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Kitabı oku: «Historia de Teruel», sayfa 8

Cosme Blasco
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Capítulo IX y último

Calidad y circunstancias del terreno de Teruel. – Paseos y medios de comunicación con otras poblaciones. – Correos. – Fondas. – Producciones del país. – Artes e industria – Comercio. – Ferias y mercados de Teruel. – Las armas y títulos de esta ciudad

Por lo que atañe a la calidad y circunstancias del terreno, diremos que en lo general es lo que se llama duro y poco asequible a ciertas producciones como olivos, viñedos y frutas, produciendo casi principalmente cáñamo, trigo, cebada, centeno y avena.

A Teruel fáltanle paseos, aunque con este nombre existen el llamado Obalo, sin duda por su figura, y el de la Glorieta, que ahora nada tiene de esto, pero sin embargo, es un regular sitio en algunas épocas del invierno: sirven de paseos las afueras de la ciudad y cruceros de la vega que si bien no merecen este nombre por faltarles flores y arbolado, pueden suplirlos: en cuanto a las afueras, la mejor es la carretera de Zaragoza, por cuyo punto la entrada en Teruel es amena y agradable, dominándose desde ella toda la vega. La carretera de Valencia, los trozos de las de Alcañiz y Cuenca, bastante bien construidos suplen la falta de paseos.

Yendo de Zaragoza a Teruel, muy poco antes de llegar a la Casa provincial de Beneficencia, y en el mismo lado, se encuentra un hermoso vivero que compró la Diputación de la provincia para surtir de árboles a los paseos y carreteras que sirven de comunicación con otras poblaciones importantes.

Donde se nota diariamente la verdadera animación en Teruel, es en el paseo del Obalo entre diez y una del día: allí, donde existen dos posadas y una fonda, afluyen el correo que va de Valencia y vuelve a salir luego de Teruel, allí acuden los muchos carreteros de Zaragoza, Sigüenza, Molina, Valencia y otros puntos: allí, en fin, acostumbra venderse la caza, la leña, el carbón y otras cosas que llevan los naturales o vecinos de los pueblos inmediatos. El día que el proyectado camino de ferro-carril llegue a realizarse, no dudamos que la ciudad y provincia de Teruel, ha de entrar en una nueva vida, pero vida próspera y animada: entonces el comercio recibirá mayor actividad, los pueblos podrán vender con mas facilidad sus mercancías, serán mas fáciles los medios de comunicación, y la provincia toda no podrá menos de recojer los inmensos beneficios que ha de traerla la esplotación de las muchísimas minas que encierra en sus entrañas.

La Administración de correos de Teruel está bien servida, y a pesar de la actividad desplegada para la mas pronta circulación de la correspondencia, no puede conseguirse que a Madrid, Zaragoza, Valencia, Alcañiz etc. puedan salir de Teruel y llegar en un día a su destino o al contrario las cartas o impresos; efecto todo de las inmensas distancias que separan a la ciudad de que tratamos de las poblaciones mas principales que aunque lejos rodean la provincia.

Las fondas de Teruel son la de Fortea, en el paseo del Obalo; la llamada de Mochola, en la calle del Pozo; la del Tozal, en la calle de su nombre; la de Zapater, en la calle de los Amantes; y algunas posadas y regulares casas de huéspedes.

Las producciones del término municipal de Teruel, dijimos antes que eran algo escasas, menos el cáñamo, que es el ramo que constituye esencialmente la riqueza de la vega: arbolado se ve ya bastante.

Hay tenerías en el barrio de la Florida y una fábrica de bayetas al otro lado del Turia: la agricultura es la ocupación especial en Teruel, sin que, como dejamos indicado, sean conocidos hasta ahora, los preciosos resultados del vapor y demás agentes motores.

En cuanto al comercio, los efectos o artículos que se importan en la capital, son en pequeñas cantidades, algunos cereales procedentes del río Cella y del campo de Visiedo judías, arroz, naranjas de la provincia de Valencia, y géneros de distintas especies de Cataluña y Zaragoza: la esportación está circunscrita al cáñamo, tanto en hilaza como trabajado.

Respecto de ferias y mercados, el 30 de Mayo y 21 de Setiembre, se celebra feria en Teruel: en lo general se compone de contrataciones, ventas y permutas de ganado lanar, vacuno y caballar: los mercados son semanales, y a ellos acuden las gentes de los pueblos inmediatos a proveerse de los artículos que necesitan.

La Muy Noble, Fidelísima, Heroica, Vencedora y Excelentísima Ciudad de Teruel, que cuenta unos once mil, cuatrocientos treinta y dos habitantes, ha usado desde la mas remota antigüedad un escudo de armas consistente en dos cuarteles ovalados entre banderas del pabellón Nacional, conteniendo el primero las barras de Aragón en campo rojo; y el segundo en campo azul, el toro y la estrella que simbolizan la localidad, estando enlazados y sostenidos por un murciélago, emblema de la gran parte que tomaron los hijos de Teruel en la conquista de Valencia por el rey D. Jaime de Aragón, y con corona ducal; y por servicios distinguidos en todos tiempos defendiendo con tesón y denuedo la causa de la patria, y por haber resistido Teruel el sitio que la puso el brigadier Enna a fines de Junio de 1843, a pesar de la gran constancia y valor con que la atacaron las tropas sitiadoras, el gobierno provisional de la Nación por decreto de 11 de Setiembre de 1843, concedió a su Ayuntamiento el tratamiento de Excelencia, y el añadir a sus armas un nuevo cuartel en campo rojo, con un cañón y un obús cruzados, y en su centro una pila de balas como emblema del ataque sufrido y de la victoria conseguida, confirmando a la ciudad los títulos que de tiempo inmemorial goza de Muy Noble, Fidelísima, Heroica y Vencedora. Tiene por distintivo el Excelentísimo Ayuntamiento, según Real cédula de 9 de Noviembre de 1819, en vez de la banda de tafetán encarnada, concedida por Real orden de 27 de Julio de 1807, una cinta roja de aguas de una mano o algo mas de ancho, con los cantos de color de plata, dos borlas de oro a sus estremos y el escudo de armas de la ciudad en el pecho con una orla, y en ella el siguiente lema: En premio de lealtad.

Capítulo adicional

El barranco de las Calaberas

A una hora de la ciudad de Teruel, próximamente, se halla el pueblo de Concúd, en cuyas inmediaciones está el barranco objeto de estos renglones: la arcilla terciaria forma su base: es un depósito de huesos fósiles en bancos de mucho espesor, alternando con alguno de conglomerado y calizo.

Saliendo del lugar hacia el N. se suben y bajan tres colinas pequeñas, y después se llega a una que llaman Cavarrubia, por una especie de tierra roja, que las aguas del barranco han descubierto. Este tiene cerca de doscientos pasos de largo, treinta de ancho y ochenta de profundidad: la línea de la colina que bordea el barranco es de una peña parda de cal, mas o menos dura, en capa de dos y tres pies de grueso, llena de conchas terrestres y fluviales: hay también en el centro de las mismas peñas muchos huesos, que Bowles cree que son de buey y dientes de caballo y de jumento, con otros huesecillos de animales domésticos.

Muchos de estos huesos se conservan como los que se ven en los cementerios, otros se han calcinado, y se hallan algunos sólidos y otros que se deshacen en polvo: otros se encuentran también que, al citado naturalista y algunas personas entendidas les han parecido tibias y femures humanos, cuya cabidad está llena de una materia cristalina.

Al otro lado del barranco hay un corral26, en que se hallan aun después de haber sacado muchos los curiosos, bastante cantidad de huesos: la crónica de la provincia dice que en otro tiempo existía una cueva, donde se vieron huesos en una capa de tierra de mas de sesenta pies de altura.

El barranco de las Calaberas, es acaso el mas admirable depósito de fósiles que se encuentra en toda Europa.

Antes de conocerse la ciencia geológica, y cuando aun no se habían hecho estudios paleontológicos, se ocuparon de dicho barranco, mas bien como objeto de curiosidad que como motivo de esploración científica, el Padre Feijóo, el naturalista Bowles, el geógrafo Antillon y el abate Juan Andrés.

Es de notar que casi todos los que se han ocupado del barranco de las Calaveras, han creído encontrar en él huesos humanos en estado fosíl, a cuya creencia ha contribuido no poco, la tradición que aun se conserva, de haberse dado una gran batalla en aquellos llanos en tiempos remotísimos. La historia ha conservado también la memoria de la derrota que allí sufrieron los celtíberos, mandados por Budar, siendo Pretor Quinto Minucio Termo.

Hemos llegado a la conclusión de nuestro trabajo: la ciudad de Teruel tiene ya su Historia, aunque escrita quizá de una manera desaliñada; otro tal vez consiga levantar el edificio en el que hemos colocado una piedra; y puesto que hemos escrito sobre una parte de Aragón, permítasenos antes de hacer punto, nombrar aquí a nuestros paisanos D. Paulino Sabiron y Estevan, D. Mariano Pescador, Don Andrés Doméc, D. Agapito Diaz, Don Manuel Lopez y D. Mariano Judez, que por olvido involuntario no mencionamos al hablar en capítulo anterior y que no menos que los demás jóvenes honran el país donde nacieron; séanos lícito también en medio del entusiasmo de que estamos poseídos, de enviar nuestro afectuosísimo saludo y un cariñoso abrazo a nuestros amigos aragoneses, D. GERONIMO BORAO, incansable literato y autor de la Imprenta en Zaragoza y de la Historia de su Universidad; a D. JOAQUIN TOMEO y a D. JOSE LOSTAL, que escribieron sobre la Historia de Zaragoza; a DON NICOLAS SANCHO, que escribió sobre la de Alcañiz; y a D. CARLOS SOLER, laborioso Catedrático del Instituto oscense, y autor de la Historia de Huesca, el cual, aunque no paisano nuestro, es tan amantísimo como nosotros de las glorias de Aragón y muy interesado en publicarlas. Por último, demostramos nuestra gratitud al anticuario y Catedrático del Instituto de Teruel, Don Pedro Garcés, por las noticias que nos ha dado para esta obra.

26.Los del pueblo le llaman Corral de las Maravillas.