Kitabı oku: «México obeso», sayfa 10
Notas
1 “Discourse on the causes and effects of corpulency together with the method”.
2 “A discourse on the nature, causes and cure of corpulency for its prevention and cure”.
3 La cultura brinda a los actores sociales un marco de interpretación y de acción que les permite entender y comprender la realidad.
4 Vale la pena mencionar que existen esfuerzos realizados por parte de la sociedad civil organizada por aportar, desde la perspectiva académica, a la discusión sobre cómo desarrollar políticas públicas que vayan acorde a la realidad que se vive en México. El grupo denominado Unión de Científicos Comprometidos es uno de estos casos. Para conocer su trabajo es posible acceder a la página www.uccs.mx
5 Por “homogeneización de hábitos y del gusto” nos referimos a que muchos consumimos los mismos alimentos, independientemente del lugar donde nos encontremos, dada su disponibilidad en supermercados. De igual manera, hemos estado expuestos a los mismos productos, lo que ha conducido a que los alimentos que reconocemos que “nos gustan” sean similares. Asimismo, muchos de estos alimentos expuestos son industrializados y contienen componentes químicos, tales como aditivos, estabilizadores, conservadores, colorantes y/o edulcorantes que a nivel fisiológico son reconocidos como parte del flavor del alimento. En este capítulo no se ahonda en ello, pero sí se busca sembrar una semilla para futuros trabajos que reflexionen sobre este fenómeno.
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CAPÍTULO 5
¿Exceso de equipaje?
Turismo y obesidad en México
claudia llanes cañedo
joe pavelka
Introducción
Viajar con exceso de equipaje tiene implicaciones para el turista, para sus acompañantes y para el sitio visitado. Comenzamos a hacer las maletas cuando decidimos a dónde, con quién, cuándo y cómo viajar. ¿Qué percepciones del destino, expectativas de viaje y emociones están implicadas en el equipaje que llevamos? La maleta contiene muchos elementos seleccionados acorde con nuestras “perspectivas vacacionales”, aunque el viaje turístico sea solo temporal. ¿Qué pasa cuando el exceso de equipaje va integrado al cuerpo?
En este capítulo se explora la relación entre el turismo y la obesidad en México a partir del análisis del uso del tiempo y el consumo. En primer lugar, se presenta un análisis para determinar qué es lo que entendemos por turismo, se reflexiona sobre su relación con la obesidad, y se hace una breve revisión de conceptos relacionados con turismo-obesidad. Enseguida se exponen los argumentos para afirmar que los mexicanos somos consumidores de turismo (¿y de alimentos?) improvisados, con prisa, desinformados y con una visión cortoplacista en un sistema de libre mercado imperfecto. Se hace también una analogía utilizando los componentes básicos del turismo para relacionarlos con la obesidad. Posteriormente, se plantean siete “situaciones particulares mexicanas” relacionadas con el turismo y la obesidad, y finalmente, se expresa una serie de cuestionamientos que tienen el objetivo de sustentar la continuidad de esta línea de investigación.
El turismo como práctica humana
El turismo es uno de los segmentos económicos que más ha crecido en los últimos años a nivel mundial. En México se recibieron en 2010 a más de 22 millones de turistas extranjeros y a más de 51 millones de visitantes fronterizos. En ese mismo año, el gasto de los turistas extranjeros en conjunto fue de 11 mil 700 millones de dólares (López y González, s. f.). Si se busca explicar qué es el turismo, se puede decir que hacer turismo implica viajar, gastar, quedarse a dormir y tener impactos diversos en el lugar que se visita: consumo de agua, energía, espacio, generación de desechos-basura, alimentación, hospedaje y “activación”.
De acuerdo con la Organización Mundial del Turismo (OMT, s. f.), el turismo se define de la siguiente manera:
Un fenómeno social, cultural y económico relacionado con el movimiento de las personas a lugares que se encuentran fuera de su lugar de residencia habitual por motivos personales o de negocios/profesionales. Estas personas se denominan visitantes (que pueden ser turistas o excursionistas; residentes o no residentes) y el turismo tiene que ver con sus actividades, de las cuales algunas implican un gasto turístico.
A continuación se mencionan algunas relaciones básicas que tiene la definición anterior:
Desplazamiento temporal. Significa que durante la salida se dispondrá, como mínimo, de un día, y como máximo, del tiempo establecido por las políticas de relaciones exteriores de cada país para expedición de visas de turismo. El límite máximo de tiempo de estancia para que alguien sea considerado turista es muy variable en cada país. La condición para ser turista es no quedarse a vivir en el lugar definitivamente, sino temporalmente. No trabajar en el sitio ni percibir ingresos económicos durante la estancia en el lugar.
Desplazamiento de personas. Un turista será una persona. Aunque los animales emigran y cada vez hay más personas que viajan con sus mascotas, el turismo es praxis; una práctica específicamente humana.
Relación con lo cotidiano. El turismo ha de realizarse fuera del lugar de residencia habitual; fuera de la vida cotidiana y del trabajo. Esto implica que se lleva a cabo dentro del uso del tiempo en donde las personas tienen libre elección de sus actividades, lo que significa salir de lo cotidiano: cambio de prácticas y rutinas de todos los días.
Desplazamiento en el espacio. Hacer turismo implica viajar. Existe en un lugar de origen, una ruta de tránsito y uno o varios destinos, definidos o difusos, dependiendo del tipo de turista. Aunque se pueda desplazar y pasar tiempo libre recreándose en la zona de vida habitual, si no incluye pernoctar fuera de casa, no se considera turismo, sino recreación o excursionismo.
Gasto de dinero y de energía. Gran parte de la relevancia y estudio de las complejidades del turismo se ha justificado en la cantidad de dinero e intereses económicos, territoriales e ideológicos que mueve.
Personas con diferentes motivaciones. Hacer turismo conlleva la búsqueda de experiencias no habituales y se da por motivos tan diversos como personas y culturas existen, una vez que se han estudiado patrones de motivaciones relacionadas con diversos tipos de atractivos (naturales, culturales) y con la expectativa de actividades o propósitos del turista (negocios, académico, descanso, aventura y mil etcéteras).
El regreso a casa. Hacer turismo significa necesariamente regresar a casa. El mismo origen etimológico de la palabra turista lo dice: hace un tour, tornare, dar una vuelta y regresar a casa.
Sin embargo, la discusión sobre estas implicaciones se encuentra actualmente en continuo debate para su caracterización adecuada (Azevedo y Gomes, 2013; OMT, 2001).
Turismo, placer y poder
Transportarse y cambiar de residencia ha sido un rasgo característico de los humanos, desde su aparición como nómadas y hasta nuestros días (Maffesoli, 2004; Martínez y López, 2009). En un principio lo consiguió por sus propios medios, es decir, caminando, y después en diversos medios de transporte, hasta llegar a la actual curiosa práctica del uso de cohetes para visitar la Luna (Laing y Crouch, 2004; Singh, 2004). Es necesario considerar que esta actividad nos lleva a cuestionar qué relaciones de poder se generan en el turismo. Durante muchos años, el viajar con propósito de placer fue solo accesible a personas de “alto” nivel socioeconómico. El turismo contemporáneo (masivo) nace en la época posterior a la Segunda Guerra Mundial. Al turismo de masas también se le llamó “turismo fordista”, porque se desarrolló siguiendo el modelo de producción en serie de los vehículos de Henry Ford. El turismo se desarrolla masivamente durante la Guerra Fría, cuando fue utilizado como herramienta ideológica del capitalismo. En los lugares turísticos se promovió la práctica de excesos en el consumo de alimentos y bebidas con grandes y suntuosas fiestas en los hoteles, diseñadas para “generar envidias” en las fronteras de países socialistas, al ver la práctica del descanso y cultivo del placer “sin límites” frente a ellos (Romo, 2005).
En México, y en muchos lugares del mundo, el turismo ha sido utilizado como instrumento ideológico y político con diversos fines: para la paz entre los pueblos, para la divulgación de la cultura, para la conservación ambiental y actualmente para la erradicación de la pobreza. Cabe mencionar que la política pública inició el fomento del turismo durante la época de Industrialización para la Sustitución de importaciones (ISI), con el propósito de que los ingresos por turismo sirvieran al Estado para promover la industrialización del país; posteriormente se promovió al turismo como medio de “movilización social” y medio de “culturización” para el pueblo (Pérez, 1996). En la actualidad, el turismo se gestiona tanto para generar opciones de trabajo e ingresos económicos en áreas rurales y “combatir” la pobreza rural, como para conservar las áreas naturales y la diversidad biológica. ¿No será demasiada responsabilidad para una actividad tan sujeta a las percepciones y prácticas cambiantes de personas, quienes solamente visitan temporalmente un sitio?
La obesidad, ¿específicamente humana?
Abordar el tema de la obesidad para encontrar sus relaciones con el turismo, lleva a pensar que su estudio es tan complejo y “nuevo”, así como se podría pensar lo mismo del turismo, sobre todo porque la situación de la obesidad es dinámica, en el tiempo, en el territorio, en los significados y en impactos. Los patrones de manifestación son diversos y debe estudiarse desde múltiples perspectivas, ya que ninguna abarca todo.
Parece que la obesidad se presenta conjuntamente con otros fuertes desequilibrios en todo el planeta: pobreza-riqueza extrema, cambio climático global, deterioro de ecosistemas y pérdida de biomasa, efecto invernadero por emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera, etc. Al respecto, Gilman (2008) ha usado el término globalobesity para referirse a la situación global de la obesidad. Tal parece que “resolver” la “globalobesidad” es un reto similar a lograr la “sustentabilidad”. Se requieren acciones individuales y colectivas, cambios en política pública y garantías de libertad para generaciones actuales y futuras. La obesidad global es la consecuencia de múltiples procesos económicos, políticos, sociales e individuales interrelacionados y se necesitan estudios y voluntades para comprenderla y “resolverla”.
Ahora bien, para entender qué es la obesidad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) (2014) da la siguiente definición de obesidad y sobrepeso:
La obesidad y el sobrepeso se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. Una forma simple de medir la obesidad es el índice de masa corporal (IMC), esto es el peso de una persona en kilogramos dividido por el cuadrado de la talla en metros. Una persona con un IMC igual o superior a 30 es considerada obesa y con un IMC igual o superior a 25 es considerada con sobrepeso. El sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo para numerosas enfermedades crónicas, entre las que se incluyen la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Alguna vez considerados problemas de países con ingresos altos, la obesidad y el sobrepeso están en aumento en los países con ingresos bajos y medios, especialmente en las áreas urbanas.
Por lo tanto, al hacer una analogía de la definición de obesidad de la OMS con los componentes básicos de la definición de turismo presentada por la OMT (s. f., 2001), es posible generar una serie de cuestionamientos vinculados con la obesidad, que son:
Temporalidad. ¿Cuál es el tiempo de la obesidad?, ¿desde cuándo existe?, ¿es una situación transitoria?, ¿nueva o histórica?, ¿cuándo se “diagnostica” obesidad en una persona?, ¿existe un límite de años siendo “obesos” o teniendo “sobrepeso” para tener este diagnóstico, o solo se considera el “momento presente”?
Praxis. ¿La obesidad es praxis?, ¿es una práctica específicamente humana?, ¿existe condiciones o estudios donde se pueda considerar que los animales u otros seres vivos pueden “enfermarse de obesidad”?, ¿la visión biológica del comportamiento alimentario, incluye aspectos genéticos y metabólicos?, ¿existen trastornos de comportamiento alimentario: anorexia, bulimia, trastorno de atracón en seres vivos no humanos?
Cotidianeidad. ¿Cuál es la relación de la obesidad con lo cotidiano?, ¿la obesidad se vive todos los días?, ¿es una condición distinta a lo “habitual”?, ¿podemos “quitarnos y ponernos” la obesidad?
Espacialidad. ¿Cuáles son las implicaciones espaciales de la obesidad, tomando en cuenta tanto la geografía de la obesidad como las adaptaciones y rediseños de estructuras de instalaciones, equipos, mobiliario, diseños industriales, de medios de transporte, etc.?
Economía y energía. ¿Cuáles son las implicaciones de gasto (económico y de energía) relacionadas con la obesidad?
Motivaciones. ¿Cuáles son las diferentes “motivaciones” a la obesidad, tanto de individuos como de colectivos, empresas y gobiernos?, ¿qué motivaciones pueden tener los actores relacionados con la obesidad para que esta exista?, ¿quiénes se benefician de la obesidad y cómo lo hacen?
El regreso a casa. ¿Es posible el regreso a casa?, ¿el regreso a la condición de no-obesidad en la sociedad?, ¿cómo se puede lograr?, ¿o habremos migrado permanentemente hacia la obesidad (en este punto la pregunta refiere a la condición de diversidad e inclusión de ideas/valores/concepciones del cuerpo, de estilos de vida incluyentes de la realidad de la obesidad)?, ¿la obesidad llegó para quedarse?
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