Kitabı oku: «El ministerio médico», sayfa 7

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Para estudio adicional

 El médico cristiano: CSS 318-383 [TI 6:232-237; TI 4:559-562]; MC 75-86; TI 6:246-256.

 Mejor calificado que el ministro que simplemente predica: CSS 503-505.

 Un mensajero de misericordia: CSS 348-351 [TI 7:73-76].

 Resultados prácticos de la comunión con Dios: MC 512, 513.

 Descuido de los deberes religiosos: CSS 359; 400, 40.

 La cultura moral e intelectual: CSS 255-257 [TI 4:537-541].

 El valor de la prueba y el peligro de la suficiencia propia: TI 8:135-144.

 Los hábitos de temperancia: CSS 318-320 [TI 5:415-418].

 La paciencia y la simpatía para los que no las merecen: CSS 344-351 [TI 3:198-205; TI 7:73-76].

 Ser firmes, pero no obstante corteses y tiernos: TI 3:189, 190.

 El deber de la veracidad: MC 242.

 La enseñanza de las causas de la enfermedad: CSS 363, 364.

 Las promesas adecuadas para el moribundo: CSS 84-86.

 Ayuda divina en las operaciones: TI 8:199-201.

 Alábese a Dios por la recuperación: CSS 330-332.

 No hay lugar para la graduación: CSS 402, 403 [TI 4:547-555].

Sección IV: Nuestra Facultad de Medicina
Por la providencia de Dios

El domingo 15 de abril fueron dedicados al servicio de Dios y en forma solemne los bellos edificios y terrenos del Sanatorio de Loma Linda...

Durante la ceremonia, la gente escuchó el relato de cómo la Providencia dirigió notablemente cada paso que se dio para obtener la propiedad. También se habló del propósito que tenemos al establecer muchos sanatorios. Estuve presente sólo en una parte de la reunión, y hablé con libertad casi por media hora acerca de las ventajas de la vida al aire libre para el tratamiento de la enfermedad.

Traté de dejar claro que los médicos del sanatorio y su equipo de colaboradores debían cooperar con Dios combatiendo la enfermedad no sólo mediante el uso de remedios naturales que él ha colocado a nuestro alcance, sino también invitando a sus pacientes a que se aferren a la fortaleza divina por medio de la obediencia a los mandamientos de Dios...

Una de las principales ventajas de la situación en Loma Linda es la magnífica variedad de paisajes encantadores que hay en todo su entorno. Pero más importante que el magnífico panorama, los edificios imponentes y amplios terrenos, es la gran proximidad de esa institución a un distrito densamente poblado. Eso brinda la oportunidad de comunicar a una enorme cantidad de personas el conocimiento del mensaje del tercer ángel. Debemos tener un claro discernimiento espiritual; de lo contrario seremos incapaces de comprender las primeras providencias de Dios que nos abren el camino para iluminar al mundo.

La gran crisis está precisamente ante nosotros. Ahora es el tiempo para que hagamos sonar el mensaje de alarma, con los elementos que Dios nos ha dado para este propósito. Recordemos que una de las agencias más importantes, es nuestra obra médico misionera. Nunca debemos perder de vista el gran objetivo por el cual se establecen nuestros sanatorios: para el avance de la obra final de Dios en la tierra.

Para ser un centro educativo

Loma Linda debe ser no solamente un sanatorio, sino también un centro educativo. Con la posesión de este lugar viene la pesada responsabilidad de hacer que la obra de la institución cumpla también un papel educativo. Debe establecerse una escuela aquí para el adiestramiento de médicos misioneros evangelistas.

Mucho está implicado en esta tarea, y es esencial que tenga un comienzo adecuado.–RH 21/6/1906.

Un lugar para ser estimado

En Loma Linda tenemos un centro muy ventajoso para llevar a cabo varias empresas misioneras. Podemos ver que por providencia de Dios este sanatorio fue colocado en manos de nuestro pueblo. Debemos estimar a Loma Linda como un lugar que el Señor previó que necesitaríamos, y que él nos dio.–Manuscrito 3, 1908.

Preparación práctica

Tenemos una obra que hacer: debemos procurar el mejor talento, y colocar a estos obreros en puestos donde puedan educar a otros. Entonces, cuando nuestros sanatorios y campos misioneros pidan médicos, tendremos hombres jóvenes que, por su experiencia adquirida en el trabajo práctico, serán aptos para llevar responsabilidades.–CM 458.

Llamado en favor de nuestra Facultad de Medicina

El desarrollo adecuado de la obra de Loma Linda requiere planes y pensamientos fundados en la oración, para que sea una realidad la instrucción que el Señor nos ha dado con relación a la obra que allí se hace... La labor de la Facultad de Medicina de Loma Linda no se debe paralizar por falta de espacio. Hay que encontrar algún modo de ampliar rápidamente los dormitorios de los estudiantes, de modo que no se rechace a los que buscan una educación en Loma Linda.

Los estudiantes de Loma Linda buscan una educación que esté de acuerdo con el plan del Señor, que les ayude a convertirse en maestros y colaboradores de éxito para los demás. Cuando completen su educación en Loma Linda deben unirse a los obreros inteligentes que laboran en los grandes campos de cosecha del mundo, donde llevan a cabo la obra de reforma que debe preparar a un pueblo para que permanezca firme en el día de la venida de Cristo. En todas partes se necesitan obreros que sepan cómo combatir la enfermedad y atender hábilmente a los enfermos y dolientes. Debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que los que deseen prepararse así para el servicio obtengan la instrucción necesaria...

Nuestro pueblo debe aprender a tratar inteligentemente de las enfermedades sin la ayuda de drogas venenosas. Muchos debieran tratan de obtener la educación que los capacitará para combatir la enfermedad en sus diversas formas por medio de los métodos más sencillos. Debido al uso de drogas venenosas, miles que han bajado a la tumba pudieron haber recuperado la salud por medio de métodos sencillos de atención médica. Los tratamientos con agua, prudente y hábilmente aplicados, pueden ser el medio de salvar muchas vidas. Que se una el estudio diligente a los tratamientos cuidadosos. Que se ofrezcan oraciones de fe al lado del lecho del enfermo. Que se aliente a los enfermos a reclamar las promesas de Dios para ellos.–Manuscrito 15, 1911.

Provisión de lo esencial

Se me ha dado luz acerca de la necesidad de proveer las cosas esenciales para preparar a nuestros jóvenes que desean ser médicos, de modo que puedan pasar los exámenes requeridos para probar su eficacia como médicos. Se les debe enseñar a tratar juiciosamente los casos de los enfermos, para que se elimine la posibilidad de que cualquier médico sensato imagine que en nuestra facultad no damos la instrucción suficiente para calificar debidamente a nuestros jóvenes y señoritas como médicos bien preparados. Los estudiantes que se gradúan deben avanzar de continuo en conocimiento; pues la práctica hace la perfección.

La Facultad de Medicina de Loma Linda debe ser de la más alta calidad, porque los que están en esa escuela tienen el privilegio de mantener una conexión viva con el más sabio de todos los médicos, de quien se recibe el conocimiento de calidad superior. Y para la preparación especial de nuestros jóvenes que tienen claras convicciones de su deber de obtener una educación médica que los capacitará para pasar los exámenes requeridos por la ley, debemos suplir lo que se necesite para que no tengan que ir a facultades de Medicina dirigidas por hombres que no son de nuestra fe. Así cerraremos una puerta que al enemigo le gustaría mantener abierta; y nuestros jóvenes y señoritas, cuyos intereses espirituales el Señor desea que salvaguardemos, no se sentirán obligados a unirse con incrédulos para obtener una preparación completa en las ramas médicas.–Pacific Union Recorder 3/2/1910.

Necesidad de los mejores talentos

Se me ha especificado que Loma Linda es un lugar muy importante, que demanda el mejor profesor de Biblia que podamos ofrecer. Hay jóvenes promisorios aquí, que deben prepararse para ocupar cargos importantes en la obra. Ellos deben tener la mejor clase de instructores, los más capaces maestros de Biblia que entiendan las verdades de la Palabra. La verdad y la justicia, reveladas en la Palabra de Dios, deben ser la fortaleza de nuestros obreros.

Se me ha dado un bosquejo de la obra que debe realizarse en Loma Linda, y sé que debemos invertir nuestros mejores esfuerzos en ese lugar. El Señor desea que estén allí los talentos más destacados, pues por medio de nuestro talento educativo más sabio debemos preparar a nuestros obreros ministeriales. La obra debe llevarse a cabo de acuerdo con las órdenes del Señor, y no de acuerdo con suposiciones humanas.

El Señor nos ha dado una ventaja maravillosa al permitir conseguir a Loma Linda para el establecimiento de la obra que ya se tiene allí. En Loma Linda se debe construir una escuela que prepare obreros bíblicos y enfermeros misioneros para el servicio eficiente.–Carta 196, 1908.

Clases de obreros que deben educarse

La causa de Dios estaría hoy mucho más adelantada de lo que está, si en años anteriores hubiésemos estado más activos en el adiestramiento de enfermeros que, además de la adquisición de una habilidad más que común en el cuidado de los enfermos, hubieran aprendido también a trabajar como evangelistas en el servicio de ganar almas.

La escuela de Loma Linda se fundó para la preparación de tales obreros, como también para la formación de médicos. En esta escuela se han de preparar muchos obreros habilitados para ser médicos, no para trabajar en ramos profesionales como médicos, sino como misioneros médicos evangelistas. Esta preparación ha de estar en armonía con los principios sobre los cuales se funda la verdadera educación superior. La causa necesita a centenares de obreros que hayan recibido una educación práctica y cabal en los ramos de la medicina, y que también estén preparados para trabajar de casa en casa como maestros, obreros bíblicos y colportores. Tales estudiantes deben salir de la escuela sin haber sacrificado los principios de la reforma pro salud, ni su amor a Dios y la justicia.

Los que adquieran una preparación avanzada en enfermería y salgan a todas partes del mundo como médicos misioneros evangelistas, no podrán esperar del mundo los honores y las recompensas que a menudo reciben los médicos plenamente acreditados. Sin embargo, mientras atiendan su trabajo de enseñar y sanar, y se vinculen tan íntimamente con los siervos de Dios que han sido llamados al ministerio de su palabra, la bendición del Señor descansará sobre sus labores y se realizarán maravillosas transformaciones. En un sentido especial, serán su mano auxiliar.–CM 456, 457.

Prepararlos para muchas ramas de trabajo

Hay una preciosa obra que hacer en relación con los intereses del sanatorio y de la escuela de Loma Linda; y esta se hará cuando todo se encauce hacia ese objetivo. La Palabra de Dios debe ser nuestro libro de texto. En la unidad que se empieza a percibir en nuestro pueblo se puede ver que Dios obra en nuestro medio...

En nuestra escuela de Loma Linda, muchos pueden educarse para trabajar como misioneros en la causa de la salud y la temperancia. Debe emplearse a los mejores maestros en esta obra educativa: no hombres que estimen altamente sus propias capacidades, sino los que anden en forma circunspecta, dependiendo completamente del Señor...

Si los profesores de las ramas médicas mantienen siempre su lugar, veremos que se hace una buena obra. De mi alma brotan constantes oraciones a Dios para que él preserve al honesto de corazón, de modo que no sea desviado por los que están en confusión y tinieblas.

Los maestros deben prepararse en muchas ramas de trabajo. Se deben fundar escuelas en lugares donde no se han hecho esfuerzos... La verdad, la verdad bíblica, debe presentarse en muchos lugares. Se representa a Cristo como identificándose con todos los necesitados de la tierra cuando dice: “En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” [Mat. 25:40].

Todos debieran dedicar sus mejores esfuerzos para ampliar su experiencia. Estamos en una situación de lo más crítica; pero Cristo se identifica con nuestras necesidades. Los cristianos deben aprender diariamente de Cristo. Se requieren ahora nervios y músculos espirituales para presentar los principios de la verdad a toda ciudad, pueblo y villa. Se deben apreciar y cultivar los diferentes talentos y con todo esto todavía necesitamos la verdadera sabiduría. Puede que no veamos nuestra necesidad de buscar consejo de Dios; pero el verdadero cristiano en todo lugar inquirirá cuál es la voluntad del Señor con relación a su obra individual...

Se debe realizar la obra de promulgar los principios de la reforma pro salud que el Señor nos ha mostrado. Cuando estudiemos la abnegación de Cristo, y hagamos de su vida nuestro ejemplo, la verdad y la justicia prevalecerán entre nosotros. Estimaremos como de un alto valor los ornamentos de un espíritu manso y humilde, lo que a la vista del Señor es de gran precio [1 Ped. 3:4].–Carta 132, 1908.

Preparación especial de las mujeres

Tengo palabras de instrucción para usted y sus colaboradores que son ministros, médicos y consejeros en Loma Linda...

De una forma notoria Dios ha colocado en nuestra posición las instituciones por medio de las cuales debemos lograr la obra de reforma a la cual hemos sido llamados como pueblo. En este tiempo debe considerarse todo talento de cada obrero como una posesión especial para ser usada en la obra de extender la reforma. El Señor me ha instruido acerca de que ha preparado a nuestras hermanas que han recibido instrucción, para que ocupen cargos de responsabilidad: deben servir con fidelidad y discernimiento en su vocación, utilizando su influencia en forma prudente y, en unión con sus hermanos en la fe, obtener una experiencia que las califique para ser aún más útiles...

En tiempos antiguos el Señor obró de manera maravillosa por medio de mujeres consagradas, quienes se unieron en la labor de Dios con hombres que él había escogido como sus representantes [Éxo. 1:15-21]. Él utilizó a mujeres que obtuvieran grandes y decisivas victorias. En más de una emergencia, él las colocó al frente y obró por su medio para la salvación de muchas vidas...

Hay muchas mujeres preparadas para mantenerse junto a sus esposos en la obra de los sanatorios, para dar tratamientos a los enfermos y para ofrecer palabras de consejo y aliento al prójimo. Hay algunas que deben buscar una educación que las capacite para actuar como médicos.

En esta rama de servicio, se necesita hacer una obra positiva. Tanto las mujeres como los hombres deben recibir una preparación médica integral. Ellas deben especializarse en las enfermedades comunes de las mujeres, para que puedan entender cómo tratarlas. Se considera esencial que los hombres que desean ejercer la medicina reciban la amplia preparación necesaria para dedicarse a tal profesión. Es igualmente esencial que las mujeres reciban la misma preparación y que obtengan diplomas que certifiquen su derecho a ejercer la medicina...

Nuestras instituciones debieran ser especialmente concienzudas al proveer a las mujeres una preparación que las capacite para actuar como parteras. En nuestros sanatorios debe haber damas doctoras en Medicina quienes entiendan bien su profesión y que puedan asistir a las mujeres en sus partos. Se me ha mostrado que las mujeres, y no los hombres, deben atender esos casos. Se me dirigió al plan bíblico, en el cual en tales oportunidades las mujeres desempeñaban la parte del médico. Debemos adoptar este plan, pues es el plan del Señor.

Una y otra vez se me ha dado luz referente a que debe escogerse a mujeres para esta rama de trabajo. Ahora ha llegado el tiempo cuando debemos enfrentar claramente el asunto. Deben educarse más mujeres para esta labor, y así cerrar una puerta de tentación. No debemos permitir que se coloquen tentaciones innecesarias ante los médicos y enfermeros, ni ante las personas para las cuales ellos ministran.–Carta 22, 1911.

Sin componendas

Se me instruye decir que en nuestra obra educativa no debe haber componendas con el fin de alcanzar las normas del mundo. El pueblo de Dios guardador de los mandamientos no debe unirse con el mundo para seguir las diversas ramas de trabajo de acuerdo con los planes y la sabiduría mundanos.

Nuestro pueblo está siendo probado en cuanto a si obtendrá su sabiduría del más grande Maestro que el mundo ha conocido o si buscará al dios de Ecrón [2 Rey. 1:2, 3]. Decidamos que no nos uniremos ni siquiera por un hilo a los sistemas educacionales de los que no disciernen la voz de Dios ni acatan sus mandamientos.

Debemos escuchar atentamente esta advertencia: “Entrad por la puerta estrecha” [Mat. 7:13]. Los que transitan por la senda estrecha siguen en las huellas de Jesús. La luz del cielo ilumina su camino.

¿Haremos ver al mundo que nuestros médicos deben seguir las normas mundanas antes que puedan ser calificados para actuar con éxito como médicos? Esta es la pregunta que ahora está probando la fe de algunos de nuestros hermanos. Que nadie chasquee al Señor al fomentar en sus asambleas la idea de que necesitamos obtener de los incrédulos una educación más alta que la especificada por Dios.

Se debe considerar la representación del gran Maestro como la revelación suficiente en todo. Los que en nuestras filas se califiquen como médicos deberán recibir solamente una educación que esté en armonía con estas verdades divinas. Algunos han aconsejado que los estudiantes deben, luego de matricularse en algunos cursos en Loma Linda, completar su educación médica en las universidades del mundo. Pero esto no está en armonía con el plan del Señor. Dios es nuestra sabiduría, nuestra santificación y nuestra justicia. Se deben proveer medios en Loma Linda para que la instrucción necesaria en las ramas médicas sea impartida por instructores que teman al Señor y que estén en armonía con sus planes para el tratamiento de la enfermedad.

No tengo ni una palabra que decir en favor de adoptar las ideas mundanas referentes a la educación superior en ninguna escuela que organicemos para la preparación de médicos. Hay peligro en unirse a las instituciones del mundo y en trabajar bajo la ministración de los médicos del mundo. Satanás da sus órdenes a los que él ha inducido a alejarse de la fe. Yo aconsejaría ahora que ninguno de nuestros jóvenes tenga relación alguna con las instituciones médicas del mundo animado por la esperanza de obtener mejor éxito o mayor influencia como médico.–Carta 132, 1909.

La parte de Cristo y la nuestra

La obra del Salvador de servir a la humanidad doliente siempre se combinó con su ministerio de la palabra [Mat. 9:35]. Él predicó el evangelio y curó las dolencias por el mismo gran poder [Mat. 4:23]. Él hará lo mismo hoy; pero debemos cumplir nuestra parte para poner a los enfermos en contacto con el poderoso Sanador. El Salvador dejó los atrios de gloria y vino a nuestro mundo para soportar la tentación y resistir el mal, a fin de que el hombre tuviera poder para asirse de su fortaleza. El alma que se allega a Cristo por la fe viviente recibe su poder y es curada de su enfermedad.

Hoy estamos combinando la obra de ministrar y de sanar como nunca lo hemos hecho antes. Trabajamos para educar a nuestro pueblo a tratar la enfermedad del cuerpo, a recuperar la salud y a mantenerse bien cuando se la ha restaurado.–Manuscrito 95, 1908.

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