Kitabı oku: «Historia de la evangelización en el Perú», sayfa 6

Yazı tipi:

Llama la atención que durante todo el tiempo que Penzotti estuvo en el calabozo, la congregación que había establecido haya podido seguir funcionando. Hubo amenazas terribles contra los creyentes y el sacerdote Vidal y Urías intentó provocar problemas cuando se llevó a unos niños para atacar a los que asistían al culto protestante. Pero resultó que las autoridades encarcelaron a Vidal y Urías por un día191. Noriega e Illescas se encargaron de la predicación y no se perdió ni un culto192 ni se abandonó el trabajo de colportaje193. El uruguayo Arancet tuvo que suspender su trabajo, pero salta a la vista que no se trataba por igual a los obreros extranjeros y a los creyentes autóctonos. Posiblemente creían que si se deshacían de los extranjeros, los peruanos al verse solos pronto se someterían. Si eso creyeron, se equivocaron de medio a medio, porque, como David Vila lo expresó más tarde, “estos creyentes peruanos siguieron adelante con sus cultos dispuestos a morir si fuera necesario”194.

Con su predicación, pero más aún con su ejemplo de longanimidad en el sufrimiento, Penzotti inspiró en estas personas una dedicación a Jesucristo que no se había visto en ningún intento anterior de implantar el protestantismo en el Perú. En la época de Murphy, los peruanos consideraban el evangelio como un medio de fomentar el progreso nacional195. Les interesaba que tal interés no les resultara políticamente dañino. Más adelante, durante las divergencias en el Callao, el evangelio les había parecido a los peruanos como algo importado que no se relacionaba con su situación. Pero gracias a Penzotti llegaron a entenderlo como una negación de sí mismos y una entrega sin reservas a Cristo como el Señor. Además Penzotti había probado que las reuniones a puertas cerradas no contravenían el artículo iv de la Constitución. Una sola vez más el clero denunció ante los jueces a un evangélico por propagar su fe. Se trata del caso del Señor Abrill en Trujillo. Pero la batalla ya se había ganado y el proceso contra Abrill concluyó en primera instancia con la opinión del agente fiscal, de modo que pronto fue puesto en libertad196. Sin la clarificación que trajo el caso de Penzotti, la evangelización protestante en el Perú se habría hecho prácticamente imposible. Los sufrimientos de Penzotti terminaron por crear un ambiente favorable a la propagación del evangelio. En 1892, se vendieron 18 mil Biblias más que en 1891197.

¿Cómo se explica el triunfo de Penzotti? Según Bahamonde, se debe a que fue el primero en tener el apoyo de una misión bien organizada, pero esta explicación es inaceptable. Obreros como Murphy y Thompson representaban iglesias influyentes como la Anglicana y la Presbiteriana. Otros obreros se quedaron más tiempo que Penzotti, sin embargo ninguno logró formar una iglesia capaz de reproducir su fe en otros. Los dones de Penzotti, por grandes que hayan sido, tampoco ofrecen una explicación. Hombres como Diego Thomson, Murphy y Swaney también eran muy capaces. Es cierto que Penzotti enfatizó más que los otros la dedicación a Cristo. Sin embargo, los otros también enseñaban esto, y se trata de una diferencia no muy marcada. Penzotti, sin duda, recibió un apoyo muy importante del liberalismo, que desde el tiempo de la Independencia había avanzado en forma lenta, pero segura. Sin embargo, este factor favorecía casi por igual los esfuerzos de Thompson y Baxter. La diferencia dramática entre los logros de Penzotti y los de sus antecesores tiene varias explicaciones, pero el factor crucial fue que él desde un principio involucró a los recién convertidos en la propagación el evangelio, dándoles la oportunidad de aprender en la práctica el significado del evangelio, mientras sus ideas y mentes eran todavía flexibles.

Diego Thomson hizo lo mismo, pero, a diferencia de Penzotti, trabajó dentro de la Iglesia Católica. En aquel entonces la influencia del liberalismo era todavía tan débil que no había otra opción. El hecho de que ni Thompson ni González Vigil ni Vaughan pudieran provocar una reforma interna demuestra que en situaciones de tan estrecha identificación entre la religión y las aspiraciones del pueblo como en el caso del Perú, la división es el precio que se debe pagar por el progreso. Lo mismo se puede decir de los judíos en el tiempo de nuestro Señor Jesús. Por eso el Señor dijo: “¡Pensáis que he venido para dar paz en la tierra! Os digo no, sino disensión” (Lc 12.51). Ni Jesús ni Penzotti provocaron una división que no existiera antes. Tanto el antagonismo que había entre los saduceos, fariseos y esenios en Judea, como el que enfrentaba a conservadores y liberales en el Perú era de carácter político-ideológico. Lo que hicieron nuestro Señor y su seguidor Penzotti fue darle a las divisiones existentes un carácter más espiritual. En vez de estar en contra o a favor de los romanos, nuestro Señor retó a los judíos a identificarse con Él en su entrega total a la misión del Padre hacia toda persona. En forma similar, Penzotti retó a los peruanos a entregarse a la misión de Cristo y crear así la posibilidad de un cambio mucho más fundamental que el que buscaban los liberales.

Penzotti hizo lo que ningún misionero en el Perú había logrado hacer. Combinó la negación de una unidad político-religiosa, que ya no era una unidad real, con un ministerio laico que posibilitaba la participación máxima de los peruanos. La atención de los recién convertidos no se dirigía hacia ellos mismos, sino hacia el mundo alrededor. De esta forma Penzotti aprovechó en forma cristiana y constructiva lo que Juan Mackay llamó “la tremenda asertividad del hombre ibérico”198. Al mismo tiempo desenmascaró una unidad que ya no lo era, dejando la puerta abierta para nuevos cambios.

108 Bahamonde, Wenceslao O. The Establishment of Evangelical Christianity in Peru, Hartford Seminary Foundation, Tesis de grado, mayo, 1952, pp. 44s, citado del Missionary Herald xxii, 1826, p. 49.

109 Bible Society Record. Nueva York: 1826, p. 49.

110 Bahamonde, óp. cit., p. 47.

111 Beach, Harlan P., et ál. Protestant Missions in South America. Nueva York: 1907, p. 148.

112 Browne, George. The History of the British & Foreign Bible Society from its Institution in 1804 to the Close of its Jubilee in 1854, vol. ii. Londres: 1859, p. 368.

113 Ídem, vol. i, p. 98.

114 Bahamonde, óp. cit., p. 57.

115 Ídem, p. 38.

116 Dwight, Henry Otis. The Centennial History of the American Bible Society, vol. ii. Nueva York: 1916, pp. 147s.

117 Informe cincuenta y siete de la Sociedad Bíblica Británica. Londres. 1861, p. 215.

118 Beach, Harlan P., et ál., óp. cit., p. 150.

119 Savage, Juan, manuscrito no publicado sobre el comienzo de la evangelización protestante en el Perú, Londres (oficina eusa).

120 Ritchie, Juan. Apuntes para la historia del movimiento evangélico en el Perú durante el primer siglo de la República, manuscrito en la oficina de eusa, Londres.

121 Bahamonde, Wenceslao, óp. cit., pp. 59s.

122 Apuntes históricos reunidos por el Dr. H. Money.

123 Carta escrita por J. M. Thompson desde Callao al Dr. Ellinwood en Nueva York, el 7 de octubre de 1884, microfilm presbiteriano, vol. 33, N.° 223 en la Interchurch Center, 475 Riverside Drive, Nueva York.

124 Ritchie, Juan. El cristiano. Lima: mayo de 1921, pp. 76s.

125 Savage, Juan, óp. cit.

126 Beach, Harlan P., et ál., óp. cit., pp. 151s.

127 Hebly, Johannes A. Het Proselitism, Verkenning van een Occumenisch Vraagstuk. La Haya: 1962, pp. 13, 18.

128 Informe anual de la Junta Misionera de la Iglesia Presbiteriana en los Estados Unidos, Nueva York, mayo de 1886.

129 Arms, Goodsil. History of the William Taylor Self-supporting Missions in South America. Nueva York: 1921, pp. 21ss.

130 Ritchie, Juan. El cristiano. Lima: p. 52.

131 Bahamonde, óp. cit., pp. 62–66.

132 Ritchie, Juan. El cristiano. Lima: p. 70.

133 Taylor, William. Our South American Cousins. Nueva York: 1880, p. 96.

134 The Record, publicado por David Tumbull, Valparaíso: 15 de abril de 1873.

135 Goslin, Thomas S. Los evangélicos en la América Latina. Buenos Aires: 1956, pp. 46, 63.

136 Taylor, óp. cit., p. 96.

137 Taylor. The Story of my Life. Nueva York: 1895, p. 647.

138 Carta de J. M. Thompson al Dr. Ellingwood, 7 de octubre de 1884, Microfilm presbiteriano, vol. 33. Nueva York: No. 223.

139 Taylor. The Story of my Life, p. 681.

140 Regions Beyond. Londres: enero, 1898, p. 10.

141 Taylor, William. Our South American Cousins, p. 103.

142 The Record. Valparaíso: 16 de diciembre, 1885.

143 El cristiano. Lima: diciembre de 1918.

144 Latourette, K. S. “The Early Evangelical Missionary Movement in Latin America”, Practical Anthropology. 1958, p. 11.

145 The Record. Valparaíso: 9 de julio y 8 de agosto de 1884.

146 Ídem, 5 de noviembre de 1885.

147 Junta de Misiones de la Iglesia Presbiteriana de los Estados Unidos, Informe, mayo de 1886.

148 The Record. Valparaíso: 26 de agosto de 1886.

149 Taylor. The Story of my Life, p. 681.

150 Penzotti, Francisco G. Spiritual Victories in Latin America. Nueva York: 1916, p. 42.

151 Taylor. Our South American Cousins, p. 96.

152 Ritchie, Juan. El cristiano. Lima: Mayo de 1921, p. 70.

153 Ídem, p. 42.

154 Ídem, pp. 5 y 7.

155 Ritchie, Juan. El cristiano. Lima: junio de 1921, p. 86.

156 Millham, W. T. T. Heros of the Cross in South America. Londres: 1947, p. 40.

157 Beach, Harlan P., et ál., óp. cit., p. 150.

158 Bahamonde, óp. cit., p. 94.

159 Ritchie, Juan. El cristiano. Lima: junio de 1921, p. 86.

160 Penzotti, óp. cit., p. 43.

161 Salem, Luis D. Francisco G. Penzotti. México: 1963, p. 37.

162 Seventy-third Report. Nueva York: Sociedad Bíblica Americana, 1889, pp. 92, 100.

163 Ídem, p. 100.

164 Bible Society Record. Nueva York: abril de 1889, p. 53, (Penzotti en su libro, p. 46 dice que salió para Arequipa en enero de 1890, pero los informes de la Sociedad Bíblica ponen en claro que debía haber sido en enero de 1889).

165 Seventy-fourth Report. Nueva York: Sociedad Bíblica Americana, 1890, p. 105.

166 Bahamonde, óp. cit., p. 103.

167 Bible Society Record. Nueva York: Sociedad Bíblica Americana, mayo de 1889, p. 72.

168 Penzotti, óp. cit., p. 44.

169 Seventy-fourth Report. Nueva York: Sociedad Bíblica Americana, 1890, p. 107.

170 Ídem, p. 106.

171 Browning, Webster E. The Romance of the Founding of Evangelical Missions in South America. Buenos Aires: 1933, manuscrito en la Biblioteca Presbiteriana Interchurch Center. Nueva York, p. 121.

172 Ritchie, Juan. El cristiano. Lima: junio de 1921, p. 86.

173 Seventy-fourth Report. Nueva York: Sociedad Bíblica Americana, 1890, p. 105.

174 Browning, óp. cit., p. 121.

175 Bahamonde, óp. cit., p. 99.

176 Penzotti, óp. cit., p. 45.

177 Money, Hebert. La libertad religiosa en el Perú. Lima: 1965, p. 8. La cita es de la Constitución de 1828. Las Constituciones posteriores modificaron ligeramente la redacción y quitaron las palabras “por todos los medios conforme al espíritu del evangelio”.

178 Bible Society Record. Nueva York: Sociedad Bíblica Americana, 20 de noviembre de 1890, p. 161. Ritchie dice que fue arrestado el 26 de julio (El cristiano. Lima: junio de 1921, p. 86), pero Ritchie se refiere a su acusación formal y encarcelamiento en Casamatas que tuvo lugar el día sábado a las cuatro de la tarde.

179 Penzotti, óp. cit., pp. 47s.

180 Daniels, Margarette. Makers of South America. Nueva York: 1916, p. 218.

181 Penzotti, óp. cit., p. 51.

182 Ídem, p. 49 y Daniels, Margarette, óp. cit., p. 216.

183 Savage, Juan, óp. cit.

184 Bible Society Record. Nueva York: Sociedad Bíblica Americana, 20 de noviembre de 1890, p. 161.

185 Daniels, Margarette, óp. cit., p. 216.

186 Ritchie, Juan. El cristiano. Lima: junio de 1921, p. 87.

187 Daniels, Margarette, óp. cit., p. 218.

188 Ritchie, Juan. El cristiano. Lima: junio de 1921, p. 87. Bahamonde, óp. cit., p. 109.

189 Ritchie, Juan. El cristiano. Lima: junio de 1921, p. 87.

190 Penzotti, óp. cit., p. 52.

191 El Heraldo Evangélico. Santiago: 12 de febrero de 1891.

192 Daniels, Margarette, óp. cit., pp. 216s.

193 Bible Society Record. Nueva York: Sociedad Bíblica Americana, 20 de noviembre 1890, p. 161.

194 Vila, David. Missionary Monthly. Nueva York: marzo 1923, p. 78.

195 Bahamonde, óp. cit., p. 66.

196 Ritchie, Juan. El cristiano. Lima: junio de 1921, p. 87.

197 Daniels, Margarette, óp. cit., pp. 218s.

198 Mackay, Juan. That Other America. Nueva York: 1935, p. 21.

Capítulo 6

La obra metodista

El avance de la obra bajo el liderazgo de Tomás Wood

Al principio de 1890, repito, la congregación fundada por Penzotti se constituyó en Iglesia Metodista oficial durante la visita del superintendente Carlos Drees. Durante el curso del año 1890199, se decidió transferir al Perú a Tomás B. Wood, misionero metodista en la región del Río de la Plata, para apoyar a Penzotti200. Wood nació en los Estados Unidos en 1844. Estudió teología y recibió el grado de doctor. En 1869 se lo envió a reforzar la obra metodista en México. El año siguiente se trasladó a Buenos Aires. En 1877 se lo mandó a Montevideo para consolidar el trabajo de Juan Thomson, mediante cuyo ministerio se había convertido Penzotti. De 1879 a 1887 fue superintendente de las misiones metodistas en América Latina. Era un predicador elocuente y llegó a tener un dominio excepcional del español201. Además fue masón del “trigésimo segundo grado”202, lo que por un tiempo hizo creer a muchos peruanos que los protestantes eran masones.

Cuando Wood llegó al Callao en julio de 1891, con su familia203. Debido a que Penzotti se había debilitado mucho, se decidió darle un descanso completo. Poco después, salió para Argentina y luego realizó una obra valiosísima como agente de la Sociedad Bíblica en América Central204. Wood se trasladó a Lima y, con la ayuda de Noriega, empezó a celebrar cultos en español a principios de enero de 1892205. Wood era también agente voluntario de la Sociedad Bíblica Americana y, asistido por Adolfo T. Vásquez, otro converso de Penzotti, administró el depósito de Biblias en el Callao206. En 1893, inicio un curso de preparación ministerial en el Callao207. En 1906 lo trasladó a Lima y lo consolidó como escuela teológica. Para 1912 ya se habían ordenado cuatro peruanos. Wood tampoco dejó de impulsar la obra evangelística. Al llegar al Perú, había una sola iglesia con 126 miembros y principiantes208, pero cuando se fue, dejó iglesias establecidas en el Callao, Lima, Chincha Alta e Ica en la costa, y Cerro de Pasco, Tarma y Huancayo, en la Sierra, con un total de 826 miembros y principiantes209.

Fue en la obra educacional en lo que gastó Wood la mayor parte de sus energías. Ya para el 15 de septiembre de 1891, su hija Elsie, que era maestra, había abierto una escuela en el Callao. En el año 1895, funcionaban cinco escuelas pequeñas en el puerto210. Más tarde, estas escuelas fueron fusionadas en una escuela grande llamada el Callao High School, la cual, con su departamento primario, sigue funcionando hasta el día de hoy. En 1899, Wood abrió una escuela comercial en Lima, la cual después se incorporó en el programa educacional del gobierno211. Más adelante estableció una escuela primaria en Lima, seguida en 1906 por el Lima High School para señoritas212, que hoy en día, con su nuevo nombre de Colegio María Alvarado, tiene fama de ser una de las mejores instituciones educativas del país. Bajo la superintendencia de Wood, se fundó también una escuela pequeña en Tarma213, que en 1914 se trasladó a Huancayo214. Sigue funcionando en la actualidad con el nombre de Colegio Andino. Tiene una sección de Secundaria y una residencia para estudiantes de fuera.

Más adelante, Wood escribiría de su programa educacional que “ningún otro tipo de trabajo es tan eficaz para taparle la boca a los enemigos, para romper las barreras de prejuicio y para ganar la simpatía popular. La Biblia abre más puertas, pero la labor educacional más corazones”215. El Perú necesitaba urgentemente más educación y las escuelas de Wood le ofrecieron una ayuda sólida a la nación. Los liberales estaban muy conscientes de esto y Wood tenía razón al afirmar que las escuelas hacían más que cualquier otra forma de obra misionera para mitigar los prejuicios contra los protestantes. Pero la simpatía para el evangelio y una entrega personal a Cristo son dos cosas distintas y tienen resultados distintos. Sin duda alguna, Wood se daba cuenta de esto, pero a la larga, la práctica se mostró más fuerte que la teoría. Además, las personas que perdían sus prejuicios gracias a la labor de las escuelas tenían una posición social que les hacía muy difícil entregarse abiertamente a Cristo. El énfasis de la labor de Wood difería lo suficiente del énfasis de Penzotti para provocar al fin un cambio en la doctrina. Para este, la iglesia era un instrumento de la evangelización; para Wood, era más una institución que debía extenderse. Penzotti consideraba la conversión primordialmente como una transformación divina de la voluntad; Wood la concebía como un cambio de mentalidad.

Wood logró extender la obra metodista a pesar de la feroz oposición de afuera y una división debilitante dentro de las filas protestantes. La sucesión de gobiernos conservadores “civilistas” a partir de 1895 dificultó la obra protestante en el Perú. Algunas de las escuelas en el Callao fueron clausuradas216, se prohibió la visita de casa en casa, se detuvieron remesas de Escrituras en la aduana, y en 1899, durante la semana de oración universal, Wood fue arrestado en medio de un sermón y llevado a la cárcel por haber celebrado cultos todos los días de la semana217. Al mismo tiempo sus dificultades aumentaron cuando llegaron al Perú grupos de protestantes que, lejos de cooperar con él, sólo querían promover sus propias doctrinas. Más adelante se tratará la absoluta falta de cooperación por parte de Carlos Bright, quien llegó al Perú en junio de 1893. En su informe a la conferencia metodista que se llevó a cabo en Santiago en 1899, Wood se quejó además de los graduados del Harley College en Londres, quienes al insistir que no estaban trabajando por ninguna denominación, estorbaban sus esfuerzos para levantar una iglesia institucional. También se lamentó de la propaganda que la Alianza Cristiana y Misionera de Nueva York, la Unión Evangélica de Kansas City, el Instituto de Sanidad Divina de Dowie en Chicago y los Adventistas del Séptimo Día de Washington estaban haciendo en el Perú.

Después de 1904, Wood no asistió más a las conferencias anuales en Chile y escasean los informes sobre la obra en el Perú hasta el año 1910, cuando la obra metodista en este país, Bolivia, Ecuador, Colombia y Panamá queda organizada como una conferencia aparte bajo la superintendencia de Vernon McCombs. La obra siguió progresando durante estos años. En 1904, J. Knotts estableció una escuela metodista en Tarma218. En 1905, Tomás Guerrero, predicador de Argentina, estableció la obra en Huancayo, y en esta época también Vernon McCombs inició la obra en Cerro de Pasco y sus alrededores219. Con todo, más y más la obra evangelística de la Iglesia Metodista se convertía en una actividad especializada de ciertos misioneros y de algunos peruanos bien capacitados220. A fines de 1912 se nombró a Adolfo Vásquez para ayudar a Wood en la dirección de la escuela teológica en Lima221, pero después que este se fue del Perú en el año 1913222, no se volvió a saber nada de esta institución. El resultado fue que el número de pastores ordenados llegó a un máximo de seis a principios de 1916223, pero empezó a declinar después.

Dos deficiencias de la obra de Tomás Wood

No hay duda acerca de la importancia de la contribución de Wood a la obra evangélica en el Perú. Sin embargo, hubo dos deficiencias que influyeron en el desarrollo posterior de la obra y que por eso no pueden pasarse por alto. En su informe a la conferencia de Santiago en 1899 se quejó de la rivalidad de otros misioneros. Hasta cierto punto, tenía razón, pero lo trágico es que no promovió eficazmente la unidad. Penzotti logró mantener buenas relaciones con el grupo de habla inglesa que se reunía en la casa de los Petersen en el Callao224, y durante esa época parece que no hubo cultos separados en español. Wood no tuvo la culpa de la separación que se produjo después de que llegó Carlos Bright en 1893, pero tampoco contribuyó a la unidad cuando escribió en un periódico en 1902 que Bright era un “inmersionista del segundo adviento que observa el día domingo”. Esta declaración se incorporó sin corregirse en la parte que escribió Wood en el libro de Harlan P. Beach publicado en 1907225, e hizo creer a quienes sostenían a Bright que este se había vuelto adventista en todo menos en su observación del domingo. Como resultado, varios de ellos dejaron de contribuir a la obra de Bright226. Ritchie nunca olvidó este incidente innecesario, que se sumó a otras muchas irritaciones que dañaron las relaciones entre los misioneros en el Perú.

Durante su visita en 1897 para organizar mejor la obra que tres graduados del Harley College, en Londres, habían iniciado en el Perú, el doctor Harry Guinness, director de dicho colegio, celebró algunos cultos para los anglohablantes del Callao. J. M. Spangler, misionero metodista en el Callao, tomó parte y, según palabras del mismo Wood: “Toda la comunidad de habla inglesa fue convulsionada por un avivamiento religioso como nunca se había visto en esta parte del mundo”227. En lugar de sacar la conclusión obvia y organizar una iglesia protestante unida, así como lo había hecho con tanto éxito David Trumbull en Valparaíso, Wood permitió que la obra siguiera dividida. El resultado inevitable fue que cada misión impulsó sus propias obras y recrudeció el espíritu de rivalidad, del cual se quejaría él mismo dos años después. Ritchie quedó convencido de que la falta de unidad era la razón principal de que nunca prosperara la obra de habla inglesa en el Callao y de que los cultos no episcopales se descontinuaran en 1916 por falta de interés228.

La segunda falla de la obra de Wood consistió en dejar decaer ese espíritu de voluntad sacrificial que caracterizó tan singularmente la obra incipiente. Es extraño, porque en otras cosas, explotó muy bien la apertura hecha por Penzotti. Durante su visita a los Estados Unidos en 1893, Wood escribió “que la obra misma produce los obreros para su extensión ilimitada [...] el evangelio se anuncia a los pobres y ellos de su pobreza la mantienen y la extienden. Dos de los colegios cubrieron todos sus gastos y las congregaciones cubren sus gastos menores y aún más”229. En su informe presentado a la Conferencia Metodista en 1898, hace mención de grupos pequeños en Trujillo, Paita, Piura y Cajamarca en el norte, Chosica, Matucana en el centro, Sicuani y Cusco en el sur. Todos estos grupos fueron fruto de la labor de colportores230 que se habían convertido y se habían capacitado en las dos iglesias originales del Callao y de Lima. Sin embargo, en el informe que Wood presentó a la conferencia en 1904, se quejó de que no se había podido establecer iglesias fuera de Lima por falta de fondos para atender bien a estos grupos231. Ya el profesionalismo estaba manifestándose en una iglesia que había comenzado como un movimiento voluntario.

Los sucesores de Wood

Después de 1904, Wood dejó de asistir a las conferencias metodistas anuales en Chile, y por eso existen muy pocos informes anuales hasta 1910, año en que se organizó la obra en el Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia y Panamá como conferencia aparte.

Más y más la extensión evangelística de la Iglesia Metodista se fue reservando para los misioneros, apoyados por un número muy reducido de nacionales bien preparados232. Como resultado de la clausura del Seminario Teológico en Lima después de la salida del país del doctor Wood, el número de pastores ordenados alcanzó un máximo de seis en la primera parte de 1916233. Entonces empezó a bajar hasta que en 1921 quedaban sólo cuatro234. En el año 1914 existían doce iglesias con un total de 1072 miembros plenos probandos235. Pero en 1918 este total se había reducido a 601236.

La reducción numérica se explica en parte por la adopción en 1916 de nuevos reglamentos para la afiliación. Los que se trasladaban a otras partes eran eliminados del registro de la iglesia donde habían asistido antes237. Además, se dijo en la conferencia en el Perú del año 1918, que no tenía sentido recibir probandos sólo para perderlos después de dos o tres años. Por eso se pidió una selección más estricta238. Los metodistas experimentaron algo que ha afectado a todas las iglesias del Perú: la inestabilidad espiritual y geográfica de sus miembros. Es posible también que en 1918 en los registros hayan sido purgados los miembros inactivos. La recesión económica en el Perú, provocada por la guerra en Europa, puede haber sido otro factor en la merma de actividades evangelísticas239. Sin embargo, fue precisamente en esta época cuando los adventistas establecidos alrededor del lago Titicaca y los grupos independientes relacionados con la iglesia de la calle Negreiros en Lima entraron en un período de crecimiento rápido. Por eso, los factores mencionados arriba no explican suficientemente el decepcionante desarrollo de la Iglesia Metodista en el período comprendido entre 1914 y 1921.

Después de la conferencia interdenominacional y misionera realizada en Panamá en 1916, George Inman, secretario del comité sobre cooperación en América Latina que surgió de dicha conferencia, visitó el Perú en 1917. Inman recomendó, para evitar inteferencias, que se dividiera el territorio entre las misiones protestantes existentes. La misión de la Iglesia Libre de Escocia trabajaría en el norte, en la región de Trujillo y Cajamarca. Los metodistas se encargarían del centro, y la Unión Evangélica de Sudamérica, del sur. El comité local sobre cooperación que se formó en esa época en Lima, bajo la presidencia del señor Ritchie, adoptó la sugerencia de Inman. Adoptó también la de fundar inmediatamente un seminario interdenominacional para la preparación de pastores nacionales que tanto necesitaban240. Nunca se logró establecer el seminario, pero sí un instituto nocturno que funcionó durante unos años y cuya influencia positiva se hizo sentir casi inmediatamente. El número de pastores metodistas subió de cuatro en 1921, a catorce en 1923241.

Desgraciadamente, la cooperación que se había acordado durante la visita de Inman en 1917 se desmoronó. La razón inmediata fue que Ritchie no respetó la división territorial que él mismo había suscrito, sino que apoyó la formación de congregaciones relacionadas con su propia obra en pueblos donde los metodistas ya estaban trabajando. Hubo dificultades en Cerro de Pasco y Tarma cuando se produjeron divisiones en las iglesias metodistas y los grupos disidentes se unieron al sínodo que Ritchie estaba formando. Pero la dificultad decisiva se produjo en Concepción. Una congregación de la Iglesia Evangélica Peruana había decidido unirse a los metodistas y fue disuadida, entre otros, por Ritchie, con el resultado de que hubo una división. La mayoría siempre se unió con los metodistas, pero un grupo pequeño se quedó con la iep242.

La otra razón del desmoronamiento de la cooperación fue que los misioneros metodistas se estaban dejando influir por la teología liberal que estaba cobrando auge en el mundo anglosajón. Una cooperación fructífera con las misiones de teología conservadora como la eusa, y la fcs habría sido difícil de todos modos, pero las tensas relaciones personales jugaron el papel más decisivo en el bloqueo de los contactos que se produjo243. Los proyectos planeados en 1917 pararon o no comenzaron. Después de que el instituto nocturno unido dejó de funcionar, los metodistas abrieron su propio instituto bíblico en 1921, pero faltó el empuje espiritual que las otras denominaciones hubieran brindado, y este instituto bíblico sólo funcionó por cuatro años. El número de pastores metodistas bajó de 14 en 1923, a 10 en 1939244, pero gracias a que el número de misioneros aumentó de cinco, al terminar la Primera Guerra Mundial, a veinticinco tres años después245, el número de miembros de la iglesia pudo crecer de 626 en 1921, a 1675 en 1928246. La escasez de obreros nacionales se hizo entonces sentir y el número de miembros empezó a bajar hasta llegar a un mínimo de 809 en 1947.

La razón que suele citarse en círculos metodistas para explicar esta declinación de la obra son los recortes presupuestarios y de personal que se impusieron como consecuencia de la depresión económica mundial247. Sin embargo, los gastos misioneros empezaron a bajar aun antes de la depresión económica y la marcada disminución en el número de miembros no se relaciona con la reducción del número de misioneros, y menos todavía con la del número de pastores y obreros nacionales, lo cual hace suponer que la explicación que prevalece en muchos círculos metodistas no es satisfactoria. No era una época fácil para las iglesias protestantes en América Latina. El auge de la teología liberal en el mundo anglosajón provocó una disminución, tanto en el número de misioneros, como en las subvenciones que se acentuó mucho más debido a la crisis financiera mundial. La retirada forzada de una parte del equipo misionero metodista en el Perú demuestra cuán vulnerable es una iglesia que confía la obra a líderes remunerados. Pero en el caso de los metodistas, también se trataba de otro factor. La disminución en el número de misioneros provocada a partir del año 1926 por la reducción en las ofrendas misioneras en los Estados Unidos, casi no afectó el número de misioneros que trabajaban en los colegios metodistas en el Perú, pero sí afectó drásticamente el número de misioneros que trabajaban en la evangelización248. O sea, como resultado de un cambio en el ambiente teológico, se enfatizó la posibilidad de educar a los jóvenes para entrar al reino de Dios y se confió la evangelización a un número cada vez menor de pastores nacionales. Así la tendencia comenzada en la administración de Wood, llegó a su conclusión lógica.

Ücretsiz ön izlemeyi tamamladınız.

Yaş sınırı:
0+
Hacim:
455 s. 10 illüstrasyon
ISBN:
9786124252914
Yayıncı:
Telif hakkı:
Bookwire
İndirme biçimi:
epub, fb2, fb3, ios.epub, mobi, pdf, txt, zip

Bu kitabı okuyanlar şunları da okudu