Kitabı oku: «Traslación, agresión y trasgresión», sayfa 2

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1.3.2.1.4. ad Nabokov

1.3.2.1.4.1. N-1

El primer extracto ya nos presenta el meollo de toda la obra: el gusto por los juegos de palabras,16 por la aliteración17, por la repetición (incluso bajo la forma que la retórica clásica llamaba, i.a. traductio, antanaclasis o poliptoton), por la intertextualidad encubierta o no18, por los referentes extralingüísticos19 y por los neologismos y/o hapaxlegomena. Sintácticamente, las oraciones, no son particularmente extensas ni complejas; incluso los ejemplos de inversión sintáctica con adverbial inicial son escasos y lo habitual es el orden SVO/C. El extracto n.º 1 es descriptivo, como los dos restantes. En el terreno de la musicalidad, el traductor chocará con la aliteración de posthumous perfumes, delicately dwelt (16), o perfectly perfect (19), la posible intertextualidad de Mc Coo y de Haze20 y ‘ocurrencias’ del tipo coach in French and fondle in Humbertish (26).

1.3.2.1.4.2. N-2

El segundo extracto es sintácticamente algo más complejo. Tiene frases con incisos por guiones y paréntesis, con llamadas al lector intercaladas e incluso las tres ‘citas’ de Lolita, que aparecen entre comillas sencillas en (21), (30) y (31), también están insertadas en la descripción general. Se incrementa el número de inversiones sintácticas, de parataxis —como la larga frase (7 líneas y 120) que abarca la práctica totalidad del primer párrafo— y de hipotaxis, con subordinadas adjetivas y adverbiales. Continúan, como no podía ser menos, los juegos de palabras como undergrowth (18), las aliteraciones como filthy fiend (36) las alusiones y las referencias, incluso las cultas grecolatinas como Eryz (03) o los lemas que ni existen en los diccionarios, como pussy-fur tops (47).

1.3.2.1.4.3. N-3

El tercer extracto es el más complejo de los doce, sobre todo desde el punto de vista léxico-semántico y referencial. Abundan los compuestos, sobre todo modificadores: grief-proof, white-haired, dewy-eyed, deathless, show-crazy (08), fearless, florid-face, blue-eyed, warmed-up (35) y otros.21 En lo referencial, puesto que se trata de un repaso a los temas de las películas de Hollywood de los cuarenta, el traductor se topará con underworlders, westerners (01), rough-riders (18) o bowie-knife (28); incluso, en aquella época, al igual que el hámster de Updike (U-3, (29)), tendrá que vérselas con el nombre compuesto popcorn (44) porque no existía en la cultura del la L2. El uso de la antonomasia se verá en a Hercules (32). Y seguirá inventándose palabras que ni han recogido las obras lexicográficas de referencia, como strumstring (47). Los nombres propios son capítulo aparte y, si bien el traductor no tendrá problemas en aceptar la apropiación de Broadway (09), el hidrónimo ficticio Roaring Gulch (20) puede suponer un translema más complicado.

El estilo es de formal a muy formal (salvo algún coloquialismo como showcrazy (08) o cops (16)), con la habitual inclusión de galicismos que son normales para el personaje, ya que no solamente es francés sino profesor de literatura y tiene tendencia a salpicar su discurso con xenismos como veritable, de helenismos como apotheosis y plethora (31), de verbos nativos, germánicos, inusuales como reeking (42) (en vez de stinking, que sería la opción obvia en inglés norteamericano) y de conectores arcaizantes nativos, pronombres de relativo como wherefrom que son propios de la jerga legal, del legolecto, en inglés. La ironía campa, en todo el extracto, como en la obra entera, a sus anchas.

1.3.2.2. El análisis retrospectivo bilingüe del TL1 y el TL2

1.3.2.2.1. Taxonomía y tipología de errores

Si los estudiosos de la traducción se muestran, comúnmente, recelosos de comprometer una opinión acerca de la evaluación traductológica, es de lógica matemática que se abstendrán de ofrecer una taxonomía, una tipología que permita clasificar y sopesar los errores y las inadecuaciones de una traducción. Casi siempre, ese cometido se asociará a la práctica didáctica (Reiss, 1971: 11; Calvo, 1986: 269-276; Gile, 1992: 251 ss.; Pym, 1992: 4) y, como tal, se verá menospreciado por los traductológos puros … ‘cátaros’, si se me permite el retruécano etimológico. En efecto, entre los pocos que se atreven a proponer una taxonomía, Hurtado (2001: 305), por ejemplo, también se basará en su experiencia docente. La autora distingue entre errores pasivos/receptivos de contrasentido, falso sentido, sinsentido, adición, omisión etc., (ibídem: 304) y activos/productivos de ortografía, léxico, sintaxis, coherencia y cohesión, etc. (ibídem); pero también distingue entre los errores absolutos que violarían o falsearían los componentes de la lengua de origen o de la lengua meta y los errores funcionales, que implican a una inadecuación funcional del TL2 (ibídem: 306). En nuestros extractos, sólo catalogaremos los errores absolutos; las traducciones españolas no presentan desviación funcional, ni parecen, salvo ejemplos sueltos ―sobre todo en Updike y algunos de ellos discutibles― acusar la influencia de factores ideológicos, sea de los propios mediadores o de carácter externo, sobre contenidos o expresión.22 A partir de esa tipificación de errores, Hurtado establece tres grandes grupos, de los que aquí solamente son de aplicación los dos primeros: los que afectan a la recepción del TL1: “omisión, falso sentido, sinsentido, no mismo sentido, adición, supresión, referencia extralingüística mal solucionada e inadecuación de variedad lingüística (tono, dialectos, idiolecto, etc.)” (ibídem: 305) y los que afectan a la producción del TL2: “ortografía y puntuación, gramática, léxico, aspectos textuales (coherencia, progresión temática, elementos de referencia, conectores) y redacción (formulación defectuosa o poco clara, falta de riqueza expresiva, pleonasmos, etc.)” (ibídem: 306).

1.3.2.2.2. Código evaluador utilizado

Presentamos aquí un esquema de evaluación propio, reformado y resumido ad hoc con respecto a su modelo original (Calvo, 1986: 273 s.), para analizar los translemas que han sido resaltados y numerados.

Gramática (Morfosintaxis y fonología)


G Gramática (morfología, sintaxis, ortografía)

Lexicología y Semántica


T Error léxico-semántico de traducción
AT Acepción lexicográfica incorrecta en lexemas polisémicos
{ Traducción demasiado libre, generalización polisémica, hiperonimia, neutralización
} Restricción de sememas, especialización oligosémica, hiponimia, particularización
¿? Ambigüedad, sinsentido, ilogicidad, falta de coherencia o de cohesión
( ) Adición
) ( Omisión (en el TL2 se señala mediante el símbolo de espacio vacío: Ø)
A Apropiación (adopción o adaptación) errónea, inadecuada o innecesaria
I Inserción inadecuada de una L3: de una tercera lengua que ni es la L1 de origen, ni la L2 de llegada
SC Substitución cultural inapropiada

Estilística


F Inadecuación diastrática de nivel de formalismo (formulario o fosilizado < > formal < > estándar o neutro < > informal, coloquial o familiar < > vulgar < > tabuizado; entre otros parámetros lingüísticos en distintas lenguas y en cualquiera de ambas direcciones)
L Inadecuación diafásica de lecto, de registro profesional: desconocimiento, uso indebido o vulgarización de tecnolectos profesionales (académicos, científico, técnicos), substitución de lenguaje no marcado y estándar por lenguaje tecnoléctico y marcado en escala de técnico < > semi-técnico (mediante apropiación, generalmente mediante adpatación) < > lego, como ocurre con los términos de la botánica: lavandula angustifolia, lavanda y espliego o alhucema
E Eufemismo: vital (vida, como el latín infans (“que no habla”) en vez de puer; muerte, como pasar a mejor vida en vez de morir; salud y enfermedad física o mental, como el latín imbecillus (“sin báculo”); edad, como de la tercera edad en vez de viejo)), sexual (relaciones sexuales), corporal (partes y/o funciones excretoras del cuerpo, como el inglés to go regular en vez de to shit), social (clases llanas en vez de plebeyos), económico (económicamente débil en vez de pobre), profesional (conserje de fincas urbanas en vez de portero), policial (los ingleses in custody en vez de arrested o third degree en vez de torture), geopolítico (países desarrollados y países en vías de desarrollo), racial (subsahariano en vez de negro)y otros
UTG Unidad de traducción global (inadecuación lingüística y/o cultural de locuciones, frases hechas, proverbios, refranes, chistes, insultos, juegos de palabras, y demás)
CP Cambio en la composición oracional, principalmente por modificación de los signos de puntuación, mediante fusión (p. ej. de dos oraciones en una) o mediante segmentación (p.ej. de una oración en dos)

Poética


P Poética: desajustes de tropos (metáfora, metonimia, sinécdoque, símil, etc.)
M Musicalidad: desajustes de aliteración, rima, melodía, ritmo, onomatopeyas, canciones

Filología/Documentación


R Desconocimiento o conocimiento insuficiente de los designata: de los referentes extralingüísticos físicos o conceptuales

Valoración neutra o inhibida, positiva y laudatoria


S Diferencia de opción estilística, posible idiolecto del traductor o del evaluador: no se emite o ser reserva la valoración. No conlleva juicio de opinión y invitar a versiones alternativas
La traducción se estima gramaticalmente y/o semánticamente correcta, estilísticamente adecuada, pragmáticamente, poéticamente y, en su caso, filológicamente válida
+ La traducción contiene mayor expresividad literaria y/o poética que el original.

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Práctica: los textos originales, las traducciones, los análisis retrospectivos bilingües y pormenorizados

La edición original de Farewell to Arms es la de Nueva York, Charles Scribner’s Sons, de 1929 y se puede consultar en-línea. Así lo hemos hecho, para comprobar posibles errores y/o desviaciones editoriales. Puesto que no hay mayores cambios que los de carácter ortográfico para adaptar el texto al público británico, se ha utilizado la de Random House (Arrow Books) de 2004. La traducción de Farewell to Arms al castellano, la única existente hasta septiembre de 2014, se debe a Joana M. Vda. Horta y a Joaquín Horta y data de 1955. Aquí nos basamos en la segunda edición, la de 1978, tal y como se publicara, en 1982, por la Editorial Bruguera dentro de su «Colección Club Bruguera». A finales de 2014, se publicó una segunda versión, debida a Miguel Temprano García y también publicada en Barcelona, en la editorial DeBolsillo. Esta traducción es notablemente mejor; pero aquí no ha lugar, pues nuestro análisis se limita a los primeros traductores.

La primera edición de The Naked and the Dead se publicó en 1948, en Nueva York, por Rinehart & Company. Aquí utilizamos la de Signet, con copyright renovado de 1976, que, a su vez, es una reproducción debidamente autorizada por Holt Rinehart & Winston de su edición de tapa dura. La primera traducción al español es de 1955, se debe al argentino Patricio Canto y fue publicada por la Editorial Goyanarte de Buenos Aires. Aquí utilizamos la de la editorial Anagrama de Barcelona de 1997 (Tercera edición en «Compactos». 2008).

La primera edición de Couples es de 1968, publicada en Nueva York por Knopf. Nosotros utilizamos la de Penguin de 1969. La primera traducción española es de José María Álvarez Flórez, publicada, en Gijón, por Ediciones Júcar, en septiembre de 1974. Nosotros utilizamos la segunda edición de 1977, también publicada por Júcar, con el número 7 de su «Colección Azanca. Narrativa Contemporánea».

La primera edición de Lolita fue publicada en París por la Olympia Press en 1955. Nosotros utilizamos la de Penguin de 1980 (reimpresión de 1984), que también reflejará los cambios ortográficos propios del inglés británico. La primera traducción española es de Enrique ‘Tejedor’, pseudónimo del argentino Enrique Pezzoni23, que fue publicada en Buenos Aires por la Editorial Sur, en 1959. Nosotros utilizamos la publicada en Barcelona por Grijalbo (19752) Al igual que ocurre con Adiós a las armas, existe una segunda versión de Lolita al español, debida a Francesc Roca y publicada en Barcelona por Anagrama en 2003, remedando el error de haber confiado en la primera. Por las mismas razones arriba expuestas, esa traducción no se contempla aquí

Presentamos la selección de las cuatro obras en 12 extractos de 50 translemas constantes cada uno, pero con un número de palabras y un número de cortes textuales variables (es irrelevante el número de palabras para con el número de cortes y de translemas). Los translemas se acotan de acuerdo con rasgos lingüísticos (sintácticos y léxico-semánticos, sobre todo) y/o de interés traductológico.



2.1. De proelio: del combate

Mensajero:

…. Los cielos dieron a la armada hellena la gloria del combate de las naves, y aquel mismo día, cubiertos con sus broncíneas armaduras, saltan de sus naves los vencedores, rodean la isla, y los Persas no saben ya hácia dónde volverse. Miles de piedras enemigas los hieren; las veloces flechas arrojadas de sus arqueros los rematan, y, por último, échanse todos de golpe sobre ellos, y cortan, y degüellan y hacen cuartos a los infelices, hasta que no quedó á vida ni uno solo. Xerxes, que vió aquel océano de desastres, lanzó un ay lastimero. Porque tenía su trono en una elevada colina cerca el mar, desde la cual atalayaba todo el campo. Rasga sus vestiduras, rompe en agudos gemidos; manda que al punto marche en retirada el ejército de tierra, y él mismo se pone en desordenada fuga. Hé aquí la calamidad que sobre la primera tendrás que lamentar ahora.

Esquilo. Los Persas. (Traducción de Fernando Segundo Brieva Salvatierra). Madrid. Luis Navarro Editor. 1880. Edición facsímil. 1982. Madrid. Biblioteca Nacional de Madrid y Editora de los Amigos del Círculo del Bibliófilo. S.A.: 103.

2.1.1. Contextos históricos

2.1.1.1. Farewell to Arms

Jarhead, dirigida por Sam Mendes en 2005, es la película homónima de la narración autobiográfica de Anthony Swofford, cabo francotirador de 18 años en la Guerra del Golfo de 1990-1991. En ambas, la narración y la película, unas tropas, reputadas las mejores del mundo con permiso de las israelíes, las pertenecientes al cuerpo de infantería de marina de los EE.UU.A., se comportan, antes de entrar en combate, como si ya hubieran sido derrotadas. Nada comparable a la descripción que se hacía, por amigos y enemigos, una y otra vez, de la entrada en combate de los tercios españoles: avanzando en el orden cerrado y compacto de los cuadros de piqueros y mangas de arcabuceros y todo ello —según lo establecido en las ordenanzas de D. Sancho de Londoño, maestre de campo del tercer Duque de Alba— en el más absoluto silencio, consiguiendo amedrantar al enemigo mucho antes de establecer contacto. Las tropas italianas de la Primera Guerra Mundial en el frente del Piave se asemejaron más a los primeros que a los segundos, tanto en la ficción de Hemingway como en la vida real.

El relato personal de la experiencia bélica —salvando la espléndida descripción que nos transmite Esquilo en la primera obra dramática de la historia y cuyo extracto encabeza este apartado— se dedicó, durante siglos, a imitar la historiografía, más bien literaria, de la tradición greco-romana. Casi podemos alcanzar la edad burguesa antes de toparnos con la expresión descarnada del sufrimiento personal que supone la guerra. En efecto y como es bien sabido, la pérdida del uso de un brazo será para Cervantes un punto de honor y de gloria en la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros, como se ufana en el Prólogo al Lector de la Segunda Parte del Quijote. De manera similarmente heroica, rememorará su autor la Vida de este capitán Alonso de Contreras.

Cierto es, por otra parte, que el protagonista de Vida y hechos de Estebanillo González, hombre de buen humor, compuesta por él mismo, presente en Nördlingen, en la aplastante victoria de los tercios españoles sobre los hasta entonces invencibles suecos, no lo hará en primera línea, como infante, sino en la retaguardia: comiendo, bebiendo y burlándose de los que, como su señor, arriesgan la vida. Pero Estebanillo es un bufón; y los bufones —así como los inocentes y los niños (ex ore puerorum), como el Fool de King Lear, los ‘graciosos’ como el Mengo de Fuenteovejuna, los ‘chistosos’ como el Leoporello de Don Giovanni— cuentan, entre las funciones de su profesión, la de invertir el orden establecido y la de espetarle a los señores la verdades del barquero.

El paisaje que nos muestra Hans Jakob Christoph von Grimmelshausen de esa misma Guerra de los 30 Años, en su versión centroeuropea de la picaresca,24 nos parecerá un Bildungsroman, una etopeya, como el Parzival de Wolfram von Eschenbach de principios del siglo XIII; al tiempo, su relato de los ‘desastres de la guerra’ —por parafrasear a Goya— se nos antojará un reflejo de la iconografía coetánea: de los cuadros de Snayers, de Wouwermans y de Vrancx, de los grabados y los aguafuertes de Meyer y de Callot. Un siglo después, los apuntes de Voltaire sobre las guerres en dentelles de mediados del siglo XVIII, incluido el capítulo 3 de Candide, no dejan de ilustrar su autorretrato: un burgués ingenioso, haciéndole ascos a una aristocracia que seguía considerando la guerra casi como un deporte —estacional como las incursiones estivales de pillaje de los vikingos escandinavos, pero con muchísima más clase: no hay sino que atenerse a las anécdotas documentadas de la oficialidad francesa, austríaca o prusiana durante la Guerra de los Siete Años.25 Antes de que acabe el rococó, Da Ponte y Mozart cantarán la guerra: al final del aria de Figaro Non più andrai que cierra el primer acto de Le nozze di Figaro (1786), cuando impulsa a Cherubino alla vittoria, alla gloria militar y, en Così fan tutte (1789), con el coro de soldados Bella vita militar.

Sobre siglo y medio más tarde, a pesar de los antecedentes de la descripción, terrible, que haría la baronesa Bertha von Suttner (condesa Kinsky von Wchinitz und Tettau de soltera) en ¡Abajo las armas!26 de los conflictos bélicos y de sus consecuencias —desde la 2ª Guerra de Independencia de Italia (1859), pasando por la prusiano-danesa de los Ducados (1864) y la austro-prusiana (1866) hasta la franco-prusiana o franco-alemana (1870)—las tropas que suben a los vagones de ferrocarril en los primeros días de agosto de 1914 lo hacen, más que alegres, eufóricas: À Berlin, à Berlin! o Nach Paris, nach Paris!, en un cruce homólogo de intenciones … peregrinas, en más de un sentido.

El sosias de Hemingway en la obra que nos ocupa27 es un tenente sin haber cumplido los diecinueve años —como Paul Bäumer, el soldado voluntario de apenas diecinueve años que protagoniza Im Westen nichts Neues28 yun foreign fighter (aunque los anglosajones siempre han creído ser/se han hecho pasar por freedom fighters) mediocre, con bastante menor entrega a la causa que el personaje de Robert Jordan unos veinte años más tarde;29 y que, si bien se ha alistado en el Cuerpo de Sanidad y no en un Arma, participa plenamente, como Figaro el sirviente o el paje adolescente Cherubino, del romántico élan militar. Un personaje, este de Hemingway, que podríamos ver como un reflejo, especular y cruzado, del protagonista de The Red Badge of Courage de Stephen Crane30 y no solamente por intercambiar los papeles, contraponiendo el que primero es voluntario héroe alférez y luego desertor cobarde Frederic Henry de dieciocho (casi diecinueve) años, al que primero es cobarde desertor y luego héroe voluntario alférez Henry Fleming de dieciocho años. Pero, ahí acaba el ‘espejismo’. Al cabo, el protagonista de Farewell to Arms se desengañará de los fastos militares, al menos a partir de la fulminante derrota italiana en Caporetto a la que se hace referencia en el Libro III; el autor, que no vivió ni de lejos esos combates, no. Hemingway se perdía por la exhibición de hombría: en la caza mayor, en la tauromaquia, en la guerra… y siguió cultivando esas filias en su vida y reflejándolas en su obras: The Snows of Kilimanjaro,31 The Sun Also Rises 32 o la ya citada For whom the Bell Tolls, de 1940, por reseñar sólo tres.

2.1.1.2. The Naked and the Dead

La segunda obra, que se desarrolla en el único escenario práctica aunque no absolutamente33 reservado a los estadounidenses, carece de heroicidad romántica; aunque muchos de los combatientes sí se comportarán de manera ‘heroica’: beyond the call of duty, como define la legislación estadounidense al caído en acto de servicio.34 Frente a Farewell to Arms, la novela abandona la primera persona, es típicamente coral (incluso hay ‘coros’ de intercalados de cuando en cuando… ¡valga el retruécano fácil!) y carece de héroes en el sentido literario del término. Como mucho, nos toparemos con antihéroes, gente común y corriente, como la mayoría de los componentes de la sección que protagoniza la obra (There’s not a damn thing special about any of us (…) We’re just a bunch of GIs. Part Two. Argil and mold. 6, chorus: 146) o villanos: individuos autoritarios y fascistoides, como el general Cummings que es del Medio Oeste por parte de padre y de Nueva Inglaterra por parte de madre o el sureño sargento primero Croft. De buscar algún tipo de protagonista por similitud biográfica, como la del Frederic Henry en Hemingway, los alter ego de Mailer se podrían repartir entre Roth, el judío ateo, neoyorkino y universitario (I’m a graduate of CCNY [es decir: City College of New York] but it never did me any good.Part Two. Argil and mold. 2: 45), porque Mailer compartía las tres características y Hearn, el teniente ‘liberal’ (You know, Robert, you’re a liberal, le dice Cummings en Part Two. Argil and mold. 3: 67), porque también se licenció en Harvard y porque Mailer siempre se situó en la izquierda estadounidense. El primero no destaca particularmente en la novela más que por sus neurosis, es el judío prototípicamente neoyorquino, a lo Woody Allen; y, hacia el final, muere en una caída fortuita al vacío (Part Three. Plant and phantom. 12: 518). El segundo destaca intelectualmente y como objeto de deseo de Cummings; pero, en cuanto deja sus obligaciones como asistente del general en la plana mayor divisionaria y se decide a entrar en combate, conduce a sus hombres a la emboscada donde Wilson resultará herido de muerte (ver extractos M-2 y M-3), ordena una retirada desordenada; y, al día siguiente, al segundo intento de acaudillarlos, muere, de casualidad, de un disparo de ametralladora, al incorporarse tras un saliente (Part Three. Plant and phantom. 8: 469).

Los franceses y alemanes que marchan a la Segunda Guerra Mundial ya no cantan, ni rien, ni incluso sonríen. La euforia de los divisionarios falangistas y sus adláteres de derechas35 era, en cierto modo, ‘natural’ entre los que acaban de vencer en España y tomaban parte, como figurantes, en la escenificación de la Estación de Atocha; pero durará lo que les duró el viaje en tren a Grafenwöhr en Baviera primero y Suwalki en Polonia más tarde, porque los aproximadamente mil kilómetros restantes hasta la Vitebsk bielorrusa los hicieron a pie, como los grognards de Napoléon algo más de siglo y medio antes y, para cuando llegaron al frente, las arrolladoras victorias de sus aliados ya habían sobrepasado su cénit. El propio Mailer no se presenta voluntario, como sí lo hiciera Hemingway. Aunque intentará escaquearse, alegando que está escribiendo una obra importante sobre la Segunda Guerra (lo que, a la larga, no dejará de ser cierto), es reclutado y alistado en el Ejército de Tierra y en el Arma de Caballería… como su sargento mejicano Martinez, como el teniente coronel (que no general) Custer o el teniente coronel Kilgore de Apocalypse Now (Coppola, 1979). Mailer aún verá menos acción que Hemingway. Alojado en las Islas Filipinas y trabajando en las cocinas a pesar de haber estudiado ingeniería aeronáutica en la elitista Harvard, The Naked and the Dead, este larguísimo y algo repetitivo relato (731 páginas en la primera edición de 1948) es, ante todo, labor de periodismo y una prolongada re-presentación de las relaciones de poder en la sociedad multinacional (anglo-sajones, suecos, italianos, polacos, mejicanos y judíos) y multiconfesional (protestantes, católicos y judíos, creyentes y no creyentes) del Crisol si bien no multirracial porque, aunque se hable con frecuencia de ellos (y sobre todo de ellas), en la sección no hay un solo soldado negro.

La ficticia isla de Anopopei donde se desarrolla la acción es eso: una ficción. Se le ha querido buscar paralelismos a los episodios bélicos de novela con la lucha de seis meses por Guadalcanal (isla que guarda, con Anopopei, algún parecido ‘físico’) y hasta con las sangrientas consecuencias (3.983 bajas propias, 4.690 muertos japoneses) de las 76 horas que tardaron los infantes de marina en apoderarse del islote de Betio en el atolón de Tarawa. Pero, si ni siquiera el Waterloo de Les misérables de Victor Hugo o los Austerlitz y Borodinó de Война и мир (Guerra y Paz) de Lev Tolstoi son del todo reales (Victor Hugo tenía 13 años y aunque su padre sí fue general de Napoleón, no había participado en esa batalla; Tolstoi ni había nacido), mucho menos lo será Anopopei para un literato cuya experiencia de boots on the ground, prácticamente se limitó a una patrulla de reconocimiento en la isla filipina de Leyte. Cierto: que el lugar de la acción sea real o ficticio no importa, pero sí establece una clara diferencia con Hemingway.

2.1.2. Contextos de los extractos

2.1.2.1. Farewell to Arms

Los dos primeros extractos provienen del capítulo 9 del Libro I. Preludian y marcan el temprano clímax de la experiencia personal del autor, de Ernst Hemingway, en la ‘Guerra Europea’, así como el también intempestivo punto de inflexión y nudo emocional en la vida del personaje, de Frederic Henry. El extracto n.º 1 (descriptivo y objetivo) nos re-presenta la llegada del autor/personaje y de sus ambulancias a la línea del frente (en la Fossalta del Piave véneta, cerca de los Alpes Cárnicos, para Hemingway) y familiariza al lector con el escenario de los combates. El extracto n.º 2 (expresivo y subjetivo) constituye el momento álgido en el que Henry/Hemingway cae herido por fuego (de mortero de trinchera en el caso de Henry, de ametralladora en el de Hemingway), pierde momentáneamente la conciencia ―viviendo lo que parece ser una ‘experiencia extra corporal’ (EFC) dentro de una ‘experiencia cercana a la muerte’ (ECM)― y vuelve en sí en el dugout destrozado, entre muertos y agonizantes. El extracto n.º 3 (persuasivo-humorístico y coloquial), perteneciente ya al Libro II, describe la visita del cirujano italiano Valentini y recalca sus requiebros indirectos, casi by proxy, hacia la enfermera Barkley. Estamos en la víspera de la intervención quirúrgica en el American Hospital de Milán que curará las heridas de Frederic Henry, habilitándolo para su reincorporación al frente y también para su ulterior deserción y huida, junto con la muchacha, a Suiza.

2.1.2.1. The Naked and the Dead

El extracto n.º 1 presenta el primer encuentro (si exceptuamos el desembarco y la toma de la cabeza de playa) de norteamericanos con japoneses, durante una escaramuza nocturna y en eso se asemeja, como en algunas reacciones, al segundo extracto de Hemingway. Lo protagonizan el sargento primero Sam Croft y, de modo secundario, el soldado Roy Gallagher, con quien comparte hoyo. Los miembros de la sección han llevado dos piezas de artillería hasta una posición avanzada en un valle y están siendo atacados por los japoneses.

El tejano Croft es un cazador casi desde su infancia. Un cazador de ciervos como Robert de Niro en El cazador (The Deerhunter, Cimino, 1978) o como Bradley Cooper, El francotirador (American Sniper, Eastwood, 2014) del biopic del infante de marina Chris Kyle con quien, además, comparte el hecho de ser tejano y varios otros rasgos ‘biográficos’. Es uno de los villanos, como ya se ha dicho; le encanta matar,36 le fascina la guerra y anhela el combate. Un analista finisecular y postmoderno diría que es así por haber sufrido malos tratos en su infancia a manos de su padre (Part Two. Argil and mold. 5, the time machine: 124); pero eso no lo distingue de otros soldados de su sección y, en un país como los EE.UU.A., donde el castigo físico a los menores en el domicilio es legal sin excepciones y donde sigue siendo conforme a ley en las escuelas de 19 de sus 50 estados federados,37 el dato tiene tan poca relevancia que Mailer ni lo menciona como causa posible de su comportamiento, entre las siete que sí enumera (Part Three. Plant and phantom. 5, the time machine: 124). Además, lo que la ley española califica de ‘violencia de género’ y Pellegrini (1968: 489) encuadra como ‘algolagnia activa mimética’ junto con el castigo corporal a: menores, subordinados (empleados, militares) y dependientes, (criados), también se da en buena parte de los personajes.

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9788491341765
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