Kitabı oku: «Fotografía infantil», sayfa 3
Para lograr primeros planos en retratos de niños, Alba Soler considera fundamental usar buenos objetivos, porque proporcionan una gran nitidez en los ojos y otros detalles, a la vez que ofrecen transiciones suaves y altas luces con desenfoques atractivos. En esta imagen usó uno de sus favoritos, el objetivo Canon 85 mm f/1,2, un teleobjetivo corto que captura muy bien las delicadas tonalidades de la piel de los niños. Combinó la luz solar para el fondo con un flash Profoto B2 y accesorio de Beauty Dish para iluminar el rostro.
Canon 5D Mark III, Canon 85 mm f/1,2, ISO 400, f/2,8, 1/200 s.
CAPÍTULO 2
Equipo fotográfico y humano
AL FINALIZAR ESTE CAPÍTULO HABRÁ APRENDIDO:
•Qué factores debería considerar para seleccionar su cámara y objetivos
•Cómo ajustar su cámara correctamente
•Cuáles son los objetivos más útiles en fotografía de niños
•Los accesorios de iluminación más útiles y cómo configurar un equipo básico o avanzado, tanto en estudio como en localizaciones
•Qué otras herramientas y complementos debería considerar incluir en su equipo para fotografiar niños fuera del estudio
•Cómo transportar de forma cómoda y segura su equipo fotográfico
•Las aportaciones de un buen equipo humano para ampliar su negocio
La elección de su equipo fotográfico vendrá determinada en gran medida por el tipo de fotografía de niños que realice. Si trabaja en un estilo más periodístico necesitará un equipo más ligero que le permita moverse con facilidad; mientras que si fotografía mucho en interiores no le quedará más remedio que invertir en objetivos más luminosos pero también más pesados e incómodos. Por supuesto, además de estos factores dependientes del método de trabajo, hay otros de gusto personal o, simplemente, derivados de una mayor familiaridad con ese tipo de equipamiento. En las páginas siguientes le guiaremos para que configure su equipo de acuerdo a su estilo, la edad de los niños fue dejar fotografiar y su presupuesto.
Cámaras y objetivos más adecuados
ELECCIÓN DE CÁMARA
Debido a la rápida evolución de las cámaras digitales sería de escasa utilidad recomendar una relación de equipo fotográfico para cada tipo de sesión, pues seguramente ya estará a la venta alguna cámara mejor para cuando tenga este libro en sus manos. Por ello le ofreceré una relación de características que debe tener en cuenta para elegir el equipo idóneo para fotografía de niños. Estas características son muy útiles para esta especialidad y son independientes del momento en que usted desee comprar su cámara.
Objetivos intercambiables: réflex o híbridas
Para el fotógrafo profesional o el padre o madre aficionada no hay lugar para considerar las cámaras compactas, a excepción de algunos modelos de gama muy alta que permiten las opciones de grabación en RAW y cuentan con objetivos de calidad razonable. Aunque por el rango de precio de dichos modelos merece más la pena que invierta en una cámara que permita el intercambio de objetivos. Las únicas ventajas de las cámaras compactas son su reducido peso y tamaño, así como las menores posibilidades de que el polvo entre en el sensor.
Las cámaras réflex SLR (réflex de único objetivo) han constituido la opción preferida por los fotógrafos de niños. El fotógrafo profesional busca cámaras que ofrezcan calidad de imagen, buena medición de luz, enfoque rápido, solidez y durabilidad. Estas cualidades se encuentran en las cámaras réflex de gama media o alta de la mayoría de los fabricantes actuales. Además, las cámaras réflex constituyen algo más que una cámara; son el centro de un sistema completo de objetivos, flashes y otros accesorios, que permiten al fotógrafo expandir las posibilidades de su equipo para fotografiar todo tipo de sujetos y en cualquier variedad de condiciones. En la elección de su cámara SLR busque entre los modelos de gama media o alta aquellos que se comporten mejor en las características que le explicaremos en los siguientes apartados. Los tres fotógrafos de este libro usan cámaras réflex para la mayoría de sus trabajos, “fundamentalmente por calidad y por estar muy acostumbrados a ellas, lo que redunda en un manejo muy rápido de sus controles en todo tipo de situaciones” como indica Pepa Valero.
Aunque hasta hace pocos años el único tipo de cámara a considerar para fotografía de niños eran las SLR, actualmente van ganando terreno las denominadas cámaras híbridas. Este tipo de cámaras permiten intercambio de ópticas pero en ellas se ha sustituido el sistema de visión ocular a través del objetivo y el pentaprisma por un visor electrónico. Básicamente son visores parecidos a los que montan las cámaras de vídeo con un pequeño monitor LCD donde se visualiza la escena captada por el sensor a través del objetivo que esté montado. La eliminación del sistema óptico de visor permite que estas cámaras híbridas sean más ligeras y de menor tamaño.
Además, varios fabricantes incorporan en sus cámaras híbridas sensores de tamaño considerable y niveles de ruido bajo, por lo que muchos fotógrafos profesionales de niños incluyen este tipo de cámaras en su trabajo. Pepa Valero considera que “para fotografiar niños que se mueven una cámara pesada te deja agotado, por mucha calidad que te ofrezca. Así que ya he empezado a tomar contacto con ellas y no dudo de que las iré usando en muchos de mis trabajos”. Desde luego, las cámaras híbridas son también una buena opción para los padres aficionados avanzados porque reducen el peso a la mitad, además de contar con sensores y objetivos excelentes, lo que facilita su transporte en viajes y poder usarla en muchas circunstancias cuando realice actividades con sus hijos.
Las opciones de cámaras más usadas en fotografías de niños: las cámaras réflex (Canon 5D Mark III y Mark IV. Nikon D750 y D850) y las cámaras híbridas de gama alta (Fujifilm X-T3 y Sony A9).
Una de sus principales desventajas proviene de que la escena se visualiza como en los visores de vídeo con los problemas inherentes a los visores electrónicos; o sea; que la imagen puede tener una pequeña ralentización o sobreexposición si se cambia de punto de vista rápidamente, sobre todo cuando hay cambios importantes de iluminación entre una escena y otra. A cambio, el visor electrónico permite añadir información extra sobre la visualización de la escena; así por ejemplo podrá ver su histograma en tiempo real superpuesto a la escena o manejar los menús de su cámara sin apartar el ojo del visor.
Megapíxeles: únicamente los necesarios
No se obsesione con adquirir una cámara dotada con el sensor de mayor número de píxeles en el mercado. Si bien es verdad que contar con un sensor de un gran número de píxeles permite recortar y quedarse con una pequeña parte de la imagen, manteniendo un nivel de calidad razonable. También es cierto que la mayoría de los profesionales no recurren a esa opción, sino que prefieren acercarse al sujeto, bien físicamente o por medio de teleobjetivos, para que el encuadre recoja al sujeto correctamente y sin necesidad de arreglos posteriores. Por otra parte, para la mayoría de los productos que ofrecerá basados en sus fotografías de niños le bastará con una cámara de un mínimo de 16 millones de píxeles. Con ese número de píxeles puede realizar copias de hasta 62 x 42 cm sin interpolar y llegar al 80 x 100 cm con una pequeña interpolación (33%).
Además, hay que considerar la ralentización en su flujo de trabajo que supondrá mover ficheros de gran tamaño desde su tarjeta al disco duro y cada vez que accede a ellas desde el disco. Si su cámara tiene 21 megapíxeles, los ficheros RAW que genere tendrán un tamaño de unos 26 megabytes y los TIFF resultantes sin ninguna capa de ajuste pesarán ya unos 63 megabytes. Multiplique por el elevado número de fotografías que se realizan en una sesión con niños y verá que solo los RAW pueden ocuparle más de 10 gigabytes. ¿Por qué usar un tamaño de imagen superior, si no es necesario para ofrecer una alta calidad y significará mayor espacio en disco y una ralentización notable de las labores de selección y ajuste?
Enfoque rápido
Para todo tipo de reportaje fotográfico, y más aún para recoger a los niños y sus actividades, se requiere una cámara que enfoque rápidamente y permita varios modos de ajuste del autofoco. Compruebe la velocidad del sistema de autoenfoque y su funcionamiento en condiciones de iluminación débil. Muchas cámaras de gama baja simplemente no son capaces de enfocar rápidamente en un interior de una vivienda poco iluminada.
Además, el sistema de autoenfoque de su cámara deberá permitir el autoenfoque único de cada disparo y también el autoenfoque continuo, que ajusta el enfoque siguiendo al sujeto mientras dispara una ráfaga de fotografías. Los modos de autoenfoque para ráfagas le serán muy útiles en numerosas ocasiones, por ejemplo cuando esté siguiendo a un niño que desarrolla alguna actividad en exteriores.
Según Pepa Valero “los sistemas de enfoque en cámaras digitales todavía dejan mucho que desear, al menos para mi método de trabajo, porque me gusta abrir mucho el diafragma para crear desenfoques y mezclas de luz. Uso tanto el enfoque puntual por zonas concretas, como enfoque al centro y reencuadrar después; a veces ajusto en modo de enfoque único y otras en enfoque continuo según las circunstancias y el niño, también uso enfoque manual sobre todo en macro. Sin embargo, cuando hay poca luz a veces enfocar es misión imposible, por lo que en algunas ocasiones me suelo ayudar de la linterna del móvil”.
Manuel González indica que usa “equipos Canon desde mis comienzos y estoy contento con los resultados que me ofrecen sus cámaras y ópticas. No obstante, siempre digo que antes de comprar, hay que probar los equipos. Afortunadamente todos tenemos distribuidores en nuestra zona para hacer las pruebas pertinentes. En la actualidad me siento cómodo con Canon y particularmente no siento ninguna inquietud por las nuevas cámaras sin espejos, pero siempre digo que si el camino está por ahí tarde o temprano llegará”.
Alta sensibilidad (ISO)
La mayoría de las fotografías de niños las realizará en estudio o de día en exteriores, por lo que no necesitará una cámara con sensibilidad ISO muy elevada; habitualmente la situará entre 100 y 800 ISO, por lo que no tiene sentido buscar una cámara que ofrezca mucho más de 3200 únicamente para algunos casos de interiores con iluminación reducida. Alba Soler considera “que una cámara con una calidad aceptable es más que suficiente. Mientras no limite tu creatividad, actualmente con cualquier cámara se pueden hacer maravillas. Sin embargo, una de las características prioritarias para mí al elegir una cámara es que tenga un buen comportamiento con sensibilidades medias o altas, ya que trabajo casi todo el tiempo con luz natural”. Piense que la mayoría de las cámaras prometen fotografiar con muy altas sensibilidades pero otra cosa diferente es que la imagen resultante tenga calidad. Si puede, verifique usted mismo el comportamiento de la cámara a ISO 1600 y 3200, observe si reproduce correctamente una carta de colores, el ruido que aparece en zonas de sombra y la resolución de detalles finos (una carta de prueba de objetivos o un periódico). Si a esas sensibilidades no le convencen los resultados, sin duda debería buscar otro modelo de cámara si quiere fotografiar niños.
Rapidez de disparo
A lo largo de una sesión de exteriores con niños se suceden muchos momentos únicos que transcurren rápidamente y añaden esa “chispa” de vida al reportaje. No puede permitirse fallos para captarlos, porque su cámara no enfoca rápidamente o porque hay un cierto retardo en el disparador. La mayoría de las cámaras DSLR no tienen retardos apreciables desde el momento en que pulsa el disparador hasta el que se abre el obturador; sin embargo, cámaras híbridas y compactas de gama alta pueden tener un cierto retraso que es inadmisible para fotografía de niños.
A los niños de menos de 5 años resulta difícil mantenerlos quietos, por ello Pepa Valero ilumina la escena con luz natural difusa de forma que no tenga que estar ajustando la exposición todo el tiempo. Además, usa el modo ráfaga en su cámara Nikon para no perder las secuencias de movimientos y gestos. Muchas veces encuentra en los fotogramas intermedios de una ráfaga aquellos que son más naturales y emotivos.
Nikon D-800, Nikkor 50 mm f/1,8, ISO 400, f/4, 1/200 s.
También evalúe la velocidad de disparo en ráfagas; normalmente una velocidad máxima de 6 fotogramas por segundo es más que suficiente para exteriores con niños ¡no está fotografiando deportes! Además, deberá considerar el tiempo de grabación de una ráfaga; ese tiempo va a depender de la velocidad de transferencia del procesador de su cámara y de la velocidad de escritura que admita su tarjeta de memoria. No hay nada más frustrante que perder un instante único porque la cámara se encuentra ocupada ¡transfiriendo datos cuando tendría que estar tomando fotografías!
CONSEJO
TARJETAS DE MEMORIA: SUS CARACTERÍSTICAS
Para elegir la tarjeta de memoria más adecuada entre la amplia oferta disponible actualmente es fundamental conocer las características principales que debe comparar. La capacidad de almacenamiento no siempre es lo más importante. Considere prioritaria su velocidad de grabación, porque la experiencia más frustrante al fotografiar niños puede resultar de la incapacidad de la tarjeta de memoria para grabar rápidamente las ráfagas que en muchos casos necesitará disparar.
La velocidad máxima de la tarjeta viene indicada bien en MB/s (megabytes por segundo) o en un factor, número seguido de letra x: 100x, 300x, 500x, que indica el número de veces que debemos multiplicar 150 kB/s para obtener la velocidad de transferencia, así por ejemplo: una tarjeta de 100x tendrá una velocidad de 100 por 150 kB/s o sea 15000 kB/s o lo que es igual 15 MB/s. Si únicamente aparece una indicación de velocidad, esta será la de lectura que siempre es mayor que la de escritura. Realmente dicha velocidad máxima no es una buena indicación de las cualidades de la tarjeta para mover datos; además, es difícil incluso que la cámara que use pueda llegar a las velocidades más altas publicitadas en ellas.
Resulta mucho más útil la clasificación de velocidad, indicada por un número de una o dos cifras rodeado por un círculo ligeramente incompleto que forma una “C”. Esta es una de las características clave a considerar, sobre todo si va a usarla también para realizar vídeos, pues indica la velocidad mínima que la tarjeta le garantiza en una grabación continua. Las velocidades habituales son 2, 4, 6 o 10 megabytes por segundo.
Otra consideración sobre la velocidad es la velocidad mínima de escritura que garantiza la tarjeta, no la velocidad máxima de la que hablan las cifras en grande de la tarjeta, fundamental para conocer cómo se va a comportar de verdad la tarjeta al disparar una ráfaga de fotografías. Viene indicada por una letra “U” con un número dentro: el 1 indica 10 MB/s y si lleva un 3 sube a 30 MB/s.
La categoría de velocidad de vídeo se ha añadido para facilitar la selección de tarjetas destinadas a ser usadas prioritariamente para realizar vídeos. Se indica por una “V” seguida de un número que expresa la velocidad mínima de grabación de video en MB/s. Si grabara en Full HD se recomienda usar V6, V10 y V30; mientras que si graba en 4K debería escoger las V30 o V60.
Para aumentar la velocidad de transferencia, los fabricantes han desarrollado nuevos buses de conexión entre la tarjeta y la cámara. Las tarjetas denominadas UHS-I tienen una sola fila de contactos y una velocidad máxima de bus de 104 MB/s, mientras que las de UHS-II y UHS-III poseen dos filas de contactos y velocidades máximas de 312 y 624 MB/s respectivamente. Antes de optar por tarjetas UHS-II y III verifique que su cámara pueda beneficiarse de leer por medio de dichos buses mejorados, porque si no los leen estará simplemente gastando más dinero y la cámara seguirá leyendo solamente la fila superior de contactos.
La capacidad de almacenamiento de las tarjetas de memoria se expresa en gigabytes y actualmente se encuentra ya por encima de las necesidades habituales para los fotógrafos. No necesita invertir en tarjetas de enorme capacidad, de hecho la mayoría de los fotógrafos optan por una entre 32 y 64 gigabytes porque tienen una buena relación entre capacidad y precio. Algunos fotógrafos prefieren tarjetas de menor capacidad porque así en caso de error de una tarjeta no perderían todas las fotografías de la sesión. No obstante, si opta por cámaras de gama alta con doble ranura para grabación de las fotografías sobre dos tarjetas simultáneamente, esta medida de seguridad ya no tiene mucho sentido.
Si su cámara es antigua verifique si únicamente lee tarjetas hasta 32 GB, denominadas SDHC (Secure Digital High Capacity) o también puede leer las tarjetas de alta capacidad, de 64 GB o más también denominadas SDXC (Secure Digital Extra Capacity).
Las tarjetas tipo Compact-Flash también vienen marcadas con características similares. Las más importantes son la velocidad de Acceso Directo a Memoria (UDMA), las más antiguas UDMA modo 6 ofrecen velocidad de 133 MB/s y las modo 7 llegan a 166 MB/s. También indican la velocidad de grabación de vídeo mediante un símbolo de claqueta con un número dentro que indica la velocidad en MB/s.
Ergonomía, controles y menús
Entre los factores a los que no se les presta mucha importancia a la hora de escoger una cámara para fotografiar niños se encuentran la ergonomía y la facilidad de uso de controles y menús. Una sesión con niños supone un manejo continuo de la cámara, por lo que ésta debe adaptarse bien a la mano, sin posibilidad de que se deslice o resbale accidentalmente, con el disparador y los controles más usados fácilmente accesibles y sin retirar el ojo del ocular. Si trabaja sobre todo en exteriores, considere el peso del cuerpo de la cámara sumado al del objetivo más pesado que usará. ¡Usted tendrá que llevar ese peso durante una o dos horas bien al cuello o en su mano! Y aunque una diferencia de 150 a 250 gramos puede no parecer notable, sin embargo supone un mayor cansancio al cabo de unas horas. De modo que le aconsejamos que compare los pesos de los conjuntos cámaras y objetivos que esté evaluando para comprar.
Además valore los controles y menús de funciones pues los cambiará frecuentemente si sus localizaciones tienen entornos variados, con interiores, exteriores, diferentes iluminaciones, etc. Los controles para ISO, Balance de Blancos, Compensador de Exposición, Modos de Disparo y Modos de Enfoque deberían ser accesibles rápidamente y sin intricados submenús. A ser posible deberían tener sus propios controles directos o poder configurarlos en otros controles programables de acceso directo.
Batería
Pocas personas consideran el tiempo de duración de la carga de una batería a la hora de seleccionar su cámara… ¡hasta que en medio del momento cumbre de una ceremonia de comunión salta el aviso de falta de carga en la batería! Hay diferencias importantes en la duración de la carga de las baterías entre unos fabricantes y otros, e incluso entre diferentes modelos del mismo fabricante. Además de revisar sus especificaciones, compruebe la opinión de otros usuarios o incluso alquile una para poder comprobar su duración real.
En fotografía de niños, sobre todo si es profesional y realiza también reportajes sociales, su cámara debería poder trabajar todo el día sin necesidad de cambiar de batería. En caso de que la batería de su cámara se agote tras varias horas de uso continuo, considere comprar una empuñadura que permita incorporar baterías extras para no tener que cambiarlas durante toda la sesión. Además, estas empuñaduras facilitan el disparo de fotografías en formato vertical mediante el botón disparador adicional que incluyen para esta función. Este pequeño detalle ergonómico lo agradecerá su codo y antebrazo al final del día, dado que no tendrá que elevarlo para disparar en vertical.
Sistema de flashes asociado
Toda cámara profesional usada para fotografía de niños debería contar con un sistema de flashes portátiles de altas prestaciones, que le permita complementar su iluminación siempre que lo necesite. Los principales fabricantes de cámaras profesionales incluyen en su catálogo un conjunto de flashes portátiles, que hacen posible la sincronización de la cámara a un transmisor o flash maestro, y de éste a varios flashes esclavos que se dispararán simultáneamente cuando accione el disparador de su cámara. Para poder definir una iluminación concreta a las diferentes zonas de la escena, cada unidad deberá poder ajustarse en más (+) o menos (-) sobre el valor de exposición principal. Busque también en el sistema de flashes asociado a su cámara que tenga una buena valoración de su sistema de medición TTL, en el que la cámara mide la iluminación que aportan los flashes sobre la escena y puede cortar su potencia para conseguir una exposición correcta. (Lea más adelante en este mismo capítulo la sección dedicada a flashes portátiles para una información más detallada).
ELECCIÓN DE OBJETIVOS
Si desea avanzar a un escalón profesional en su fotografía de niños necesitará dedicar a la elección de objetivos tanto o más tiempo que el dedicado a estudiar la cámara que adquirirá… y por supuesto, asignarle un presupuesto en muchos casos similar o superior al dedicado a su cámara. ¿Por qué asignarle mayor presupuesto a su kit de objetivos que a su cámara? En primer lugar porque un objetivo profesional de gama alta logra resultados profesionales, al menos desde el punto de vista técnico (¡el artístico lo tendrá que poner usted!). Un objetivo de gama alta tiene un diseño óptico y una calidad de lentes y construcción que le permiten tener muchas de las cualidades que usted desea para su fotografía de niños. Si compara las fotografías tomadas con un objetivo de gama alta frente a uno de gama media baja observará: mayor resolución de detalles en todo el plano focal (no sólo en el centro como los objetivos de gama baja media), menor distorsión de las formas en los bordes (¡menos caras deformadas o edificios que se inflan!), mejor reproducción del color (compruebe la calidad de los tonos pasteles y saturados que puede conseguir con uno y otro objetivo) y desenfoques o bokeh mucho más suaves y con formas bonitas.
Otro punto clave que conviene considerar es su vida útil: un buen objetivo le prestará servicio durante más años que una cámara. Seguro que el sensor u otros componentes electrónicos de su cámara empezarán a fallar o su cámara estará desfasada tecnológicamente antes de que su objetivo empiece a dar problemas. Por lo que su inversión en un buen objetivo puede amortizarla durante muchos más años que la de su cámara.
Y un último argumento, no menos importante, se deriva de las exigencias de la fotografía de niños, sobre todo en eventos sociales, que requieren de una gran fiabilidad y resistencia en los equipos. Usted no puede repetir la ceremonia de la primera comunión por problemas con un objetivo de mala calidad que le falló en el momento más inoportuno. Tampoco puede retrasar una salida a realizar exteriores porque haya empezado a llover un poco. Un buen objetivo tiene componentes mecánicos de alta calidad e incluso puede estar sellado para garantizarle un funcionamiento óptimo durante años en las condiciones más difíciles (lluvia, viento, arena, etc.), sin que puedan penetrar en él polvo o agua que lo estropeen.
Los cinco objetivos fijos usados por Manuel González en fotografía de niños (de izquierda a derecha): Sigma 105 mm f/2,8 Macro, Sigma 85 mm f/1,4, Sigma 50 mm f/1,4. Canon 135 mm f/2 L y Canon 35 mm f/1,4 L.
Para fotografía de niños no es preciso disponer de un conjunto muy amplio de objetivos. Como en la mayoría de las especialidades fotográficas, en su elección debería primar la calidad de sus objetivos sobre su número. A continuación le ofreceremos algunas ideas útiles que pueden ayudarle a escogerlos. Para Pepa Valero, “en estudio e interiores resulta suficiente un pequeño conjunto de objetivos, que incluya un buen objetivo 50 mm y un tele corto entre 80 y 135 mm; personalmente me decanto por el 85 mm f/1,4 de Nikon”. Para Alba Soler; “si tuviera que escoger un solo objetivo, una lente fija que no te limite y pueda servirte en cualquier ocasión, estoy pensando claramente en un 50 mm. (Yo tengo el Sigma Art 50 mm f/1.4). Es una apertura que funciona bien prácticamente para todo y permite obtener atractivos desenfoques en los fondos. La mayor parte del tiempo trabajo en exteriores y tengo espacio de sobra para alejarme o acercarme si quiero cambiar el tipo de plano”.
El tele corto (80 a 135 mm de distancia focal) le permitirá conseguir planos medios y cortos, donde destaquen detalles del rostro y expresiones, desenfocando fácilmente el resto, para lo que debería elegir uno con una apertura máxima igual o por debajo de 2,8. Si, además, su tele corto es un objetivo macro, todavía podrá acercarse y captar planos aún más cercanos. Alba Soler tiene claro que “si queremos motivar nuestra creatividad y rodearnos de juguetes que nos hagan la vida más divertida, es cuando entran en juego otras lentes. Mi objetivo absolutamente favorito es el 85 mm f/1,2 que lleva pegado a mi cámara desde que lo compré. El 85 mm comprime el fondo de forma que no se come a la persona; encuentro que objetivos como el 50 o el 35 mm dan mucho protagonismo al entorno a no ser que la persona esté muy cerca de la cámara. Y aquellos con distancia focal superior al 85 mm hacen desaparecer demasiado el contexto de la persona, no permitiendo ver realmente donde está. El 85 mm nos sigue dando información del entorno, de sus formas y de lo que pasa alrededor, pero lo separa de la persona que cobra así mayor protagonismo”.
La fotografía superior está tomada con un objetivo 50 mm. Puede apreciar la escasa profundidad de campo al usar un diafragma muy abierto (f/2,5) si el punto de enfoque se encuentra muy cercano a la cámara. Las zonas enfocadas nítidamente se limitan a los ojos, nariz y labios, mientras que el fondo queda muy desenfocado permitiendo aminorar su importancia y reducir su visibilidad si no es muy de su agrado. Para la segunda, Alba Soler necesitó cambiar a un 135 mm para conseguir que, usando, un diafragma similar (f/2), pudiera alejarse de la niña y seguir teniendo un atractivo desenfoque en el fondo, pues si hubiera seguido usando el 50 mm tendría bastante zona enfocada por delante y detrás de ella.
Canon 5D Mark III, Sigma 50 mm f/1,4, ISO 200, f/2,5, 1/200 s.
Canon 5D Mark III, Canon 135 mm f/1,4, ISO 400, f/2, 1/160 s.
Manuel González coincide en estas apreciaciones sobre el 85 mm y añadiría también entre sus favoritos al 135 mm, además de un zoom 24-70 mm f/2,8 para ocasiones donde no tenga tiempo de cambiar de objetivo. Por regla general Manuel tira toda su fotografía de estudio con el 85 mm, nos comenta que “aunque los entendidos en la materia dicen que lo más parecido al ojo humano es el 35 mm o 50 mm, en la práctica y según mi criterio lo más fiel a la realidad de lo que estoy fotografiando cuando trabajo en el estudio es el 85 mm. Dependiendo de cómo usemos los ángulos en la toma, el 50 mm distorsiona la realidad y si hablamos del 35 mm mucho más. Además al usar el 85 mm consigo guardar la distancia de seguridad para no invadir los espacios de los sujetos fotografiados. En cuanto a exteriores, aparte del 85 mm, también utilizo el 135 mm, porque tiene un bokeh especial. El 50 mm y 35 mm lo uso para grupos puesto que carezco de espacio amplio en mi estudio para estas instantáneas. El 105 mm macro lo utilizo exclusivamente para detalles en fotografía de recién nacido”.
En el mismo escenario Pepa Valero suele efectuar fotografías con un 35 mm (arriba) y un 85 mm (abajo). En la foto tomada con el angular se puede identificar el lugar donde se tomó la imagen. Sin embargo, el ángulo más estrecho del teleobjetivo combinado con su menor profundidad de campo logra que el fondo de cañas y hojas aparezca mucho menos definido en la fotografía captada con el teleobjetivo. Además, al situarse la fotógrafa en un punto de vista más bajo para la toma logra transformar un paisaje convencional en un lugar mágico donde la niña aparece como en un sueño.
Arriba: Nikon D800, Sigma 35 mm f/1,4, ISO 200, f/2,8, 1/160 s.
Abajo: Nikon D800, Nikkor 85 mm f/1,8, ISO 100, f/2,2, 1/160 s.
Pepa Valero indica que “a veces puede ser necesario un 35 mm; sobre todo lo uso en estudio para grupos porque no tengo demasiado espacio. También tiendo a usar la combinación del 35 mm con el 85 mm en exteriores, porque me agrada el ángulo más amplio que me ofrece el 35 mm y la pequeña distorsión que añade. En fotografía infantil cada edad tiene sus peculiaridades. Los bebés los trabajo casi siempre con el 50 mm aunque últimamente voy utilizando más el 35 mm, casi siempre con diafragmas muy abiertos para conseguir desenfoques y, por supuesto, el 60 mm macro para detalles. Para los bebés más mayores y niños hasta unos 5 años uso el 85 mm y el 50 mm en estudio y exterior. Normalmente suelo trabajar casi siempre con diafragmas bastante abiertos, menos los grupos. Y para niños de 6 hasta 8 años, en estudio y exterior trabajó con la combinación de 35 mm, 50 mm y 85 mm, aunque con la variante que decía antes: uso más el 85 y 50 en estudio y 85 y 35 en exteriores”.