Kitabı oku: «2020 el año de la pausa obligada», sayfa 4

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¡Maldita sea! ¡Qué poderosa que es la mente y el autoboicot! No le voy a hacer caso. Esta semana, como sea, me voy a enfocar en estudiar inglés, actualizar mi curriculum vitae, entrenar a diario y leer.

Lunes 23 de marzo

Días confinados: 9

Estado de alarma: yo me quedo en casa, pero feliz

Libertades: me siento libre de hacer lo que quiera

Adicciones/ obsesiones: terraza y sol

Estado de ánimo: feliz y animada

Destacado del día: los ERTE no son tan malos

Notas para mí: no eres la única

¡Feliz primer día de pleno disfrute de la pausa obligada!

Por la mañana, me desperté muy entusiasmada e inspirada. Incluso dibujé en el plato una carita feliz con pedazos de kiwi, fresas y nueces para acompañar mi café en el desayuno.

Luego salí a la terraza para hacer mis afirmaciones disfrutando del aire puro y el sol. Y me quedé allí hasta después de la comida, continuando con mi lectura de Usted puede sanar su vida. Es la segunda vez que leo este libro. Es sumamente sanador, ideal para esta época. Después, recibí el llamado de Pía. La pobre está muy angustiada. A ella también le ha tocado el ERTE.

Nos hemos puesto a buscar más información en Google. Al parecer, los ERTE no son tan malos. En teoría, vamos a cobrar el paro sin que se descuente de los meses cotizados y el monto que vamos a recibir será entre un 70% y un 80% del salario. Además, la empresa tiene la obligación de asegurarnos el puesto de trabajo, es decir, que no nos puede echar durante los seis meses posteriores a la fecha en que se levante la medida. ¡Seguro conseguimos sobrevivir a esta cuarentena!

Pía ha decidido sumarse a mi plan para sacarle partido a la pausa. Hemos quedado en practicar juntas el inglés y entrenar a diario.

Hoy también he descargado de freepik.es una plantilla en vectores para comenzar con mi nuevo diseño de mi hoja de vida. Creo que me llevará unos días completarlo, ya que debo pensar bien cómo resumir toda la información y distribuirla de la mejor manera.

¡Ha sido un día muy gratificante! Me voy a dormir tranquila y feliz, siempre aferrada a mi rosario.

Martes 24 de marzo

Días confinados: 10

Estado de alarma: continúa vigente

Libertades: siguen reprimidas

Adicciones/ obsesiones: nuevo CV

Estado de ánimo: afligida la mayor parte del día

Destacado del día: me he levantado tarde

Notas para mí: no te exijas tanto

Hoy me he permitido dormir un poco más.

La alarma estuvo sonando desde las 07:30 y la pospuse como unas quince veces. Sentía el cuerpo cansado y me apetecía quedarme un rato más en la cama. En el medio, estuve chequeando los mensajes de WhatsApp para comprobar si tenía alguna sorpresa de parte de Amanda. Y ahí me di cuenta de que siento que debo conectarme a un horario decente para que nadie sospeche que estoy en suspensión, ¡totalmente patético! Después, me ganó el sueño y me volví a dormir. Y, finalmente, abrí los ojos cerca de las 11:00.

Creo que está bien darse estos permitidos, pero, al mismo tiempo, me siento un poco con culpa. No dejo de escuchar una voz que me dice que no desaproveche el día durmiendo y que me ponga a hacer algo productivo. Haciéndole caso a esa voz, me he dedicado casi todo el día al curriculum vitae.

Estuve sentada en el sofá y trabajando con el ordenador apoyado en la minimesa redonda de la terraza durante horas ¡Lamento no tener una mesa y sillas decentes para el salón! Con Amanda fuimos postergando esta compra porque casi nunca estábamos en casa. Ahora me hubiera sido de gran ayuda. ¡Menos mal que no sigo con el teletrabajo, si no mi cuerpo terminaría todo contracturado!

Me tomé un recreo para saltar a la comba, bañarme y seguir leyendo el libro de Louise. En medio de la lectura, me despertó curiosidad uno de los ejercicios mencionados para avanzar con el perdón y sanar. Era el ejercicio del teatro. Y decidí practicarlo.

Debía permanecer en silencio y cerrar mis ojos e imaginarme que estaba en un teatro oscuro. Frente a mí, había un pequeño escenario. Tenía que colocar allí a una persona que me molestara. Evidentemente Amanda fue la elegida. Al verla, tenía que imaginar y visualizar todas las cosas buenas que le llegaban a su vida. Me esforcé mucho para dejar de lado la bronca y desearle, de corazón, mucho éxito con su novio y con todos sus proyectos. Al final, la pude ver sonriente y feliz. Luego, ella se retiraba del lugar y debía aparecer yo misma para verme y decirme cosas lindas. ¡No conseguí verme ni reconocerme en el teatro!

¡Qué fuerte y qué triste esto! ¿Qué parte de mí no acepto? ¿Quiero seguir escondida? ¿A qué le tengo miedo? Voy a seguir trabajando en mi propia aceptación para ser capaz de reconocerme tal cual soy y amarme cada día más. Y continuaré con este ejercicio todas las noches hasta que pueda verme cara a cara en ese teatro.

Miércoles 25 de marzo

Días confinados: 11

Estado de alarma: yo me quedo en casa

Libertades: suspendidas hasta nuevo aviso

Adicciones/ obsesiones: la comba

Estado de ánimo: excitación

Destacado del día: Gilmore Girls

Notas para mí: no te obsesiones con Netflix

¡A quien madruga, Dios le ayuda!

Para compensar el tiempo perdido de ayer, por las horas de más que dormí, hoy he saltado de la cama alrededor de las 08:00. Después del desayuno y las afirmaciones, me he puesto a entrenar con la comba por casi cuarenta y cinco minutos ¡Récord total! ¡Qué bien se siente entrenar!

Luego me ha tocado la hora del baño y las noticias. Dicen que España se ha convertido en el segundo país del mundo con más muertos, detrás de Italia. Todo un panorama muy negro, capaz de deprimir a cualquiera. Creo que de nada sirve llenarme de buenas vibras con las afirmaciones y el entrenamiento para después tirar todo por la borda con estas noticias. A partir de hoy, me limitaré a hacer un rápido chequeo de titulares por la mañana y otro por la tarde. Nada más, ¡hay que conservar la paz mental como sea!

Hoy me he cocinado unas ricas y nutritivas lentejas con choricito, bien condimentadas con mucho ajo y pimienta. Para la sobremesa, busqué en Netflix alguna serie para acompañar mi café y mi pedacito de chocolate. Me ha hecho mucha ilusión encontrarme con Gilmore Girls. Cuando estábamos en la secundaria, mi hermana no se perdía ni un capítulo de esta serie. Creo que se sentía muy identificada con la intelectual de Rory. Son, en total, siete temporadas con más de veinte capítulos cada una. He mirado el primer capítulo y he quedado fascinada con Stars Hollow y las Chicas Gilmore, ¡ya tengo un planazo para esta cuarentena! ¡Un capítulo de Gilmore Girls todas las siestas con mi café! Nada más, porque no quiero volverme adicta a Netflix.

El resto del día lo he dedicado al CV, ¡me ha quedado increíble! He compartido orgullosamente mi creación con Marcos, mi familia, Juan y un par de amigas. Claro que he recibido algunas críticas constructivas, pero he decidido revisarlas la semana que viene, cuando me siente a hacer la versión en español.

También he terminado el libro de Louise y practicado una vez más el ejercicio del teatro. No, no he tenido suerte: sigo sin poder verme allí. Mañana, tal vez, sea el gran día. Me voy a dormir feliz con mi hoja de vida lista y con mi primer libro leído y terminado en esta cuarentena. ¡Enhorabuena para mí!

Jueves 26 de marzo

Días confinados: 12

Estado de alarma: aprobada la primera prórroga

Libertades: se hacen esperar

Adicciones/ obsesiones: Gilmore Girls

Estado de ánimo: motivada y agradecida

Destacado del día: tapeo virtual

Notas para mí: contrólate con Netflix

Ya es oficial. El Congreso ha autorizado la primera prórroga del estado de alarma. Estaremos encerrados hasta las 00:00 del 12 de abril. Se hace esperar el reencuentro con Marcos. Seguiremos alimentando nuestra relación a base de videollamadas y la ilusión de planes futuros.

Estuve muy activa por la mañana. Me puse a limpiar toda la casa escuchando y cantando mi lista de «Temazos Chill» en Spotify, siendo interrumpida numerosas veces por los anuncios que han intentado convencerme de pasarme a la versión premium. Anuncios que, por supuesto, han tenido que ser ignorados sabiendo que me encuentro en plan ahorro o, mejor dicho, en plan supervivencia.

Al terminar de limpiar, me entusiasmé con una nueva plataforma que me pasaron para entrenar boxeo y CrossFit. Con un saco imaginario, me puse a sudar practicando los diferentes golpes de boxeo por casi una hora. ¡Fue increíble! ¡Mente relajada y cero tensiones en mi cuerpo!

Por la tarde, y después de tres capítulos de Gilmore Girls (fui atrapada por la nueva experiencia Chilton de Rory y los celos de Lorelai), comencé con mi nueva lectura: Bioneuroemoción, un método para el bienestar emocional, de Enric Corbera Institute. Es un libro que me compré el año pasado con la idea de profundizar en este tema que me apasiona, pero, como suele suceder con muchos de mis planes, ha quedado en el olvido, juntando polvo en mi biblioteca.

Lo limpié y me senté en el sofá a disfrutar de la lectura. Al final del día, hice un tapeo virtual con mi primo Juan. Cada uno con su Estrella Damm en la mano, compartiendo la experiencia del confinamiento y deseando volver a ser libres lo antes posible.

Otra noche sin tener suerte con lo del teatro, pero serena y con fe de que un día lo conseguiré. Como de costumbre, he cogido el rosario. Esta vez no ha sido para pedir cosas, sino para agradecer. He dado las gracias porque estoy viva y sana; porque tengo techo y comida; porque hoy he bailado, cantado, entrenado y reído; y porque Marcos, mi familia y mis amigos se mantienen con buena salud.

Viernes 27 de marzo

Días confinados: 13

Estado de alarma: yo me quedo en casa

Libertades: recuperadas únicamente para sacar la basura e ir al mercado

Adicciones/ obsesiones: lejía

Estado de ánimo: miedosa y reflexiva

Destacado del día: nuevo protocolo de limpieza

Notas para mí: cuidado con la lejía

Mi casa huele a lejía.

Esta semana he sido bombardeada con vídeos sobre cómo quitarse los guantes desechables sin riesgo, cómo mantener limpia la cocina, cómo deshacerse de los gérmenes de las manillas de las puertas, cómo desinfectar la ropa, cómo lavarse correctamente las manos con jabón y agua, cómo desinfectar los productos de la compra del súper al volver a casa… Un sinfín de protocolos de limpieza que se han viralizado para combatir el coronavirus y que he tratado de seguir al pie de la letra.

Luego de mis afirmaciones matutinas, entrené con Pía: hicimos una clase fuerte de CrossFit. Dejé el baño para mi vuelta del súper, evitando tener que hacerlo dos veces por culpa de estos nuevos protocolos de limpieza.

Esperé hasta la hora de la siesta para liberarme de las largas filas. Me puse correctamente la mascarilla, salí de casa, saqué la basura y entré al supermercado más cercano. Aún no me animo a ir al Mercadona que queda a tres calles de mi piso. Me da miedo que me pare la Policía, me multen o me lleven presa por caminar de más. Y me da miedo coger el virus al permanecer más tiempo en la calle. A nivel de productos y compras, se empieza a notar cierta normalidad. Ya no se ven faltantes ni gente desesperada llenando sus carritos. Pero ahora han aparecido nuevos productos de primera necesidad. Todo el mundo está empezando a comprar más chocolate, bebidas alcohólicas e ingredientes para hacer repostería en casa. He caído presa de esta tendencia y he comprado más cervezas, chocolates y un paquete de bollería industrial.

Al volver al piso, apliqué lo aprendido en los vídeos de higiene y limpieza. Me quité correctamente los guantes y dejé las bambas a un costado para evitar llenar de gérmenes toda la casa. Me lavé las manos con agua y jabón y, con un trapo con lejía y agua, desinfecté cada uno de los productos que había comprado, incluidas las bolsas. Lavé, con agua y unas gotitas del líquido lavavajillas, los kiwis, las berenjenas, las naranjas, los limones y las fresas. Dejé todo en la mesita, previamente esterilizada, para secarse bien y no guardar nada mojado. Desinfecté toda la zona de la cocina. Me desnudé y metí toda la ropa en la lavadora, pero no la cerré hasta no estar completamente limpia. Rocié con la mezcla de lejía las llaves de casa, la tarjeta de crédito, las manillas de las puertas y los interruptores de luz. Fregué el suelo del salón y la cocina con agua caliente y lejía y me entré a bañar. Al terminar, volví a desinfectar todo lo que había tocado, puse la lavadora y fregué toda la casa, incluida la terraza. Dejé allí la bolsa con los guantes desechables y los cartones y demás envoltorios de los productos que había comprado. La cerré bien y la rocié con lejía. Me volví a lavar bien las manos. Finalmente, después de tres horas, me senté en el sofá, exhausta, con mi café, mi libro y un bocadito bañado al cacao para endulzar mi cuerpo luego de esta locura de limpieza.

Sí, mi casa huele a lejía. He tenido que encender una varilla de incienso para armonizar un poco ese olor. Debo admitir que me apasionan estas varillas, aunque ya no puedo encenderlas como hacía antes de la pandemia (solía prender unas cuatro por día) por cuestiones de moderación de uso. Me quedan solo tres paquetes y vaya uno a saber cuándo volverá a abrir el bazar de la esquina para poder comprar más.

Luego de mi lectura, me cociné unas ricas empanadas para disfrutar de la videollamada familiar. Acto seguido: el cumple de Rory y su primer beso con Dean. Unos cuatro capítulos en total para despedir este viernes.

Me voy a dormir sin conseguir liberarme del siguiente dilema: ¿limpieza extrema o confianza en mi sistema inmunológico?

Sábado 28 de marzo

Días confinados: 14

Estado de alarma: seguimos encerrados en casa

Libertades: libertad plena en mi terraza

Adicciones/ obsesiones: lejía

Estado de ánimo: reflexiva

Destacado del día: lectura y sol

Notas para mí: mantén la calma

Respecto al dilema de ayer, al parecer va ganando la opción de la limpieza extrema. Hoy me he encontrado nuevamente desinfectando toda la casa.

Más allá de eso, me he pasado casi todo el día disfrutando del sol en la terraza y leyendo el libro de Bioneuroemoción, ¡y ya lo he terminado! Me ha gustado mucho la explicación sobre la respuesta de nuestro cuerpo al estrés. Nuestro sistema no distingue entre estrés real y estrés psicológico. Así, ante cualquier peligro, real o imaginario, despliega una serie de reacciones para prepararse para la huida o la lucha y poder recuperar el equilibrio perfecto. Si este no se alcanza, todo se debilita, aumentando el riesgo de contraer enfermedades. Esto me ha hecho reflexionar sobre la importancia de permanecer en calma y alejados de cualquier ansiedad, miedo o angustia provocados por situaciones que creemos pueden ocurrir, si realmente queremos mantener nuestro sistema sano y fuerte, indispensable para esta época de pandemia.

En medio de mi lectura, recibí un mensaje de Amanda. Momento ideal para poner en práctica esto que estaba leyendo y mantener mi sistema nervioso sereno y tranquilo, sin amenazas ficticias. Me pasó los gastos de luz y alquiler y me preguntó si estaba haciendo teletrabajo. Le contesté cordialmente, indicándole que le voy a transferir el dinero la semana que viene ni bien me depositen el salario y, del teletrabajo no le dije nada. Eso sí, me he apuntado para el lunes hablar con la finca para consultar en qué ha quedado todo este tema.

Otra gran reflexión del día: creo que me he vuelto antirredes sociales. La verdad es que nunca he sido muy amante de las redes sociales. Simplemente las utilizaba para compartir fotos y vídeos de mis viajes. De hecho, la última publicación de este año ha sido de Londres. Pero ahora siento un desprecio total a postear algo. Quizás sea porque no me siento con buen humor como para subir algo divertido en esta cuarentena. O quizás me resisto a compartir allí mi forma de sobrellevar esta pandemia, con mis emociones a flor de piel y mis estados de ánimos más mareados que un paseo en montaña rusa. Ahora prefiero el silencio. Prefiero mantenerme oculta, sin que nadie se entere nada de mi vida. Sobretodo Amanda. No quiero que ella vea absolutamente nada de cómo me encuentro estos días.

Por la noche, me entretuve con los amores de las Chicas Gilmore. Mi obsesión por la serie me ha llevado a mirar seis capítulos en este sábado reflexivo.

Acabo de realizar un intento más, sin éxito, del ejercicio del teatro. Rosario en mano, me voy a descansar hasta mañana.

Domingo 29 de marzo

Días confinados: 15

Estado de alarma: yo me quedo en casa

Libertades: sigo libre en mi terraza

Adicciones/ obsesiones: Gilmore Girls

Estado de ánimo: motivada y orgullosa

Destacado del día: ¡me he visto en el teatro!

Notas para mí: celebra siempre tus propias victorias

A pesar de haberme levantado cansada y con sueño por el cambio de hora (nos han quitado una hora que recién recuperaremos en octubre), he tenido un domingo glorioso.

Con una cerveza, he celebrado mis grandes victorias de la semana:

 Afirmaciones a diario: realizadas.

 Entrenamiento en casa: cumplido.

 Nuevo diseño del Curriculum Vitae: hecho.

 Lectura conseguida con dos libros terminados: Usted puede sanar su vida y Bioneuroemoción.

Estoy muy orgullosa de mí misma. Me había comprometido con unas metas y he sido capaz de ir a por ellas en la semana, sin poner ninguna excusa en el medio para no hacerlo. Cuando uno cumple con su propia palabra se siente más motivado para ir a por más. Así me siento. Poderosa y llena de energía. Y, sobre todo, en paz conmigo misma.

Para esta nueva semana he decidido centrarme en estudiar inglés y hacer prácticas de entrevista con mi amiga Pía. Por supuesto que también seguiré con las afirmaciones, el entrenamiento y la lectura. Se trata de ir sumando nuevas metas y manteniendo aquellos hábitos que me hacen bien.

Con la excusa de que estoy de celebración, me he permitido tomarme el día libre y seguir viendo mi serie. Entre el regreso de Christopher, la ruptura de Rory, la reaparición de Rachel, la desilusión de Luke y el compromiso de Lorelai y Max, he terminado la primera temporada. Después de tanta excitación, me he prometido continuar con las Chicas Gilmore en la semana con más moderación.

¡Este domingo también me ha regalado otra alegría! ¡He conseguido verme en el ejercicio del teatro! No sé si ha sido fruto de mi constancia con las afirmaciones o mi esfuerzo de toda la semana por mantenerme positiva. Lo importante es que lo he conseguido. ¡Hasta se me han caído lágrimas de felicidad al reconocerme finalmente en ese espacio oscuro! He sentido mucho amor y paz y he sido capaz de visualizar todo aquello que quiero para mí: salud, armonía, bienestar, reencontrarme con Marcos y volver a abrazar a mi familia.

Lunes 30 de marzo

Días confinados: 16

Estado de alarma: encerrados en casa

Libertades: siguen canceladas

Adicciones: inglés

Estado de ánimo: alegre

Destacado del día: nuevos apuntes de inglés

Notas para mí: disfruta del estudio

Me he despertado con mucho dolor de ovarios. Me ha venido la regla, así que he decidido no entrenar hoy, repitiéndome una y otra vez que está bien cambiar de planes de vez en cuando.

Cerca del mediodía, llamé a la finca. Me han dicho que han hablado ya con Amanda y que todo quedará en stand by hasta que pase esto del confinamiento. Es decir, de momento nadie se irá del piso hasta que podamos sentarnos todos juntos y hablar civilizadamente.

Eso me ha dejado mucho más tranquila. Amanda me ha vuelto a escribir hoy, recordándome lo de la transferencia pendiente y preguntándome si me ha tocado el ERTE. Debe estar sin pasta y desesperada, por eso su insistencia. Aún no he recibido mi salario, así que le he repetido que le transferiré cuando me paguen. Respecto al ERTE, le he mentido. Le he dicho que a la mayoría de mis compañeros sí les ha tocado la suspensión, pero que yo sigo trabajando. Continúo con la idea de que cuanto menos sepa de mi vida, mejor.

Con todo este asunto de la finca resuelto, conseguí concentrarme en mis apuntes de inglés. Años atrás descubrí una web, saberingles.com.ar, ideal para practicar este idioma. A nivel de diseño, la página está media obsoleta, pero el contenido es muy bueno. Cada unidad cubre tanto la parte de lectura como la gramática y también el listening. Además, tiene todo un listado de vocabulario por temáticas bien completo. Son treinta unidades en total. Para esta semana, me he propuesto completar al menos las primeras diez y disfrutar del estudio, evitando tomarlo como una tarea más que debo cumplir.

Hice una sola pausa luego de la comida para mirar el primer capítulo de la segunda temporada de Gilmore Girls, junto a mi café y un bocadito con cacao. Luego seguí con inglés unas horas más.

Por la tarde, practiqué con Pía cómo hacer entrevistas de trabajo. Hemos empezado en español y seguiremos después con el inglés. La idea es prepararnos para este futuro incierto que se avecina. Y vamos a enfocarnos en preguntas de comportamiento para evaluar aptitudes indispensables como la flexibilidad, la colaboración y el liderazgo. Para mañana tenemos tarea pendiente: responder con ejemplos concretos unas preguntas sobre habilidades profesionales y potenciales áreas de mejora.

Hoy he escogido mi nuevo libro de lectura: Emociones para la vida, de Enric Corbera. Parece ser un libro bastante interesante a nivel de contenido. Y pinta ser un libro que me hará trabajar emocionalmente, cuestionando creencias, juicios y apegos. Lo iré descubriendo a medida que avance con la lectura.

Martes 31 de marzo

Días confinados: 17

Estado de alarma: yo me quedo en casa

Libertades: anuladas

Adicciones/ obsesiones: inglés

Estado de ánimo: agradecida

Destacado del día: día de cuentas

Notas para mí: no todo está perdido

¡Me siento completamente rica! Hoy he recibido mi salario. Se ve que Víctor se ha apiadado de todos sus empleados y nos ha completado el sueldo de marzo a modo de adelanto. La verdad es que me ha sorprendido. Y me ha parecido un muy buen gesto por su parte. ¡Estoy muy agradecida!

Me he pasado toda la mañana haciendo cuentas. He listado mis gastos para los próximos meses y he sido bastante extremista para ser capaz de llegar a fin de mes sin preocupaciones. Por el momento, no gastaré nada en transporte ni en gimnasio, porque seguiremos confinados. Para el súper tengo un presupuesto máximo de cien euros al mes, suficiente para comprar lo básico para comer. Y el resto de mis ingresos los destinaré al pago de la tarjeta, el alquiler y los suministros. Me han dicho que el cobro del paro se puede atrasar un mes. Por eso, he aprovechado que tengo dinero en la cuenta bancaria para transferirme de la tarjeta unos seiscientos euros, los cuales serán devueltos en unas treinta y seis cómodas cuotas. Con eso estoy cubierta para saldar el alquiler y los suministros a principio de mayo si no recibo lo del ERTE en tiempo y forma.

Luego de todos los cálculos, le he transferido a Amanda lo que tocaba, así ya no me sigue acosando con sus mensajes. Y, después de mi apreciada pausa de las siestas, me he puesto con inglés y el ejercicio de entrevista laboral junto a Pía.

En materia de pandemia, hoy el Consejo de Ministros ha aprobado la prohibición de desahucios y costes de suministros básicos y ayudas al alquiler, entre otras medidas. Es bueno saber que, llegado el caso de una situación extrema, no nos podrán echar a la calle si no podemos pagar la renta. Y tampoco podrán cortarnos el agua ni la luz.

¡Estoy muy feliz! ¡He sobrevivido a marzo! Un mes muy duro, pero en el que he sido capaz de sortear obstáculos y aceptar la pausa obligada. ¡Enhorabuena para mí! Y todo se ha acomodado de tal forma que he podido saldar mis cuentas y quedarme tranquila porque tengo asegurados techo y comida para los próximos meses. No puedo estar más agradecida.

ABRIL

Relatos salvajes

Un nuevo mes con las libertades individuales anuladas y una compleja montaña rusa de emociones. Mis grandes salidas siguieron limitadas al recorrido de casa al súper y del súper a casa. Me despedí del viaje a Valencia y de mi nuevo trabajo ideal, mis principales metas de abril. Y seguí confinada en casa, sobreviviendo a los ultimátums y amenazas de Amanda, repartiendo currículums y obsesionándome con el mundo de los webinarios.

Miércoles 1 de abril

Días confinados: 18

Estado de alarma: sigue activo

Adicciones/ obsesiones: inglés

Estado de ánimo: radiante

Destacado del día: estudio con diversión

Notas para mí: ¡Relájate! No le debes nada a nadie

¡Maldita sea! Sigo con el hábito de conectarme al WhatsApp en horarios decentes para que nadie sospeche lo de mi suspensión. Tengo la sensación de que me están controlando cuándo me conecto y cuándo no y, en el fondo, sé que no tengo motivos para estar tan paranoica. Claro que sería más fácil romper este hábito quitando la hora de mi última conexión, pero sé que mi madre la revisa para quedarse tranquila de que estoy bien. Es raro, aunque la entiendo. Confieso que a veces hago lo mismo con ella y el resto de mi familia. Al estar tan lejos, uno necesita valerse de algo para saber que el otro al menos sigue vivo. Seguiré haciendo lo posible para ir soltando está loca idea que tengo en la cabeza de que me están controlando, sabiendo que no le debo ninguna explicación a nadie y que cada uno es libre de pensar lo que quiera.

Más allá de esto, he estado muy alegre y enérgica todo el día, disfrutando de mis afirmaciones, limpiando la casa y quemando calorías con el CrossFit.

También he retomado mis apuntes de inglés, permitiendo que mi niña interior se divierta con el estudio. Me he entusiasmado y reído mucho jugando al ahorcado, encontrando palabras en las sopas de letra, evitando equivocarme con los trabalenguas y completando la letra de varias canciones.

Soy de la idea de que el niño interior de cada uno sigue siempre vivo, auténtico e inocente, esperando que le brindemos atención para volver a jugar, dejarse sorprender, vivir sin preocupaciones y disfrutar al máximo de cada momento. Hoy mi niña interior ha sido muy feliz. Y yo también.

Sigo con el libro de las emociones. He aprendido que el útero es la cuna emocional. Es decir, todas las emociones de la madre durante la gestación influyen en la percepción y en la forma de expresarse del niño. También afectan en él las relaciones de los padres antes, durante y después de la concepción. No dejo de pensar en mis padres y de preguntarme cómo habrán estado en esa época y qué habrán sentido que ha llegado a determinar cómo soy, cómo siento y pienso y cómo me expreso. ¿Habrán estado felices? ¿Habré sido fruto de un descuido o algo más bien deseado? ¿Habrán sentido alguna culpa? ¿Habrán estado nerviosos o ansiosos por mi llegada? ¿Se habrán decepcionado al saber que no era niño? ¿Habrán estado preocupados por el dinero o por saber si iban a ser buenos padres? Sin dudas, cada vez que avanzo con la lectura confirmo que se trata de un libro que moviliza mucho. Hay veces que no quiero ahondar tan profundo en mi historia, porque me vienen emociones fuertes con las que no quiero lidiar. Por eso, a pesar de querer sumar rápido un nuevo logro a mi lista de libros leídos en cuarentena, con este voy despacio, a mi ritmo, reflexionando y permitiéndome sentir para sanar allí donde puedo.

Jueves 2 de abril

Días confinados: 19

Estado de alarma: yo me quedo en casa

Adicciones/ obsesiones: Gilmore Girls

Estado de ánimo: nostálgica

Destacado del día: distracciones necesarias

Notas para mí: sana a tu ritmo

Nostalgia, nostalgia y más nostalgia... Extraño mucho a mi familia.

He seguido dándole vueltas a eso de la cuna emocional. El libro recomienda mantener un diálogo abierto con los padres para conocer cuál ha sido el ambiente emocional de la familia en el momento de la concepción. Sinceramente, no me veo llamando a mis padres y preguntándole esas cosas. Prefiero conversar bien con ellos cuando pueda ir a Argentina.

Soy consciente de que si algo duele o molesta es porque necesita ser trabajado para cerrar alguna herida. Pero hoy no he querido afrontar nada. No he querido sumar nada más a mi cabeza que me termine tirando a la cama, más deprimida y sin consuelo.

He tratado de ignorar mis emociones y me he concentrado en la clase de boxeo, el inglés y la práctica de entrevista laboral con Pía. Y en las Chicas Gilmore.

¡Estoy completamente obsesionada con esta serie! Ayer, la cancelación de la boda de Lorelai y Max y el viaje a Harvard de las Gilmore me hicieron compañía durante la comida y la sobremesa. Y hoy he mirado seis capítulos en total, con nuevos personajes que empiezan a cobrar más relevancia en la vida de Lorelai y Rory. Una buena dosis de distracción para este día de sensaciones raras.

Viernes 3 de abril

Días confinados: 20

Estado de alarma: continúa vigente

Adicciones/ obsesiones: lejía

Estado de ánimo: excitada

Destacado del día: la vuelta de los monos rojos y las máscaras de Dalí

Notas para mí: adiós culpa, permitidos necesarios

Para mí los viernes siempre han sido días de permitidos. Permitidos en el sentido de relajación y ocio. Y también en términos de dieta. Permitidos muy bien ganados por el esfuerzo de toda la semana: la famosa recompensa por ser una buena chica.

Y este viernes no podía vivirlo de manera diferente. Le he hecho honor al día de permitidos, sumando mi gran salida al supermercado como uno más.

Para eso, seguí la misma rutina de la semana pasada:

 Entrenar por la mañana para evitar bañarme dos veces en el día, cuidando así el consumo de agua.

 Escoger la hora de la siesta para hacer las compras, sabiendo que hay menos gente y más libertad para recorrer cada rincón del súper.

 Seguir exhaustivamente los protocolos de limpieza e higiene para evitar traer el virus a casa.

 Tomar un baño y disfrutar del merecido descanso: café y alguna bollería.

El descanso se ha extendido hasta pasada la medianoche. Le he sido infiel a las Chicas Gilmore para enviciarme con la nueva temporada de La casa de papel.

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315 s. 9 illüstrasyon
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9788411140393
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