Kitabı oku: «Pequeño circo», sayfa 18
UN DEBUT DE NUEVE CANCIONES Y DIECISIETE MINUTOS
ALEJO ALBERDI: Vi a Aventuras por casualidad. No recuerdo cómo caí ahí, pero me impresionaron. Me parecieron muy originales en comparación con lo que se hacía. Eran muy básicos, una música muy escueta. Me recordaban a Marine Girls. Eran chavales muy jóvenes, pero no tocaban por encima de sus posibilidades. Lo que hacían lo hacían bien. Peru tocaba con un par de tambores. Ibon me pareció que apuntaba maneras como músico. Ya se le veía talento. Jone me gustaba menos; me parecía limitadita vocalmente.
IBON ERRAZKIN: Habíamos cogido algo de nombre a nivel local, habíamos grabado otra maqueta, habíamos estado en Bilbao haciendo entrevistas en emisoras, nos salieron varias actuaciones, y alguien debió de decir a Alejo que fuera a vernos a Komplot. Forki, el de Radio Popular, nos dijo que a Alejo le habíamos encantado. «Le he dado tu número de teléfono porque quiere hacer algo con vosotros», me dijo. Me llamó, quedamos, le pasé todas las maquetas y nos dijo, «conozco a toda la gente de los sellos de Madrid. Si os parece, voy con las maquetas y, si sale algo, os produzco un disco». Teresa se había ido a Madrid a estudiar en el 87. En esa época solo funcionábamos en Navidades o los fines de semana que ella venía. No teníamos muchas expectativas, pero un día llamó Alejo diciendo que en DRO estaban interesados.
ALEJO ALBERDI: Moví la maqueta por La Fábrica Magnética, pero me encontré con un Servando que iba de independiente pero se comportaba como si fuera una multi. No le impresionó demasiado el grupo y al oír «Un día gris» dijo, «quiero más canciones como esta». Ahí se acabó la discusión. Cuando un A&R de una independiente empieza a dar indicaciones de hacia dónde tiene que ir el grupo, lo mandas a la mierda, lógicamente. De ahí pasamos a DRO y ya no hablamos con nadie más.
IBON ERRAZKIN: Alejo hizo de mánager y nos previno mucho sobre la industria. Él negociaría lo que había que negociar, pero nosotros estábamos deslumbrados por el hecho de poder grabar un disco. Era algo que no habíamos previsto. Yo hubiera firmado cualquier cosa. Alejo nos asesoró, dijo que DRO nos convenía más y fichamos con ellos. Grabamos en mayo del 89.
ALEJO ALBERDI: Para mí era muy importante no hacer un disco como los de Duncan Dhu. Me parecía que había que respetar el sonido del grupo al máximo. Hubo añadidos mínimos.
IBON ERRAZKIN: Queríamos hacer un disco de dieciocho o veinte canciones y que durara media hora, porque nuestras canciones duraban minuto o minuto y medio, como las de las Shop Assistants o los Young Marble Giants, que eran nuestros modelos. Alejo quería que las canciones estuvieran arregladas, que todas tuvieran cosas distintas… Rescató «Víctor», que fue nuestro primer single y que nosotros habíamos desechado. La habíamos grabado en una maqueta del 86, llevábamos un año o dos sin tocarla, pero él la oyó y dijo que había que recuperarla a toda costa.
Nosotros nunca habíamos recibido órdenes ni sugerencias de nadie, pero estuvo bien que hubiera alguien controlando. No nos podrían haber dejado solos en un estudio. No habríamos sido capaces de hacer un disco en condiciones. En la época fue una sensación rara, de no controlar la situación, pero creo que, pese al poco tiempo que tuvimos para grabar, estuvo bien. Entonces pensé que nos habían desvirtuado, pero con el tiempo pienso que el disco de Aventuras es representativo.
TERESA ITURRIOZ: De repente, estábamos yendo a un estudio de los de antes. Todo era muy sofisticado. Se llamaba Quarzo y tenía las paredes de piedra, unos medios increíbles, una cámara anecoica para cantar… ¡Una cámara anecoica! Y todo estaba allí para nosotros. La grabación fue muy corta. Teníamos cinco días y nos enfadamos un poco con Alejo porque consumió dos días con los ruiditos de la caja de ritmos.
IBON ERRAZKIN: Paco Trinidad fue el ingeniero de sonido. Tuvimos buen trato, pero estábamos muy paranoicos porque cualquier grupo que fichaba por GASA lo producía él y todos sonaban igual. Era un sonido comercial, desde luego, pero que quitaba personalidad a los grupos. Además, Paco Trinidad trabajaba con sus músicos. En cuanto alguien no tocaba bien en el estudio, lo echaban de la cabina y metían al guitarrista o al teclista con el que trabajaba él y al final todo sonaba muy profesional, pero sin gracia.
Nosotros íbamos muy prevenidos porque habíamos vistos grupos que nos gustaban echarse a perder en cuanto venían a Madrid y se ponían a grabar con discográficas de allí. Queríamos evitar eso a toda costa.
Veníamos de una cosa tan insular, de hacer nuestras maquetas, que para nosotros eran perfectas, con la reverb del ampli cutre que teníamos… que todo nos parecía una interferencia. Era la inmadurez de no haber salido prácticamente del local y no haber tenido trato con nadie.
TERESA ITURRIOZ: Yo ya estaba estudiando en Madrid, pero a ellos les pagaron el billete de avión. No dormimos en casas de amigos, no. Nos instalamos en un hotel. ¡Esto era un producto! ¡Eran los 80!
En el hotel también estaba Enrique Bunbury; pelirrojo, con media melena… Nos hacía una gracia terrible estar casi codo con codo con él.
Para ir del hotel al estudio nos regalaron unos bonos de metro.
IBON ERRAZKIN: Con DRO hubo desencuentros desde el primer momento porque no entendíamos por qué nos habían fichado. Nos daba la impresión de que no le gustábamos a nadie en la compañía. Para empezar, decidieron hacer una tirada de solo mil copias. Alejo pensaba que íbamos a vender veinte mil discos. Yo no lo pensaba, pero en esa época grupos de los que hoy nadie se acuerda como los Gatos Locos vendían cien mil copias. GASA y DRO tenían unos canales muy potentes. Que publicasen solo mil era un modo de decir, «no creemos en vosotros». A nosotros nos daba un poco igual, pero Alejo vio muy claro que eso equivalía a deshacerse del grupo. Estaba indignado.
ALEJO ALBERDI: Pensé que el disco se podía convertir en algo como de La Dama se Esconde, no ya como de Duncan Dhu. Pero me equivoqué por completo. DRO intentó vender el disco como siempre: metiéndolo en Los 40 y, si fallaba, olvidarse de él.
TERESA ITURRIOZ: Hicimos algunas teles. Y como había que ir a Bilbao y nosotros no sabíamos conducir, nos ponían un coche con chófer para ir allí. ¡Nos lo pagaban todo! Claro, así ha ido luego el negocio de la música.
IBON ERRAZKIN: Te mandaban billetes de avión, ibas al aeropuerto de Fuenterrabía y volabas a Prado del Rey. Cosas glamurosas, aunque de glamurosas luego no tenían nada. Era todo muy cutre y te trataban fatal.
TERESA ITURRIOZ: Fuimos a un programa horrible, Cajón de sastre, que presentaba Miriam Díaz-Aroca. Allí no entendían lo que hacíamos. Nos decían, «¿por qué tocáis así? ¿Por qué no bailáis?». Llegamos y en el bombo de la batería ponía «AVENTURAS DE KIRLIAN» con letras naranjas. Teníamos dieciocho años y les dijimos a los de la tele y a los de DRO que no salíamos con un bombo así. Teníamos muy claro nuestro gusto y había cosas que nos parecían antiestéticas. Supongo que no nos interesaba el éxito ni ser famosos a toda costa. No creo que fuera algo razonado. Era más intuitivo.
Y te hacían encerronas. Tocamos en El salero, que antes había sido Gente joven, y no nos dijeron que estábamos concursando. Pero a DRO les salía la oportunidad de que su grupo saliera en la tele y les importaba muy poco que aparecieras concursando en Gente joven. Lo gracioso es que yo no me enteré de que habíamos estado concursando hasta años después. Y pensé, «¡qué cerdos estos de DRO!».
Nos llevábamos muy mal con los de la discográfica. Teníamos un promocionero que estaba más en contra nuestra que con nosotros. Su misión era que hiciésemos entrevistas y saliésemos en la tele, y nosotros no siempre estábamos contentos con lo que nos proponían. Por su parte, lo entiendo. Éramos unos niñatos tontainas y a veces nos pasábamos un poco.
IBON ERRAZKIN: DRO vio que éramos muy poco profesionales, que no éramos un grupo dispuesto a trabajar con un mánager para tocar en todas partes, sino que íbamos sin ninguna pretensión profesional. En esa época, lo normal era dejar lo que estuvieras haciendo e intentar convertirte en un grupo profesional y hacer giras. Porque, si te iba bien, podías ganar mucho dinero.
Cuando grabamos el disco, Teresa ya llevaba dos años en Madrid y el grupo estaba más parado de lo que había estado en el 87. Y no nos pusimos las pilas para tocar. No se nos ocurrió hacernos profesionales.
TERESA ITURRIOZ: Nos reñían porque no queríamos tocar. ¡Nos reñían! ¡Como si fuera el cole!
También salimos en un programa que presentaba Jesús Hermida99 cuyo leitmotiv era algo así como «jóvenes talentos». Había un niño gitano que tocaba el piano estupendamente, una tía buena que cantaba una canción comercial… Nosotros hicimos un playback de «Un día gris».
MIGUEL STAMP: Estaba en casa una tarde y daban por televisión un programa de Hermida. Salieron Aventuras de Kirlian y llamé corriendo a Fernando100. «¡Pon la televisión ahora mismo!» Íbamos comentando el programa en directo. «¿Quiénes son estos?» «¡Ni idea!» Al final dijeron que eran de DRO. Llamé por teléfono a la compañía y me dijeron que actuaban al día siguiente en Madrid.
IBON ERRAZKIN: En Semana Santa del 90, hicimos la presentación del disco en la sala Universal de Madrid teloneando a Esclarecidos.
TERESA ITURRIOZ: ¡Y casi no tocamos! Era nuestro primer concierto en Madrid. Se había alargado la prueba de Esclarecidos y no pudimos probar. El que organizaba aquello dijo que no podíamos salir. Estuvimos dudando, porque nos habían tenido tres días ensayando, pero los de DRO no nos animaban nada.
IBON ERRAZKIN: Decían que era mejor que no tocásemos porque iba a sonar muy mal y sería peor para el grupo, que daría mala imagen. Pero Esclarecidos nos animaron a salir. Además, ese año llevábamos un quinto miembro haciendo coros o tocando una segunda guitarra y ese día vino Pez.
TERESA ITURRIOZ: Estábamos llorando y de repente dijimos, «¡vamos a salir!». Y subimos al escenario desde donde estaba el público. Además, con dificultad por mi parte porque estaba muy alto y yo soy bajita.
IBON ERRAZKIN: A ese concierto vinieron Manolo, Miguel y Fernando del fanzine Stamp; Mateo y Manuel, que montarían Siesta… Toda la gente que estaba en el rollo indie que nacía. Se habían comprado el disco de Aventuras. No eran muchos, pero después del concierto conocí a toda esta gente.
MIGUEL STAMP: A Esclarecidos ya los habíamos visto cuarenta veces. Nosotros fuimos a ver a Aventuras. Y todo lo que esperábamos escuchar estaba allí. Era un grupo precioso, nada pretencioso, un grupo fresquísimo, con un sonido amateur y unas canciones preciosas. Las típicas canciones minimalistas de minuto y medio que… ¡oh! Era el espíritu de Cherry Red, era Everything But The Girl en su esencia, era Marine Girls mezclado con Edwyn Collins. Era un grupo completamente cándido. Buscábamos un grupo así, y fue incluso mejor de lo que esperábamos.
Fuimos a hablar con ellos porque los pobres no conocían a nadie en Madrid. Ellos nos presentaron a Aramburu.
MATEO GUISCAFRÉ: Era un grupo totalmente anacrónico. Alejo Alberdi regalaba singles a todo el mundo. No había modo de colocar ese producto.
ALEJO ALBERDI: Yo había comprado quince discos que pagué de mi escuetísimo royalty para repartir a algunas personas porque la promoción fue ridícula. Lo más fuerte es que el día del concierto con Esclarecidos, los de DRO se dejaron en la sala un taco de discos. Era una desidia absoluta por parte de la compañía. Y me los llevé.
IBON ERRAZKIN: En cuanto pasó la promoción y fuimos a los cuatro canales autonómicos, terminó el contacto con DRO. Tampoco buscábamos tocar en directo. A mí lo que me hacía ilusión era sacar discos. Teníamos una discográfica y para mí eso era un triunfo. Empezamos a grabar nuevas maquetas y a los pocos meses fuimos a DRO. En nuestra ceguera, íbamos con la idea de que Stuart Moxham, de Young Marble Giants, nos produjera el segundo disco. Nos miraban como diciendo, «¿estos en qué mundo viven?». Escucharon las nuevas canciones y dijeron, «no nos gusta la dirección que estáis tomando». En realidad no era ninguna dirección distinta. Era, básicamente, el primer disco de Le Mans.
Fue una época mala para el grupo. Era tan difícil grabar un disco que, cuando finalmente sale, piensas, «qué bien, ahora podremos sacar discos». De repente, la compañía pasa de ti y vuelves a dónde estabas, desilusionado porque has conocido la industria de cerca y ves que no encajas. A los meses de sacar el disco, DRO ya no quería saber nada de nosotros. Nos dijeron que, si queríamos la carta de libertad, nos podíamos ir. Y nos fuimos.
ÚLTIMAS ALEGRÍAS EN MADRID Y GIJÓN
IBON ERRAZKIN: Los de Stamp nos entrevistaron y recibimos muchas cartas de fans de Aventuras que vieron mi dirección en el fanzine. Hablo de decenas; era algo muy underground. Terry Cuatro nos habían escrito diciendo que les gustábamos y nos mandaron el single de «Cabeza cuadrada». Juan de Pablos lo ponía mucho. Ellos también habían estado en DRO. Grabaron un maxi y les echaron en seguida. Juan de Pablos también puso mucho nuestro disco y usó de cortinilla la instrumental «Todo otra vez».
JOAQUÍN FELIPE SPADA: Un día, en el programa de Juan de Pablos, oí «Un día gris» de Aventuras de Kirlian. Y yo, «¡qué es esto! ¡Qué me estoy perdiendo!». Se casaba un amigo en San Sebastián y lo oí en el coche, camino de la boda. Llegué a la despedida de soltero y le dije a mi amigo, «tenéis aquí a un grupazo que se llama Aventuras de Kirlian». Me preguntó, «¿te gusta eso? ¿De verdad?». Y me presentó a Ibon, que estaba en esa fiesta. Ibon ya me dijo ese día que se iban a cambiar el nombre: «Todo el mundo sabe qué es Le Mans y estamos hartos de dar explicaciones sobre el significado de Aventuras de Kirlian».
IBON ERRAZKIN: Volvimos a Madrid a actuar en una fiesta de Stamp en Siroco101. Tocamos con El Viaje de las Flores, un grupo en plan Primitives, y ahí noté un cambio. El público ya era el de Aventuras, no el de Esclarecidos. Mucha gente se sabía las canciones. Ya era el ambiente de un concierto indie. Ese concierto nos dio la sensación de que sacar ese disco había valido la pena: habíamos llegado a alguien.
Aun así fue una época de desencanto. Pensábamos, «no hay público para esto». Stamp nos llamaban para una fiesta, íbamos y tocábamos. Estas cosas te daban subidón. Pero luego volvía a Donosti, Teresa estaba en Madrid y… No teníamos muchos alicientes.
LUIS CALVO: Estuvimos en la fiesta Stamp, pero antes de eso ya había hablado con Ibon. Ya tenía el disco, me gustó y le escribí. Luego descubrí que él me había distribuido el fanzine y algunas cintas por Donosti.
IBON ERRAZKIN: Luis ya estaba muy en contacto con grupos ingleses. En Discoplay102 vendían el casete de Aventuras de Kirlian muy rebajado de precio, por ciento cincuenta pelas o así, y él compró veinte copias para tener algo que enviar a los grupos ingleses. Siempre le decían, «¡mándanos algo español!», y él decía que por fin tenía algo que mandar al extranjero.
LUIS CALVO: Aventuras de Kirlian es un germen muy claro del lado más pop del indie español. Mucha gente habla de Surfin’ Bichos, pero yo no los escuchaba y para mí no era lo mismo. Otra gente nombra a Cancer Moon, a Lagartija Nick, a Los Bichos… Todo eso no dejaba de tener una conexión con Malasaña y el rock and roll. Eso era otro gusto. El disco de Aventuras fue muy importante para mucha gente. Por ejemplo, para Penelope Trip.
IBON ERRAZKIN: Muy poco después de ese concierto, nos salió la oportunidad de tocar en Gijón. Esta Noche Tampoco, un grupo de allí, nos escribió diciendo que les gustaba Aventuras y nos ofrecían ir. Las condiciones estaban bien: habría dinero para gasolina y una pensión donde dormir. Era en el puente de la Inmaculada. Tocábamos dos días, viernes y sábado, y estuvimos de miércoles a domingo. No habíamos estado nunca en Gijón y era apetecible. Era la primera vez que tocábamos en un sitio que no fuera Euskadi o Madrid. En Barcelona, por ejemplo, no habíamos estado.
Nos dijeron que el grupo que nos iba a telonear se llamaba Penelope Trip. Nos entró curiosidad porque era una referencia a Felt, uno de nuestros grupos favoritos. Tenían una canción que se llamaba «Penelope Tree».
TITO PINTADO: Los de Esta Noche Tampoco organizaban conciertos en El Sótano, un bar de copas horrible, y nos llamaron. «Sabemos que Aventuras de Kirlian os gustan y puede quedar un doble cartel muy bueno», decían. Yo había comprado el disco y me gustaba mucho.
COVA DE SILVA: De todos los discos que teníamos, muy pocos eran en castellano. También nos gustaban bastante Esclarecidos, pero con Aventuras había adoración; especialmente por parte de Tito y David103. Que viniesen Aventuras de Kirlian a Gijón era como si vinieran los dioses.
TERESA ITURRIOZ: Yo iba desde Madrid y había nevado un montón. Cogí el autobús y me planté en una ciudad que se suponía que era en la que teníamos que tocar, pero estos se retrasaban una hora, dos horas, tres horas, cuatro horas… Yo ya pensaba que me había equivocado de ciudad. Y no es que tuviéramos muchos conciertos. Pero empecé, «¿era Gijón o era Oviedo?». No había teléfonos y estaba sola. Al final aparecieron, respiré y fue genial.
Nos dijeron que vendría un grupo a dejarnos los amplificadores y llegaron unos chicos guapísimos, con un aspecto divino. Nos parecían unos niños. ¡Nosotros ya nos creíamos muy mayores! Hablamos con ellos y yo me tronchaba con cada cosa que decía Tito. Nos cautivaron. También me encantó cómo hablaban.
IBON ERRAZKIN: Conectamos muchísimo y pasamos todo el día con ellos. Era una gente con la que podíamos hablar de música y de mil cosas. Eran muy divertidos. Nos encantaba ese humor de Gijón tan seco. Se decían barbaridades a la cara. Estábamos fascinados con el acento que tenían.
Fue genial encontrarse con gente afín a la que le gustaba la misma música que a nosotros y con la que te entendías a todos los niveles. Cuando íbamos a Madrid, DRO tenía ese rollo profesional, de mánager, de industria… Y esto era un poco volver a esa cosa más idealista de Donosti, sin ambiciones profesionales.
TERESA ITURRIOZ: Cuando tocaron, dijimos, «¡estos se nos comen con patatas!». Eran buenísimos. No lo podíamos creer. Eran tan graciosos y tan talentosos… Hacían chistes entre canción y canción. Nos parecía que tocaban increíblemente bien.
TITO PINTADO: No habíamos estado en El Sótano en nuestra vida. El tío, para hacerse el enrollado, montaba conciertos, pero lo que en realidad quería era animar la sala y que los conciertos estuvieran de fondo mientras la gente tomaba copas. No le interesaban lo más mínimo los dos grupos.
A nosotros nos toleró más o menos, pero Aventuras de Kirlian le parecieron horribles. Le parecieron tan horribles que decidió cancelar el segundo concierto. Les dijo, «no quiero que toquéis porque vuestra música me parece deprimente». Utilizó esa palabra, «deprimente». Además, el tipo era tan bruto que ni se molestó en leer el nombre del grupo en el cartel y los llamó La Banda de Kirby o algo así. Era un desprecio total. Fue muy tremendo.
IBON ERRAZKIN: De hecho, nos cortó la luz durante el bis del primer concierto. Cuando fuimos a ver qué pasaba, nos dijo que no apareciéramos al día siguiente. Nos pagó todo lo que había estipulado, pero no nos quería volver a ver. Hasta ese punto le horrorizaba lo que hacíamos.
TITO PINTADO: Ya habían decidido cambiarse de nombre, pero tocaron como Aventuras de Kirlian porque, si hubieran tocado como Le Mans, no hubiera ido nadie a verlos. Tocaron casi solo canciones del primer disco de Le Mans. Su concierto sonó muy bien y a la gente le gustó. Ese día vi a José Luis de Manta Ray, a los Medication, a Bea y Natalia de Nosoträsh…
IBON ERRAZKIN: No fue nada traumático. Estaba siendo todo una risa, estábamos felices en Gijón y no nos moríamos por tocar en directo.
TITO PINTADO: Estuvimos el fin de semana con ellos. No digo que fuera un alivio, porque ellos querían tocar, pero la perspectiva de no tocar tampoco era mala. El tío del bar les pagó y se lo tomaron como unas vacaciones en Gijón.
IBON ERRAZKIN: A partir de entonces nos intercambiábamos maquetas, nos grabábamos discos…
COVA DE SILVA: Se creó una relación bastante continuada. Ibon enviaba casetes y cuando llegaba un envío era algo importantísimo. Teníamos que escucharlas todos juntos. Era un acontecimiento muy importante, porque además nos descubría un montón de grupos. Quizá sería mucho decir que era un curso a distancia, pero nos descubrió muchas cosas.
IBON ERRAZKIN: Ellos eran antirretro. Odiaban el Ruta 66. Eran muy de «nos gusta la música de ahora, 4AD y Creation, y estamos aburridos de que nos vengan hablando de los 60». No querían saber nada de música antigua; a lo sumo, de la Velvet. Decían que el Psychocandy de los Jesus and Mary Chain era el «año cero». Lo decían así, literalmente. Nos fascinaban porque eran muy tajantes. Yo les decía, «¡las Shangri-Las os van a encantar!».
TITO PINTADO: Ibon ya sabía muchísimo de música. Nos grabó una cinta con Scott Walker, Tim Buckley y mil cosas de las que no había oído hablar y que nos fliparon. Musicalmente, fue muy importante ese encuentro.
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