Pasión & Mentiras

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Pasión & Mentiras




Índice





Prólogo





1.

CAPITULO UNO



2.

CAPITULO DOS



3.

CAPITULO TRES



4.

CAPITULO CUATRO



5.

CAPITULO CINCO



6.

CAPITULO SEIS



7.

CAPITULO SIETE





SOBRE LA AUTORA







TAMBIÉN DE DAWN BROWER






Esta es una obra de ficción. Nombres, personajes, lugares y acontecimientos son producto de la imaginación del autor o son utilizados de forma ficticia y no deben considerarse como reales. Cualquier similitud con lugares, organizaciones o personas, vivas o muertas, es sólo coincidencia.



Pasión & Mentiras Copyright © 2021 Dawn Brower



Portada realizada por

Victoria Miller



Todos los derechos reservados.



Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio electrónico o mecánico, incluyendo los sistemas de almacenamiento y recuperación de información, sin el permiso por escrito del autor, excepto para el uso de citas breves en la reseña de un libro.




Para todos los que esperan una segunda oportunidad. Que la persona amada sea lo suficientemente generosa para darte una.





Prólogo



Vivian Miene tenía todo lo que podía desear. La carrera perfecta, el hombre perfecto, Eric Black, y el futuro perfecto- había trabajado duro para lograr la primera y la buena fortuna le había enviado al segundo, el tercero estaba asegurado por los otros dos. No podía pensar en nada que pudiera hacer para que su vida fuera mejor. Excepto por los secretos que guardaba, aquellos que podían destruir su vida perfecta.



La oscuridad que se cernía sobre su felicidad… Eric era un testigo clave en un caso contra el líder de un conocido cartel de droga. Él no tenía idea que ella le guardaba secretos. Su deber era protegerlo y ella había sido asignada para estar cerca de él. Nunca se hubiera imaginado que se iba a enamorar de él. Su relación comenzó por todas las razones equivocadas. Vivian rezó para que él pudiera perdonar todas sus mentiras. Él ni siquiera sabía su verdadero nombre…



“Vi”, Eric la llamó mientras cruzaba la puerta de su apartamento. “Dónde estás?”



Miró por la ventana del dormitorio de Eric con vistas a Seattle. Vivian amaba esa vista. Vivian se giró hacia Eric cuando él entró en la habitación. Era el hombre más hermoso que sus ojos hubieran visto jamás. Mechones de cabello oscuros y ojos color del mar caribe sobre un cuerpo tonificado y musculoso. Ese físico magnífico la había atraído hacia él, pero había sido su corazón lo que la había hecho enamorar profundamente. Vivian sonrió y se encontró con él en medio de la habitación. La tomó en sus brazos y la besó.



Vivian se inclinó hacia él y le dio un profundo beso. Él bajó la cabeza y le sonrió. “Te necesité todo el día”, le dijo. “Te extrañé.”



“No fue tan largo”, le dijo ella. “Sólo un par de horas.”



“Un segundo alejado de ti es demasiado tiempo”, le respondió con una pizca de alegría en su voz. “Odio cuando tengo que dejarte.”



Vivian apoyó la cabeza contra su pecho. Ella disfrutaba de su fuerza y su calidez. Él la hacía sentir a salvo y deseada. Ella cerró sus ojos y respiró profundamente. Disfrutó su perfume almizclado e imaginó que no había nada que pudiera separarlos. Ella tenía tantos secretos y miedos de que él pudiera llegar a odiarla cuando supiera todo. Ella tenía uno que probablemente a él le gustaría, pero no estaba lista para decírselo. Vivian necesitaba más pruebas para creer en él.



“Estás triste?”, le preguntó.



“No”, respondió ella. “Estoy feliz”. Vivian lo miró. “Cuéntame sobre tu mañana. Estuvo todo bien?”. Esa era la parte que odiaba. Ella era una agente del FBI y había estado trabajando para ellos desde que se había graduado del colegio. Su título oficial era el de

perfiladora

. Tenía una asombrosa habilidad para ver en el interior de las mentes más viles. Ellos usaron esa habilidad en la investigación de Miguel Santiago. Lo que a su vez, les llevó a creer que Eric era la clave que podía llevarlos a arrestar a Miguel. Eric había intrigado a Vivian incluso antes de conocerlo. Ella sabía todos los detalles y se ofreció como voluntaria para acordar una reunión. Ella necesitaba saber si la información en el expediente era cierta. Cuanto más lo conocía, más lo amaba. Informar todo a sus superiores mataba una parte de ella.



“Mejor de lo que esperaba”, dijo él. “Estamos invitados a un baile de caridad esta noche.” Eric bajó sus manos y rozó su trasero. “Qué te parece si te pones un vestido sexy y me acompañas?”



Ella se mordió el labio inferior. “Puede que me interese tu propuesta”. Vivian cruzó los dedos en su espalda. “Mientras podamos irnos temprano y divertirnos un poco en casa después.”



“Me gusta como piensas.” Él sonrió. “No puedo prometer nada. Sabes cómo son estas cosas.”



Vivian le devolvió la sonrisa. Ella quería quedarse con él en el loft, para siempre. Olvidarse todo lo que el mundo exterior tenía para ofrecer… sería tan agradable. Si fuera cuestión de desearlo… “Al menos podemos intentarlo.”



“Podemos”, dijo él. “Vine a casa sólo porque me olvidé el ordenador. Me encantaría quedarme…”



“Ve”, lo echó ella. “Cuanto más pronto termines tu trabajo del día, más pronto serás mío.”



Eric la besó rápidamente y se fue. “Haces las cosas difíciles. Volveré poco antes de tener que ir a la cena de beneficencia”. Con esas palabras giró y salió, luego de tomar su laptop. Vivian dejó escapar un suspiro y rogó estar tomando la decisión correcta. Ella amaba a Eric. Quizás había llegado el momento de ser honesta con él.








Vivian llevaba un vestido largo de color gris oscuro con lentejuelas plateadas que delineaban el profundo escote en V y la cintura del vestido. El material sedoso se arremolinaba alrededor de sus piernas mientras caminaba. Combinó el vestido con tacones plateados de media pulgada con tiras. Vivian quería estar preparada para cualquier posibilidad y no deseaba tener que correr con tacones de aguja.



Eric rodeó su cintura con su brazo y la acercó a él. “Debo presentarte al hombre que está a cargo.”



Vivian tragó saliva. Ese era el momento de la verdad. Bien, no de la verdad completa, sino el momento en que hubiera conocido a Miguel Santiago. Todo el trabajo que ella había hecho la había llevado hasta ese punto. Una parte de ella quería regresar e irse. Pretender que no estaba mintiéndole al hombre que amaba y que todo eso era un sueño horrible. Su vida era perfecta –excepto por las mentiras y secretos.



“Miguel”, dijo Eric.



“Ah”, dijo un hombre volviéndose hacia Eric. Tenía la piel bronceada, cabello oscuro y ojos color café. Él era casi… guapo. “Quién es la adorable mujer a tu lado?”



“Ella es Victoria Martel”, dijo Eric.



“Por favor, llámame Vic”, dijo Vivian. Odiaba las mentiras, pero eran necesarias.



Miguel los saludó y besó su mano. “Es un gusto conocerte.”



Tuvo que contenerse para no quitar su mano. Ese hombre malvado se atrevió a besarla. Ella disimuló su incomodidad y fingió una sonrisa en su rostro. Vivian esperó que no se viera tan falsa como era realmente. “Es maravilloso poder conocer finalmente al hombre que trabaja junto a Eric.”



“Espero que estés dispuesta a divertirte. Hay mucha comida y champaña”. Indicó a los camareros que daban vueltas por la habitación. “Sírvanse y disfruten la velada.”



Con esas palabras se inclinó y dejó a Vivian y a Eric solos. “Hay mucha gente aquí.” Se encontró con la mirada de Eric. “Conoces a todos aquí?”



“No”, dijo él. “Pero veo a alguien con quien necesito hablar. Estarás bien si te dejo sola un momento?”



“Claro”, dijo ella tomando una copa de champaña de la bandeja de uno de los camareros que pasaban. Hizo un gesto de un brindis. “Estaré perfectamente, pero vuelve pronto.”



Vivian tenía sus sospechas pero se las guardó para ella. Tomó un sorbo de champaña y siguió a Eric con la mirada. Caminó entre la multitud con facilidad, y luego desapareció a través de una salida. Vivian maldijo y dejó la copa de champaña. Tenía que encontrarlo y saber qué estaba haciendo.



Siguió los pasos que Eric había hecho hasta alcanzar la salida. La atravesó y la oscuridad cayó sobre ella. Le llevó un momento a sus ojos acostumbrarse, luego caminó por el corredor. Siguió el camino hasta alcanzar otra puerta. La abrió y llegó a un jardín exterior. Eric estaba en una conversación acalorada con otro hombre. Vivian no podía ver claramente el rostro de hombre. Era Miguel?



Se acercó un poco queriendo escuchar parte de la conversación. Sus voces eran muy bajas. Se escuchó un sonido ensordecedor y Eric retrocedió. Vivian gritó, mientras él caía al suelo. Ella corrió hacia él sintiendo que el dolor la atravesaba. Vivian tropezó y cayó hacia adelante. Su cuerpo golpeó contra una piedra y el dolor se convertía en parte de ella. No comprendía qué era lo que estaba sucediendo. Había recibido un disparo? Eric se encontraba bien? No parecía estarlo cuando cayó. Una lágrima cayó por su rostro mientras cedía al dolor y perdía el conocimiento.

 






1





CAPITULO UNO





Dos años y medio más tarde…





Eric miró a su amigo inconsciente, Wes Novak, y frunció el ceño. Era demasiado tarde. Miguel tenía a Vivian, y probablemente también a su gemela Victoria. Lo había arruinado. Sus planes habían fallado hacía mucho tiempo y debería haber salido de su escondite. Vivian era más importante que cualquier otra cosa para él. Había fingido su muerte para salvarla. Pensó que si él estaba muerto, ella estaría a salvo. Él siempre había sabido quién era ella –Vivian Miene. El amor de su vida. Incluso cuando ella simuló ser Vic Martel, él lo sabía. Al principio le resultó divertido que ella pretendiera ser alguien más, pero luego sintió miedo al darse cuenta cuánto era importante para él. Él debió haberle dicho la verdad. Eric debió haberla llevado con él cuando desapareció. Demasiados errores… no podía detenerse a pensar en ellos ahora. Debía salvarla y para ello necesitaría la ayuda de Wes. Tomó una taza, la llenó con agua, y se la tiró encima. El agua cayó sobre la cara de Wes, que comenzó a escupir. “Qué demonios…”



“Levántate y brilla, princesa”, le dijo Eric con tono burlón mientras se arrodillaba frente a él.



Wes se secó el agua de la cara y miró a su alrededor. El shock se extendió por su rostro mientras miraba a Eric. Se frotó los ojos tratando de aclararlos. “Tengo que estar viendo visiones.”



“No, realmente estoy aquí”, le aseguró Eric.



“No comprendo, cómo es posible?”



“Es una larga historia, pero ahora no tenemos tiempo”. Eric se puso de pie y le tendió la mano. “Tienes que levantarte, tenemos algo de que ocuparnos.”



Wes permaneció inmóvil. No se había recuperado de la sorpresa y Eric no sabía cómo manejar la situación. Nunca quiso que Wes supiera que estaba vivo. Era una movida estúpida, pero era por el bien de su amigo. Cualquiera que supiera que él estaba vivo, estaba en peligro. Eric no quería que nadie pagara por sus errores.



“Tori…”, Wes miró frenéticamente alrededor de la habitación mientras recobraba completamente sus sentidos. Por supuesto, sus pensamientos irían a la mujer que amaba.



No pudo mirarlo a la cara. Cuánto odiaba hacer eso. “Sí. Miguel las tiene a ambas. Necesitamos recuperarlas”. Al diablo con todos ellos. Había cometido muchos errores. “Miguel creyó que Tori era Viv. Estoy seguro de que se sorprendió cuando supo que ella tenía una gemela”. Y fue entonces cuando todo comenzó una rápida espiral descendente que no se pudo detener.



Fue directamente al punto. “Cómo las recuperaremos?”



“Tengo un plan, pero necesito que vengas conmigo o de lo contrario no funcionará”. Miguel se había enterado de que Eric estaba vivo. Secuestró a las gemelas para obligarlo a salir de su escondite. Bien, el bastardo había conseguido lo que quería. Eric iba a buscarlo y esta vez pagaría por sus crímenes.



Eric rogó para que su plan funcionara. No dudaba de que Wes le hubiera ayudado. Quizás odiaba ver a Eric, pero amaba a Victoria. Wes hubiera hecho cualquier cosa que fuera necesario para salvarla, igual que Eric lo haría para salvar a Vivian. Era un riesgo, pero uno que Eric estaba dispuesto a correr.



Wes estalló. “Por qué debería confiar en ti?”, preguntó.



“Porque siempre lo has hecho, tú me conoces. Por favor, Wes, ayúdame.” Eric esperaba que su amistad previa fuera suficiente. Que Wes estuviera dispuesto a dejar de lado sus dudas y ver que él seguía siendo el mismo hombre. Sus mentiras no deberían destruir toda la confianza que se tenían.



“No sé si pueda.”



Eso era justo… Eric se hubiera sentido igual si los roles hubieran sido invertidos. Pero él necesitaba a Wes por lo que tenía que conseguir que no dudara más. “Sé que tienes sentimientos hacia Victoria. Quieres darle la oportunidad de lastimarla?”



“Por qué te importa?”, preguntó Wes.



Eso era simple. Sólo había un motivo por el que había regresado.



“Vivian. La amo. Pensé que si me alejaba, Miguel la dejaría en paz pero me equivoqué.” Eric se detuvo, llevó sus manos a su rostro. “Tengo que traerla de regreso”. Tenía que encontrar la forma de recuperarla…



“Está bien, qué tenemos que hacer para hacerlas volver?”. En La voz de Wes podía notarse su resignación.



Eric se sintió aliviado. El creyó que Wes lo hubiera ayudado, pero una parte de él también pensó que quizás hubiera dicho que no. “Haz lo que te digo. Vamos. Sé dónde las llevó. Te explicaré el plan en el camino.”



“Por qué no me lo explicas antes? Me gustaría saber en dónde me estoy metiendo.”



Eric protestó. No quería darle explicaciones a su amigo y perder su precioso tiempo. Por qué necesitaba todas las respuestas antes? Eric quería hacerlo entrar en razón. “No ten

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