impulso reproductor?

Sí, pero además la conducta, porque la conducta de las plantas es igual que la nuestra. Para reproducirse, la planta tiene, como los humanos, recursos para llamar la atención. Sus flores son de color para atraer a las aves o a los insectos que las polinizan. Los colores, las fragancias, la miel y el néctar son un reclamo sexual. También ellas tienen su ciclo sexual y tienen las mismas estratagemas que nosotros para lograr los fines de la naturaleza: la reproducción.

¿Las plantas seducen a otras plantas?

Sí y además ¿quién les dice a las plantas que es malo hacer el amor? ¡Nadie! Es válido. Desde que germina la semilla ya traen el mensaje de que su fin es reproducirse y van a ver cómo le hacen.

¿Existe el machismo en la naturaleza?

No, porque el concurso es idéntico para los dos. El polen está puestísimo para hacer el amor y la hembra también está esperando la ocasión de practicarlo pues es un mandato de la naturaleza. No hay machismo ni feminismo.

A usted, ¿el machismo de los humanos le dificultó su vida?

Nunca.

¿Por qué eligió estudiar plantas y no otros seres vivos?

Lo más valioso que tienen las plantas es que son las únicas que pueden capturar la energía del sol y guardarla en su cuerpo. Si un toro se alimenta de pasto, está comiendo la energía del sol. Si uno come carne de ese toro está comiendo también energía solar. El calor que tenemos en el cuerpo es el calor del sol procesado por las plantas que son las únicas que pueden hacer ese milagro.

Una docena de plantas han sido bautizadas científicamente con su nombre, ¿qué se siente tener nombre de planta?

Me da mucho gusto, pero lo que me da más gusto es tener el regalo de que a mis alumnos les haya gustado la botánica, que tengan doctorados y que ahora sean mis jefes. Mis alumnos están encontrando nuevas plantas y a algunas les pusieron mi nombre, pero para mí el mayor orgullo es el haber formado recursos humanos para la ciencia.

¿Por qué sus alumnos la quieren tanto?

Porque yo los quiero y ellos me corresponden.

¿Es cierto que les regala dulces?

Sí, esa ha sido mi técnica; regalar dulces a mis niños si aciertan.

Sus niños están bigotones.

Pero siguen siendo mis niños.

Le gusta la política

No, pero la practicamos hasta en nuestro propio hogar. Hay política siempre, hasta en las amistades.

¿Cuál es su planta preferida?

Los encinos. Tienen unas hojotas muy grandes y dan una madera muy fina. Los hay en todo el mundo y no todos son iguales.

Si Jalisco fuera una planta ¿cuál sería?

Un pino. De los 40 pinos que hay en el país, 18 están en Jalisco.

Y si usted fuera planta, ¿cuál escogería?

Hay una florecita que crece hasta en las banquetas y que da un trébol. Se llama Oxalis corniculata. Es una platita chiquita que da florecitas rosas. Los niños del campo se comen la raicita y las muchachas creen que es el trébol de la buena suerte.

¿Por qué esa planta?

Se me hace muy sencilla, muy modesta y muy sabrosa.

Arnulfo Castorena
Campeón paralímpico de natación


© Rafael del Río

Pronto irá a Atenas a competir en los Juegos Paralímpicos. Ya lo hizo en Sidney 2000 donde ganó medalla de oro en los 50 metros pecho. Con un tiempo de 1:00.56 instauró marca mundial y olímpica. En los Juegos Parapanamericanos ganó ocho medallas. Nació en Guadalajara el 27 de mayo de 1978. Antes de ser atleta, vendía chicles en la calle.

Viví entre fuego y no me quemé

¿El agua transformó su vida?

Yo soy una persona que siempre ha luchado. Antes de estar en el deporte me dedicaba a vender chicles, a cuidar carros o a lavarlos. Desde pequeño he luchado, a veces me negaban la comida y yo tenía que sacar dinero para comer. Dios me ha dado el valor para salir adelante. En la natación poco a poco comencé a dar frutos y gracias a Dios tengo una posición mundial.

¿Cómo llegó a la natación?

Antes me dedicaba a los clavados. Me gustaba muchísimo aventarme y no quería salir del agua, pero en los clavados no hubo oportunidad para una persona discapacitada y entonces me dediqué a la natación.

¿Qué lo ha hecho fuerte?

Mi coraje. Siempre que quiero hacer una cosa y no la puedo hacer, estoy insistiendo, insistiendo, hasta lograrlo. Eso ha sido mi coraje y estoy orgulloso de mí mismo.

¿Cuál es la situación más difícil que ha enfrentado?

Mi papá no me aceptó cuando nací. No quiso hacerse cargo de mí. Yo siento un rencor hacia él. Lo siento como una persona que no es mi padre, aunque, si lo veo, le digo padre por respeto. Es lo que más me ha agüitado. Soy de bajos recursos y tengo familia que es viciosa. No me avergüenzo de ellos porque tuve valor: vivía entre fuego y no me quemé. Veía cómo se enviciaban, se peleaban y hacían todo por conseguir droga. Tengo hermanos que andan dejando los zapatos por el vicio. Ahora que siento que soy alguien hablo con ellos para que agarren el consejo. Si yo quería comerme un taco tenía que conseguir dinero para mi alimento. Siempre les he dicho que se fijen en ese detalle, que tuve el valor para salir adelante.

¿Cómo le fue en la escuela?

Una tía que se hacía cargo de mí como si fuera mi mamá me llevó a una escuela, pero no me quisieron. Tenían el temor de que me pasara algo porque había escaleras. Yo le preguntaba: ¿por qué no me reciben si soy como cualquier niño? puedo correr, jugar, patear un balón, aventarme chilenas, puedo subirme a los árboles. Qué pueden hacer ellos que no pueda hacer yo. En otra escuela me recibieron. Terminé hasta segundo de secundaria y nomás pasando esto quiero seguir estudiando porque nunca es tarde para aprender. Espero en Dios lograrlo.

¿Cuál es el mejor halago que ha recibido?

Los de los amigos, mi entrenadora, mi familia. A veces he querido tirar la toalla, pero ellos me dicen que estoy joven, que puedo llegar a otra olimpiada además de Atenas.

¿Por qué le gusta tanto la música?

Porque me hace olvidar todas las penas y hace que me vengan cosas buenas. Como en Sidney, iba muy nervioso, pero oí música y se me quitaron los nervios. Salí contento y me imaginé llegar a la meta para romper el récord. Y se logró.

¿Compró un equipo de luz y sonido?

El dinero que he ganado lo he invertido en un equipo de sonido, para trabajar. No es gran cosa, pero se oye bien y gracias a Dios he tenido tocadas. El deporte se va a terminar y yo voy a dedicarme al estudio y al trabajo para sacar a mi familia adelante.

Usted es un campeón, ¿por qué no sale en la tele como Ana Guevara?

Siempre he buscado patrocinio y no se me ha dado la oportunidad. Pero si fuera ese Arnulfo con el brazo que le hace falta, si fuera ese Arnulfo que tuviera las piernas grandes y si fuera ese Arnulfo que estuviera bien, obtendría todo.

Si pudiera pedirle tres deseos a un genio, ¿qué pediría?

Yo no creo en eso. Si fuera mi mamá, que falleció cuando nací, un hermano, un ángel o Dios, pediría que los seres humanos nos quisiéramos, que no hubiera tanta discriminación y tanta pobreza.

¿Cuándo fue la última vez que soltó una carcajada?

La última carcajada no se me ha acabado. La risa es algo medicinal para mí porque sacas lo malo y te entra lo positivo. Me río de muchas cosas. Cuando la gente nos discrimina, me sale una sonrisa y digo: ¡chale! Al burlarse de nosotros, ellos tienen un defecto más grande.

¿Qué le gusta comer?

Soy fanático de los mariscos. Siempre me pido mi copota de camarones, con pulpo y cebiche y mis patas de mula con ostión y de todo, para cruzarme de una vez. Soy de buen comer.

¿Está listo para las olimpiadas?

Me estoy preparando. Va a ser una competencia muy difícil. Mi rival principal es Arnulfo, el de Sidney. Y espero que el Arnulfo de Atenas supere al Arnulfo de Sidney porque es mi rival más fuerte.

¿Qué es lo mejor de la vida?

Lo que me ha dado. Este corazón que tengo aquí adentro que me ha dado esa gran felicidad y mi familia. Gracias a Dios tengo a mis dos hijas y lo que quiero es luchar para ellas, que salgan adelante y que estén orgullosas de su padre.

Mario Rivas Souza
Director del Servicio Médico Forense


© Giorgio Viera

El decano de los forenses jaliscienses nació el 10 de mayo de 1923. Comenzó a trabajar en el Servicio Médico Forense en 1951 y es su director desde 1959. Es profesor emérito de la UdeG. Tiene cinco hijos. Ha revisado más de 90 mil autopsias, entre ellas la del cardenal Posadas, tras lo cual desmintió la versión oficial al afirmar que los disparos contra el prelado fueron “directísimos”.

Todas las muertes trágicas son iguales

¿No se siente mal porque, siendo médico, nadie quiere venir a consulta con usted?

No te creas, muchas personas hasta piden que nosotros hagamos la autopsia. Por ejemplo, ayer nos trajeron a uno de Ciudad Guzmán, de una exhumación, para que certifiquemos lo que dijeron allá. Eso da gusto porque consideran que uno tiene la razón de lo que dice.

¿Algún muerto le ha quitado el sueño?

Bueno, sí le quitan a uno muchas veces el sueño. Hay problemas graves que uno tiene que decidir y en los que tiene que aventar su conciencia por delante para solucionar los problemas.

¿Cuál es el caso que le ha costado más trabajo resolver?

Hay muchos casos difíciles. ¿Tú crees que el del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo era muy fácil? ¿Tú crees que el del periodista Philip True fue cosa muy fácil? ¿Tú crees que la muerte del procurador Leobardo Larios fue muy fácil? No son fáciles, son problemáticos y te meten en apuros para decir tu verdad.

Esos fueron difíciles por razones políticas. En términos técnicos ¿cuál le ha resultado complicado?

Ninguno, afortunadamente solucionamos más o menos las cosas.

¿Qué es lo que más le molesta?

Las necedades de la gente.

¿Cuáles?

Muchas personas creen que nos prestamos a falsas interpretaciones de lo que vemos. Por ejemplo, esta señora que acaba de salir venía porque nosotros pusimos que su hermano, que se ahorcó, traía 140 miligramos de alcohol en la sangre. Y viene a protestar porque dice que lo colgaron. No es cierto eso. Entonces, esas dudas, que la gente piense que nosotros estamos obrando mal, es lo que lo saca a uno de quicio.

¿Qué es lo que lo pone más contento?

Me da gusto cuando me dan el triunfo a mí. Recuerda tú nada más la muerte de True. No obstante que se llevaron al muerto al Distrito Federal, donde dicen que hacen puras cosas bien hechas y allá desmintieron lo que yo había dicho, al final me están dando la razón.

¿Alguna vez se arrepintió de decir que los disparos al cardenal fueron directísimos?

No. Tan es así que ¿cuándo me lo han contravenido? Yo no me arrepiento de lo que digo.

¿Es usted muy valiente?

Bueno, cuando menos honesto sí soy. Valiente, pues yo nunca me he peleado con nadie. Nomás de chiquillo me peleaba con los chiquillos, pero con nadie más.

¿Cuál es su mayor virtud?

Responderle a mis padres, responderle a mi Universidad de Guadalajara y al lugar donde trabajo: el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses. Que lo tengan catalogado a uno como gente honesta. Tú le puedes preguntar en Guadalajara a toda la gente que quieras si me consideran honesto o no.

¿Su mayor defecto?

Yo no te voy a decir mis defectos porque los defectos los debes buscar tú, no yo.

Si no hubiera sido médico ¿qué le hubiera gustado ser?

Yo desde chiquillo pensé que podría ser médico.

¿Cuál es la muerte más extraña que le ha tocado ver?

Hay muchas. Como la del narcotraficante que mataron enfrente de Plaza del Sol que le dieron 125 balazos ¿qué te parece?

¿Cuál es su frase favorita?

No tengo.

¿Y su canción preferida?

Yo soy partidario de todas las canciones antiguas, a mí las canciones modernas no me llegan por los años que tengo.

¿Cuál es la peor forma de morir?

Todas las maneras trágicas de morir son iguales, no hay buenas ni malas.

¿Hay alguna manera buena de morir?

Yo creo que morirte en tu casa sin ningún problema y sin estar causando problemas. Una muerte natural, normal a las circunstancias de tu edad y tus enfermedades.

¿Celebra el Día de Muertos?

Relativamente. No soy muy partidario de eso.

¿Qué hace cuando no es forense?

Me voy a mi casa, leo, escribo y hago algo de ejercicio porque me gusta hacer ejercicio todavía.

¿Su deporte favorito es el basquetbol?

Jugué basquetbol muchos años, incluso estuve en la selección Jalisco. Lo practiqué hasta que ya no me podía mover. El futbol lo jugué en la escuela, pero no fui un gran jugador. Me gustaba verlo, tenía hasta palco en el estadio. Soy partidario del Atlas y de las Chivas.

¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?

Es un trabajo importante que ayuda a la justicia. Un dictamen bien hecho te dice si a una persona la mataron o se suicidó; si no lo haces bien puedes meter a la cárcel a un inocente o sacar a un criminal. Es de mucha trascendencia.

Es importante, pero ¿es bonito?

Bueno, le da a uno satisfacción más que otra cosa.

Adolf Horn
Empresario


© Humberto Muñiz

El creador de Helados Bing nació en La Habana el 26 de febrero de 1911. Vivió en Cuba 38 años. Fue diplomático de Estados Unidos durante 21 años y en 1958 fue asignado a la embajada estadounidense en México. Llegó a Guadalajara como cónsul en 1960. Tras jubilarse, decidió quedarse a vivir en esta ciudad. Fundó la Cámara Americana de Comercio en Guadalajara y promovió el establecimiento de empresas extranjeras. Además de su actividad empresarial en Helados Dolphy, apoya a diversas fundaciones sociales.

Soy como un padre confesor

A los 88 años participó en la fundación de una empresa. ¿Por qué?

Porque no podía vivir con lo que recibía de retiro y nos interesaba muchísimo establecer algún negocio.

¿Fue por los ingresos?

Sí y también por la necesidad de trabajar.

¿Le gusta mucho trabajar?

Eso me enseñó mi padre que nació en Alemania y se trasladó a los Estados Unidos con su familia. Él era muy disciplinado, una persona con mucha iniciativa y me lo inculcó.

¿Nunca es tarde para empezar?

Nunca. Bueno, depende, ahora a mi edad no voy a empezar ningún negocio nuevo. Ahora me dedico a ayudar en todo lo que puedo a organizaciones benéficas.

Cuando se convirtió en empresario, ¿por qué eligió los helados?

Por una sencilla razón. Investigué varios negocios buscando algo que no existiera en México y entonces decidí establecer este negocio con un sistema no conocido aquí.

¿Sabía de helados?

De chico, mi madre me hacía helados. Desde entonces, me interesaba mucho la comida y si uno tiene iniciativa, busca asociarse para tener buen resultado.

¿Por qué vendió Bing?

Porque mi esposa en aquel tiempo se había enfermado mucho y yo quería estar lo más cerca posible de ella.

¿Qué hace en Dolphy?

Estoy como padre confesor de la empresa. En 1983 le vendí helados Bing a José Luis González. Después él se separó y quiso apoyar a todos los que a su vez lo habían apoyado a él en Bing por lo que decidió establecer Dolphy. Y yo soy como un padre confesor.

¿Cuál es su helado favorito?

Los pruebo todos, pero se puede decir que la vainilla, el chocolate y la fresa. Siempre los estoy probando para ver cómo están.

¿Es más heladero que diplomático?

La experiencia diplomática me ayuda muchísimo en todo lo que tiene que ver con relaciones. Una de las cosas que veo es que el mundo se ha vuelto muy materialista. Estamos descuidando mucho la ética y el diálogo.

¿En algún momento se siente extranjero?

Francamente no. Soy ciudadano americano y lógicamente conservo mis raíces y lo que me inculcaron mis padres. Pero me siento muy afortunado de haberme podido quedar en México y ayudar en lo que puedo.

¿Cuál es su rasgo más tapatío?

Una de las cosas que admiro mucho de México son los lazos familiares y sociales. En Estados Unidos la gente no tiene todo el tiempo para disfrutar las relaciones personales.

¿Hay algo a lo que no se ha podido acostumbrar?

Cuando llegamos Guadalajara era una ciudad totalmente tranquila. Aquí no se robaban coches ni había asaltos y mira ahora.

¿Es cierto que hace los ejercicios de Charles Atlas?

Sí, esos son los que hago. Hay que cuidar el cuerpo. Cuando yo era chico, todos los días al levantarme mi padre me llevaba a hacer calistenia. Desde entonces en donde quiera que esté hago media hora de calistenia.

¿Dónde consigue sus corbatas de moñito?

En los Estados Unidos. Mi padre fue el que me enseñó a usar la corbata. Yo también usaba la corbata larga, pero a veces se derramaba la comida.

¿Cuántas tiene?

¡Caramba, yo que sé! Muchas, una acumulación. Hasta tengo corbatas que me compró mi madre y que yo usaba en Cuba hace más de 60 años. Imagínese.

Usted vivió muchos años en Cuba, ¿conserva alguna costumbre cubana?

Claro. En mi casa siempre comemos los plátanos machos fritos. Eso viene de Cuba. Y hay otros platos de allá que también son deliciosos, aunque no siempre lo hacemos.

¿Ha vuelto a Cuba?

Fui hace tres años porque quería ver cómo estaban atendiendo los restos de mi padre, dos hermanas y un tío. Eso sí, los están cuidando muy bien. Yo anhelo que desaparezca Fidel Castro y que los cubanos vuelvan a abrirse.

¿Qué opina de México?

Está empezando a desarrollarse una forma de pensar y de actuar democrática en un país, como todos los de América Latina, que heredaron de los españoles el derecho divino de los reyes o el de arriba manda. El autoritarismo se ha asentado en todo Latinoamérica y cambiarlo a un sistema democrático no es fácil. México va a tardar bastante tiempo para lograrlo, pero en ese sentido está progresando más que América Latina.

Las oficinas de los empresarios suelen ser muy ostentosas. ¿Por qué la suya es tan sencilla?

Cada uno lo hace a su manera, pero yo pienso que no necesito contar con más de lo necesario para trabajar.

¿Cuál ha sido la etapa más difícil de su vida?

Francamente no pienso que haya habido ninguna etapa difícil. A mí me enseñaron a pensar siempre en el futuro, en lo que se puede hacer y en participar en todo aquello que mejore lo que se está haciendo.

Javier Darío Restrepo
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