Kitabı oku: «Introducción al Nuevo Testamento», sayfa 15
Cuadro 7.2
Juan Marcos en la iglesia primitiva
El autor del libro de Marcos ha sido identificado popular y tradicionalmente con un cristiano conocido como Juan Marcos, que se menciona en el libro de Hechos (12:12, 25; 13:5, 13; 15:37-39). ¿Qué sabemos de esta persona?
•Juan Marcos era un cristiano joven que vivía en Jerusalén, donde su madre celebraba reuniones de la iglesia primitiva. Cuando era niño, habría tenido la oportunidad de conocer a Pedro y a todo el resto de los discípulos de Jesús, además de la madre y los hermanos de Jesús.
•Juan Marcos era pariente de Bernabé, y acompañó a Pablo y a Bernabé en su primer viaje misionero. Sin embargo, los rigores del viaje demostraron ser demasiado para él, y regresó a casa. Pablo se rehusaba a permitir que Marcos fuera en el siguiente viaje, pero Bernabé se lo llevó en otra aventura misionera.
•De Marcos, el primo de Bernabé, después se dice que está con Pablo cuando él estuvo preso (Col. 4:10; cf. Flm. 24; 2 Ti. 4:11). Esto sugiere que Juan Marcos y Pablo se habían reconciliado.
•No está claro si Juan Marcos es el mismo «Marcos» que se menciona que está con Pedro en Roma en 1 Pedro 5:13.
Los eruditos no le restan importancia completamente a la tradición declarada, pero frecuentemente prefieren adherirse a lo que se puede saber del autor en el mismo Evangelio de Marcos. El autor es obviamente un cristiano devoto que cree en Jesús como el Mesías y el Hijo de Dios (1:1), y parece que escribe para gente que ya conoce el básico mensaje cristiano y que tiene una buena inclinación hacia él. El libro no tiene un tono defensivo, ni hay ningún elemento de suspenso en cuanto a cómo van a resultar las cosas. Parece que Marcos relata historias que la gente ya ha escuchado antes y que va a querer escuchar otra vez.
Es interesante observar lo que es necesario explicar y lo que Marcos simplemente asume que sus lectores sabrán o creerán. Él asume, por un lado, que sus lectores consideran que las Escrituras de Israel son la palabra de Dios (véase 7:8), que entenderán lo que significa decir que Jesús es el Mesías (8:29) y que Jesús da su vida como rescate (10:45). Por otro lado, él no asume que ellos tienen mucho conocimiento de los asuntos judíos inherentes a Palestina: se da cuenta de que quizá necesiten algunas palabras que expliquen lo que los saduceos creen (12:18) o acerca de lo que los fariseos quieren decir con «manos impuras» (7:2-5). Marcos asume que sus lectores sí saben el significado de las palabras y los conceptos latinos que se extrajeron del mundo romano («legión» [5:9, 15]; «denario» [12:15]; «pretorio» [15:16]; «centurión» [15:39]), pero regularmente define las palabras arameas que usan los judíos en Palestina («Boanerges» [3:17]; «talita cum» [5:41]; «corbán» [7:11]; «efatá» [7:34]; «Bartimeo» [10:46]; «Abba» [14:36]; «Gólgota» [15:22]; «Eloi, Eloi, ¿lama sabactani?» [15:34]).
legión: la unidad de tres mil a seis mil soldados del ejército romano.
denario: moneda romana de plata, igual al típico salario por un día de trabajo.
pretorio: cuartel general de un gobernador o general romano.
centurión: oficial del ejército romano, típicamente a cargo de cien soldados.
Con todo esto podemos conjeturar que Marcos probablemente escribe para una audiencia de cristianos romanos para quienes la historia de Jesús y sus discípulos es historia sagrada, a tal grado sagrada que es fundamental para su fe religiosa, pero es historia en el hecho de que pasó hace algún tiempo entre la gente que era bastante distinta a ellos.
Como se observó anteriormente, la mayoría de los eruditos cree que el Evangelio de Marcos fue escrito alrededor del año 70, o unos cuantos años antes o después de que el templo de Jerusalén fuera destruido por los romanos durante la guerra judía con Roma. Una razón para esto es que en Marcos 13:2 Jesús predice la destrucción del templo, y muchos eruditos creen que sería más probable que Marcos incluyera esa predicción en su Evangelio si ya hubiera ocurrido, o por lo menos pareciera probable que ocurriera. Otra razón para suponer una fecha en el rango de 65-73 es que mucho del Evangelio de Marcos tiene que ver con dar consuelo, ánimo y consejo a los cristianos que sufren persecución violenta (p. ej., 13:9-13), y lo peor de las primeras persecuciones llegó bajo el emperador Nerón, a mediados de los años 60. Por esta misma razón, muchos eruditos creen que el Evangelio de Marcos pudo haber sido escrito en Roma, dirigido a creyentes que están sufriendo los terrores que se han desatado sobre ellos allí (aunque, por supuesto, esos acontecimientos habrían traumatizado también a los creyentes en cualquier parte).
No podemos estar seguros exactamente de cuándo o dónde se escribió el Evangelio de Marcos. Unos cuantos eruditos sí argumentan por una fecha más temprana (antes del año 60), y eso no es imposible. Aunque, en general, este Evangelio parece que fue producido en un punto de transición entre el cristianismo de primera generación (la edad apostólica) y el cristianismo de segunda generación (la edad posapostólica). Su autor no había conocido a Jesús personalmente, pero no estaba tan lejos de quienes sí lo habían conocido. Quizá conoció gente, como Pedro o Pablo, que habían sido parte del movimiento cristiano desde sus primeros días. También parece que tuvo acceso a algún texto original, aunque la naturaleza y la extensión de esos materiales siempre son difíciles de determinar (véase el cuadro 7.3). De cualquier manera, Marcos debe haber sentido la necesidad de proporcionarle a la iglesia un relato escrito sobre la fe de la que había testificado la generación pasada de testigos oculares y apóstoles.
edad apostólica: el período entre la crucifixión de Jesús y las muertes de sus primeros seguidores.
edad posapostólica: el período relacionado con la primera o segunda generación, después de las muertes de los primeros seguidores de Jesús.
Cuadro 7.3
Posibles fuentes para el Evangelio de Marcos
•La colección de historias de controversia, que incluye las que se encuentran ahora en 2:1-3:6
•La colección, o posiblemente dos colecciones, de historias de milagros, incluso muchas de las que ahora se encuentran en los capítulos 4-8
•El tratado apocalíptico que contiene mucho de lo que ahora está en el capítulo 13
•Una primera versión de la narración de la pasión (la historia de la muerte y resurrección de Jesús)
¿Qué es característico del Evangelio de Marcos?
La mayor parte del contenido del Evangelio de Marcos también se encuentra en Mateo o en Lucas (o, de cualquier manera, tanto en Mateo como en Lucas). Una pequeña cantidad de material se encuentra solamente en Marcos (véase el cuadro 7.4), pero en la mayor parte, lo que es característico de este Evangelio es su perspectiva y estilo.
Marcos cuenta su historia de Jesús con una urgencia que sobrepasa lo que se encuentra en los otros Evangelios. Todo parece que ocurre muy rápidamente: la palabra griega para «inmediatamente» (euthys) se usa cuarenta y dos veces en este Evangelio, once veces solamente en el primer capítulo. Y la anticipación emocionante con la que Marcos escribe tiene implicaciones teológicas. Las primeras palabras de Jesús en este Evangelio son: «Se ha cumplido el tiempo» (1:15), y la historia que sigue se cuenta de una manera que confirmará esa afirmación: el mundo cambia rápidamente y nunca volverá a ser el mismo. Los acontecimientos que han acaecido son de importancia cósmica y definitiva, y los acontecimientos que están por ocurrir serán aún más trascendentales (véase 9:1; 13:28-30).
Generalmente, se dice que el Evangelio de Marcos fue escrito en un estilo de griego que es coloquial y no refinado, lo que quiere decir que no siempre está atento a los asuntos que los gramáticos estrictos consideran importantes (p. ej., dar sus pronombres con antecedentes claros). Una característica de su estilo que ha llamado una considerable atención es su uso abundante del «presente histórico»: comienza una narración en el tiempo pasado («Los fariseos se acercaron a Jesús…») y luego continúa en el tiempo presente («y le dicen…»). Marcos hace eso 151 veces, lo suficiente como para volver loco a un maestro de gramática. Aun así, como lo observan muchos eruditos, el efecto de escribir de esta manera es «hacer que el pasado cobre vida». Marcos lleva a sus lectores a la acción, y relata la historia como si estuviera ocurriendo ahora y no entonces.
Marcos también exhibe una destreza especial para contar historias en otros aspectos. Hace un uso notable de una técnica retórica conocida como intercalación, envolver una historia con otra para hacer lo que algunos expertos llaman un «sándwich literario». Cuatro ejemplos de esta técnica se presentan en el cuadro 7.5. El efecto retórico parece ser invitar al lector a ver más de cerca las dos historias, compararlas y contrastarlas. De esa manera, la historia de Jesús cuando maldice la higuera ayuda a interpretar el relato de su purificación del templo: al igual que la higuera, el templo ya no da fruto (es decir, no produce lo que Dios quería que produjera), y de esa manera, como la higuera, está condenado.
Cuadro 7.4
Material único del Evangelio de Marcos
•La parábola de la semilla que crece en secreto (4:26-29)
•La curación de un hombre que es sordo y mudo (7:31-37)
•La curación del ciego de Betsaida (8:22-26)
•Los dichos acerca de la sal (9:49, 50b)
•La huida del joven en el huerto (14:51-52)
El final del Evangelio de Marcos también es característico, bastante impactante, por cierto. Es la mañana de la Pascua y un grupo de mujeres ha llegado a la tumba para ungir el cuerpo de Jesús. Un joven (probablemente un ángel) les dice a las mujeres que Jesús ha resucitado y que ellas tienen que transmitir ese mensaje a sus discípulos. Entonces el Evangelio de Marcos llega a su conclusión con esta oración en 16:8:
Temblorosas y desconcertadas, las mujeres salieron huyendo del sepulcro. No dijeron nada a nadie, porque tenían miedo.
Esto parece una forma rara para concluir un Evangelio. Uno bien podría preguntar esto: Si las mujeres en realidad «no dijeron nada a nadie», ¿cómo se enteraron los discípulos de la resurrección? ¿Y en realidad vio alguien alguna vez al Jesús resucitado?
Este final abrupto es tan extraño que algunos cristianos buscaron componer finales más apropiados para el libro, uniendo relatos de lo que pasó después, basado en material que se encuentra en otra parte del Nuevo Testamento. El más conocido de estos finales improvisados todavía aparece como Marcos 16:9-20 de las Biblias en español (generalmente encerrado en paréntesis o impreso con cursiva al final de la página). Sin embargo, todos nuestros manuscritos griegos más antiguos del Evangelio de Marcos concluyen con 16:8, que nos deja con dos posibilidades: (1) el final de Marcos se perdió en algún momento antes de que cualquiera de nuestros manuscritos más antiguos se produjera (en cuyo caso no hay forma de saber cómo concluiría en realidad este Evangelio); o (2) Marcos deliberadamente terminó su Evangelio de esa forma para lograr alguna clase de efecto retórico. Ambas teorías tienen sus defensores, pero la mayoría de los eruditos favorecen la segunda solución, lo que entonces nos deja con más preguntas: ¿Cuál era el efecto retórico que él tenía en mente? ¿Por qué terminar la historia con miedo y silencio?
Cuadro 7.5
Intercalación en el Evangelio de Marcos
La familia de Jesús se dispone a llevárselo (3:21).
Los líderes religiosos acusan a Jesús de usar el poder de Beelzebú (3:22-30).
La familia de Jesús llega y él los reprende (3:31-35).
Jesús va a sanar a la hija de Jairo, un líder de la sinagoga (5:22-24).
Una mujer con hemorragia se cura al tocar la ropa de Jesús (5:25-34).
Jesús resucita a la hija de Jairo (5:35-43).
Jesús envía a sus discípulos en una misión (6:7-13).
Marcos relata cómo Herodes mató a Juan el Bautista (6:14-29).
Los discípulos regresan con el reporte de su misión (6:30).
Jesús maldice una higuera por no dar fruto (11:12-14).
Jesús ataca el templo y lo llama «cueva de ladrones» (11:15-19).
La higuera que Jesús maldijo se secó y se murió (11:20-21).
Esto saca a relucir otro aspecto característico del Evangelio de Marcos: está embuido de un sentido de misterio y ambigüedad, y la historia se cuenta con una apreciación profunda a dejar que las cosas se queden sin decir (cf. 1:43-44; 5:43; 7:36; 8:26, 30; 9:9). A Jesús no le importa dejar a la gente en la oscuridad (véase 4:10-12), ni Marcos siente ningún impulso de aclarar las cosas para el lector. Observaremos un ejemplo entre docenas que se podrían citar. En Marcos 8:14-21, Jesús les dice a sus discípulos: «¡Ojo con la levadura de los fariseos y con la de Herodes!». Ellos no entienden que quiere decir eso, y él se altera con ellos. Sin embargo, lo que él hace es explicar lo que quiso decir, y muchos lectores pueden quedarse sintiéndose tan ignorantes como sus discípulos. Entendemos que se supone que debemos entender la metáfora de la levadura, pero ¿la entendemos? Es interesante que tanto Mateo como Lucas enmienden la historia de Marcos para hacer saber al lector lo que Jesús quiso decir; más interesante aún, ellos interpretaron el dicho de manera distinta. Mateo nos dice que Jesús se refería a las «enseñanzas» de estos líderes religiosos (Mt. 16:12); Lucas dice que él se refería a su «hipocresía» (Lc. 12:1). Marcos estaba satisfecho con dejarlo sin explicar; a él no le importa dejar que sus lectores pregunten: «¿Entonces qué significa?». O, a veces, «¿Qué pasó después?». O más importante aún, «¿Y ahora qué?».
Temas importantes del Evangelio de Marcos
Un retrato muy humano de Jesús
Generalmente, se dice que el Evangelio de Marcos ofrece el retrato más humano de Jesús de nuestro Nuevo Testamento. Ese tipo de juicio es necesariamente relativo y solamente se deriva al compararlo con los demás Evangelios. Si uno solo leyera Marcos, sin referencia a ningún otro libro, Jesús parecería ser un ser extraordinario y, de hecho, divino. A menudo, él sabe el futuro (p. ej., 10:32-34; 13:2; 14:18-20, 27-30) o los pensamientos profundos de otras personas (p. ej., 2:8; 12:15), y está en comunicación directa y constante con Dios, quien se complace en llamarlo «Hijo» (1:11; 9:7). Parece que él no se equivoca y que no comete ningún pecado, y exhibe poder sobre las enfermedades, la naturaleza y los espíritus impuros. Pero también tiene el cuidado de distinguirse de Dios (10:18), y se le describe como hombre sujeto a la debilidad y fragilidad humana: le da hambre (11:12), no lo sabe todo (13:32) y es incapaz de hacer milagros para los que no tienen fe (6:5; cf. Mt. 13:58). Exhibe un rango completo de emociones humanas, como misericordia (1:41, RVR60), enojo (3:5), tristeza (3:5), asombro (6:6), compasión (6:34), indignación (10:14), amor (10:21) y angustia (14:34). A veces, tiene que batallar para saber la voluntad de Dios (14:36), y en cierto momento de la historia, incluso parece cambiar de parecer y llega a una comprensión más profunda del plan de Dios a la luz del comentario inteligente de una mujer (7:24-30). Por supuesto, algunos de estos elementos también están presentes en los demás Evangelios, y Marcos definitivamente no es único al presentar a Jesús como ser humano. Los cuatro Evangelios le atribuyen a Jesús características tanto humanas como divinas, pero a la mayoría de los lectores les parece que la humanidad de Jesús se exhibe con particular claridad en la narración de Marcos.
La centralidad de la cruz
En el siglo XIX, el erudito Martin Kähler describió el Evangelio de Marcos como «una narración de la pasión con una introducción amplia» (en cuanto a las narraciones de la pasión, véase «Narraciones de la pasión y la resurrección» en el capítulo 5). El objeto de tal observación puede ser que, aunque el Evangelio de Marcos es solamente la mitad de largo que Mateo o Lucas, la narración de la pasión en Marcos tiene más o menos la misma longitud que en los demás Evangelios. De esa manera, un mayor porcentaje de toda la narración de Marcos lo ocupa su relato del rechazo, el sufrimiento y la muerte de Jesús. Pero eso no es todo. En el Evangelio de Marcos, la trama de matar a Jesús se presenta al principio (3:6); en Mateo, se presenta considerablemente después (12:14), y en Lucas, aún más tarde (19:47). De esa manera, la mayor parte de la historia de Marcos se puede leer como un preludio a lo que ocurre en el final, cuando Jesús muere en la cruz. Una sección larga de la historia (8:22-10:52) parece que está organizada en torno a las predicciones que Jesús hace de su pasión (8:31; 9:31; 10:33-34) y a la incapacidad de los discípulos de entender la importancia de la cruz para la salvación humana y para su propio discipulado (véase el cuadro 7.6).
pasión: en la teología cristiana, término para el sufrimiento y muerte de Jesucristo.
Ya que el Evangelio de Marcos generalmente se considera como el primero de los cuatro en ser escritos, se percibe como una transición entre dos tipos importantes de material en el Nuevo Testamento: las cartas de Pablo, por un lado, y los Evangelios sinópticos más recientes (Mateo y Lucas) por otro lado. En las cartas de Pablo, el enfoque en Jesucristo se centra casi exclusivamente en el Señor crucificado y resucitado. En ninguna parte de sus cartas Pablo menciona que Jesús enseñaba con parábolas, que hacía milagros, que cenaba con marginados o que discutió con los fariseos por causa de las leyes del día de reposo; más bien, Pablo quiere transmitir lo que considera ser «lo más importante»: «Cristo murió por nuestros pecados tal como dicen las Escrituras. Fue enterrado y al tercer día fue levantado de los muertos» (1 Co. 15:3-4, NTV). Los Evangelios de Mateo y Lucas difieren radicalmente de Pablo en que la mayor parte de su contenido lo ocupan relatos de cosas sobre Jesús que Pablo no incluye en su listado de lo que es más importante: ellos dan exposiciones largas de las enseñanzas de Jesús y relatos biográficos de su vida y ministerio antes de la pasión. Marcos está en algún lugar entre estos: él quiere narrar algunos aspectos de la vida de Jesús (las cosas que Pablo no menciona), pero quiere mantener el enfoque, desde el principio hasta el fin, en la historia de la muerte de Jesús en una cruz.
Cuadro 7.6
El camino de la cruz
Temáticamente, la crucifixión de Jesús es sin dudas lo que más le importa a Marcos. En última instancia, Jesús no ha venido a sanar a los enfermos ni a discutir con los fariseos; ha venido a dar su vida (10:45). Es la voluntad de Dios que él lo haga (14:36); de hecho, parece ser la voluntad de Dios que muera en la cruz como alguien que ha sido traicionado (14:44-45), abandonado (14:50), negado (14:66-72) y desamparado (15:33-34). Ese es su destino, lo que Dios quiere que ocurra y Satanás quiere evitar (8:31-33). Marcos no explica exactamente por qué Jesús tiene que hacer eso, o cómo su muerte cumple los propósitos. En lugar de explicaciones elaboradas, obtenemos dos imágenes figuradas: rescate y pacto. El lenguaje de «rescate» (10:45) implica que su muerte, de alguna forma, compra la libertad humana, y el lenguaje de «pacto» (14:24) que sella o establece una relación entre la humanidad y Dios. Cómo o por qué hace esas cosas, Marcos no lo dice, pero la cruz de Cristo también es muy importante para él por otra razón: es el símbolo principal para la vida de abnegación, servicio y sacrificio que los seguidores de Jesús están llamados a adoptar (8:34).
rescate: la redención de un prisionero o esclavo por un precio; o, en el judaísmo, la ofrenda de un sacrificio sustituto.
pacto: en la Biblia, un acuerdo o pacto entre Dios y los seres humanos que establece los términos de su relación continua.
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