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7. Desnutrición y desigualdad

Guatemala tiene la tragedia de que el 46.5 % de la niñez menor de seis años padecen desnutrición crónica. (20) Estas cifras colocan al país en el primer puesto a nivel latinoamericano y sexto en el mundo (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura [FAO], Organización Panamericana de la Salud [OPS], Programa Mundial de Alimentos [WFP] y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia [Unicef], 2018), lo que explica su inclusión en el análisis que se viene desarrollando a lo largo de este texto. En las raíces del problema está el modelo de desarrollo que reproduce la pobreza y exclusión social. Entre los principales factores específicos se encuentra la inadecuada e insuficiente disponibilidad y acceso a alimentos, que se vincula directamente con las condiciones en que se da la producción agrícola a pequeña escala: (21) falta de acceso a –y/o baja calidad de– la tierra, baja o nula asistencia técnica y crediticia, variabilidad extrema de las condiciones climáticas y del régimen de lluvias, inadecuado manejo post cosecha, entre otras.

Sin embargo, la intención de este apartado no es profundizar en el abanico de causas estructurales, sino analizar algunas condicionantes de la disponibilidad y acceso a alimentos que se relacionan con la producción agrícola. Para ello se hace uso de la información disponible sobre la cobertura de cultivos agrícolas, el índice de Gini de concentración de la propiedad de la tierra y el tamaño de fincas productivas.

En Guatemala, la producción agrícola constituye la principal fuente de alimentos para los hogares (Instituto de Investigación y Proyección sobre Ambiente Natural y Sociedad de la Universidad Rafael Landívar [Iarna-URL], 2015). Esta agricultura es generalmente familiar de infrasubsistencia y subsistencia. (22) En ese sentido, la disponibilidad de tierras para la producción agrícola de alimentos incide en tres de los cuatro pilares fundamentales de la seguridad alimentaria y nutricional: la disponibilidad de alimentos, el acceso a estos y su consumo. (23)

Como se evidencia a lo largo de este apartado, los altos niveles de desnutrición son generalizados en todo el país. En los 30 territorios funcionales, en el área rural y metropolitana los valores de desnutrición crónica superan el 2.5 % considerado como el máximo aceptable por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En el territorio 30 se registra el valor más bajo, con 13.7 %, pero en los territorios pertenecientes al altiplano occidental y el departamento de Alta Verapaz, en el norte del país, se alcanzan cifras que llegan hasta el 59.3 % de desnutrición crónica (ver mapa 10).

7.1 La desnutrición crónica
I. La desnutrición en Guatemala

De acuerdo con el Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional (FAO, OPS, WFP y Unicef, 2018), Guatemala ocupa el primer puesto de desnutrición crónica a nivel latinoamericano, con un promedio a nivel nacional del 46.5 %. Ocupa, además, el sexto lugar a nivel mundial. Las cifras se agravan dramáticamente en las áreas rurales, donde afecta al 61 % de la niñez. Los datos han variado muy poco a lo largo del tiempo. Según la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional de la Presidencia de la República ([Sesán],2015), en 1986 la desnutrición crónica a nivel nacional fue de 51.1 % y en el año 2001 de 50 %.

Para la niñez esto tiene secuelas graves pues afecta de manera sistémica y permanente el desarrollo y desempeño físico, psicomotriz e intelectual de los niños y niñas a mediano y largo plazo (Comisión Nacional para la Reducción de la Desnutrición Crónica, 2016). Constituye un factor que afecta el desarrollo del cerebro, incidiendo directa y negativamente en el desarrollo de funciones cognitivas, psicomotoras y de salud estructural. Sus efectos en el largo plazo, cuando se llega a la vida adulta, incluyen alta morbilidad, disminución en la capacidad para realizar trabajo físico e intelectual. Ello se traduce en una menor capacidad productiva y de generación de ingreso.

De acuerdo con FAO (2017), en algunos niños, niñas y familias coexiste más de una forma de malnutrición. Se tienen casos de desnutrición crónica y sobrepeso en una misma persona. Se estima que, en el país, alrededor del 39 % de las niñas y los niños desnutridos crónicos sus madres presentan cuadros de obesidad y sobrepeso (FAO, 2017).

Las cifras de desnutrición constituyen, a su vez, un indicador de no cumplimiento del derecho de la población a la seguridad alimentaria en sus cuatro componentes: disponibilidad de alimentos, el acceso a estos, su consumo y su utilización o aprovechamiento.

II. La desnutrición en los territorios funcionales

La desnutrición crónica se distribuye de manera muy desigual entre los diversos territorios que se incluyen en el presente análisis. En el área rural la desnutrición muestra uno de los principales determinantes y a su vez una característica de la sociedad guatemalteca: la exclusión social. Eso explica que allí, de cinco de cada diez niñas o niños están desnutridos, mientras que en el área metropolitana catorce de cada cien personas están en una situación similar. Y aunque es baja en comparación con el área rural, está muy por encima del 2.5 % considerado como el máximo aceptable por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En los territorios funcionales urbano-rurales y rural-urbanos el promedio de desnutrición es del 30 %, aunque con grandes diferencias entre ellos. En el territorio 30 la desnutrición, aunque alta, es del 13.7 % mientras que en el territorio 14 es del 60 % (mapa 10).

Al enfocar el análisis de la desnutrición medida en el 2015 se puede observar cierta distribución espacial. En el mapa 10 con un color más oscuro aparecen aquellos territorios donde la desnutrición es mayor: entre el 39.4 y 59.3 %. Los niveles más altos se encuentran el territorio 6 (municipios de Quiché) con un promedio de 59.3 % de desnutrición, le siguen el territorio 14 (municipios de Chimaltenango y Sololá) y el territorio 3 (en Alta Verapaz) y, finalmente, los territorios 13 y 23 (conformados por catorce municipios de Sololá). Entre los principales rasgos de estos territorios con alta desnutrición están: el limitado acceso a la tierra, el alto porcentaje de población indígena y los altos niveles de pobreza. En este tema sobresale el territorio 3 con un promedio del 80 % de pobreza.

Mapa 10. Guatemala: Porcentaje de desnutrición crónica por territorios y por tipología rural-urbana (años 2015)


Mapa 10. En el mapa de Guatemala, en escala de colores ocres, se identifica el porcentaje de desnutrición por territorio, en el área rural y urbana. En ocre oscuro los territorios con mayor presencia de desnutrición crónica. En el lado derecho las barras representan el porcentaje promedio de desnutrición crónica por tipología rural-urbano. Fuente: elaboración propia con datos del anexo 3. Territorios: con datos del anexo 2 sobre la base del shape de municipios del Instituto Nacional de Estadística, (2005). Información Geográfica, Sistema Geoestadístico Nacional [CD-ROM] Guatemala.

Hacia el occidente se localizan los territorios 5, 9, 10, 11, 20 distribuidos entre los departamentos de Huehuetenango, Quetzaltenango, San Marcos y Totonicapán. La mayor desnutrición se da en el territorio 11 con un 39 %.

Los menores índices de desnutrición se observan en el territorio 4 (municipios de Puerto Barrios y Morales, en el departamento de Izabal) con un 16.3 % y en los territorios 18, 26, 27 y 30 (en los departamentos de Chiquimula, Jutiapa y Escuintla, hacia el sur oriente del país), así como en el territorio 19 (municipios fronterizos de Ocós, Ayutla y Pajapita en el occidental departamento de San Marcos) donde la desnutrición tiene un rango de entre 13.6 y 20.2 % (mapa 10).

7.2 Desnutrición y desigualdad

Como se indicó anteriormente, las causas de la desnutrición crónica son múltiples. Desde los factores estructurales del comportamiento de los mercados orientados hacia la exportación de productos primarios, la tenencia y uso de la tierra, las políticas públicas en salud y educación, la infraestructura básica –agua potable, alcantarillado, desecho de aguas servidas–, los patrones de consumo alimentario, los hábitos de higiene en el hogar, entre otros.

El modelo conceptual de la desnutrición crónica planteado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia ([Unicef], 1988, p. 24), el cual fue adaptado por el Gobierno de Guatemala (Sistema de Información Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional [Siinsán], Gobierno de Guatemala, 2018, p. 11) plantea tres niveles de causas: las básicas a nivel de la sociedad que se refieren al medio ambiente, la tecnología, a la cantidad, calidad y control de los recursos disponibles. Las causas indirectas en el ámbito del hogar y la familia: insuficiente acceso a alimentos, prácticas inadecuadas de atención materno infantil, incorrecto tratamiento del agua y deficiencias en los servicios de salud. En las causas directas: el acceso y consumo de alimentos inadecuados y la presencia de enfermedades durante la infancia.

En este estudio se considera que estos factores están determinados o condicionados por el modelo de desarrollo económico social, que en el ámbito nacional no tiene que ver con insuficiencia de alimentos, sino con la forma de cómo se produce, para qué y para quién es el producto y los beneficios que de ello se derivan. Es decir, la desnutrición crónica de la mitad de la población infantil del país es un dramático resultado de la exclusión, la pobreza y la desigualdad. El documento de la Siisán antes citado lo refleja al abordar las diversas expresiones de la desigualdad y su relación con la desnutrición, como se puede ver en la tabla 11.

Tabla 11

Prevalencia de desnutrición crónica en menores de 5 años, basado en estándares de la OMS


Las brechas de la desigualdad son múltiples, incluyen las de género, territorial, generacional, entre otras. En la tabla 11 se resaltan tres desigualdades que tienen un enorme peso en la exclusión del país: el racismo, la concentración de la riqueza y el nivel educativo. Y aunque en todos los casos la desnutrición está muy por encima del 2.5 % aceptado por la OMS, las brechas son grandes. Es una exclusión que involucra a la mayoría de la población pero, además, es profunda.

En los tres años que presenta la tabla 11, en promedio, la desnutrición crónica es 1.8 veces más en los pueblos mayas, garífunas y xincas. Más grave es la diferencia por nivel socioeconómico: por cada persona desnutrida de nivel alto hay cuatro en el nivel más bajo. Es pertinente recordar que las encuestas socioeconómicas y de salud materno infantil no recolectan información de las élites económicas, por lo que la brecha real si se tuvieran esos datos sería mucho mayor. De igual manera, el nivel educativo se relaciona inversamente con la desnutrición, es decir, que a más escolaridad menos desnutrición. La educación también se relaciona directamente con la discriminación ya que la escolaridad suele ser más baja entre la población pobre, indígena del área rural y las mujeres. Es un factor que tiene importantes implicaciones en el mercado laboral, como ha sido ampliamente documentado: a mayor nivel educativo mayor es el retorno de ingresos salariales.

Además de los causales de la desnutrición en Guatemala, en el ámbito territorial y particularmente en el rural son importantes el acceso a la tierra y los riesgos derivado de los desastres naturales. Excluyendo la desigualdad de la propiedad urbana, no se percibe una relación clara entre la desigualdad en la tenencia de la tierra, medida por el índice de Gini, y la desnutrición. No obstante, se puede concluir que la brecha entre quienes tienen poca o mucha tierra para los cultivos es alta (0.67 para el valor más bajo que corresponde al área rural) y que la desnutrición es particularmente grave mientras es menor el tamaño de la finca. Por lo tanto, es de esperar que la desigualdad en la tenencia tenga algún efecto sobre la desnutrición, en particular sobre quienes están en la parte inferior de la curva de Lorenz.

Al verificar el tamaño de la finca medida en manzanas de superficie de la tierra (tabla 12), según el último censo disponible, el promedio da poca información, lo cual puede explicarse por la alta diferencia entre los distintos tamaños de las micro parcelas destinadas a cultivos de subsistencia y las grandes extensiones para las agroexportaciones. De igual manera, es conocido el hecho de que los desastres naturales han tenido un impacto directo en la producción agrícola.

Tabla 12

Índice de Gini, tamaño de finca, índice de riesgo y desnutrición crónica según tipología de territorios


Sin embargo, al calcular el promedio de extensión de la tierra para el cultivo, en rangos que se presentan en la figura 11, se puede apreciar que, en promedio, el limitado acceso a la tierra tiene una incidencia en los altos grados de desnutrición. En las fincas con una extensión inferior a dos manzanas de tierra la desnutrición alcanza la cifra del 45 %. Al ampliarse el rango de dos a menos de cinco manzanas de tierra la desnutrición desciende trece puntos porcentuales y en otros diez puntos porcentuales para una parcela de media caballería o más de tierra, es decir, que en ese caso la desnutrición es del 22 %.

Se reconoce la importancia que tienen otros factores como son la inversión en el capital productivo agrícola, la tecnología, la fertilidad del suelo, etc., pero a estos factores solo pueden acceder los propietarios de fincas de mayor tamaño, así como una minoría de pequeños propietarios. Generalmente el limitado acceso a la tierra es parte o consecuencia del poco acceso al factor capital.

Figura 11. Porcentaje de desnutrición crónica según tamaño de la extensión de tierra


Figura 11. El limitado acceso a la tierra para el cultivo de productos alimenticios se considera uno de los factores de la desnutrición en el campo. Ello se refleja en la gráfica donde las barras indican el porcentaje de desnutrición que se observa según el tamaño de las fincas para el cultivo. Los puntos representan los territorios funcionales rural urbanos, el área rural y metropolitana. Fuente: elaboración con datos del Instituto Nacional de Estadística de Guatemala (2004), IV Censo Nacional Agropecuario [base de datos en CD-ROM], Guatemala: INE y con datos del anexo 3.

Aunque el limitado acceso a la tierra explica en parte los resultados en la desnutrición, como hipótesis se considera que esto es resultado del patrón de desarrollo económico y social cuyo énfasis está orientado a la exportación de productos que requieren bajos costos de la fuerza de trabajo y uso extensivo de la tierra. Esto último provoca el acaparamiento de tierras altamente fértiles, y desplaza al pequeño productor agrícola de subsistencia hacia las tierras menos productivas o bien le fuerza a implementar otras estrategias de generación de ingresos: entre ellas la migración.

En la tabla 13 se hace un desglose del tipo de cultivos que predomina (granos básicos o cultivos para la exportación) en los territorios funcionales rural-urbanos y urbano-rurales según tamaño promedio de la extensión de la tierra. Se excluyeron del análisis seis de los treinta territorios funcionales ya que no fue posible determinar la producción principal; la misma dificultad se encontró para el área rural y urbana.

Los territorios funcionales rural-urbanos y urbano-rurales con predominio del cultivo de granos básicos reflejan que conforme aumenta el tamaño de las parcelas dedicadas a este tipo de cultivos disminuye de forma significativa la desnutrición crónica. Para el año 2015, en aquellos territorios donde predominaban las parcelas con una extensión menor a dos manzanas de tierra la desnutrición alcanzó el 45.1 %. Esta se reduce drásticamente en 15 puntos porcentuales cuando el tamaño de la parcela es entre dos y menos de cinco manzanas. Cuando se supera ese umbral el descenso es menor.

Tabla 13

Desnutrición según tipo de cultivo (granos y exportación) por rango de superficie


En la columna de los territorios donde la principal producción agrícola está orientada hacia la exportación, el tamaño de las fincas es mayor y se refleja el mismo patrón. Es importante recordar que en ambos segmentos de territorios existen otros cultivos, actividades económicas y estrategias de sobrevivencia, las cuales, para efecto del análisis, se consideran constantes.

1. Ver documento, Romero y Zapil (2009).

2. Entre ellos Dinámicas rural-urbanas en Guatemala y El Salvador 18 de octubre 2018, Guatemala. Seminario público de presentación de resultados, taller de diálogo con actores claves y taller interno con equipos de investigación UCA, URL – Idies y Rimisp, 10 y 11 de julio 2019.

3. Mapas publicados por National Oceanic and Atmospheric Administration (2019).

4. En la fecha en que se realizó la presente investigación aún no estaban disponibles los resultados del Censo 2018, por ello se utilizó principalmente los del Censo 2002.

5. Ver Coase, R. (1994), Williamson, O. (1989).

6. Ver: Chen, X. y Nordhaus, W. (2010). The value of luminosity data as a proxy for economic statistics (n.o w16317). National Bureau of Economic Research. Sutton, P. C., Elvidge, C. D. y Ghosh, T. (2007). Estimation of Gross Domestic Product at Sub-National Scales using Nighttime Satellite Imagery. Escobal, J. y Armas, C. (2018). Inclusión económica y tributación territorial: el caso de las exoneraciones altoandinas. Soto, J. D. (2016). Procesamiento de imágenes satelitales nocturnas y sus aplicaciones. Technical Report. Latin Américan Center for Rural Development., entre otros.

7. La clasificación se hizo asignándole la categoría WWW a aquellos municipios donde los valores de las variables estuvieran situados por encima de la media nacional y la categoría LLL a los municipios que tuvieron un desempeño inferior a la media.

8. Este presenta altas temperaturas, la creciente deforestación, reiteradas sequía cada año y problemas de hambruna.

9. La dinámica económica de un territorio, su potencialidad, es un fenómeno multidimensional que se explica por la presencia de cierta combinación de activos o recursos de diversa índole: naturales, de infraestructura, humanos, institucionales, históricos, entre otros (Romero, 2004). Pero esa presencia también determina y es determinada por la existencia en el territorio de alguna ciudad y su grado o nivel de urbanización y de concentración de actividades económicas; lo que en la literatura especializada se denomina economía de aglomeración, economía espacial, nueva geografía económica (Fujita y Krugman, 2004). Esta genera externalidades positivas (concepto planteado por Marshall y por Hirschman), entre las que destacan: cercanía a proveedores, economías de escala, difusión de conocimientos, entre otras.

10. «El Dinel 2013 recopiló información de las principales empresas que operan en los diferentes sectores productivos del país, que realizaron operaciones durante el último año finalizado (2012) y que contaran con registros administrativo-contables (sector formal) de dichas operaciones» (Banguat, 2014, p. 5). Cabe aclarar que el Dinel solo captura información sobre empresas y sus locales ubicados en el área urbana en los 22 departamentos del país, y que no incluye puestos y ventas en la calle, ni los locales al interior de los mercados.

11. Localizados en tiendas de barrio, farmacias o algún otro local comercial.

12. Las sucursales de bancos comerciales son establecimientos minoristas de bancos comerciales residentes y otros bancos residentes que funcionan como bancos comerciales que prestan servicios financieros a clientes, y que están físicamente aparte de la oficina principal pero no organizados como subsidiarias legalmente separadas (Banco Mundial, 2018).

13. La PO es la población económicamente activa de 7 años y más de edad que la semana, en la semana de referencia, trabajó o realizó alguna actividad económica (INE, 2003 p. 2).

14. Es decir, un promedio del 3 % cada territorio.

15. Lo que representa apenas un poco más del 1 % en cada territorio.

16. Para el presente análisis el porcentaje se calculó en relación con el total de la población, para reflejar de mejor manera la relación entre este indicador y el de la relación de dependencia.

17. Número de miembros del hogar que no trabajan de forma remunerada, dividido entre los integrantes del mismo hogar que sí tienen algún trabajo remunerado.

18. Para facilitar la exposición se omitió en este análisis la categoría de empleador.

19. A nivel nacional constituyen 1.031 millones del total de la población ocupada.

20. La desnutrición es el «resultado de una ingesta de alimentos que es, de forma continuada, insuficiente para satisfacer las necesidades de energía alimentaria, de una absorción deficiente y/o de un uso biológico deficiente de los nutrientes consumidos. Habitualmente genera una pérdida de peso corporal. Con base en lo anterior, la desnutrición crónica consiste en un estado nutricional caracterizado por baja talla para la edad o retardo del crecimiento lineal» (Sesán-Fondo para el Cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio [ODM], 2011).

21. En Guatemala, como en la mayoría de los países de Centroamérica, la disponibilidad de alimentos depende en buena medida de la agricultura familiar a pequeña escala, la cual aporta más del 70 % de los alimentos que se consumen ahí (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación [FAO], 2012).

22. La agricultura de infrasubsistencia. «Son las familias más vulnerables, en situación de pobreza extrema, generalmente sin tierra, no producen lo suficiente para el consumo de la familia». La agricultura de subsistencia son las familias «vulnerables, en situación de pobreza, con limitada posesión de tierras, producen para el autoconsumo y por necesidad de generar algún ingreso, intercambian o venden una pequeña parte de su producción localmente, y ejercen trabajos temporales para complementar sus necesidades básicas» (Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación, [MAGA], 2012, p. 20).

23. El otro pilar, el de aprovechamiento biológico, depende del estado general de salud de las personas, del acceso a servicios básicos –agua potable, sobre todo– y de las prácticas adecuadas de preparación y conservación de los alimentos (Organización Panamericana de la Salud [OPS], s.f.).

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9789929543348
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