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Así cuenta Antonio Muñoz Molina cómo todo lo que era sólido se desvanece en el aire. Así cuenta cómo un constructor valenciano en 2006 inauguró la sede de su inmobiliaria en Nueva York, trasladando toneladas de naranjas. Hizo una paella para veinte mil personas. Incluso llevó en barco 4143 litros de agua valenciana. En la fiesta solía pregonar: “Hemos terminado una promoción de mil chalés en Alicante. Mil chalés, a un millón limpio de beneficio cada uno, mil millones”. La calculadora marcaba el ritmo del alma de estos personajes. En marzo de 2007, la inmobiliaria auguraba ganancias de 93 millones. Esta era la ciencia exacta de la economía, basada en leer los posos del café. En abril de 2007, la inmobiliaria cayó en bolsa hasta un 76 %. La compañía ya no valía prácticamente nada. Lo malo es que los bloques sólidos en la costa de Levante seguirán como cadáveres malolientes durante generaciones.

Rafael Chirbes ha sabido narrar en sus novelas la ciénaga de las marismas de Levante como la mejor metáfora para expresar ese estado permanente de corrupción producido por esa burbuja inmobiliaria española, que no era más que la búsqueda de la máxima eficiencia al coste que fuera" (Chirbes, 2013).


Diario VICA El ADN pre-VICA • ¿Nadas contracorriente o surfeas? • ¿Controlas?, ¿divides el trabajo?, ¿ordenas?, ¿individualizas?, ¿diriges con eficiencia?, ¿materializas?, ¿jerarquizas?, ¿respetas?, ¿estabilizas?, ¿te sacrificas?, ¿separas?, ¿uniformizas?, ¿pides que cumplan?, ¿vendes zanahorias?, ¿llevas tu organización hacia la excelencia?, ¿mides la calidad?, ¿pides rendimiento?, ¿a costa de qué ganáis alumnos?

La generación Z no trabaja como tú

La generación Z empieza a abandonar la escuela y la universidad. Ahora entra en el mundo laboral, dejando el mismo rastro de perplejidad que dejó cuando entró en las aulas por primera vez. Ahí, sentados en sus mesas de oficina, me recuerdan a un erizo que tuve de pequeño. Los erizos son animales que viven con miedo. La generación Z se aburre estrepitosamente, se duerme en clase y, durmiendo, trabaja en empresas anestesiantes. La generación Z, acostumbrada al infinito de la web, los blogs, la música, el cine, los contactos, las imágenes, mensajes infinitos, no puede soportar las cuatro paredes sin ventanas de las aulas y de las oficinas sólidas. La generación Z no cree en la inteligencia lógica y lingüística que monopolizan el 90 % del currículo de nuestras escuelas. Tienen que convivir profesores y jefes que no paran de hablar el 95 % del tiempo. La escuela es el único reducto humano en el que estar callado, no discutir, no pensar, no moverse, no buscar, obedecer sin protestar, mirar sin cuestionar está bien visto. En el mundo exterior, si estás quieto, callado, sin hablar, sin buscar, sin decidir, sin moverte, desapareces.

La generación Z está compuesta por 2,3 billones de personas que no van a aceptar el statu quo que quiere dejarle en herencia la generación boomer. Los pobres llevan monopolizando el mercado laboral desde los años setenta del siglo pasado. La mitad de la generación Z en edad adulta posee su propio negocio. Mientras que el sueño de la generación boomer era el de ser funcionarios y no moverse en toda la vida, la nueva generación no puede vivir y menos aún trabajar fuera de un entorno digital y colectivo. Está cambiando la forma de trabajar en el futuro.

¿Tus empleados se aburren? Pues, por mucha tabla Excel que los analice, su productividad no puede ser muy elevada. Cambia el paradigma de la eficiencia a la pasión.


Diario VICA La generación Z no trabaja como tú • ¿Tú equipo se aburre? ¿Tus reuniones son pacíficas o son un festín de discrepancias?

El ADN VICA

Por si te ayuda a generar tu propia reflexión sobre el mundo VICA que vivimos, aquí enumero los que creo que son los 20 cromosomas del siglo XXI, que servirán para engendrar feliciencia en tu organización. Es el ADN de las organizaciones basadas en la pasión, esas organizaciones que han mutado del paradigma de la eficiencia al paradigma de la feliciencia.

1. Autogestión frente a control

Las organizaciones sólidas no permiten que sus trabajadores tengan iniciativas. Sí, ya sé que tu organización sí deja que sus trabajadores tengan iniciativas. Es más, te resulta imprescindible, porque como tus jefes viven de reunión en reunión, entonces no pueden tener tiempo para pensar. Por tanto, no generan ni una sola idea nueva. Entonces necesitan que sus súbditos las generen. Hasta ahí, de acuerdo.

El problema viene justo en el momento en el que el trabajador ha soltado la idea. Entonces lo maniatamos y lo despojamos de lo que no es suyo, porque la idea le ha surgido en el espacio y el tiempo de tu organización, que no es suya. Luego, a ti te encargarán que la desarrolles, sin implicarte lo más mínimo en el proceso. Solo que tendrás que pasar por reuniones y reuniones para que controlen y aprueben cada uno de los pasos que des, no vayas a decir o a hacer algo incorrecto.

En las organizaciones de la pasión no digo que las cosas funcionen de manera un poco diferente, un 10 % diferente y que eso marque la diferencia. No es así. Todo, desde los pequeños a los grandes detalles, todo funciona justo al revés. Los jefes tienen tiempo y espacios para pensar. Por eso generan tantas ideas, porque quieren hacerlo. Como generan ideas propias, saben identificar cuándo un trabajador genera una idea valiosa. Porque los trabajadores también tienen tiempo para pensar. Saben que pensar es la actividad que mayor productividad genera y es lo único que podemos hacer en estos tiempos VICA. Como las cosas no se dan por sentadas (son volátiles), como el camino no está trazado (sino lleno de incertidumbre), como todo es complejo y ambiguo, es evidente: ¡hay que pensar!

El concepto del jefe como patrón ha dejado paso al del líder que sabe reconocer modelos, sabe reconocer las ideas y la creatividad. Reconocer quiere decir identificar y valorar las ideas y a las personas que gestan las ideas. El mejor camino para la gestación de ideas es que cada gestor cuide del proceso. Esto se llama autogestión. Cuando surge una idea, los líderes se implican en el proceso creativo, pero delegan todo a tu propia autogestión autónoma y responsable. Esto no lo puede hacer cualquier trabajador, tiene que haber vivido esa cultura organizativa y personal, ser una persona autónoma y responsable, en una organización que lo único que tiene es confianza en ti.

2. Visión sistémica frente a división

Si tus trabajadores protestan con expresiones tales como “¡Oh nooo!”, cada vez tenemos que atender a nuevos proyectos, nuevos dispositivos, nuevos programas, nuevas habilidades, simplemente, tienen el mal de la miopía, solo ven una sucesión de hechos, uno detrás de otro.

Llévalos al oculista porque lo ven todo, ven todas las cosas, pero no son capaces de ver el todo.

3. Caos frente a orden

El orden es bueno como resultado final. El caos es el caldo de cultivo de la creatividad. El orden suele ser una excusa para no pensar, para no mover las cosas de su sitio. El orden es un método del ejército para que todos hagan lo mismo. El orden como pauta inicial cierra la mente. La de caos es una palabra que bloquea a la generación boomer. Hablamos de gestionar la complejidad porque la vida es compleja. El proceso creativo empieza con el caso, el mejor método para afrontar el caos. El proceso creativo suele terminar con una visión y propuesta estructural. El resultado de un proceso productivo —no podemos llamarlo creativo— empieza con el orden y suele terminar con el orden connatural al problema que afrontábamos. De forma que, al final, el problema queda sin resolver. El orden suele desembocar en soluciones sin estructura.

4. Equipos frente a individuos

La creatividad en equipo puede hacer que se dispare por diez la capacidad generativa que tienen las personas como individuos (Kagan, 2009; Lencioni, 2017, 2003; Senge, 2003; Goleman, 2007; (Robbins, 1999; Trechera, 2003; Borrell, 2004). Ahora bien, si lo que tienes es un grupo, entonces no lo llames equipo, y no esperes de él que te aporte creatividad. Es difícil distinguir un grupo de un equipo. Por si tienes prisa, de daré un truco. ¿Cómo es tu mesa de trabajo? ¿Tu gente se suele sentar alrededor de una mesa de tipo transatlántico? Si ahora mismo te estás preguntando cómo se apañaron para meter esa mesa por la puerta, si se necesitan más de dos personas para mover la mesa, si esa mesa tiene puestos fijos, si todo el entorno gira en torno al proyector, si hay un cañón que a nadie le ha importado que estropee toda la estética de la sala, si en las paredes no se puede escribir, así vamos mal.

Una vez hice un experimento. Estaba elaborando el proyecto educativo institucional con un grupo de 30 personas. Estábamos trabajando precisamente sobre las competencias del líder. Puse a la mitad del grupo a trabajar en una mesa ovalada, compacta, inmutable, sólida. Situé a la otra mitad del grupo en un entorno variable, donde había sofás, sillas, paredes, papel continuo, pósits.

El resultado fue espectacular. Unos realizaron un trabajo pobre, con referencias a las típicas competencias caducas del siglo XX. Los otros produjeron prácticamente el doble de ideas, del doble de calidad. ¡Solo por la ergonomía de las mesas! Conclusión: si tienes una mesa ovalada, no pidas creatividad. La creatividad cooperativa nace de las sinergias, las sinergias surgen de la energía y para que una organización genere energía tiene que haber combustible.

5. Pasión frente a eficiencia

Es la cultura lisérgica de tu empresa la que genera el combustible de la cultura energética y sinérgica (Bautista, 2002). Todas esas actividades que nacen del roce emocional, social, lúdico, del sudor, de las sonrisas y de las lágrimas, eso es la cultura lisérgica. No es el fin, pero es conditio sine qua non.

Estamos pasando de la economía de la era de la información, basada en las capacidades lógicas, demostrativas, analíticas, acumulativas, computacionales, a una economía líquida basada en la creatividad, la empatía, la expresividad, el diseño y la visión global, propia de lo que Daniel Pink llama la era conceptual (Pink, 2008).

6. Postmaterialismo frente a consumismo

Las personas ya no buscan objetos para consumir, ansían experiencias que vivir. Ya no admiran a los grandes magnates, sino a los místicos. Les gustaría que la sociedad, la cultura y las personas priorizasen aquello que da significado a sus vidas y les gustaría minimizar aquello que los deshumaniza, pero no saben hacerlo.

7. Comunidades horizontales frente a jerarquía

Por ahora, en tu empresa tiene que seguir habiendo jefes, pero jefes que se conviertan en líderes, líderes que logren el compromiso de todos, haciéndolos partícipes en el pensamiento o en la reflexión, la creatividad generativa de ideas, la toma de decisiones y la gestión autónoma de las mismas.

8. Respeto a uno mismo frente al respeto obediente

El respeto y la obediencia seguirán siendo las bases de las sociedades modernas, pero el respeto a uno mismo es lo primero. Sin esto, no serás capaz de tener respeto a los demás, ni siquiera a tu jefe. Le tendrás sumisión, pero no respeto. Así que, si tu jefe te grita, pídele que te respete. Así empezarás a tenerle respeto. Si te grita más, vete, porque no te merece. La obediencia no es la obediencia al superior, sino a un proyecto. Ten cuidado con a quién obedeces. No te equivoques.

9. Movilidad frente a estabilidad

Por supuesto, hablamos de movilidad mental, flexibilidad, ductilidad, apertura. La modernidad líquida se caracteriza por esto, por la capacidad de adaptarse a los tiempos, a las novedades, a las necesidades, al cliente, al equipo, al proyecto. Sí, te puedes volver loco. Solo necesitas un GPS para no perderte en este viaje mental continuo. Es la inteligencia existencial lo que da la capacidad de tener una identidad propia, de moverse en un sentido coherente, de perseguir un sueño.

Si estás cansado, si añoras la estabilidad de las reglas claras, si el movimiento te desorienta, descansa. Pero ten cuidado, la zona de confort se llama así porque es acogedora, cálida, cómoda, pero te llenarás de tristeza. La zona de confort es aquella que te hace sufrir, te deshumaniza, pero es también la que más te seduce. Por muy deshumanizador que sea, el confort te puede llegar a enamorar. La tiraría del sofá ha ensalzado la comodidad como reina de la sociedad del bienestar. En la era de la movilidad necesitamos más acogida, calidez y comodidad que nunca. Busca a alguien que te abrace, no te resignes a la televisión que ves delante de tu sofá del confort.

10. Experiencias frente a experiencia

La economía de la pasión precisa de una cultura del aprendizaje, donde lo fundamental ya no sea acumular riquezas —proyecto de vida bastante absurdo—, sino que lo fundamental es crecer como personas, como comunidades y como sociedad desde el aprendizaje. En las nuevas contrataciones que hago en mi empresa Learning Flow no busco experiencia, busco experiencias, personas que vivan con pasión sus vidas personales, no solo las profesionales.

11. Disfrute frente a sacrificio

Si tus alumnos, educadores, trabajadores, no se comprometen, entonces enséñalos a disfrutar. No hablo de tocar las palmas, hablo de disfrutar sufriendo, sudando, dudando, peleando. La pereza es muy aburrida. La gente odia lo difícil, aparentemente. La gente apasionada es la gente que ha sabido encontrar la magia detrás de la dificultad.

Sin pasión, la gente no se sacrifica por un proyecto. Sin sacrificio tampoco hay pasión. Aquí tienes otro indicador para encontrar si lo que sientes es o no una pasión.

12. Visión estereoscópica frente a visión unívoca

Si quieres conocer la realidad, tendrás que poner una cámara de frente, otra por atrás, a los dos costados, arriba, abajo, dentro, desde cada uno de los participantes, desde cada uno de los observadores, desde cada uno de los momentos del día, desde cada uno de los estados de ánimo, desde cada creencia, desde cada una de las creencias por las que van viajando cada una de las personas a lo largo del día y de la vida. Esto se parece a esos coches de Google y de Apple que recorren las calles de las ciudades para construir sus mapas, que llevan decenas de cámaras y de sensores.

El relativismo consiste en tener una visión monolítica tomada desde un solo punto de vista, el mío. Esto genera un relativismo moral, axiológico, cultural, económico, el mío. El pluralismo, bien entendido, que busca la reflexión, la profundidad, la escucha, la comprensión, la decisión, nunca podrá caer en el relativismo, porque las personas y las organizaciones VICA tienen valores, proyectos, culturas y deben tomar opciones. El relativismo más bien consiste en que toda una organización dependa de la subjetividad de una sola persona. Esto sí que es grave. Al relativismo se lo combate con pluralismo, aprendizaje, criterio, proyecto, calidad de pensamiento, calidad de trabajo en equipo y un rumbo existencial.

13. Diseño frente a pulcritud

Pocas cosas dan tan mala imagen como intentar transmitir buena imagen. En los primeros tiempos de la era del espectáculo y el marketing hasta Federico García Lorca y Juan Ramón Jiménez se quedaban obnubilados con los anuncios de neón de Manhattan. Son curiosas sus referencias a la nueva luna de Manhattan, esos anuncios brillantes que te confunden, que no te dejan ver la auténtica luna.

Hoy, ya nadie cree lo que dices que crees, sino cómo lo dices. El diseño se ha convertido en la nueva religión, que te enseña a mostrar por fuera lo que tienes por dentro. En el diseño la auténtica tarea es conectar con tu interior. Cuando lo logres, encontrarás la manera de expresarlo, eso sí, de forma única, especial, con personalidad. No vuelvas a caer en la pulcritud, es decir, en la nada.

14. Sincronía frente a puntualidad

Trabajar es bailar, bailar pegados, juntos o separados, pero en un mismo baile. Lo importante es si nuestro trabajo confluye, no si nuestros cuerpos confluyen en la misma sala de reuniones.

¡He sufrido tantas veces la obsesión por la puntualidad!

15. Disfrutar frente a vacaciones

Aún no puedo explicarme cómo Jeremy Rifkin habló tan pronto del “fin del trabajo" (Rifkin, 2010). Cuando trabajar es un placer, entonces la obsesión por las vacaciones desaparece. Es cierto que los ritmos son distintos y que hay que reservar tiempo para la vida familiar, el ocio, la meditación, el deporte, asuntos que el capitalismo deshumanizador nunca supo resolver, por cierto.

16. El bien común frente a los enemigos

Apple frente a Microsoft. En Apple, Google, Amazon, Zappos, Starbucks, Ikea, SAS, Semco, las empresas más deseadas del mundo, lo importante no es la productividad, las ventas. La prioridad es la creatividad. Por eso invierten los criterios. Hasta el descanso, el bienestar, las vacaciones, perder el tiempo es más importante que la productividad.

17. Creatividad frente a indicadores Excel

Nada más sólido que el flujo de la información. Por eso dejan de invertir su potencial en la minería de los datos. Sus líderes, sus horarios, sus desempeños, sus indicadores, sus productos, sus filosofías, sus valores son exactamente los contrarios que en las empresas sólidas.

18. Paradigmas frente a calidad

Invertir en un paradigma equivocado es como echar toneladas de agua en un colador. No es que tu empresa tenga una alta capacidad, tiene cero capacidad. Todo lo que inviertes lo pierdes.

¿Tu organización ha pensado alguna vez en los paradigmas que mueven el mundo? (Bautista, 2010).

19. Liberación frente a deshumanización

Habrá un día en el que todos, al levantar la vista, viviremos sin miedo en las empresas, en las escuelas (Jericó, 2006). Las organizaciones serán responsables de cuidar el bienestar y el crecimiento de sus integrantes, por deber moral y también por imperativo económico. En poco tiempo se verá que la generación Z no quiere venderse por una simple palmadita en la espalda de parte de su jefe.

20. Utopía frente a corrupción

En esos días utópicos, las organizaciones habrán aprendido a generar ética y felicidad, porque la nueva cultura organizativa de las organizaciones dará a luz una nueva cultura en la sociedad basada en la empatía, la comunidad, la mutua ayuda y el compromiso con el futuro, y también con el presente.


Diario VICA El ADN VICA • Elige: ¿control o autogestión?, ¿división de tareas o visión sistémica?, ¿orden o caos?, ¿individuos o equipos?, ¿eficiencia o pasión?, ¿materialismo o postmaterialismo?, ¿jerarquía o redarquía?, ¿obedecer o hacerse respetar?, ¿estabilidad o movilidad?, ¿experiencia o experiencias?, ¿sacrificarse o disfrutar? ¿Univocidad o pluralismo?, ¿pulcritud o diseño?, ¿puntualidad o sincronía?, ¿zanahorias o flow?, ¿enemigos o bien común?, ¿Excel o creatividad?, ¿mejorar la calidad o cambiar de paradigma mental?, ¿deshumanización o liberación? ¿distopía o utopía?

V > V. En el mundo volátil necesitas visión: las cosas ya no son como son, son como somos

La volatilidad pide visión. La era cuántica hizo de la indeterminación el principio matemático que movía la vida, la física y la metafísica, bueno, esto último ya lo sabíamos. La física cuántica demostró que una misma partícula puede estar en dos sitios a la vez, que puede desplazarse en dos direcciones opuestas, que las partículas elementales ignoran el espacio-tiempo (Punset, 2015; Toulmin, 1977; Laszlo, 2010; Wagensberg, 2017). Después de la era cuántica, el conocimiento ya no se puede concebir como el acto pasivo de aprehender la realidad. Pasamos del “aprehendizaje” al “aprendizaje”, de aprehender lo real a dejarnos prender por el misterio de lo real.

El hecho científico se juega cada vez más en la capacidad de conectar con uno mismo, de suspender temporalmente las aprehensiones de la realidad, por si la están falseando. La era cuántica inaugura la era del constructivismo. La realidad no es algo dado, sino que es nuestro interior el que construye la realidad y, por tanto, la clave no está en medir y pesar el exterior, sino el interior de nuestros esquemas de construcción del conocimiento. El constructivismo afirma que “nuestros actos crean la realidad y pueden cambiarla”. Por eso dice Peter Senge que “las organizaciones que cobrarán relevancia en el futuro serán las que descubran cómo aprovechar el entusiasmo y la capacidad de aprendizaje de la gente en todos los niveles de la organización" (Senge, 1992).

Imposible hablar del conocimiento como acto en solitario. El jefe que cierra la puerta de su despacho, por principio matemático, se equivoca siempre. La visión de tantos y tantos programas de calidad ha de ser una visión compartida que, además, esté hecha con los ladrillos del pensamiento sistémico. En el mundo atómico, estudiar el átomo solo tiene sentido si estudiamos sus interpelaciones en un todo sistémico. El átomo es como la generación Z, que no para quieta ni un segundo. Así que muévete.

Espera, no tan deprisa. En los tiempos del constructivismo es difícil tener conocimiento si no hay contemplación. ¿Qué es un equipo directivo?, ¿unas personas que tienen despacho y que se dedican a llenar la agenda de los demás de reuniones? Este es el problema. En la era del constructivismo, la realidad es fruto de nuestra creatividad, no es algo dado. Por ello hay que hacer algo para lo que no nos han preparado en la escuela: hay que pensar.

Paradójicamente, el principal enemigo de la creatividad es la proactividad. Porque la proactividad, cuando cae en hiperactividad, no es más que una reactividad disfrazada (Senge, 1992). La gente, por no pensar, hace lo que sea. La gente, por no cambiar, hace lo que sea, aunque sea aparentar que no para de cambiar, en bucle. No hay mejor coartada que esta. El cambio de paradigma es algo traumático, profundo, estructural, que antes de lograrse se reflexiona, se decide y ¡zas! llega de repente.

Reconoce que todo resultaba más fácil cuando las cosas eran sólidas, fijas, firmes, previsibles. Por eso tenemos tanto miedo a la volatilidad. Cuando caigas en la tentación de la añoranza, cuando intentes detener la ola, cuando tengas alucinaciones, cuando veas universos paralelos donde todo funciona como antes, ¡espabila! Todos tenemos días malos, pero eso ya pasó. En los tiempos de la volatilidad ya no es importante cómo son las cosas. ¿Por qué emplear tanto tiempo en algo que cambia continuamente?

Si somos nosotros los que construimos la realidad, dedica más tiempo a cuidar de ti mismo, de los ojos de tu alma porque, en el fondo, no vemos las cosas como son, vemos el mundo tal y como somos. Empieza a ser hora de que desvele la tercera pregunta de este viaje: ¿Quién soy yo? Coge papel y bolígrafo, dedica toda tu vida a contestar a esta pregunta.


Diario VICA V >V. En el mundo volátil necesitas visión • ¿Alumnos que “aprehenden” u organizaciones que aprenden? • Contéstate con papel y bolígrafo: ¿Quién soy yo?

I > I. En el mundo de la incertidumbre necesitas intuición: no te conformes con inventar causalidades para explicar las casualidades

La incertidumbre pide intuición. Dos niños se enzarzan en una riña y procuramos separarlos. Lucía dice: “Le pegué porque me quitó la pelota”. Tomás dice: “Le quité la pelota porque ella no me presta su aeroplano”. Lucía dice: “Él no puede jugar con mi aeroplano porque le rompió la hélice (Senge, 1992).

Estamos habituados a inventarnos causalidades para unir las casualidades. Vemos la vida como hechos, los ordenamos en una serie, los ubicamos uno al lado del otro y les asignamos los roles de causa y efecto a modo de tragicomedia. La ontología clásica se ocupa del ser, pero la mayoría de las veces se conforma con encontrar o inventar un lugar en el mundo a todas las cosas inclasificables. Es lo que llamo “efecto Ikea”, comprar cajones para guardar las cosas que no entendemos. Así jugamos a convertir las incertidumbres en certezas, cuando lo propio de las incertidumbres es que sean incertidumbres. Así es como falseamos la realidad, como succionamos el alma de las cosas y les quitamos el misterio.

Los hechos, las ventas, los riesgos, los recortes, los productos se convierten en árboles que emiten una niebla mortecina, que nos nubla, nos anestesia para no dejarnos ver el bosque. Rebobinemos. Hemos visto el paradigma cuántico, el constructivista, el creativo, el sistémico. Durante décadas, Jürgen Habermas y Otto Apel propusieron la teoría de la acción comunicativa (Apel, 1991; Apel y Dussel, 2005; Habermas, 2008, 1995, 1990, 1988a, 1988b; Habermas y Ratzinger, 2008), como paradigma postmetafísico, como tablero en el que convivir con racionalidad en medio del ultrapluralismo de la nueva era democrática. Sin embargo, Martin Seligman y la psicología positiva, sin mucha insistencia, han logrado el regreso del pensamiento metafísico, a través de lo que ellos denominan como las ciencias de la felicidad (Seligman, 2005a, 2005b, 2007, 2004, 2002; Seligman y Csíkszentmihályi, 2000). Resulta que el concepto de felicidad explica en gran parte las mayores innovaciones en neurociencia, medicina, sociología, arquitectura, ética.

Gianni Vattimo se convirtió en el profeta de la disolución del fundamento del pensamiento fuerte (Vattimo, 2000, 1996, 1986; Wellmer, 1993). Sin embargo, Jon Kabat-Zin (Kabat-Zinn, 2009, 1995; Davidson, 2012) y todo el movimiento mindfulness derivado del mundo budista, y el movimiento mindfulness derivado de las facultades de Psicología, con Ellen Langer (Langer, 2010, 2007, 2006, 2000) a la cabeza, han logrado volver a situar el asunto de la construcción de la conciencia interna y externa como fundamento del conocimiento.

Jean-François Lyotard anunció el fin de los grandes relatos de la historia, la religión, la filosofía (Lyotard, 1987; Bauman, 1991; Zavala, 1991). Sin embargo, YouTube está logrando el regreso del storytelling como gran recurso para pensarnos. Los metarrelatos regresan en formato de vídeo, contamos la realidad, no con pretensión de validez, sino de verosimilitud. Es el arte de la metáfora el que mueve el mundo (Schank, 1995). Así es como el mundo VICA de la incertidumbre inaugura la era existencial, donde el misterio nos invita a hacernos preguntas. Entonces es cuando los humanos dejan de ser productores de artefactos para convertirse en inventores de relatos y cuando hasta la economía hipermaterialista se convierte en postmaterial.

La alergia a la incertidumbre se ve en el aula y en la pastoral. Como no soportamos la incertidumbre, decimos a los niños de qué color tienen que pintar el caballo. Hacemos preguntas simples porque creemos que no sabrán contestar a las preguntas demasiado abiertas. Los enseñamos a relajarse con mindfulness porque ni siquiera nosotros nos atrevemos a asomarnos al abismo de la meditación existencial. Es decir, sin incertidumbre no puede haber auténtica reflexión, ni creación, ni inteligencia espiritual. Porque todo aprendizaje auténtico se produce en ese momento mágico del descubrimiento.


Diario VICA I > I. En el mundo de la incertidumbre necesitas intuición • ¿La incertidumbre te agobia, te paraliza, te enfada, te provoca, te desorienta?, ¿o la incertidumbre te hace disfrutar, te activa, te apasiona, te serena, te guía?

C > C. En el mundo complejo necesitamos comprender lo observado y al observador, comprendernos como observadores

La complejidad pide comprensión. Carlos González es un profesor de Física que, de repente, se dio cuenta de que sus alumnos asistían como autómatas a sus clases, estudiaban, sacaban buenas notas, pero no estaban aprendiendo. Entonces decidió dar la vuelta a sus clases. De sus experiencias nació un libro, 23 maestros, de corazón. Un salto cuántico en la enseñanza. Los 23 maestros eran sus 22 alumnos que, a su vez, eran auténticos maestros del docente. Poco después hicieron una película con 12 adolescentes reales, con experiencias de aprendizaje reales (González, 2011).

En el nuevo paradigma científico, la destreza clave ya no es observar lo observado: “La sencilla idea de que el observador estaba al margen de lo observado y de que podía experimentar con ello de una forma aséptica, sin involucrarse en las medidas, se desploma" (González, 2011).

Atentos, que empieza la clase de Física:

– ¿Tú en qué eres más importante? —le devuelve el mismo tipo de sonrisa, con intención de provocarlo.

– No sé… ¡caramba! No se me ocurre nada.

– La clase rompe en carcajadas. Son risas plenas de empatía, ya que todos se ven incapaces de responder a la pregunta. Cuando el jolgorio se extingue, todos dirigen su mirada al docente. Tal vez él tenga la respuesta.

– La idea de lo más importante suele estar basada en una forma de pensar que nos ha limitado muchísimo, llevándonos, incluso, a situaciones como las guerras. En el nuevo paradigma científico, del que hablaremos en las clases de Física, a esta forma de proceder se la llama “pensamiento lineal”. Nuestra mente se mueve solo en una dimensión, limitando nuestra observación del mundo. Muchas teorías científicas, aún en boga, se basan en él (González, 2011).

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