Kitabı oku: «Despierta tu conciencia creativa», sayfa 2
- Cuando se avanza hacia lo deseado, algunos relevan el paso a paso y centran la atención en los procesos, en tanto otros solo perciben el resultado. Es como una antigua historia sufí, donde el juez le pregunta a un ladrón que un domingo de mercado asalta la tienda del oro: ¿por qué decidió robar el día con más gente, cuando las posibilidades de escapar eran casi nulas? El ladrón responde: «Solo veía el oro, señor juez». Es un buen ejemplo para ilustrar el metaprograma resultado. Y muchas veces en complemento a este metaprograma, la persona enfatiza el cultivo de las relaciones o el logro de tareas. En el ejemplo, el ladrón solo se centró en el logro de su propósito y obvió las variables de contexto.
- Respecto de la vida, se pueden priorizar la estructura, el orden, la certeza o el bien, el fluir dinámico de la vida que sostiene lo cambiante e incierto en su representación de mundo. Para algunos el tiempo está asociado a la precisión del reloj, mientras que para otros será en función de ciclos relacionados con el tiempo solar. «Nos vemos a las 7:15 p. m.» o «al atardecer» son buenos ejemplos de cada uno.
- Nuestro zoom perceptual se puede focalizar en los detalles, globalidades o tendencias que encontramos en la realidad. Algunos siempre buscarán los aspectos comunes, que crean consenso y homogeneizan los elementos presentes, aquello que iguala. En tanto, otros están entrenados para percibir lo único, lo especial, todo aquello que marca una diferencia. Lo que no calza con la tendencia. Puedes mirar un vestido y enfocarte en su belleza y estilo, percibirlo globalmente o bien ser capturado por el detalle del plisado que está en el ruedo izquierdo.
- Somos un ser integral, una unidad mente-emociones-cuerpo-espíritu. Y cuando nos vinculamos con la realidad podemos salir como un gran equipo de cuatro dimensiones, o bien fragmentarnos y solo priorizar la mente, o las emociones, o las sensaciones somáticas, o nuestra conexión con lo mayor. Y asociado a ello, enfatizar la acción vs. la reflexión; lo lógico vs. lo intuitivo.
La siguiente práctica será una buena manera de conocer estos metaprogramas: a través de una serie de preguntas se presenta la diversidad de ellos. Siempre recomiendo explorarlos a través de alguna situación en concreto, pues así tu aprendizaje no solo será conceptual sino también experiencial. Y cuando eso ocurre, el aprendizaje es más significativo.
Práctica de percepción de metaprogramas

Las siguientes preguntas son una guía para la toma de conciencia de qué son los metaprogramas. Puedes responderlas de acuerdo a tu manera habitual de vivenciar confianza; sin embargo, son preguntas útiles para explorar cualquier vivencia de la que tengas interés en conocer su programa de procesamiento de la información.
Al experimentar confianza, ¿qué ocurre en tu conciencia?, ¿qué es lo que enfatiza tu atención?
· ¿El pasado, el presente, el futuro? ¿Algunos de los marcos temporales o todos?
· ¿Corto plazo?, ¿largo plazo?
· ¿Vas hacia lo positivo o tratas de alejarte de lo negativo?
· ¿Te comanda tu guía interna, la influencia de otros? ¿Uno o ambos?
· ¿Relevas los procesos o los resultados?
· ¿Prestas atención a la estructura o al fluir dinámico de la vida?
· ¿Te guías por el tiempo del reloj, su precisión, o por el tiempo solar y los ciclos?
· ¿Qué comanda tu atención, los detalles o las globalidades?
· ¿Lo común y homogéneo o lo que marca una diferencia?
· ¿Tu mente, las emociones?
· ¿El logro de tareas, el cultivo de relaciones?
· ¿La acción, la reflexión?
· ¿Lo lógico, lo intuitivo?
Esta pauta de preguntas permite explorar y precisar los metaprogramas que organizan la percepción de mundo de la persona en un determinado momento. Obtenemos un modelo del estilo de procesamiento de la información y de atención.
Carolina, al modelar1 los metaprogramas en el contexto de ansiedad frente al examen de título, toma conciencia de que su percepción de futuro está determinada por escenarios negativos y adversos, en una aproximación de corto plazo donde solo ve el examen. Pone en práctica una estrategia de evitación, pues su percepción de mundo se organiza para alejarse del fracaso. Y ante el constante interrogatorio que se hace a sí misma por conocimientos, cualquier error borra todo lo que sabe. Un error totaliza el campo perceptual y lo homogeneiza en base al juicio de que no sabe lo suficiente. Enfatiza los detalles y la estructura. Se siente responsable del logro y, a la vez, los examinadores la gobiernan desde su criticidad y poder. Integra la guía interna debilitada y la influencia de los demás como factor determinante. Focaliza su atención en la acción, en seguir estudiando hasta saberlo todo, sin que medie una reflexión que le permita priorizar tiempos y metas ni su autocuidado.
El estado de confianza, por su parte, nace de un sistema donde se releva el presente y el futuro. Respira en conexión al ahora. Se amplía la percepción de la variable tiempo. Carolina puede visualizar acciones de corto y mediano plazo que la impulsen a ir hacia el objetivo que se plantea. Hay una intención que la convoca. Este es un imán hacia el cual quiere ir, donde confía en su capacidad de tomar decisiones y en que los recursos estarán disponibles; fluye en sintonía con sus emociones y con claridad en sus pensamientos. Prioriza su intuición e integra el logro de las metas con el cultivo de las relaciones.
La PNL2 estudia la estructura de procesamiento de la información del mundo que experimenta la persona. Hemos visto la ansiedad y la confianza más allá de los contenidos que Carolina pueda decir, nos hemos focalizado en cómo crea su realidad. Hemos realizado una exploración de aspectos que habitualmente son inconscientes. Carolina tomó conciencia de cómo participaba de la situación problema y, también, de cómo era capaz de crear experiencias recursos. Ese darse cuenta lo llamamos programas neurolingüísticos, y hasta aquí hemos visto que poseen dos sistemas de filtros: sensoriales y metaprogramas.
Ahora la realidad percibida crea resonancia en quien la vive. Es lo que le pasa a la persona con lo que percibe y experimenta: surge una nueva dimensión de los programas neurolingüísticos. Se activa el mundo de las creencias que actúan propagando ciertas visiones de mundo, y en base a ellas se excluyen ámbitos de la realidad, se relevan otros y crean relaciones de significado y causalidad entre hechos y proyecciones. Si andas por la vida pensando en truenos, cosecharás un crudo invierno, independiente de lo que la vida te ofrezca; ese es el poder de estos guiones que actúan desde el interior de la persona. Las creencias son muy importantes para definir las expectativas de futuro a partir de un hecho dado y de cómo te emocionas ante este. Son generalizaciones respecto de uno mismo y los demás, los sistemas en los cuales participamos y la vida en general, lo que cobra mucha importancia en creatividad, pues definen la cualidad del vínculo con los problemas y objetivos, definen la predisposición a lo nuevo y si nos sentimos merecedores de la abundancia. Así limitan lo que se puede y es deseable esperar de la vida.
A partir de la física cuántica, con el principio partícula-onda, sabemos que la construcción de la realidad a nivel atómico es participativa. El observador es determinante en la creación de mundo. Si, por ejemplo, la persona cree que la realidad es una partícula, ella se presenta como tal. Al contrario, si supone que es una onda, ella asume esta nueva forma. Y esta es una excelente analogía de lo que sucede con las creencias en el día a día. Lo que crees lo vives. Es como la película Matrix, donde el color de la pastilla que el protagonista decida tomar define el mundo de opciones para su vida, sus emociones y expectativas. Así, si piensas en tempestad, eso será, pues las creencias moldean la percepción de la realidad, relevan hechos, omiten otros, establecen tendencias, definen los contenidos de conciencia y crean el mundo vivido.
Recuerdo estar paseando a Tai, mi amada border collie, y pasó una joven corriendo junto a nosotras. Y me di cuenta de que al ver a Tai ella se encantó e hizo una pausa para hacerle cariño, y me dijo: «¡Qué lindo!», ante lo cual le respondí: «Linda», aludiendo al sexo de mi perra. Y ella despliega una amplia y bella sonrisa y feliz me dice: «¡Muchas gracias!». ¡En mi interior me sonrío, pues con certeza la chica tiene creencias que empoderan su autoestima! Crea un refuerzo positivo hacia ella donde no lo hay. Ese es el poder de las creencias en nuestra creación de la realidad. Aquí lo vemos en forma empoderante, pero también pueden incidir creando limitaciones en la expresión de nuestro potencial.
Práctica de exploración de la resonancia del error

El objetivo es que completes las siguientes frases inconclusas con lo primero que surja desde tu interior. Sin filtros ni expectativas, solo deja que fluya libremente lo que emerja de ti. El objetivo es tomar conciencia de las creencias que tienes cuando estás ante un error.
Cuando cometo un error, entonces ...
Cuando cometo un error, es porque ...
Cuando cometo un error, así ...
Cuando cometo un error, aunque ...
Cuando cometo un error, y ...
Cuando cometo un error, implica ...
Cuando cometo un error, al mismo tiempo ...
Para finalizar, lee todas las frases completas y precisa si las creencias que identificas te empoderan para buscar soluciones nuevas o te paralizan en tu capacidad creativa. De 1 a 10, ¿cuánto te empoderan? Siendo el 1 lo menos y el 10 lo máximo. Darse cuenta es el primer paso para tu transformación.
En ocasiones las creencias se enuncian empleando palabras que establecen tendencias. Es habitual escuchar en ellas un «siempre», «nunca», «jamás». Otras veces, la generalización se expresa en un «nadie», «ninguno», «todos», «la mayoría», «cada uno», «la gente (es o actúa de algún modo)». La persona, en base a ciertos datos perceptuales, crea una verdad incuestionable. Los juicios son frecuentes en el mundo de las creencias. «Tú eres un adolescente», le dice una mujer a su esposo por su pasión por el Wii. Ella dictamina una apreciación de cómo es el otro, a partir de su red de significados personales.
Y cuando una persona enuncia un juicio, y escuchas con atención, quizás te des cuenta de que esta se excluye a sí misma de aquello que afirma. ¿Quién dice que es así? En PNL decimos «¿según san quién?». La pasión por el Wii es equivalente a mantenerse siendo adolescente de por vida, según el ejemplo anterior. Este es un contenido que queda habitualmente fuera de la conciencia y, de algún modo, lidera la percepción de la realidad en base a guiones interpretativos de vida.
Otras veces, las creencias definen lo que se necesita en algún contexto. Por ejemplo, «para ser feliz es necesario tener dinero». Otras, relevan lo posible o imposible en el límite de la representación de la realidad: «No soy capaz de lograrlo», «no puedo aprender lo nuevo», «yo puedo ser feliz». Y a través de lo necesario y lo posible las creencias dibujan los límites de mundo al cual puede acceder la persona.
También organizan la realidad, estableciendo vínculos de causa-efecto o relaciones de reciprocidad entre los hechos y la persona. Por ejemplo: «Ha fracasado, se lo merece», «tú eres el responsable de lo que me ocurre», «nací con una buena estrella». Algunas veces estas relaciones no se enuncian explícitamente en la creencia, como en los ejemplos anteriores, sino que se expresan camufladamente, lo que hace enredosa la comunicación y dificulta la posibilidad de comprender a quien las enuncia. Veamos algunos ejemplos, y al leerlos presta atención al contenido que no está dicho de forma explícita y que, no obstante, es parte de la representación de la realidad de quien lo enuncia.
-«Si me quisieras, no actuarías así».
-«Cuando madures, entenderás».
-«Si supieras cómo he sufrido».
En todas ellas hay un mensaje que queda implícito y que supone cierta causalidad que organiza el mundo de la persona. En orden, según fueron presentadas, lo implícito es: «No me quieres», «eres inmaduro» y «no sabes cómo he sufrido». Las creencias introducen indirectamente contenidos a la realidad, que pueden acertar a la vivencia del otro, como no. Esto también sucede cuando la persona practica la «percepción en rayos X» y atribuye estados internos en el otro. Lee ciertas evidencias en lo que percibe y las significa para concluir, por ejemplo: «Ella está insegura», «él está enojado conmigo». Se adivina lo que sucede en el mundo interno del otro, y si la persona tiene empatía y capacidad de leer el estado emocional, la afirmación puede corresponder a la vivencia del otro; de lo contrario, no se ajustará a lo que está experimentando la otra persona. Se corta el canal de conexión y la creación de mundo no tiene asidero en lo que es. Pierde su correspondencia. Las creencias sin duda son para prestar atención, pues dibujan mundos, y en cuanto ellas se rigidicen, mediarán la percepción de mundo, también, rígidamente. La vida te da un día soleado y luminoso, pero tú solo ves nubes grises y tormentas o, viceversa, está nublado y sigues viendo sol.
Las creencias están en íntima relación con las emociones. Cuando crees lo que crees algo pasa en tu cuerpo, y al explorar con atención descubrirás emociones. De hecho, si alguien mirara a tus ojos cuando estás experimentando una creencia que gobierna tu vida, vería una mirada focalizada en el centro del campo perceptual, seguramente con escaso movimiento. Existe una sinestesia, es decir, una combinación sensorial donde al creer lo que crees tienes sensaciones asociadas a la certeza interior, las imágenes y la audición activa. La percepción sensorial y los contenidos de la creencia toman tu conciencia y delimitan lo que creas como mundo.
Las emociones y las creencias son una dupla que tiene gran impacto en la calidad de vida que podamos aspirar. Son un filtro poderoso, pues pueden impulsar una adicción emocional e ir nutriendo guiones determinados de vida. Hay personas que poseen creencias que alimentan la ira como fundamento emocional, así se conectan a lo vital; otras alimentan la paz interior, la envidia, la inseguridad, la certeza, el miedo, entre otros. Son el portal a mundos diversos.
Todos, de uno u otro modo, tenemos momentos de inseguridad ante la vida. Y cómo los signifiquemos, es decir, qué creencias se activen, será un portal emocional. Este fin de semana justamente Rafael Nadal ganó el título número 20 de Grand Slam y su máximo rival, el tenista suizo Roger Federer, lo felicita, y es un buen ejemplo de cómo este último significó su derrota como el mejor del mundo. «Siempre he tenido el máximo respeto por mi amigo Rafa como persona y como un campeón», señaló, destacando sus dones y reconociendo que por muchos años esta pelea por ser el mejor les ha permitido a los dos ser una mejor versión de sí mismos. Ambos se han visto beneficiados.
Las emociones que surgen ante un hecho, pueden ser determinadas por los guiones de creencias que gobiernan la vida de la persona, más que por la realidad propiamente tal; en tal caso, las llamamos emociones secundarias. A partir de ellas, el momento semilla del ahora siempre se une a una historia en réplicas, siempre bajo el mismo guion interpretativo que la persona ya aprendió fruto de las experiencias del pasado. Se crea más de lo mismo.
Aquí es importante hacer una pausa y diferenciar las emociones secundarias de las emociones primarias. Estas últimas son aquellas que surgen de un vínculo directo con la realidad; me las imagino como quien se emociona teniendo el parabrisas limpio, libre de creencias que determinan a priori su percepción del ahora. No hay guiones que medien e interfieran, sino que se percibe genuinamente lo que está presente y, en función de ello, se activan comprensiones del momento actual; se abandonan las creencias como el filtro que solo crea réplicas, generalizaciones y juicios en la creación de mundo. Surgen conocimientos en correspondencia con el hoy, desde un parabrisas perceptual limpio de apegos, en atención plena.
Si la persona está en arenas cálidas y suaves, tomando el sol en un paisaje bello, de tonos nítidos y brillantes, sentir deleite y alegría es consecuencia directa de lo que está en el presente. Especialmente si ha llegado a ese lugar después de un año intenso en desafíos. Su mirada se encanta con el azul del agua, con el movimiento de las olas en su amplitud; escuchando la música que crea el mar, descansa y se refresca, ocasionalmente. Está en plenitud presente en el momento, tal cual es. Toda su emoción se corresponde con el momento actual. Despiertan emociones primarias. Se vinculan a la realidad en función de una conciencia creativa3. Aquel nivel de conciencia que permite estar en sintonía con el presente, experimentándolo en conexión genuina con el ahora, con comprensiones certeras y abierta a un campo amplio de posibilidades en el fluir de momento a momento.
Algunas veces estas emociones primarias serán interferidas por las emociones secundarias. Por ejemplo, en el caso de la persona en la playa, si ella no se cree merecedora de una buena vida, o siente culpa, ello interferirá el estar en sintonía con el gozo y deleite del momento, y su mente creará alguna estrategia que le impida estar allí: preocupaciones en su mente, ansiedad de futuro o alguna somatización que la desvíe del goce. Son los guiones de creencias aprendidos que crean réplicas del pasado y bloquean la emergencia de lo nuevo, y así la vida se experimenta desde una conciencia egoica. Una conciencia mediada por condicionamientos previos, que definen creencias y modos preestablecidos de crear el mundo que se habita.
¿Has tenido experiencias donde quedas enganchado por días, enojado, dando vueltas una y otra vez sobre la misma situación, rumiando pensamientos? Es una situación que tensiona el cuerpo y nos mantiene pegados a una determinada emocionalidad, percepción sensorial, metaprogramas y guion de creencias. Solo réplicas. Se bloquea el fluir de la vida. Nos apresamos por la emoción y el campo perceptual se estrecha: todo es lo mismo. Nos sumergimos en una conciencia liderada por el ego.
Trascender esa dinámica es esencial para engendrar mundos creativos. Liberarse de emociones secundarias y las consecuentes creencias que coartan el potencial generador de bienestar y felicidad, especialmente de aquellas creencias que nutren el espejo de la incapacidad. El desafío es impulsar guiones de fortaleza de la fuerza vital y un positivo autoconcepto, con patrocinio de dones personales, que admitan la presencia plena en la diversidad de situaciones eventuales de vida; un guion que empodere el espejo de nuestras competencias cuando la vida va bien y también cuando nos desafía.
Práctica de exploración de creencias de poder personal

Haz un listado de tres creencias que empoderan tu fuerza vital. Son esas creencias estrellas que te permiten sostener momentos difíciles o desafiantes en calma, confianza y presencia plena. Cuando escribo estas líneas, como planeta estamos enfrentando una pandemia. Y con certeza la creencia que tengo arraigada en la profundidad de mi ser es que «ante una crisis necesariamente nace algo nuevo». Ella me sostiene en la esperanza, el optimismo y el coraje de ir abriendo nuevos caminos. Esta es la invitación en esta práctica. Tomar conciencia de esas generalizaciones que mantienen la fe en ti mismo, en el futuro y en el proceso que hay que recorrer hacia la conquista de lo nuevo. Y en cada una de ellas precisamos la emoción o emociones que las acompañan.
Algunas creencias potencian la confianza y fuerza vital, promueven lo saludable y creativo, la posibilidad de conquista de los objetivos planteados, en tanto otras actúan bloqueándolos. Escucho con frecuencia creencias que instalan dudas respecto del merecimiento de lograr lo deseado, débil claridad en el plan de acción, emociones de ansiedad ante lo nuevo. Creer que no se tienen las capacidades que se requieren. Dudar de si es posible alcanzar las metas. Es el espejo de la incapacidad que nutre el fracaso y la escasez. Y nutren la autorreferencia, pues la atención queda capturada por una creencia limitante, y ella suele totalizar la conciencia.
Tener un propósito creativo apoyado en creencias de poder, en un «yo puedo» y un «lo merezco», es sinónimo de tenacidad, perseverancia, y con ello existe una alta probabilidad de éxito. Son esos objetivos en los cuales uno se puede caer, fracasar, el camino puede ser difícil, no obstante, la persona se levanta las veces que sea necesario, aprende y crea, hasta cumplir su cometido. Su poder creativo no da tregua. Persevera. De lo contrario, si la persona se adscribe a creencias debilitantes, ellas se transforman en una muralla que obstaculiza cualquier maniobra hacia el éxito, pues definen expectativas de futuro y un autoconcepto asociados al fracaso.
Las creencias se aprenden en el curso de la vida. Nadie nació creyendo que era incapaz ante un error o certero para encontrar soluciones. En PNL se habla de experiencias improntas, aquellas situaciones que dejan huella y definen creencias que resuenan en el tiempo. Y con seguridad los primeros años de vida dejan aprendizajes profundos, forman redes neuronales que, en la medida que se refuerzan con la experiencia, fortalecen circuitos que toman el mando a través de patrones de vínculos de vida.
Con nuestra madre generamos la primera matriz de relación, es la impronta básica que se inicia ya en el vientre. Existen las células espejo, aquellas que se acoplan a las emociones y los actos de las personas con quienes nos vinculamos, y maduran al sexto mes de embarazo, y previo a eso también hay un traspaso de información a través de vibraciones y emociones. Estamos dentro de una bolsa de agua donde vibran ondas de información que irán dibujando la cualidad de la vivencia inicial, y ello también genera aprendizaje. Se crean emociones y creencias que definen una matriz de creación de mundo. Y esencialmente da por resultado una matriz de vínculo de vida fundada en la confianza o desde el miedo, en una gradiente de matices, y esa distinción abre mundos diversos.
En este proceso, además, desde la biología actual se señala que el óvulo nace de una célula creada en el vientre de la abuela materna, siendo la mamá un embrión. Existe una conexión transgeneracional que también participa de nuestro origen y el cual trae información desde un campo energético que modela la vida. Hemos aprendido, además, a través de las constelaciones familiares que cuando una persona está implicada en algún enredo e intrincación sistémica, está capturada por dinámicas ancestrales; se activan creencias y dinámicas emocionales del pasado familiar que dominan a la persona de la nueva generación e imprimen guiones de vida en el presente.
Recibo en la consulta a Tomás, un adolescente, por ataques de pánico. Hace un año experimenta ese miedo irracional de morir, especialmente ante al estrés, lo que ha impactado fuertemente su estilo de vida. Ha tenido que suspender sus estudios, y sus actividades sociales son cada vez menos frecuentes, pues ante el miedo de perder el control, prefiere quedarse en su casa. Ha tenido algunas sesiones de psicoterapia, en las cuales ha logrado darse cuenta de cuándo vienen los ataques y desarrollar algunas estrategias para atenuarlos, pero aún siguen ocurriendo. El mundo se le ha tornado hostil. Le comentaron que yo realizaba constelaciones familiares y decidió consultar. Descubrimos que, en su matriz de vínculo primario, él era un hijo que había asumido el rol de padre de su padre; de muy pequeño le generaba pena la fragilidad de su progenitor y muy profundamente sentía la necesidad de cuidarlo. En ese movimiento inconsciente desde el amor mágico de un niño, pasó a ser parte del campo emocional energético de su abuelo paterno, quien había estado en campos de concentración en la Segunda Guerra Mundial. Su miedo irracional estaba enlazado al pánico de hace décadas en medio del horror de las cámaras de gases. Tomás se da cuenta de que su emocionalidad y muchas creencias que hasta ahora gobernaban su vida eran del pasado y habían sido adoptadas a partir del legado ancestral.
Emociones en la creación de mundo
· Emociones primarias: en directa relación con el momento presente.
· Emociones secundarias: mediadas por guiones interpretativos del ego.
· Emociones adoptadas: heredadas de nuestros ancestros, a través de enredos sistémicos.
Felizmente, el proceso de incorporación de creencias y de abandono de otras continúa a lo largo de toda la vida; poseemos una plasticidad neuronal que nos permite tener el potencial de ser un eterno aprendiz. Somos una obra no acabada en todo momento. Y el cambio es permanentemente posible. Cuántas creencias sostuvimos con plena convicción y ya no lo son más, ¿cierto? Todos hemos creído férreamente en algo, y ahora es parte de lo que solíamos creer. Eso sucede en muchas áreas de la vida. Está continuamente ocurriendo. Nacen y mueren; algunas se mantienen estables a lo largo de la vida, otras son efímeras.
Las crisis suelen ser momentos de despedida de algunas creencias. La desorganización que ellas traen desestabiliza más de alguna certeza. También el conocer personas y lugares nuevos que nos despiertan del trance de lo que creíamos, y súbitamente surgen posibilidades novedosas, se amplían o resignifican generalizaciones aprendidas, y el mundo percibido se completa con nuevas opciones. Viajar y acceder a distintas culturas muchas veces desestabiliza las verdades absolutas. Otras veces, el cambio será consecuencia de un llamado que surge desde dentro, el deseo de crear algo nuevo fruto de esa misteriosa guía interior que aspira a otro modo de vida y, a partir de allí, deja ir lo antiguo y se abre a lo diferente.
Nace un «deseo creer» como primer impulso de lo nuevo y paso a paso la persona irá asentando un «quizás creo»4. Se va gradualmente legitimando la nueva creencia como parte del sentido común del día a día. ¿Tienes algún recuerdo de este tipo de experiencia, cuando una dice «parece que sí… es así»? Has desconfiado de la gente y en este último período has conocido personas que enseñan la bondad en este mundo; tienes una enfermedad y los exámenes comienzan a arrojar índices de salud renovada; te ha sido muy difícil tener hijos, y ahora estás en el cuarto mes de embarazo; pensaste que nunca vivirías x y te das cuenta que está surgiendo x en tu vida. Múltiples situaciones que ilustran esta fase en el desarrollo de las creencias, equivalentes a cuando los brotes en primavera anuncian los frutos del verano. Aún no están maduros, pero ya comenzó el proceso hacia su manifestación plena.
Y ese pensamiento impulsa una nueva etapa en la consolidación de la nueva creencia. Se abre un proceso donde la conciencia oscila en un péndulo: la persona experimenta cada vez con mayor fuerza el «creo lo nuevo» y, luego, aprecia una contracción, sensación de debilidad, tensión, y advierte una «duda».
Aquí será esencial acoger la duda, para que continúe el proceso creativo. La persona observa la duda y le da la bienvenida como una parte de sí misma que posee algún mensaje que proporcionar, útil para el contexto de la nueva creencia. Hablar con ella y rescatar la motivación que sostiene en su fundamento —los criterios que resguarda— será estratégico. Una buena manera de abordarlo es preguntarle como si fuese una conversación entre amigos: ¿por qué es importante dudar de esta forma?, ¿qué buscas resguardar en mi persona/situación?, ¿cuál es el criterio/valor de base? Y en cuanto la persona se dé cuenta de sus motivaciones, podrá resignificar la duda como una aliada, pues salvaguarda algún criterio que es necesario integrar. Ese punto de vista requiere ser incluido, y cuando se hace, la persona en confianza y tenacidad ajustará sutilmente la creencia, dándole una mayor certeza.
Por ejemplo, puede ser que el criterio base de la duda sea que la persona mantenga su autocuidado, entonces si la nueva creencia es «soy capaz de hablar en público», será necesario e importante que la persona integre el autocuidado en el contexto de las presentaciones grupales. Ese movimiento interior le dará fuerza a la certeza. Y así, gradualmente, en tanto se presenten más dudas que sean integradas en el proceso, la persona dará a luz una nueva creencia que se experimentará como un «creo en certeza». Así, se logra estar alineado totalmente con lo que se cree. Lo has vivido, ¿cierto? Si recuerdas una creencia que se gestó en el último tiempo, lo más probable es que hubo un proceso donde se activó, y en ese proceso participaron dudas, las que se fueron resolviendo hasta parir lo nuevo: una creencia. Y cuando esto ocurre, en paralelo se deja en el baúl de los recuerdos lo que se solía creer, todo lo que se ha desactivado del radio perceptual de las creencias activas en el presente.
El nacimiento de una creencia impacta a otras. Si la persona deja de creer que es incapaz de tomar buenas decisiones, y toma conciencia de su potencial de autonomía y creatividad, ello impactará otras creencias; por ejemplo, el ser una persona dependiente probablemente se guardará en el baúl de lo que solía creer. Tomar las riendas de su vida creará una nueva representación de mundo, sostenida por varias nuevas creencias.
Es apasionante tomar conciencia de que nuestras creencias están inmersas en una dinámica permanente, donde filtran nuestra percepción de la realidad y donde la realidad, a su vez, las impacta creando un proceso activo de mantención de algunas como guiones permanentes mientras otras se dejan ir al baúl de los recuerdos —se desactivan—. En un nivel creativo de conciencia, la persona aprende a desapegarse de este filtro y cultivar la atención plena, lo que permite comprensiones genuinas del aquí y ahora.