Kitabı oku: «El puzle de la historia»
EL PUZLE DE LA HISTORIA
(ANTEQUERA COMO PARADIGMA)
JOSÉ ESCALANTE JIMÉNEZ
EL PUZLE DE LA HISTORIA
(ANTEQUERA COMO PARADIGMA)
EXLIBRIC
ANTEQUERA 2014
EL PUZLE DE LA HISTORIA (ANTEQUERA COMO PARADIGMA)
© José Escalante Jiménez
Iª edición
© ExLibric, 2014.
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ISBN:978-84-16110-17-9
Nota de la editorial: ExLibric pertenece a Innovación y Cualificación S. L.
Índice
Portada
Título
Copyright
Índice
Prólogo
Proemio
EL ARCHIVO ANTEQUERANO
El archivo de los Marqueses de Fuente de la Piedra
Primer documento de la ciudad
El catastro del Marqués de la Ensenada
El Archivo Histórico Municipal de Antequera
El fondo de hermandades y cofradías del Archivo Histórico Municipal de Antequera
El fondo municipal del archivo de Antequera
El fondo parroquial del Archivo Histórico Municipal de Antequera
La hemeroteca del archivo antequerano
Las ordenanzas municipales de 1821
La colección de pergaminos del Archivo Histórico Municipal de Antequera
Los privilegios rodados de Antequera
PERSONAS Y PERSONAJES
Juan Perea
La captura de Boabdil
El regidor don Bernanbé Delgado y Lara
Francisco de Roa, de escribano a guerrillero
José Durán Frías, un fotógrafo antequerano en la Guerra de Marruecos
La historia del moro Manuel José María
Fray Francisco de Cabrera y su Historia de Antequera
El licenciado Juan de Aguilar
Juan de Mora y el Arco de los Gigantes
Pepe Illo. La tradición taurina en Antequera
RELIGIOSIDAD POPULAR
En torno al Santísimo Cristo de la Salud y de las Aguas
Corpus Christi y la arquitectura efímera
La puerta de Estepa y Nuestra Señora del Rosario
El convento de Nuestra Señora de los Remedios y los Hermanos de su Esclavitud
Santa Eufemia, Patrona Ganadora
La peste y la Virgen del Rosario
El silencio de Antequera: origenes de la Cofradía del Socorro
El trono antequerano
La Cofradía de la Humildad y Oración en el Huerto
Arriba y abajo: el origen de una discordia
Los orígenes de la Cofradía del Mayor Dolor
La mujer en la Semana Santa
Los estatutos de 1902
La Cofradía de Nuestra Señora de la Salud y la parroquia de Santiago. Notas históricas
El Corpus Christi y las cofradías sacramentales
Origen de las cofradías antequeranas
De los Santos Patrones de Antequera
El milagro de la Virgen de los Remedios
La Semana Santa de Antequera de 1908. Una reconstrucción a través de la prensa de la época
SOBRE LAS INSTITUCIONES
El mercado de abastos
La Academia de Nobles Artes de Antequera
La casa de comedias de Antequera
Una asociación columbina en el siglo xviii: los Palomeros de Antequera
La Real Maestranza de Caballería de Antequera
El pósito de Antequera
Los maestros de primeras letras
La Real Sociedad de Labradores y Criadores de Ganado de Antequera
El colegio de plateros de San Eloy de Antequera
Los escribanos
La Caja de Ahorros y Préstamos de Antequera (1904-2004)
El teatro cine Torcal
El colegio seminario
Un proyecto inconcluso: el Cuartel de Caballería
El Hospital General de Antequera
De la inquisición
El matadero municipal
El cementerio municipal
El Museo Arqueológico Municipal de Antequera. Antecedentes
DE LOS CONVENTOS
Las ermitas de Antequera
El Convento de la Encarnación
Las Escuelas de Cristo
La Real Colegiata
El desaparecido Convento de Nuestra Señora de la Concepción de la Sierra
El Convento de San José de Carmelitas Descalzas: su fundación
La fábrica material de la iglesia de San Juan de Dios
La ley de 25 de octubre y la Orden Hospitalaria
El convento de San Agustín
RESEÑAS
Feria de mayo: de su origen. 1855
Antequera y el puerto de Málaga
El chapitel del papabellotas
La puerta de Granada
Un reglamento sobre prostitución
El arco de los Gigantes
Fuentes y abastecimiento de aguas
La historia de Antequera del padre cabrera
La catedral que nunca fue
Las ordenanzas de la ciudad
El barrio de San Isidoro y su parroquia
Las mutuas de socorros
La constitución cantonal
El Antequera foot-ball club
De los símbolos de la ciudad de Antequera
Los orígenes de la imprenta en Antequera
Aproximación a los orígenes de Jeva
La Cueva de las Maravillas
Menga
Los molinos de la ribera
La gran epidemia de 1679
El palacio del conde de Pinofiel
La colonia de Santa Ana
La pequeña Antequera: Sayalonga
A Lourdes y a Lourdes Cayetana, por su paciencia.
Prólogo
El puzle de la historia (Antequera como paradigma) es el resultado de una ardua tarea de investigación desarrollada por José Escalante durante más de veinte años. Se trata de la revisión y ampliación de dos obras publicadas hace un tiempo, Miscelánea histórica de Antequera y Fragmentos para la historia de Antequera. Lo hace con gran maestría, conjugando con solvencia sus dos facetas profesionales, la de archivero y la de historiador. Ello le permite abordar con maestría temas muy diversos y para un periodo cronológico muy amplio, desde los siglos XVI al XX, situándolos en un contexto más amplio. Estamos ante un enfoque de carácter humanista, que solo puede venir de un profesional fuera de lo común. Desgraciadamente, hoy en día apenas se publican libros de este tipo, ya que lo que predominan son los realizados desde alguna “parcela” de la historia (política, sociedad, economía, género, etc.) y relativos a periodos que pocas veces suelen superar algunas decenas de años.
El autor nos muestra aquí retazos de la historia de Antequera, basándose en los fondos documentales del Archivo Histórico Municipal, con sus personajes y sus gentes, la producción artística, las instituciones, las asociaciones, la religiosidad popular, etc. Fragmentos que, sumados, permiten conformar un puzle, gracias al cual el lector puede conocer en profundidad el devenir histórico de los temas analizados, e incluso ir más allá, y pensar e imaginar cómo vivían, sentían y qué veían nuestros antepasados al pasear por sus calles. Y esto lo consigue con un lenguaje sencillo y claro que le posibilita llegar al gran público y al especializado. Asimismo, abre nuevas líneas de investigación, que esperamos otros investigadores se animen a continuar. En definitiva, estamos ante una obra imprescindible para los amantes de la historia de Antequera.
Mercedes Fernández-Paradas
(Universidad de Málaga)
Proemio
Miscelánea histórica de Antequera y Fragmentos para una historia de Antequera nace de la recopilación de una serie de trabajos publicados en un semanario de tirada local como es Antequera Información. A través de ese periódico se planteó en el año 2002 realizar una serie de publicaciones sobre historia local, con un carácter plenamente divulgativo y dirigido a un público general y no especializado, impulsado por la iniciativa y entusiasmo del periodista y responsable de ese medio en aquellos años, don Antonio Arquillo.
En Antequera en concreto existe un especial regusto por la lectura y el conocimiento histórico. De hecho, nuestro planteamiento no es algo novedoso. Una simple mirada a la prensa antequerana desde principios del pasado siglo XX nos desvelará como algo habitual este tipo de secciones, que en su día desarrollaron autores como José María Fernández Rodríguez, Francisco Muñoz Burgos o, más recientemente, Antonio Parejo Barranco y Jesús Romero Benítez, en la década de los ochenta, o el profesor Juan M. Moreno en la década de los noventa y, ya en la actualidad, de la mano del historiador Juan Campos Rodríguez.
El hecho de ir dirigidos a un público en general justifica en cierta medida el modo de redacción blando y elemental. Se trata de que la información guste al lector y le enganche. No se pretende en ningún momento hacer grandes galas ni realizar concienzudos análisis de investigación, sino que se trata de ofrecer la historia en su estado puro, casi rayando el positivismo, y usando como componente común a todos los trabajos el documento, como elemento parlante que nos habla de un momento de un personaje. Se trata de recrear la pequeña historia, la que no aparece en los manuales.
Algo más de 120 artículos fue el resultado del trabajo, que en un momento determinado, en octubre de 2004, decidimos finalizar, tras casi tres años de publicaciones semanales. La mitad de estas pequeñas historias se agruparon en una obra que editó el Excmo. Ayuntamiento de Antequera, en 2004, con el título de Miscelánea histórica de Antequera, hoy día agotada en su totalidad. El resto, 60 artículos, son las que compusieron la segunda recopilación, Fragmentos para una historia de Antequera, y que en la actualidad ha corrido la misma suerte que su antecesora. Esta circunstancia nos ha hecho plantear la realización de esta tercera publicación, en la que agrupamos en seis grandes capítulos todos estos trabajos, de los que hemos desgajado la parte correspondiente a los trabajos realizados sobre el ámbito del arte de nuestra ciudad, dado que este grupo de trabajos, más una gran parte inédita que está pendiente de ver la luz, perfectamente pueden configurar un nuevo volumen que confiamos poder ofrecer antes de comienzo de verano.
En este primer volumen hemos agrupado los distintos trabajos de manera temática, como ya hicimos en Fragmentos para una historia de Antequera, creando, como hemos dicho, seis capítulos. En el primero, denominado “Del Archivo y sus documentos”, recogemos las publicaciones vinculadas de alguna manera con el Archivo Histórico de Antequera y con el análisis de determinados documentos o series documentales especificas, que además están en la base y origen de nuestros estudios. “De personas y Gentes” recoge algunas destacadas figuras del ámbito cultural de la ciudad. Con una significativa trascendencia, de alguna forma establecemos el inicio de un memorial, ya apuntado en la obra 20 antequeranos del siglo XX, y nunca realizado. El mundo cofrade también tiene un hueco en “De la religiosidad popular”, donde hacemos una aproximación necesaria al mundo de las mentalidades colectivas y su influencia en la sociedad de la Edad Moderna, principalmente. “Sobre las instituciones” recoge un recorrido por organismos y entidades que en muchos casos han pasado desapercibidas o de las que se ignora su verdadero origen y existencia y, por tanto, su influencia en nuestra sociedad. La Antequera conventual tampoco podía ser eludida: “De lo Secular” incluye referencias a más de 25 templos y a las diversas órdenes religiosas cuyos vestigios han llegado a nuestros días conformando un rico patrimonio artístico. Los templos forman parte indiscutible del paisaje antequerano.
Por último, en el capítulo “Reseñas” agrupamos una miscelánea de artículos de difícil inclusión en los bloques anteriores y que tocan temas tan dispares como las epidemias de peste que asolaron la ciudad, los orígenes de la imprenta o la colonización por antequeranos de una población de las Alpujarras, por destacar algunos.
Con El Puzle de la Historia pretendemos reunir estos trabajos en un libro que dé continuidad a la labor divulgativa que les dio origen, con la intención de sacar a la luz la información de que hemos podido disponer y las fuentes de donde procede, más como colofón de una labor archivística que con pretensión de historiador.
Nuestra única intención es divulgar el conocimiento histórico entre el gran público, dar a conocer la pequeña historia, la que todos y cada uno de nosotros hacemos a diario, porque al fin y al cabo la historia con letras grandes la hace el pueblo, el ciudadano de a pie. Los gobernantes, al fin y al cabo, son meros mandatarios de la voluntad del pueblo soberano, que los designa por un tiempo efímero.
EL ARCHIVO ANTEQUERANO
Portadilla expediente de organización del Archivo, 1894.
El archivo de los Marqueses de Fuente de la Piedra
El Fondo de Archivos Familiares está formado en la actualidad con los archivos Juan Fernández Burgos y el archivo Rojas Álvarez, este último con unas muy importantes series y documentos del siglo XVII, concretamente la fecha tope del documento más antiguo es 1651. A estos dos interesantes archivos, nuestra ciudad tiene la suerte de poder agregar una tercera colección: el Archivo de los Marqueses de Fuente Piedra.
Su documentación abarca desde el siglo XVII hasta principios del pasado siglo XX. Se trata de una importante contribución a los Fondos de nuestro Archivo Histórico, ya que sin duda aportará al investigador un significativo campo de trabajo, dada la vinculación que desde el siglo XV tienen los personajes relacionados con este título.
Hagamos un poco de Historia. El título de Marqués de Fuente de la Piedra, es un título de Castilla, relativamente moderno en el tiempo, ya que fue concedido por Fernando VII, en 1817, concretamente el 4 de junio, a don Diego Vicente Casasola Benjumea y Paniagua, para él, sus hijos y sucesores perpetuamente, en atención a los grandes servicios prestados a la corona. Don Diego Vicente de Casasola fue regidor de Antequera desde 1791, era quinto nieto de Diego González Casasola, descendiente de don Juan Vázquez de Casasola. Este último personaje acompañó al Infante don Fernando en la toma de Antequera. Bajo su responsabilidad se realizó una importante misión: la traída desde Sevilla de las bastidas para el asalto de la ciudad. A él se le atribuye la negociación con los regidos sevillanos, para derribar parte de las murallas de la ciudad hispalense y así poder sacar estos ingenios de los talleres, dado que su tamaño impedía su salida por las puertas de la ciudad. Juan Vázquez de Casasola consiguió lo que el tiempo y las guerras no lograron: abrir una brecha en las defensas de Sevilla.
El segundo marqués de Fuente Piedra fue don Francisco de Paula Casasola Cuellar, hijo primogénito de don Diego Vicente de Casasola Benjumea y de su esposa doña Dionisia de Cuellar Veladiez. El III fue don José María Casasola Cuellar, hijo también de don Diego, ya que su hermano falleció sin descendencia.
El IV marqués de Fuente de la Piedra fue don Diego Vicente Casasola Stoppani, el V fue doña Dolores Casasola García Camba, la VI su hermana doña Gertrudis Casasola García Camba, la VII doña Rosario Luque Casasola, y el VIII don Ramón Checa Luque.
Los antepasados del primer marqués, independientemente del caballeresco Juan Vázquez de Casasola, participaron activamente en la vida de la ciudad, siendo numerosos los que ostentaron el cargo de regidor, manteniendo una importante actividad y participación en la vida pública local. A esto hay que sumarle sus actividades económicas y sus relaciones con la salina de Fuente Piedra, sin olvidarnos de las constantes participaciones de los Casasola en hechos bélicos y la estrecha vinculación de algunos de sus miembros con el ejército.
Por ello, la información que puede aportar, para la historia de nuestra ciudad, la documentación adquirida es de una gran importancia.
Los archivos familiares están generados por las actividades de las personas, de los componentes de una familia a lo largo de su vida, generación tras generación. Debemos entender la palabra familia en este contexto en su acepción más amplia, la de conjunto de todas las personas unidas por parentesco de sangre o políticos, tanto vivos como muertos.
El origen y fin primordial en principio de cualquier archivo que podemos clasificar de familiar no es otro que la gestión y administración de unos bienes, es decir, tienen un marcado e indiscutible tinte utilitario y económico, que determinará su futura clasificación, cuando procedamos a ordenarlo. Pero, al mismo tiempo, la documentación de este tipo de archivos históricos es de un alto valor cultural, pues contiene testimonios e información que permiten reconstruir la historia de un linaje y descubrir o confirmar y dar a conocer su “lustre” y prestigio, al rememorar el poder y la autoridad que en otros tiempos disfrutó o que en la actualidad disfrutan.
Podemos encontrar una muy variada tipología documental, prácticamente de todo, desde Reales Provisiones o Reales Cédulas, hasta testamentos, particiones, escrituras de dote, contratos de compra-venta, libros contables, recibos, cartas, la correspondencia, que suele ser una serie documental muy abundante, privilegios, etc. El soporte también puede ser muy variado. No solo el papel está presente. Sin duda, los documentos más interesantes, por su vistosidad además de por su contenido, son los redactados en pergamino. La piel se reserva para asentar hechos extraordinarios, y generalmente van acompañados de unas interesantes decoraciones miniadas. Un sinfín de documentos atesorados durante generaciones que nos explican la aportación de una determinada familia en una sociedad.
No podemos olvidar que, además, en estos fondos suelen estar presentes importantes colecciones de impresos e incluso los más cuidados conservan documentos gráficos, que aportan sin duda su parte de información directa.
En España, uno de los primeros archivos familiares que pasaron a una institución pública fue el de la casa Ducal de Osuna, en 1927, que pasó al Archivo Histórico Nacional.
En nuestro caso, son ya tres los archivos con los que cuenta nuestra institución local, que sin duda confiamos que en un futuro breve se vea incrementado con nuevas aportaciones, al conservarse interesantes e importantes fondos relacionados con las más nobles familias antequeranas, que tienen su hueco en el Archivo Histórico Municipal.
Escudo de armas de los Cárdenas. Siglo XVIII.