Kitabı oku: «Invenciones de la sexuación», sayfa 7
3- Cf. Sánchez, B., “El goce en el justo amor”, cap. 2 “Más allá del falo”.
4- Bassols, M., Lo femenino, entre centro y ausencia, Grama, Bs. As., 2017, p. 23.
5- Lacan, J., El Seminario, Libro 19, …o peor, Paidós, Bs. As., 2012, pp. 20-21.
6- Lacan, J., “Saber, ignorancia, verdad y goce”, Hablo a las paredes, Paidós, Bs. As., 2012, p. 40.
7- Lacan, J., “Hablo a las paredes”, Hablo a las paredes, op. cit., p. 116.
8- Lacan, J., “Saber, ignorancia, verdad y goce”, op. cit., p. 40.
9- Ibíd.
10- Ibíd., pp. 71-2.
11- Lacan, J., El Seminario, Libro 19, …o peor, op. cit., p. 38.
12- Miniserie de televisión-web, USA, 2020, creada y co-escrita por Davhi Waller y dirigida por Anna Boden y Ryan Fleck, que fue multipremiada y con la actuación descollante de Cate Blanchett (aún haciendo el papel de líder de las conservadoras).
13- A partir de la referencia a un par de líneas de un poema de Paul Fort, “Hablo a las paredes”, op. cit., pp. 92 y 93.
Hombres y mujeres en Lacan: del siglo XX al siglo XXI (*) MÓNICA TORRES
De nuestros antecedentes
Agradezco enormemente que haya hoy mucha gente de diferentes lugares: son todos muy bienvenidos y me pone muy contenta que estén aquí, en este aquí que es tan difícil de ubicar cuando se trata de un encuentro virtual dado que, a raíz la cuarentena por la pandemia por coronavirus, tuvimos que recurrir a dictar nuestro seminario por Zoom. He visto amigos de España, amigos de Chile, entre otros lugares, y está Fabián Fajnwaks que va a participar de la clase de hoy, que es de París. Es una sensación muy rara, pero al mismo tiempo es el lado lindo de esta cuarentena.
Esta clase resulta muy especial para mí, y creo que para Pablo Russo y para Fabián también. Fabián lo decía simpáticamente la clase pasada refiriéndose a todo el trabajo hecho desde el Ateneo “Los semblantes del matrimonio”, que es anterior al Departamento de estudios psicoanalíticos sobre la Familia - Enlaces; se trata de la investigación con la que comenzamos nuestro trabajo con el título que nos sugirió Jacques-Alain Miller, porque quería que tomáramos un significante del campo del Otro social, mientras que nosotros queríamos investigar el tema de los nudos del amor. Por ende, hicimos la investigación sobre “Los semblantes del matrimonio”, pero dimos un seminario que terminó siendo publicado en un libro llamado justamente Los nudos del amor. (1) La imagen del flyer de la clase de hoy es la tapa de aquel libro que toma un cuadro de Edward Hopper que, como seguramente saben, es el pintor de la soledad en Estados Unidos. En la imagen vemos una pareja en una noche de verano; uno podría casi decir a las “diez y media de una noche de verano”. La expresión que tienen este hombre y esta mujer, que están parados en el porche de una casa de los Estados Unidos, no es de amor. Es más bien un rictus de soledad, de malentendido, de soledad de dos que están juntos y a la vez solos. Y que noté que la obra de este pintor circuló mucho por las redes en estos tiempos, porque son tiempos de soledad.
Ese libro, nunca voy a dejar de decirlo, lo escribimos con mi queridísima amiga Linda Katz, que siempre recordaré con toda la emoción y todo el amor, por todo lo que significó para mí trabajar juntas; participaron también Pablo Russo y Blanca Sánchez, e incluso habíamos dado un seminario el año anterior que está publicado como cuadernillo y que se tituló El sexo es un decir. Fue muy atrevido de nuestra parte ponerle El sexo es un decir porque es una frase del último seminario de Lacan, que es “El momento de concluir”, el número 25; nos permitíamos poner esos nombres tomados del ultimísimo Lacan, por así decirlo. Entonces me di cuenta por qué Fabián lo había introducido en la clase anterior: además de por la transferencia de trabajo que nos une y que nos siguió uniendo desde hace tantos años, porque tanto ese libro Los nudos del amor como El sexo es un decir, están situados alrededor de los Seminarios 19, 20, 21, las llamadas charlas en Sainte-Anne o “El saber del psicoanalista”, publicadas en parte en el Seminario 19, …o peor, y en parte, en Hablo a las paredes. En la última clase, (2) María Leonor Solimano, Eliana Amor y Blanca Sánchez se ubicaron en ese momento de la enseñanza, puesto que se refirieron sobre todo a las fórmulas de la sexuación, que era el tema que nos estaba interesando en aquel tiempo y que evidentemente todavía nos sigue interesando, puesto que el seminario de este año se llama “Invenciones en la sexuación”.
En Los nudos del amor, por ejemplo, hay una clase que dimos con Pablo Russo que se llama “Lo real del dos y los medio decires”, (3) es decir, un tema completamente actual; hay además varias clases realmente muy interesantes, una que dieron Linda, Pablo y Blanca que se llamó “La comunidad de los amantes” (4) que también es hermosa. En El sexo es un decir hay una clase que dio Fabián conmigo que se llama “El amor como suplencia a la no relación sexual”. (5)
Como pueden ver, seguimos en estos temas; incluso la última vez que Fabián habló en Enlaces, fue en el 2015 y trabajó justamente la dimensión real del amor.
Creerse bello o identificarse al síntoma
Lo que voy a trabajar hoy, retomando lo que Blanca Sánchez ubicó la clase pasada, (6) es lo que sería el pasaje de ese momento de la enseñanza de Lacan, el de los Seminarios 19, 20 y 21, a lo que Jacques-Alain Miller ha denominado la ultimísima enseñanza de Lacan. En su curso El ultimísimo Lacan, Miller realizó un ordenamiento de la enseñanza de Lacan distinto del que realizó en La experiencia de lo real donde la ordenó de acuerdo a los paradigmas del goce. (7)
En El ultimísimo… (8) hace un cuadro en el que ubica un primer periodo que es el periodo imaginario. Luego un segundo periodo que es el simbólico, dentro del cual incluye tres momentos: la estructura matemática ‒que se correspondería a su escrito sobre “La carta robada”‒; después la estructura lingüística, tal como aparece en el grafo del deseo y todos los conceptos como los del Nombre del padre, el gran Otro, la metáfora y la metonimia, la metáfora paterna, es decir lo que sería a nivel de los paradigmas del goce la significantización del goce; y llama la atención un tercer momento que sigue incluyendo en lo simbólico y que es el de la estructura lógica. Quiere decir que Miller, al leer el ultimísimo Lacan, ubica un momento correspondiente a la lógica dentro de lo simbólico, ya que la lógica todavía está relacionada con lo simbólico. Se trata de una estructura que comprende el Seminario 17, con los cuatro discursos y los Seminarios 18, 19, 20, y 21, así como “El saber del psicoanalista” o Hablo a las paredes ‒las charlas en Sainte-Anne‒ como ustedes prefieran. Luego deja por fuera del periodo simbólico lo que va a llamar el periodo topológico.
Entonces tenemos el periodo imaginario, el periodo simbólico, dividido en tres (estructura matemática, lingüística y lógica), y luego el periodo topológico que se refiere exclusivamente a los Seminarios 22 y 23. Tanto el Seminario 24, “L’insu…”, como el 25 entrarían en lo que Miller llama temblor de enseñanza. Es decir que completamente toda la enseñanza se pone en cuestión y es el contrapsicoanálisis tal como estaba pensado hasta ese momento incluyendo lo topológico. Plantea que lo que aparece cuando todo lo demás cae, es lo que uno podría llamar la poesía, y la poesía es a lo que dedicamos nosotros nuestro Seminario de Enlaces del año pasado, que se tituló “De la novela a la poética”, es decir, siguiendo todos estos derroteros.
No obstante, si para la clase de hoy tomamos el título “Hombres y mujeres” es porque estamos citando Hablo a las paredes ‒referencia que también encontrarán en Los nudos del amor‒ en donde Lacan dice: “¿De qué estoy hablando? Pues bien, de ninguna otra cosa sino de lo que se llama en lenguaje corriente los hombres y las mujeres. No sabemos nada real sobre esos hombres y esas mujeres como tales. No se trata de perros ni de perras. Se trata de qué son realmente quienes pertenecen a cada uno de los sexos a partir del ser hablante. No hay aquí ni una sombra de psicología”. Y ahí viene la frase difícil: “Hombres y mujeres eso es real”. (9) Esa frase, todavía me intriga. Entonces, es en función de esa cita que le pusimos a esta clase este nombre.
Ahora bien, en la clase pasada tanto María Leonor Solimano, como Eliana Amor y Blanca Sánchez se situaron sobre todo en un capítulo del Seminario Aún que se llama “Dios y el goce de La (La tachada) mujer”, (10) esa que no existe. Pero Blanca (11) empezó a hacer el pasaje de un momento de la enseñanza de Lacan al otro, que es el mismo pasaje que voy a hacer yo y que hice en un artículo mío que se llama “La ruptura entre la identificación y la nominación”. (12) Tomo allí bastantes referencias del libro de Eric Laurent El reverso de la biopolítica (13) ‒que también tomó Blanca la clase pasada‒, y el curso de Miller El ultimísimo Lacan.
Uno podría decir, en realidad, que este ultimísimo Lacan que es el que va mas allá incluso de la topología, pero nosotros habíamos llegado hasta la topología, ya que Blanca había tomado el Seminario 23, que pertenece al periodo topológico, así como también los seminarios 21 y el 22. Yo también hago referencia fundamentalmente al Seminario 23 en el artículo que acabo de mencionar.
Tenemos entonces esta ruptura entre la identificación y la nominación, porque al final del análisis se trata de la nominación, que tiene muy poco que ver con identificación, aunque hablemos, de una identificación al síntoma, de una identidad sinthomal o sinthomática, considerando que identidad no es una palabra estrictamente del psicoanálisis, sino que más bien es un término de los movimientos de género. En ese texto hago toda una reflexión en la que planteo que el análisis de una mujer va siempre de la posición histérica a la posición femenina. Quizás no cabría decir siempre, porque no se puede decir siempre para las mujeres, ya que se trata de un conjunto abierto y siempre es una por una, pero el punto de llegada es lo que llamamos la posición femenina cosa que Lacan retoma en el Seminario 23, y especialmente en la conferencia “Joyce y el Síntoma”, donde dice que si una mujer no se presta a ser el síntoma para un hombre resta el síntoma denominado histérico. (14)
Eric Laurent retoma el Seminario 22, que pertenece también a este periodo topológico, para hablar de si es la misma situación para los hombres. Es el pasaje que va de lo que fue la lógica fálica, tal como aparece en el lado izquierdo de las fórmulas de la sexuación ‒y tal como ya venía apareciendo desde “La significación del falo” porque se trataba del ser o tener; ser el falo para la mujer, tener el falo para el hombre, o sea to have or not to have, tener o no tener en vez de ser o no ser‒ a la topología. Sin embargo, el último Lacan, el del Seminario 22 plantea que “el hombre no puede ser síntoma de otro cuerpo, al igual que la mujer, porque a su cuerpo él lo tiene”. ¿Y qué quiere decir que él lo tiene?: “Lo tiene del mismo modo que tiene un falo”. (15) Es decir, se sitúa del lado izquierdo de las fórmulas de la sexuación.
En “Joyce, el Síntoma” Lacan hace un juego de palabras que trabaja Eric Laurent planteando “donde el órgano llamado fálico se infla, se iza”, tal como se diría en español y que se refiere a la erección del órgano. Y plantea Laurent que a partir de ello “Il se croit beau” que quiere decir “él se cree bello”, que a la vez es también otro juego de palabras con el famoso escabeau, o sea el escabel. (16) Es decir que este “creerse bello” es el que lo lleva subirse al banquito que llamamos escabel. Como pueden observar, son otras definiciones de la posición femenina y de la posición masculina que empiezan a aparecer en el período topológico, si es que podríamos seguir hablando de ellas. Mientras él se crea bello, mientras él se infle, está del lado izquierdo de las fórmulas de la sexuación. Ahora, este no es el goce que sostiene el cuerpo en el Seminario 24 de Lacan, donde se ubica el fracaso del inconsciente y habla de otra manera del goce. Eric Laurent, siguiendo a Lacan allí, nos habla de esa metedura de pata original y primera, en tanto primera en su relación con el síntoma y en su relación con el cuerpo, esa torpeza, esa metedura de pata, esa una-equivocación.
Seguramente recuerdan que entre las traducciones posibles del título del seminario 24 “L’insu que sait de l’une-bévue s’aile à mourre” (17) encontramos “la torpeza que sabe de la una-equivocación es el amor”, o “el fracaso del inconsciente es el amor”, traducción con la que titulé mi libro, justamente, Fracaso del inconsciente, amor al síntoma; (18) inconsciente porque l’une-bévue equivoca con la palabra Unwebusste, que es inconsciente en alemán. El inconsciente fracasa y tiene que fracasar porque de lo contrario los análisis serían infinitos; es lo que después Miller llamó fracaso del inconsciente transferencial, diferenciando el inconsciente transferencial del inconsciente real, lo que toma de otro escrito de Lacan. Eric Laurent subraya aquí que el analizante sabe, después de haber dado varias vueltas, es decir, las famosas vueltas dichas de “El atolondradicho”, que repite lo mismo con su partenaire independientemente de cómo sea éste; o sea que la repetición está del lado del analizante y de su objeto de goce y no del lado del otro, no del lado del partenaire, por lo tanto, la partida se juega para él independientemente del objeto elegido. Y es aquí donde Laurent destaca que, al contrario de lo que había hecho el primer Lacan, a esta altura de su enseñanza le da mucha importancia a la tercera identificación freudiana, esa en la que el objeto es indiferente, como se puede observar en las muchachas del internado, según la cual todas las colegialas se desmayaban cuando una recibía una carta de amor. En este caso ya no se trata de la primera identificación que era el lazo de amor al padre, porque no hay ninguna garantía del amor al padre ni ninguna garantía del Nombre del padre. Al revés, lo que hay es la identificación a un rasgo particular y a la vez esta indiferenciación del objeto que es lo que hace que el sujeto repita en su fantasma lo mismo, y que aprenda a saber hacer algo con eso mismo que repite en su fantasma y también en su síntoma, repetición que tomará otro sesgo, se inventará algo distinto, no se trata de que cambie el partenaire sino que tendrá que aprender a hacer algo diferente con eso que repite. Por otra parte, esto hace que se produzca una nueva identificación que se sale por completo de la lógica del to have or not to have, se sale del tener y del ser con el que se jugaba la partida cuando se trataba del falo-castración, y que suple la identificación al Nombre del Padre. ¿Qué es entonces lo que suple la identificación al Nombre del Padre, al Otro, al grafo del deseo? Para Lacan lo que la suple es RSI, real, simbólico e imaginario, y dirá “al que considero que es mi nombre propio”, agregando “…no estoy especialmente orgulloso de ello”. (19) Lo cual creo que es un cierto guiño para decirnos que él no se decreta tan bello y que, por ende, ese es su nombre propio, el de él. Cada uno tendrá que elegir el suyo y por eso el recorrido del análisis va de la identificación del comienzo a la nominación del final, a cómo se nomina el sujeto cuando toma su nombre de sínthoma.
Hay otro capítulo que se podría trabajar, que es el primer capítulo del Seminario 23, El sinthome, en el que Lacan hace referencia a Adán y Eva. Es un capítulo hermoso, difícil pero hermoso porque allí plantea que, si bien Eva nace de una costilla de Adán, y si bien es Adán el que lo nombra todo, para Lacan Adán habla en la lengua de Eva. Es decir, que no es sin Eva y sin la serpiente que Adán puede nombrar, y hace un juego de palabras con la lengua de Eva y de la vida, entre Eve y la vie, que resulta en “la lengua de l’Èvie”. (20) No voy a decir más sobre eso pues lo voy a retomar seguramente en alguna otra clase.
He titulado a mi presentación de hoy “Hombres y mujeres en Lacan: del siglo XX al siglo XXI” a partir de una pregunta con la que terminaría, y que es: ¿se puede hablar todavía de hombres y mujeres? ¿Son válidas las fórmulas de la sexuación? ¿El goce del Uno, del último Lacan y del fin de análisis, coinciden con el goce femenino del lado derecho de las fórmulas? Y la más adecuada de todas, para mí, sería: ¿hay más de dos modos de gozar?, por supuesto cualquiera sea el sexo biológico de quien se ubique de un lado o del otro. ¿Hay más de dos modos de gozar o son siempre dos?, por más colectivos y grupos que se formen reivindicando comunidades de goce más y más pequeñas. Eso mismo planteé en el Congreso de París del 2014 y recuerdo que Juan Carlos Indart, que coordinaba la mesa en la que presenté, dijo que para él siempre había dos y solo dos modos de gozar. Entonces estamos aquí seis años después discutiendo estas cosas a las que yo creo que Fabián Fajnwaks tiene mucho que aportar.
DESGRABACIÓN: ILAN BRONSTEIN
*- Trabajo publicado en la revista Enlaces 26, Grama, Bs. As., 2020.
1- Torres M.; Katz, L., Los nudos del amor, Dorrego, Bs. As., 1998.
2- Cf. Capítulo 2 “Más allá del falo” de este libro.
3- Russo, P.; Torres, M., “Lo real del dos y los medio-decires”, Los nudos del amor, op. cit., pp. 143-170.
4- Sánchez, B.; Russo P.; Katz, L., “La comunidad de los amantes”, Los nudos del amor, op. cit., pp. 239-254.
5- Fajnwaks, F.; Torres, M., “El amor como suplencia a la no relación sexual”, El sexo es un decir, Cuadernillo, Bs. As., 1997.
6- Sánchez, B., “El goce en el arte del justo amor”, cap. 2 “Más allá del falo”.
7- Miller, J.-A., “Paradigmas del goce”, La experiencia de lo real en la clínica psicoanalítica, Paidós, Bs. As., 2003, pp. 221-240.
8- Miller, J.-A., “Períodos en la enseñanza de Lacan”, El ultimísimo Lacan, Paidós, Bs. As., 2014, pp. 197-214.
9- Lacan, J., Hablo a las paredes, Paidós, Bs. As., 2012, p. 68 (el subrayado es nuestro).
10- Lacan, J., “Dios y el goce de La (La tachada) mujer”, El Seminario, Libro 20, Aun, Paidós, Bs. As., 1991.
11- Sánchez, B., “El goce en el arte del justo amor”, op. cit.
12- Torres, M., “La ruptura entre la identificación y la nominación”, Lecturas on-line Enlaces 25, en <https://www.revistaenlaces.com.ar/wp-content/uploads/E25-1-la-ruptura-entre-la-identificacion-y-la-nominacion-monica-torres.pdf>
13- Laurent, E., El reverso de la bioplítica, Grama, Bs. As., 2016, pp. 50-53.
14- Lacan, J., “Joyce el Síntoma”, Otros escritos, Paidós, Bs. As., 2012, p. 595.
15- Lacan, J., clase del 16 de noviembre de 1976, Seminario 22, “RSI”, inédito.
16- Laurent, E., El reverso de la biopolítica, op. cit., p. 62.
17- Lacan, J., Seminario 24 “L’insu que sait de l’une-bévue s’aile á mourre”, inédito.
18- Torres, M., Fracaso del inconsciente, amor al síntoma, Grama, Bs. As., 2008.
19- Lacan, J., clase del 16 de noviembre de 1976, Seminario 22, “RSI”, inédito.
20- Lacan, J., El Seminario, Libro 23, El sinthome, Paidós, Bs. As., 2006, p. 13.
Hombres y mujeres FABIÁN FAJNWAKS
La subversión de Lacan
La verdad es que estoy muy contento de participar en esta noche que tiene para mí valor emotivo muy importante. Son muchos años de trabajo juntos desde aquellos grupos de estudio, los carteles “Hacia la Escuela” que dieron lugar a la Escuela de la Orientación Lacaniana. También el Ateneo sobre “Los semblantes del matrimonio” que evocaba por azar, es que el azar existe, la casualidad también. Pablo Russo, Blanca Sánchez, y Linda Katz ‒que nos dejó demasiado rápido‒ forman parte de la historia de estos enlaces que no excluyen la libido, no excluyen la amistad, que están fundados con una transferencia de trabajo, que venimos sosteniendo desde hace tantos años.
Podríamos decir ‒por ahí conjugado en el futuro anterior‒ habríamos estado en aquellos seminarios de los años 90 en la EOL orientados por lo que sería la lectura de Jacques-Alain Miller del último y ultimísimo Lacan. O sea que había un efecto de anticipación en ese futuro anterior que daba cuenta de una orientación que ya estaba establecida en ese momento. Estoy verificando una cosa que existió, que es así y que sigue existiendo, y que seguramente forma parte de lo que hace lazo y le da el fundamento a estos enlaces que la pandemia permitió como beneficio secundario, diría yo, y es que esta clase sea posible. Y como el beneficio secundario del síntoma es el plus de goce ‒traducido por Lacan‒ estos encuentros dan lugar a lo que constituye nuestro plus de goce de cada uno, es decir, esta manera de leer, de abordar al psicoanálisis lacaniano. Es en ese lugar donde nos inscribimos los que estamos hace tanto tiempo en estos enlaces, y a los que acogemos a aquellos que llegan o que se inscriben de manera más reciente, y a los que nos escuchan esta noche, a quienes agradezco sinceramente la escucha y la participación.
Bueno, son muchas cosas las que evocaron. Intentaré abordarlas, porque lo que Pablo y Mónica introducían tiene mucho que ver con lo que voy a decir.
Antes de entrar en lo que preparé un poco para esta noche, pensaba en estos seminarios que citaban ‒es decir Seminario 19, 20 y 21‒ en los que se trata de ese período lógico de Lacan que Mónica retomaba siguiendo a Miller. Este período tiene que ver con algo que Lacan dice en …o peor que me parece muy importante y que es buscar otras maneras de escribir la no relación sexual ‒o de no escribir la relación‒ que no sean el falo. Con esto pone a punto lo que será la lógica de la sexuación que dará lugar al Seminario Aún. El falo es una manera de escribir la no relación sexual, pero Lacan busca otras y, a partir del Seminario 19, va a empezar a articular lo que va a llevar a las fórmulas de la sexuación del Seminario 20.
Con esto podemos retomar lo que señalaba Mónica y explicar por qué Miller incluye este período lógico al final de lo que será el período de lo simbólico en Lacan, para abrir ‒a partir del Seminario 20‒ a la por él llamada última enseñanza de Lacan. Ese seminario la introduce con la posibilidad de un goce más allá del falo, un goce no absorbido por el falo, un goce no todo, que es ‒como dice Miller en “El ser y el Uno”, el último seminario que dio en el 2011‒ (1) el verdadero goce. El goce femenino es el verdadero goce, aquel que no queda capturado por el falo y es lo que Lacan entiende por el goce. Entonces, a partir del Seminario 20 se abre ese campo que es del goce, que ya había introducido de alguna manera en el Seminario 17 El reverso del psicoanálisis con lo que llamaba el campo lacaniano (2) y que pone a punto lógicamente con las fórmulas de la sexuación. Luego va a dejar un poco de lado la significación fálica y se abocará a lo que será el período topológico, es decir, la escritura de lo que es el goce, el campo del goce a través de los nudos borromeos.
Esto quizás me permite un poco aventurar una primera respuesta a la última pregunta de Mónica ‒en esto que es un diálogo, una interlocución‒ y es que yo creo que efectivamente hay más de dos modos de goce en Lacan, contrariamente a lo que afirmaba Juan Carlos Indart. Considero que hay dos modos de goce en el Seminario 20, pero el Seminario 23 El sinthome permite encontrar tantos modos de goce como seres hablantes existen. Creo que esa es la hipótesis más fuerte que tenemos para defender, como analistas lacanianos, frente a las acusaciones de los autores queer, por ejemplo. Efectivamente, el desafío para nosotros es llevar a un sujeto a poder encontrar su solución ‒como el título de un libro de Mónica Torres Cada uno encuentra su solución (3)‒, y que cada uno encuentre su solución quiere decir que cada uno encuentre su modo de anudar real, simbólico e imaginario, lo que no está preestablecido por el goce masculino de un lado y el goce femenino del otro.
A partir del sinthome hay una subversión de Lacan de lo que introduce en el Seminario 20 como dos modos de goce lo que permite también hablar ‒a partir del Seminario 23‒ de un ultimísimo Lacan. Es decir, un Lacan contra Lacan, un Lacan de la perspectiva del sinthome contra el binarismo presente aún en el Seminario 20. Digo binarismo porque es lo que nos imputan los autores queer y los de los estudios de género, el hecho de mantener como analistas ya no la diferencia sexual anatómica pero sí un binarismo a nivel de los goces. Entonces, si decimos que hay dos goces de alguna manera le damos la razón a Paul Preciado, por ejemplo ‒que vino a hablarnos en las últimas Jornadas de l’Ecole de la Cause freudienne‒, que nos acusa de ser los guardianes del binarismo sexual, aunque sea bajo la forma de un goce fálico y un goce más allá del falo, no-todo. Hay modos de goce singular, es la perspectiva fundamental, completamente subversiva en ese punto de Lacan contra Lacan, que introduce el sinthome.