Kitabı oku: «La adquisición del sistema verbal español por aprendices alemanes y el papel del aspecto gramatical», sayfa 9

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4.3.2 Particularidades del alemán

Como el alemán también forma parte de las lenguas germánicas, asimismo se caracteriza por una diferencia paramétrica sólida en comparación con el español: igual que en otras lenguas germánicas, no existe la distinción morfológica entre la perfectividad y la imperfectividad. No obstante, el sistema germánico no resulta homogéneo, y algunas diferencias resultan evidentes (Schwenk 2012: 42). Para informar sobre una acción anterior al momento del habla, el alemán dispone básicamente de dos tiempos verbales del pasado principales: el Perfekt (ich habe gemacht ‘he hecho’) y el Präteritum1 (ich machte ‘hice’). Morfológicamente se asemejan al perfecto compuesto y al indefinido del español2, pero en su uso de hoy en día se distinguen vehementemente del castellano. Sin embargo, una revisión de la bibliografía demuestra que sobre las particularidades que representa el sistema alemán en relación con sus lenguas hermanas hay varios debates (véase Ebert 1996, Heinold 2015, Schwenk 2012, ten Cate 2004, Vater 2010, entre otros). Parcialmente, esto se debe a la similitud morfológica con los tiempos de otras lenguas indoeuropeas, en las que también existe un perfecto compuesto que históricamente es más nuevo que los pretéritos simples (Dahl 1985).

Desde un punto de vista normativo, parece haber un límite claro entre los dos tiempos verbales que aproximadamente se corresponde con los usos del perfecto compuesto en español y otras lenguas. Así, Heidolph et al. (1981: 508-509) afirman en Grundzüge einer deutschen Grammatik que los tiempos compuestos, entre ellos el Perfekt, se caracterizan por ser perfectivos, mientras que los tiempos simples (Präteritum y presente) son tiempos durativos. A continuación, se sugiere que el Präteritum es el único tiempo verbal que posee el rasgo [+pasado] de forma inherente, lo que impide su combinación en un contexto de simultaneidad o posterioridad en relación con el momento del habla. El Perfekt, en cambio, no posee ningún cargo temporal, sino que indica la compleción de una acción. Según estos autores, el uso del Perfekt como tiempo del pasado no es su significado prototípico sino meramente su uso más frecuente. Consecuentemente, no puede saberse cuándo la realización tuvo o va a tener lugar, sin que se establezca un contexto claro que defina el punto de referencia (compárese definiciones de Reichenbach 1947, →3.2).

Estas asunciones, en continuación, no se comparten aquí. Interesantes para el contexto de un estudio entre aprendices alemanes son las caracterizaciones de Riemer (2000) que, en su tesis doctoral, pone un enfoque en las diferencias entre el sistema alemán y el español para construir sobre ellas un estudio empírico (→5.3). A través de una revisión bibliográfica, Riemer (2000: 58-64) concluye que, solo en cuanto al Präteritum, los distintos gramáticos y lingüistas se ponen de acuerdo de que es un tiempo del pasado en el sentido de que designa un evento que objetivamente se posiciona anterior al momento del habla. Acerca del Perfekt, en cambio, existen diversos planteamientos contrarios que destacan o su aspecto resultativo y perfectivo (Brinkman 1971, Eisenberg 1986) o su función de informar sobre eventos del pasado (Ehrich 1992).

Defensores de la lingüística descriptiva como Vater (2010) y Schwenk (2012) no comparten estas definiciones normativas que, según estos autores, se basan meramente en la terminología. Esta sugiere que el significado por defecto del Präteritum (‘pretérito’) sea temporal, mientras que el del Perfekt (‘perfecto’) sea aspectual.3 Esta argumentación, que se basa en términos originalmente latinos, resulta inválida (Schwenk 2012: 39).

En realidad, el uso de las formas en la lengua coloquial y cotidiana no resulta tan regular, y se encuentran varias desviaciones de las predicciones que pueden derivarse de los contrastes expuestos en las gramáticas. Estas diferencias entre la normativa y la realidad lingüística complican la descripción del sistema alemán, e igualmente dificultan las descripciones de la gramática contrastiva, comparando alemán y español (véase DUDEN 2009: 507).

En su libro didáctico, Heinold (2015: 102-111) resume las afirmaciones principales de las distintas teorías lingüísticas sobre esta oposición en alemán. Llega a la conclusión de que, en la mayoría de los casos, representan formas verbales realmente intercambiables. Así, especialmente el Präteritum puede ser sustituido por el Perfekt, sobre todo en la lengua coloquial y hablada. En general, la oposición equivale más bien a una diferencia estilística, característica de variaciones diamésicas o diafásicas. Afirma que la función principal del Perfekt es informar (Heinold 2015: 100) mientras que el Präteritum sirve para narrar (Heinold 2015: 92).

Estas caracterizaciones se asemejan al modelo de Weinrich (2001)4, según el cual una función principal de los tiempos verbales es la diferenciación entre el mundo comentado (‘besprochene Welt’) y el mundo narrado5 (‘erzählte Welt’). Estos mundos representan distintas funciones discursivas para trasladar el conocimiento sobre acciones del pasado a un interlocutor (Weinrich 2001: 41). El autor argumenta que la propiedad de la relevancia, que subyace a este contraste, también se manifiesta en otras categorías gramaticales. Así, por ejemplo, la tripartición de las personas gramaticales igualmente está caracterizada por la relación de la oración con el hablante y el interlocutor (Weinrich 2001: 43). Pero también en el contexto de los sintagmas nominales, se encuentran elementos gramaticales –como los artículos y demostrativos (Weinrich 2001: 44)– que describen la distancia entre el sustantivo en cuestión y el hablante. Todos estos elementos en su conjunto, según el autor, ilustran la importancia que la noción de la relevancia y la distancia tiene para las conversaciones.

En cuanto a los tiempos verbales del alemán, Weinrich (2001: 82/83) argumenta que el marcaje de una acción con el Perfekt en vez del Präteritum sirve para trasladar el evento al mundo comentado, añadiéndole un valor de relevancia. Por esta razón, la designación Perfekt, en realidad, resulta absolutamente inadecuada (“die ungeeignetste aller denkbaren Bezeichnungen”, Weinrich 2001: 82). El Präteritum forma parte de otro plano discursivo, y se reserva para las narraciones. En resumen, la distinción entre las formas no es de índole semántica sino meramente estilística.

Una consecuencia directa de la asociación del Präteritum con el lenguaje formal y escrito es que las formas de la segunda persona gramatical son especialmente raras. Así, Heinold (2015: 91) afirma que la mayoría de los hablantes alemanes nativos expresan ciertos problemas al construir las formas du fraßt (de fressen ‘devorar’)/ gebarst (de gebären ‘dar a luz’)/ genossest (de genießen ‘disfrutar’)/ gossest (de gießen ‘regar’)/ littst (de leiden ‘sufrir’)/ rissest (de reißen ‘desgarrar’)/ soffst (de saufen ‘beber en exceso’)/ leitetest (de leiten ‘guiar’)/ bürstetest (de bürsten ‘cepillar’).

Aunque las causas no son del todo claras (Fischer 2015, Sapp 2009), ya a partir del año 1350 la oposición entre los tiempos empezó a debilitarse, dando lugar a un uso equiparable de ambas formas sin que se causara ninguna alteración semántica alrededor del año 1500 en los dialectos alemánicos. Después del año 1530, la frecuencia de las formas del Perfekt aumentó de manera repentina dando lugar a una sustitución completa (Sapp 2009: 420).

Rowley (1983: 166) indica que, en las zonas de Austria, Suiza y Baviera, la pérdida de las formas del Präteritum hasta concernía a los verbos sein (‘ser’/’estar’) y haben (‘tener’/’haber’). Yéndose más al norte, empiezan a percibirse las formas war (‘fue’), hatte (‘tuvo’/’hubo’), wollte (‘quiso’) y sollte (‘debió’). Respecto al alemán bajo, que se habla en el norte del país, Rowley (1983: 173) afirma que las formas del Präteritum de todos los verbos siguen vivas. En todos los lugares, sin embargo, la frecuencia de las formas sintéticas en la lengua hablada es baja, especialmente en cuanto a verbos poco frecuentes (Rowley 1983: 169).

Un dato muy curioso en este respecto es la apariencia del Doppelperfekt (DUDEN 2009: 514/515, §. 745-746). Este término, que podría traducirse por perfecto doble alude a la sustitución del pluscuamperfecto por una construcción particular que resulta difícilmente traducible a otras lenguas. 6 Igual que en español, el pluscuamperfecto alemán se forma por una combinación entre un auxiliar7 que aparece en pasado y el participio del verbo principal. La forma estándar es la aplicación del Präteritum al auxiliar, dando lugar a la construcción ejemplificada en (52).

(52) Ich hatte es vergessen.

‘Lo había olvidado.’

Igual que la forma hatte, cuando se utiliza en su función léxica (‘tuve’), está sujeta a un posible remplazo por la correspondiente forma del Perfekt, la misma sustitución también puede darse en la construcción del pluscuamperfecto. El resultado es la forma en (53).

(53) Ich habe es vergessen gehabt. (según DUDEN 2009: 514)

‘Lo he habido (=había) olvidado.’

Solo en unos pocos contextos, se impide la sustitución. Schwenk (2012: 42) afirma que estos casos conciernen a usos particulares del Perfekt que, en estas situaciones, no puede ser remplazado por la forma correspondiente del Präteritum (véase abajo). Consiguientemente, y distinto de lo que se vio en otros sistemas verbales, como en el del español o del inglés, es el tiempo compuesto el que se caracteriza por ser el tiempo del pasado por defecto. En comparación con el tiempo simple, tiene una neutralidad más alta.

Ehrich & Vater (1989) alegan un ejemplo (véase Heinold 2015: 105), en el que se ilustra el hecho de que el Perfekt sobre todo se refiere a la anterioridad del evento a un punto de referencia. Este punto de referencia (siguiendo a Reichenbach 1947) coincide con el momento del habla, mientras que entre este momento y el evento no existe una relación deíctica directa.


(54) Sie bekommen die Ware, wenn Sie bezahlt haben.
Usted recibir.PRES el producto, cuando usted pagar.PERF.
‘Recibirá el producto, cuando haya pagado.’

En casos como tales, el Perfekt mantiene su característica analítica: el auxiliar lleva los rasgos temporales, mientras que el participio conlleva el significado de compleción (cf. Klein 1994, Heinold 2015: 106-107)

La traducción al castellano, sin embargo, demuestra que este caso en efecto es un ejemplo de una acción futura. Es por eso que, aunque se expresa con el Perfekt, no puede incluirse en los tiempos del pasado. La función puede considerarse como resto de una evolución diacrónica (véase Fischer 2015, Öhl 2009).

En otros contextos, la competencia entre la forma compuesta y el Präteritum es evidente. En este punto, el alemán se distingue claramente de otras lenguas germánicas, especialmente del inglés (→4.4.3). Así, el DUDEN (2009: 507, §. 726) afirma que el uso del Perfekt como tiempo del pasado es el uso más habitual y más frecuente.

Una consecuencia directa de la competencia entre las dos formas es la intercambiabilidad libre de ellas, al menos en cuanto al significado semántico. En aquellos dialectos en los que ambas formas se mantienen, la oposición consiguientemente emplea una función distinta. Según el DUDEN (2009: 513, §. 743), un uso aumentado del Präteritum es característico para la lengua culta en la que forma la base de una narración. El uso del Perfekt se reserva para marcar una relevancia contextual, como por ejemplo en una frase introductoria de un artículo periodístico. En la lengua hablada cotidiana, en cambio, es el Perfekt que forma la base de un recuento del pasado (DUDEN 2009: 514, §. 744). Evidentemente, de ahí puede extenderse a textos escritos que se caracterizan por un estilo más coloquial.

En resumen, la oposición entre Perfekt y Präteritum concierne a varios rasgos extralingüísticos, como cuestiones de estilo, registro y el medio usado. Mientras que los dos tiempos pueden emplear funciones distintas (informe vs. narración), su intercambio no altera el significado. Puesto que el significado se mantiene, sin embargo, la oposición no puede ser aspectual. Por esta razón, se adaptará el planteamiento de que el sistema verbal del pasado en alemán no está caracterizado por nociones del aspecto gramatical. El siguiente ejemplo demuestra que, efectivamente, puede postularse una intercambiabilidad total de las dos formas en cuestión:


(55) Du hast geschlagen als ich nach Hause kam
dormir.PERF, cuando yo a casa llegar.PRÄT


(56) Du schliefst, als ich nach Hause gekommen bin.
dormir.PRÄT, cuando yo a casa llegar.PERF


(57) Du schliefst, als ich nach Hause kam.
dormir.PRÄT, cuando yo a casa llegar.PRÄT.


(58) Du hast geschlagen, als ich nach Hause gekommen bin.
dormir.PERF, cuando yo a casa llegar.PERF

Aunque las cuatro frases presentan distintas formas verbales, todas se corresponden con la misma traducción en castellano, verbalizada en (59):

(59) ‘Estabas dormido, cuando llegué a casa.’

De modo interesante, las formas más habituales de expresar la afirmación se encuentran en los ejemplos (55) y (58). Mientras que las dos formas compuestas en (58) se explican por la tendencia a usar el Perfekt en la lengua hablada, las formas en (55) resultan especialmente interesantes: ambos tiempos emplean las funciones inversas de sus supuestos significados prototípicos. Mientras que el acto de dormir es una acción continua y extensa, la llegada a casa es puntual. El ejemplo, por esta razón, se posiciona en oposición directa a las predicciones de las gramáticas normativas. La razón por la que, aparentemente, se prefiere el Präteritum para expresar la acción puntual, y el Perfekt para expresar la acción continua, de hecho, yace en las frecuencias de los verbos del ejemplo. Hasta en el lenguaje estándar solamente los verbos más frecuentes aparecen en Präteritum (Rowley 1983: 180). Heinold (2015: 90) enlista algunos pocos ejemplos: denken (‘pensar’), dürfen (‘poder’/’estar permitido’), geben (‘dar‘), haben (‘tener’), können (‘poder’), kommen (‘venir’), müssen (‘deber’/’tener que’), sagen (‘decir’), sein (‘ser’/’estar’), stehen(‘estar de pie’), werden (‘hacerse’), wissen (‘saber’), y wollen (‘querer’).

Finalmente, cabe preguntarse si el sistema verbal del alemán posee rasgos aspectuales en otros contextos. Y en efecto, actualmente se observa una extensión de una forma que se parece al progresivo neerlandés que, bajo contextos específicos sí puede marcar un aspecto formativo. Igual que en neerlandés, se forma a través de una construcción del verbo copulativo, la palabra am construida por una preposición y el artículo definido, y el infinitivo.

(60) Ich bin am Lesen.

Estoy en el leer.

‘Estoy leyendo’.

Conocido también bajo el término gerundio renano, a veces se asume que la forma está restringida a la región de Renania (Heinold 2015: 60), y así representa un fenómeno dialectal. No obstante, ha podido demostrarse que también existe en otras zonas dialectales, por lo que la denominación no es precisamente adecuada (Andersson 1989, Thiel 2008). En la lengua estándar, en cambio, (60) aún se considera agramatical por una gran parte de hablantes nativos, y está estigmatizada entre académicos (Thiel 2008).

En conclusión, puede afirmarse que el sistema verbal alemán es libre de nociones aspectuales, ya que ni distingue entre perfectividad e imperfectividad/progresividad ni marca el aspecto perfecto. Para explicitar cualquier noción aspectual, hace falta el uso de palabras léxicas como adverbios. Así, Heinold (2015) indica que el aspecto progresivo suele explicitarse por el adverbio gerade ‘de momento’ (Heinold 2015: 64), mientras que el aspecto habitual se entiende por immer ‘siempre’ o gewöhnlich ‘habitualmente’. Un marcaje morfológico, consecuentemente, se vuelve secundario o innecesario.

Aunque Thiel (2008: 5) argumenta que la generación actual del progresivo puede ser un indicio de que el sistema verbal alemán empieza a desarrollar una noción del aspecto imperfectivo, su gramaticalización presentemente no puede considerarse terminada. Andersson (2004), en este contexto, discute la cuestión de si el aspecto gramatical forma parte del sistema alemán en absoluto.

Las objeciones a la relevancia del concepto para el sistema alemán no son tan sencillamente impugnables. Heinold (2015: 68) afirma que una de las causas más evidentes para esta problemática es el hecho de que el término ‘aspect’ se generó en relación con una familia lingüística que solo comparte pocos rasgos con la lengua alemana: las lenguas eslavas (→4).

Especialmente en lo que concierne a la comparación entre español y alemán, para los siguientes apartados conviene adaptar la posición de Schwenk (2012: 37) que clasifica el alemán como Nichtaspektsprache (‘lengua no aspectual’ o ‘lengua sin aspecto’) y resalta la necesidad de hacer uso del léxico para la ilustración de contrastes aspectuales. Ante las explicaciones presentes, se ha demostrado que esta posición resulta adecuadamente plausible: la alternancia entre Perfekt y Präteritum no provoca un cambio de perspectiva ni del significado, y el progresivo no se percibe como elemento estándar.

Consecuentemente, los aprendices del estudio empírico en la que se centran las secciones 7-10 se caracterizan por una combinación lingüística que ilustra una diferencia paramétrica enorme. Esta diferencia tiene un efecto sobre la aplicación de las hipótesis de adquisición como va a ser mostrado en secciones posteriores (→4.5-4.6). Especialmente en el contexto de describir el reensamblaje de rasgos que se efectúa durante la adquisición de la L2, conviene aludir brevemente al proceso de ensamblaje en la adquisición de alemán como L1. En el caso del aspecto gramatical, este ensamblaje es particularmente sencillo. Ya que la diferencia entre las distintas nociones del aspecto gramatical no se marca a través de herramientas morfosintácticas, el ensamblaje puede entenderse como una fusión total de todos los rasgos aspectuales ([±perfectivo], [±progresivo], [±continuo]). Es decir, como las formas verbales del alemán solo marcan el tiempo y el modo, las nociones aspectuales pueden asignarse todas con la misma forma morfológica.

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