Kitabı oku: «De PhD y otros demonios», sayfa 17
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Sarcocistosis
Es la cuarta coccidiosis humana que se menciona. Tiene mayor importancia en la Medicina Veterinaria que en la human, los parásitos se alojan en el intestino o en los músculos. En los humanos, producen un síndrome digestivo diarreico o un síndrome muscular doloroso. El diagnóstico se hace por la presencia de esporoquistes en la materia fecal o por biopsia muscular donde se encuentran quistes; no hay un tratamiento específico para ninguna de las formas clínicas.
Esta parasitosis, llamada también sarcosporidiosis, es producida con varias especies de Sarcocystis, antes llamado Isospora hominis, otra coccidia que tiene reproducción sexual en el intestino de los carnívoros (huéspedes definitivos) y reproducción asexual en los músculos de herbívoros (huéspedes intermediarios). El hombre raramente se infecta por Sarcocystis, pero cuando sucede actúa como huésped definitivo (invasión intestinal) o como huésped intermediario (invasión muscular). En las dos circunstancias se producen síndromes diferentes clínica y epidemiológicamente.
Síndromes. La sintomatología se agrupa en dos síndromes diferentes:
Síndrome digestivo. Se origina cuando el hombre ingiere carne cruda o mal cocida que contenga sarcoquistes procedentes de ganado vacuno (Sarcocystis bovihominis) o de ganado porcino (S. suihominis). Los quistes en el músculo de estos animales están repletos de bradizoítos (figura 3-26) que se liberan en el intestino delgado del hombre, penetran las células intestinales y se convierten en células sexuadas masculinas y femeninas (microgametos y macrogametos), los cuales originan ooquistes que, usualmente, se rompen en el intestino mismo y liberan dos esporoquistes. Los esporoquistes en las materias fecales son los que permiten el diagnóstico.
Los casos de sarcocistosis intestinal son pocos.1 En infecciones en voluntarios pueden ser asintomáticas o pueden manifestarse por dolor abdominal, diarrea y vómito.2 Es una enfermedad autolimitada para la cual no se acostumbra hacer tratamiento antiparasitario. Dentro de las características epidemiológicas se acepta que los esporoquistes eliminados en las materias fecales humanas son infectantes para vacunos o porcinos, pero no para la especie humana. La prevención de la sarcocistosis intestinal humana se hace con buena cocción de la carne.3
Figura 3-26. Sarcocystis. Quiste repleto de bradizoítos en músculo.
Cortesía: Alejandro Vélez, Departamento de Patología, Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia.
Síndrome muscular. Se presenta muy raramente, cuando el hombre ingiere esporoquistes en alimentos contaminados con materias fecales, procedentes de personas o de animales con sarcocistosis intestinal. En este caso, el hombre es un huésped intermediario aberrante que desarrolla formas asexuadas por esquizogonia en los músculos. Los quistes de 300 µm por 100 µm son bien tolerados y se encuentran, ocasionalmente, en biopsias o en autopsias. Hasta 1979, se habían recopilado únicamente 35 casos de sarcocistosis muscular humana con siete grupos morfológicos diferentes, todos de origen zoonótico.4
Al desintegrarse los quistes se puede producir miositis con fiebre, mialgias, broncoespasmo, prurito, linfadenopatías y nódulos subcutáneos asociados con eosinofilia.5-7 Se presenta eritrosedimentación elevada y altos valores de creatinquinasa. En biopsias de músculo esquelético se encuentran los quistes que deben diferenciarse con los de Toxoplasma, que son más pequeños, y con los de Trypanosoma cruzi, en cuyos parásitos se observa el cinetoplasto.3 Para su tratamiento se utiliza albendazol, pero su eficacia no está comprobada. Los corticosteroides pueden utilizarse como antinflamatorios.
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MIXOBOLIASIS
Myxobolus es un parásito de los músculos de los peces que se transmite entre ellos por esporos en la materia fecal. Existen algunos casos en humanos por ingestión de carne de peces infectados, en los cuales la capacidad patogénica del parásito no está esclarecida. Los casos humanos se encuentran por la similitud de los esporos de Myxobolus con quistes de Giardia en la materia fecal.
El filo Myxozoa incluye varios géneros de parásitos de vertebrados inferiores, principalmente peces y anfibios, en los que producen enfermedad. Existen aproximadamente 800 especies transmitidas a través de esporos que entran por vía oral. Un género del mismo filo es Myxobolus sp., que se encuentra en materia fecal humana en forma de esporos ovalados con forma y tamaño semejantes a quistes de Giardia, con una membrana externa gruesa y de 11 a 12 µm de largo por 4 µm de ancho. Se diferencian de Giardia, porque los esporos de Myxobolus tienen dos elementos piriformes paralelos en uno de los extremos, que son las cápsulas polares. Para la clasificación de la especie se requieren estudios en el microscopio electrónico o secuenciación de ácido ribonucleico (ARN). Se tiñen con Ziehl-Neelsen y se pueden recuperar de la materia fecal en concentración con formol más éter o formol más gasolina.2
Los esporos encontrados en la materia fecal humana provienen de la ingestión de pescados infectados; estos esporos pueden volver a salir espontáneamente sin colonizar el intestino como se ha publicado en los casos asintomáticos descritos en Venezuela y Australia.2,3 En Egipto, se describió la presencia de este parásito en tres pacientes inmunocomprometidos que presentaban diarrea; los tres tenían concomitantemente otros parásitos que podían ser también la causa de la diarrea.4 En Colombia, se describió un caso en un paciente adulto con sida que presentaba diarrea acuosa de 10 meses de duración, sin sangre ni moco y con una frecuencia de 30 deposiciones al día. El examen coprológico reveló, además de los esporos de Myxobolus, la presencia de Cystoisospora, Strongyloides, Hymenolepis y Ascaris, por lo cual es imposible atribuir a Myxobolus la capacidad patogénica en este caso (figura 3-27). En el Instituto Colombiano de Medicina Tropical en Medellín, se encontraron varios casos humanos de Myxobolus, uno de los cuales presentó diarrea crónica en ausencia de otros parásitos intestinales e historia de haber ingerido carne de pescado de río, aunque se puede concluir que la parasitosis por Myxobolus hubiera sido la causa de la diarrea.5
Figura 3-27. Myxobolus. Se observan dos cápsulas polares piriformes en uno de los extremos. Preparación con lugol y amplificación de 40X.
Original.
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MICROSPORIDIOSIS INTESTINAL
Los dos principales microsporidios intestinales son Enterocytozoon bieneusi y Encephalitozoon intestinalis (Septata), aunque se han descrito algunos casos por otros microsporidios. Estos microsporidios se tratan en conjunto con los otros de diferente localización en el capítulo 10: Otras parasitosis por protozoos.
FLAGELADOS NO PATÓGENOS
Chilomastix mesnili
Su prevalencia es aproximadamente de 1% a 3%. Habita en el colon de animales y del hombre sin producir enfermedad. El trofozoíto es piriforme, con la extremidad posterior aguda y curva. Mide de 10 a 15 µm de largo por 3 a 10 µm de ancho. Presenta un surco en forma de espiral a lo largo del cuerpo, que es visible en preparaciones en fresco cuando el parásito está móvil. Este movimiento es de traslación y rotación. En el extremo anterior tiene una depresión equivalente al citostoma o boca. El núcleo está en el extremo anterior y cerca se encuentran los cinetoplastos, de donde emergen cuatro flagelos, uno de ellos más largo (figura 3-4 y figura 3-28). Los trofozoítos salen al exterior con materias fecales blandas o líquidas. Los quistes aparecen solo en las materias fecales sólidas o blandas; su tamaño es de 6 a 9 µm, su forma es generalmente redondeada o piriforme, con una pequeña prominencia, por lo cual se describe como en forma de limón. Poseen doble membrana gruesa y un núcleo, además de las estructuras rudimentarias del citoplasma (figura 3-29). Los quistes son la forma infectante de este protozoo al entrar por vía oral. La epidemiología es semejante a la de las amebas intestinales. Este parásito no requiere tratamiento.
Trichomonas hominis
Protozoo localizado en colon del hombre y de algunos animales. Se clasifica actualmente con el nombre de Pentatrichomonas hominis debido a que la mayoría de los trofozoítos presentan cinco flagelos anteriores. La prevalencia es aproximadamente del 2%. No se conocen quistes y las formas trofozoíticas son las infectantes. Miden de 5 a 14 µm, de forma redondeada u oval y presentan, además de los flagelos, una membrana ondulante que llega hasta la parte media del cuerpo. Un sexto flagelo bordea la membrana ondulante y se prolonga por el extremo posterior (figuras 3-4 y 3-30). En su interior existe un núcleo y un axostilo. Aunque se encuentran principalmente en heces líquidas o blandas, no se consideran causa de diarrea u otra enfermedad. El diagnóstico se hace por identificación de los trofozoítos móviles, con movimiento vibratorio.
Figura 3-28. Chilomastix mesnili. Trofozoíto con coloración con hematoxilina férrica. El núcleo se destaca en la parte superior. La extremidad posterior termina en punta. (La barra de la foto mide 10 micras).
Cortesía: OMS.
Figura 3-29. Chilomastix mesnili. Quistes en forma de limón con lugol; a la izquierda, con bajo aumento; a la derecha, con alto aumento. (La barra de la foto mide 10 micras).
Cortesía: OMS.
Figura 3-30. Pentatrichomonas hominis (Trichomonas hominis). A la izquierda el trofozoíto, teñido con coloración tricrómica, se ve el núcleo y, por debajo, el axostilo. A la derecha, con la coloración de hematoxilina férrica, se observa el núcleo y, en la parte superior, los flagelos. (La barra de la foto mide 10 micras).
Cortesía: OMS.
Trichomonas tenax
Este protozoo se encuentra en la boca, más abundante entre los dientes y las encías, asimismo en caries dentales y criptas amigdalinas. Se reproduce por división binaria, puesto que no posee quiste. Su transmisión se hace directamente por la saliva. El trofozoíto mide de 5 a 16 µm de largo, es ovalado, presenta cuatro flagelos anteriores y un quinto flagelo que bordea la membrana ondulante y termina en la parte posterior del parásito. En su interior se encuentra el núcleo, axostilo y otras estructuras. Aunque no está comprobada su capacidad patógena, se asocia a lesiones de la cavidad oral y del pulmón, posiblemente como un agente inocuo, que se reproduce con mayor actividad en material necrótico.
Embadomonas y Retortamonas
Estos dos géneros se encuentran en el intestino grueso, con menos frecuencia que los anteriores. Para su diferenciación se requieren coloraciones especiales, puesto que en las preparaciones en fresco son similares a los otros flagelados no patógenos.
Unidad 3 | Parasitosis intestinales por helmintos |
Capítulo 4 | Parasitosis por helmintos intestinales |
Capítulo 5 | Parasitosis intestinales por céstodos y tremátodos |
4 | Parasitosis intestinales por nemátodos |
Los nemátodos, parásitos del hombre, son gusanos alargados de forma cilíndrica, bilateralmente simétricos y con los extremos de menor diámetro. Poseen un sistema digestivo completo, un aparato reproductor muy desarrollado y sexos separados; los órganos internos están contenidos en una cavidad corporal o pseudocele, delimitada exteriormente por la pared, que comprende cutícula, la hipodermis y la capa muscular. Se reproducen por medio de huevos que dan origen a larvas. De acuerdo al modo de transmisión de los nemátodos intestinales, predominan los transmitidos a través de la tierra, la cual se contamina con huevos o larvas que salen en las materias fecales; a este grupo de parasitosis se le denomina geohelmintiasis. Las principales son: ascariasis, tricocefalosis, uncinariasis y estrongiloidiasis. Los efectos dañinos de los nemátodos intestinales en los adultos y en los niños se resumen en la figura 4-1.
Las nematodiasis son parasitosis de amplia distribución y muy frecuentes en países tropicales. La prevalencia global de ascariasis se estima en 1.200 billones de personas infectadas, 464,6 millones con tricocefalosis y 740 millones con uncinariasis.1 Las nematodiasis de plantas y de animales domésticos son muy comunes y afectan al hombre indirectamente. En las plantas usadas para alimentación humana existen muchos daños producidos por nemátodos propios de cada especie de planta que no llegan a ser parasitosis humanas. En animales domésticos, las nematodiasis son muy frecuentes, causan enfermedades y disminución de peso, lo que afecta económicamente la industria avícola, lanar, porcina y bovina. La parasitología veterinaria y el interés por tratar y controlar estas helmintiasis en animales han avanzado más en los países desarrollados, en los cuales estas actividades superan a las que existen sobre parasitología humana. Las parasitosis humanas por estos helmintos fueron reconocidas desde la antigüedad; esto es explicable porque muchos nemátodos adultos se observan a simple vista.