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Kitabı oku: «Historia de Venezuela, Tomo I», sayfa 8

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CAPITULO TRES

En el qual se escrive como despues de junto Jorge Espira con su gente, paso adelante, hasta llegar a la poblazon de Chacarigva, donde tubieron el ynbierno.


Platicado el Governador con sus ysleños espirmentados sobre la derrota y bia que abian de llevar, determinaron que debian seguir la bia de los llanos, llevando la cordillera que a mano derecha tenian por guia, no perdiendola de bista; y con esta determinaçion alço el Governador su canpo y començo a marchar hazia las poblazones de Buravre, que es donde abian hecho rretirar a los capitanes Cardenas y Martin Gonzalez y Miçer Andrea69 con la gente de a pie, cuyos moradores avn no abian dexado las armas de las manos, antes como gente vitoriosa deseavan la buelta de los españoles a su tierra, entendiendo desbaratallos y gozar de sus despojos; y como entendian que no se abian alexado de ellas muchas jornadas tenian puestas sus çentinelas y espias en partes altas, sobre arboles, donde por mucha distançia pudiesen señorear con la vista los caminos por do los españoles podian entrar en su tierra. Y como este tienpo se acercase, y la gente del Governador llegase a vista de los espias, ellas luego dieron aviso de ello a sus prinçipales y gente de sus pueblos, los quales, juntandose en gran numero, porque era la tierra muy poblada, muy regozijados y armados segun costumbre, salieron al encuentro fuera de su pueblo a rrecebir a los españoles con las armas en las manos, y no mirando en la gente y caballos que en el campo se abian acreçentado, porque hasta entonçes estos yndios no abian visto caballos ni sabian el daño que con ellos se hazia, arremetieron con buen animo a los españoles, los quales venian aperçebidos para rreçebir y rresistir el ympetu de los yndios, y rrebatiendo los españoles esta primer arremetida de los yndios sin que les hiziesen daño alguno, salieron a ellos los de a caballo y començaron a herir y alançear aquella gente desnuda, avnque no de ánimo, de suerte que en breve espaçio los desbarataron y constriñeron a que perdiendo su primer brio, bolviesen las espaldas y cada qual procurase poner en salbo su persona, dexando hecho muy poco daño en los españoles, mas de aber herido algunos livianamente, de suerte que nadie peligro: solo mataron dos caballos.

El Governador, abida esta vitoria, se fue derecho a las poblazones de los yndios y en ellas se alojo y estubo quinze dias, por aber en esta sazon cargado las aguas de suerte que no se podia caminar.

Es toda esta tierra de los llanos en general muy abundante de caça de venados, y como la yerba que en ella se cria son pajonales muy altos, façilmente los alcançan los de a caballo y los alançean; y como estas poblazones de Caravre no tenian la abundançia de comidas que para tanta gente era menester, especialmente que, como he dicho, todos los yndios fueron forçados algunos de a caballo yr alançear o caçar venados para sustentarse y dar algun rrefresco a la gente que llevaban enferma, que padeçian doblada neçesidad, entre los quales salio vno llamado Orejon, y apartandose de sus conpañeros en seguiento70 de vn benado, se alexo tanto de ellos y del alojamiento, que despues de alcançar y matar el venado, nunca pudo atinar a salir por do abia entrado en aquellos llanos. Los demas españoles, sin poder matar ningun venado, por rrespeto de estar la tierra muy harta de agua y no poder correr los caballos por ella, se bolvieron al rreal, y echando menos al conpañero Orejon y dando de ello notiçia al Governador, hizo sus diligençias mandando tirar muchos arcabuzazos, para que con el estruendo de ellos pudiese atinar a salir de donde estaba, y ninguna cosa aprovecho. Finalmente, el pobre Orejon, español, se quedo en la canpiña o çabana aquella noche, y abiendolo visto los yndios naturales andar desbariado y que se quedaba alli aquella noche, se juntaron cantidad de ellos y fueron donde estaba durmiendo, y sin que fuesen sentidos lo tomaron a manos y con su propia espada le cortaron la cabeça. El caballo deste español andaba suelto, y con el bulliçio de los yndios se espanto y se fue a donde estaban los demas españoles alojados, de donde conjeturaron su mal subçeso.

El governador embio luego vn capitan con gente a buscar rrastro o señales deste español entre los yndios, los quales dando en çierto lugar o rrancheria donde muchos yndios estaban congregados y fortificados, hallaron la espada del muerto y parte de la cabeça coçida para comer, y el casco de ella adereçado para bever en el, y con esto no curaron de buscar mas a su conpañero, sino prendiendo alguna gente de la que en aquel lugar estaba hizieron el castigo o bengança de la muerte del español, matando culpados y no culpados, a los vnos por lo que hizieron y a los otros por que adelante no hiziesen daño(A).

Pasado esto y el tiempo dicho, se tubo notiçia de otra provinçia que mas adelante estaba, llamada Chacarigua(B), de tierra mas alta y ayrosa y abundante de comida, a la qual se fue luego el Governador con toda su gente, y alojandose en ella en parte comoda, tubo alli el ynbierno, que serian tres meses, donde se le murieron algunos españoles de los que yvan enfermos, y algunos otros que costreñidos y forçados de la hambre a buscar que comer, se yvan a pescar algo apartados del alojamiento, donde eran miserablemente muertos de los yndios abitadores de aquella provinçia y de tigeres71, de los quales generalmente en todos estos llanos, desde su prinçipio hasta el cabo, ay mucha abundançia, que an hecho harto daño en españoles y en los propios naturales que por aquellas comarcas abitan, hasta despoblar y arruynar muchos pueblos de yndios, dexandolos desiertos e ynabitables.

NOTAS AL CAPITULO III

(A) El Padre Simón cuenta casi en los mismos términos la muerte de Orejón y el castigo impuesto á los indios por Juan de Villegas, que fué, según Oviedo y Baños, el capitán que envió Spira en busca de aquel soldado, y cuyo nombre omite el Padre Aguado.

Una vez más se evidencia que el autor de las Noticias historiales no hizo más que seguir el relato del Padre Aguado, según el manuscrito de éste, introduciendo pequeñas variantes.

(B) Como ocurre con la mayor parte de los nombres indios, los autores denominan de diferentes maneras á esta provincia.

Chacarigua escribe el Padre Aguado; Acaricagua, el Padre Simón, y Acarigua, Pérez de Tolosa y Oviedo y Baños.

CAPITULO QUARTO

En el qual se escrive como Fedreman enbio gente la buelta del Cabo de la Vela, y el se fue a Santo Domingo a rrehazerse de mas soldados y caballos, y la prision que esta gente de Fedreman hizieron de çiertos soldados de Santa Marta y del capitan Rribera, que con ellos estaba.


En tanto que con los acaeçimientos dichos proseguia su descubrimiento Jorge Espira, su tiniente Nicolas Fedreman dio prinçipio a su jornada y descubrimiento por muy diferente camino del que abia dicho Jorge Espira, y avn con muy diferente proposito, porque en juntando72 que en Coro pudo juntar, nombro por su alcalde mayor a Antonio de Chaves, y los encamino la buelta de la laguna de Maracaybo, para que pasando y atrabesando de la otra banda de aquel ancho lago, marchasen la buelta del Cabo de la Vela, donde le esperasen, y el abia de acudir por mar con la gente y caballos que en Santo Domingo, isla española, abia de hazer a costa de los Bezares, conforme a la facultad que para ello le abia dado Jorge Espira, su governador, y de alli proseguir su jornada por la horden que se vera en el discurso desta Istoria.

Y con este conçierto y acuerdo el se embarco para Santo Domingo, y Antonio de Chaves prosiguio su viaje con su gente, derecho a la laguna de Maracaybo, donde ya estaba vn capitan llamado Martinez, que con el nabio que Miçer Ambrosio metio en esta laguna, y la canoa grande de quien abemos hecho mençion, y otros barcos sustentaba y proveya de comidas la gente que Miçer Ambrosio abia dexado en su aloxamiento o rrancheria, que ya a esta sazon tenian titulo de pueblo, y por tal se sustentaban alli, avnque trabajosamente; y este Martinez corria toda la laguna hasta la culata, con obra de sesenta honbres que consigo tenia, y proveya, como he dicho, de mantenimientos a la gente del pueblo o rrancheria, y el se aprovechaba de algun oro que rrancheaba o tomaba y de algunas pieças de yndios e yndias que hazian esclavos. A este dio abiso de sus desinios Fedreman, antes que se fuese a Santo Domingo, mandandole que tubiese prebenido de comida aquel pueblo y alojamiento de Maracaybo, para quando su gente llegase, y el estubiese a punto con sus nabios y canoas para pasallos a todos de la otra parte de la laguna; y a esta cavsa pasaron mucho mas trabaxo en esta sazon los soldados que con Martinez estaban, por aber de prevenir y proveer de tanta comida como para tanta gente era menester.

Llego el alcalde mayor, Chabes, a la laguna con la gente que a cargo llevaba y hallo el pasaje puesto a punto y en pocos dias se hallaron de la otra banda alojados en el pueblo de Maracaybo, donde se entretubieron algunos dias, considerando la tardanza que el teniente Fedreman abia de hazer en Santo Domingo, lo qual le fue cavsa de gran calamidad y trabajo, porque como esta laguna y las provinçias comarcanas al pueblo abia tantos años que sustentaban la gente que por alli andaba, y abia sustentado la conpañia y gente de Miçer Ambrosio mucho tiempo, como se a visto, ya no tenian ni hallavan mantenimientos ni vituallas en tanta abundançia como de antes, y como en esta sazon cargo tanta gente de golpe, faltaron tanbien de golpe los mantenimientos, y asi la hanbre les fue causa de muchas enfermedades de que murio mucha gente; y por otra parte los tigeres que en esta provinçia abia, andaban tan encarniçados y cebados que hizieron muy grandes daños en los yndios que estos españoles tenian en su serviçio, y en los propios españoles.

Viendo el alcalde mayor, Chabes, y los demas capitanes que con el venian la mortandad y destruycion que en la gente abia sobrevenido, determinaron salirse deste pueblo, y dividiendo la gente en tres partes y encargandose della tres capitanes, salieron por diferentes caminos para que mejor se pudiesen sustentar, mas con horden y conçierto de que, para çierto tienpo, se hallasen juntos en el cabo de la Vela para rreçebir a Nicolas Fedreman, que se entendia que para aquel tiempo que señalaron abria ya llegado o llegaria de Santo Domingo.

En este mismo tiempo, siendo governador en Santa Marta el oydor o dotor Infante por el Avdiençia de Santo Domingo, salieron de Santa Marta el capitan Rribera y vn capitan Mendez, por su mandado, en vn nabio con çinquenta de a pie y de a caballo, a hazer esclabos a la Rramada, que es çierta provinçia que esta hazia la parte del Cabo de la Vela y governaçion de Venenzuela, y llegados alli, y saltados en tierra, tomaron algunos yndios e yndias, e haziendolos esclavos, los enbarcaron en el navio y los enbiaron a Santo Domingo, y ellos se quedaron en aquella provinçia como gente venturera, procurando aver algun oro por fuerça o de grado entre los naturales de aquellas provinçias. Dende a poco tiempo murio el capitan Mendez y quedo el govierno de la gente en el capitan Rribera, el qual, por ympedimento de algunos rrios que con la fuerça del ynbierno trayan mucha agua, no abia podido bolverse por tierra a Santa Marta, avnque lo abia yntentado algunas vezes, y estando alojado en la provinçia o junto al rrio de Macomite, el qual por ser cavdaloso y venir muy creçido les abia ympedido la buelta y pasaje, enbio obra de veynte hombres a buscar comida hazia la parte de la laguna de Maracaybo, por donde la gente de Fedreman yva marchando, y de vna de las compañias de Fedreman, que no lexos deste lugar estaba alojada, avia a la propia saçon salido vna escuadra con veynte y cinco hombres a buscar tanbien comida hazia Macomite, donde el capitan Rribera estaba alojado, e yendo la escuadra de los de Fedreman, que se deçia Murçia, marchando por vn camino que no devia ser muy esconbrado ni muy derecho, oyo rruydo y estruendo que los soldados de Rribera yvan haziendo, y rreparandose, y enboscandose con los soldados que con el yvan, llegaron dos o tres de los soldados de Santa Marta muy descuydadamente, a los quales tomo Murçia y desarmandolos los metio entre los suyos y espero alli a los demas que deshordenadamente y apartados vnos de otros yvan caminando, y como yvan llegando, sin hazer ningun alboroto, los rrecogia y desarmaba hasta que los junto todos muy paçificamente y con ellos dio la buelta a donde estaba o abia quedado su Capitan, el qual, sabida aquella nueba y como por alli andaba gente de Santa Marta, procuro luego rreduzir y juntar a si la otra gente de su compañia que andaba dividida para mejor se sustentar, como se a dicho, y juntos todos los capitanes y soldados de Fredeman, hordenaron de tratarse y hablarse con el capitan Rribera, o por grado o por fuerça traello con toda su gente a su conpañia, lo qual yntentado hizieron façilmente, porque viendose Rribera con tan poca gente y que el tiempo le era contrario para poderse rretirar y rrecoger hacia Santa Marta con los conpañeros que le quedavan, acordo condeçender con aquel genero de violentos ruegos con que era mas forçado que rrogado por los capitanes de Fedreman, y ansi se junto con ellos, creyendo que façilmente le darian lugar a que se bolviese a Santa Marta. Mas los capitanes de Fedreman y su alcalde mayor, Chabes, no se hallaron con tal pareçer, antes determinaron de tenello consigo a el y a toda su gente, hasta quel teniente Fedreman viniese de Santo Domingo y el hiziese lo que quisiese de ellos, y con este acuerdo se estuvieron todos juntos, pasando el ynbierno con harto trabaxo y hambre.

CAPITULO ÇINCO

Como, pasado el ynbierno, el governador Jorge Espira marcho hasta llegar a las rriberas del rrio Opia, donde torno a ynbernar, y como en el camino prendio a Francisco Velasco, con su teniente, y lo enbio a Coro, por çiertas palabras que dixo.


Ya quel alegre tienpo del verano le entraba a Jorge Espira y las aguas se aplacaban, aprovechandose de la ocasion quel tiempo le ponia en las manos, porque hasta entonçes, avnque por la hambre abia sido forçado a mudarse de aquel aloxamiento de Acarigua, las aguas de que abia estado çercado no le dexaban efetuar su voluntad, se mudo y paso mas adelante con su gente y campo a vna provinçia llamada Amorodore, en la qual se alojo y rrancheo para que la gente se rreformase de la hambre que trayan de atras; porque como en esta provincia no se abia hecho daño ninguno, hallaron en ella abundantemente de comer, y tanbien era grande ynpedimento y estorvo al73 caminar y asi porque por ser aquella tierra llana avn no se abian escurrido ni enxigado74 las aguas, se estuvo en esta poblazon y alojamiento vn mes, donde los naturales de ella, deseando echar de si tan malos guespedes como los españoles eran, por los daños que en sus comidas y avn personas de ellos rreçebian, convocandose y juntandose muchos yndios tomaron las armas en las manos para echar de alli a los nuestros; mas ninguna cosa les presto, porque dos vezes que acometieron a dar en sus enemigos fueron con mucha façilidad rrebatidos y ahuyentados tan admedentradamente que nunca mas osaron juntarse ni tomar las armas en las manos, antes apartandose todo lo que podian de los españoles, les dexaban gozar con quietud de sus casas y haziendas y de todo lo demas que entre manos tenian, en pago de lo qual les abian muerto dos caballos.

Despues del tiempo dicho paso el Governador adelante con su gente, prosiguiendo su descubrimiento por la halda de la sierra y cordillera, que sienpre llevaba a mano derecha, y llego a otra provinçia de yndios llamados Coyones, bien poblada, y la gente belicosa y gerrera y de buen coraje en las guaçabaras, y de diferente lengua de la de atras. Alojose en esta provinçia la gente española, y pretendiendo los naturales de ella ganar mas honrra que los de atras, salieron de mano armada y con buena horden acometieron a los nuestros, los quales, avnque estaban ya puestos a punto para rreçebir a los enemigos, no dexaron de tardar en desbaratallos, por ser gente que les turaba el brio algun tiempo, y avnque fueron maltratados y desbaratados de los españoles, todabia les pusieron en condiçion de matar al capitan Montalbo, al qual quitaron la lança, y derribandolo del caballo se lo llevaban a manos bivo sino fuera socorrido de algunos soldados que lo defendieron y quitaron de las manos de los yndios. Hirieron y maltrataron a otros españoles, mas no murio ninguno. Acometieron otras dos vezes estos yndios, y sienpre fueron frustados de sus desinios con daño de sus personas.

De esta provinçia de Coyones paso adelante Jorge Espira con su gente y llego a las provinçias y rrios que dizen de Varinas, que es a las espaldas de donde esta agora poblada la çivdad de Merida del Nuebo Rreyno. Alli se rrancheo y alojo el Governador con su compañia por descubrir y ber si por alli çerca obiese entrada para atrabesar la tierra. Estubo en este sitio o alojamiento muchos dias Jorge Espira, con gran daño de su gente, porque se hallava poca comida y abia muchos enfermos, que les era gran ynpedimento y estorvo para seguir su descubrimiento y jornada con la diligencia neçesaria, de donde rredundaba quel75 Governador hiziese tantas paradas y sintiese la gente tanto la hambre, de tal suerte que muchos dias se sustentaron con solamente palmitos76 y otras comidas silvestres y no conoçidas, cavsadoras de mayores enfermedades y males. Y estando en esta neçesidad tan extrema, tubo notiçia el Governador que en la sierra o cordillera se hazian çiertos valles poblados de yndios, en que abria abundancia de comida, el qual luego enbio a su teniente, llamado Françisco de Velasco, con dozientos honbres y algunos caballos, y le mando que llegase con los caballos hasta el pie de la sierra, y que quedandose el en vnos poblezuelos de yndios que alli abia con alguna gente, embiase la demas arriba a traer comida y le proveyesen de todo el mayz, yuca y patata y sal que pudiesen, que era todo bien menester.

El teniente Françisco Velasco se partio con la gente, y llegando al pie de la cordillera hizo lo quel Governador le abia mandado, quedandose el alli con çinquenta honbres, y enbiando los demas a lo alto para el efecto dicho con vn cavdillo llamado Nicolas de Palencia, los quales caminando hallaron vn buhio rredondo muy grande, hecho en vn arcabuco o montaña, en el qual abia mas de mil y quinientas hanegas de mayz; y alegrandose los soldados con tan buen encuentro, pararon alli con el serviçio de yndios e yndias que llevaban, de donde salian a correr los pueblos y lugares de alrrededor, prendiendo alguna gente de la que por alli abia, rrancheandoles esa miseria que tenian, donde obieron alguna probision de sal, con que rrestavraron algun tanto la mucha falta que de ello todos tenian; y enbiando deste buhio redondo la guente77 que pudieron cargada de mayz y otras rrayzes y sal, se quedaron los mas de los soldados en guarda de aquel buhio, porque si lo desamparaban, los yndios no los escondiesen el mayz.

El Françisco de Velasco holgose con el rrecado y comida que le abian traydo de la sierra, y procuro que se llevasen dos o tres caminos de comida a donde el Governador estaba con los enfermos, y procuro yformarse de las graçias que Jorge Espira le daba por el socorro de la comida que le abia enbiado, al qual dixeron que estaba algo quexoso por lo poco que le abia llevado; y amohinandose el Velasco destas nuebas, dixo: o cuerpo de tal con el Governador; pues boto a tal que si el tiene alla çiento de capa blanca, yo tengo aca dozientos de capas negras; y con esto rrecogio la gente y fuese donde Jorge Espira estava. Algunos amigos del Gobernador les pareçio mal estas palabras del Françisco de Velasco, y dando abiso dello al Gobernador le yndinaron contra el de tal suerte que luego proçediendo contra Velasco lo prendio y aprisiono con todo rrecado y hizo sus ynformaciones muy bastantes de lo que abia dicho; y consultando el negocio con los capitanes y personas prinçipales que en el canpo traya, las pidio pareçer de lo que se debia hazer, los quales78 acordaron que devia echar de si a Belasco, porque no obiese tantos superiores. Visto esto y que ningun bien abian de cavsar al tinienti, y asi, de pareçer de todos, acordo el Governador echar de si a Belasco, embiandolo a Coro con toda la gente enferma que en el canpo abia y algunos sanos para su rresguardo y custodia. Enbio asi mesmo vn capitan con vna conpañia de soldados para que aconpañasen aquella gente enferma y presa, hasta echallos fuera de las provincias que atras quedaban, que eran de gente belicosa y guerrera, sin que reçibiesen dellos ningun daño(A).

Hecho esto y bueltos los que aconpañaron al tiniente Velasco y enfermos, prosiguio su descubrimiento el Governador con su gente los llanos adelante, y como el tiempo era ya del todo enxuto y los rios venian muy mansos, no se detenian en ninguna parte, antes caminaban con toda ligereza, pasando por muchas provincias pobladas de gentes diferentes vnas de otras y de diferentes lenguas y nombres, con todos los quales no dexaron de tener algunos rrecuentros y guaçabaras, mas no de suerte que les ynpidiesen el caminar. Llegaron a los rrios famosos por su grandeza, llamados Apure y Zarara, y como era berano facilmente los pasaron, porque la tierra es llana y ellos van derramados y estendidos y muy sosegados y mansos; y sin estos, otros muchos rrios de mediana grandeza, que tambien suelen ynpedir el pasaje a los descubridores, como son los rrios Caçanare, de igual grandeza que los nombrados, y Pavxoto y Çosubana79 y el Temeri, y Guanaguanare, y Opia, y Haya, y Gravbiare, y Papamene, todos estos que salen de la sierra y cordillera dicha, cuyos nombres rreferidos son los propios que los naturales les tienen puestos. Y caminando, ya quel ynbierno entraba, llegaron a vn rrio, llamado Opia, a la rribera del qual abia algunas poblazones de yndios, donde pareçio al Governador y a sus capitanes ser parte acomodada para tener y pasar el ynvierno, por poderse proveer y sustentar de las comidas y mantenimientos que los naturales destos pueblos tenian para su sustento, y ansi hizieron su alojamiento y rrancheria en el mejor y mas alto sitio que les pareçio destos lugares y pueblos que a la rribera del rrio Opia estaban.

NOTAS AL CAPITULO V

(A) Oviedo y Baños, que en todo lo esencial de este relato sigue al Padre Aguado, aunque sea por intermedio del Padre Simón, añade algunos detalles:

«Estas palabras de Velasco – dice – y el modo con que las expresó su sentimiento parecieron muy mal á cuantos las oyeron; y, ó fuese por vengar alguna pasión ó desafecto, ó por la comun propensión de querer muchos ganar gracias con los superiores, aunque sea á costa de los créditos ajenos, no falto quien las pusiese en noticia del Gobernador, acriminando la materia y subiendo de puntos el delito; de que, irritado Spira, puso luego en prisiones á Velasco, y procediendo contra él por vía jurídica, sustanciada la causa, se resolvió á cortarle la cabeza; pero mediando la autoridad de Juan de Villegas, Damián del Barrio, Alonso Pacheco y Juan Guevara, fué bastante la interposición de éstos para que, templado el enojo del Gobernador, revocase la sentencia, contentándose con remitirlo preso á Coro, y en su compañia toda la gente enferma que llevaba», etc. (Tomo I, libro I, cap. XIII.)

69.En la edición de Caracas: Micer Andrés.
70.Debe ser errata, y querer decir seguimiento.
  En toda esta parte del manuscrito abunda mucho la supresión de sílabas, y, sobre todo, la de las letras finales de ciertas palabras.
71.Debe querer decir tigres.
72.Aquí deben faltar algunas palabras. En la edición de Caracas se dice: «porque en juntando la gente que en Coro», etcétera; pero en el original no existen las palabras la gente.
73.En la edición de Caracas, el en vez de al.
74.Debe querer decir enjugado.
75.En la edición de Caracas: aquel en vez de que el.
76.Idem id.: palmitas. Esto nada significa. Palmito es una planta de la familia de las palmas.
77.Debe querer decir la gente.
78.Siguen varias palabras tachadas.
79.En la edición de Caracas: Sosubana.
Yaş sınırı:
12+
Litres'teki yayın tarihi:
25 haziran 2017
Hacim:
690 s. 1 illüstrasyon
Telif hakkı:
Public Domain
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