Kitabı oku: «Caída y ascenso de la democracia», sayfa 6

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La comparación entre el Egipto antiguo y Teotihuacán también plantea la pregunta de si el modelo de gobernanza influyó en el nivel de desigualdad de la riqueza. El Egipto antiguo era una autocracia, y aunque los arqueólogos no saben con exactitud cómo se gobernaba Teotihuacán, muchos piensan que no era una autocracia.114 Los arqueólogos que han recopilado los datos de los planos de planta de las casas también han codificado las diferentes sociedades en función de si su régimen era colectivo o autocrático. En el conjunto de sociedades mesoamericanas, la gobernanza colectiva se asoció nítidamente con una menor desigualdad de la riqueza.115 Por tanto, esto es un indicio de la clara relación entre la democracia temprana y una menor desi­­gualdad, pero debemos considerarlo parcial y preliminar.

conclusión

Hemos visto que la democracia temprana estaba muy extendida en las sociedades humanas; de hecho, era tan común como la autocracia. Que los seres humanos fuesen gobernados de estas dos formas tan distintas a lo largo de varios milenios y en múltiples regiones del mundo debería llevarnos a una conclusión clara: no había un único camino común de desarrollo político. También deberíamos prescindir de la idea de que la democracia fue inventada en un lugar y un momento concretos antes de extenderse a otras partes. Más bien, la democracia parece ser algo natural entre los seres humanos, aunque no sea ni mucho menos inevitable. Hasta ahora hemos visto indicios de que la democracia temprana tenía más probabilidades de sobrevivir en entornos de pequeña escala, en ausencia de burocracias estatales fuertes y, por último, en ausencia de muchos desarrollos tecnológicos que solemos asociar con la civilización. Ahora podemos explorar a fondo lo que llevó a las sociedades por el camino de la democracia temprana o por el de la autocracia.

1 Véase Lowie, 1954, p. 112.

2 Véase en Hansen, 1986, el debate sobre cuándo apareció por primera vez la palabra demokratia. Véase en Hansen, 2006 un enfoque más general de la polis griega.

3 Véase Raaflaub, 2007, p. 112.

4 Véase un estudio en Robinson, 2011 y 1997.

5 Véase en Ober, 2015, p. 125 una descripción concisa de estos Estados y su ascenso y caída.

6 Ibíd., pp. 126 y 127. Véase en Cline, 2014 el contexto más general en todo el Mediterráneo y Oriente Próximo.

7 Véase Carpenter, 1957.

8 Aquí me baso en los puntos de vista de Raaflaub (2013, pp. 85 y 86). Véanse también Raaflaub, 2004 y Ober, 1989, p. 55.

9 Citado en Raaflaub, 2013, p. 85.

10 Véase Hansen, 1991, pp. 55-58.

11 Deberíamos tener en cuenta también que, en términos de población total, Atenas era varias veces mayor que cualquier otra polis de Grecia, con una población máxima de alrededor de trescientos mil habitantes en el 431 a. C. Véase Hansen y Nielsen, 2004.

12 Los clasicistas han discrepado sobre la importancia relativa de estos dos órganos. Véase Ober, 1989, p. 57 a propósito del debate.

13 Sobre los demos del Ática, véase Whitehead, 1986.

14 Ibíd., p. 77.

15 Véase una explicación detallada en Raaflaub, 2007.

16 Ibíd., p. 149.

17 La cita (en inglés) es de Raaflaub (ibíd., p. 123). Aristóteles adoptaría más tarde un punto de vista similar. Véase en Andreski, 1968 un argumento más general sobre la organización militar y la desigualdad social. Él argumenta a favor de un vínculo entre estos dos rasgos en muchas sociedades, al igual que Ferejohn y Rosenbluth (2017), que se centran en la participación en la guerra y la democratización.

18 Garland, 1987, p. 68.

19 Ferejohn y Rosenbluth (2017) han hecho hincapié en la importancia de este caso.

20 Véase Dahl, 1998, pp. 10 y 11.

21 Anónimo, 1994. Véase Jacobsen, 1943.

22 Véanse más detalles en Durand, 2003; Fleming, 2004; Seri, 2004; Evans, 1958, y Yoffee, 1995. Véanse también Bailkey, 1967 y Barjamovic, 2004.

23 Véase Fleming, 2004, p. 233.

24 Véase ibíd., en particular las pp. 60, 138 y 165-171.

25 Véase el extenso análisis en Kleber, 2017. Esta observación particular sobre las asambleas corresponde a la p. 704 de su contribución.

26 Véase Fleming, 2004, p. 6.

27 Véase en Thapar, 1984 un recuento de las diferentes formas en que ha sido retratada la historia india temprana. Muhlberger (2008) aporta un repaso de la democracia en la India antigua.

28 En su libro de 1968 sobre el tema, J. P. Sharma observó que el contexto político impidió a veces la objetividad académica.

29 Davids, 1922, p. 199.

30 Ibíd., pp. 17-19.

31 Ibíd., p. 20.

32 Romila Thapar (1984) llegó a las mismas conclusiones sobre la importancia de las asambleas, basándose en parte en la evidencia de Sharma.

33 Sharma, 1952.

34 Sharma, 1965.

35 Thapar, 1984, p. 55.

36 Jesuit Relations. Véase también Gendron, 1660 y las referencias en Heiden­­reich, 1978.

37 Este cálculo es de Trigger (2002, p. 15).

38 Ibíd., pp. 15 y 16. El mapa está disponible en https://www.oashuroniachapter.com/p/archaeologists-in-huronia.html [consultado el 11/05/21].

39 Relaciones jesuitas, vol. X, parte II, cap. 6, pp. 231-233.

40 Ibíd. Elisabeth Tooker (1991, p. 48) afirma que los jóvenes de entre veinticinco y treinta años no participaban, a menos que fuese un consejo general, en cuyo caso se hacía un anuncio especial.

41 Tooker, 1991. Véase también Tooker, 1984.

42 Véase Relaciones jesuitas, 17, p. 161.

43 Véase Trigger, 2002, pp. 141 y 142.

44 Morgan, 1851. Véase también Morgan, 1985 y Tooker, 1978.

45 Véase Engels, 2010, cap. 2. Véase también Marx, 1974.

46 Véase Stone, 1976.

47 Véanse Trigger, 1978a-b y Hart, 2001.

48 Véase el caso iroqués en Snow, 1994, p. 15 y el argumento más general en Divale, 1974 y 1984.

49 Véase Relaciones jesuitas, 10, p. 175.

50 Tooker, 1991, p. 48, que cita a Shimony (1961, p. 89).

51 Trigger (2002, p. 87) hace hincapié en esta cuestión, y dice que, por su posición dentro de la familia, las mujeres mayores podían asegurarse de que los asistentes masculinos al consejo transmitieran sus opiniones.

52 Cortés, 1978.

53 Aquí me basaré en el trabajo de Fargher, Blanton y Heredia Espinoza (2017a) y Fargher, Heredia Espinoza y Blanton (2011), que han hecho un gran trabajo para defender que Tlaxcala era gobernada de manera colectiva. Véase también el trabajo anterior de Gibson (1952).

54 Fargher, Blanton y Heredia Espinoza, 2010, p. 238. El grupo que llegó a ver Cortés era de cincuenta personas, pero quizá era solo una parte del consejo.

55 Véase Fargher, Blanton y Heredia Espinoza, 2017a.

56 Gibson (1952, p. 148), que trabajó con evidencia posterior a la conquista, apunta que “una agricultura simple y doméstica, con pocos cultivos y las herramientas más rudimentarias, constituía la economía de subsistencia para la mayor parte de la población india durante el siglo xvi”.

57 Fortes y Evans-Pritchard, 2016.

58 Lugard, 1922, pp. 75 y 76.

59 Al decir esto, debo señalar que los elementos de la democracia temprana no eran específicos de África central. También existían en el este de África (véase Legesse, 2000), así como en el sur (Olivier, 1969) y el oeste. Véanse Wilks, 1975 y McCaskie, 1995 a propósito de la gobernanza mediante consejos entre los asantes.

60 Vansina, 1990, p. 75. La formulación clásica sobre las sociedades del “gran hombre” sigue siendo la de Sahlins (1963).

61 Esto se explica en Vansina, 2004, p. 234. La fuente original de esta observación es el relato coetáneo de Auguste Verbeken (1933). A propósito de la evolución política de Kasai, véase Vansina, 1998.

62 Véase Vansina, 2004, p. 247. Él conjetura que la periodicidad observada aquí dependía del momento de iniciación en el grupo de varones adultos.

63 Esto se plantea en Vansina, 1990, p. 182, donde se señala que el sistema de la eata fue suplantado por un modelo alternativo a partir de 1820.

64 Véase este punto de vista y evidencia al respecto en Baldwin, 2015, p. 30 y también en Mamdani, 1996.

65 Véase Vansina, 1978, pp. 129-131.

66 Ibíd., pp. 111 y 112.

67 Véase Steinkeller, 1991.

68 Ibíd.

69 Esta lista la proporciona Steinkeller (ibíd.). Él también incluyó la reorganización de los templos en la lista de reformas, pero yo no lo hago porque no se adapta bien a muchas otras sociedades.

70 Esta explicación se basa principalmente en Smith, 2012, cap. 7; Blanton, Fargher y Heredia Espinoza, 2017b, y Berdan, 2017.

71 Sin embargo, hay restos arqueológicos que muestran un patrón de asentamiento similar. Esto ha sido señalado por Fargher, Blanton y Heredia Espinoza (2017b, p. 146).

72 Smith, 2012, pp. 69-77; Smith, 2015, p. 74.

73 Smith, 2015, pp. 78 y 79.

74 Smith, 2012, pp. 164 y 165; Smith, 2014.

75 Véase una descripción de este proceso en Berdan, 2017, p. 444.

76 Véase el argumento en Blanton y Fargher, 2008.

77 Cálculos reportados por D’Altroy (2015b).

78 Véase la evidencia arqueológica sobre los orígenes incas en Covey, 2008.

79 Véase el debate en Isbell, 2010.

80 Véase D’Altroy, 2015a y 2015b.

81 Véase D’Altroy, 2015a y 2015b.

82 Basándose en la evidencia arqueológica, Pauketat (2004, p. 79) señala que el crecimiento de la población también fue muy rápido, y que creció en una o dos generaciones: de entre 1.400 y 2.800 habitantes pasó a tener entre 10.200 y 15.300. El cálculo más bajo ya representaba una población mayor que la de los asentamientos iroqués y hurón. El cálculo más alto supondría que Cahokia era mayor por más de un orden de magnitud que los asentamientos hurón e iroqués.

83 Esta interpretación ha sido propuesta por Dalan et al. (2003, pp. 173 y 174). Los autores hacen hincapié en esto, aunque también admiten la posibilidad de que la construcción de túmulos pudiera haber reflejado tanto un cierto grado de coerción como una expresión celebratoria. Su interpretación sobre los Campos de Marte deriva de Schama, 1989.

84 Véase el contexto en Pauketat, 2004. Véanse más detalles sobre el sacrificio humano como medio para mantener la estratificación social en Watts et al., 2016.

85 Véanse los detalles completos en Boyd y Schroedl, 1987.

86 Elvas, 1993, p. 93.

87 Hally, 1994, pp. 241 y 245. Véase también el artículo de revisión de Cobb (2003) sobre los cacicazgos misisipianos.

88 Véase Le Page du Pratz, 1774, pp. 335-340.

89 Según sus palabras: “Los natchez son educados para la completa sumisión a su soberano; la autoridad que ejercen sus príncipes sobre ellos es absolutamente despótica, y no se puede comparar sino con la de los primeros emperadores otomanos”. Esto reflejaba el incorrecto punto de vista europeo de la época sobre el despotismo de los emperadores otomanos. Véase ibíd., p. 318.

90 Esta afirmación es de Muller (1997, p. 173).

91 Muller (ibíd.) presenta, de nuevo, un punto de vista discrepante.

92 Para este relato me basaré en la extensa etnografía proporcionada por Evans-Pritchard (1971). Él mismo utilizó varios relatos etnográficos anteriores.

93 Evans-Pritchard (ibíd., p. 234) se refiere a “los gobernantes y diputados visitantes, los miembros de las compañías de reclutas, los pajes, los interlocutores de los oráculos, los demandantes, las partes implicadas en una disputa legal, etcétera”.

94 Antes de publicar el Atlas etnográfico (Murdock, 1967) y la muestra transcultural estándar (Murdock y White, 1969), Murdock había puesto en marcha el proyecto de Archivos del Área de Relaciones Humanas de la Universidad de Yale.

95 Ahmed y Stasavage, 2020.

96 El gobierno por consejo en ámbitos superiores a la comunidad fue codificado por Tuden y Marshall (1972). Definieron dos casos de gobierno por consejo. El primero era donde “la autoridad suprema para tomar decisiones recae en un consejo, asamblea u otro órgano deliberativo sin ningún ejecutivo salvo un oficial presidente, como máximo”. El segundo era donde “la autoridad suprema para tomar decisiones es compartida de forma más o menos igualitaria por un ejecutivo (en solitario o colectivo) y un órgano deliberativo”. El caso alternativo clave era cuando “la autoridad suprema para tomar decisiones se concentra en un único líder autoritario”. El gobierno por consejo en el ámbito de la comunidad fue codificado por Murdock y Wilson (1972). Definieron dos casos de gobierno por consejo. El primero era cuando “la comunidad carece de un único líder político, pero es gobernada colectivamente por un comité, un consejo, una organización basada en la edad y el rango o similares”. El segundo era cuando “la comunidad tiene un único líder o jefe con uno o más asistentes operativos y/o un consejo oficial o asamblea, pero carece de una organización política desarrollada o jerárquica”. El caso alternativo clave cuando había gobierno al nivel comunitario era donde gobernaba un único líder.

97 Los porcentajes precisos son el 55 y el 34%. El contraste es aún mayor si solo consideramos las sociedades observadas en fechas más tempranas. Entre las sociedades observadas antes de 1900, vemos consejos de ámbito local en el 54% de los casos, pero los de ámbito superior representan solo el 23% de los casos.

98 Véase Blanton y Fargher, 2016 y 2008.

99 Marc Howard Ross (1983) codificó un conjunto de sociedades de la SCCS y llegó a la conclusión de que en aquellas donde la toma de decisiones era de carácter colectivo había una amplia participación en el consejo en el 67% de los casos. Ember, Russett y Ember (1993) reconsideraron y ampliaron la muestra de Ross y llegaron a una conclusión muy similar.

100 Véase en Bentzen et al., 2019 un intento de utilizar la codificación de la SCCS para analizar si las sociedades que antes de la colonización habían tenido la tradición de elegir a sus gobernantes eran más propensas a ser democráticas hoy. Sus resultados indican que así es. Véanse también Giuliano y Nunn, 2013 y Sanday, 1981.

101 Véanse las diferentes frecuencias de la participación política femenina proporcionadas por Ross (1983) y Sanday (1981). Sanday descubrió que en el 57% de las sociedades que codificó había una participación política femenina, al menos como influencia informal. Ross descubrió que la participación política de las mujeres era igual o mayor a la de los hombres en el 10% de los casos; una participación significativa, pero no tan alta como la de los hombres, en el 34% de los casos; una influencia pequeña en el 24% de los casos, y, finalmente, las mujeres eran excluidas en el 32% restante de las sociedades.

102 Véase un exponente temprano de este punto de vista en Lippert, 1931, p. 237.

103 La contribución promedio de las mujeres a la subsistencia era del 35% en las sociedades con una participación política femenina moderada o alta, según como la definió Ross (1983). En las sociedades con una participación política femenina baja o nula, era del 32%. Esta diferencia no es estadísticamente significativa. Tampoco se encuentran diferencias significativas cuando se utiliza la medida de participación política femenina elaborada por Sanday (1981).

104 El relato sobre las amazonas se puede leer en Heródoto, 2000, libro IV, p. 387.

105 Mayor, 2014, p. 63.

106 Relato citado en Jaimoukha, 2001, p. 165.

107 Véase Whyte, 1978, pp. 36 y 135.

108 Véase en Flannery y Marcus, 2012 una fascinante exposición de este punto de vista.

109 En los datos brutos, las sociedades con consejos están estratificadas en el 72% de las veces, y las sociedades sin consejos, el 57% de las veces. Esta diferencia no es estadísticamente significativa en ninguna regresión que incluya controles para detectar efectos regionales no observados.

110 La estratificación social de las sociedades de la SCCS fue codificada por Murdock y Provost (1971). En su artículo afirman que trabajaron a partir del anterior esquema de clasificación de Murdock (1967).

111 Estos datos son los reportados en Kohler et al., 2017 y Smith et al., 2014. Véase también Kohler y Smith, 2018 y las colaboraciones incluidas.

112 Esto se aplica solo a las estructuras que sobreviven, por lo que aquí podría haber una fuente de sesgos.

113 La limitación a la que se refieren Milanovic, Lindert y Williamson (2011) tiene que ver estrictamente con los impuestos sobre la renta. Sin embargo, esto también debería extenderse, lógicamente, a una limitación a la desigualdad de la riqueza.

114 Cowgill (2015) señala que una forma de gobernanza colectiva temprana que pudo ser desbancada por una pauta despótica posterior.

115 Véase Kohler y Smith, 2018, cap. 11.

iii

Los Estados débiles heredaron la democracia

Si estamos de acuerdo en que la democracia y la autocracia tempranas fueron dos vías de desarrollo político alternativas, entonces la siguiente pregunta es qué llevó a una sociedad por una vía en vez de por la otra. En este capítulo argumentaré que era más probable que la democracia temprana prevaleciera cuando los gobernantes no tenían certezas sobre la producción, cuando al pueblo le resultaba más fácil marcharse y, finalmente, cuando los gobernantes necesitaban a su pueblo más de lo que este los necesitaba a ellos. La evidencia de múltiples regiones del mundo en diferentes momentos respalda estas afirmaciones. La práctica de la democracia temprana fue para los gobernantes un modus operandi frente a estos problemas, pero también veremos una vía alternativa: el desarrollo de una burocracia estatal para sustituir el gobierno por consejo. Por último, veremos que, a veces, las burocracias y los consejos también podían ser un complemento.

qué entendemos por un estado débil

Douglass North, el famoso historiador económico, definió el Estado como una entidad que obtiene ingresos a cambio de protección.1 Se puede pensar en esta protección en términos muy amplios: podría ser la defensa contra invasores externos, un seguro frente a contingencias como el hambre o incluso lo que hoy entendemos por “protección social”. También se puede pensar en los ingresos en términos amplios: podrían ser impuestos en moneda, en especie o cualquier otra medida para la redistribución del excedente económico. Los kwakiutl de la costa noroeste de América del Norte no tenían un sistema de impuestos oficial, pero, según informó Franz Boas, los caciques se apropiaban habitualmente de hasta la mitad de lo obtenido en la caza y la pesca.2

Los gobernantes que quieren obtener ingresos se enfrentan a un problema fundamental: cuanto menos saben sobre cuánto produce el pueblo, más difícil les resulta diseñar una estrategia fiscal. Se cuenta que Jean-Baptiste Colbert, ministro de Finanzas de Luis XIV, comparó el problema de los impuestos con desplumar un ganso para obtener la mayor cantidad posible de plumas sin que este emita un solo graznido. La incertidumbre sobre la producción dificultó a algunos gobernantes saber cuántas plumas podían arrancar. Cuanto mayor sea la incertidumbre, mayor será la posibilidad de exigir un nivel de impuestos tan alto que provoque las protestas del pueblo, o inferior a lo que el pueblo estaría dispuesto a pagar.

El segundo problema –vinculado al primero– es que el pueblo pueda tener opciones si siente que se le están arrancando las plumas con demasiada fuerza. Pueden tener los medios para protestar con violencia, marcharse a otro lugar o, simplemente, negarse a pagar si un gobernante tiene poca capacidad coercitiva. A lo largo de la historia, la situación de los gobernantes ha sido más precaria en aquellos entornos donde la población descontenta podía recoger sus cosas y marcharse sin más.

De hecho, el problema del riesgo de salida es tan general que no se limita a las sociedades humanas. La ornitóloga Sandra Vehrencamp, motivada por sus observaciones sobre distintas especies de aves en diferentes hábitats, desarrolló un modelo teórico para ejemplificar esa posibilidad.3 En el caso de los animales, no se trata de la riqueza, los impuestos o el consentimiento, sino de quién puede reproducirse y quién es relegado a ayudar a otros mientras se reproducen. Vehrencamp estudió varias especies para mostrar la relación entre unos costos de “dispersión” altos y una mayor jerarquía. La dispersión significa la posibilidad de que los individuos se establezcan en un nuevo lugar para reproducirse.

A lo largo de la historia, la democracia temprana ha sido una forma de acometer el doble problema de la salida y la incertidumbre. La solución de la democracia temprana pasaba por reconocer que uno estaba en una posición débil y gobernar de forma colectiva con varios miembros de la sociedad. Un consejo o asamblea –la piedra angular de la democracia temprana– proporcionaba un foro donde los gobernantes y los gobernados pudieran discutir cuánto se podía pagar realmente. Los miembros del consejo también podían ayudar a recaudar ingresos y con otras tareas más generales de la gobernanza. Para creer que las deliberaciones del consejo pudieran revelar algo más que falsedades, no es preciso confiar en la bondad de la naturaleza humana: la comunicación sincera sería posible siempre que los gobernantes y el pueblo tuvieran un interés común, como la necesidad de la protección. También se vería reforzada por el deseo mutuo de la resolución pacífica de los conflictos.4

Una de las características más notables de la solución del consejo para la gobernanza es que, para ejercer su influencia, sus miembros no necesitaban un poder de veto oficial sobre las propuestas de un gobernante: bastaba con que poseyeran una mayor información sobre la producción. La verdadera autoridad no depende solo de la autoridad oficial –las reglas escritas–, sino también de quién tiene mejor información.5

La alternativa a la democracia temprana era tomar decisiones sin consultar a un consejo y después prepararse para las posibles consecuencias negativas. Esta solución era más factible en aquellos casos donde el entorno natural hacía más predecible la producción agrícola. También era más fácil cuando el pueblo tenía menos medios para marcharse o para protestar. A esto se le añade que era mucho más fácil gobernar sin un consejo o una asamblea si se contaba con una burocracia que resolviera los problemas de la falta de información o los incumplimientos.

Existe un método definitivo para resolver los problemas de la incertidumbre para la recaudación de ingresos, y es contratar a recaudadores: particulares que acceden a recaudar ingresos a cambio de un pago único. Al igual que la democracia temprana, la recaudación de impuestos economiza la necesidad de que un gobernante tenga una burocracia que pueda calcular cuántos ingresos se pueden recaudar. La idea es que, si los recaudadores de impuestos tienen mejor información que el gobernante sobre las circunstancias de un lugar, y si compiten entre sí por el derecho a recaudar ciertos impuestos, esto revelará una información útil.6 Como ocurre con la burocracia, deberíamos considerar la recaudación de impuestos como un posible sustituto de la democracia temprana.

aptitud agrícola y formación del estado

Se ha establecido la idea de que las sociedades con un Estado central surgieron en las regiones más adecuadas para la agricultura. Según la historia tradicional, la producción agrícola generó un excedente que permitió el surgimiento del Estado central unido a la jerarquía social. Otra variante de este argumento es que la agricultura permitió una mayor densidad de la población, que a su vez hizo más probable la formación de un Estado central.7

A continuación, emplearé un indicador de la aptitud agrícola para exponer dos cosas. La primera es que la aptitud agrícola predice si existe un Estado central por encima del nivel de la comunidad. La segunda es que la aptitud agrícola no predice, por sí sola, si el Estado es autocrático o democrático. Dicho de otro modo: la cantidad de calorías que uno puede extraer del suelo determina si existe un Estado, pero no de qué tipo es. Para responder a esa pregunta tendremos que buscar en otra parte.

Para trazar la aptitud agrícola, podemos servirnos de los datos producidos por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Estos datos son un registro de la cantidad de los diferentes cultivos que se pueden producir en todas las regiones del mundo. Dos economistas, Oded Galor y Ömer Özak, han empleado estos datos para formular la siguiente pregunta: suponiendo que uno sabe qué cultivos se pueden cultivar y su contenido calórico, ¿cuál es la cantidad máxima de calorías que se pueden producir en un terreno determinado?8 Realizaron este cálculo para cada conjunto de celdas en una cuadrícula que abarcaba todo el planeta a una resolución de cinco minutos de longitud por cinco de latitud (aproximadamente diez por diez kilómetros). Llamaré a su medida “potencial calórico”. Para maximizar la probabilidad de que el potencial calórico refleje las características del entorno natural –y no de la intervención humana–, Galor y Özak construyeron su medida asumiendo que no se aportaron insumos al suelo ni al riego.9

Para medir la gobernanza, utilizaré los datos de la SCCS para elaborar una medida binaria que divide las sociedades en dos categorías. A la primera pertenecen aquellos casos donde solo hay gobierno al nivel de la comunidad, o a uno superior pero muy sencillo, donde alguien, como un cacique, vincula entre sí a un pequeño número de comunidades. La segunda comprende todos los casos donde existían formas más complejas de gobernanza central.

Resulta que el potencial calórico es, en efecto, un predictor fiable de la gobernanza central. Si nos fijamos en el conjunto de sociedades de la SCSS con un potencial calórico superior a la media, veremos que había un Estado central en el 40% de los casos. En las sociedades con una aptitud inferior a la media, había un Estado central en solo una cuarta parte de los casos.10 Algunos sostienen que es sobre todo la aptitud para el cultivo de cereales la que propicia este resultado, y no los tubérculos almacenables como el ñame o la yuca. El argumento, entonces, es que el Estado central no surge porque haya solo un excedente, sino porque hay un excedente almacenable.11

La aptitud agrícola predice la presencia del Estado, pero no nos ayuda mucho a predecir si el gobierno es autocrático o democrático. Para ello, podemos utilizar la SCCS para distinguir entre las sociedades donde los gobernantes gobiernan solos o con un consejo. Cuando el potencial calórico es superior a la media, el gobierno del consejo está presente en el 66% de los casos; cuando es inferior a la media, está presente en el 55% de los casos. Es una diferencia, aunque no muy grande.12

variabilidad agrícola y democracia temprana

Que una sociedad tomara el camino democrático de desarrollo político o el autocrático dependía menos de la cantidad de calorías que se podían extraer del suelo que de la variabilidad de este indicador entre un lugar y otro. A lo largo de la historia, la incertidumbre sobre la producción agrícola ha sido un escollo importante para los gobernantes a la hora de saber qué cantidad de impuestos pueden cobrar a su pueblo. Este problema será mayor en las zonas donde la producción agrícola sea más impredecible, a menos que los gobernantes encuentren algún modo de acceder a la información. La imprevisibilidad de la producción agrícola dependerá de algunos aspectos del entorno natural, como la variación localizada de los suelos, la aspereza de la tierra y las precipitaciones. También dependerá de las formas en que los seres humanos hayan alterado el medio natural, por ejemplo, con la introducción del riego. A continuación, me centraré en los factores naturales y dejaré aquellos que dependan de la intervención humana para el capítulo iv, que trata sobre tecnología y democracia.


FIGURA 3.1. Variabilidad calórica y gobierno por consejo. La figura muestra los niveles de variabilidad calórica en las sociedades con y sin gobierno por consejo

Para medir la incertidumbre agrícola, podemos volver a los datos recopilados por Galor y Özak y analizar cómo los niveles de potencial calórico variaron de un lugar a otro.13 Esta información nos permite construir un indicador llamado “variabilidad calórica”: la desviación estándar del potencial calórico en un área localizada en nueve celdas de la cuadrícula.14 Con esto podemos considerar la relación entre la variabilidad calórica y la democracia temprana, como se muestra en la figura 3.1. En los diagramas de caja y bigotes de este tipo, la línea horizontal en el medio de cada categoría representa el nivel medio de variabilidad calórica, y cada una de las cajas por encima y por debajo de esta línea representan una cuarta parte de las sociedades en esta categoría. Los dos “bigotes” representan después el resto de observaciones en cada categoría, con la excepción de los valores atípicos. Aquí vemos con claridad que la variabilidad calórica era mayor en las sociedades con un gobierno propio de la democracia temprana.15

La figura 3.1 indica que la variabilidad calórica condujo al gobierno por consejo, pero, sin más evidencia, podría preocuparnos que la relación que aquí se observa sea una mera coincidencia. Una forma de avanzar en esta pregunta es ver qué otros datos podrían utilizarse para mostrar la misma relación. Gracias al monumental trabajo de Joseph Jorgensen, el antropólogo pionero estadounidense, disponemos de una exhaustiva base de datos que comprende las prácticas de los 172 grupos de nativos del oeste de América del Norte; en esencia, todos los grupos ubicados al oeste de las Grandes Llanuras.16 Jorgensen descubrió que el gobierno por consejo estaba presente en alrededor de la mitad de los casos. Para medir las condiciones ambientales de estas sociedades, podemos usar de nuevo los datos de Galor y Özark para elaborar un indicador de variabilidad calórica. Resulta que, entre las sociedades de este grupo que realizaban actividades agrícolas, se asoció una mayor variabilidad calórica a una mayor probabilidad de un gobierno por consejo.17 Por tanto, esta relación deja de parecer una coincidencia.

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