Kitabı oku: «Métodos de investigación cualitativa. Fundamentos y aplicaciones», sayfa 2
Relación entre el investigador y el objeto investigado
Temiendo que el investigador sesgue tanto el abordaje del problema a investigar como la interpretación de los resultados alcanzados, desde el Positivismo el investigador debe ser imparcial y su trabajo debe ser independiente de sus concepciones y visión de mundo. A pesar de pregonarse de forma abierta y categórica la obligatoria imparcialidad que se debe tener, se desconoce que desde el momento en el que el investigador hace una lectura de los datos o síntomas, formula las hipótesis de estudio y diseña los instrumentos de recopilación de los datos, está incluyendo sus propias posturas intelectuales e ideológicas.
Desde el relativismo, en contraste, tanto la concepción del problema de investigación como el método que se escoge para el desarrollo de la investigación tienen una evidente dependencia del investigador y su propia trayectoria: el investigador relativista lo asume, acepta, practica y pregona. Así, cada investigación tiene su propia distinción y, en consecuencia, obedece a su capacidad de profundizar e interpretar los datos que va recopilando.
Objetivo de la investigación
El explícito y declarado propósito de la investigación positivista es uno solo: rechazar o no rechazar las relaciones de causa-efecto entre las variables que, extraídas de la teoría, pueden dar cuenta del problema de investigación. Las variables independientes —causas— tienen un claro impacto en las variables dependientes —consecuencias—. Esta relación se regula por la presencia de variables mediadoras que tienen la función de explicar la influencia de unas en otras.
Por su parte, la investigación relativista pretende comprender los hechos sociales que se están estudiando. Para ello, exige aproximarse a la realidad social desde ella misma y, en este sentido, el investigador debe insertarse en el contexto de estudio a fin de dimensionar los fenómenos como los ven sus propios actores. La necesidad de comprender las complejidades propias del mundo social implicado le impone al investigador desprenderse tanto de sus propias concepciones como de aquellas provenientes de los modelos y los marcos teóricos que, casi siempre, resultan extraños para descifrar los hechos en sus verdaderas circunstancias.
Abordaje
Además de la encuesta como instrumento de recopilación de información, el experimento es el diseño positivista típico. En su planeación y desarrollo se tiene que asegurar que las variables independientes están impactando de forma clara e inequívoca las variables dependientes. Para ello, deben aislarse todos aquellos factores que, eventualmente, puedan contaminar tales relaciones. Para lograrlo, se establecen dos grupos de investigación: el de control y el experimental. Al grupo de control no se le aplica el tratamiento mientras que el experimental es sometido al tratamiento que se está utilizando para establecer de manera precisa la relación entre las variables. A fin de asegurar que esta relación existe sin interferencias, los dos grupos deben estar debidamente balanceados en diversos factores a fin de que sean comparables.
El abordaje clásico de la investigación relativista gira alrededor de los estudios etnográficos que se implementan in situ. Dado que se pretenden estudiar los hechos desde la óptica de los actores investigados, esta aproximación epistemológica exige que el investigador se involucre en la vida cotidiana de los habitantes del territorio a estudiar. Al hacerlo, se ve obligado a indagar y a observar las actividades habituales de los investigados, para luego preguntarles sobre el significado social que para ellos tienen las acciones que ejecutan de forma natural. Con esta información, y de acuerdo con lo que va recolectando y analizando, el investigador podrá disponer de suficientes criterios de interpretación del mundo social en estudio. Ello exige que el investigador se desprenda de su propia cosmovisión para asumir la de los investigados, para lo cual deberá compartir por prolongados periodos de tiempo hasta detectar los patrones de comportamiento en sus justas circunstancias.
Foco
Mientras el foco de recopilación, análisis e interpretación de los datos en el positivismo es el trazo individual, desde el relativismo el esfuerzo se concentra en la construcción de significados que socialmente son aceptados y promovidos por los sujetos en estudio.
Desde el positivismo lo que importa es estudiar el comportamiento individual de los integrantes de una muestra que, después, será extrapolado a la población a la que pertenecen los indagados. Para hacerlo, se generalizan estadísticamente los hallazgos a partir de una muestra que, por reflejar la estructura cuantitativa y cualitativa de la población, la representa en toda su dimensión. De esta manera, y apoyados en herramientas estadísticas, se trasladan los datos individuales a los de la población de la cual fueron seleccionados los investigados.
En contraste, el relativismo busca profundizar, a través de las entrevistas en profundidad y de la observación sistemática, en el comportamiento individual. Su intención es descubrir el significado social que tienen tales conductas en el marco del contexto en el que los miembros de un grupo social las han concebido, aceptado y promovido. Prevalece la construcción colectiva y no el rasgo individual de sus miembros. El estudio del contexto y, en ocasiones, de su devenir histórico, son aspectos claves para dimensionar la complejidad del fenómeno estudiado.
Método
El positivismo acude de manera sistemática y sin mayor reflexión académica a los métodos deductivos para la concepción y el desarrollo de sus estudios. Los investigadores deducen la realidad de la teoría y los modelos existentes y, desde ahí, tratan de encontrarle sentido estadístico a las realidades sociales en estudio. Al apoyarse en la teoría sobre la cual formulan sus hipótesis de investigación, es difícil dimensionar la realidad social en estudio si esta no ha sido considerada previamente desde algún marco teórico. Solo se podrá abordar lo que está teóricamente construido en otras realidades y, desde esta perspectiva, la “investigación cuantitativa no estudia la realidad social, sino que busca en qué realidad social encaja la teoría existente” (Páramo y Ramírez, 2017).
En total oposición están los investigadores relativistas, quienes se apoyan en múltiples métodos inductivos a fin de poder estudiar las realidades sociales desde sus propias complejidades. En lugar de apoyarse en teorías existentes y desde ahí deducir las realidades sociales, el relativismo busca que la teoría sea construida desde las prácticas cotidianas de los investigados. Al no partir de teorías preestablecidas, es posible extraer las denominadas “teorías implícitas” que, al sistematizarse, permiten formular nuevos planteamientos teóricos que dan cuenta de la cotidianidad de los investigados.
Rol del investigador
Buscando ser objetivos e imparciales, a los investigadores positivistas se les exige alejarse del objeto de estudio a fin de evitar sesgos, tanto en el planteamiento del problema de investigación como en su desarrollo. Al alejarse, se supone que los investigadores no podrán incidir en los hallazgos y, por ello, se les prohíbe que tomen parte activa en la recopilación de la información con la que resolverán el problema de investigación planteado. Asimismo, se les instruye a quienes recolectan la información con una serie de prácticas concebidas para evitar que aspectos como el tono de voz, los gestos y la ayuda a los investigados influyan en las respuestas proporcionadas por los participantes en la investigación.
Dado que el investigador relativista debe ver la realidad social desde la perspectiva de los investigados, está obligado a sumergirse en tales circunstancias de tiempo y de lugar. Para ello, debe aprender a desprenderse de sus preconcepciones y saberse un instrumento de recopilación de información y no, simplemente, un conductor de la misma. Su visión deberá ser separada de lo que observa, de lo que indaga, de lo que analiza y, sobre todo, de lo que interpreta. Este proceso de inmersión le permitirá ir acumulando la información necesaria para resolver el problema de investigación.
Criterio de investigación
Teniendo en cuenta que el positivismo busca poner a prueba las teorías existentes a través de la formulación de hipótesis de investigación, exige que sus datos tengan una reveladora conexión entre las variables de causa y efecto, así como que posean la cabida de representar sus resultados con discutible valor de confianza (Páramo, 2000). Dicha información se valida recurriendo a sofisticadas técnicas estadísticas bastante desarrolladas para demostrar que cada constructo tiene su significación estadística mínima. Existe al respecto una inmensa batería de indicadores con los cuales se busca asegurar que lo que se está midiendo es lo que se quiere medir y que los resultados pueden ser extrapolados a la población a la que pertenecen los investigados.
Por su parte, los métodos relativistas se esfuerzan de manera significativa para que lo que se afirma como “lo descubierto” (como resultado del proceso de investigación) corresponda lo más fielmente posible con la realidad estudiada. Esta “fidedignidad” se demuestra mediante el aporte de evidencias textuales, sonoras, gráficas, pictóricas o fílmicas, tomadas directamente de la realidad social en estudio. De esta manera, se pretende que cada afirmación tenga un respaldo innegable de lo tomado por los investigadores en el momento de recopilar la información y que, además, pueda ser contrastada con otros miembros del grupo social o por expertos estudiosos del fenómeno en cuestión. Dicho esto, la información les proporciona a las investigaciones un creíble grado de verosimilitud con el que se sustentan los hallazgos.
Relación con la teoría
Las investigaciones positivistas parten de la teoría existente, sistematizada en modelos cuyo propósito fundamental es validarla, ponerla a prueba en el marco de determinado contexto. Por ello, todas estas investigaciones están precedidas de profundos y rigurosos marcos teóricos que sirven no solo para establecer las hipótesis y los instrumentos de recopilación de los datos, sino —y sobre todo— para interpretar los resultados obtenidos. Los hallazgos son discutidos con los autores sobre los que se ha basado la investigación.
En contraste, la investigación relativista pretende formular teorías a partir de las realidades sociales estudiadas. Para lograrlo, los investigadores aprenden a extraer de la vida cotidiana de los investigados los modelos en los que ellos se apoyan de forma implícita para llevar a cabo sus propias prácticas. Esta característica no significa que la investigación relativista sea “ateórica”, (sin teoría previa), sino que el uso que hace de la teoría es diferente. La teoría existente sirve para contrastar los hallazgos que vayan surgiendo y no para ser validada. Esto evita que se declare el descubrimiento de una nueva teoría sin que ello sea así.
Empleo de conceptos
Los conceptos a utilizar en una investigación positivista deben ser medibles porque todo aquello que no se puede medir no existe (Hirschman, 1990; 1992). Como se busca validar las teorías existentes, todo constructo tiene que ser medible e, indefectiblemente, ligado a la teoría en cuestión. Así, se han construido escalas de medición con las cuales se han venido estudiando complejos conceptos que han terminado siendo irreales, dado que existen un sinnúmero de aspectos humanos difíciles y bastante complejos como para visualizarlos desde una escala numérica o semántica. Si bien es cierto que ello ha facilitado la medición y el procesamiento matemático de las características demográficas o emocionales de una población, los resultados no siempre expresan con contundencia la realidad vivida al interior de determinado grupo social. Se ha recurrido a múltiples escalas de diferente complejidad —desde las univariadas a las multivariadas—, con las que, a través de diferentes medidas (chi cuadrado, pruebas z, pruebas t) (McDaniels y Gates, 1999), se busca asegurar que las hipótesis gozan de toda la credibilidad una vez recopilados los datos. Análisis discriminantes, análisis factoriales, análisis de varianzas, análisis de covarianzas, regresiones múltiples, modelos de ecuaciones estructurales, son algunas de las técnicas puestas al servicio de las investigaciones cuantitativas.
Por el contrario, desde el relativismo se busca captar los significados que los miembros de un grupo social le asignan a determinado fenómeno en estudio. Los conceptos que se plantean como hallazgos se estructuran a partir de lo que para los miembros de un grupo social connotan sus propias prácticas. En lugar de intentar cuantificar sus hallazgos, los relativistas hacen esfuerzos para comprender cada hecho desde la perspectiva de los investigados, entendiendo que para ellos cada acto social o individual ha sido originado, aceptado, promovido y defendido en el seno de sus propias dinámicas de interacción. Se niegan a asignarle a cada categoría una cifra que le proporcione mayor credibilidad a los datos. Prefieren que cada implicación social tenga un sustento en la realidad estudiada y no en refinadas teorías.
Formas de los datos
Como se quiere medir todo lo socialmente existente, los datos de las investigaciones positivistas adquieren forma numérica de acuerdo con los parámetros de procesamiento y la comprensión cuantitativa. Se rigen por las leyes matemáticas y las significaciones estadísticas con las cuales pretenden darle un sentido de credibilidad, rigurosidad y cientificidad.
Los relativistas recurren a descripciones textuales tomadas ya sea de las entrevistas realizadas a los investigados o de los rigurosos protocolos de observación traducidos en fotos, audios, imágenes, videos, gráficas, figuras, cuadros sinópticos. El instrumento de presentación de los resultados es la palabra o las cadenas lingüísticas con las cuales se quiere evidenciar de forma fidedigna el lenguaje y el pensamiento de los investigados. La denominación de las categorías es fiel reflejo de la forma de hablar, de pensar, de actuar y hasta de soñar de los investigados.
Métodos de análisis
El análisis positivista se limita a poner en juego los indicadores que matemáticamente precisen las relaciones entre los datos y su nivel de significación estadística que, de acuerdo con las sofisticaciones tecnológicas, señalan que una investigación es rigurosa o no. El mayor esfuerzo se concentra en determinar si existe suficiente evidencia para rechazar o no una hipótesis, no para determinar su grado de verdad o de falsedad, ni para probarla o no.
El análisis relativista se apoya en la evidencia heurística que se va descubriendo a medida que la investigación avanza. El proceso de investigación exige ir acumulando datos que van surgiendo en la medida en la que el proceso de estudio se va consolidando. Ello produce incertidumbre dado que al inicio no se tiene una idea precisa ni del tiempo en el que se desarrollará la investigación ni del número de personas que serán entrevistadas u observadas, así como tampoco de los datos que se irán incorporando. Este proceso heurístico permite ir “escuchando los datos” que van emergiendo a medida que se va profundizando en la detección de las complejidades de la situación en estudio.
Tipo de hallazgos
Los hallazgos de las investigaciones positivistas se limitan a confirmar las relaciones entre las variables consideradas, establecidas todas ellas a través de la teoría formal. Así, los resultados no pueden superar los límites impuestos por la teoría sobre la que se han formulado todas y cada una de las hipótesis puestas en consideración. Esto limita el aporte científico en el marco de una realidad determinada al abstraerse de las circunstancias propias del hecho social estudiado.
Los resultados que producen las investigaciones relativistas se basan en las interpretaciones de la realidad social según el dinamismo social imperante en el contexto en el que se desarrolló la investigación. Al apoyarse en la interpretación, los resultados solo tienen validez en el marco de esa misma realidad en la que fueron descubiertos. Aunque estos no se pueden generalizar de forma estadística, sí es posible hacerlo de forma categórica.
2. La investigación cualitativa
Una de las grandes dificultades para precisar el concepto de “investigación cualitativa” se basa en que desde diversos paradigmas se han incluido todo tipo de categorías conceptuales para dimensionar su complejidad. Para los más simplistas, la investigación cualitativa solo hace referencia al uso de “cualidades” de los fenómenos estudiados y, por tanto, no se requiere mayor experticia para abordarla. Para los defensores del paradigma positivista, la investigación cualitativa solo debe abarcar los “análisis cualitativos” de fenómenos cuantitativos y, por ello, solo debe ser vista como un ejercicio complementario a los hallazgos cuantitativos de las variables en estudio.
Son pocos los académicos que han aceptado —bien sea por desconocimiento o no— que la investigación cualitativa es asociada a una investigación naturalística en una aproximación de comprender lo descubierto sin intervenir en ello (Guba, 1978). En tanto que goza de la rigurosidad y la robustez de las investigaciones científicas, las múltiples aproximaciones metodológicas —tales como etnografía o fenomenología, por dar un ejemplo— son tan científicas como las investigaciones positivistas. Ya en 1969 se le expidió la “carta de defunción” (Echeverría, 2003) al denominado “método científico” como el único mediante el cual se podían estudiar los fenómenos sociales.
Al estar orientada al descubrimiento de las realidades sociales, la investigación cualitativa evita las consabidas intervenciones o manipulaciones de datos, en contraste con los positivistas que, con el fin de poder validar la teoría en la que sustentan las relaciones de las variables estudiadas a través de la modificación de los niveles de significación estadística, dan resultados más ajustados a la realidad. En su denodada intención de no rechazar la hipótesis nula puesta en consideración, se cometen desaciertos epistemológicos que han alejado sus hallazgos de las realidades estudiadas.
En abierta oposición al paradigma positivista dominante, la investigación cualitativa es concebida como la aproximación epistemológica que permite que los hechos sociales sean estudiados desde su propia complejidad y no desde manuales conceptuales preestablecidos. La teoría existente solo sirve para contrastar los hallazgos que van surgiendo a lo largo del proceso y no para eliminar las evidencias que contradigan los postulados y los modelos teóricos estructurados en realidades sociales distintas. Así, el contexto y el momento histórico adquieren un valor de gran significación, dado que es en determinado entorno en donde se realizan los comportamientos de los miembros de una población. Conductas que pueden ser radicalmente diferentes a aquellas que se concretan en situaciones similares o, incluso, en el mismo entorno, pero con condiciones sociales esencialmente diferentes. No puede olvidarse que son las personas las que actúan y ellas, en tanto seres humanos, pueden ir cambiando sus comportamientos influenciadas por factores externos que impactan sus decisiones de manera diferente.
Estas características básicas de las investigaciones cualitativas exigen investigadores altamente tolerantes a la incertidumbre y a la ambigüedad, que estén dispuestos a “escuchar los datos” que vayan emergiendo, ordenándolos y dándoles el sentido que corresponda con lo estudiado. Así, se requieren investigadores open mind que tengan la capacidad de asombrarse ante lo nuevo, de no dar todo por natural, de seguir la pista de lo inesperado, de dejarse llevar por senderos nunca explorados, de fijarse en detalles que, por imprevistos, puedan pasar desapercibidos.
La investigación cualitativa, en síntesis, obedece a una concepción del mundo en la que sus complejidades se explican desde el interior del investigador y su vasta capacidad de comprensión de las realidades sociales estudiadas. Su función esencial es descubrir lo inexplicable de los comportamientos humanos enmarcados en determinado contexto, que no solo le da sentido a lo que como miembros hacen, sino que le proporciona al investigador los elementos de información para dimensionarlos en su justa extensión.
Siguiendo a Miles y Huberman (2003), las siguientes son las características de la investigación cualitativa desarrollada en escenarios naturales:
•Se requieren contactos prolongados e intensos enmarcados en la vida cotidiana de los investigados.
•Se busca una comprensión integral de la lógica y la estructura del contexto de estudio.
•Deben captarse las percepciones de los actores más que imponer la lógica del investigador.
•Se impone el respeto a los hallazgos sin desviar la esencia de lo observado por el investigador o por lo expresado por los investigados.
•Se debe dar cuenta de la forma en la que los investigados y administran sus situaciones cotidianas.
•El énfasis debe ser puesto en aquellas interpretaciones que tengan más fuerza teórica o sean más consistentes con la misma investigación.
•Los instrumentos iniciales de recopilación de información son poco estructurados.
•El investigador mismo es quien recopila los datos del estudio.
•Las palabras son la principal base del análisis realizado, las cuales pueden ser ensambladas, reagrupadas o repartidas en expresiones que reflejen la realidad estudiada.