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1.3. Treinta años de lucha socioambiental en Veracruz. Elementos para un análisis preliminar

Gerardo Alatorre Frenk

Universidad Veracruzana-Institutode Investigaciones en Educación,

Asamblea Veracruzana de Iniciativas y Defensa Ambiental (lavida)

Introducción

Corría el año de 1987 cuando miles de personas, asociaciones, estudiantes, investigadores y ciudadanos de a pie, con el incansable Grupo Antinuclear Madres Veracruzanas, nos movilizamos intentando detener el proyecto de instalación de la Planta Nucleoeléctrica Laguna Verde. Fue imposible. Esa primera lucha nos mostró lo poderoso del adversario que tenemos enfrente. A la vez, marcó el inicio de un movimiento en Veracruz que ha cosechado algunas victorias y ha generado una serie de aprendizajes.

En este texto queremos visibilizar logros y dificultades, avanzar en el debate sobre las estrategias que han permitido construir contrapoder e identificar los principales retos que enfrenta, hoy día, la movilización socioambiental veracruzana. El propósito, principalmente, es ofrecer elementos que ayuden a orientar y fortalecer estas luchas contra un modelo que está poniendo en riesgo la base natural de la que depende no únicamente la vida humana, sino la de todos los demás seres vivos.

Pero empecemos por ubicarnos en un momento histórico y explicitar nuestro enfoque teórico. Henos aquí, en plena fase neoliberal del capitalismo, inmersos en un modelo de desarrollo y consumo que ejerce una creciente presión sobre la resiliencia de los socio-ecosistemas (Barreteau et al., 2016; Folke, 2006). Los Estados, convertidos frecuentemente en gerentes de las grandes transnacionales, establecen las políticas necesarias para asegurar las tasas de acumulación, que prosperan gracias a lo que Harvey (2003) llama despojo (dispossession), al que Armando Bartra (2014) se ha referido como geofagia, enfatizando así la voracidad del Capital por los recursos minerales y energéticos de los territorios. “Proyectos de muerte” es la expresión que se emplea en el movimiento socioambiental para referirse a la nucleoelectricidad, a la minería a cielo abierto, la fractura hidráulica, las presas, los transgénicos y demás. A algunos les parecerá un discurso maniqueo e ideologizado. Lo que se percibe es que estamos, literalmente, en una situación de vida o muerte. No es un enfoque simplista sino la cruda realidad lo que establece una dicotomía insalvable: cuando la vida misma está en juego no hay medias tintas.

Además de perturbar a gran escala los ecosistemas de los que depende la vida, este modelo genera dinámicas sociales en las que se exacerban la competencia de todos contra todos, el individualismo, el consumismo y las asimetrías de género, clase, etnia, generación, etc.

En ocasiones parece no haber salida. Quizá la humanidad ya va tan encarrerada hacia el precipicio, con tantas inercias en sus sistemas de control político, económico y militar, que será imposible hacer a tiempo un viraje que nos salve, como especie, de la catástrofe. Pero también hay razones para tener esperanza. Percibimos señales diversas de que ya está en curso un cambio profundo, cultural, civilizatorio. Mucha gente está buscando alternativas, desde su vida cotidiana y en su actividad profesional, e intentando construir un mundo basado en el cuidado colectivo del bien común. Personas, grupos, colectivos, han ido formando redes, estructuras crecientemente diferenciadas y complejas por las que fluyen “diferentes tipos de información, datos, conocimientos y activos, en donde el funcionamiento de cualquier parte de la estructura se entiende en función de las demás. Las redes involucran una inversión en las relaciones, un sentido de beneficio mutuo, un nivel de confianza y un nivel de coordinación” (Powell, 1990).

Vargas (2003) nos dice que:

la función central de las conductas y prácticas asociativas de la sociedad civil se fundamentan en relaciones interdependientes de confianza mutua, reciprocidad e intercambio en el desarrollo de nuevas formas de ejercicio de derechos ciudadanos que se conquistan a través de luchas políticas y sociales y que definen los derechos civiles que se originan del Estado y cuya burocracia liberal es quien debe garantizarlos […]. La teoría de la acción colectiva delimita que el capital social formado por redes de reciprocidad, cooperación voluntaria y compromiso, contribuye a la formación de la comunidad. La composición de los nuevos movimientos sociales se presenta en un proceso de amalgamiento de elementos cognitivos y relaciones de poder entre los individuos, grupos y organizaciones que se interrelacionan en estructuras segmentadas y multifacéticas para constituir un colectivo.

Sobre estos movimientos Rodríguez Giralt et al. (2002) señalan que “sus prácticas de resistencia, de redefinición de la vida política, pública o cotidiana, se estructuran en torno a las condiciones y cartografías por las que el poder actual se vehicula. Vemos que las condiciones para el control y la uniformidad sirven también para constituir nuevas prácticas de libertad, organización y alternativa”.

Las cuestiones “ambientales”, que en 1987 eran tema marginal, tres décadas después se han posicionado en el meollo del debate público tanto en Veracruz como en el mundo entero. El propio planeta, reaccionando a veces violentamente a la presión del modelo dominante de producción-consumo-desperdicio, está encargándose de recordarnos que estas cuestiones no se ubican en un “allá afuera”, en una naturaleza poblada por plantas y animales; por el contrario, son las bases del bienestar humano y del ejercicio de derechos elementales como los de acceso al agua, al alimento, a la salud, a una vivienda digna y a una vida con tranquilidad.

La filosofía o apuesta civilizatoria del Buen Vivir (Gudynas, 2014) nos invita a reubicarnos como primates cuyo sustento está en el territorio. Es una base necesaria para diseñar organizativa, política y económicamente la convivencia entre los humanos y entre éstos y el resto de los seres vivos. La búsqueda de este buen vivir, señaló Alatorre (2016),

no puede emprenderse (ni teórica ni políticamente) sin considerar los numerosos tipos de asimetrías, tensiones y conflictos que impregnan las relaciones sociales, desde el ámbito intrafamiliar hasta el geopolítico/planetario. En el tránsito hacia la paz y sustentabilidad se requieren mecanismos para regular propensiones humanas, individuales y colectivas, como las de dominación y sumisión, de acumulación egoísta, o de evasión de responsabilidades y esfuerzos. Reconstruir la cohesión social, hoy tan gravemente dañada, implica construir autogestión y justicia, participación y gobernanza.

Los actores y sus luchas

La construcción de la planta nucleoeléctrica Laguna Verde inició en 1976. Diez años después, al aproximarse su entrada en operación, surge la movilización antinuclear. A finales de los años ochenta, relata Lizárraga (1999),

la amplitud de la protesta organizada por decenas de grupos ecologistas y antinucleares dio lugar a un gran número de activistas cuya formación política, ideológica, técnica, era de lo más variado; […] hubo biólogos, artistas, curas, sociólogos, historiadores, camioneros, amas de casa, físicos, desocupados, ganaderos, literatos, políticos, médicos, comerciantes y de todo. […] En las marchas frente a la planta nuclear, en Xalapa, Veracruz, Córdoba, Poza Rica, Acayucan y el Distrito Federal desfilaron miles de ciudadanos. […] Lo diverso de un movimiento de esta naturaleza impidió que el gobierno lo desbaratara, mediatizara o incorporara a sus propósitos.

La planta nuclear empezó a operar en 1990 y esto, gradualmente, generó desánimo y debilitó la lucha. La excepción fueron las Madres Veracruzanas, quienes siguieron activas durante más de 25 años.

El término activista merece una aclaración. Aquí lo emplearemos para designar a quienes se implican en una acción deliberadamente política, orientada a generar cambios en las relaciones de poder que someramente delineamos al principio de este texto. Hacemos esta anotación porque en ocasiones se asocia el activismo con una pérdida de capacidad reflexiva de quienes se dedican de lleno a la acción social.

En 1990 nace la Red de Información Ambiental de Veracruz, la RIAVER, que posteriormente se convierte en Red de Información y Acción Ambiental. Sale a la luz el número 0 de El Jarocho Verde, con un diagnóstico amplio de la situación ambiental en Veracruz. Van estructurándose dinámicas de intercambio, diálogo, debate, entre profesionistas de las Organizaciones de la Sociedad Civil (osc) veracruzanas, actores comunitarios, académicos, estudiantes, colectivos varios –la variopinta diversidad que recién nos describió Lizárraga–. En todo México diversas osc estaban movilizándose para preparar su contribución a la Cumbre de la Tierra, de Río de Janeiro. Veracruz no fue la excepción: el evento global catalizó la confluencia de profesionistas, activistas, estudiantes, investigadores, artistas, implicados o interesados en iniciativas hacia un Veracruz más sustentable y equitativo. Entre 1990 y 2003 la riaaver tuvo una intensa actividad organizando eventos de debate y difundiendo información. Como puede apreciarse en la cronología que presentamos aquí abajo, tuvieron lugar, durante esos catorce años, quince seminarios y varios talleres; se publicaron 16 números de El Jarocho Verde, un libro y diversos artículos en revistas y periódicos. Y en 2000 se puso en marcha la Lista Electrónica Riaaver.23

Cronología de la lucha socioambiental veracruzana: 1987-2017


AÑOEVENTOS
1986-87Surgimiento de la lucha antinuclear.
1990Nace la Red de Información y Acción Ambiental de Veracruz (riaaver).Primer Seminario: “Medio ambiente y desarrollo en Veracruz”Se publica el Nº 0 de El Jarocho Verde.
1991Segundo Seminario riaaver: “Impacto ecológico, económico y cultural de la ganadería en Veracruz”.Accidente en ANAVERSA, fábrica de plaguicidas ubicada en Córdoba, Ver.Jornada Xolocotziana (coorganizada por riaaver, ciesas y Universidad Veracruzana).Se publican los números 1, 2 y 3 de El Jarocho Verde.
1992Tercer Seminario riaaver: “Alternativas al manejo de laderas en Veracruz”.“Foro de la Sociedad Civil para el medio ambiente y el desarrollo en Veracruz”.Participación en el Foro Mexicano de la Sociedad Civil hacia Río 92 y en el Foro Global de ong’s en Río de Janeiro.Edición del libro Desarrollo y medio ambiente en Veracruz.Publicación del Nº 4 de El Jarocho Verde.
1993Cuarto Seminario RIAAVER: “Problemática de las zonas costeras en Veracruz”.Organización del Foro Municipal Sobre Medio Ambiente y Desarrollo en la región de Xalapa.Edición del libro Impactos económicos, ecológicos y culturales de la ganadería en Veracruz.Publicación de los números 5-6 de El Jarocho Verde.
1994Quinto Seminario riaaver: “Ciudades y medio ambiente en Veracruz”.Publicación del Nº 7 de El Jarocho Verde.
1995Taller de Planeación bioregional en Zimpizahua, Coatepec, Ver.Sexto seminario RIAAVER: “Biodiversidad y conservación en Veracruz”.Edición de los libros: Memoria del foro municipal y regional sobre medio ambiente y desarrollo y Alternativas al manejo de laderas en Veracruz.
1996Séptimo seminario riaaver: “Los costos sociales y ambientales del agua”.Publicación del Nº 8 de El Jarocho Verde.
1997Octavo seminario riaaver: “Educación Ambiental: retos y necesidades para una Nueva Cultura en Veracruz” 12-14 de noviembre.
1998Noveno seminario riaaver: “Municipio y medio ambiente en Veracruz”.Foro Ciudadano para la Reforma de la Legislación en Veracruz.Mesa Redonda “Sustentabilidad y participación ciudadana en Veracruz”.Publicación del Nº 9 de El Jarocho Verde.
1999Décimo seminario riaaver: “Los retos de la sustentabilidad en Veracruz”.Publicación de los números 10-11 de El Jarocho Verde.
2000Undécimo seminario riaaver: “Los retos de la política ambiental en México”.Lanzamiento de la Lista Electrónica riaaver (https://lists.mayfirst.org/mailman/listinfo/riaaver).Publicación del Nº 12 de El Jarocho Verde.
2001Duodécimo seminario RIAAVER: “Articulaciones ciudadanas para la gestión ambiental alternativa”.Publicación de los números 13-14 de El Jarocho Verde.
2002Taller de Manejo de Conflictos Ambientales (Alvarado, Ver. – con cemda).Taller de Planeación Estratégica de la riaaver.Los Retos de la Gestión Ambiental en Veracruz. Segunda Reunión de Municipio y Medio Ambiente, convocada por cima, cesem, Escuela Municipalista en Veracruz y la riaaver.Taller para la Apreciación del patrimonio de las áreas verdes de Xalapa.Publicación del Nº 15 de El Jarocho Verde.
2003Foro “El manejo de residuos sólidos en Xalapa y la región”.Foro “Conflictos ambientales y derechos ciudadanos. Bases legales para la defensa del derecho a un ambiente sano”.Publicación del Nº 16 de El Jarocho Verde.
2006Publicación del Nº 1, nueva época, de El Jarocho Verde.
2009Quinto encuentro de la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales (anaa) en Chichicuautla, Puebla (valle de Perote).
2010A raíz del 1er Foro de Afectados Ambientales de Veracruz se crea La Asamblea Veracruzana de Iniciativas y Defensa Ambiental (lavida).
20122º Foro Socio-ambiental de Veracruz (2ª Asamblea estatal de iniciativas y defensa ambiental).A raíz de un panel sobre minería tóxica se crea el Pacto por un Veracruz Libre de Minería Tóxica.Seminario “Cambio climático, vulnerabilidad y agua”, Huazuntlán, Ver.
2013Seminario “Cogestión de cuencas, bosques y agua”, Ixtaczoquitlán, coorganizado entre lavida, varias instituciones académicas y organizaciones de la sociedad civil.En Amatlán de los Reyes es asesinado Noé Vázquez, al inicio del Encuentro mapder.Se crea, con apoyo de la Universidad Veracruzana, la Red de Agricultura Urbana y Periurbana.
2014pucarl instala campamento para impedir paso de maquinaria del proyecto de presa sobre el río La Antigua (campamento que permanece hasta ahora: septiembre de 2017).Coloquio “Agua para todos y todas, agua para siempre. Los retos de la gestión del agua en la región de Xalapa”. Otro evento fue el foro “Áreas naturales protegidas: conservación, gobernanza y control territorial en la región de las Grandes Montañas, Veracruz”, coorganizados entre lavida, Agua para Tod@s Agua para la Vida, varias instituciones académicas y organizaciones de la sociedad civil.Marcha-Carnaval por los ríos libres y el cese del hostigamiento a los defensores del agua en Veracruz.Primera piedra de las obras de ampliación del Puerto de Veracruz.
2015Se publica el decreto de creación del anp Archipiélago de Bosques y Selvas de Xalapa y se conforma la Red de Custodios de dicha área natural protegida.Encuentro Regional Norte-Golfo en defensa del agua y el territorio frente a los proyectos de muerte. Ejido E. Zapata, Mpio. de Papantla.Coloquio “El agua: ¿un recurso privatizado? ¿un bien común y un derecho?”, coorganizado entre lavida, Agua para Tod@s Agua para la Vida, varias instituciones académicas y osc.
2016Se celebra en Xalapa el Tercer Congreso Nacional “Comunidades, ciudadanos y sustentabilidad del agua en México”, coorganizado por lavida y Agua para Tod@s Agua para la Vida.
2017El municipio de Tlapacoyan se declara libre de proyectos mineros, de fractura hidráulica y de presas hidroeléctricas (marzo).Ahí tiene lugar, en agosto, el Encuentro Regional de los Pueblos de Oriente por la Vida y el Territorio.

Fuente: Elaboración propia.

Los temas clásicos de la preocupación socioambiental tenían que ver con la deforestación y la pérdida de biodiversidad por un proceso salvaje de crear ganado, los distintos tipos de contaminación, la gestión de los residuos sólidos, el cuidado de las áreas verdes, la política ambiental urbana y varios otros. Buscando fortalecer capacidades comunitarias para una gestión territorial sustentable ya operaban, desde entonces, osc como Senderos y Encuentros para un Desarrollo Autónomo Sustentable (sendas, a.c., creada en 1999), Desarrollo Comunitario de Los Tuxtlas (decotux) y Desarrollo Sustentable del Río Sedeño “Lucas Martín”, creada en 2004.

Durante la primera década del nuevo milenio, a los problemas históricos se suman nuevas amenazas. Entre las principales que se ciernen sobre Veracruz o que en los hechos ya están afectando los territorios de nuestro estado están las siguientes:

1 proyectos de presas: hay más de una centena de proyectos, distribuidos en las cuencas de los ríos Pánuco (23 proyectos), Bobos-Nautla (18 proyectos), Tecolutla (14 proyectos), Pescados-La Antigua (8 proyectos), Jamapa y Blanco (6 proyectos); la Cuenca del Papaloapan tiene, según la Secretaría de Energía, un potencial de 45 proyectos entre Puebla, Oaxaca y Veracruz; una presa hidroeléctrica ya está en operación en la Sierra de Zongolica;

1 minería a cielo abierto: el 3.3% de la superficie del estado está concesionada a la minería tóxica. Varias concesiones se ubican en zonas de alta importancia hídrica y ambiental: Caballo Blanco (hoy La Paila) y El Cobre, el primero de Candelaria Mining y el segundo de Almaden Minerals, mineras canadienses; Las Minas y Tatatila (empresas canadienses Chesapeake y Opensource); y proyecto minero La Morelense, en la zona núcleo de la Reserva de la Biosfera de Los Tuxtlas;

1 fractura hidráulica, o fracking: en el Totonacapan están operando más de 340 pozos que emplean esta técnica de extracción de hidrocarburos no convencionales. Ha habido afectaciones por desecamiento y desvío de arroyos, pozos y manantiales; hay pozos “letrina” donde se vierten los líquidos residuales de los pozos, sin que se disponga de información pública sobre los efectos de estos pozos en los mantos freáticos y en la salud de la población;

1 trasvase del río Pánuco: en 2011 el gobierno federal, por conducto de la conagua, otorgó al estado de Nuevo León un título de asignación para aprovechar aguas del río Pánuco, lo que implicaría hacer un trasvase, con un acueducto de 378 km de largo y 84 pulgadas de diámetro; implicaría extraer de 5 a 15 metros cúbicos de agua por segundo, lo cual, además de afectar el acceso de poblaciones veracruzanas al agua y trastornar sus actividades productivas, generaría en la zona costera un proceso de intrusión salina.

A estas amenazas hay que sumar los proyectos de parques eólicos y gasoductos, las megaobras carreteras y de infraestructura, etc.

Ante estas afectaciones y amenazas, la ciudadanía no se queda de brazos cruzados. A escala nacional, varios encuentros a mediados de la década 2000-2010 van dando forma a la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales. El quinto de ellos tuvo lugar en 2009 en Chichicuautla, Puebla, en el valle de Perote, y generó el impulso para una nueva fase en el movimiento socioambiental veracruzano.

En mayo de 2010 nace La Asamblea Veracruzana de Iniciativas y Defensa Ambiental (lavida24), buscando impulsar acciones no sólo defensivas sino también propositivas y creativas por un Veracruz más sustentable y justo. Durante esta segunda década del siglo xxi asistimos al surgimiento de muy diversas organizaciones que, desde los territorios, buscan defenderlos; nacen el Colectivo Defensa Verde Naturaleza para Siempre en la zona de Amatlán de los Reyes y Córdoba; Pueblos Unidos de la Cuenca La Antigua por Ríos Libres (pucarl), en la región de Jalcomulco; la Coordinadora en Defensa del Río Atoyac, el Centro de Derechos Humanos y Alternativas Sociales Las Tepehuas, a.c., en la región de Teocelo; la Alianza de Comunidades en Defensa de los Ríos Bobos-Nautla y Tecolutla; la Asociación de Vecinos del Fraccionamiento Floresta, en el puerto de Veracruz y la Coordinadora Regional de Acción Solidaria en Defensa del Territorio Huasteca-Totonacapan (corason). En el sur de Veracruz surgen el Proceso de Articulación de la Sierra de Santa Marta y el Centro de Derechos Humanos “Bety Cariño” a.c. También se dan movilizaciones contra la ampliación del puerto de Veracruz, por sus impactos destructivos sobre la zona de arrecifes; se levantan protestas contra la producción industrial de cerdo en Granjas Carroll, contra los gasoductos y otras diversas amenazas o afectaciones a las comunidades y los territorios. La gran mayoría de las organizaciones que acabamos de mencionar se considera integrantes de lavida, es decir que se saben parte de una entidad de articulación a escala del estado de Veracruz.

Paralelamente proliferan las iniciativas de producción ecológica, tanto en huertos domésticos, escolares y comunitarios como en la cafeticultura. Es el caso, por ejemplo, del Consejo Regional del Café de Coatepec, activo promovente de la cafeticultura sustentable. En 2013, con apoyo de la Universidad Veracruzana, nace la Red de Agricultura Urbana y Periurbana y en 2015 la Red de Huertos Escolares y Comunitarios.25 También se crean organizaciones en defensa de las áreas verdes y las Áreas Naturales Protegidas, como el Comité Ciudadano en Defensa de La Joyita y el Medio Ambiente ac (en 2010) y los Custodios del Archipiélago de Bosques y Selvas de Xalapa26 (en 2015). Un muy significativo giro y fortalecimiento en el movimiento se da con la apertura, en enero de 2013, de la oficina regional del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (cemda) para la región Golfo de México.27

Ha sido importante la labor de todas estas organizaciones de la sociedad civil, tanto en acciones de resistencia frente a un modelo extractivista y depredador, como desplegando iniciativas para ir, gradualmente, construyendo sustentabilidad en el territorio. Pero en la movilización social participan muy diversos sectores, no únicamente lo que conocemos como “ciudadanía organizada”. En las escuelas de diferente nivel, desde el preescolar hasta el universitario, estudiantes y profesores emprenden iniciativas orientadas a un buen manejo de la energía, del agua y de los desechos sólidos, reduciendo así la huella ambiental de las actividades educativas; en las ciudades se crean grupos de consumidores que se vinculan con productores de alimentos, para establecer canales de comercialización que redunden en una alimentación más sana, en un manejo agroecológico de las zonas de producción y en relaciones mercantiles más justas y equitativas.

En su vertiente de oposición a los megaproyectos, la lucha socioambiental adquiere una multiplicidad de facetas y logra algunas victorias, que se convierten en estorbos para los planes corporativos y gubernamentales. Esto explica, en buena parte, por qué las comunidades movilizadas y los activistas se ven expuestos a riesgos y situaciones de violencia. No es casualidad que el Totonacapan, donde existen cientos de pozos de fractura hidráulica, sea una zona con altísimos índices de inseguridad. En esta estrategia de criminalización de la protesta ciudadana se inscribe también el asesinato del artista y activista Noé Vázquez en Amatlán de los Reyes, precisamente el día en que se iniciaría el encuentro del Movimiento Nacional de Afectados por Presas y en Defensa de los Ríos (mapder), en agosto de 2013.

La lucha socioambiental veracruzana hoy

Asistimos actualmente a una enorme cantidad y diversidad de iniciativas ligadas a las preocupaciones ambientales, en las que se involucran estudiantes, amas de casa, pobladores de los barrios, escuelas, académicos, artistas, gente en las instituciones de gobierno y algunas empresas, en ocasiones con apoyo financiero de instancias públicas y privadas.

En Veracruz, lo que observamos es una multiplicidad de organizaciones regionales defendiendo su territorio, con acompañamiento cercano o lejano de profesionistas urbanos, tanto activistas de las osc como investigadores universitarios y estudiantes, y, en algunos casos, de la iglesia. También hay, como ya dijimos, numerosas organizaciones y comunidades implicadas en la producción agroecológica de alimentos y en la gestión sustentable del agua y las cuencas.

En coyunturas como las electorales, este multiforme movimiento socioambiental ha buscado posicionarse e incidir políticamente, presentando a candidatos locales y estatales –y al público en general– propuestas argumentadas para la gestión sustentable de los territorios. Hay experiencias como la de los Custodios del Archipiélago, quienes establecen, o intentan establecer, relaciones de colaboración respetuosas y corresponsables con actores gubernamentales, en torno a líneas de trabajo específicas. Y con creciente frecuencia las organizaciones y asociaciones recurren a las herramientas jurídicas que permiten hacer efectivos los derechos establecidos en la Constitución y las leyes.

Un sector con el que está habiendo confluencias interesantes es la iglesia católica, sobre todo a partir de 2015, cuando el papa Francisco emitió la carta encíclica Laudato si’. Un ejemplo es la abierta oposición del arzobispo de Xalapa a los megaproyectos como hidroeléctricas y minería a cielo abierto en la región central de Veracruz.28 Desde las propias estructuras gubernamentales surge también este tipo de posicionamientos: ejemplos de ello son las declaraciones que tanto la secretaria de Medio Ambiente del gobierno veracruzano como el alcalde electo de Xalapa han hecho durante 2017 en relación con ese tipo de emprendimientos.

También hay, como ya hemos señalado, un movimiento invisible de cambio cultural, de cambio no sólo en los hábitos de consumo sino en las relaciones interpersonales y la gestión del poder micro político. En la cotidianidad, poco a poco, vamos haciéndonos más vigilantes de nuestra huella ambiental como individuos, familias, comunidades, instituciones, lo cual sin duda es un avance importante, aunque por sí solo resulte insuficiente para enfrentar la problemática ambiental.

Abordo con algún detalle, y en primera persona, el caso de La Asamblea Veracruzana de Iniciativas y Defensa Ambiental, lavida. Se trata, por un lado, de una instancia de coordinación estatal de diversas organizaciones regionales; por otro lado, hay una dinámica cotidiana de trabajo de un colectivo, principalmente xalapeño, en el que participo.

En la dimensión estatal, lavida es efectivamente una asamblea; desde 2010 ha habido al menos cuatro asambleas veracruzanas de iniciativas y defensa ambiental: en agosto de 2010, junio de 2012, junio de 2015 (“Encuentro regional norte-golfo en defensa del agua y el territorio frente a los proyectos de muerte”) y agosto de 2017 (“Encuentro regional de los pueblos de Oriente por la vida y el territorio”, en Tlapacoyan).

En la dimensión del quehacer cotidiano, lavida es un colectivo conformado por profesionistas de las osc, estudiantes, artistas y académicos, que busca acompañar los esfuerzos de comunidades veracruzanas amenazadas o afectadas por proyectos de muerte. El trabajo es voluntario y no se ha formalizado una figura jurídica. El acompañamiento implica diversos tipos de acciones y formas de lucha: nutrir con información a los grupos o población afectada; proporcionar asesoría –si se requiere y si podemos darla– para diversas gestiones; difundir por distintos canales (virtuales y presenciales) información sobre los problemas y las luchas que están desarrollándose; abrir espacios de reflexión y debate con diversos grupos fuera y dentro de las entidades académicas, promoviendo actividades en las que todos nos vamos formando.

Recurrimos, en algunos casos, a las herramientas jurídicas, y en ciertas coyunturas hemos inclusive hecho propuestas de políticas públicas.29 Coordinados con otras organizaciones y compañeros del país, buscamos incidir en la legislación nacional sobre el agua.30 Y, cuando procede, tomamos pacífica y lúdicamente las calles y plazas, para expresar la fuerza ciudadana en el espacio público.

Paralelamente, la labor de lavida busca multiplicar los espacios de solidaridad en las escalas nacional e internacional. Se tejen lazos con espacios de articulación como el Movimiento Mexicano de Afectados por Presas y en Defensa de los Ríos (mapder), la Red de Afectados por la Minería (rema) y la Alianza Mexicana contra el Fracking. También se afianzan vínculos con reporteros solidarios que ayudan a dar a conocer de manera amplia los problemas y luchas regionales que se desarrollan, formando “opinión pública” –es decir: presión política de la ciudadanía–. Se busca fungir como altavoz para que se escuche con mayor claridad la voz de quienes están siendo o pueden ser avasallados por los proyectos. Nosotros mismos nos concebimos como parte implicada, pues lo que está siendo amenazado es el bien común, el territorio de todos.

En síntesis, intentamos construir, en lo cotidiano, el futuro que queremos vivir. Buscamos acompañar y fortalecer luchas regionales de defensa territorial y construcción de alternativas sustentables, priorizando las acciones preventivas y formativas, y tejiendo alianzas con iniciativas a distintas escalas.

Intentamos, pero no siempre podemos. Son cada vez más las agresiones que están sufriendo comunidades y territorios. Aunque los esfuerzos que en lavida hacemos con comunidades y organizaciones han tenido algunos logros, y nos hemos hecho visibles al grado de ser una especie de Greenpeace veracruzano, no somos un colectivo muy numeroso. Acabamos funcionando reactivamente, tratando de hacer frente a atropellos cada vez más frecuentes y graves, en un contexto de inseguridad creciente. Esta posición a la defensiva también es lo común en las luchas locales y regionales para proteger el bien común amenazado.

Es de manera gradual como los colectivos y movimientos van construyendo capacidad teórico-política para pasar a la ofensiva, entendiendo a esta ofensiva no como ataque sino, más bien, como el despliegue de un poder capaz de abrir margen político a las visiones, voces y propuestas emanadas de las comunidades y de la ciudadanía organizada.

Aprendizajes relevantes

En la lucha socioambiental convergen actores con una gran diversidad de tipos de participación. En las comunidades rurales o urbanas, en el territorio, están sectores de base movilizados intentando resolver problemáticas que viven en carne propia y que afectan su vida cotidiana y productiva, dificultando el ejercicio de sus derechos. En estos procesos de movilización la gente se informa y se forma, se expresa, cabildea, gestiona, moviliza en ocasiones recursos jurídicos, difunde sus posicionamientos y va construyendo poder. En ocasiones, los actores locales tejen alianzas con quienes viven situaciones similares en otras regiones o estados del país. La lucha local y la lucha más amplia se fortalecen mutuamente.

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594 s. 7 illüstrasyon
ISBN:
9786075028286
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