Kitabı oku: «Despierta tu conciencia creativa», sayfa 3

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Estamos inmersos en un fluir creativo, donde nuestra cualidad de creadores de realidad va modificándose si nos abrimos a una vida en evolución de conciencia.

Hasta aquí te he planteado tres sistemas que actúan en la creación de tu mundo: patrones sensoriales, procesamiento de la información y creencias. En este último hemos explorado su íntima relación con las emociones y el nivel de conciencia que lidera a la persona en su relación con el mundo: creativa versus egoica. Hemos explorado, además, cómo lo creativo puede dar pie a un proceso de transformación de aquellas creencias que limitan las posibilidades de mundo. Con certeza este filtro posee una gran influencia en lo que creamos como mundo de posibilidades ante la vida, por eso su extensión.

Ampliemos luego la comprensión a tres dimensiones adicionales que son esenciales para comprender cómo se crea el mundo que habitas: percepción espejo, lo imaginativo, lo arquetípico. Por qué es necesario, quizás te estés preguntando. Pues porque de este modo tendrás una comprensión acabada de cómo creas la realidad que habitas, de aquellos ámbitos que dan fuerza a lo creativo y aquellos que te dejan anclado en réplicas del pasado.

Filtros que actúan en la creación de tu mundo

· Filtros sensoriales

· Metaprogramas

· Creencias

· Percepción espejo

· Lo imaginativo

· Arquetipos

La percepción en espejo es fundamental. Es lo que percibo a la luz de quienes me vinculo. Así como los árboles en un bosque tienen una red de comunicación a través de sus raíces —invisible a los ojos de quien los contempla—, las personas tenemos una red de comunicación sutil a través de nuestras neuronas espejo. Ellas poseen el atributo de sintonizar con el actuar y las emociones de aquellos con quienes te relacionas. La activación neuronal, en ciertos sectores, se iguala entre las personas que se vinculan; así uno puede entender la empatía y los procesos de contagio emocional. Sin necesariamente hablar ni tocarse, existe un flujo de información que viene del otro, que impacta lo que la persona siente y experimenta en esa situación en particular.

En clínica he escuchado muchas veces lo que significa dormir junto a la pareja que está en depresión severa. El reporte frecuente es despertar cansado y con baja vitalidad. Esta situación emerge a la conciencia cuando por alguna situación duermen separados. Ahí, ante la nueva experiencia, se dan cuenta de la diferencia. Y puedo imaginar que tiene que ver con la resonancia que se crea a nivel neuronal mientras ambos duermen. De igual manera lo podemos percibir cuando un bebé llora en los brazos de alguien que está ansioso: al ser entregado a una persona en calma, se crea una nueva resonancia y el infante súbitamente se silencia y reposa. Su sistema nervioso asume otro patrón neuronal.

La percepción espejo está activa en tanto existan vínculos. De ahí la importancia de delimitar, en coherencia con el bienestar y la integridad, las redes de relación en las cuales participemos. Permitirse seleccionar aquello que es nutricio en lugar de lo que no lo es. Impulsar la soberanía en el espacio existencial personal. Con certeza, tener la conciencia despierta para darse cuenta de esta resonancia emocional será determinante para mantener el propio liderazgo y la autonomía en la creación de mundo que habitamos. Discriminar con quiénes o qué te relacionas, y qué de lo que experimentas te pertenece y qué no es tuyo. Pues, de lo contrario, te verás envuelto en emociones que guiarán tu forma de experimentar la realidad como consecuencia de lo que experimenta el otro.

Interactuar con alguien violento, por ejemplo, no solo nos impacta a través del comportamiento, los tonos de voz y las palabras que escuchemos, las gesticulaciones que veamos, las sensaciones somáticas que gatillará en cada uno la reacción del otro, sino que, además, su violencia se activa desde dentro de nosotros, por medio de la resonancia y activación de las células espejos. Y muchas veces eso es lo más complejo de la situación, pues la vivencia de la ira o la rabia desorganiza internamente a la persona y se desconecta de su guía interior y queda vulnerable ante la influencia de quien lo agrede.

Desde otra perspectiva, si te vinculas con alguien que sostiene sus emociones desde un estado centrado de conciencia, en calma y presencia, podrás escucharlo, ver sus gestos, experimentar confianza y, al mismo tiempo, despertará en tu interior una cierta sensación de paz, apertura y equilibrio. Se crea una resonancia positiva.

La toma de conciencia de esta resonancia también nos despierta al poder que tenemos como creadores de realidades. Existe una responsabilidad ineludible de cómo son nuestros vínculos de vida, la cualidad de nuestra presencia es la realidad que nutrimos. Así, una persona que se vincule en paz interior y apertura de corazón, en un estado centrado de conciencia, irradiará positivismo, mientras que alguien irritable y violento creará una resonancia de pesadillas en sus relaciones. Y cualquiera sea la opción que tomes, ese será el campo humano que nutrirás con tu vida, en la vida.

Frente a lo difícil o frustrante —cuando no tenemos control—, es muy importante tener aquello en cuenta. Recordar que nuestra cualidad de presencia marca una gran diferencia. Cuando estás ante una adolescencia compleja en algún hijo, si logras mantener tu presencia centrada en el vínculo será un centro que dará eje a la relación. Y ello es un gran aporte. Esto lo practicamos en familia cuando mi hermano mayor estuvo en la UTI. Estaba con respirador artificial en coma, y había momentos en que se desestabilizaba y los monitores cambiaban sus índices en alerta. Todo se transformaba en un caos. En una ocasión de esas, justo estaba junto a él, y en cuanto las máquinas comenzaron a sonar, empecé a hablarle calmo y respirando en conciencia; hice uso de todo mi aprendizaje en hipnosis y, súbitamente, la calma volvió a él. Con este darse cuenta como familia asumimos el desafío de estar con él siempre en una cualidad de presencia asociada a un nivel centrado de conciencia, cada vez que lo íbamos a ver. Mi madre, maestra de reiki, entraba cada día, pero se preparaba a sí misma previamente con prácticas de PNL para realizar la sesión. Mis sobrinas, cuñada y hermana, de igual manera, cuando entraban a realizarle masajes de lavanda. Amigos, colegas psicólogos, participaron haciendo inducciones hipnóticas, en una resonancia de paz interior y amor. Y el resultado estaba a la vista al ver la manera como se dio el proceso de retorno a la conciencia desde el coma: fue calmo y sin ninguno de los procesos habituales que implican una desorganización angustiosa en el paciente.

Y ese poder lo tenemos cada uno de nosotros. Desde nuestra cualidad de conciencia irradiamos ondas, así como el intercambio de información que ocurre a través de las raíces de los árboles en un bosque, y cocreamos realidades.

Una quinta dimensión de la realidad que creas es lo que nace desde ti a partir de lo imaginativo. Y esto está en relación con el nivel de conciencia de la persona. Si lo que comanda es el ego, la conciencia —aún inmersa en los condicionamientos históricos, regida por roles y guiones específicos de creencias— será muy distinta a si la persona ha trascendido las fronteras del pasado y ha sido capaz de desplegar la libertad imaginativa ante el propio destino inicial, para aportar en un continuo evolutivo en sí mismo y en el colectivo del cual es parte, en sintonía con lo que llamamos una conciencia creativa.

Desde el ego, el potencial creativo se limitará a las fronteras de lo permitido y establecido por el guion de vida aprendido por la persona, los diversos patrones de convivencia y resonancias arquetípicas que le han posibilitado su pertenencia. Lo creativo surge de un programa de vida que da orden, estructura y sentido. Imagina por un momento que vives en una pecera. Todos quienes viven allí creen que la vida es lo que se experimenta en ella; no saben que hay más agua ni paisajes que ambicionar. Así, cada uno de nosotros ha nacido en un sistema familiar-social que condiciona la percepción del mundo, cómo se organizan las relaciones y las posibilidades de vida y, al mismo tiempo, excluye otras. Es un modo de vida que ha resultado en la búsqueda de preservar al colectivo y sus integrantes. Es la respuesta a sus carencias y su compromiso con seguir vivos.

Lo imaginativo desde la «pecera» estará inmerso en la trama del ego, donde las opciones de creatividad están limitadas a las posibilidades del propio sistema de pertenencia. La energía vital está modelada en función de lo legítimamente correcto, los consensos que garantizan su participación. Son los modos de vida que te aseguran una membresía. Y para mí esto es parte del misterio de la vida, que en cuanto ocurre este condicionamiento, al mismo tiempo, hay una guía interna que sabe que existen más opciones, que aspira a otras condiciones de vida. Está inmersa en un movimiento de expansión de posibilidades de vida. De otro modo, no podríamos comprender la evolución de la humanidad en distintos ámbitos de la convivencia. Pienso en tantas mujeres que han liderado conquistas que nos permiten hoy disponer de libertades y posibilidades impensadas hace solo cien años, y en tantas que hoy exponen sus vidas para traspasar barreras culturales de opresión de sus contextos de vida.

Si lo pienso ahora a partir de las dinámicas familiares, es habitual que al menos uno de los integrantes del sistema tensione en una línea de diferenciación con lo establecido. Desde la experiencia en constelaciones familiares sabemos que los límites de las relaciones al interior de una familia serán tensionados hacia su expansión y transformación, en tanto las fronteras estén sostenidas por la soberbia como vínculo de vida, por la exclusión de alguno de sus integrantes, algún desorden en la jerarquía familiar, o bien por la existencia de algún desbalance víctima-opresor activo en el campo familiar. Cuando alguna de estas causales ocurre, uno o más integrantes del sistema son tomados por un movimiento de cambio para propiciar condiciones que impulsen la paz y el amor en el campo global de la familia. Las constelaciones familiares nos permiten constatar fenomenológicamente que la vida es siempre inteligente, tiene un propósito evolutivo como parte esencial de ella. Nacemos en un contexto dado, y en ese campo arquetípico familiar nos esperan ciertos desafíos evolutivos al servicio de la propia felicidad y bienestar, y también en relación con la evolución del sistema.

Me gusta la idea de ser parte de una comunidad de destino en creación. En clínica, con certeza este zoom out en la comprensión de lo que nos sucede nos da mayores distinciones, nos impulsa a la compasión y con ello se estimula la liberación de apegos al dolor y la frustración. Comprendemos tramas humanas universales que se presentan en nuestra propia historia: impactos de la guerra, migraciones, hechos sociales, pobreza, muertes tempranas, entre otras. Y al mismo tiempo, en la función parental da criterios más amplios que los que solía dar la psicología tradicional, donde el rol de la madre era especialmente hegemónico en el análisis. Sin duda lo es como primer apego a la vida, no obstante, existe a su vez un destino mayor que trasciende la relación madre-hijo, que deviene de la historia que surge cuando un hombre y una mujer se encuentran y dan a luz un hijo.

Lo humano es un campo amplio de posibilidades. Sin embargo, cada persona en función de su pertenencia familiar-social restringe el pleno potencial y asume un orden y estructura. Participamos de una «pecera» que captura la conciencia, y hay etapas en la vida en las cuales creemos que eso es la vida. Hace varios años fui a una presentación de fotografías del universo; quería mostrarle a mi hijo Simón, un adolescente en ese tiempo, lo grandioso de la creación. Se proyectó una bella imagen en la cual se apreciaban tres estrellas. Era una fotografía tomada por un filtro que captaba las ondas que el ojo humano puede percibir. Luego, se presentó otra imagen del mismo lugar, pero ahora con una nueva tecnología, que era capaz de captar otras ondas, más allá de la experiencia humana. Y sorprendentemente, ya no eran tres estrellas, sino que una masa cósmica con distintas densidades y perspectivas. Todo estaba unido, era una totalidad. Este es un buen ejemplo para ilustrar la conciencia egoica, que capta lo que la persona puede ver, sentir, escuchar, actuar y decir, sus vínculos posibles de vida de acuerdo con su individualidad e historia de vida. Contiene la opción de darse cuenta —de acuerdo a sus experiencias— de cómo se ha vinculado y cómo ha adquirido aprendizajes y condicionamientos, y en base a ellas crea su vida. El espectro de posibilidades es más grande que ella. Existe un inconsciente, un campo vasto de potencialidades, experiencias y recursos, una inteligencia mayor, aun cuando la persona no se dé cuenta. Contiene todo lo que es humano. Esto para mí es apasionante. Cuando inicio el trabajo psicoterapéutico con una persona, saber que en ella descubriremos mayores potencialidades, me recuerda mi pasión juvenil por bucear, cuando me sumergía en el océano Pacífico y descubría un mundo vasto, inimaginable para quien mantiene la percepción solo en la superficie.

El descubrimiento de las nuevas posibilidades se da en etapas. En PNL decimos que muchas veces la persona no sabe que no sabe, pues está inmersa en una cosmovisión que no incluye ese saber como posibilidad. La persona posee una incompetencia inconsciente. No conoce la pasión en pareja, pero no se da cuenta de su incompetencia. Su vida de pareja fluye sin ella. Quizás recuerdes tantos aprendizajes que has conquistado hoy y que años atrás no eran ni posibilidad ni deseo.

El primer paso para impulsar lo nuevo es ir más allá de los límites del propio sistema de mundo posible. De los cinco años en los cuales fui a Brasil a aprender Terapia del Self, debo agradecer que no solo aprendí psicoterapia sino también el gozo como estilo de vida. Nunca hubo un seminario en el cual la música y el baile no fuesen parte. Habitualmente, en los seminarios se ofrece café y galletas. Pues en Brasil, además, siempre hay música, en ocasiones con pantallas gigantes que acompañan el descanso. Eso lo viví en contextos psicoterapéuticos y, también, en mi formación como asesora empresarial en Dilts Strategy Group. Siempre la danza está presente, es algo distintivo de su cultura. En el carnaval, cada año, en cada escuela, todos bailan: hombres, mujeres, viejos, jóvenes, sanos, niños y adultos en situación de discapacidad, homosexuales, lesbianas, heterosexuales, personas con figuras de modelo y otros no tanto. Un mundo donde el gozo y la alegría de vivir son convocados por el colectivo.

La apertura a lo diverso también se facilita cuando interactuamos con otras familias. Muchas veces cuando una pareja inicia la convivencia, es un momento para darse cuenta de patrones familiares disímiles, desde cómo celebrar Navidad, cómo resolver diferencias o cultivar el disfrute, hasta cómo usar la pasta dental. Los matices son numerosos.

Entrar en contacto con la pluralidad es un buen estímulo para darse cuenta de que no se sabe algo determinado —no se posee— y despertar el deseo de ampliar opciones en el estilo de vida. Se descubre súbitamente que hay más a lo cual aspirar. Descubrimos una incompetencia consciente. Y cuando eso ocurre, es muy importante mantener un vínculo de apoyo consigo mismo ante esa incapacidad. Los juicios y reproches al verse en el espejo de la incapacidad bloquean la expansión de nuevas posibilidades de vida. Es esencial ser una buena compañía de sí en la conquista y aprendizaje de una nueva competencia consciente. Como ves, siempre la presencia de un vínculo amable consigo mismo ayuda. Y para ganar destrezas nuevas, inicialmente la persona seguirá un método determinado, pues se requiere de disciplina y el paso a paso para darle rodaje a lo nuevo y ganar una nueva competencia consciente. Hasta que llega el momento en el cual lo nuevo fluye automáticamente, es ya una competencia inconsciente. Hay certeza de que se sabe cómo y la persona actúa en plena competencia.

Etapas de aprendizaje hacia lo nuevo

· No sé que no sé.

· Sé que no sé y me acompaño en mi incapacidad.

· Sé y aún requiero de intención y disciplina para hacerlo bien.

· Sé y actúo ya sin pensarlo. Fluyo en lo que sé.

· Maestría, actúo bien e imprimo mi unicidad.

Y en ese proceso, se gana maestría en lo nuevo. De tanta práctica y de obtener un aprendizaje más profundo de las reglas y principios en las nuevas posibilidades, la persona puede darle un sello propio a lo nuevo. Sabemos que, para el cultivo de la pasión en un vínculo amoroso de pareja, por ejemplo, es esencial el relajo, espacios de ocio, la apertura a recibir y la confianza para dejarse fluir con espontaneidad. La persona con maestría para impulsar la pasión tomará en cuenta los factores esenciales asociados a ella, los experimentará y consecuentemente irá ganando espontaneidad, imprimiendo su distinción.

Así, se dan los procesos de cambio y la persona logra trascender los límites de su ego y percepciones de la propia «pecera» y, al mismo tiempo, ampliar el zoom perceptual hacia el campo amplio de posibilidades de vida nueva, y comienza el camino evolutivo de una conciencia creativa. Y en ella, lo imaginativo nace desde un estado ampliado de conciencia, y en tanto se da el proceso creativo, la persona amplía su pertenencia arquetípica desde su guion de origen. Si naciste en condiciones de orfandad, se expanden, por ejemplo, lo materno suficientemente nutricio, la sabiduría, el niño pleno, entre otros.

Para potenciar esa ampliación de conciencia hacia lo generativo, el triángulo imaginativo resulta ser una intervención estratégica efectiva. Este espacio creativo se constituye desde un triángulo, donde en cada uno de sus vértices se sitúan respectivamente:

-el ego, lo condicionado, lo presente,

-todo lo excluido por esa trama de vida y,

-en el vértice superior, lo imaginativo, que, en el misterio de la unicidad de cada ser humano, lo impulsa en un camino evolutivo preciso, a partir de esta realidad dual.

De este modo se impulsa lo imaginativo en la persona y ella irá conquistando su autonomía y libertad personal, en conexión con la vida que se le presenta, de manera de manifestar su unicidad en el mundo; encontrar su lugar de pertenencia, ahora desde una conciencia creativa. Esto es importante, la conciencia creativa es otra manera de pertenecer, no implica una retirada del mundo ni asumir un exilio, sino que es una vinculación donde la persona imprime su sello y le da sentido a lo que experimenta en ella. Lo imaginativo se organiza en torno a un sentido de misión personal, que define valores esenciales de sí mismo, y en base a ellos, le da coherencia a sus conductas, decisiones y conversaciones en el mundo que crea.

Desde su destino inicial, la persona se abre a escribir una nueva historia que le brinda mayor bienestar y felicidad. Y cuando esto ocurre, el potencial creativo se expande en el mundo interior —pues lo imaginativo nace de capas más profundas del fuero interno— y, al mismo tiempo, se fortalece el alcance de lo creativo en el mundo exterior. La persona, fiel a sí misma, despierta a esta fuente misteriosa creativa que amplía las opciones dadas y que, al igual que la larva en camino a ser mariposa, impulsará la expansión del mundo de posibilidades del cual es inicialmente parte, para potenciar la manifestación de su pleno potencial, en un camino de encuentro con la esencia de ella misma.

LASTESIS es un colectivo artístico de mujeres chilenas que el 2019 realizó una performance en el Día Internacional de Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. De manera súbita, impactaron a escala mundial —fueron elegidas, de hecho, entre las cien personalidades más influyentes por la revista Times ese año—, convocando a mujeres de distintas partes del planeta y de variadas edades a bailar, cantar y afirmar «la culpa no era mía ni dónde estaba ni cómo vestía». Se cuestionan así guiones sociales que atribuyen responsabilidad a la mujer ante la violencia ejercida sobre ellas. Y se relevan aspectos omitidos: «El violador eres tú». Es el otro quien asume una identidad. Al mismo tiempo, amplían aún más el zoom perceptual al decir «son los pacos, los jueces, el Estado, el presidente, el Estado opresor es un macho violador». Integran una conciencia ampliada al contextualizar redes de responsabilidades institucionales que propician la impunidad. Así lo imaginativo nace desde ese campo que se crea entre lo establecido, lo excluido y el llamado que está presente en su creación (lo nuevo). Es estimulante observar cómo estas mujeres acceden a la libertad creativa que nace cuando descubren que hay más a lo cual aspirar, y hacen uso del potencial creativo para reorganizar el mundo dado, impulsar transformaciones de evolución y rediseñar los vínculos de vida con un impacto mundial. Y cuando lo realizan, su acción tiene una amplia resonancia en un gran colectivo; esto es porque de algún modo lo creado es parte de un nosotros.

En la transición hacia lo nuevo, será determinante transformar obstáculos y bloqueos en la cosmovisión que tengamos, los limites en relación a nosotros mismos, los vínculos con otros, los objetivos y llamados personales, el sistema al cual adscribimos, todos esos aspectos que restrinjan la creación de nueva vida. Es la pasión de lo creativo la que impulsa paso a paso el cambio.

De algún modo, todos caminamos la vida y súbitamente un campo perceptual de filtros nos aprehende y define lindes en las opciones de bienestar y felicidad. Y circunscriben nuestra pertenencia arquetípica. Es lo que ocurre cuando somos niños y vamos asimilando patrones de vínculos del sistema familiar-social; a veces, incluso, a través de la experiencia intrauterina. Generalmente, se experimentan esos filtros con inocencia. La persona es impactada por ese mapa de posibilidades de vida, sin que su conciencia esté despierta. Solo vive una situación dada u observa a otros comportarse, y a través de ello se deja huella. Este proceso es permanente a lo largo de la vida.

Mientras escribo estas líneas, me pregunto lo siguiente: ¿cuántos filtros en nuestra creación de mundo estarán impactándonos ahora, justo cuando estamos en medio de una pandemia? Si lo piensas, para los países latinos la distancia social es un cambio radical respecto de su idiosincrasia. Desde el punto inicial del saludo, solemos besarnos y tocarnos; la sociabilidad se practica con cercanía física. En culturas como la española, parte importante de la vida transcurre fuera de casa, y ahora han estado por meses en el radio de su propio hogar.

A todos se nos señala que lo esencial es el autocuidado y que somos una pieza clave para los otros, que lo que hagamos o dejemos de hacer impacta al sistema. Esto apela a la responsabilidad sistémica y a la adultez. Por otro lado, para parte importante del planeta, el trabajo ahora es online. Las reuniones son virtuales, se trabaja gran parte del día frente a la pantalla del computador, a veces en presencia de la familia. De algún modo, cada uno hace frente a los desafíos propios, sin necesariamente preguntarnos cómo nos está impactando esto en la creación del mundo distintivo que habitamos.

Sin conciencia, se actúa automáticamente y se sigue caminando en inocencia, aun cuando la persona pueda experimentar las consecuencias de lo limitante o frustrante de su manera de actuar, conversar y decidir; ella vive y se comporta según lo que sabe para hacer frente a la contingencia. La persona está ante un problema y aplica la misma estrategia de siempre. Asume un patrón de réplica y el aprendizaje aquí es igual a cero. Se corre como en una rueda de hámster; una y otra vez, se replica un mismo modo de vida. Se vive en un carril de guion establecido como única opción. Y así será hasta que la conciencia despierte y la persona logra tomar en cuenta que transita en esa rueda particular, donde es esencial percibir, además, cómo ingresa a ella. De esta forma, le dice adiós a su inocencia y se da cuenta del cómo. De cómo los filtros actúan en la creación de los distintos estados en la vida de la persona, cómo se organizan los patrones sensoriales, metaprogramas, creencias, tipos de vínculos y niveles de conciencia para dar por resultado un determinado mundo subjetivo. Y cuando ello sucede, serán más gentiles las consecuencias de ingresar a la rueda y se podrá retornar a un estado distinto de recursos de forma más rápida. Es, con certeza, un avance hacia lo nuevo, existe un aprendizaje. La persona ya sabe, por ejemplo, cómo se comienza a descentrar en su manejo emocional, qué es lo que ocurre en ese patrón de comportamiento, y al hacerlo, en forma paralela se potencia la función de autoobservación y de liderazgo personal. La persona, así como se da cuenta de cómo ingresa al patrón, puede comenzar a visualizar con mayor rapidez cómo salirse de él.

En un nuevo nivel de cambio y aprendizaje, la persona aprende a pasar por el lado de la rueda. La persona bordea el sector y es capaz de transitar más allá, sin caer en las dinámicas propias a ese carril. Requiere de energía vital, de destrezas nuevas, de motivación y, a través de ellas, lo logra. Cuando entra a la rueda, por ejemplo, del espejo de la incapacidad, la persona se descentra a causa de sus emociones, ya que estas se tornan muy agobiantes, y la gobierna una mente que amplifica las posibilidades negativas de futuro. Pero en cuanto la persona despierta y se da cuenta del cómo, empieza a avanzar en su evolución. En este nuevo nivel de aprendizaje podrá desplegar nuevas estrategias para mantenerse conectado al presente, respirar en conciencia, diferenciar las ensoñaciones negativas de las actuales contingencias y acoger el miedo, la frustración o la rabia, que surgen como respuesta emocional. Abrazando y aquietando su mente, la persona logra distanciarse de la rueda. Aprende a calmarse, a meditar, a centrarse frente al barullo emocional que lo descentra. Esto es un avance significativo respecto de solo vivirlo en conciencia, pues se suman otras opciones conducentes a nuevas posibilidades de vida. La persona crea otro mundo para sí.

Finalmente, un cambio revolucionario se da cuando la persona descubre que hay otros caminos posibles de transitar, que se puede vivir donde no hay ruedas de hámster ni sus dificultades asociadas. Es una transformación radical en su creación de mundo. Deja una vida gobernada por el espejo de la incapacidad y se cambia al espejo de las capacidades personales, por ejemplo. Y con ello, la creación de límites de realidad es otra, diametralmente diferente.

Esta forma de ilustrar los niveles de cambio y aprendizaje la aprendí de Robert Dilts, trainer y director de NLP University, mientras cursaba el Diploma Master en PNL, y la encontré genial, simple y clara. Gregory Bateson, antropólogo estadounidense, es el autor que ha inspirado esta tipología que diferencia los dominios en los cuales podemos cambiar y aprender.

Niveles de cambio y aprendizaje

Nivel 0: no hay aprendizaje, solo repetición. Por ejemplo: cuando tropiezas por segunda vez con la misma piedra.

Nivel 1: aprender una habilidad nueva que permita desarrollar nuevas conductas. Por ejemplo: aprendes a meditar y, a través de ello, se silencia la voz interior, escuchas la guía interior, sostienes centradamente las emociones.

Nivel 2: transformar una creencia y flexibilizar una generalización respecto de sí mismo, de los otros o de los vínculos en general. Con ello, la persona cuenta con nuevas opciones de comportamiento. Por ejemplo: incorporas la creencia de que es importante cultivar el poder del ahora. Comprendes que la vida se juega en el presente. Se asienta el valor de cultivar la presencia. Y con ello, se fortalecen las habilidades de alerta, la concentración, el silencio interior, la apertura del corazón, la conexión, entre otras.

Nivel 3: aprehender nuevas creencias que impacten la definición de la identidad de la persona. Se fortalece la identidad creativa y surge la creencia de que eres capaz de innovar, liderar tu vida, tener poder de cambio, etcétera.

Nivel 4: son cambios que implican una transformación mayor, la identidad de la persona. La respuesta a la pregunta de quién eres, ¿cuál es tu misión o llamado en la vida?, ¿cuál es tu rol? Por ejemplo: dejas ir la identidad de una persona reactiva e impulsiva, y te sitúas como un adulto responsable de sí mismo, y a partir de lo que la vida te ofrece, diriges creativamente tus opciones hacia tu propia felicidad.

Somos una obra en construcción, esa creencia es parte esencial de una vida creativa. Poseemos un potencial de aprendizaje y de cambio en muchos niveles, donde cada uno tiene la oportunidad de decidir encauzar sus propósitos en favor de su bienestar y plenitud. Imaginar nuevos mundos y tomar la vida como un acto creador. Y muchas veces puede ser un objetivo muy exigente, sin duda; no obstante, el cambio y el aprendizaje son posibles, y contar con una clara intención será determinante para el éxito.

Práctica Lo imaginativo


Lo primero, en esta práctica, es dibujar un triángulo.

· En el vértice izquierdo, sitúa una creencia que te limita hoy. Crea un símbolo que grafique el sentido de ella. También puedes simbolizarlo a través de un color.

· En el vértice derecho, toma conciencia de aquellas creencias que están excluidas en base a este guion. De igual forma, visualiza una imagen o representación simbólica asociada a ellas. Puede ser también un color.

· Y en la parte superior, imagina que estás en la cima de una montaña con un valle a los pies, desde donde puedes contemplar la creencia que te limita y aquellas que están excluidas. Sus contenidos y símbolos. Obsérvalas todas al mismo tiempo, sin necesidad de excluir ni batallar con ellas. Cada una de ellas pertenece a lo humano y están presentes en tu campo personal. Toma conciencia. ¿Qué nace desde ti como impulso creador? ¿En quién te convertirás una vez evolucionado todo ese paisaje?

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