Kitabı oku: «El movimiento estudiantil mexicano 1958-1968», sayfa 2

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La solidaridad estudiantil con Cuba

En México, los estudiantes fueron los primeros en manifestarse públicamente en favor del pueblo cubano y en contra de la amenaza de invasión por parte de Estados Unidos, desaprobando la política imperialista. Se organizaron en sus escuelas, formaron grupos políticos, convocaron a sus compañeros y salieron a la calle a protestar. Esto forma parte de la nueva cultura política estudiantil de los años sesenta.

El gobierno norteamericano justificaba su actitud hacia Cuba con el argumento de que se debía impedir la influencia de la Revolución cubana en la izquierda de Latinoamérica. De lo contrario, se cumpliría la Teoría del Dominó. Cuando están paradas todas las fichas y se cae la de atrás, al chocar con la de enfrente se derriban todas las demás. Por ello se creó una estrategia política que censuraba la ideología de la revolución en todos los sectores y niveles educativos. “Incluso en nuestro país, el embajador de los Estados Unidos, Robert C. Hill tuvo la desfachatez de proclamar que ‘el comunismo de Cuba es un problema que debe preocupar a todos los latinoamericanos’ y de proponer acción conjunta contra el régimen de Fidel Castro.”18

La amenaza de invasión a Cuba por parte de Estados Unidos se acentuó entre 1961 y 1962, así como también las manifestaciones estudiantiles en apoyo al pueblo cubano19 fueron espontáneas y en diversos casos estuvieron influenciadas por las Juventudes Comunistas de México (jcm), del Movimiento de Liberación Nacional (mln) y por el Partido Comunista Mexicano (pcm). Esto último significó una piedra de toque para el movimiento estudiantil, se crearon nuevos grupos universitarios altamente politizados. Algunos de los ya existentes fueron criticados, al descubrir sus nexos con las autoridades, sus prácticas de corrupción y de inoperancia.

En este contexto fue relevante el Primer Congreso Latinoamericano de Juven­tudes realizado en Cuba en 1960, uno de los efectos inmediatos de la Revolución cubana. Tuvo dos propósitos centrales: difundir los objetivos de la revolución y crear una organización internacional para los jóvenes latinoamericanos.

Una primera aproximación a los documentos que se produjeron durante dicho Congreso denota la presencia ideológica del trotskismo. El trotskismo,20 como ideología, fue influyendo lentamente en los estudiantes de la unam durante toda la década.

Al evento asistieron estudiantes mexicanos representando a diferentes organizaciones políticas, como el Partido Obrero Campesino, la Federación Estudiantil Universitaria de Michoacán, el Bloque Estudiantil Revolucionario y la Federación de Estudiantes de Guadalajara.

El Congreso puso a los jóvenes y a los estudiantes como elementos cen­trales en las discusiones y planeó una futura organización masiva para ellos. Se les asignó la tarea de buscar soluciones a los problemas políticos y sociales de Latinoamérica. Esto criticó de forma indirecta a los partidos políticos de izquierda en México, pues los jóvenes y los estudiantes eran tratados como menores de edad, se les otorgaban tareas superficiales como la pega y reparto de propaganda.

En Cuba, los estudiantes mexicanos demandaron su incorporación en las tareas políticas fundamentales del país. Solicitaron “que el Congreso siguiera funcionando ininterrumpidamente como un Movimiento Revolucionario Juvenil Latinoamericano”. Es decir, empezaron a manifestar cierta vocación revolucionaria, en el sentido de poder cambiar a la sociedad. Además, se consideraban con la obligación y capacidad de efectuar la “resolución de los problemas comunes de nuestros países”.21 Esto fue uno de los antecedentes del movimiento estudiantil en su incorporación política a la sociedad.

El deber fundamental de este Congreso, tarea específica, es la de discutir a fondo la crisis revolucionaria de Latinoamérica y del mundo, y resolver la intervención de la Juventud en esta lucha, ocupando el puesto de vanguardia en la lucha que las masas explotadas están librando contra el imperialismo y el capitalismo. Como juventud nos cabe la responsabilidad y el deber de encabezar esta lucha por echar abajo al imperialismo y al capitalismo. Ninguna solución podrá encontrar la juventud a sus problemas específicos en los marcos de esta sociedad en descomposición. La verdadera solución la encontraremos en nuestra incorporación audaz, dinámica y resuelta en la lucha antiimperialista y anticapitalista de los pueblos explotados del mundo.22

Las tareas para los estudiantes fueron: combatir al capitalismo; estudiar los problemas de las “economías latinoamericanas”; y, en particular, el subdesarrollo. Así como los vínculos reales con la “dependencia” y la “monoproducción” en los países Latinoamericanos. Pues, se afirmó, esto último generaba pobreza y debilitaba las industrias nacionales, impidiendo su fortalecimiento y el aprovechamiento de los recursos naturales.

Los estudiantes consideraban que la “estructura económico-social” impuesta por el dominio imperialista hacia las economías latinoamericanas, debía de eliminarse. Pues, este tipo de estructura beneficiaba al imperialismo norteamericano, principalmente, de la siguiente manera:

1 El imperialismo, principalmente el norteamericano, controla los puntos clave de las economías latinoamericanas.

2 Los monopolios extranjeros ejercen el control casi absoluto del comercio exterior de los países latinoamericanos.23

Los estudiantes en Cuba, acordaron “dar a conocer las resoluciones y acuerdos del Congreso Latinoamericano de Juventudes”.24 Así, los congresistas mexicanos trasladaron a sus centros educativos su experiencia, provocando cambios en la academia y en la política universitaria.

El primer Congreso de Juventudes Latinoamericanas llama al estudiantado a constituir en cada país una Gran Central Estudiantil Nacional y la unificación en una Gran Central Latinoamericana de Estudiantes. Los problemas de la enseñanza, la educación y la cultura no son problemas particulares del estudiantado, son problemas generales de una sociedad.25

La propuesta de crear una Gran Central Estudiantil Nacional, fue un elemento fundamental que puso en crisis a las organizaciones juveniles entonces vigentes. En particular, el pcm fue criticado en el sentido de verse obligado a exponer los logros y limitaciones de la Juventud Comunista de México (jcm). La jcm, como organización política de la juventud y de los estudiantes, prácticamente no existía.

El pcm respondió a los acuerdos del Congreso de Juventudes Latinoamericanas reformando sus estatutos en el XIII Congreso Nacional, lo cual significó cambiar la estructura de la jcm, con la intención de abrir espacios en el partido, organizar a los jóvenes y convocar a más estudiantes.

A partir de la experiencia de 1960 en Cuba, reinició el trabajo de reclutamiento en los centros de enseñanza superior en México, por parte del pcm y de la jcm. Ambas organizaciones habían dejado de realizar esa tarea durante décadas. Los militantes del partido eran muy pocos y mucho menor el número de los integrantes de la jc. Barry Carr26 reportó que había 337 militantes del pcm en el Distrito Federal, entre 1960 y 1961.

El problema de reclutamiento lo tenían todos los partidos comunistas en el mundo. Esta situación fue abordada en el Congreso Latinoamericano, para criticarlo e intentar superarlo. Sobre todo, se pensaba que los jóvenes podían contribuir en los cambios políticos que la sociedad necesitaba, a fin de:

1 Crear las brigadas latinoamericanas para la defensa de Cuba.

2 Reclutar en cada país tantos jóvenes como lo estimen conveniente los organismos encargados de cumplir las resoluciones de este Congreso…

3 Las brigadas latinoamericanas podrán ser integradas por jóvenes de ambos sexos menores de treinta y cinco años.27

Además, el Congreso le imprimió importancia a la participación de la mujer en la actividad política. Ello generó de manera gradual cambios en la estructura tradicional de las organizaciones políticas mexicanas. Se sabía que no había representatividad ni participación de la mujer, ni en los partidos políticos ni en el Poder Legislativo. Al proponerse la formación de brigadas con jóvenes de ambos sexos, se iniciaba una nueva etapa, pues socialmente se consideraba la política como una actividad exclusiva de los hombres y de los adultos.

Al Congreso asistieron hombres y mujeres. México fue representado por Adelita Sánchez Flores, Jaime Labastida y Eraclio Zepeda, entre otros. Propusieron la creación de una “Revista Latinoamericana de la Juventud”, publicada en español y en portugués, donde se abordaran los problemas comunes del Continente y que tuviera una circulación constante entre las organizaciones juveniles.

Esta propuesta fue una demanda para que existieran espacios exclusivos para los jóvenes, donde pudieran expresar sus ideas con libertad sin la acostumbrada censura de los adultos. Y fue un antecedente central de las revistas que se crearon después del movimiento del 68, como Punto Crítico28 que tuvo la colaboración de Raúl Álvarez Garín, Gilberto Guevara Niebla y Roberto Escudero, entre otros.

Por otro lado, la jcm estuvo presente en el primer Congreso Latinoamericano de Juventudes e intentó interpretar, sin lograrlo, el significado del evento en dos sentidos: promover el espíritu de unidad y buscar la democracia.29 Ambos elementos formaron parte de un discurso tramposo implementado a lo largo de toda la década. Además, retomó la consigna manejada en el evento, combatir al imperialismo yanki,30 para hacerse de adeptos e ir con los tiempos.

Por último, como producto de la experiencia en Cuba, en 1963 el pcm y la jcm por inercia dieron apertura a la idea de crear la Central Nacional de Estudiantes Democráticos (cned),31 lo cual ocurrió dentro del contexto que implicó la injusta expulsión del doctor Eli de Gortari de la Universidad Nicolaíta. En Michoacán se reunieron 200 delegados, representantes de más de cien mil estudiantes de todo el país. Se obtuvo como resultado un importante documento para el movimiento estudiantil nacional, conocido como la Declaración de Morelia,32 firmado el 17 de mayo de 1963, por Raúl Álvarez Garín, Walter Ortiz Tovar, David Aguilar Mora y Antonio de Haro.

La reunión de 200 delegados en Morelia, Michoacán, pudo realizarse debido al trabajo y claridad política de Rafael Aguilar Talamantes, quien se encargó de recorrer diferentes escuelas normales y centros de educación superior de todo el país. Talamantes y otros compañeros, obtuvieron diferentes compromisos políticos con múltiples organizaciones estudiantiles.

Por último, se debe agregar, como lo ha señalado Sergio Aguayo en El 68. Los estudiantes, el presidente y la cia, ante la masacre del 2 de octubre de 1968, “una de las grandes debilidades del Movimiento era que sus aliados internacionales más lógicos –Cuba y la urss– eran cómplices o respaldaban a Gustavo Díaz Ordaz”.33 Lo cual no significa una contradicción a nuestro texto, porque la formación política de los estudiantes no fue lineal ni univoca. A lo largo de la década histórica que se analiza, la política social de ambos países ya había dado su aportación formativa.

Los estudiantes fueron a Moscú y se desató la crítica

Al iniciar la década de los años sesenta se realizaron diversas actividades políticas dirigidas hacia los jóvenes. Una de ellas fue el Foro Mundial de la Juventud en 1961, llevado a cabo en la ciudad de Moscú, al que asistieron líderes de organizaciones juveniles y estudiantiles de diferentes partes del mundo y de las más variadas creencias políticas y religiosas.

En la ciudad de Moscú, el 25 de julio se inauguró el Foro Mundial de la Juventud, evento único en nuestros tiempos porque marca una nueva etapa en las relaciones juveniles internacionales, al tener participación en el mismo cerca de mil delegados miembros de 300 organismos de 92 países de todos los continentes, mismos que representaban las más variadas tendencias políticas y credos religiosos. Participaron juventudes católicas, protestantes, sin religión, etc., también demócratas-cristianos, socialistas, comunistas, etc., todas ellas con iguales derechos gozaban de las mismas posibilidades para expresar sus puntos de vista en forma oral o escrita acerca de cuantas cuestiones se traten en dichos comicios.34

La presencia en Moscú de los estudiantes mexicanos, forma parte del proceso de formación política del movimiento estudiantil de los años sesenta. El evento permitió la concentración masiva de jóvenes, durante diez días, donde se discutieron temas tales como: “La juventud, la comprensión, la cooperación y la coexistencia pacífica; La juventud y la lucha contra el imperialismo y los problemas de la paz; La juventud y el desarme; La juventud y la cultura, etc.”35

Algunas de las organizaciones juveniles y estudiantiles mexicanas más importantes de los años sesenta se dieron cita en el Foro Mundial y fueron un reflejo del significado que tenía la política tradicional en aquellos años.

La delegación mexicana estuvo compuesta de las siguientes organizaciones, nombradas por el Comité Preparatoriano Mexicano: Confederación de Jóvenes Mexicanos, Federación Nacional de Estudiantes Técnicos, Movimiento de Liberación Nacional, Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Federación Estudiantil Universitaria, Sociedad de Alumnos de la Escuela Nacional de Maestros, Movimiento América Latina, Bloque Estudiantil Universitario, Juventud Popular y Juventud Comunista…36

Diversas organizaciones asistentes, fueron cuestionadas por los estudiantes. Eran consideradas como corruptas y carentes de una auténtica representatividad. Tal fue el caso de la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (fnet), el Bloque Estudiantil Universitario y la Confederación de Jóvenes Mexicanos (cjm). Esta última, de filiación claramente priista.

Otro aspecto del Foro Mundial de la Juventud fue un aliento para que en México las organizaciones estudiantiles vigentes intentaran actualizar su discurso hacia la izquierda; pero resultó un intento fallido porque no se dieron cambios en sus estructuras. Por ejemplo, la cjm “…a principios de los sesenta […] organización juvenil priista […] se fue desacreditando”.37 Algo parecido ocurrió con la fnet, que estuvo al frente de la organización y de la marcha conmemorativa del 26 de julio de 1968, en apoyo al triunfo de la Revolución cubana, pero sin una representación real de los estudiantes.

En el libro La estela de Tlatelolco, aparece la historia política de la fnet:

La fnet –escribe Álvarez Garín–, fue durante muchos años la organización representativa de los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional, y gozó de un merecido respeto. En los marcos de la fnet se articularon las huelgas y movimientos de 1942, 1950 y 1956, pero después de la represión y la ocupación militar del internado del ipn el 23 de septiembre de 1956 y el encarcelamiento de sus principales dirigentes, Nicandro Mendoza y Mariano Molina, acusados del delito de disolución social, la fnet empezó a ser cooptada por el gobierno. En 1968, la fnet estaba totalmente controlada por el pri y, especialmente, por personas del entonces regente del Distrito Federal, general Alfonso Corona del Rosal.38

La fnet fue considerada por los estudiantes politécnicos como una organización corrupta, antidemocrática, deshonesta y al servicio de las autoridades. Por ello creció la propuesta de construir una organización de izquierda, con principios democráticos, con una auténtica representatividad estudiantil, con capacidad crítica ante los acontecimientos políticos y sociales fundamentales en el país. Éstos fueron algunos de los objetivos que intentó alcanzar la Central Nacional de Estudiantes Democráticos (cned).

Esta organización articuló durante los años de 1963 a 1968 los esfuerzos de los líderes y escuelas que se rebelaban en contra del control oficial. En los primeros congresos de la cned, se dio atención especial a elaborar un diagnóstico preciso de la realidad educativa y del movimiento estudiantil del país. La cned fue promovida por la Juventud Comunista.39

La cned no logró articular los esfuerzos políticos estudiantiles durante los años sesenta. Tuvo algunos momentos de mucha actividad política; sin embargo, eso se diluyó por la falta de una propuesta clara para organizar a los estudiantes y a los jóvenes de todo el país. Ese mismo destino tuvo la jcm.

La jcm y la cned fueron productos políticos del pcm. La burocracia del partido las controlaba y las inmovilizaba, provocando el desencanto de cientos de estudiantes que se incorporaron a sus filas. Los universitarios llevaron a cabo serios intentos para transformar la vieja cultura de izquierda, en algunos casos actuaron bajo la influencia de la Revolución cubana y en otros fueron motivados por la propia realidad mexicana.

Formular la crítica de la izquierda burocrática en México permitió a los estudiantes comprender diferentes problemas similares que ocurrían en el mundo. Analizaron los fenómenos de Vietnam y el movimiento pacifista; la Revolución cubana; el movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos; el Mayo francés; la entrada de los tanques soviéticos a Praga para aplastar su “primavera”, etc. Esos elementos enriquecieron y fortalecieron su pensamiento político, y les dieron herramientas para enfrentar al régimen autoritario dominante en aquellos años. De tal forma que el movimiento de 1968 en México fue una expresión de esa universalidad y modernidad.40

La rebelión de los ferrocarrileros y la izquierda

¿Por qué protestan los ferrocarrileros en 1958?41 Porque su situación económica era muy desfavorable, ya que sus salarios eran bajos, pero sobre todo, porque el Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana (stfrm) recibió en 1948 un golpe a su democracia, conocido como “el charrazo”. Ello dio origen a la entrada de líderes sindicales charros, al incremento de corrupción y a mayor control del Estado sobre el sindicato de lo que fue la industria más importante del siglo xx.

Durante 1958 y 1959 el movimiento ferrocarrilero42 tuvo una intensa actividad política en todo el país. Denunció las anomalías que existían en el stfrm, la falta de defensa de los derechos laborales, el incremento de la represión y del corporativismo autoritario.

Al organizar un movimiento de base a nivel nacional, los ferrocarrileros pusieron en evidencia los problemas que existían en otros sindicatos, como el de petróleos, electricistas, mineros y maestros, por ello recibieron el apoyo de todo el movimiento obrero.

El movimiento ferrocarrilero de 1958-1959 tiene sus antecedentes inmediatos en el golpe al sindicato ferrocarrilero de 1948,43 conocido como el charrazo. En ese año inició un proceso de represión en contra del stfrm que buscaba eliminar su democracia y acabar con su cultura de protesta, pero sobre todo, fulminar su independencia política, vigente durante buena parte del siglo xx.

Entre 1948 y 1958 los ferrocarrileros de base, de forma silenciosa y clandestina, organizaron lo que hoy se conoce como el movimiento ferrocarrilero que tuvo su auge entre 1958 y 1959, y tenía como fin combatir el charrismo sindical, expulsar a los líderes impuestos, demandar incremento salarial, recuperar la independencia política y reconquistar el espíritu de lucha obrera perdido en la década anterior.

Al iniciar el año de 1947, los ferrocarrileros comenzaron un proceso de denuncia y crítica hacia el stfrm y la empresa Ferrocarriles Nacionales de México (fnm), razón por la cual surgieron varios líderes con la intención de hacer cambios fundamentales e impulsar dos estrategias: la depuración y la morali­zación de dicha compañía, con el fin de mejorar la situación laboral y económica de los trabajadores.

En septiembre de 1947, Luis Gómez, secretario general del stfrm, eligió a Jesús Díaz de León, apodado “el Charro” por su afición a la charrería, como candidato para ocupar el cargo de secretario general. En un error de cálculo político, la izquierda mexicana también lo apoyó a través de Hernán Laborde y Valentín Campa. El historiador inglés Barry Carr ha explicado que con dicha decisión se abrió el camino a los líderes sindicales corruptos.

El 31 de enero de 1948 finalizaron las funciones de Luis Gómez como se­cretario general stfrm. En febrero, Díaz de León ocupó el cargo y anunció la formación de una comisión tripartita integrada por el gobierno, la empresa (fnm) y el sindicato. Dicha medida no fue aceptada por todos los trabajadores (Campa encabezó a los inconformes) por considerar que tenía como objetivo “crear una ofensiva de reajustes contra los ferrocarrileros, que era en lo que a final de cuentas se concentraría la labor de reorganización financiera”.44

El presidente Alemán marcó los nuevos tiempos políticos del stfrm, específicamente entre agosto y octubre de 1948, cuando hizo actuar a su nuevo líder Díaz de León contra la izquierda ferrocarrilera y sus líderes Campa y Gómez. El 28 de septiembre, el nuevo dirigente los acusó de “fraude y apropiación indebida de fondos sindicales” por la cantidad de 226 mil pesos45 cuando estaban al frente del sindicato, y de manera inusual llevó el caso directamente ante la Procuraduría General, sin pasar antes por los procedimientos internos de la agrupación.

A partir del 8 de octubre, la policía del Distrito Federal inició la persecución de Gómez y Campa. Fue hasta ese momento cuando los ferrocarrileros comprendieron que las acciones asumidas por Díaz de León no eran sólo acusar a dichos líderes, sino que en realidad lo que se pretendía era acabar con la línea comunista y la oposición en el sindicato, y aumentar el control de éste por parte del Estado.

El 13 de octubre de 1948 los comités Ejecutivo General y de Vigilancia del stfrm decretaron la suspensión temporal de Díaz de León en el cargo de secretario general, por haber violado el contrato colectivo de trabajo y traicionado la integridad del sindicato. La respuesta no se hizo esperar y en medio de la “confusión y desmoralización” que existía en el sector ferrocarrilero, el 14 de octubre el gobierno alemanista atacó de forma violenta las instalaciones del stfrm.

Tropas federales, policía y agentes de la Dirección Federal de Seguridad tomaron los locales nacionales del sindicato, así como las oficinas de cuatro secciones de la Ciudad de México (15, 16, 17 y 18). Los operativos fueron personalmente supervisados por el coronel [Carlos I.] Serrano que, como se sabía, era íntimo amigo (algunos decían que era compadre) de Díaz de León. Más tarde, en octubre, Gómez fue detenido acusado de fraude, mientras Valentín Campa se veía obligado a pasar a la clandestinidad durante un año hasta que, en noviembre de 1949, fue detenido, juzgado y condenado a ocho años de prisión.46

Díaz de León violentó la vida interna del sector ferrocarrilero y convirtió su gestión en sinónimo de corrupción. Ello abrió un abismo entre los ferrocarrileros de base y los líderes sindicales charros; estos últimos estuvieron amparados por el gobierno durante la década analizada. A partir de dichos actos, en el medio ferrocarrilero se generó descontrol, desmoralización e inmovilización política.

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9786073041942
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