Kitabı oku: «Suministro, Distribución y Evacuación Interior de Agua Sanitaria», sayfa 8

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3.1 Tratamientos clásicos
3.1.1 Aireadores

A instalar en la boca del caño de la grifería.

Los aireadores mezclan en una cámara de homogenización, el agua y el aire gracias al efecto «venturi». Se obtiene un chorro suave tipo spray (según norma UNE-EN 246, el caudal mínimo de aire a inyectar debe ser de alrededor de 10 l/h). Los aireadores pueden ser además:

Figura 3.1 Tipos de aireadores para griferías


a. Reductores de caudal: el caudal de salida se reduce proporcionalmente al de entrada.

b. Limitadores de caudal: se autorregulan dando un caudal de salida limitado y constante, cualquiera que sea la presión en la instalación.

Argumentos a favor: el chorro es más regular y compacto y salpica menos, reducción del ruido.

Argumentos en contra: depósitos e incrustaciones en las rejillas, mantenimiento.

Riesgo sanitario: ninguno.

Observaciones: mejora del confort.

3.1.2 Filtración

Ocasionalmente son arrastradas con el agua potable pequeños elementos sólidos y materias extrañas como por ejemplo restos de soldadura, óxidos y granos de arena. Este tipo de partículas pueden ocasionar en la instalación daños de corrosión inducidos en forma de cavidades y picaduras en las tuberías, obturar con el paso del tiempo los rociadores de las duchas, los aireadores de las griferías o interferir en la función de las llaves.

La norma UNE 13443 indica que en toda instalación de agua potable se debe instalar en el aporte de agua un filtro de 80-150 micrómetros, preferiblemente autolimpiante, ya que realiza el proceso de lavado a contracorriente y sin interrupción del paso de agua y el Código Técnico de la Edificación (punto 3.2.1.2.2) más concreto y limitativo indica que el filtro de la instalación general debe retener los residuos del agua que puedan dar lugar a corrosiones en las canalizaciones metálicas. Se instalará a continuación de la llave de corte general. Si se dispone armario o arqueta del contador general, debe alojarse en su interior. El filtro debe ser de tipo Y con un umbral de filtrado comprendido entre 25 y 50 µm, con malla de acero inoxidable y baño de plata, para evitar la formación de bacterias y autolimpiable. La situación del filtro debe ser tal que permita realizar adecuadamente las operaciones de limpieza y mantenimiento sin necesidad de corte de suministro (ver el ya citado apartado del Código Técnico y el capítulo 5 de este texto).

En lo que afecta al montaje de los filtros (punto 5.1.4 del Código Técnico Español):

1. El filtro ha de instalarse antes del primer llenado de la instalación, y se situará inmediatamente delante del contador según el sentido de circulación del agua. Deben instalarse únicamente filtros adecuados.

2. En la ampliación de instalaciones existentes o en el cambio de tramos grandes de instalación, es conveniente la instalación de un filtro adicional en el punto de transición, para evitar la transferencia de materias sólidas de los tramos de conducción existentes.

3. Para no tener que interrumpir el abastecimiento de agua durante los trabajos de mantenimiento, se recomienda la instalación de filtros retroenjuagables o de instalaciones paralelas.

4. Hay que conectar una tubería con salida libre para la evacuación del agua del autolimpiado.

Figura 3.2 Algunos tipos de filtros


a. Filtro colector de impurezas

Argumentos a favor: retención de las partículas gruesas procedentes de la red de distribución.

Argumentos en contra: aunque mínimo, requiere un cierto mantenimiento.

Riesgo sanitario: ninguno.

Observaciones: generalmente se instala con un reductor de presión.

b. Filtro de malla fina

Argumentos a favor: separación de la partículas más finas.

Argumentos en contra: los gérmenes pueden multiplicarse en los filtros y deteriorar la calidad higiénica del agua potable. Mantenimiento y problemas de pérdida de carga por obstrucción.

Riesgo sanitario: ninguno, siempre y cuando el filtro sea regularmente limpiado.

3.1.3 Dosificadores de inhibidores

A fin de garantizar las dosis adecuadas de utilización de los inhibidores de incrustación y corrosión, es conveniente que la adición de los productos se efectúe de la forma más automática posible, garantizando una dosificación estable y fiable de los niveles previamente establecidos y un suministro continuo del producto.

Figura 3.3 Dosificadores para inhibidores


• Silicatos y silicofosfatos: para el agua caliente y fría, con una dosificación máxima de 20 mg de silicatos por litro calculados como silicato de sodio Na2SiO3 (o 10 mg de SiO2).

• Monofosfatos: solamente para acondicionar el agua caliente, hasta una concentración máxima de 3 mg de fosfatos por litro calculados como PO4 (o 2,25 mg/l P2O5).

Según el punto 4.5.4.1 del Código Técnico de la Edificación el tamaño apropiado del aparato se tomará en función del caudal punta en la instalación, así como del consumo mensual medio de agua previsto, o en su defecto se tomará como base un consumo de agua previsible de 60 m3 en 6 meses, si se ha de tratar tanto el agua fría como el ACS, y de 30 m3 en 6 meses si solo ha de ser tratada el agua destinada a la elaboración de ACS.

El límite de trabajo superior del aparato dosificador, en m3/h, debe corresponder como mínimo al caudal máximo simultáneo o caudal punta de la instalación.

El volumen de dosificación por carga, en m3, no debe sobrepasar el consumo de agua previsto en 6 meses.

• Argumentos a favor: inhibición de la corrosión. Los silicatosy los silicofosfatos además presentan un efecto antiincrustante.

• Argumentos en contra: calidad del agua, requiere mantenimiento.

• Riesgo sanitario: ninguno, en el caso de una dosificación y mantenimiento juicioso.

• Observaciones: conveniente para las agua potables corrosivas, por ejemplo, después de un intercambiador de iones. Observar la reglamentación sobre aditivos y compuestos.

3.1.4 Protección catódica contra la corrosión

a. Por ánodos de sacrifico.

b. Por corriente impresa.

Argumentos a favor: protección de la instalación contra la corrosión. Un ánodo reactivo es oxidado en lugar del material del recipiente.

Argumentos en contra: mantenimiento y controles importantes, alteraciones organolépticas (olor y gusto) del agua.

Riesgo sanitario: ninguno.

Observaciones: conveniente para los depósitos, los calentadores y las grandes instalaciones.

3.1.5 Descalcificadores

El agua fría pasa a través de una resina especial donde se produce un intercambio entre los iones Ca++ y Mg++ responsables de la dureza y el sodio (o potasio) de la resina. La gran mayoría de descalcificadores utilizan resinas de poliestireno sulfonadas y como regenerante cloruro sódico, formándose CaCI y MgCI que son evacuados.

Además de eliminar el Ca++ y el Mg++ también pueden retener diversas cantidades de otros contaminantes inorgánicos como los metales, pero no son capaces de eliminar los compuestos químicos orgánicos, los microorganismos patógenos o las partículas. Las unidades descalcificadoras funcionan de forma más eficiente con el agua libre de partículas.

Instalar un descalcificador si:

• La dureza del agua es elevada (> 25°F), o bien.

• Si los problemas que producen son graves.

El Código Técnico de la Edificación en su punto 4.5.4.2 indica que para estos dispositivos se tomará como caudal mínimo 80 litros por persona y día. Por otra parte el punto 5.1.4.2 especifica que respecto al montaje de los equipos de descalcificación:

1. La tubería para la evacuación del agua de enjuagado y regeneración debe conectarse con salida libre.

2. Cuando se deba tratar toda el agua potable dentro de una instalación, se instalará el aparato de descalcificación detrás de la instalación de contador, del filtro incorporado y delante de un aparato de dosificación eventualmente existente.

3. Cuando solo deba tratarse el agua potable para la producción de ACS, entonces se instalará, delante del grupo de valvulería, en la alimentación de agua fría al generador de ACS.

4. Cuando sea pertinente, se mezclará el agua descalcificada con agua dura para obtener la adecuada dureza de la misma.

5. Cuando se monte un sistema de tratamiento electrolítico del agua mediante ánodos de aluminio, se instalará en el último acumulador de ACS de la serie, como especifica la norma UNE 100 050:2000.

Figura 3.4 Consumo de sal en un descalcificador en función de la dureza del agua Consumo de sal descalcificador


Argumentos a favor: evita las incrustaciones en conducciones y aparatos conectados. Consumo menor de detergentes para lavado e higiene.

Argumentos en contra: mantenimiento regular. Costos de explotación. Eventuales problemas de corrosión. Aumento de la concentración de sodio por lo que las personas con una dieta restrictiva de este ion deben de consultar a un médico antes de utilizar agua descalcificada. Riesgo de proliferación de gérmenes.

Riesgo sanitario: ninguno, mientras la instalación tenga un mantenimiento regular.

Observaciones: mantener en el agua una dureza residual comprendida entre 8°F y 15°F.

3.1.6 Desmineralización parcial

Argumentos a favor: escasos depósitos incrustantes en los aparatos instalados. Consumo reducido de jabones y detergentes en la colada.

Argumentos en contra: mantenimiento. Costos de explotación. Riesgo de corrosión. Peligro de desarrollo de gérmenes.

Riesgo sanitario: ninguno, mientras la instalación tenga un mantenimiento y el cambio del cartucho sea regular.

Observaciones: mantener en el agua una dureza residual comprendida ente 8°F y 15°F.

3.1.7 Osmosis inversa (desmineralización total)

Los sistemas de filtración por osmosis inversa se están convirtiendo en un método muy común para el tratamiento del agua potable en los hogares.

La osmosis inversa, conocida probablemente mejor por su uso en proyectos industriales de desalinización del agua, también puede reducir los niveles de las sustancias químicas en el agua con problemas de color y sabor. Además, puede reducir los contaminantes como el arsénico, plomo y muchos otros tipos de compuestos químicos orgánicos.

Figura 3.5 Esquema de un tratamiento doméstico de ósmosis inversa


Eliminan eficazmente las sustancias indeseables del agua de la red de suministro, siempre y cuando el dispositivo esté bien diseñado, sea el adecuado para el problema real del agua y esté correctamente instalado. Su precio es elevado, a lo que hay que añadir el costo anual de mantenimiento. Su mayor inconveniente es que se derrocha mucha agua, del 80 al 90% del agua que entra en el circuito de filtrado.

Argumentos a favor: solución extrema.

Argumentos en contra: ninguno si no se trata de agua de bebida.

Riesgo sanitario: sí.

Observaciones: no conveniente en caso de consumo como agua de bebida.

3.1.8 Filtración con carbón activo

Adecuado cuando se desea reducir olores, sabores y sustancias químicas orgánicas no deseadas (como las que pueden resultar de los procesos de desinfección). Los filtros de carbón activo no pueden remover o reducir iones inorgánicos mayores (como por ejemplo, el sodio, calcio, cloruro, y sulfato), ni tampoco pueden eliminar el nitrato, fluoruro o los metales. Sin embargo, algunos de estos filtros pueden reducir los niveles de plomo, cobre y mercurio. Los filtros de carbón activo no ablandan el agua ni la desinfectan. Si la fuente de agua es turbia, el carbón activo debe ser aplicado después de un filtro de partículas para que estas no lo obturen o reduzcan su eficiencia.

Existen aparatos para «punto de uso», conectados directamente al grifo, pudiendo o no disponer de una llave para seleccionar entre el agua tratada y la no tratada. Los modelos del tipo jarra o pour-through filtres, pequeños y portátiles, pueden funcionar por gravedad o estar provistos de una bomba eléctrica. Finalmente las unidades de mayor tamaño para «punto de entrada» están conectadas al sistema de tuberías de la vivienda y requiere los servicios de un especialista.

Argumentos a favor: ubicación en la propia red interior de la distribución de agua. Eliminación de substancias-trazas si la instalación es la conveniente.

Argumentos en contra: peligro de degradación de la calidad del agua por gérmenes y la polución química.

Riesgo sanitario: no, en tanto la instalación este correctamente mantenida.

3.1.9 Cloración

El compuesto de cloro más práctico utilizado para la desinfección del agua es la solución de hipoclorito sódico preparado comercialmente (lejía) y que incluyen en el envase la leyenda «Apta para la desinfección del agua de bebida». Este producto ha de guardarse en un lugar fresco y oscuro. Según su concentración inicial a la salida de fábrica (dato que también figura en los envases), es preciso añadir al agua destinada a la bebida o higiene personal la dosificación adecuada.

Después de agregar la lejía al agua debe removerse bien. Dejar actuar durante treinta minutos como mínimo, antes de su bebida o utilización para determinados usos domésticos (lavado de manos, higiene dental, etc.).

Cuadro 3.1 Dosificación de la lejía en el agua a depura r


Argumentos a favor: su fácil acceso y aplicación. Reducción comprobada de bacterias, Giardia y la mayoría de virus. Proporciona protección residual contra la contaminación.

Argumentos en contra: ofrece protección relativamente baja contra el Criptosporidium. Ofrece menor eficacia en aguas contaminadas con compuestos orgánicos y algunos compuestos inorgánicos, particularmente amoniaco. Deja un sabor y olor que algunos usuarios consideran inaceptable. Existen preocupaciones acerca de los efectos carcinogénicos a largo plazo.

3.1.10 Erradicación térmica (desinfección térmica ocasional)

Se basan en la subida de la temperatura del agua de la red hidráulica a ser tratada utilizando los recursos de la misma. A saber, sus acumuladores de agua (ACS).

Argumentos a favor: tiene un buen efecto bactericida. No precisa de ningún equipamiento, puesto que se utiliza la capacidad de calefacción de la instalación hidráulica existente. Su coste es muy bajo. Se limita al energético, sin inversión ninguna en equipamiento y mano de obra.

Argumentos en contra: no tiene efecto residual alguno. El efecto bactericida resultante, en la práctica, es solamente aceptable. Está limitado a aquellas instalaciones con capacidad para lograr que el agua que procesan alcance un mínimo de temperatura (idealmente > 60°C) a la salida por sus elementos terminales (grifos, duchas, etc.). Se ha de tener en cuenta que alcanzar y mantener esta temperatura durante este tiempo no está entre las posibilidades de casi ninguna instalación hidráulica. Puede ser contraproducente si lo que se provoca es un calentamiento menor (30°C - 50°C) en tramos de la red hidráulica, que podría acabar favoreciendo la multiplicación bacteriana. Existe la posibilidad, mayor cuanto más grande es la instalación, de provocar quemaduras en usuarios simplemente por descuidos.

3.2 Desinfección de la Legionella

A pesar de que el Real Decreto 865/2003, de 4 de julio, por el que se establecen los criterios higiénico-sanitarios para la prevención y control de la legionelosis en su apartado 3 indica que «Quedan excluidas del ámbito de aplicación las instalaciones ubicadas en edificios dedicados al uso exclusivo en vivienda, excepto aquellas que afecten al ambiente exterior de estos edificios» señala también que las Instalaciones con probabilidad de proliferación y dispersión de Legionella son, entre otras, los sistemas de agua climatizada con agitación constante y recirculación a través de chorros de alta velocidad o la inyección de aire (spa, Jacuzzis, piscinas, vasos o bañeras terapéuticas, bañeras de hidromasaje, tratamientos con chorros a presión, otras) y los sistemas de instalación interior de agua fría de consumo humano (tuberías, depósitos, aljibes), cisternas o depósitos móviles y agua caliente sanitaria sin circuito de retorno.

En este mismo orden de cosas la Norma UNE 10030 IN «Guía para la prevención y control de la proliferación y diseminación de legionela en instalaciones» indica que las instalaciones de riesgo son, entre otras, las instalaciones de agua caliente para usos sanitarios con volumen de acumulación de capacidad mediana y grande y las piscinas, vasos o bañeras de agua climatizada con agitación, a través de chorros de agua o inyección de aire así como las instalaciones interiores de agua fría para consumo humano e instalaciones de agua caliente sanitaria de pequeño volumen de acumulación.

En el momento actual se emplean diferentes modalidades de desinfección: la desinfección con cloro, la desinfección térmica, la desinfección con ozono, las radiaciones ultravioletas y la ionización cobre/plata y otros agentes desinfectantes inscritos en el Registro de Plaguicidas aptos para combatir la legionella y aunque no son estrictamente tratamientos domésticos, las razones expuestas nos llevan a considerarlos.

3.2.1 Hipercloración

La hipercloración es uno de los métodos más aplicados. Se utiliza de dos maneras.

a. Hipercloración intensiva: inyección de cloro en el agua para alcanzar concentraciones de cloro entre 20 - 50 ppm a través del sistema. Después de un tiempo, el agua es drenada y el sistema es mezclado con entrada de agua, retornando los niveles de cloro residual libre a concentraciones habituales (0,5 - 1 ppm).

b. Hipercloración continua: inyección continúa de cloro adicional que puede ser introducido a través de hipoclorito cálcico, hipoclorito sódico o gas clorinado. A través de una bomba dosificadora se inyectan cantidades de sales clorinadas para alcanzar los niveles deseados de cloro residual libre (normalmente entre 2 a 6 ppm).

Argumentos a favor: la principal ventaja de la cloración es su capacidad de mantener concentraciones residuales a través de todo el sistema de distribución y no solo imitarse a zonas o áreas específicas.

Argumentos en contra: variabilidad de los niveles residuales como consecuencia de los cambios de calidad del agua y de los depósitos de material en los circuitos. Corrosión de las tuberías metálicas. Eficacia marginal y limitada. Se sabe que la Legionella es relativamente tolerante al cloro y que puede permanecer en presencia de quistes de Acanthamoeba. Formación de bioproductos potencialmente carcinogénicos.

3.2.2 Desinfección térmica (sobrecalentamiento del agua)

El aumento de la temperatura del agua fue el primer método usado para el control de la Legionella en los sistemas de distribución de agua. El procedimiento a seguir es el siguiente:

1. Vaciar el sistema y, si fuera necesario, limpiar a fondo las paredes de los depósitos acumuladores, realizar las reparaciones necesarias y aclarar con agua limpia.

2. Llenar el depósito acumulador y elevar la temperatura del agua hasta 70°C y mantener al menos 2 horas. Posteriormente abrir por sectores todos los grifos y duchas, durante 5 minutos, de forma secuencial. Confirmar la temperatura para que en todos los puntos terminales de la red se alcance una temperatura de 60°C.

3. Vaciar el depósito acumulador y volver a llenarlo para su funcionamiento habitual.

Argumentos a favor: la principal ventaja es que no requiere equipamiento especial y que puede ser iniciado rápidamente en situación de aparición de un brote epidémico. El coste es mínimo siempre que controlemos el personal adicional necesario.

Argumentos en contra: la erradicación termal es una modalidad de desinfección sistémica temporal. La recolonización aparecerá en el plazo de semanas o meses si la temperatura de recirculación del sistema de agua sanitaria caliente vuelve a su temperatura base de 45°C a 50°C. Posibilidad de producir quemaduras entre los usuarios.

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920 s. 618 illüstrasyon
ISBN:
9788426718464
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