Kitabı oku: «Roja esfera ardiente», sayfa 10
Segunda parte
Las montañas atlánticas


Figuras 6 y 7. «Un solo amo se queda con todo el dominio» y «El final de la opresión». Dos fichas monetiformes acuñadas por Thomas Spence.
D
IRLANDA
8. La cláusula de habendum y el dominio anglo-irlandés
Edward Marcus Despard nació en 1751, en el condado de Laois –llamado Queen’s County en tiempos de Despard, en honor a la reina María (1516-1558)– cuando era el límite más occidental del Pale[1]. Nacido a mitad de siglo, en el centro de Irlanda, y en la altitud intermedia entre el nivel del mar y «la cúspide de Irlanda» (como localmente se conocían las montañas Slieve Bloom), Despard nació en el corazón de la geografía, la historia y la lucha de Irlanda. Nacido sesenta años después del asentamiento del rey Guillermo y antes de la formación de la Sociedad de los Irlandeses Unidos (1791), conoció la represión de los dominadores del condado y la rebelión del condado dominado.
Elizabeth Despard, sobrina de Edward, fue la historiadora de la familia. Nació en 1770 y murió en Inglaterra 96 años después. Sus recuerdos (complementados por las memorias de su hermana, Jane) son la principal fuente de conocimiento de los primeros años de vida de Edward, y por ellos sabemos que lo llamaban Ned[2]. Cuando Elizabeth tenía seis años (1776), seis familias Despard vivían a una distancia de seis millas unas de otras. Las historiadoras de la familia escribieron con orgullo y resentimiento acerca de la identidad irlandesa. Jane habló con orgullo de «una gota de la verdadera vieja sangre irlandesa». Elizabeth explicó la mezquindad con Edward: «la prensa inglesa siempre se muestra mezquina cuando hay un irlandés en la causa».
Los recuerdos familiares de Elizabeth arrancan así: «Como siempre tenía los oídos abiertos a cuentos y tradiciones, desde que oía a mi buena madre avisar a su buena madre de que no debía contar algo en mi presencia, porque los cántaros pequeños tenían orejas grandes, su comentario se verifica por el hecho de que yo recogiera tantas cosas en mi memoria, así como por los muchos hechos que el pobre Padre (que tuvo una memoria muy capaz hasta su última hora de vida) era aficionado a contar mientras permanecíamos sentados juntos durante tanto tiempo en sus últimos años». Combina «cuentos y tradiciones» de su madre con «muchos hechos» de su padre, en una epistemología familiar basada en el género[3].
Este capítulo resalta los «hechos» de la historia familiar, que fueron en sí mismos violentos, severos, aparentemente irrefutables, reconocidos por la ley, y preservados en los pesados volúmenes del Registro de Escrituras de Henrietta Street, Dublín. Se ocupa de la estructura autoritaria de la distribución de propiedades que subyace a la conquista imperial. El siguiente capítulo, por otra parte, comienza con los «cuentos y tradiciones» del acervo familiar, que eran inestables, orales y a veces subversivos, y analiza la resistencia generalizada que constituyó el resultado cultural de esa distribución de propiedades.
William Petty (1623-1687) supervisó y cartografió el país en la Down Survey, publicada en 1659, que muestra que las posesiones de la familia Despard en el condado de Laois existían ya en 1640. Petty se las ingenió para «ganar cien mil al año en la pobre y desvalijada Irlanda», escribe Elizabeth. Como es bien sabido, Petty declaró en Aritmética política (1690) que «Ahora las observaciones o posiciones expresadas por número, peso y medida, en las que baso los siguientes discursos, son o bien ciertas o en apariencia no falsas, y si no son ya ciertas, seguras y evidentes, el poder soberano podría hacer que lo fueran»[4]. Sí, la coerción funcionaba tan bien como los hechos demostrados.
En la conquista y la colonización de Irlanda hubo tres fases: isabelina, cromwelliana y guillermita. Mountrath, un pueblo del condado de Laois, se encontraba dentro del Pale, una de las primeras plantaciones de los Tudor. Philip Despard fue enviado a Irlanda por la reina Isabel I a supervisar el reparto de tierras; por eso «entre la clase baja todavía se conoce como condado de los Despard». Los organizadores de la Colonia de la Bahía de Massachusetts, Emanuel Downing y John Winthrop Sr., intentaron asentarse en Mountrath antes de cruzar el Atlántico[5]. Se lo vendieron todo al despiadado militar y emprendedor Charles Coote, que dominó agresivamente la plantación contra las reivindicaciones de una rama de los Fitzpatrick. Era conde de Mountrath y poseía veinte mil acres en el condado, y más adelante adquiriría Ballyfin, desde donde se podían contemplar vistas espectaculares del condado.

Figura 8. Las tierras natales de Edward Despard, Upper Ossory, condado de Laois. Mapa confeccionado por el autor.
En el siglo XVIII podríamos encontrar la conquista, la plantación y la transmisión de la tierra resumidas en la potente expresión jurídica «tener y conservar», usada en la cesión del terrateniente al arrendatario. He aquí los hechos respaldados y cocinados por el poder soberano. Los abogados se referían en latín a esta cláusula como la «cláusula de habendum». Es también la cláusula vinculante en el voto matrimonial vigente: «tener y conservar, para lo bueno y para lo malo, en la riqueza y en la pobreza, en la enfermedad y la salud, hasta que la muerte nos separe». Edward Ledwich (1738-1823) era vicario de Aghaboe, unas millas al sur de Donore. Citó la opinión de un gobernante inglés, John Davies (1570-1626), acerca de las tenencias irlandesas: «la incertidumbre de la posesión era la causa exacta por la que no se erigían residencias civiles, y no se efectuaban cercamientos ni mejoras en las tierras de los países irlandeses», y que «los bastardos recibían sus porciones con los legítimos»[6].
El habendum de la propiedad privada y el patriarcado podía encontrarse en el nacionalismo. James Fintan Lalor (también del condado de Queen’s y vecino de las propiedades de la familia Despard) llevó la cláusula de habendum, del ámbito de la propiedad privada y el matrimonio, al nacionalismo revolucionario: «Irlanda para sí misma; Irlanda para sí misma, y todo lo que hay en ella, desde la hierba hasta el cielo. El suelo de Irlanda para la gente de Irlanda, tener y conservar solo de Dios que lo dio; tener y conservar para ellos y sus herederos para siempre, sin pleito ni servicio, fe ni vasallaje, arriendo ni prestación, a ningún poder bajo el Cielo»[7].
Edward Marcus Despard vivió cuando la propiedad privada, la infraestructura agraria y el desarrollo comercial parecían seguros para los habitantes de ascendencia anglo-irlandesa. La genealogía de la familia y la prosopografía de los hermanos y hermanas de Despard reflejan el militarismo de los anglo-irlandeses; los diferentes vínculos con Norteamérica y el Caribe; la integración en una economía atlántica; y la educación clásica y la formación atlética de esta poderosa fracción cultural, política y económica de la clase dominante británica. Despard pasó su niñez en la tensión entre dos economías.
Un inventario de las propiedades de los Despard en el condado de Laois revela la naturaleza incompleta de la conquista; la supervivencia de «la Irlanda oculta» y la variedad de la ecología (montaña, pantano, río y bosques); y el residuo de los bienes comunes se evidenciaba incluso en los arrendamientos y escrituras de las tierras. Los mapas del Mountrath del siglo XVIII y sus alrededores contrastan claramente las tierras apartadas para el cultivo, y los arrendamientos individuales, de otros tipos de uso y tenencia: «Ciénaga en Común», «Montaña en Común», «Terrenos Comunales de Sconce», dicen[8].
Pasando de la cumbre de las montañas a las tierras pantanosas de abajo y, de allí, a los afluentes del río Nore –uno de los conocidos como las «tres hermanas» del centro de Irlanda–, atravesamos las distintas zonas ecológicas que determinaban las condiciones de vida: montaña, llanura y río. Junto con ellas estaban sus tipos de bienes comunales correspondientes: pasto, labranza y pesca. La parte sur de las montañas da principalmente a zonas de matorral y pantanosas, ramales del pantano central de Allen, y las turberas blancas o rojas. William King publicó en 1685 un ensayo en el que expresaba el deseo de que los pantanos se hundieran para siempre. Hacían que las carreteras se combaran, consumían ganado, daban cobijo a ladrones y salteadores, y corrompían el aire y el agua. No obstante, añadía él, los lugareños tenían «cierta ventaja con los bosques y las ciénagas; los protegían de la conquista de los ingleses»[9]. Todavía en 1801, sir Charles Coote describió esta parte del condado de Laois como «ni mucho menos populosa, sino silvestre». Por aquellas fechas, las dos terceras partes eran pasto, y un tercio era arable. La mayor parte del condado estaba formado por terreno montañoso o pantanoso.
«El verdadero destructor de los bosques fue la agricultura»[10]. Los arriendos del condado de Laois contenían fastidiosas disposiciones que establecían cuánta madera podía cortarse y consumirse al año, mientras que otra cláusula prohibía al arrendatario usar turba como combustible. Otra le exigía hacer zanjas y plantar setos. Los últimos robledales fueron talados. Cada porción de tierra fue labrada o convertida en pasto. A mediados del siglo XVII, el condado de Laois estaba más extensamente deforestado que cualquier otro condado irlandés, excepto unos cuantos bosques en el nivel de los 150 metros en las montañas Slieve Bloom. Elizabeth atribuía buena parte de la riqueza inicial de la familia a «las inmensas minas de hierro de sus propiedades»[11]. Extraído en las montañas, el hierro se transportaba Nore abajo hasta Kilkenny, donde lo forjaban y elaboraban. Mountrath era una pequeña ciudad protoindustrial.
Durante siete décadas de paz (1690-1760), 230 familias gobernaron el condado, y de ellas, 48 desempeñaron una función notoria. Aunque fueron «años flacos para la gran masa de la población», las rentas subieron de manera constante. Se formó el característico paisaje del capitalismo agrario: carreteras, puentes, campos mejorados, aldeas de heredades, iglesias, casas de campo, muros de grandes fincas, plantación[12]. El crédito, la banca y el capital penetraron con facilidad. Los cercamientos estaban bastante avanzados a mediados de siglo, y con ellos, las gravillas, y el abonado con marga y cal. En la década de 1730, el condado de Laois había pasado a formar parte de la zona de aprovisionamiento de Dublín. En 1740 se había universalizado ya la dieta a base de patatas.
Despard creció en una tierra que contenía constantes recordatorios de la dura conquista. Describiendo una de las formas en las que se representaba la fase cromwelliana de la conquista, Elizabeth escribió: «un gran árbol que se erguía en la colina sobre el Donore cuando yo era niña había servido de horca para los protestantes en 1641»[13]. Como los hijos de los colonos en cualquier parte, ella creció con los relatos de la atrocidad nativa, en este caso arraigada en el propio paisaje. Las «mejoras» de la agricultura por parte de los dominadores británicos se produjeron dentro de un rico registro arqueológico por niveles. En el condado de Laois, eran los monumentos del pasado gaélico, cristiano, celta y normando: los espacios de investidura de los reyes gaélicos, las sillas de piedra, o los árboles sagrados, modestos en medio de los montes poco elevados; los restos de los fuertes circulares, las granjas cercadas de comienzos del periodo cristiano; las torres redondas y las altas cruces del pasado cristiano celta desde finales del primer milenio; los montículos o movimientos de tierras defensivos de los normandos del siglo XII; las torres defensivas en las que vivían los señores gaélicos y los antiguos señores ingleses.
La tercera fase del asentamiento inglés moderno en Irlanda, en tiempos de Guillermo III, siguió a las derrotas del Boyne (1690) y Aughrim (1691), y a la traición que supuso el tratado de Limerick (1691). James Bannantine creía que Despard tenía un antepasado que había sido ingeniero en la batalla del Boyne[14]. Solo en Upper Ossory se produjeron 1.700 confiscaciones que prevalecieron en agrupaciones sobre las montañas Slieve Bloom. La baronía de Upperwoods se parceló y entregó a oficiales y soldados que, no queriendo residir en Irlanda, a menudo vendieron la tierra a la empresa de fabricación de espadas Hollow Sword Blade Company. En 1709, la compañía compró las townlands de Derrycanton «con todo y castillo, casas, terrenos, edificios, bosques, sotobosques, agua, corrientes, terrenos comunales pantanosos, pastos comunales, [y] derechos de pesca»[15]. Fundada en 1691 con espaderos traídos de Alemania (Solingen), que confeccionaron un diseño mejorado, más afilado, en 1703, sus consejeros («un verdadero triunvirato del latrocinio moderno», escribió Defoe)[16] la habían transformado en una empresa para hacer dinero combinando deuda del Estado, información privilegiada y tecnología militar. Más tarde se dedicó a la especulación inmobiliaria con fincas adquiridas mediante conquista, cuya rentabilidad duplicaba la ofrecida por la tierra inglesa de mayor calidad.

Figura 9. Ruinas de la casa ancestral de los Despard en Donore, condado de Laois. Foto del autor.
Daniel Beaumont, el historiador de la aristocracia del condado, escribió que en 1690 los terratenientes vivían en castillos o en casas fortificadas; cincuenta años después, ya no era así. La arquitectura residencial de la casa grande durante la época del Dominio Anglo-irlandés, con amplios jardines y grandes ventanales, indica una clase confiada a la que no le preocupaban los levantamientos campesinos ni los sitios militares, aunque el peligro de encontrarse bandidos, asaltantes y bandoleros, así como el robo de ganado, seguían siendo un problema para ellos en la década de 1740.
El abuelo de Ned, William, tenía un carruaje de seis caballos, y Elizabeth data el comienzo de la desgracia de la familia en la muerte prematura de este, en 1720. «Dejó tras él tan poco como pudo… excepto generaciones de tristeza.» «Trajo muchos colonos y criados de este país y trabajó duramente para civilizar el vecindario.» Cuando su retrato se desplomó en Donore, las palomas se comieron los ojos, dice Elizabeth, dando a entender que era un buen símbolo[17].
Despard era hijo de Jane Walsh y William Despard, y tenía siete hermanos y dos hermanas. En Eton, William vestía de lacayo para poder ir y volver a Londres corriendo. Jane era hermana del consejero Walsh, procurador general de Irlanda, que dio su nombre a las «Walsh Hills» de Laois y Kilkenny. La hermana mayor de Edward, Catherine, sembró unas cuantas semillas de alerce de los Alpes sobre el muro de piedra que rodeaba Coolrain. Jonah Barrington (1760-1834), de Abbeyleix, en el condado de Laois, explicaba que «la gente común del condado de Laois dividía a su aristocracia en tres: caballeros medio montados, caballeros de la cabeza a los pies y caballeros hasta la médula»[18]. El hermano mayor de Ned, William, heredó la propiedad de Coolrain. Vivió 78 años. Reunió la Caballería Voluntaria de Coolrain contra la emancipación irlandesa del dominio inglés durante el levantamiento de 1798; era un caballero hasta la médula. El siguiente hermano de Ned en edad fue Philip, que vivió hasta 1817. Sirvió en Gibraltar durante siete años a las órdenes del general Marcus Smith, que se casó con una Pole de Ballyfin. Ned llevaba su nombre. Philip se casó con Letitia Croasdaile, y tuvieron cinco hijos: dos chicas, Elizabeth (1770-1866) y Jane (1773-1857), las historiadoras de la familia, y tres varones, dos de los cuales se convirtieron en oficiales del ejército y un tercero que falleció en las Indias Occidentales. El padre de Letitia Croasdaile fue obligado a abandonar Irlanda y nombrado presidente del tribunal de Barbados. De los hijos de Philip y Letitia, uno fue detenido por una deuda de 3.000 libras y «obligado a irse al extranjero»; otro se casó con una neoyorquina; y el tercero creó una manufactura de almidón en Dublín; otro poseía una fábrica en Offlay; el quinto ocupó «un buen cargo en el Banco Nacional» y el sexto era conocido como «el salvaje de los bosques». Philip «despreciaba el dinero excepto para malgastarlo». No podía evitar «compartir un chelín con cualquiera que lo quisiera». La lavandera del cuartel de Monaghan languideció al morir él. Su chaqueta de boda de color lavanda, con ojales bordados en hilo de plata, y su chaleco de seda en color beige con una rosa de Provenza bordada en los bolsillos, acabaron en la casa de muñecas de las hijas. Un caballero de la cabeza a los pies.
El tercer hermano de Edward, Cateret, recibió el nombre del tutor de su padre en la Universidad de Eton, que casualmente estaba de visita en Coolrain cuando él nació. El doctor Cateret les regaló libros, incluida «una antigua historia universal», que seguía siendo un tesoro familiar. Cateret murió joven.
Su cuarto hermano, el «Tío naval», se llamaba Green. Vivía en Larch Hill, en la vecindad de Coolrain, donde construyó una «tienda india», por citar a sus sobrinas. Se agachaban «sobre los muslos como indios, en torno a la gran hoguera de turba»[19]. El obispo Berkeley se preguntaba de los irlandeses «si no están aún civilizados y si sus habitaciones y muebles no son más sórdidos que los de los salvajes americanos»[20]. Aunque no se casó, Green tuvo un hijo con su ama de llaves. Los arrendatarios lo eran «de un hombre papista y en aquel momento casi en estado de esclavitud». Un caballero medio montado.
El quinto hermano de Edward, John («el General») nació en 1745 y murió en 1829. Registrado como alférez en 1760, tuvo una carrera militar distinguida en Quebec en 1773, en Nueva York con How, y en el sitio de Charleston en 1779. Naufragó tres veces, cayó prisionero otras tres, y dos veces perdió el caballo de un tiro mientras él lo montaba. Asistente del general Cornwallis, formó parte de la rendición en Yorktown (1783). «Los tres hermanos estuvieron juntos en América».
El sexto hermano, Andrew, nació en 1745. Acabó convertido en mayor del ejército y fue «el típico oficial del 59.o Regimiento»[21]. Patrocinó la Caballería Voluntaria de Ballyfin, formada en la rebelión de 1798. Tuvo dos hijos naturales: uno emigró a América y el otro, un papista, se quedó como administrador en una de sus granjas. Andrew fue el único de los hermanos que mantuvo el contacto con Edward tras su cambio en política. Sabremos más de los sentimientos de la familia respecto a la política de Edward en próximos capítulos. Elizabeth concluyó acerca de la familia en general que «ninguna esposa de los Despard ha fallecido en el puerperio», y en conjunto, hubo pocos borrachos en la familia[22].
El gobierno era físico. El deporte y la guerra no estaban tan separados como hoy en día. Abrían cabezas, rompían huesos. Blandiendo garrote, espada o látigo, golpeaban, clavaban, aporreaban, ponían zancadillas. Jonah Barrington, de nuevo: «Los jinetes […] llevaban largos látigos cargados de plomo en el extremo, siempre preparados para dar un fustazo a un hombre o abrirle la cabeza, según dictaran las circunstancias. Estos caballeros medio montados ejercían la autoridad hereditaria de mantener el terreno despejado en las carreras de caballos, en partidos de hurling […] Siempre se escuchaba un grito de alegría cuando un caballero medio montado derribaba a un intruso, y algunos de los poetas presentes, si tenían la oportunidad, vociferaban sus versos con una canción para animar a los caballeros». Uno cantaba a voz en grito «mientras yacía despanzurrado en la hierba, tras haber sido derribado y pisoteado por el viejo señor Flood, que no mostró piedad en la “ejecución de su deber”».
Estaba Despard tan valiente,
ese hijo de la ola,
y Tom Conway, el orgullo de su casa;
pero el noble señor Flood
juró, ¡maldita sea su sangre!
Podría haberlos ahogado a todos en el Delower
Ese era el río que pasaba por Coolrain[23].
De Henry, su antepasado y contemporáneo de Despard, Elizabeth Bowen escribe: «La educación no es tan importante como la gente piensa», llamando la atención sobre su estilo de vida[24]. De los Despard puede decirse lo mismo que de Henry. El hermano mayor de Despard, William, fue el primer muchacho en saltar la gran acequia del Trinity College Park y caer de pie. Su hermano John, el general, de joven «montaba a caballo de pie sobre la silla». «Deporte y muerte son los dos grandes factores de socialización en Irlanda», escribe Elizabeth Bowen[25]. El deporte exige de hecho un campo, por no decir un campo comunal.
Aun así, la educación no carecía de importancia para los Despard. Dos de los hermanos de Ned, John y Andrew, estudiaban en la escuela cuáquera de Ballitore en 1754[26]. Jane escribió que los hermanos menores –plural– de John asistían al colegio, aunque no existen registros de que Edward estuviera matriculado. Tuvieron tutores de Francia, Inglaterra, Noruega y Jamaica. Richard Shackleton, temperamental y generoso, «deseaba sobre todas las cosas –escribió su hija– promover la causa de la verdad y la honradez». Maestro apasionado y enérgico, ayudó a formar una generación de patriotas: su programa era moderno: historia y matemáticas, griego y latín. En verano se despojaba de la chaqueta y trabajaba con sus hombres durante la cosecha[27].
Elizabeth cuenta una anécdota de su padre y el joven Ned que ilustra su lealtad a la familia y un conocimiento temprano del «impulso de la fuerza»: «Un sargento vino a Colruane un día a hacer negocios con nuestro padre, cuando Ned, que estaba de pie en la puerta, le preguntó qué quería, y el sargento le respondió que venía a llevarse a su hermano a la cárcel. A lo cual Ned corrió a avisar a Phil de la terrible intención del sargento y lo instó a ocultarse. Y él se escondió también. El sargento estaba de broma». Los hermanos mayores aprendieron una moral estricta y la Biblia de la vieja abuela (vivió hasta los cien años) en Coolrain. Edward detestaba a la anciana, la Biblia y el café. Elizabeth entendió que «desde niño era de una extremada gravedad en sus modales», al igual que sus hermanos. En otras partes dice que «era de temperamento y modales extremadamente templados»[28].
Jane llamaba a Edward «el más joven y el más talentoso de toda la familia». Lo situaron como paje de la condesa de Hertford, cuyo marido era el lord teniente, el representante de la Corona en Irlanda: «la familia más orgullosa y menos moral de todos los dominios británicos, tanto entonces como ahora», escribía Elizabeth. Allí aprendió a servir el vino, atender en el coche de seis caballos y llevar mensajes. De ojos abiertos y boca cerrada, absorbía todo lo que lo rodeaba, graduándose así en corrupción y adquiriendo un conocimiento íntimo de la vacuidad que hay en la pompa y circunstancia.
Explotación opresiva y lujo parasitario, por una parte, y derrota, degradación y desesperación, por otra. Estos eran los hechos. Los tiempos estaban cambiando literalmente. En 1751, se aprobó una ley que abolía el calendario juliano e imponía el gregoriano, de modo que, junto a todos los demás habitantes de los dominios británicos, el joven Edward se despertó un día siendo once días mayor que la víspera. ¡De hecho, podría haber nacido con once días de edad!
[1] J. Bannantine, Memoirs of Edward Marcus Despard, Londres, 1799. [El Pale («La Empalizada») es la vasta región de Irlanda en torno a Dublín, en tiempos fortificada, que estuvo desde antiguo controlada directamente por la Corona inglesa (N. de la T.).]
[2] E. Despard, «Recollections of the Despard Family», 1841, Mr. and Mrs. M. H. Despard Collection. Véase también J. Despard, «Memoranda Connected with the Despard Family from Recollections», 1838, Mr. and Mrs. M. H. Despard Collection.
[3] Citado en M. Poovey, A History of the Modern Fact, Chicago, 1998.
[4] W. Petty, Preface, Political Arithmetick, Londres, 1690.
[5] Loeber R., «Preliminaries to the Massachusetts Bay Colony: The Irish Ventures of Emanuel Downing and John Winthrop, Sr.», en T. Barnard, D. Ó Cróinin y K. Simms (eds.), «A Miracle of Learning»: Essays in Honour of William O’Sullivan, Londres, 1998.
[6] F. Grose, The Antiquities of Ireland, vol. 1, Londres, 1791. Ledwich cita a John Davies, Discovery of the True Causes Why Ireland Was Never Entirely Subdued (1612), publicado en S. Deane, A. Carpenter, y J. Williams, (eds.), The Field Day Anthology of Irish Writing, Derry, 1991, vol. 1, p. 217.
[7] F. Lalor, The Irish Felon, en S. Deane, A. Carpenter y J. Williams (eds.), cit., vol. 2, p. 172.
[8] G. Hogan, A Book of Maps, Earl of Mountrath’s Estate (1740), National Library of Ireland, Dublín.
[9] W. King, Philosophical Transactions 15, repr. en S. Deane, A. Carpenter, y J. Williams, (eds.), cit., vol. I, p. 969.
[10] O. Rackham, The History of the Countryside, Londres, 1986, p. 116.
[11] E. Despard, cit.
[12] D. M. Beaumont, «The Gentry of the King’s and Queen’s Counties: Protestant Landed Society, 1690-1760», tesis doctoral, Trinity College, 1999.
[13] E. Despard, cit., p. 4.
[14] J. Bannantine, cit.
[15] Collis and Ward, Despard Estate, 2/463/26, Archivos Nacionales de Irlanda, Dublín.
[16] Daniel Defoe, Anatomy of Exchange Alley (1719), citado en M. E. Novak, Daniel Defoe: Life and Ideas, Oxford, 2001, p. 571.
[17] E. Despart, cit.
[18] J. Barrington, Personal Sketches of His Own Times, Nueva York, 1853, vol. 1, p. 22.
[19] Ibid., vol. I, p. 28.
[20] Ibid., vol. 2, p. 184.
[21] E. Despard, cit.
[22] Ibid
[23] J. Barrington, cit. El poema pertenece a un poeta llamado Daniel Bram, a quien Barrington cita.
[24] E. Bowen, Bowen’s Court, Nueva York, 1942, p. 124.
[25] Ibid., p. 126.
[26] E. J. McAuliffe, An Irish Genealogical Source: The Roll of the Quaker School at Ballitore County Kildare, Dublín, 1984, p. 8.
[27] M. Leadbetter, The Annals of Ballitore, Londres, 1862, p. 75.
[28] E. Despard, cit.
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