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El fondo de hermandades y cofradías del Archivo Histórico Municipal de Antequera****7

En el Archivo Histórico Municipal de Antequera, al margen de los dos grandes fondos que originan su fundación por el Ministerio de Educación y Ciencia en el año 1970 –el municipal y los protocolos del distrito notarial antequerano–, tiene cabida toda una variopinta colección procedente de las más diversas personalidades jurídicas y físicas de la ciudad. Así, por ejemplo, se cuenta con archivos de carácter mercantil, como el de la Sociedad Azucarera Antequerana, parroquiales o el importante fondo constituido con los archivos de cofradías locales, del que vamos a ocuparnos en las siguientes líneas.

El Fondo de Hermandades y Cofradías está configurado en la actualidad por un total de 20 archivos, correspondientes a otras tantas instituciones, constituyendo la sección más numerosa de este centro, aunque no por ello la más extensa cuantitativamente. Se trata de una muy importante colección documental que comenzó a formarse en 1990, con el ingreso de los Archivos de la Cofradía de la Sangre y Santa Vera Cruz y el Archivo de la Orden Tercera de Penitencia de San Francisco. Posteriormente, en años sucesivos, se sumaron el resto de las colecciones documentales, entre las que cabe destacar el archivo de la propia Agrupación de Cofradías, aportado en el año 2000.

La mayoría de las colecciones documentales están con carácter de depósito, siendo la titularidad de la entidad productora. Las fechas límites que enmarcan la cronología de este fondo son muy amplias: abarcan desde 1517, data del Libro de Reglas de la Cofradía Sacramental de Santa María, a 1997, fecha del último documento, que concretamente se encuentra en formato de cinta magnética de vídeo.

El mundo de las cofradías ofrece un amplio campo para la investigación, eludida en muchas ocasiones ante la dificultad que entrañaba el acceso a sus fuentes documentales, a pesar de la importancia y la influencia que tienen las cofradías en la sociedad española de la Edad Moderna.

No obstante, desde hace ya más de dos décadas, el estudio sistematizado de estas instituciones por diversos grupos de investigación ha obligado a replantear, en el ámbito archivístico, su secular abandono, realizándose propuestas de organización de sus fondos documentales, algunas de ellas realmente brillantes, como la realizada por Antonio J. López Gutiérrez y Joaquín Rodríguez Mateos. Tampoco podemos olvidar la importante aportación que realiza en este campo el profesor José Sánchez Herrero, desde el CEIRA, con sus trabajos referidos al mundo cofrade sevillano.

Volviendo a la colección documental de Antequera, esta planteó una serie de dificultades. La primera fue establecer un cuadro de clasificación, ya que nos enfrentamos a una masa documental compleja, con muy diversas tipologías y con frecuentes lagunas, a lo que se suma la escasa bibliografía de referencia existente.

No obstante, creemos haber logrado establecer un cuadro de clasificación que aglutina tanto las series de carácter histórico como las administrativas, según veremos a continuación, basando nuestros criterios para su elaboración en los aspectos orgánicos funcionales de estas instituciones.

Es obligado, aunque solo sea de pasada, hacer referencia a las instituciones productoras de las colecciones documentales. En este sentido, debemos indicar que en la ciudad de Antequera se desarrollaron, entre el siglo XVI y el XIX, 75 cofradías de distintas tipologías. Así, tenemos 7 sacramentales, 6 de ánimas, 38 gremiales y de gloria y unas 24 de penitencia. Como puede observarse, el panorama es rico y amplio. Por desgracia, no todos sus archivos se han conservado o, al menos, no se han recuperado todavía. Sin embargo, tenemos la suerte de haber conseguido rescatar ejemplos de todas las tipologías. Así, de las cofradías sacramentales se han conservado cuatro; de las penitenciales, siete; seis de gloria y una de ánimas. En total, se computan 161 libros y 43 legajos.

Entre las cofradías, la Sacramental de Santa María, constituida en 1514, es la más centenaria y de ella se conservan las primeras reglas aprobadas canónicamente en 1517, que constituyen el documento más antiguo. Sin duda, la serie documental más interesante que ha llegado hasta nosotros la constituyen las reglas y ordenanzas, así como los libros contables.

De los veinte archivos, la mitad corresponden a instituciones vigentes en la actualidad. Forman parte de estas colecciones registros sonoros y visuales, en soporte magnético (cintas magnéticas), etc.

El organigrama general de este fondo específico es el siguiente:

1 Archivo de la Cofradía de la Sangre y Santa Vera-Cruz.

2 Archivo de la Orden Tercera de San Francisco.

3 Archivo de la Cofradía de Nuestra Señora del Socorro.

4 Archivo de la Cofradía Sacramental de San Salvador.

5 Archivo de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad.

6 Archivo de la Cofradía Sacramental de Santa María.

7 Archivo de la Cofradía Sacramental de San Sebastián.

8 Archivo de la Cofradía Sacramental de San Juan.

9 Archivo de la Cofradía de San Antonio de Padua.

10 Archivo de la Cofradía de Ánimas de Santa María.

11 Archivo de la Cofradía de Nuestra Señora de la Salud.

12 Archivo de la Cofradía del Santo Cristo de la Humildad.

13 Archivo de la Cofradía del Santo Cristo de la Vía Sacra.

14 Archivo de la Cofradía de Nuestra Señora de la Victoria.

15 Archivo de la Cofradía de Nuestra Señora de los Desamparados.

16 Archivo de la Cofradía de San Eloy.

17 Archivo de la Cofradía del Santo Cristo de la Salud y de las Aguas.

18 Archivo de la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario.

19 Archivo de la Cofradía de Nuestra Señora de la Paz.

20 Archivo de la Agrupación de Cofradías.

Estos veinte archivos forman un importante e interesante fondo, constituido como hemos visto por 43 legajos y 161 libros, lo cual puede considerarse una cifra relativamente modesta, habida cuenta de lo numeroso de las instituciones productoras, pero que sin duda aporta una información de primer orden.

En la actualidad, aún existe un importante número de cofradías que han optado por no depositar sus documentos en nuestro archivo. De ellas podemos señalar, por la antigüedad de sus fondos, por ejemplo, la Sacramental de San Pedro o la Cofradía de los Dolores. Otras, en cambio, posiblemente se han retraído de hacerlo al disponer por el contrario de una documentación muy moderna. No obstante, confiamos en que en los próximos años se vaya procediendo a su depósito para su conservación y custodia, pasando a engrosar este rico patrimonio documental de Antequera.

****7 Anteriormente publicado en Fragmentos para una historia de Antequera por el Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga, 2009 con ISBN 978-84-7785-827-0.

El fondo municipal del
archivo de Antequera****8

El principal fondo de nuestro Archivo Histórico es el Fondo Municipal, un conjunto documental que, tanto por su volumen como por su valor, representa el núcleo central del mismo.

El Fondo Municipal está constituido en la actualidad por tres grandes archivos delimitados por el factor tiempo. Así, tenemos: la documentación de carácter histórico, que es toda aquella que tiene desde la fecha de conclusión de su trámite más de treinta años; el archivo intermedio, con los documentos que tienen entre diez y treinta años; y, por último, el denominado archivo de oficina, que está formado por todos los documentos que tienen más de cinco años y menos de diez.

Esta masa documental supone casi el 60 % del total del volumen del Archivo Histórico, con algo más de 16.000 unidades de instalación, entre libros y legajos, en formato tradicional, es decir, en papel. A ello habría que unir grabaciones magnetofónicas, sellos, fotografías, cartelería y vídeos; propios todos estos últimos materiales de este fondo municipal, al margen de las colecciones específicas que posee el archivo y que constituyen fondos independientes (filmoteca, videoteca, fototeca). Cuando hablamos de documento nos estamos refiriendo a “toda expresión en lenguaje oral o escrito, natural o codificado, recogida en cualquier tipo de soporte material, así como cualquier otra expresión gráfica, que constituya testimonio de funciones y actividades sociales del hombre y de los grupos humanos”, como viene definido en el artículo 1º párrafo 2º de la Ley 3/1984 de 9 de enero de Archivos de Andalucía.

Todo este conjunto se considera además patrimonio documental, su constitución viene regulada por la ley y, específicamente, por el reglamento de régimen interior de nuestro archivo, que en su artículo 6º, párrafos 1º al 4º dice:

Se considera Patrimonio Documental Municipal el conjunto de documentos producidos, recibidos o reunidos por los órganos de gobierno y administración del Ayuntamiento en cualquiera de sus dependencias y servicios, incluidos los organismos autónomos; las personas jurídicas dependientes del Ayuntamiento, así como aquellas otras en cuyo capital social participe mayoritariamente; las personas privadas, físicas o jurídicas, gestoras de servicios municipales, en todo lo relacionado con dichos servicios; las personas físicas al servicio del Ayuntamiento, así como las que desempeñen cargos públicos en cualquiera de los órganos anteriormente mencionados, en el cumplimiento de sus funciones y responsabilidades.

El arco temporal que cubre el Fondo Municipal en la actualidad está compuesto por la documentación conservada entre 1411, fecha del documento más antiguo –al que ya nos hemos referido en alguna ocasión–, y todos aquellos documentos concluidos definitivamente hasta 1998. Se han estructurado según un cuadro de clasificación que nos ha permitido su control e identificación. El organigrama resultante es el siguiente****9:

1 Gobierno.

2 Secretaría.

3 Justicia.

4 Beneficencia y Sanidad.

5 Obras y Urbanismo.

6 Patrimonio.

7 Educación.

8 Cultura.

9 Servicios.

10 Patronatos y Empresas Municipales.

11 Vivienda.

12 Fiscalización Municipal y Hacienda.

13 Elecciones.

14 Anejos y Colonias.

15 Paro Obrero.

Estas quince secciones, a su vez, se van dividiendo en subsecciones y estas, a su vez, en series documentales. Veamos, por ejemplo, la sección de Gobierno, formada por las siguientes subsecciones:

1.1. Ayuntamiento Pleno.

1.2. Comisión Municipal Permanente.

1.3. Comisiones Informativas y Especiales.

1.4. Comisión de Gobierno.

1.5. Secretaría Particular.

1.6. Protocolo.

1.7. Gabinete de Prensa.

1.8. Disposiciones y Autoridades Supramunicipales.

1.9. Acuerdos de Alcaldía.

1.10. Delegación Gubernativa.

En la subsección Ayuntamiento Pleno, las series documentales que podríamos encontrar serían los libros de actas de cabildo o los borradores de sesiones; en la subsección Disposiciones y Autoridades Supramunicipales, la serie de documentación real, sin duda la más llamativa y una de las más importantes de nuestro patrimonio documental, ya que en ella nos encontramos con los documentos reales: albalás, cartas misivas, reales cédulas, reales provisiones, cartas de merced, sobre cartas o privilegios rodados, que son las tipologías que se han llegado a conservar en nuestro archivo.

En la actualidad, la localización de la documentación se realiza a través de un instrumento de descripción, denominado inventario, que identifica la unidad de instalación. Se trata de una clásica herramienta de trabajo archivístico, que en nuestra legislación viene ya definida desde 1500 por una real pragmática de los Reyes Católicos, por la que se establecía la obligación a los ayuntamientos de elaborar inventarios para el control de los documentos. De esta época se conservan en nuestro archivo un par de libros copiadores, donde se transcribe, precisamente, la documentación de procedencia real. Uno de los instrumentos más interesantes es el inventario que se redacta a principios del siglo XVIII, siguiendo así mismo otra real provisión que ordena su redacción.

En nuestro caso, el Cabildo acordó la identificación de todos los legajos y libros conservados en las arcas del archivo. A partir de este momento, la colección de inventarios es muy significativa y nos proporciona una visión de conjunto única.

En la actualidad se está trabajando de manera sistemática en la actualización, en algunos casos, y en la elaboración desde cero, en otros, de los distintos fondos documentales. El inventario del Fondo Municipal, en un futuro próximo, estará concluido definitivamente y podrá accederse al mismo, bien en el propio archivo a la manera tradicional o a través de medios digitales, así como a una amplia cantidad de documentos de este y otros fondos que en la actualidad se están digitalizando.

Entre los documentos que podremos consultar se encontrarán actas capitulares, reales cédulas y provisiones, antecedentes del Registro Civil, Catastro del Marqués de la Ensenada o una importante colección fotográfica representativa de distintos aspectos de la ciudad de Antequera y de sus habitantes. Con ello procuraremos cumplir con el derecho de acceso e información que determina la ley y específicamente recoge el reglamento del archivo en su artículo 37:

Todos los ciudadanos tienen derecho a la consulta pública y libre del Patrimonio Documental depositado en el Archivo Histórico Municipal, dentro del acatamiento de las normas y sin más restricciones que las impuestas por la normativa vigente, y las derivadas del estado de conservación u organización de los fondos documentales.

****8 Anteriormente publicado en Fragmentos para una historia de Antequera por el Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga, 2009 con ISBN 978-84-7785-827-0.

****9 Este cuadro de clasificación, no se corresponde con el actual vigente, fruto de una reestructuración para adaptarlo al resto de los cuadros usados en los Archivos Municipales de España, que en su mayoría presenta las siguientes secciones: 01. Gobierno; 02 Administración; 03 Servicios; 04 Fiscalización Municipal y Hacienda; 05 Patronatos y Empresas Municipales; 06. Anejos y Colonias; 07. Paro Obrero

El fondo parroquial
del Archivo Histórico Municipal de Antequera****10

Dentro de los fondos depositados en el Archivo Histórico Municipal de Antequera, tal vez uno de los más interesantes por sus características sea el Fondo Parroquial, con el que cuenta el archivo desde el año 1972. En este año, concretamente el 7 de abril, el Ayuntamiento de Antequera firmó un convenio con el Obispado de Málaga con este objeto.

Esta importante colección documental está constituida por ocho archivos, que se corresponden con otras tantas parroquias de la ciudad, y no cabe duda de que compone una parte importante del patrimonio archivístico antequerano y una fuente histórica de gran valor. Debemos tener presente que los registros parroquiales constituyen las únicas fuentes demográficas seguras desde el siglo XVI hasta casi el último cuarto del siglo XIX, en que fueron sustituidos por el Registro Civil, por lo que son fundamentales para conocer la población y vida social de una localidad, así como para los estudios genealógicos.

El estado de conservación de la documentación de estas instituciones podemos calificarlo, en términos generales, de bueno.

Prácticamente carece de lagunas –a excepción de las series de libros apuntadores de difuntos y testamentos de las parroquias de San Salvador y San Isidro, los cuales no han llegado a nuestros días–, contando todas las parroquias con series de libros índices perfectamente redactados y que se convierten en imprescindibles instrumentos a la hora de la consulta de los distintos registros.

En cuanto a las instituciones productoras de la documentación, hay que decir que la primera iglesia que se funda en la ciudad fue la de San Salvador, el 10 de octubre de 1410, en la mezquita de la Medina, siendo bendecida por don Lope de Mendoza, arzobispo de Santiago, quien celebró además la primera misa. No tardará mucho tiempo en convertirse en parroquia, ya que el 16 de febrero de 1411, D. Alfonso de Pastrana, administrador perpetuo de la santa iglesia de Sevilla, con consentimiento del deán y cabildo de dicha iglesia ordenó erigir tres parroquias en Antequera: una en el castillo en la iglesia de San Salvador y dos en la villa, en las iglesias que se habrían de construir bajo las advocaciones de San Isidoro y Santa María de la Esperanza, que posteriormente albergarán también institucionalmente a la Real Colegiata, una vez fundada esta en los inicios del siglo XVI. Cronológicamente, la siguiente parroquia que se funda en la ciudad fue la de San Juan Bautista, la cual existía ya a principios del siglo XVI en el arrabal del mismo nombre, donde se desarrollará plenamente a partir del último cuarto del siglo XVI. En este barrio se asentará un elevado número de jornaleros y trabajadores vinculados con los batanes y la molienda de grano.

En 1512 se tiene constancia ya de la existencia de la iglesia parroquial de San Sebastián, que se edificará aprovechando una vieja ermita en el arrabal del mismo nombre, coincidiendo con el importante crecimiento urbanístico y demográfico que experimentará Antequera en torno a estos años.

Poco después, el 20 de octubre de 1518, Bartolomé de Baena bendice la nueva iglesia y parroquia de San Pedro, edificada a expensas de los caballeros D. Esteban de Villalón y su hijo D. Cristóbal de Villalón. La collación de San Pedro se convertirá en la más poblada de la ciudad, acogiendo en torno al coso de San Francisco y sus aledaños, entre los siglos XVI y XVII, a un importante número de artesanos de lo suntuario, es decir, pintores, doradores, escultores y estuquistas. Vecinos de este barrio fueron Antonio Mohedano, Juan Bautista del Castillo, Fernando Farfán, Fernando de Morales, Andrés de Iriarte o José Hernández. Además, también se establecerá en él un clase media configurada por pequeños y medianos labradores y ganaderos, aprovechando la proximidad a la vega y la gran expansión que experimenta el barrio a mediados del siglo XVI propiciada por el emperador Carlos I.

En el año 1667 el obispo fray Alonso de Santo Tomás suprime las primitivas parroquias de San Salvador y San Isidoro. Esto fue debido al despoblamiento que sufrió la zona de su jurisdicción, sobre todo a raíz de la terrible epidemia de peste negra que asoló la ciudad en 1647 y que fue especialmente virulenta en estas dos ancestrales collaciones antequeranas. Independientemente de que su documentación y derechos pasasen a las parroquias de Santa María y de San Juan Bautista, sus respectivas cofradías sacramentales se ubicarán en las ermitas de San Miguel Arcángel y Santiago. Estos dos templos, dependientes el primero de la parroquia de San Sebastián y el segundo de la de San Pedro, vienen con el tiempo a realizar funciones de ayuda de parroquia, al estar ubicadas las ermitas en la zona de desarrollo o crecimiento natural de ambos barrios. Finalmente se convertirán en parroquias, concretamente en 1822, configurando la estructura que ha llegado hasta nuestros días.

En definitiva, el Fondo Parroquial del Archivo Histórico Municipal de Antequera está constituido en la actualidad por los siguientes archivos:

1 Archivo de la Parroquia de San Salvador.

2 Archivo de la Parroquia de San Isidro.

3 Archivo de la Parroquia de Santa María.

4 Archivo de la Parroquia de San Juan Bautista.

5 Archivo de la Parroquia de San Pedro.

6 Archivo de la Parroquia de San Sebastián.

7 Archivo de la Parroquia de Santiago.

8 Archivo de la Parroquia de San Miguel.

La colección la conforman 904 libros y tres legajos que abarcan el periodo temporal comprendido entre 1529 y 1901.

La documentación que se ha conservado en Antequera prácticamente se reduce a los registros de libros sacramentales, habiendo desaparecido todos los expedientes, correspondencia y libros de fábrica y fabriquilla; si bien se han llegado a preservar algunos de los de hacienda.

No obstante, el material disponible es de primer orden, ya que las series documentales de libros de registro sacramentales se mantienen íntegras, sin apenas lagunas. Tan solo se echan de menos un par de libros, lo que realmente supone un caso excepcional, sobre todo en la provincia de Málaga, donde este tipo de fuentes ha corrido en general peor suerte.

Las series, básicamente, están constituidas por libros registro de bautismos, registros de matrimonios y registros de entierros y testamentos; completándose con otra documentación aneja como son confirmaciones, padrones, capellanías, impresos, y, vinculados con la parroquia de San Sebastián, los registros sacramentales castrenses, desde inicios del siglo XIX. Como vemos, es una importante e imprescindible parte dentro del conjunto del patrimonio documental de Antequera.

****10 Anteriormente publicado en Fragmentos para una historia de Antequera por el Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga, 2009 con ISBN 978-84-7785-827-0.

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9788416110179
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