Kitabı oku: «Aprovechamiento de recursos y manejo de suelo ecológico. AGAU0108», sayfa 4
7.2. Asociaciones de cultivos
Las asociaciones de cultivos o policultivos consisten en establecer más de un cultivo sobre un mismo terreno de forma que coincidan tanto en el espacio como en el tiempo. De esta forma se aprovecha mejor el terreno y, combinando acertadamente las especies vegetales, puede servir también para luchar contra las malas hierbas (reducción de los recursos de luz, agua y nutrientes disponibles). En esta práctica agrícola se pueden mezclar cultivos anuales con plantas perennes, anuales con anuales, combinar plantas diversas en la misma línea, en líneas alternas, en franjas de varias líneas, etc. Aunque en un principio pudiera pensarse que existe libertad total para establecer las asociaciones entre cultivos, la realidad es que para obtener buenos resultados es necesario seguir una serie de criterios que se resumen a continuación:
1 En lo posible seleccionar cultivos con distinta partes aprovechables (raíz, hoja, flor o fruto).
2 Elegir especies de familias distintas.
3 Evitar casos de incompatibilidad entre familias o especies.
4 Combinar especies con mucha y poca biomasa foliar.
5 Establecer especies con distinta profundidad de exploración de raíces.
6 Asociar cultivos con distintas necesidades de elementos nutritivos.
7 Intentar establecer plantas con relaciones de sinergia positivas y demostradas.
Asociación de cultivos hortícolas
En la siguiente tabla se muestran algunas de las asociaciones de cultivos que podrían llevarse a cabo por sus beneficios conocidos.
Especies asociadas | Beneficio |
Maíz-judía de enrame-calabaza | El maíz sirve de estructura de apoyo a la judía y la calabaza evita la invasión de malas hierbas sobre el terreno. Una vez que el maíz alcanza una altura de 50 cm, se plantan las judías y más tarde la calabaza. |
Zanahorias-nabos | Mayor crecimiento de las zanahorias (los nabos se recogen antes que las zanahorias). |
Lechuga-ajo | Mejor aprovechamiento del terreno. |
Cebollino-haba-alcachofa | Mejor aprovechamiento del terreno. |
Rábanos-zanahorias | Mejor aprovechamiento del terreno. |
Lechugas-zanahorias | Mejor aprovechamiento del terreno. |
Coles-lechugas | Mejor aprovechamiento del terreno. |
Brócoli-veza | Menos daño por la pulguilla de las crucíferas (Phyllotreta cruciferae) en el brócoli. |
Brócoli-mostaza silvestre | La mostaza silvestre (Brassica kaber) actúa como cultivo trampa reduciendo el daño por la pulguilla de las crucíferas (Phyllotreta cruciferae) en el brócoli. |
Judía-tomate | La judía actúa de cultivo trampa disminuyendo los ataques de la rosquilla (Spodoptera sunia) en el tomate. |
Maíz-pepino-brócoli | Menor daño por plagas. |
Tomate-tabaco | Menor daño por plagas. |
Fresa-ajos-lechugas | Menor daño por plagas de pulgones y hongos. |
Frutales-alfalfa | La alfalfa actúa de atrayente y reservorio de depredadores naturales de plagas. |
Melocotonero-ajo/cebollino | Mejor aprovechamiento del terreno. |
Naranjos-nísperos | Los nísperos con su floración atraen himenópteros parásitos útiles para el control de plagas en los naranjos. |
8. Aumento de los aportes de abonos orgánicos
El aumento y la conservación de los niveles óptimos de materia orgánica es uno de los pilares básicos para mantener la fertilidad del suelo y el sistema de producción ecológico. Estos niveles deben estar comprendidos, como mínimo, entre el 1,5 y 2,5 % en un suelo agrícola, siendo mayores en los suelos forestales.
Su importancia reside en la influencia que tiene la materia orgánica sobre las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo: está vinculada con la cantidad y disponibilidad de nutrientes, modifica la acidez y alcalinidad hasta valores de pH neutros, mejora la estructura del suelo y la distribución del espacio poroso, etc.
Por tanto, el manejo ecológico del suelo tiene como objetivo final, no solo aportar los nutrientes necesarios para el cultivo, sino además mantener o aumentar la fertilidad del suelo.
Para calcular la cantidad de abonos a aplicar es necesario hacer un balance de nutrientes, el cual resulta de la diferencia entre la entrada (ya sea de forma natural o por restitución) y salida de nutrientes del agrosistema, considerando la capa de suelo donde se encuentran las raíces.
Las entradas comprenden:
1 El nitrógeno (N), azufre (S) y otros nutrientes disueltos en el agua de lluvia.
2 Nitrógeno atmosférico fijado por microorganismos del suelo.
3 Nutrientes resultantes de la meteorización y de la disolución de las partículas minerales del suelo.
4 Aporte de abonos.
Las salidas del sistema están constituidas por:
1 Pérdidas por lixiviación (por agua de lluvia o riegos).
2 Consumo del cultivo, puede ser calculado a partir de las concentraciones promedio en los productos cosechados.
3 El cálculo del balance de nutrientes ayudará a programar una fertilización equilibrada que produzca mejores rendimientos en los cultivos manteniendo la sustentabilidad del agrosistema.
Los abonos orgánicos que se utilizan en la agricultura ecológica se clasifican en tres grandes grupos:
1 Abonos que enriquecen el suelo en humus (alta proporción C/N): estiércol de ganadería extensiva, compost de origen vegetal, residuos de cosechas, etc. Es importante conocer el contenido de nutrientes de los estiércoles, ya que no deben superar las 170 UF/N.
2 Abonos que proporcionan nitrógeno a la planta (baja proporción C/N): purines, restos de mataderos (harina de sangre), guanos, gallinazas, etc.
3 Abonos verdes (cultivos de diferentes familias cuya biomasa se incorpora en verde al suelo, consiguiendo un aumento de la actividad microbiana) y restos de cosechas que pueden enterrarse al finalizar el cultivo.
Nota
De todos estos abonos orgánicos, el más utilizado en agricultura ecológica suele ser el compost, generalmente producido por los propios agricultores mediante un proceso de estabilización por descomposición biológica aeróbica de diferentes materiales orgánicos o mezclas de los mismos.
Es frecuente también en la agricultura ecológica el uso de cubiertas vegetales, que protegen al suelo conservando el agua y los nutrientes.
En general, es importante que el aporte de abonado orgánico sea lo más variado posible, teniendo en cuenta lo siguiente. En primer lugar, son preferibles los aportes moderados y flexibles de abonos orgánicos a los aportes masivos que podrían resultar fitotóxicos, causar contaminación ambiental o favorecer el desarrollo de plagas. En segundo lugar, los abonos orgánicos en estado fresco no deben ser enterrados inmediatamente en profundidad, sino que deben dejarse airear en la superficie o en ciertos casos incorporarse en los primeros centímetros del suelo. Los compost maduros sí pueden ser enterrados inmediatamente en la capa arable del suelo.
Actividades
8. ¿Existe algún límite en la cantidad que puede aportarse de estiércol a un terreno en producción ecológica? ¿Cuál?
9. Siembra directa, eligiendo ciclo y fecha idónea, densidad y distribución geométrica de las líneas adaptadas a la finca y orientación
La siembra directa consiste en la siembra o trasplante de un cultivo, sobre los restos vegetales del cultivo precedente, sin realizar previamente ningún tipo de labor primaria o secundaria de preparación del lecho de siembra. Es decir, en esta práctica agraria no se realiza ninguna labor sobre el terreno desde la recolección del cultivo hasta la siembra del siguiente y se procura mantener el suelo cubierto a través de la distribución homogénea de los restos del cultivo anterior. La única modificación sobre el terreno se limita a la apertura de un pequeño hoyo, surco o franja donde se depositan las semillas.
Con esta técnica se presupone que se incrementa el contenido de materia orgánica del suelo y su fertilidad, al mismo tiempo que se mejora su estabilidad estructural, su capacidad de infiltración del agua y conservación de humedad, y minimiza los riesgos de erosión.
Nota
La siembra directa contribuye a la mejoría de las características físico-químicas del suelo y a una mayor conservación del agua, que son aspectos muy importantes en los sistemas de producción de secano.
Para llevar a cabo de forma adecuada esta práctica se deberán tener en cuenta los siguientes aspectos:
1 Buen manejo del rastrojo vegetal generado por el cultivo anterior. Para ello, bien la cosechadora o la propia sembradora deben disponer de un dispositivo de picado y esparcido de la paja óptimo para repartir de forma homogénea los restos del cultivo sobre la superficie del suelo.
2 Regulación óptima de la sembradora. Conocer las características del suelo para poder regular correctamente la sembradora (profundidad de siembra, dosis de siembra, velocidad de trabajo, etc.).
3 Estudiar y conocer el desarrollo, ciclo, comportamiento y la incidencia de la flora arvense sobre el cultivo.
4 Elección correcta del tipo de sembradora. En general existen dos tipos principales de sembradoras que se diferencian por el elemento de apertura del surco, de rejas y de discos.
Importante
En la siembra directa se utilizan sembradoras especiales diferentes a las convencionales, al tener que incorporar una serie de dispositivos de apertura y cierre de los surcos de siembra, así como elementos separadores de los residuos de superficie.
El ciclo y la fecha idónea para realizar la siembra directa, además de influir la especie a cultivar, de la variedad (si es variedad de invierno o de primavera, de ciclo corto, o largo, temprana o tardía), del clima de la región, etc., depende en gran medida las condiciones del suelo para que la maquinaria utilizada en este tipo de siembra pueda trabajar.
Para realizar la apertura del terreno mediante estas máquinas, es preciso que el suelo no esté muy húmedo ni muy seco. En ambos casos, la rotura del terreno para depositar las semillas se dificulta, y en terrenos húmedos, además se puede provocar la compactación del suelo por el gran peso de estas sembradoras directas.
Nota
En terrenos con excesiva humedad, los surcos quedan abiertos y las paredes pueden presentar una compactación lateral, impidiendo un óptimo desarrollo radicular. Por el contrario, cuando el suelo está muy seco, al realizar los surcos o franjas se forman agregados de gran tamaño que limitan el contacto de la tierra con las semillas y dificultan su germinación.
Teniendo en cuenta este criterio, en cultivos de secano y en regiones de clima mediterráneo se aconseja sembrar a mediados o finales de otoño tras las primeras precipitaciones y en climas menos cálidos, y con mayores precipitaciones se puede optar por adelantar la siembra a principios de otoño.
En general, la siembra directa permite adoptar mayores densidades de plantación, sin que repercuta en grandes incrementos de costes. No obstante, se debe tener en cuenta que la densidad de siembra depende de muchas variables especie, calidad de la semilla, condiciones ambientales y características del suelo, producción a obtener, etc.
Importante
La densidad de siembra hace referencia al número de plantas por unidad de superficie. Normalmente se expresa en metros cuadrados o por hectárea (m2/ha).
Si se opta por establecer una baja densidad de siembra, se reduce el número de filas, o bien, se incrementan las distancias entre filas o entre semillas dentro de una fila. En este caso, las plantas crecerán sin una excesiva competencia, pero puede resultar que la producción obtenida no sea rentable económicamente para la explotación. Por el contrario, a mayores densidades de siembra, se deben incrementar el número de filas o reducir el espacio entre filas o entre semillas dentro de una fila, y pueden producirse problemas importantes de competencia entre plantas por los recursos de agua, luz y nutrientes.
En general para calcular la densidad de siembra, se debe determinar previamente la distancia entre plantas y la distancia entre surcos o hileras. Una vez determinados estos factores, se puede conocer la densidad de siembra por superficie, aplicando la siguiente fórmula:
Para facilitar cuánta cantidad de semillas se debe adquirir por unidad de superficie (kg/ha), es preciso conocer el dato del peso de mil semillas de la especie a sembrar y aplicar esta otra fórmula:
Normalmente, todas las semillas no serán totalmente viables y algunas de ellas no germinarán. Por tanto, a la hora de aplicar la fórmula convendría aplicar un porcentaje alrededor del 90 o 95 en el dividendo para tener en cuenta los posibles casos de semillas no germinadas.
La disposición de las líneas de cultivo en siembra directa suelen seguir una distribución en línea recta. Estas líneas de cultivo pueden ser simples, si las distancias entre filas y plantas de cada fila son iguales, o compuestas, cuando la unidad de siembra está compuesta por dos o más líneas de cultivo formando bloques, donde la distancia entre filas difiere respecto a la dejada entre bloque y bloque de filas.
Cultivo de girasol
Además según la disposición de las plantas entre fila y fila de cultivo, existen una serie de posibles distribuciones geométricas regulares de las plantas según distintos marcos de plantación: marco real, rectangular, a tresbolillo o cinco de oros.
En el marco real los árboles se disponen en cada uno de los vértices de un cuadrado, de forma que la distancia entre filas es la misma que hay entre plantas dentro de una misma fila. El marco rectangular se caracteriza por optimizar mejor el terreno de plantación a costa de reducir la distancia entre plantas de una misma fila. Como su nombre indica, las plantas se disponen en cada vértice de un rectángulo, cuya medida mayor se llama calle y la menor entrelínea. En el marco a tresbolillo, las plantas se colocan sobre el terreno en cada uno de los vértices de un triángulo equilátero, manteniéndose constante siempre la misma distancia entre plantas que entre filas. La magnitud del lado del triángulo se toma como referencia para definirlo (tresbolillo de 4 m). Por último, el marco de cinco de oros consiste en añadir en el centro de un marco real o rectangular una planta más.
En relación a la orientación de las líneas de cultivo, siempre que la configuración de la parcela lo permita, conviene orientar las filas de los cultivos dirección norte-sur. De esta manera la interceptación de la radiación por parte de la vegetación se maximiza respecto a otras orientaciones.
Actividades
9. ¿En qué consiste la siembra de cultivo en surcos apareados o doble fila, más conocida con su denominación en inglés Twin Rows (TR)?
10. ¿Qué tipo de siembra realizan las sembradoras mecánicas utilizadas en siembra directa, a voleo, a chorrillo o a golpes?
Aplicación práctica
Un agricultor pretende establecer un cultivo de maíz en siembra directa en un terreno de una hectárea y a una distancia entre hileras de 52 cm y entre plantas de 0,25 m. Para ello, dispone de una sembradora de siembra directa tipo monograno regulada para que, cada 25 cm, suelte una semilla.
Calcule la dosis de siembra (plantas/hectárea) y la cantidad de semillas que necesita (kg/ha), sabiendo que 1.000 semillas de maíz pesan 300 g y que la capacidad de germinación de aproximadamente del 95 %.
SOLUCIÓN
En primer lugar, para calcular la densidad de siembra se aplica la siguiente fórmula:
1 Densidad de siembra = superficie a plantar / (distancia entre filas × distancia entre plantas)
2 Densidad de siembra = 10.000 m2 / (0,52 m × 0,25 m) = 76.923 semillas/ha
Una vez determinada la dosis de siembra y conociendo el peso de 1000 semillas de maíz y el porcentaje medio de semillas que germinan, aplicando la siguiente fórmula se puede determinar la cantidad de semillas necesarias que el agricultor debe comprar:
1 (kg/ha) de semilla = (peso de 1.000 semillas) × densidad de siembra (plantas/ha)
2 Cantidad de semilla = (0,3 kg / 1.000 semillas × 76.923 plantas/ha) / 0,95 = 24,3 (kg/ha)
10. Uso de semillas ecológicas certificadas
La obtención de la certificación ecológica por parte de los agricultores y otros agentes, garantiza que los productos que poseen dicha certificación han sido producidos o elaborados siguiendo las normas de producción ecológica y que han estado controlados en todo su proceso de producción, elaboración, envasado y comercialización.
La normativa que establece las normas de la agricultura ecológica obliga a utilizar semillas y plantas ecológicas certificadas, es decir, a emplear únicamente semillas procedentes de plantas cultivadas bajo las condiciones del modelo ecológico, no haber sido contaminada por ningún Organismo Genéticamente Modificado (OGM) ni tener antepasados que hayan tenido relación con estos. Sin embargo, la legislación establece ciertas excepciones en los casos en que resulta imposible encontrar plantas, semillas o variedades producidas según los condicionantes de la producción ecológica. Para estos casos puntuales, los agricultores de producción ecológica pueden utilizar semillas convencionales sin tratar (no se hayan tratado con productos fitosanitarios distintos de los autorizados en agricultura ecológica), informando previamente a las entidades de certificación para obtener su autorización.
En el mercado de semillas a nivel mundial se pueden encontrar semillas híbridas o convencionales, transgénicas y locales o tradicionales.
Definición
Semillas transgénicas
Son aquellas a las que se le modifican su ADN mediante ingeniería genética con el objetivo de añadirle nuevas características (nuevos genes).
Nota
La normativa de producción ecológica no permite el uso de semillas modificadas genéticamente. Por tanto, el productor ecológico debe conocer la procedencia del material vegetal que utiliza, y evitar que sus cultivos se contaminen con polen de cultivos transgénicos procedentes de parcelas próximas.
Las semillas híbridas o convencionales resultan de cruzar dos líneas puras de plantas con las mismas características genéticas e invariables. De esta forma, se obtienen semillas híbridas que originarán plantas idénticas, con características mejores que las de sus progenitores (elevada producción y vigor). Por el contrario, la utilización de estas variedades implica la pérdida de biodiversidad en la parcela y la obligación de adquirir en cada campaña nuevas semillas, ya que las semillas obtenidas de una segunda generación, dan lugar a ejemplares poco estables, infértiles en su mayoría y muy diferentes entre sí. Por estas razones y fundamentalmente por la gran productividad y adaptabilidad de las plantas originadas de estas semillas, el empleo de las variedades tradicionales ha ido disminuyendo con el transcurso de las últimas décadas. Estas semillas obtenidas de variedades locales o tradicionales son aquellas que han pasado de su estado silvestre al cultivado en el mismo lugar, por lo que es el resultado de la selección de los agricultores de los mejores cultivares de cada zona con el paso del tiempo. Poseen gran riqueza genética frente a plagas y enfermedades y están adaptadas a los climas y suelos de cada región. Su productividad es aceptable y a partir de ellas es posible la obtención de semillas viables. Constituyen los cultivos idóneos para agricultura ecológica. En la siguiente tabla se resumen las diferencias entre un tipo de semilla y otra.
Variedades híbridas | Variedades locales |
Poca o nula diversidad genética (todas las plantas son iguales genéticamente). | Mayor diversidad genética (las plantas presentan diferencias entre sí por su distinta carga genética). |
Las semillas generadas por las plantas cultivadas no son viables. | Las semillas generadas por las plantas cultivadas son viables y por tanto se pueden utilizar en la campaña siguiente. |
Las plantas pueden crecer y desarrollarse bajo distintos climas, son más productivas y pueden ser resistentes a algún factor negativo (plaga o enfermedad). | Las plantas suelen estar adaptadas únicamente a unas condiciones climáticas determinadas. Pueden ser resistentes a alguna enfermedad o plaga. |
Más sensibles a plagas y enfermedades por su homogeneidad genética (individuos iguales). | Mayor capacidad de desarrollar mecanismos de defensa frente a plagas y enfermedades debida a su diversidad genética (individuos diferentes). |
Requieren gran cantidad de insumos, para aprovechar su mayor productividad. | Menor necesidad de fertilizantes por su adaptación al entorno y menor productividad en general. |
Mayor precio. | Más baratas e intercambiables entre los agricultores. |
El empleo de variedades tradicionales no es obligatorio en la agricultura ecológica, pero es una alternativa al uso de semillas patentadas, y además confieren una mayor autonomía a los productores al poder reproducir su semilla, tienen un menor coste económico y evitan la erosión genética (pérdida de posibles características o recursos genéticos que puedan ofrecer las plantas). Con el objetivo de cumplir con la normativa y facilitar el cumplimiento por parte de los agricultores de utilizar semillas producidas ecológicamente, la Unión Europea obliga a cada Estado miembro a recoger en una base de datos, las semillas y material de reproducción vegetativa de las variedades actualmente disponibles. En caso de que los productores ecológicos necesiten adquirir semillas ecológicas certificadas, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente dispone en su página web de una herramienta donde se recogen las variedades disponibles en cada territorio europeo obtenidas mediante producción ecológica por tipo de cultivo, nombre de los proveedores, etc.
Registro de semillas ecológicas certificadas del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.
En el caso de necesitar nuevos plantones, esquejes, estolones, rizomas, garras, bulbos, acodos, etc., para plantaciones o reposiciones de frutales, la legislación determina que también deberán haberse producido durante dos años en producción ecológica. Cuando estos no estén disponibles en el mercado, primero se utilizarán los procedentes de conversión a la agricultura ecológica y en el caso que tampoco estén disponibles, la autoridad competente, podrá autorizar la utilización de plantones no ecológicos.
Si un agricultor opta por obtener semillas directamente de su plantación, se deben dejar que las plantas completen su ciclo vegetativo y recoger los frutos en el momento oportuno. El periodo óptimo de recolección de los frutos depende en gran medida de la especie de que se trate:
1 Especies de frutos carnosos húmedos (tomates, melones, sandias, etc.).
2 Especies de frutos carnosos secos (calabacines, pimientos, calabazas, etc.).
3 Especies de frutos secos (cereales, cebollas, puerros, lechugas, etc.).
Actividades
11. A la hora de conservar las semillas recolectadas, ¿qué principales parámetros ambientales se deben controlar?
Aplicación práctica
Imagine que dispone de un terreno donde ha sembrado tomates, pimientos y cebollas ecológicas y pretende obtener semilla de algunas plantas para el siguiente año. Sabiendo que, en función del tipo de fruto, conviene recolectarlas en distintos momentos, indique de las siguientes opciones la forma de actuar adecuada para obtener semillas de los tomates, pimientos y cebollas.
Opción A. Se recogerán los frutos de las primeras flores, se dejarán en la planta hasta que obtengan su color de maduración y cuando estén bien secos, posteriormente se recolectarán dejándolos secar previamente en un lugar soleado, y por último, se llevarán a un lugar seco hasta la extracción de las semillas.
Opción B. Se recogerán los frutos maduros, con el color característico de maduración y cuando presenten una consistencia blanda.
Opción C. Se recogerán los frutos o estructuras que contengan las semillas totalmente secas, una vez que las plantas acaban completamente su ciclo vegetativo (cuando las plantas pierden gran parte de su color verde). Posteriormente, las semillas se deberán separar de las estructuras en las que se alojan por presión y fricción primeramente y después mediante su tamizado, cribado, aventado o por decantación.
SOLUCIÓN
Las semillas de tomate conviene recolectarlas según se describe en la opción B, mientras que en el caso de pimientos y cebollas se recomienda actuar tal y como se detalla en las opciones A y C, respectivamente.