Kitabı oku: «Enséñales con diligencia», sayfa 3

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“Se consideraría indigno del nombre “amigo” a aquel que conoce a un ladrón o un incendiario que este al acecho de su familia con intención de matar, o robar, o quemar su casa, y que lo ocultare de usted, y no se lo dé a conocer. No hay mayor ladrón, asesino e incendiario, como el pecado. El silencio y encubrimiento en esta situación es traición. Es el amigo más fiel, y digno de la mayor estima y afecto aquel que se ocupa más claramente de nosotros en referencia al descubrimiento de nuestro pecado. El que guarda silencio en este caso no es más que un falso amigo, un mero pretendiente al amor, mientras que, en realidad, odia a su hermano en su corazón.” David Clarkson
“Es un médico que tonto, y un amigo más que infiel, aquel que permite a un hombre enfermo morir por temor a preocuparle; y crueles y miserables somos con nuestros amigos, cuando permitimos que vayan en silencio al infierno, con tal de no enojarlos o hacer peligrar nuestra reputación con ellos.” Richard Baxter15

CAPÍTULO TRES
REDARGUYENDO
CON LAS ESCRITURAS

El segundo paso en el procedimiento bíblico para el uso de las Escrituras en la formación del niño (o para cualquier otro propósito) es la convicción. La convicción surge de la enseñanza porque la enseñanza hace que la gente tome conciencia de lo que Dios requiere. Jay Adams comenta sobre la relación entre la enseñanza y la convicción en Cómo Asesorar a las Personas para que Cambien. Para los efectos de nuestra discusión, he tomado la libertad de sustituir las palabras “consejero” y “aconsejado” por “padre” y “niño” respectivamente, en esta cita. (Recomiendo la lectura de su libro completo haciendo reemplazos similares en donde sea apropiado, para complementar el contenido de este libro.16

“Hay momentos en que la convicción y la enseñanza van de la mano. Así que no debemos pensar en ellos como mutuamente excluyentes. Con el fin de producir convicción, alguien podría tener que enseñar material nuevo o volver a enseñar de una manera nueva lo que el niño ha escuchado pero que aún no ha pasado de la teoría a la práctica. El padre puede necesitar aclarar la verdad bíblica y cómo esta se aplica a los detalles de la situación de su hijo. La Biblia requiere que el padre aprenda ciertas habilidades con el fin de lograr esta convicción.”

Ya que sus hijos nacieron pecadores y su falta de conformidad y transgresión de la voluntad revelada de Dios es endémica, la utilización eficaz de las Escrituras para convencerlos de su pecado es un elemento necesario de la crianza bíblica. En última instancia, es la voluntad de Dios (no la suya) la que sus hijos deben obedecer. En última instancia, las Escrituras deben ser ejercidas aplicadas a su conciencia para que puedan tener convicción en cuanto a su pecado contra Él.

¿Qué es redargüir?17

Tal vez usted se está preguntando por qué he estado usando la palabra “redargüir” o convicción a lo largo de este libro como una alternativa a la palabra “reprensión” (o reprobar), que aparece en las traducciones de la Biblia más populares en 2 Timoteo 3:16. Lo he hecho porque describe mejor el significado de la palabra original.

¿Qué viene a la mente cuando escucha la palabra convicción? Hay tres formas comunes en que se utiliza esta palabra en el idioma Inglés.

1. Una fuerte creencia personal: “Tengo una convicción acerca de la crianza de mis hijos en la disciplina y amonestación del Señor.”

2. Los sentimientos de culpa por un pecado del que no se ha arrepentido: “Estoy bajo la convicción de mi adicción a la nicotina.”

3. El proceso legal de ser encontrado culpable de un delito: “El fiscal se mostró encantado de obtener una condena de tres de las cuatro acusaciones contra el acusado.”

¿Cómo cree que la palabra convicción se utiliza en 2 Timoteo 3:16? (O para decirlo de otra manera, ¿Cuál de estas definiciones para convicción diría usted que describe mejor la palabra en griego utilizada por Pablo en este pasaje?) Puede que le sorprenda la respuesta. Cuando hice esta pregunta en la clase de crianza de los hijos, la mayoría de los que tienen la valentía de responder, la respondieron mal. Verá, nuestra cultura orientada al sentimiento está tan acostumbrada a ver la culpa como un sentimiento y no como culpabilidad delante de un Dios Santo que la mayoría elegiría la definición número 2: los sentimientos de culpa asociados con el ser encontrado culpable. Pero… esa es la respuesta equivocada.

Al dirigirse a la Iglesia de Laodicea en Apocalipsis 3, Jesucristo dijo:

“Conozco tus obras; sé que no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras lo uno o lo otro! Por tanto, como no eres ni frío ni caliente, sino tibio, estoy por vomitarte de mi boca. Dices: “Soy rico; me he enriquecido y no me hace falta nada”; pero no te das cuenta de que el infeliz y miserable, el pobre, ciego y desnudo eres tú. Por eso te aconsejo que de mí compres oro refinado por el fuego, para que te hagas rico; ropas blancas para que te vistas y cubras tu vergonzosa desnudez; y colirio para que te lo pongas en los ojos y recobres la vista. Yo reprendo [convicción] y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé fervoroso y arrepiéntete.” (versículos 15-19)

¿A qué tipo (o a qué definición) de convicción se refiere Jesús en el versículo 19? La convicción a la que él se refiere coincide con la definición número 3: Él estaba presentando un caso en contra de ellos. La iglesia tibia se había engañado a si misma creyendo que eran ricos, cuando en realidad eran pobres. Habían llegado a ser auto-suficientes (“Yo… No tengo necesidad de nada”). Tenían que ser convencidos de su pecado, porque no sabían que eran “infelices y miserables, pobres, ciegos y desnudos.” Este es el significado de la palabra convicción utilizado en 2 Timoteo 3:16: el procesar un caso contra otro para que sea declarado culpable por el delito que ha cometido. La palabra griega elegcho lleva consigo la idea de refutar a un adversario hasta el punto de convencerlo (o sino a él, entonces, al menos, a otros que escuchan la evidencia) de su pecado. Se trata de fundamentar y demostrar que las acusaciones formuladas contra el transgresor de la ley sean verdaderas.

“Todo el que comete pecado quebranta la ley; de hecho, el pecado es transgresión de la ley.” (1 Juan 3:4)

La Iglesia de Laodicea no se dio cuenta ni de la medida en que pecaban o la magnitud de cuanto tenían que cambiar. Sus hijos no siempre están conscientes de hasta qué punto están pecando. Tampoco suelen ser conscientes de hasta qué punto deben cambiar. Usted debe ayudarles a comprender estas cosas y debe hacerlo con las Escrituras. Usted debe aprender cómo utilizar la Biblia para convencer a sus pequeños transgresores de que han quebrantado la ley de Dios y que apartados de Cristo quedan condenados.

“¿Pero no estás tratando de conseguir que haga algo que es responsabilidad de Dios? Después de todo, ¿no es tarea del Espíritu Santo el convencer a las personas de pecado?”

El Espíritu Santo ciertamente convence de pecado (Juan 16:8), así como también lo hacen las Escrituras (2 Timoteo 3:16). Pero los ministros de Dios también están encargados del ministerio de redargüir. Pablo manda a Timoteo a “redargüir” con las Escrituras a aquellos que estaban bajo su cuidado espiritual. “Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.” (2 Timoteo 4:2). También le dijo que reprenda a los líderes de la iglesia “los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman.” (1 Timoteo 5:20). De hecho, uno de los requisitos para ser ordenado como pastor en el primer lugar es la capacidad de convencer a los que contradicen la sana doctrina (Tito 1:9). Por otra parte, en el capítulo 2 de su epístola (versículos 9-11) Santiago usó la ley para convencer a sus oyentes de ser infractores de la ley. Traer convicción, por lo tanto, es parte de la responsabilidad del ministerio de la Palabra. Y puesto que, como hemos visto, una de las tareas más importantes como padres es ministrar la Palabra a sus hijos, usando las Escrituras para producir convicción en sus corazones es una parte de su responsabilidad. Usted debe aprender cómo utilizar con eficacia la Palabra para apelar a las conciencias de sus pequeños infractores de la ley.

Por supuesto, los tres agentes de la convicción (El Espíritu, el Verbo, y el ministro de la Palabra) son a veces necesarios para lograr el resultado deseado. Pero cuando ministra la Palabra el agente humano debe hacerlo bajo el poder del Espíritu Santo para que la convicción deseada sea eficaz. El Espíritu de Dios puede trabajar de cualquier manera que Él elija, pero debemos esperar que él trabaje de acuerdo a la manera en que Él ha dicho que trabajará en la Biblia. Solo logrará provocar a su hijo a la ira si lo que hace es entregar versículos de la Biblia al azar y arrancados de su contexto, mientras está en un estado de enojo pecaminoso buscando avergonzar a su hijo por venganza (Efesios 6:4) en lugar de herir su conciencia para traerlo al arrepentimiento.

¿Por qué la convicción es tan importante?

En primer lugar, la convicción es importante porque la relación de su hijo con Dios depende18 de ella. Desde el proceso que se señala a Cristo hasta el momento de comunión donde su hijo disfrutará estar con Él, la convicción del pecado va a ser una parte esencial de su caminata. En efecto, “y camino de vida las reprensiones que te instruyen” (Proverbios 6:23).

Redarguyendo con las Escrituras, Sin embargo, en un intento de ayudar a padres a cambiar el comportamiento de sus hijos, muchos libros de crianza cristiana (videos, publicaciones, programas y seminarios) descuidan la razón más importante para hacerlo: agradar a Dios. Por mucho que usted quiera que su hijo cambie debido a otras “buenas” razones—tales como su salud y felicidad a largo plazo (o su salud y felicidad a corto plazo)—el motivo supremo para criar a sus hijos de acuerdo con la Biblia debe ser agradar y glorificar a Dios. Todos los otros motivos (y objetivos) deben estar subordinados a este. Es fácil ver cómo, cuando este importante motivo de la gloria de Dios se pasa por alto en la filosofía de crianza de los hijos, el uso de la convicción podría ser poco utilizada o estar ausente de su metodología de crianza. Permítame parafrasear a Adams de nuevo:19

“Ningún proceso de cambio [o filosofía de crianza de los hijos] que hace caso omiso a la relación del niño con Dios puede tener éxito sin importar qué trucos se usen para obtener lo que quiere el niño. Cuando un padre intenta cambiar el comportamiento de un niño sin primero buscar el cambio en su relación con Dios, el resultado no es más que un comportamiento farisaico y exterior, tan desagradable a Dios como el comportamiento egoísta original.”

La convicción es importante por otra razón. Es un requisito previo para el arrepentimiento y el cambio. Como señalé en el párrafo primero de este libro, su objetivo primordial en la crianza es la de facilitar la conformidad de su hijo al carácter de Cristo. Ningún niño, nacido pecador, puede cambiar a la semejanza de Cristo sin primeramente haber sido convencido de su falta de semejanza a Cristo. Y no es que el proceso de transformación vaya a ser completado antes de que abandone el hogar, de hecho, no se completará totalmente hasta que el Señor regrese, pero su trabajo mientras sus hijos estén todavía en casa es llevarlo al punto en que entienda cómo continuar el proceso cuando se haya ido. Para decirlo de otra manera, su propósito como padre es capacitar a su hijo a dejar su hogar y mantenerse por su cuenta. Pero a pesar de que lo deja a usted y a su cónyuge para ser una sola carne, la convicción será su compañero constante hasta el día de su muerte. Y si quiere ser verdaderamente cristiano, él mismo tendrá que aprender a convencer a otros.

Como hemos visto ya, su hijo no puede arrepentirse (cambiar su actitud y disposición) sin primero haber sido redargüido de su pecado. “Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete” (Apocalipsis 3:19). Como estas palabras de nuestro Dios sugieren, la convicción de pecado es un requisito previo al arrepentimiento—es una parte integrante del proceso bíblico disciplinario. Por supuesto, es posible para alguien ser convencido del pecado Por supuesto, es posible que alguien sea convencido de su pecado sin continuar al arrepentimiento. Pero no es posible que una persona se arrepienta sinceramente del corazón sin haber sido redargüido.

Afilando su espada

Hay dos habilidades esenciales que deben ser cultivadas para utilizar correctamente las Escrituras para traer convicción a su hijo. La primera habilidad tiene que ver con su conocimiento de la Biblia. Usted debe saber qué porciones de la Escritura se pueden utilizar para cada propósito de convicción específico. Usted debe saber lo que la Biblia dice y donde lo dice. Usted debe afilar la espada espiritual mediante la comprensión de lo que la Biblia dice acerca de la pecaminosidad de los pecados específicos con los que su hijo tiene dificultades.

¿Alguna vez ha escuchado esta frase? “¡Papi (o mami), no puedo comer mis espinacas (o remolacha o nabos o lo que sea)!” ¿Qué parte de la Escritura ha escogido usted para utilizar en este entorno? Una que he utilizado con mi hija y otros aconsejados en un sin número de declaraciones de incapacidad como esta es Filipenses 4:13, “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”

“No puedes decir que “no puedo” como cristiano. Si Dios dice que debes (obeceder a tus padres) tú puedes. Puedes aprender a hacer cualquier cosa que Él requiere de ti en la Biblia.”

“Pero papi, no quiero comer mis espinacas.”

“Así es, cariño. Tu no quieres comertelas—tu tienes que comertelas.” Dios nos manda hacer muchas cosas que no queremos. Lo primero que hice esta mañana, lo hice en contra de mis ganas. Me levanté de la cama y realmente no quería. La Biblia le dice a aquellos que han puesto su confianza en Cristo, que ‘para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios’ (1 Ped. 4:2). Como cristianos no tengo que seguir mis deseos pero sí puedo en lugar de eso, seguir la Biblia. Y lo bueno es que… después de hacer lo que dice la Biblia, generalmente estoy contento y satisfecho de haberlo hecho—así también te sentirás tu después de comer tus espinacas. Cuando nuestra voluntad entra en conflicto con la voluntad de Dios (cuando lo que queremos hacer es diferente a lo que Dios quiere que hagamos), debemos y podemos escoger hacer la voluntad de Dios.”

¿Alguna vez ha atrapado a su hijo en una mentira?

“La razón por la que no te dije la verdad, papá, es porque pensé que me iba a meter en problemas.”

“Hijo, cuando somos tentados a mentir, casi siempre es porque tenemos miedo de las consecuencias de decir la verdad. En este caso, tenías miedo de que fueras castigado por falta de honradez. Y ese temor sin duda, tiene razón de ser. Al parecer temías a las consecuencias de decir la verdad más que a las consecuencias de desagradar a Dios, quien dice que ‘El Señor aborrece a los de labios mentirosos, pero se complace en los que actúan con lealtad’ (Proverbios 12:22). La palabra ‘lealtad’ en este pasaje se puede traducir también como ‘verdad’. ¿Sabes cuál es la conexión entre ser verdadero y ser fiel?”

“No la sé.”

“Una persona que es conocida por decir la verdad es fiel. Ser fiel es ser confiable, fiable y digno de confianza. La gente tiende a confiar en las personas que son veraces y tienden a ser desconfiados con las personas que no son veraces. La Biblia dice en el pasaje similar (versículo 19) ‘Los labios sinceros permanecen para siempre, pero la lengua mentirosa dura sólo un instante.’ Como ves, cuando dices la verdad a las personas, puede que duela por un momento. Pero, por mucho que duela cuando le dices la verdad, no duele ni de cerca como lo hace cuando les dices una mentira. ¿Comprendes ahora por que mentir es algo tan terrible desde el punto de vista de Dios?

¿Entiendes el grado en que afecta la relación con los demás? ¿Ves cómo, cuando dices mentiras, fallas en amar a Dios y fallas en amar al prójimo, rompiendo así los dos grandes mandamientos en la Biblia?”

Puede que se necesite algo de tiempo en desarrollar la competencia en saber dónde localizar los pasajes apropiados, pero con el tiempo valdrá la pena. El proceso de hacer la investigación no sólo será beneficioso para usted personalmente en su propio crecimiento como cristiano, sino que también puede ser bastante agradable. Déjeme alentarle al señalar que, dado que todos los niños tienen sus propios (aunque comunes) patrones de pecado (vea 1 Corintios 10:13), un pasaje de la Escritura a menudo “cubre multitud de pecados.” A menudo se puede obtener gran cantidad de kilometraje de unos pocos pasajes que haya estudiado de un tema en particular (por ejemplo egoísmo, desobediencia, falta de respeto, falta de contentamiento, etc.). Tal vez la mejor manera de animarle en este momento es decir que para que comience con su formación, he incluido un apéndice en la parte final de este libro con más de 50 de las actitudes y comportamientos comunes inadecuados. También hay una bibliografía selectiva de otros recursos que le ayudarán a encontrar pasajes adicionales. Pero daré más detalles sobre esto más adelante.

Repartir la Palabra vs. Ministrar la Palabra

La segunda habilidad que debe usted desarrollar para convencer efectivamente a sus hijos del pecado es la capacidad de explicar a fondo las porciones de las Escrituras que está utilizando. Solo por el hecho de que la Biblia afirma que la Palabra de Dios no volverá a Él vacía, sino que tendrá éxito en el cumplimiento de sus propósitos (Isaías 55:11), no significa que usted deba tener una actitud despreocupada en cuanto a su responsabilidad de usar las Escrituras para traer convicción. No podemos contentarnos simplemente con prescindir de versículos de la Biblia como un dispensador de caramelos marca Pez© (como si la Escritura fuera una especie de píldora mágica que viene sin instrucciones en la botella). Los hombres (y mujeres) de Dios no sólo cuentan a sus oyentes lo que dice la Biblia, sino que también les dicen su significado, y les dicen cómo aplicarlo a sus vidas. Su trabajo como padre no es dispensar la Escritura, sino ministrarla a los corazones de sus hijos con el poder del Espíritu Santo.

“Hijo, por favor dime ¿por qué estas molesto?”

“Estoy molesto porque mamá no dejó que mis amigos vinieran a jugar conmigo después de la escuela.”

“¿Qué hiciste cuando se negó tu solicitud? Empecé a discutir con ella.”

“¿Y luego que pasó?”

“Ahí fue cuando me enojé y le dije todas esas cosas feas que te dijo que dije.”

“¿Por qué crees que te has enojado tanto?”

“Creo saber. Hay un pasaje en la Biblia que pregunta y responde estos ‘por qué’”

“¿Existe?”

“¡Claro! Dios nos dio la Biblia para enseñarnos cómo vivir una vida que es agradable a Él y corregir nuestras formas pecaminosas de pensar y actuar, las cuales solo nos hacen miserables.”

“¿Dónde me dice porque me puse tan molesto con mama?

“Está en el cuarto capítulo del libro de Santiago. Estos cristianos a los que Santiago les escribía tenían tan severos conflictos uno con el otro que él tuvo que reprenderlos. Comenzó pidiéndoles que buscaran de donde venia su enojo. De hecho, utilizó frases de un contexto de guerra para describir lo que uno le estaba haciendo al otro. La cuestión que plantea para ellos es, ‘¿Qué causa las peleas y conflictos entre ustedes?’ Entonces contesta su propia pregunta. ‘¿Acaso no vienen de vuestros deseos que batallan dentro de ustedes? Mira hijo, cuando queremos algo más de lo que debemos, podemos ponernos enojados de una forma pecaminosa. Y puede ser un buen deseo el que nos meta en problemas. A veces me he puesto pecaminosamente enojado contigo porque no me has obedecido.”

“¿Pero no es eso un buen enojo? ¿Acaso no está bien estar enojado cuando alguien hace algo mal?”

“Eso depende de si nos enojamos porque la persona pecó contra Dios. A veces estamos más enojados porque la persona ha pecado contra nosotros de lo que estamos porque pecó contra Dios. Cuando eso sucede, es más probable que sea una ira pecaminosa y no una ira justa.”

“¿Quiere decir que podemos tener los dos tipos de ira en nuestros corazones, al mismo tiempo?”

“Así es. ¿Por qué crees que yo a veces te envío al cuarto antes de que te discipline?”

“¿Debido a que estas tratando de sacar el mal enojo del corazón primero?”

“Exacto.”

“Como ves, son nuestros deseos que nos meten en problemas. Cuando queremos algo tanto que estamos dispuestos a pecar con el fin de obtenerlo, o pecamos enojándonos, porque no podemos conseguirlo, entonces eso que queremos—aunque sea algo bueno (por ejemplo querer que nuestros hijos nos obedezcan o querer jugar con nuestros amigos) —lo queremos demasiado. Fueron sus deseos excesivos los que provocaron que los primeros cristianos a los que Santiago les estaba escribiendo, lucharan y pelearan unos con otros”

“¿Qué significa excesivo?”

“Significa ‘demasiado.’ El término “batallar” en este pasaje es otro término militar. Podríamos decir que es como un soldado que cava una trinchera en el suelo y se esconde allí para protegerse del enemigo. A veces nuestros deseos pueden estar tan ‘excavados’ en nuestros corazones (o como dice Santiago, ‘miembros’) que llegan a ser como pequeños ídolos a los que no queremos renunciar. Así que cuando alguien trata de alejarlos de nosotros o nos impide tenerlos, nos volvemos pecaminosamente enojados.”

“Supongo que me enojé con mi madre porque me impidió jugar con mis amigos.”

“¿Cómo llamarías al deseo específico que causó todo este problema?”

“No sabía que tenía un nombre.”

“Yo no estaría tan seguro”

“¿A qué te refieres?”

“Hace un tiempo, hice una pequeña lista de las cosas en mi vida las cuales me causaban enojarse. Cuando terminé mi lista, me di cuenta que habían dos tipos de cosas (dos categorías) en las cuales entraba casi todo lo de mi lista. La primera fue el dinero. Me enojaba cada vez que alguien se metía con mi dinero. Y entonces me di cuenta de que la Biblia tenía un nombre para mi deseo pecaminoso.”

“¿Cómo dice la Biblia que se llama?”

“En 1 Timoteo 6:10 la Biblia lo llama ‘amor al dinero’ la cual es la ‘raíz de todos los males.’

“¡Que bueno! ¡Digo, no que bueno que fueras un ‘amante del dinero’, sino que bueno que la Biblia te atrapa de esa manera! ¿Cuál es el nombre del mal deseo del que me hablaste?”

“Ese es aún peor porque estaba empezando a convertirme en un tipo de persona de la cual la Biblia dice que tiene un grave problema.”

“¿A qué te refieres?”

“Bueno, cuando una persona continuamente práctica el mismo pecado una y otra vez, ese tipo de pecado . . . bueno, se apodera de ella. Comienza a controlarla poco a poco hasta que en algún momento Dios se refiere en realidad a esa persona por el nombre del pecado que lo ha dominado.”

“Aún no entiendo… totalmente.”

“¿Cómo llama Dios a un individuo que miente todo el tiempo?”

“Un mentiroso.”

“¿Y a alguien que toma muchas decisiones tontas?”

“Un tonto. Ahora entiendo. Entonces, ¿cuál fue el pecado que comenzó a apoderarse de ti?”

“Solía ponerme muy enojado cuando otras personas perdían mi tiempo —especialmente el tiempo compartido. Sabes… el tiempo que quería pasar pescando o cazando y solo relajarme con mi familia. Creo que comenzaba a convertirme en un ‘amante del placer’ al cual tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento hacen referencia.

“Eso es estupendo. La forma en que lo descubriste, me refiero.”

“Gracias, pero, realmente no puedo tomarme el crédito por averiguarlo. El Espíritu de Dios utiliza los versículos de la Biblia que había memorizado para convencerme de mi egoísmo, y Él me está dando la gracia para arrepentirme de estos deseos desordenados. Ahora, hijo, me gustaría volver a preguntar aquella pregunta.”

“Cuál pregunta.”

“Aquella sobre el nombre de un deseo pecaminoso. ¿Podría ser que la razón por la que te pusiste tan enojado con mamá es porque amabas el placer de jugar con tus amigos más de lo que amabas (el placer de obedecer) a Dios? ¿Podría ser que estas comenzando a convertirte en lo que la Biblia se refiere como un ‘amante del placer’?”

Con un poco de tiempo, esfuerzo y práctica puedes aprender como (y desarrollar las habilidades necesarias) para encontrar, explicar y aplicar los versículos apropiados que el Espíritu de Dios puede utilizar para “convencer” sus hijos. Tienen necesidad de ser redargüidos no sólo de su pecado, sino también de su necesidad de confiar en Cristo como Salvador y Señor, y de depender del Espíritu Santo para recibir la gracia necesaria para vivir una vida que sea agradable al Padre.

Consideraciones adicionales sobre el redargüir

Además de las dos habilidades anteriormente mencionadas, hay algunos otros factores a considerar en el uso de las Escrituras para la convicción.

1. Examine Sus Motivos.

De acuerdo a Gálatas 6:1, el objetivo que estamos tratando de lograr cuando se trata de un hermano que ha caído en un fallo debe ser la restauración. “Hermanos, si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales deben restaurarlo con una actitud humilde. . .” La palabra restauración es un término médico usado para describir la colocación de un hueso que se ha roto. La idea es hacer nuevamente útil a una persona que ha sido dominada por un pecado. Vamos a echar un vistazo más de cerca a esta palabra más adelante, pero por ahora baste decir que el motivo debe ser el restablecimiento de su hijo, no el exponerlo ni facilitarle las cosas a usted mismo o ejercer venganza personal contra él para humillarlo. Usted no puede usar la patria potestad que Dios le ha dado para Su gloria y el beneficio de sus hijos para fines egoístas tales como su propia gloria y beneficio personal. Como he mencionado anteriormente, no trate de convencer a su hijo del pecado, cuando está más molesto porque ha pecado contra ti de lo que estás porque pecó contra Dios. Esto, en parte, es a lo que Pablo se refería cuando añadió las palabras “considerándote a ti mismo, para que no seas tentado” hacia los que había encargado con esta tarea de restauración. “Hipócritas,” ustedes recordarán, es la palabra que el Señor Jesús utiliza para describir aquellos que no examinan su propia “viga” antes de hablar de la “paja” del otro” (Mateo 7:3-5).

2. Use la Terminología Bíblica Cuando Convence a los Niños (o cualquier otra persona en el caso) de Sus Pecados.

Cuando utiliza las Escrituras para describir el comportamiento, debemos seguir el ejemplo de Pablo, quien habló “no con las palabras que enseña la sabiduría humana sino con las que enseña el Espíritu, de modo que expresamos verdades espirituales en términos espirituales.”(NVI) Con solo decirle a un niño que es demasiado “tímido” no es muy probable que le lleve convicción como haría el demostrarle la relación entre su comportamiento tímido y el pecado de orgullo y/o grosería (para mencionar sólo estos dos). El solo referirse a un hijo o una hija como “paranoico” no golpea conciencia como lo hacen los términos bíblicos, tales como temeroso o suspicaz. Con Utilizar la palabra “idiota” en vez de “tonto” lo más probable es que le provoquen ira en lugar de llevarlo al arrepentimiento. Decirle que “las evaluaciones que estás haciendo sobre ti mismo no son bíblicas (no son verdaderas, honestas, o correctas, etc.)” es mucho más exacto teológicamente hablando (y traen mayor convicción) que decir “tienes una baja autoestima”. Por supuesto, la terminología bíblica para el comportamiento irresponsable propina un golpea a gran parte de la psicología barata de hoy, que ha redefinido lo que la sociedad antes llamaba ‘pecado’ como una ‘enfermedad’. (La Biblia aun le llama pecado). Pero la terminología bíblica es mucho más eficaz para ayudar a los niños a ver su necesidad de cambio. Para ayudarle en su búsqueda para encontrar los términos exactos bíblicos que busca, se ha incluido el Apéndice A: Pasajes Bíblicos Sobre la Formación del Niño, al final de este libro. Aunque lejos de ser exhaustiva, ofrece varios pasajes de la Biblia para más de 50 problemas y enfermedades comunes de comportamiento de la infancia.

3. Argumentar su Caso a Fin de Dejar Claro al Niño Que la Acusación es por Causa de los Pecados contra Dios.

Ciertamente, cuando un niño peca contra otro individuo debe ser instruido para buscar el perdón de esa persona y, si es necesario, hacer cualquier requiere posterior que la Biblia requiera. Pero en el análisis final, el pecado es principalmente contra un Dios tres veces Santo. Después de cometer adulterio con Betsabé y el asesinato de Urías, el hitita, dijo David en el Salmo 51:4, “Contra ti he pecado, sólo contra ti, y he hecho lo que es malo ante tus ojos; por eso, tu sentencia es justa, y tu juicio, irreprochable.” La idea central de sus argumentos no debe ser, “¿No te das cuenta de lo mucho que me heriste con lo que hiciste?” Sus frases deberían centrarse en la grave-dad de cometer un pecado contra Dios. “¿Sabes lo que Dios piensa sobre lo que hiciste? Él nos dice en el capítulo doce del libro de los Proverbios…” Ahora bien, ciertamente no está mal el ayudar a los niños a ver exactamente como su pecado ha afectado a otros. Tales apelaciones cuando son bien redactadas pueden ser utilizadas por el Espíritu Santo para llevar a la convicción—como Natán el profeta las usó en su parábola a David cuando dijo en referencia a Urías:

“…en cambio, el pobre no tenía más que una sola ovejita que él mismo había comprado y criado. La ovejita creció con él y con sus hijos: comía de su plato, bebía de su vaso y dormía en su regazo. Era para ese hombre como su propia hija.” (2 Samuel 12:3)

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201 s. 3 illüstrasyon
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9781629461533
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