Kitabı oku: «La cueva y el cosmos»
Michael Harner
La cueva y el cosmos
Encuentros chamánicos con otra realidad
Traducción del inglés al castellano
de Antonio Francisco Rodríguez
Título original: CAVE AND COSMOS, by Michael Harner
© Michael Harner
© de la edición en castellano: MICHAEL HARNER
2015 by Editorial Kairós, S.A.
Numancia 117-121, 08029 Barcelona, España
Diseño cubierta: Katrien Van Steen
Imagen de la cueva: DS Design
Imagen del cosmos: Mironov
Composición: Pablo Barrio
Primera edición en papel: Enero 2015
Primera edición digital: Enero 2019
ISBN papel: 978-84-9988-431-8
ISBN epub: 978-84-9988-611-4
ISBN kindle: 978-84-9988-612-1
Todos los derechos reservados.
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita algún fragmento de esta obra.
A mi esposa,
Sandra Harner,
una rosa constante y verdadera
A mis hijos
Y a todos aquellos que han trabajado
para salvar el conocimiento antiguo
Los derechos de autor de este libro irán a parar a la Fundación de Estudios Chamánicos, una organización educativa, pública, benéfica y sin ánimo de lucro dedicada a la preservación, estudio y transmisión del conocimiento chamánico para el bienestar del planeta y sus habitantes.
El sendero chamánico de sanación presentado en este libro no debería considerarse como un método exclusivo para afrontar dolencias médicas. Debería concebirse como un complemento al tratamiento médico o psicológico ortodoxo, a menos que medie una recomendación médica en sentido contrario.
Sumario
1 Agradecimientos
2 Abreviaturas
3 Prefacio
4 Introducción
5 1. La cueva y el poder de los espíritus
6 2. ¡Existimos! Los espíritus piden reconocimiento
7 3. La búsqueda
8 4. Nuestro mundo: chamanes y espíritus
9 5. El viaje a otros mundos
10 6. Los primeros viajes de los occidentales: el Mundo Inferior y los animales de poder
11 7. Ascensión chamánica: historia, folclore y conocimiento
12 8. Tocar el tambor sobre el arcoíris: los occidentales ascienden al Mundo Superior
13 9. Maestros, espíritus compasivos que guían
14 10. Maestros, espíritus sanadores compasivos
15 11. Desmembramiento cósmico, unión y poder curativo
16 12. Espíritus, cielos y libertad espiritual
17 Epílogo: La cueva, una vez más
18 Apéndice A: Ascender al Mundo Superior para comparar experiencias
19 Apéndice B: Descender al Mundo Inferior para comparar experiencias
20 Apéndice C: Recursos de formación
21 Apéndice D: Chamanismo esencial y curación: información para médicos y profesionales de la salud (por la doctora Sandra Harner)
22 Participantes en el Estudio Celestia
23 Notas
24 Bibliografía
25 Acerca del autor
26 Lámina
Agradecimientos
En primer lugar quiero expresar mi gratitud a los miles de estudiantes que han contribuido con la ascensión chamánica y otros tipos de experiencias a los archivos del Conservatorio de Conocimiento Chamánico (CCC) de la Fundación de Estudios Chamánicos. Este libro habría sido imposible sin su ayuda. Quiero transmitir un especial agradecimiento a aquellos cuyas experiencias se extrajeron de los archivos CCC para el Estudio Celestia en años recientes.
Una vida entera de agradecimientos que prácticamente cubrirían un libro se explica por la multitud de personas y pueblos que me han ayudado en el largo camino que conduce a La cueva y el cosmos. No obstante, por fines prácticos, y a regañadientes, me limito a agradecer la asistencia recibida de la Fundación durante los últimos cinco años en varios proyectos, entre los que se cuenta la dotación de personal, la ayuda indígena, el CCC y el trabajo en este libro.
De inmensa importancia ha sido la generosa ayuda de mis ya antiguos amigos y colaboradores, el doctor Baron A.M.F. y la doctora Melinda C. Maxfield (Fundación Maxfield), sin los cuales este libro no habría sido posible. Igualmente importante ha sido la generosidad de Betsy Gordon, la doctora Angeles Arrien y las fundaciones que llevan sus nombres; mi más sincero agradecimiento para ellas. También doy las gracias a la junta de administradores de la Fundación por su firme apoyo, su tiempo y su sabio asesoramiento. En los últimos años han incluido al doctor Maxfield, Robert Lee Morris, el doctor Frances E. Vaughan, Ralph M. Field, Heather Burch y al doctor Jeffrey David Ehrenreich, además de a los tres directivos de la Fundación: Susan Mokelke, Sandra Harner y yo mismo.
Otros grandes patrocinadores de la Fundación y su trabajo en estos años han sido Bokara Legendre y la Fundación Tara, Elizabeth Marshall, Edgar Brown, Della Clark, Don Ensslin, la Hacienda Margaret Cohan, el Instituto Fetzer, la Fundación Frank Pace Jr., Alicia L. Gates, la Fundación Conmemorativa John Fetzer, Susan Mokelke, Robert Lee Morris, Claudia Kuntze, la Fundación Caritativa Visión Compartida, la Fundación Sterling, la Fundación Comunitaria Greater Atlanta, John y Jessica Schairer, la Fundación Seatle y el Círculo Flow Fund. Otros muchos –demasiado numerosos como para citarlos– también contribuyeron con sus donativos, su apoyo como profesores o miembros del Círculo de la Fundación o en otras actividades. Les testimonio mi más profunda gratitud.
Hay que expresar el debido reconocimiento a dos personas muy notables. Una de ellas es la vicepresidenta de la Fundación, Sandra Harner –mi esposa, consejera, editora, animadora, crítica y compañera en nuestras aventuras chamánicas durante medio siglo–, que me ha apoyado y participado en esta aventura con una paciencia y modestia que he admirado desde siempre. Este libro no existiría sin ella. La otra es Susan Mokelke, cuya sofisticación eléctrica, generosidad, creatividad y trabajo incansable como directora ejecutiva de la Fundación de Estudios Chamánicos han resultado esenciales a la hora de brindarme el tiempo necesario para completar este libro. También contribuyó en los numerosos detalles implicados en la preparación final de su publicación.
Doy inmensamente las gracias a Noelle Burch, que durante años ha realizado el esfuerzo vital de al menos dos personas en la oficina central de la Fundación con una eficacia y elegancia notables. Durante una serie de años, la investigadora asociada Gizelle Rhyon Berry llevó a cabo un trabajo excelente y fundamental a la hora de organizar los archivos del CCC para el proyecto de Mapeo de Realidad No Ordinaria (MRNO). Durante un tiempo, Coleen Judson siguió su trabajo. También expreso mi agradecimiento a Louis G. Leeburg, James Harner y Carolyn Fee por sus esfuerzos en pro de la Fundación.
Expreso mi gran aprecio por los excelentes profesores de la Fundación, todos ellos practicantes chamánicos experimentados, así como enseñantes, hoy liderados por Susan Mokelke. Son demasiados para nombrarlos a todos aquí, pero quiero expresar mi gratitud hacia el colega antropólogo Bill Brunton, editor emérito de nuestra revista, Shamanism, que hasta su jubilación estuvo siempre dispuesto a asumir importantes misiones internacionales para la Fundación a pesar del riesgo para su salud.
También debo honrar a otro profesor y antropólogo, el inimitable Heimo Lappalainen, por su trabajo pionero en pro de la Fundación en Siberia y Asia Central, y especialmente por su papel en el éxito de la expedición de la FEC a Tuva en 1993.
Honro a ese pilar de fuerza, generosidad, destreza y modestia: Paul Uccusic, director de la FEC para Europa, responsable, con ayuda de su esposa, Roswitha Uccusic, de la evolución de una notable facultad internacional. Su trabajo, en el que se incluye la labor realizada en la República de Tuvá, en Asia Central, ha reforzado a la Fundación en ambos continentes. Otras personas que merecen ser reconocidas por su labor educativa de ultramar en beneficio de la FEC son Alicia L. Gates en Hispanoamérica y España y Kevin Turner en Asia.
Al dar las gracias a algunos soy consciente de que olvido a otros que también merecen aprecio. Tan solo pido a los muchos que habéis contribuido a hacer posible este libro que tengáis presente que pasados los ochenta no recuerdo a todos los que merecen ser recordados.
Recuerdo, sin embargo, a aquellos cuya visión y apoyo resultó vital en los primeros años de la Fundación. Entre ellos están Norman y Michael Benzie, Dorothy S. Lyddon y su hija Martha, David Corbin, Nan Moss, David Rockefeller, Jr., y el siempre joven, intrépido y clarividente Laurance S. Rockefeller.
Por último, agradezco cariñosamente la invitación a publicar en North Atlantic Books por parte de su fundador, Richard Grossinger, y también expreso mi aprecio a Doug Reil, Kathy Glass y el resto del equipo. Saludo y le doy las gracias a mi excepcional editora en North Atlantic Books, Wendy Taylor; su profesionalidad y consideración han sido un gran regalo.
Después de que este libro fuera enviado a imprenta recibí una copia de Spirit Talkers, la nueva obra de mi colega antropólogo William Lyon. Quiero felicitarle por abordar paralelamente la necesidad de que los espíritus sean tomados en serio.
Abreviaturas
CECCentro de Estudios ChamánicosFECFundación de Estudios ChamánicosRORealidad OrdinariaMRNOMapeo de Realidad No Ordinaria (proyecto)RNORealidad No OrdinariaEOCEstado Ordinario de ConscienciaECCEstado Chamánico de ConscienciaIIMInforme Inédito MRNO
Prefacio
En mi época como profesor de Antropología en la Facultad de graduados de la Nueva Escuela para la Investigación Social, impartí un seminario en el que los estudiantes aprendieron a realizar viajes chamánicos para comprender mejor las experiencias de los chamanes indígenas. Cada semana se asignaba a los participantes del seminario la tarea de realizar un viaje chamánico en casa mientras oían una grabación de tambores que facilita el viaje, y se les pedía que consignaran esas experiencias por escrito.
La segunda semana, tras realizar la tarea encomendada, una silenciosa y joven empresaria, que se había apuntado al seminario solo porque el horario se ajustaba a su jornada de trabajo, alzó tímidamente la mano. Sus palabras sonaron más como una observación que como una pregunta: «Doctor Harner, nunca volveremos a ser los mismos, ¿verdad?».
Probablemente estaba en lo cierto.
Introducción
Desde la aparición de mi último libro, La senda del chamán, hace más de tres décadas, mi enseñanza ha sido fundamentalmente oral, en sintonía con las ancestrales tradiciones del chamanismo. Ha llegado, sin embargo, el momento de abordar públicamente algunas cuestiones que merecen una urgente y más amplia atención en el mundo contemporáneo. Dos preguntas fundamentales: si hay más de una realidad, y si hemos de estar solos para resolver los desafíos de la existencia.
Este libro cuenta las historias de miles de occidentales que hallaron respuestas a esas preguntas recurriendo a los antiguos métodos de los chamanes, entre ellos tocar el tambor «sobre el arcoíris» para descubrir asombrosos reinos celestiales que aguardan para ayudarlos. También descubrieron una nueva libertad espiritual, una libertad para conocer, y no tan solo para creer o no creer.
En sus últimos trabajos, Mircea Eliade, el gran estudioso de la religión comparada, subrayó que los chamanes son únicos en las tradiciones espirituales del mundo debido a su capacidad para volar a otros mundos, y también a los cielos. Alcanzaban esos mundos en lo que él llamaba un estado de «éxtasis» o estado alterado de consciencia. Este estado se lograba, en sus palabras, «a través de la magia musical del tambor» que permitía al chamán «llegar al cielo más alto».1 Poco más se decía, sin embargo, acerca de la naturaleza de esa «magia musical».
Los tambores aparecen constantemente en las fotografías de chamanes siberianos, y son especialmente célebres por facilitar el vuelo a otros mundos. Muchos estudiosos sugieren que estos tambores eran utilizados por su «efecto teatral» en las sesiones chamánicas, y algunos incluso afirmaron que los chamanes siberianos no alteraban su consciencia en absoluto. Otros, siguiendo al micólogo Gordon Wasson, creían que la ingesta de la seta psicoactiva Amanita muscaria era lo que en realidad hacía creer a los chamanes siberianos que volaban a otros mundos.
La omnipresencia de los tambores en esas fotografías despertó mi curiosidad y a finales de los años sesenta empecé a experimentar con la percusión para comprobar si ejercía algún efecto en los vuelos mágicos.2 Tras varios experimentos, me emocionó comprobar que un ritmo constante de 205 a 220 redobles por minuto ejercía un influjo en el cambio de consciencia y, sin conocimientos de chamanismo, facilitaba el vuelo o viaje a mundos espirituales. Se trata de la «inmersión auditiva» o «inmersión sónica», un método chamánico clásico y alejado por completo de la ingestión de drogas.
En respuesta a una serie de peticiones, mi práctica personal con el tambor me llevó a enseñar a pequeños grupos a usar la percusión para alterar la consciencia no solo con el fin de visitar otros mundos, sino también para traer ayuda y sanación chamánica a nuestro mundo. Con el tiempo creció la demanda de este tipo de conocimiento, y en 1979 Sandra Harner y yo creamos el Centro de Estudios Chamánicos (ahora Fundación de Estudios Chamánicos) como vehículo para la enseñanza del chamanismo. En aquella época, también realicé grabaciones de percusión chamánica para que los interesados pudieran viajar sin la necesidad de tocar el tambor en vivo. (Hay que señalar que la práctica del viaje chamánico no lo convierte a uno en chamán, sino que constituye un paso útil en el aprendizaje y práctica del chamanismo, ya que a través del viaje se puede aprender rápida y directamente de los espíritus.) En 1980 publiqué La senda del chamán, libro que propició el renacimiento chamánico a nivel mundial.3
Mediante un trabajo de campo y una formación personal con chamanes tribales supervivientes que ha durado más de medio siglo, y gracias a mi propia práctica chamánica y la lectura de cientos de relatos procedentes de diversas culturas, he descubierto, aprendido, experimentado y reactivado muchas prácticas chamánicas. A partir de ahí creé el «chamanismo esencial» –los aspectos universales, casi universales y comunes del chamanismo, junto al viaje a otros mundos, un elemento distintivo de este fenómeno– como metodología de enseñanza para instalar el chamanismo en la vida contemporánea. Incluye el reconocimiento implícito, cuando no localmente explícito, de dos realidades, la ordinaria y la no ordinaria; a esta última se accede a través del estado de consciencia chamánico, que tiene un componente aprendido y diversos grados de profundidad.
En la actualidad, y gracias al chamanismo esencial y la inmersión auditiva, decenas de miles de personas en todo el mundo son capaces de acceder a otra realidad y viajar a otros mundos, como los chamanes siberianos tradicionales, así como trabajar en este mundo aportando sanación y otra ayuda chamánica. (Aquellos que no conozcan el chamanismo esencial, podrán encontrar una información más detallada en el apéndice D.)
Durante más de un cuarto de siglo, en la Fundación de Estudios Chamánicos hemos patrocinado un proyecto que implica recopilar y archivar conocimiento sobre esta materia, y que casi 5 000 relatos de practicantes occidentales centrados en sus hallazgos en los viajes chamánicos a la realidad no ordinaria, lo que hemos llamado «viajes más allá del tiempo». El término «occidental» se utiliza como una palabra conveniente para aludir a los actuales estadounidenses (el grupo más amplio con informes no publicados en los archivos de la Fundación), canadienses y algunos europeos.
Esta colección «occidental», que constituye la fuente principal de los informes de este libro, es única en el mundo. Forma parte del proyecto Mapeo de Realidad no Ordinaria (MRNO) y pertenece a la Fundación de Estudios Chamánicos y el Conservatorio de Estudios Chamánicos del Norte de California, que también posee una colección de publicaciones de chamanes indígenas pertenecientes a cientos de sociedades en todo el mundo.4
Durante años he mostrado reservas a la hora de publicar prematuramente este conocimiento, por temor a que una vez estuviera «ahí fuera», privara a nuevos estudiantes y otros sujetos occidentales de experiencias autónomas y desprovistas de influencia. Ahora, sin embargo, por medio de las enseñanzas orales de la Fundación en los talleres y cursos de formación, «todos lo saben». Para evitar la «contaminación” de las experiencias en virtud de una comunicación excesivamente anticipada respecto a lo que otros han experimentado (lo que evitaría viajes a lo desconocido realmente originales y espontáneos), el Conservatorio de Estudios Chamánicos ya no acepta informes sobre experiencias chamánicas en sujetos occidentales, y parece que ha llegado el momento de desvelar una pequeña muestra de estos descubrimientos en la presente publicación.
Los sujetos occidentales cuyas experiencias relata este libro realizaron ascensiones a lo que muchos estudiosos del chamanismo llaman el Mundo Superior y descensos al Mundo Inferior, que contrastan con aquel en que vivimos, el Mundo Intermedio. Los mundos superior e inferior se ubican plenamente en la realidad no ordinaria, y constituyen ámbitos únicamente espirituales, mientras que el mundo en que vivimos manifiesta un aspecto de realidad ordinaria, aquella que percibimos fácilmente, y un aspecto no ordinario, el ámbito de los espíritus, que se percibe con dificultad sin formación chamánica.
El Mundo Superior es muy diferente a los fenómenos de la realidad ordinaria que se ciernen sobre nosotros, tal y como son observados por los astrónomos. Incluso las galaxias más remotas de nuestro universo no se incluyen en el Mundo Superior de los chamanes. Al descender al Mundo Inferior, los occidentales no atraviesan capas geológicas, internándose en lo más profundo de la Tierra, sino que alcanzan un mundo puramente espiritual y que carece de las limitaciones terrenales.
Este libro ofrece ejemplos de experiencias occidentales inusuales en los tres mundos, centrándose especialmente en el Mundo Superior, en parte porque en la actualidad parece haber una gran curiosidad en Occidente acerca de lo que acontece espiritualmente «ahí arriba». En otras palabras, ¿los cielos son reales o son fantásticos y metafóricos?
Nuestro testimonio sugiere que la respuesta depende del tipo de realidad, ordinaria o no ordinaria, al que nos refiramos. En la realidad no ordinaria –a la que se accede con técnicas chamánicas clásicas, como la inmersión por la audición– no parece cuestionarse la existencia de cielos, coros celestiales, deidades y la presencia de seres, o espíritus, en el Mundo Superior. También existen evidencias de la existencia de espíritus en nuestro propio Mundo, el Mundo Intermedio.
Las pruebas recopiladas a partir de las experiencias de ascensión y recogidas en este libro desafían las creencias de quienes afirman que solo existe un cielo y que los viajes a él están restringidos a unos pocos profetas, santos y fundadores de las grandes religiones, fallecidos hace mucho. Equitativamente, los informes también desafían las creencias de los ateos y de los que creen que los cielos son producto de la imaginación. Incluso en el cristianismo actual, algunos miembros del clero sugieren que el cielo es un sentimiento más que un lugar.
Años atrás, en La senda del chamán, presenté a los occidentales una introducción a los viajes chamánicos al Mundo Inferior, y muchos son los que han viajado allí en las últimas tres décadas. Esta es una de las razones por las que en el presente volumen me centro especialmente en el Mundo Superior. Aun así, el capítulo final de La cueva y el cosmos ofrece una novedosa y sorprendente información relativa a lo que algunos occidentales han descubierto en el Mundo Inferior.
Debido a que los relatos cosmográficos contenidos en este libro son en sí mismos importantes contribuciones al conocimiento chamánico, no pretendo establecer, en el limitado espacio del que dispongo, comparaciones con los relatos de los supervivientes de experiencias cercanas a la muerte o con las experiencias de viaje de los chamanes indígenas, estas últimas sorprendentemente escasas. Reconozco la importancia de este y otros estudios comparativos y animo a que se lleven a cabo. El trabajo que el lector tiene en sus manos pretende, entre otras cosas, alentar tales investigaciones.
Quiero añadir que en este libro no pretendo tender puentes entre disciplinas. Soy antropólogo, chamanólogo, practicante del chamanismo y, en el caso de este libro, cosmógrafo de las experiencias chamánicas occidentales. Nada más. Quienes deseen reconciliar el chamanismo con otra disciplina –por ejemplo, la psicología– deberían intentar resistir la tentación inmediata de «acorralar a los sospechosos habituales», como en Casablanca, las herramientas reduccionistas estándar. No tengo nada contra el reduccionismo en sí, pero en mi opinión debería ser una consecuencia del verdadero dominio del campo que se pretende «reducir». En el caso del chamanismo, debería incluir el dominio del chamanismo a partir de experiencias amplias y de primera mano, la experimentación y el estudio, junto a un dominio comparable del campo con el que queramos compararlo. Ciertamente, no se trata de una tarea fácil, pero… ¿acaso la erudición seria lo fue alguna vez?5
En los talleres y cursos dedicados a enseñar a los occidentales el estudio del chamanismo esencial y a viajar a otros mundos se tuvo mucho cuidado en proporcionar a los alumnos poco más que unas instrucciones mínimas. Una información detallada de estas aparece en los Apéndices A y B. Está usted invitado a utilizar los mismos métodos de viaje chamánico para comparar sus propias experiencias con las que aquí se describen. Sin embargo, los apéndices no pretenden ser un libro de «instrucciones», sino más bien una oportunidad para que los lectores comprueben la realidad y naturaleza de los descubrimientos realizados por occidentales en el Mundo Superior (y en menor medida en el Mundo Inferior), de los que estas páginas ofrecen un cumplido relato.
Lamentablemente, una vez leído este libro, usted ya no será un ingenuo respecto a las expectativas generadas por la ascensión al Mundo Superior o el descenso al Inferior. Aun así, si acepta la invitación, prepárese para algunos descubrimientos asombrosos, entre ellos el descubrimiento de que ya no dependerá de relatos ajenos. Con el chamanismo esencial, algunos de los dogmas incuestionables de la Iglesia, el Estado y la ciencia están condenados a derrumbarse inexorablemente.
Tengo 83 años mientras escribo estas líneas. Buena parte de lo que he aprendido sobre chamanismo en el último medio siglo ha sido evaluado e interiorizado en un cuerpo personal de conocimiento que he transmitido a los demás en muchas conferencias con notas a pie de página perdidas en las arenas del tiempo. Algunas partes de este libro incorporan las conferencias impartidas a mis estudiantes y al público en el transcurso de más de tres décadas.
Sin embargo, una de las salvaguardias al leer mis declaraciones sobre chamanismo consiste en que los lectores serios podrán comprobar mis declaraciones a través de sus propias experiencias chamánicas. Los nuevos datos y la forma de verificarlos constituyen uno de los aspectos centrales de estas páginas. Si descubre que algunos elementos de este libro le recuerdan a algo que ha oído o leído en algún otro lugar, no se sorprenda, ya que he enseñado los principios y métodos del chamanismo y los viajes a otros mundos a miles de estudiantes. Algunos de ellos han publicado extractos de mis enseñanzas orales,6 pero no los nuevos datos presentados aquí.
Traer el chamanismo a Occidente implica animarle también a usted, lector, a confiar más en su propia autoridad espiritual. Quiero alentarlo en su autonomía espiritual incluso en la lectura de este libro. Aunque no he podido reprimirme a la hora de realizar algunos comentarios personales respecto a ciertos relatos, otros se presentan intencionadamente sin observación alguna, a fin de estimular el pensamiento independiente.
Hemos visto a muchas personas hablando en púlpitos y ante congregaciones de una u otra religión, repitiendo o analizando hasta el agotamiento las mismas viejas historias relativas a las experiencias de los fundadores de las grandes religiones. Ahora es el momento de que usted aproveche la oportunidad de vivir sus propias experiencias. En esa conexión, los relatos incluidos aquí, aunque interesantes, no son un sustituto para lo que realmente importa: su propia experiencia directa. Asimismo, este libro no se presenta como un tomo erudito en sentido tradicional, fundamentalmente dirigido a un público académico; constituye un esfuerzo por inspirar a los lectores a buscar nuevas alturas, literalmente, ofreciéndoles nuevos datos y conceptos.
Considero que la nueva información presentada aquí –el relato de las experiencias de otros y la inspiración que estas puedan aportar– es mi principal tarea y contribución en este volumen. Los archivos de la Fundación han sido rastreados para buscar ejemplos de experiencias que, aunque no ordinarias, se incluyen en el marco de las posibilidades y potencialidad de todos nosotros. Junto a los principios del chamanismo esencial, estos relatos –perspectivas vitales de nuestra situación como seres humanos– constituyen un conjunto capaz de ampliar los horizontes de los lectores interesados.
He elegido invertir mi limitado tiempo en reunir la información para este libro, que considero importante, incluso urgente, transmitir a un mundo irritado y peligroso que pretende disputar interminablemente acerca de cuestiones espirituales basándose en la creencia en antiguas historias. La senda del chamán es el del conocimiento directo, no el del relato (¡aunque se trata del mío!), y en muchas culturas indígenas el chamán es «aquel que sabe».
Espero que este libro resulte útil a los lectores y les ayude a reducir su dependencia de los dogmas cosmológicos de la religión organizada. Espero que usted se sienta estimulado, o aún más animado, en sus encuentros chamánicos con otra realidad, en la que podemos encontrar la increíble compasión, ayuda y sanación que nuestro mundo necesita tan acuciantemente. En cierto modo, se trata de una declaración de independencia espiritual orientada hacia la información, y una invitación a utilizar ese conocimiento y libertad para producir más sabiduría, compasión y gozo en nuestra vida y la vida de los demás.
MICHAEL HARNER
Otoño, 2012