Kitabı oku: «Invenciones de la sexuación», sayfa 3

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En esa Buenos Aires y en la ciudad de La Plata mucho más coloniales y patriarcales que hoy, muchísimo, en las que mujeres trabajadoras, obreras o con algunos oficios en particular, ya habían realizado variadas y numerosas huelgas en la calle, existieron mujeres como por ejemplo la de origen uruguayo María Abella (de Ramírez), quien en 1902 fundó la revista Nosotras, en 1903 participó de la creación del Centro Feminista –creo que es el primero–, en 1905 fundó con otras la Liga Feminista Nacional (o Partido Feminista Argentino, que incluía mujeres anarquistas en sus filas) y en 1908, dos años antes de ese primer congreso, compiló y prologó una publicación que se llamó Ensayos feministas cuyo título inicial era En pos de la justicia, publicación que fue difundida en varios países de América del Sur –creo que fue incluso traducida al portugués. Algunas de estas mujeres, ligadas en general a la educación o a las letras, vivían sin mostración pero sin ocultarlo con otra mujer, o eran decididamente solteras. Pedían no solo la igualdad jurídica y laboral con los varones sino cambiar las condiciones económicas, además del ingreso al mercado laboral, poder divorciarse libremente, etcétera. No andaban muy lejos de exigir el aborto libre, legal, gratuito y seguro.

Teresa vuelve a Tiresias o lo femenino del lugar del analista

“Teresa vuelve a Tiresias” es una frase que Lacan extrae, en la primera clase de …ou pire, del drama de Apollinaire Las tetas de Tiresias. (5) Recordarán que Lacan había dicho ya que no bastaba con que el analista haga el muerto, interprete de vez en cuando o corte la sesión, sino que además tenía que saber que tenía un cuerpo, y vivo, que su boca era de carne, a lo cual le agrega en esta época de su enseñanza que tenía que tener tetas. Y lo agrega tomando esta obra de teatro que se puede tildar de grotesca, porque a la vez es una especie de absurdo de Apollinaire, una provocación. Y además Tiresias, recordarán, en la tragedia griega edípica es aquel que por un tiempo se volvió mujer y los dioses querían saber algo de esa experiencia, de cuando tuvo tetas. Precisamente el analista debe tener algo de ese Tiresias.

En su reciente e inolvidable presencia en Buenos Aires, Eric Laurent nos orientó con su conferencia de diciembre

–precisamente en el Foro Zadig– titulada “Reflexiones sobre tres cuestiones del feminismo con la no relación sexual”. (6) En lo que ubicó como la “…particular coyuntura actual de los discursos que merece ser explorada”, planteó “una renovación del discurso feminista” y –más allá de su variedad– de los diversos y coexistentes movimientos que “convergen para producir una nueva urgencia, la de un debate más allá de la diferencia de los sexos, sobre lo que es una mujer”.

Para situar sus tres cuestiones, y de referencias feministas, toma de la publicación Le nouveau Magazine littéraire, de septiembre de 2019, una reseña de Eugénie Bourlet del libro de Aurore Koechlin La révolution feministe (que sintetiza el abanico de los movimientos feministas desde los años 60/70 hasta casi la actualidad). Esta reseña que toma Eric se titula “El feminismo es revolucionario o no (lo) es”. Hay un juego en francés en el título Le féminisme est révolutionnaire ou il n’est pas. Se puede traducir por “o no es” o por “o no lo es”, es decir, o no es feminismo o no es revolucionario. Las dos versiones se pueden leer.

En consonancia con este título, pero desde una declinación analítica, al buscar argumentos que tomen el Lacan de esta última y no ultimísima época de su enseñanza para pensar el feminismo, encontré una ponencia de Mercedes de Francisco (a quien vengo leyendo a menudo porque siempre que la encuentro me parece que vale la pena hacerlo, volveré luego en la conversación o en otro encuentro sobre esta referencia si no alcanzo a contarles mucho esta vez). En esta presentación, comentando en España el libro de Jorge Alemán Lacan en las lógicas de la emancipación (7) y en resonancia con los discursos feministas, pone por título “Lacan y el feminismo”, habla de esto mismo que me y les propongo, y plantea, también a modo de un sintagma similar a la referencia de Eric: “El futuro será femenino o no será”. (8) Es un poco como la estructura de la frase sobre el feminismo pero ahora sobre lo femenino. Y ubica, ya en “Análisis terminable e interminable”, “el rechazo de lo femenino como el obstáculo mayor para un final de análisis y también –agrega–, un obstáculo para un cambio de paradigma social y político” (ponemos nota?), abonando a que sería correcto entonces por ahora dejar en mi título ese paradojal conjunto “las mujeres” así como el modo en que Laurent plantea el posible encuentro alrededor de la pregunta por la mujer. Así, nos dice M. de Francisco: “Lacan, retomando a Freud, subraya que lo imposible por excelencia es encontrar un universal que nombre a la mujer, ese ser enigmático y extranjero que hace presente la diferencia en el mundo […] hecho –de imposibilidad– que atraviesa la historia y que según la época aparece con diferentes ropajes”. Ubica también que dentro del feminismo hay incluso la idea de una oposición entre el capitalismo, el desarrollo del capitalismo, y poder cambiar el trato hacia las mujeres, pues “el neoliberalismo –afirma– es la realización máxima de este rechazo de lo femenino, sistema único que cercena la posible invención frente a lo imposible de curar”. (9)

A su vez, Eric Laurent va declinando hacia las referencias de ese Lacan (feminista) y del Miller de El partenaire-síntoma, tomando en el camino un artículo de Jean-Claude Milner que está publicado (en inglés) en Internet, también de 2019, titulado “Reflexiones sobre el movimiento MeToo y su filosofía”. Pues las tres cuestiones por las cuales Eric propone un encuentro para los feminismos con la “no-relación” son: los femicidios, es decir la violencia extrema hacia las mujeres –hacia el cuerpo de las mujeres–; la promoción del lenguaje inclusivo, lo que también llama feminización del discurso, sobre todo por los colectivos LGBTIQx… (puntos suspensivos, etcétera, como quieran, espacio para nuevos nombres a inventar) y en particular anclados en discursos universitarios/académicos, así lo plantea Eric; y en tercer lugar, la reciente reanudación o el re-empoderamiento del movimiento MeToo con el affaire Weinstein, la denuncia que apareció sobre todo en los círculos del espectáculo y que inundó las redes en Estados Unidos, Inglaterra, etcétera.

Bien, podemos encontrar un Lacan que avanza rápido, preciso y radical en el comienzo mismo de esta época. Recordarán, hay una publicación que saca J.-A. Miller, un librito chiquito titulado Hablo a las paredes. Aquí hay dos clases que pertenecen a El saber del psicoanalista, después vendría la primera clase del Seminario …o peor y después viene la última clase, publicada en este libro que se llama precisamente Hablo a las paredes. Voy a tomar simplemente como punto de entrada estas cuatro clases, alguna referencia a estas cuatro clases. Entonces si bien no ha escrito aún completas en un gráfico sus fórmulas no complementarias de la sexuación, ya las tiene en sus ideas y conceptualizaciones. Aún más, ya de algún modo ha propuesto en este comienzo todo el programa de lo que vendrá en esos tres años, Seminarios 19, 20 y 21. Nunca había prestado atención a la cobertura y cuando me pongo con esto –me parece justamente que El Seminario 19 es un seminario no tan trabajado, además fue publicado establecido hace no tanto tiempo–, me doy cuenta que no había prestado atención a la contratapa de Miller. No suelo prestar atención de entrada a esos alrededores, primero leo el libro y después voy a ver las solapas y contratapa o prólogos. Pero me la encontré y me pareció contundente, impactante. Lo cito:

“Se trata del hombre y de la mujer. Entre los dos, ningún acuerdo ni armonía, no hay programa, nada pre-establecido: todo está librado al azar, lo que en lógica modal se llama «contingencia». Nadie se salva. ¿Por qué esta es fatal, es decir, necesaria? Ven que la contingencia en esto es la regla (es lo que hay). Hay que pensar que procede de una imposibilidad. De ahí el teorema: «No hay relación sexual» –fórmula no sólo ya célebre sino conocida y aún en general resistida por las feministas. […]

En el lugar de lo que así agujerea lo real, hay plétora: imágenes que embaucan y encantan, discursos que prescriben lo que esa relación debe ser. No son más que semblantes, cuyo artificio el psicoanálisis volvió patente […].

(Y) Dado que es un hecho de cultura, se consagran a la invención. Se improvisan otras construcciones por todas partes…”. (10)

No solo me impactó, en unos pocos renglones, cómo caracteriza el comienzo de esta época, sino que este resumen de Miller uno lo puede encontrar en esta primera clase, ya desarrollado, ya presentado por Lacan. Uno encuentra allí no solo lo real del sexo, como dice Lacan, que “…en cuanto a definir qué es el hombre o la mujer, el psicoanálisis nos muestra que eso es imposible”, sino además que “…nada indica especialmente que sea el partenaire del otro sexo al que deba dirigirse el goce”. Así, lo que debe ir al lugar de los puntos suspensivos del título –…o peor, …ou pire–, de entrada en el seminario, será un decir sobre que no hay relación sexual, que “el sexo no define ninguna relación en el ser hablante”, lo que no impide los encuentros, los enlaces…, así los llama Lacan. Pero aún un poco más allá, ya tiene la idea de una variedad de respuestas a lo que enigmáticamente llama el “al-menos-hombre-una-error-común” que –hace un juego de palabras, lo traduzco rudimentariamente– contiene la palabra homme, hombre, adentro del ‘al menos’, y además hay que pronunciarlo en femenino. Esas respuestas o variedad de respuestas al error común, que es también un errar universal, en el que estamos todos, pueden ser el obstáculo –el goce fálico lo es–, el padecimiento, pero también pueden ser pasión, locura… Incluso Lacan dice en algún momento “recibo respuestas muy estándares, me gustaría que me vinieran otras nuevas, distintas”, e incluía entre esta variedad anticipada por ejemplo la pasión o la locura de confundir, en ese error común, el falo en tanto que significante con el órgano, que vendría al lugar del significado natural de ese significante. La suposición del goce llamado sexual como instrumental estaría disponible para ser usado. Por lo cual en la página 17 llegará a situar la pasión del transexual como, y algo de esto tomó Blanca, “…la locura de querer librarse de ese error, el error común que no ve que el significante es el goce y que el falo no es más que su significado”; (11) y además para algunos –en general los neuróticos.

Pero, y leyéndolo en este contexto referencial, Eric –volviendo a su importante conferencia de diciembre pasado–, planteaba, eso entendí, él privilegiaría hoy conversar con este movimiento MeToo, por la combinación que presenta entre la extensión eficaz y el uso del gadget en la difusión en las redes, y en el modo en que allí se pone en juego algo violentado pero no tanto, es decir no asesinado, un poco más metafórico del cuerpo. Algo del abuso no consentido del cuerpo del otro, o de las mujeres y, de allí, extrae lo que me pareció pueden ser las líneas centrales, de lo que en una primera hipótesis, se trataría de plantear(les) en este intento de nueva conversación con los feminismos. Comenzando por hacer escuchar que la ausencia de relación y de definición de la mujer afecta a todos.

Eric Laurent, tomando de Milner que “fuera del discurso universitario –es decir el MeToo se salió del discurso universitario– […], se produce el debate como tal sobre el estatuto de la relación sexual”. El problema mayor que ubica es “que cada uno de los partenaires […] trata al otro como a una cosa, como un medio para su goce”. Esto muestra que “las relaciones están todas basadas en la desigualdad”. A diferencia de las soluciones contractuales, de acuerdos, o de la puja de fuerzas que tendrían en un extremo el sojuzgamiento o la coerción y en el otro la igualdad absoluta entre los seres sexuados, imposible, el psicoanálisis “hace del acoplamiento sexual –sea cual sea su forma– el vínculo de goce que viene al lugar de lo que hace impasse en el significante, y que siempre lo hará” en toda sociedad y en toda época. Con esta “doble lectura –dice Eric– a nivel del significante y a nivel «sexual»” agrega a esto que venía diciendo una dimensión del saber hacer, lo que llama “las practicas eróticas del manejo de los cuerpos”. Quizás algo de lo que Blanca proponía como esto de encontrar la manera de arreglárselas con su propio cuerpo, poder manipularlo. Entonces, con esta doble lectura a nivel del significante y a nivel sexual, es decir incluyendo el saber hacer en esas prácticas eróticas del manejo de los cuerpos, plantea Eric: “Lacan hace del impasse una solución”, lo que lo conducirá en esa conferencia a lo que de allí J.-A. Miller extrajo como “teoría del partenaire-síntoma”.

Bien, dejaré por el momento estas líneas de trabajo e investigación para continuarlas veremos cómo y cuándo en esta nuestra nueva conversación con los feminismos y en este nuestro Seminario de Enlaces de este año. Gracias!

No he podido leer nada de lo que han ido escribiendo en el chat mientras les hablaba, así que tendrán que retomarlo para la conversación.

¡Muchas gracias!

1- Cf. Sánchez, B., “Cuerpo de baile”.

2- Bassols, M., “La ley de la naturaleza y lo real sin ley”, también publicado en Virtualia #38.

3- Segato, R., Las estructuras elementales de la violencia. Ensayos sobre género entre la antropología, el psicoanálisis y los derechos humanos, Prometeo, Bs. As., 2010, p. 58.

4- Entrevista “Ser un canal a través del cual habla algo que sirva”, realizada con Alejandra Antuña y Mariana Dopazo, publicada en Enlaces Nro. 26, Grama, Bs. As., 2020, p. 98.

5- Lacan, J., El Seminario, Libro 19, …o peor, Paidós, Bs. As., 2012, pp. 17 y 18; y Apollinaire, G., obra de teatro habitualmente situada como surrealista estrenada en 1917, se puede encontrar en https://templodeeros.files.wordpress.com/2019/08/las-tetas-de-tiresias-guillaume-apollinaire.pdf.

6- Laurent, E., “Reflexiones sobre tres encuentros entre el feminismo y la no relación sexual”, 13-12-2019, 1er Foro-Zadig Argentina, Bs. As., en https://www.lacanquotidien.fr/blog/wp-content/uploads/2019/12/LQ-861-1.pdf.

7- Compilación, Lacan en las lógicas de la emancipación, Miguel Gómez Ediciones, Madrid, 2018.

8- De Francisco, M., “El feminismo y Lacan”, 14-01-2019, en https://www.mercedesdefrancisco.com/2019/01/el-feminismo-y-lacan.html.

9- Ibíd.

10- Miller, J.-A., contratapa a El Seminario, Libro 19, …o peor, op. cit.

11- Lacan, J., El Seminario, Libro 19, …o peor, op. cit., p. 17.

Conversación

Blanca Sánchez: Hay una pregunta sobre qué sería tener un cuerpo antes del estadio del espejo y alguien en ese punto retoma alguna presentación de Juan Carlos Indart, en donde él ubica el júbilo del niño entre imaginario y real. Yo me manejé con el texto de Eric Laurent para poder pensar esto y, en realidad, él ubica dos dimensiones de ese “tener el cuerpo”. Una que es en relación al impacto del decir y otra que sería ya cuando el cuerpo tiene forma, que sería más la del estadio del espejo. Esto es algo anterior al estadio del espejo porque el estadio del espejo más bien va por el lado de la forma, va por el lado de la imagen, va por el lado de la identificación. Este “tener el cuerpo” diría que, por ahí relacionándolo con esa cita que tomaban de Juanqui, es realmente lo que se siente en ese cuerpo que se puede tener. Quizás ahí sería el cruce entre imaginario y simbólico. Pero es la posibilidad de pensar una relación al cuerpo muy, cómo decirlo, muy estructural, muy de la base, muy del primer momento de la estructuración. Hay otra referencia que es el capítulo de El ultimísimo Lacan que se llama “Un-cuerpo”. Miller nombra ese momento primero en el que el cuerpo se tiene como el momento del “Un-cuerpo”, de tener “Un-cuerpo”. Me parecía interesante porque en relación al transexual Patricio Álvarez lo tomaba como ese momento en el que hay un rechazo de ese “Un-cuerpo” que se tiene, de ese primer tener el cuerpo y a mí me parece que si bien en el transexual se juega así muy claramente, es un trabajo que cada quien tiene que hacer, para hacer de ese cuerpo el propio cuerpo, aun cuando se tiene.

Ivana Bristiel, en el chat, propone pensar el cuerpo en la danza, en relación al acontecimiento, a una emergencia del goce imposible de atrapar.

Eso me hace cierta pregunta, si en ese uso del cuerpo en la danza, ya no es por el lado de la adoración, sino el uso del cuerpo para otra cosa, Ivana lo toma por el lado del goce, también lo pensé por ese lado. No podría dar una respuesta sobre eso. Me parecen interesante los aportes que van haciendo y en ese sentido avanzaría un poco. Laurent lo toma más por el lado de la danza del cuerpo con el sinthome, a mí me gustaba más pensar quizás en un uso del cuerpo distinto en la danza.

Mónica Torres: Blanca fue desde el primer Lacan al último Lacan, entonces por ende es un trabajo muy importante y a la vez es un poco difícil seguirlo. Yo creo que es nuestra primera clase de apertura y es la teoría del espejo. El cuerpo para el último Lacan ya no es el cuerpo del estadio del espejo y esa teoría de la forma, como decía Blanca, ya no aparece en el último Lacan. Se trata de dos momentos distintos de la teoría. El último Lacan no toma el cuerpo de la misma manera. Lo plantea como Blanca lo relacionaba, tomando las elaboraciones del Seminario 23 y de Eric Laurent. Son elaboraciones muy complicadas En la significación del falo, cuando aparece el falo como significación, como señaló Pablo al final, tener, ese tener un cuerpo está más referido al hombre y cuando digo al hombre no digo en genérico, me refiero al sexo hombre, y estamos ya en la lógica del significante, está más referido a ser el falo. Cuando volvés a ese “tener un cuerpo” no es ya esa lectura.

Blanca Sánchez: No, justamente es la idea de poder pensar la relación al cuerpo por fuera de esa lectura de la sexuación, si vos querés. Cuando Laurent dice que la idea de tener un cuerpo es poder pensarlo por fuera de la sexuación y que quizás por eso es lo que nos puede servir en la clínica del trans o en la clínica en general, es justamente pensarlo por fuera de esa lógica, por ejemplo, de ser o tener el falo. Me parece que la idea es esa. Es realmente ubicar el cuerpo de otra manera.

Pablo Russo: eso permitiría pensar las nuevas sexuaciones, más acá del falo. La próxima vamos a trabajar más allá del falo. En el momento en el que Lacan decía “lo que ebulle en el cuerpo de Juanito”, con lo que no sabe qué hacer, aunque Juanito es un poco más grande, uno podría decir que, ahí en el momento mítico del encuentro con la lalengua hay algo que sucede en el cuerpo que no hay con qué darle una significación. Mariela Lavia hace un aporte en el chat. Dice que pensando desde el texto de Miller La invención del partenaire, si la relación sexual no está escrita en un programa anticipado, entonces debe haber una invención. Entonces hay que pensar cómo entra la invención que cada uno hace en esa ausencia de programa, y si lo que veníamos trabajando es que quizás lo primero que uno se inventa es un modo de relación con ese cuerpo con el que no se sabe qué hacer. Digo, cómo se hace, cómo se manipula, cómo se lo tiene a ese cuerpo que duele, goza, se manifiesta, tempranamente.

Mónica Torres: A mí me parecería muy interesante pensar que esta adoración del ser hablante por su cuerpo y que el tener que ahí está en juego nada tiene que ver con el falo ni con la diferencia sexual. O sea un tener el cuerpo a la manera, no solo de tenerlo sino adorarlo, tenerlo en tanto que se lo adora.

Blanca Sánchez: Claro, porque el tener no es sin la adoración. Ese es el punto.

Pablo Russo: Bueno pero ahí hay en juego una dimensión de la imagen, o de lo imaginario del último Lacan que no es la del estadio del espejo. Es eso que Blanca tomaba como lo que hay que resolver al final de un análisis, la relación de un sujeto con una imagen, con su propia imagen en tanto que, casi como uno podría decir, que sello, que gestalt, que relación primera con la imagen misma del cuerpo.

Mónica Torres: Es el tema de lo imaginario en Joyce. Porque en el seminario, siempre que empezamos, un poquito articulamos todo lo que vamos a seguir diciendo. Son temas que vamos a trabajar todo el año y me parece que hicimos un primer pantallazo y está bueno que se puedan dar también estas conversaciones casi como si estuviéramos sentados.

Pablo Russo: Acá María Leonor Solimano comenta lo mismo que estamos diciendo, me parece. “Tener un cuerpo previo a la imagen: ¿no podría tener que ver con pensar al cuerpo como sede de un goce anterior a la elección sexuada en relación al falo?”.

Mónica Torres: A mí no me gusta la palabra previa porque previa remite a una cronología y justamente no estamos en una cronología. Entonces ¿previa en qué? ¿Evolutivamente?

Blanca Sánchez: Podría ser lógicamente.

Mónica Torres: Claro sí, podría ser. Pero yo diría que en realidad es otra manera de pensar lo imaginario. Que Lacan abandona la manera de pensar lo imaginario que tiene el estadio del espejo.

Blanca Sánchez: Claro, el estadio del espejo es una manera de pensar lo imaginario absolutamente ligada a la imagen. Mientras que acá lo imaginario es más la mentalidad. La mentalidad como la imaginería, la elucubración que se produce mentalmente incluso con el propio cuerpo. Me parece que esa es la idea de tomar otra manera de lo imaginario. No es el cuerpo, sino el amor propio a nivel de la mentalidad. Por eso es interesante esa otra dimensión de lo imaginario, que además está muy presente en la clínica porque aquellos que están diciendo que no pueden parar de pensar en determinadas cosas, no es simbólico eso, eso es bien imaginario. Me gusta más la expresión “la imaginería” que hay en juego ahí.

Mónica Torres: Sí, porque no es el imaginario tal como estamos acostumbrados a pensarlo en el goce imaginario del primer seminario o del primer paradigma del goce, no es ese goce imaginario. Se trata del goce en relación al propio cuerpo, se trata del goce del Uno, pero es un imaginario distinto y eso siempre me ha parecido particularmente complicado en el Seminario 23 al cual Eric Laurent, en El reverso de la biopolítica, se dedica a pensar. Así que me parece súper importante esto. Es una manera distinta de ver lo imaginario, es otro paradigma.

Antes de cerrar, agregaría, si me permiten, que desde este último Lacan hasta hoy han pasado cosas con la dimensión de lo imaginario en este mundo. Así que quizás haya que también repensar eso hoy, que lo imaginario además tiene una presencia enorme, el ojo absoluto, hemos trabajado mucho eso pero lo podemos retomar con alguna otra cuestión.

DESGRABACIÓN: ILAN BRONSTEIN

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9789878372884
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