Kitabı oku: «Ecuador, un país dolarizado: pasado, presente y futuro», sayfa 2
Camino tortuoso hacia la dolarización
Cuando el Ecuador dolarizó oficialmente su economía, no había experiencia previa en América Latina, excepto la república de Panamá, donde el dólar ha estado en circulación por cerca de una centuria. Esta situación podría explicar algunas de las dificultades surgidas durante el proceso de dolarización a lo que se agrega la resistencia de la burocracia del Banco Central que veía disminuido su poder discrecional sobre la política monetaria del Ecuador.
Desde que se inició el proceso de dolarización hasta el presente ha habido críticas continuas de algunos de los llamados “analistas económicos”, periodistas, dirigentes gremiales y políticos; estos actores, por desconocimiento o por razones ideológicas, predicen el fracaso del sistema. Algunas de las críticas más frecuentes y dificultades que se presentaron durante el proceso son de la naturaleza siguiente:
1. La lentitud en la sustitución del sucre por el dólar fue un obstáculo inicial en la implementación del proceso. Recordemos, por ejemplo, que la primera etapa de canje de sucres por dólares empezó en marzo 2000 y terminó en septiembre del mismo año, pero a esa fecha, aproximadamente, solo se habían canjeado el 95 % de los billetes. De tal manera, las autoridades del Banco Central aumentaron el plazo de canje por seis meses más hasta marzo del 2001, porque los habitantes de las áreas rurales aún no habían canjeado sus billetes. En marzo del 2001 el canje solo había llegado al 98 %. A esto se agrega la falta de educación al público sobre el uso de la nueva moneda que fue responsabilidad primaria del Banco Central. La escasez de moneda fraccionaria y de billetes de baja denominación es una continua dificultad en el comercio minorista y las transacciones del público, que eleva el costo de los productos. Esta dificultad ha dado lugar a la práctica del redondeo de los precios evitando el uso de centavos y monedas de baja denominación. Los billetes de un dólar en circulación ya muestran desgaste por el uso; sin embargo, el Banco Central, que aún tiene el monopolio de importación de la moneda estadounidense, no los reemplaza con la rapidez deseable, y está planeando importar monedas metálicas de un dólar que romperán los bolsillos de los ecuatorianos. La solución a este problema sería quitar el monopolio del Banco Central sobre la importación y distribución de la moneda de los Estados Unidos y permitir que los bancos privados que operan en el Ecuador importen la moneda necesaria. Si el Banco Central no tiene el monopolio de imprimir y distribuir el dinero, si ya no es prestamista de última instancia, ¿qué justificación existe para la permanencia del Banco Central?
2. Algunos críticos de la dolarización utilizan el argumento de la pérdida de soberanía nacional y prestigio al sustituir el sucre por una moneda extranjera y el peligro de aumentar la dependencia de una potencia extranjera. Tal argumento no es válido para el ciudadano común que siente cómo se deterioran sus salarios, sus pensiones de jubilación y se volatilizan sus ahorros. Los detractores denotan un desconocimiento absoluto sobre el rol que una moneda tiene en la sociedad. El dinero es un servicio que las comunidades espontáneamente comenzaron a prestarse a efectos de librarse de los inconvenientes que significaba el sistema de trueque o de cambio directo, y lo peor que pudo ocurrir es que este servicio se convierta en monopolio estatal, con las malas consecuencias que hemos sufrido.
3. Se ha atribuido a la dolarización la subida de los precios y el costo de la vida, el desempleo existente, el aumento de la pobreza y las desigualdades de la sociedad; es decir, la dolarización es culpable de todos los problemas endémicos que afectan al país. Tales críticas no resisten un análisis serio porque el incremento de precios está relacionado con la inflación rezagada y el periodo de ajuste de los bienes no transables a los que hemos hecho referencia. Además de las distorsiones en la economía originadas en las políticas públicas, la pobreza y las desigualdades de ingresos de los ecuatorianos han estado presentes en nuestra sociedad desde antes de adoptar el nuevo sistema monetario. Nadie esperaría que la dolarización vaya a solucionar los problemas socioeconómicos del país. Solucionar estos problemas es una tarea de largo plazo que se cumplirá cuando los ecuatorianos puedan gozar de plena libertad económica y política como las que disfrutan otros países que tienen un alto estándar de vida por haber realizado las reformas institucionales que aún están pendientes en el Ecuador.
4. Algunos economistas y empresarios atribuyen a la dolarización la pérdida de competitividad de las exportaciones aduciendo que su costo de producción aumentará más rápidamente que los precios. Los economistas se refieren a esto como una tasa real de cambio sobrevaluada. Antes de la dolarización el gobierno recurría a continuas devaluaciones para favorecer al sector exportador a expensas del resto de los ecuatorianos. La competitividad es un fenómeno de largo plazo basado en la eficiencia y capacidad tecnológica del sector para competir en el exterior. La reducción de competitividad no se puede atribuir solamente a la apreciación del tipo de cambio. El índice de competitividad elaborado por la Universidad de Harvard coloca a Ecuador en el puesto 68 de 75 países. Toda una década de devaluación no ha ayudado al Ecuador a ser más competitivo. Es importante señalar que la dolarización no perjudica las exportaciones. En primer lugar, cerca del 75 % de las exportaciones del Ecuador son bienes primarios —petróleo, banano, camarones, etc.—. El otro 10 % lo constituyen bienes primarios procesados. Sus precios ya están determinados en dólares en los mercados mundiales. Segundo, los exportadores de productos manufacturados usan bienes importados como materia prima para sus productos. La dolarización estimula las exportaciones al volver los créditos más disponibles a tasas de interés razonables.
5. Es lamentable escuchar varias opiniones al respecto de que si no se concreta un nuevo préstamo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para este año o si el precio del petróleo cae por debajo de USD 20 los ecuatorianos vamos a tener problemas y la dolarización será debilitada. Este enfoque está concentrado en las finanzas públicas del gobierno mas no en las preferencias y condiciones económicas de los ciudadanos del país. Los grupos de interés que se benefician de los créditos del FMI y del precio inflado del petróleo son quienes tendrán problemas si las estimaciones oficiales no se cumplen. Ningún ecuatoriano está dispuesto a renunciar a sus dólares ahora y mucho menos si el gobierno no pone en orden sus gastos. La dolarización evita que los jubilados y asalariados pierdan capacidad de compra cada vez que el gobierno devalúa. Debe quedar claro entonces que somos nosotros los ecuatorianos quienes elegimos este sistema, el presidente Mahuad solo sancionó lo que ya era evidente.
Es importante recordar que cuando el Ecuador no escuchó el consejo del FMI de aumentar el impuesto al valor agregado al 14 % en el 2001, ni mantener el impuesto a la circulación de capitales, el Ecuador ha tenido la más alta tasa de crecimiento económico entre los países de América Latina. Por lo tanto, debemos ser muy cuidadosos en los compromisos que hagamos con el FMI de manera que no se creen obstáculos al crecimiento económico con sus desastrosas recetas que conducen al fracaso. Con respecto a esto, el señor Forbes ha dicho que “los banqueros del FMI tienen una noción extraña de que la prosperidad causa inflación y que cuando una economía es próspera, los individuos de una nación disfrutan de felicidad y eso los hace infelices a ellos”.
La dolarización cambia la estructura del poder
Los opositores más recalcitrantes de la dolarización tienen sus propias y peculiares interpretaciones para explicar el crecimiento económico alcanzado, señalando que lo que ha apuntalado la dolarización ha sido las remesas de los inmigrantes, los ingresos generados por la venta de petróleo en el mercado mundial, las inversiones del nuevo oleoducto y hasta especulan sobre la contribución de narcodólares y billetes falsos, además del descongelamiento de los depósitos bancarios. Además de ser un argumento mercantilista, se asume que es un prerrequisito para la dolarización mantener flujos positivos de divisas. La argumentación antes referida, desconoce la dinámica propia del proceso dolarizador que estimula la generación de riqueza al liberar la economía y suprimir la capacidad del gobierno para imprimir papel moneda sin valor.
Lo que realmente pasa es que la reestructuración de la economía significa una catástrofe para los intereses creados que se han beneficiado de los privilegios obtenidos de la intervención del Estado en la economía y en mantener una economía cerrada al comercio internacional. Cuando el Estado cesa de operar la imprenta del Banco Central para emitir dinero que causa inflación para financiar el gasto del gobierno, cede su poder sobre la moneda mientras aumenta la libertad y el poder de la gente sobre su dinero.
Tras analizar los hechos ocurridos en el Ecuador con la dolarización, la columnista del Wall Street Journal Mary A. O’Grady, en un reciente artículo publicado en América Economía titulado “Ecuador viene lo difícil”, señala que a partir de la dolarización, el único camino al éxito es la liberalización económica; por lo tanto, hay que cambiar los incentivos inherentes al sistema de economía cerrada y estrictamente regulada que aun tiene el Ecuador. La articulista indica que “tal como los incondicionales del PRI, en México, los protagonistas del establishment en Ecuador —los militares, los oligarcas, los políticos y los sindicatos del sector público— crecieron en un sistema con reglas muy claras, aunque corruptas, y han ordenado sus vidas de acuerdo con ellas. La dolarización cambia la estructura de poder y, por lo tanto, está produciendo un terror absoluto entre los subsidiados”. Falta agregar a esta lista, las organizaciones indígenas, otros grupos étnicos y algunos gremios. En este sentido, escribe la periodista, “no se puede culpar a la élite de Ecuador por sus desesperados intentos de repeler la dolarización y todo lo que implica”.
La pregunta clave que se hacen los inversionistas es si las fuerzas liberalizadoras de la economía impulsadas por la dolarización en el Ecuador podrán vencer los intereses creados que están perdiendo privilegios. No hay duda de que estos van a luchar tesoneramente hasta el último esfuerzo para no perder sus cómodas posiciones. Sería trágico para el Ecuador que ellos ganen porque se perderá una oportunidad histórica.
Ya veremos en la próxima contienda electoral donde se ubicarán los protagonistas del sistema político para defender sus privilegios, así los reconoceremos de cuerpo presente. Asimismo, esperamos que también se hagan presente los defensores de la libertad económica y política que creen que es posible un Ecuador libre y próspero para lo cual hay que establecer las condiciones necesarias que permitan generar la riqueza que requiere el país.
Diferencias entre los sistemas monetarios de Argentina y Ecuador y sus implicaciones
El sistema de dolarización del Ecuador es diferente al sistema de convertibilidad de Argentina debido principalmente a que el sucre desapareció por completo y, en cambio, en Argentina se conservó el peso. Desde sus inicios el sistema de convertibilidad provocó dudas al respecto de la predisposición del gobierno para mantener su compromiso de entregar un dólar por cada peso emitido. Para entender mejor este tema se debe aclarar que la convertibilidad de Argentina no es un sistema ortodoxo de caja de conversión; es decir, el volumen total de pesos circulando en Argentina no estaba respaldado 100 % por reservas de dólares, la ley de convertibilidad permitía hasta un 20 % de respaldo con bonos del gobierno, y en circunstancias extraordinarias hasta un 33 %. Además, el Banco Central de Argentina nunca dejó de influenciar la cantidad de dinero a través de las operaciones de mercado abierto —repos, préstamos interbancarios—.
El Dr. Kurt Schuler1, refiriéndose a los sistemas monetarios implementados en el Ecuador y en la Argentina, señala que:
La diferencia clave es que Argentina no tenía un sistema completamente automático. El Banco Central de la República Argentina (BCRA) simplemente no expandía o reducía la oferta de pesos de acuerdo con la demanda del público, como ocurre en una caja de conversión ortodoxa. [...] Como muestran las estadísticas (ver Gráfico 2), las reservas del BCRA durante el 2001 variaron de 193 a 82 por ciento. El comportamiento del BCRA hizo que la gente dudara sobre si el peso era realmente tan bueno como el dólar. [...] Las dudas se intensificaron a partir de las medidas que tomó Domingo Cavallo cuando fue nombrado Ministro de Economía en abril. Por ejemplo, Cavallo introdujo un tipo de cambio especial para las exportaciones. Un sistema dolarizado no tiene estos problemas porque no existe una moneda nacional separada que pueda usar el banco central como una herramienta para un errado manejo monetario. Bajo un sistema de caja de conversión ortodoxa la línea que muestra la relación entre las reservas y la base monetaria (ver Gráfico 2) sería una línea recta en el 100 %. Con la dolarización es similar: incrementos en dólares se traducen directamente en incrementos de las reservas del sistema bancario.
Gráfico 2. Reservas internacionales de Argentina
Elaborado por Dr. Kurt Schuler
Fuente: http://www.bcra.gov.ar/pdfs/estadistica/bas2001.xlw
Además de la incertidumbre monetaria debido a la falta de compromiso del gobierno —esto se reflejó en el diferencial entre tasas de interés sobre préstamos en dólares (5 %) y pesos (25 %)—, la crisis argentina se debe a que el proceso de reformas económicas y políticas, iniciado a principios de los 90, quedó incompleto. Así, tenemos que el gobierno se embarcó en una carga de endeudamiento cada vez mayor (de 34 % del PIB en 1991 a 52 % en 2001) una regulación excesiva que se demuestra en el hecho de que si bien se privatizó no se dio paso a la competencia, los monopolios estatales se convirtieron en monopolios privados, pero no se permitió que más empresas provean los mismos servicios. Además, el sector laboral es rígido y no se adapta a la demanda; las barreras al libre comercio prevalecen, el arancel externo común del Mercosur es del 14 % y el arancel para países que no integran el Mercosur alcanza el 35 %. Por último, la debilidad del estado de derecho y la excesiva burocracia (el gasto público creció 7 % en los últimos tres años y el PIB decreció 4 %) ha generado corrupción. El 82 % de los argentinos no confía en su sistema judicial.
La dolarización adoptada por el Ecuador es la mejor opción en el campo monetario porque presiona al gobierno a poner en orden sus finanzas públicas y, además, corta de raíz el riesgo de devaluación a que está sujeta la moneda nacional. Argentina siempre estuvo bajo el riesgo de devaluación con el sistema de convertibilidad. Ahora que se eliminó dicho sistema, la devaluación del peso era una consecuencia obvia.
Las tareas urgentes aún pendientes
Al cabo de dos años de su adopción, la dolarización ha significado una mayor libertad para los ecuatorianos porque ha eliminado algunas de las distorsiones ocasionadas por la política monetaria discrecional del Banco Central. Ha hecho posible la estabilidad monetaria y ha devuelto la confianza de los ecuatorianos en la moneda, mejoró su imagen en el exterior y se aprecia el esfuerzo realizado que se refleja en el aumento de la inversión en el país. Sin lugar a dudas, la estabilidad monetaria es necesaria pero no es suficiente para promover el crecimiento económico y solucionar los problemas socioeconómicos que afectan a la sociedad ecuatoriana. Para alcanzar este objetivo es importante tomar algunas decisiones importantes y reformas de políticas que se mencionan a continuación:
1. Hemos dicho que la dolarización es más que un nuevo régimen cambiario. La dolarización es un sistema monetario financiero con un enorme potencial para atraer flujos de capital al país, para lo cual se requiere la integración financiera con la banca internacional para que sirvan de intermediarios con el resto del mundo financiero. Para lograr este objetivo es importante eliminar cualquier restricción que pudiera existir y proporcionar los incentivos necesarios. La presencia de bancos extranjeros será beneficioso para el sistema financiero nacional, porque permitiría la competencia que finalmente redundaría en un mejor servicio a los ecuatorianos.
2. La dolarización no permite que el gobierno siga recurriendo a la emisión monetaria, causante de inflación a través del Banco Central para financiar el gasto público; por lo tanto, debe financiar el presupuesto mediante las recaudaciones de impuestos y el endeudamiento. Esta realidad debe forzar al gobierno a revisar el proceso de formulación del presupuesto fiscal para ajustar los gastos a las posibilidades del país. Desafortunadamente, los políticos ecuatorianos continúan inflando el presupuesto basado en supuestos de difícil sustentación con el fin de satisfacer demandas regionales y presiones políticas. El país ya no puede soportar más impuestos ya que están frenando la reactivación económica. Tampoco es deseable seguir endeudándose, por tanto, es imperioso reducir drásticamente el gasto público para de esta manera no repetir los errores del gobierno argentino que han conducido a la ruina de ese país.
3. Es importante una reforma tributaria y fiscal encaminada a reducir el peso de la carga tributaria y redefinir el rol del gobierno para proteger la libertad de los individuos, proporcionar seguridad jurídica y garantizar la propiedad privada en lugar de intervenir en la actividad económica del país.
4. Privatizar las empresas públicas monopolizadas por el gobierno, tales como telecomunicaciones, empresas eléctricas, petróleo y minas, puertos y aeropuertos, carreteras y otros servicios básicos, con el fin de atraer capitales para su modernización y mejorar su eficiencia. El Ecuador puede aprovechar la experiencia de privatizaciones realizadas en otros países para no repetir los errores cometidos, como han sido, traspasar los monopolios públicos a monopolios privados con lo cual no se han solucionado los problemas sino que han aumentado la corrupción. Si no se establece un marco de competencia en las privatizaciones es mejor postergar el proceso privatizador. Resistir las arremetidas del sindicalismo público y de aquellos que se benefician de los privilegios que reparte el Estado.
5. Apertura comercial mediante la eliminación de aranceles y otras medidas proteccionistas, y además la eliminación de las barreras y restricciones al comercio tanto de exportaciones como de importaciones. Estas reformas promoverán el crecimiento económico y beneficiarán a los consumidores.
6. Reformas laborales que flexibilicen la oferta y demanda para que el mercado determine el nivel salarial pero no los decretos del gobierno. Estas reformas nunca se realizaron en Argentina, agudizando el problema de desempleo.
7. Completar las reformas de la seguridad social para reducir el sistema de reparto y aumentar los asegurados al sistema de capitalización de las pensiones en busca de mayor bienestar para los pensionistas. Es importante separar el sistema de pensiones de otras prestaciones, incluyendo la salud para lograr el autofinanciamiento de cada servicio.
8. Revisar el rol del Banco Central en relación con el nuevo sistema monetariofinanciero adoptado con la dolarización. Al haber fracasado en cumplir con su mandato de mantener la estabilidad de la moneda y no siendo una entidad emisora cualquiera de las funciones que se quiera otorgar será forzada porque no se justifica. La distorsión que actualmente provoca con la fijación de las tasas de interés es contraproducente para la correcta correspondencia entre ahorro e inversión.
Al concluir este análisis debemos indicar que si bien estas recomendaciones son de orden macroeconómico en el sentido de proponer reformas a políticas gubernamentales, esto no implica que las mismas no tengan consecuencias microeconómicas. Por ejemplo, la apertura comercial al permitir el ingreso de otros empresarios y otros productos genera la competitividad, una mayor calidad y eficiencia de los empresarios. La reducción de la carga tributaria libera recursos hacia los consumidores y empresarios permitiéndole dirigir sus gastos e inversión hacia sus propios fines y generar actividades económicas no conocidas aún. Esta inyección de capital, que significaría el tener nuevas empresas, aumentaría la productividad de los trabajadores, lo que elevaría a su vez el salario real. La dolarización, considerada como un sistema monetario financiero, que marche de la mano con una sana política fiscal y respeto al orden jurídico, sienta las bases sobre las cuales se gesta el ambiente adecuado que hace posible a los individuos la libertad de innovar e implementar estrategias de negocios que promueven el desarrollo económico.