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A pesar del contexto bastante difícil, la Universidad había continuado su propia actividad en estructuras precarias, después de que en 1913 se decidiera derribar el antiguo edificio de los jesuitas, sede de la Universidad, que había sufrido daños a causa del seísmo.59

A aquella sede llegaba el joven Piero Calamandrei, para volverse a marchar al frente, como voluntario, apenas nombrado catedrático de Derecho Procesal Civil en Messina.60 Movido por un «purísimo espíritu mazziniano de origen risorgimentale […] ahora convertido en pasión irredentista»,61 renunciaría a estar exento del reclutamiento que le consentía su fuerte miopía.

También el romano Adolfo Marco Ravà, que llegó en octubre de 1911 a la ciudad del Estrecho como profesor de filosofía del derecho,62 se hallaba frente a una ciudad en ruinas. En el diario local L’Avvenire, Ravà publicó en noviembre de 1914 un artículo, «Germania e libertà», donde «la actitud neutral presentaba una connotación característica: la germanofilia».63

Las reflexiones expresadas por Ravà en el periódico de Messina representaban la coherente consecuencia de la adhesión, compartida por otros profesores universitarios italianos, al llamamiento lanzado el 27 de septiembre de 1914, en el Giornale d’Italia, por el arqueólogo Richard Delbruck, que invitaba «a suspender la opinión sobre la noticia del bombardeo alemán de la catedral de Reims, hasta no haber recogido documentos ciertos».64 A pesar de que formara parte del grupo romano de los militantes neutrales» pro Italia nostra, animado por De Lollis, Croce, Jemolo e Chiovenda, al estallar la Gran Guerra Ravà se alistaría y obtendría una «cruz al mérito y otras condecoraciones»,65 siguiendo la visión que el propio Croce, en octubre de 1915, había indicado en las páginas de Italia nostra en una nota titulada «Germanofilia».

Aun expresando, de hecho, su neutralidad y la de los intelectuales que se agrupaban en torno a ese periódico, el filósofo napolitano no había dejado de subrayar que «la última decisión correspondía a quien representaba el estado y que con cualquier decisión tomada, todos obedeceríamos y colaboraríamos en la empresa nacional. Y así hicimos».66

El neutralismo germanófilo declarado por Adolfo Ravà en las páginas de L’Avvenire, fundamentalmente unido a la idea de una comunidad europea de estudiosos amenazada por vientos de guerra, no se podía exportar fuera del ámbito exclusivamente universitario e intelectual, teniendo en cuenta, por otra parte, que en septiembre de 1914, durante una demostración improvisada en Messina, se había silbado fuerte contra las embajadas austriaca y alemana.67 Por el contrario, en enero de 1915 los ciudadanos de Messina, especialmente muchos estudiantes,68 aplaudían con entusiasmo la intervención de Cesare Battisti en el Teatro Mastrojeni, único lugar de discusión y de debate sobre temas tan graves en la Messina de las chabolas.69

Un año después de esa conferencia, el haber dedicado una arteria importante del centro de la ciudad del posterremoto al diputado de Trento apenas ajusticiado,70 y siempre en 1916, el haber dado los nombres de Trento y Trieste a dos calles,71 dice mucho del entusiasmo que despertó Battisti y de la madurez del irredentismo en Messina, donde la asociación «a favor de la Italia irredenta» estaba muy enraizada, uniéndose a la tradición democrática post risorgimento.72

También el filósofo Giuseppe Rensi daba un discurso en el Teatro Mastrojeni, Per la mobilitazione civile, en abril de 1918. El estudioso veneto había vivido la experiencia de Caenobium. Rensi sería colaborador y jefe de redacción hasta 1914 de ese periódico, que ya a comienzos de 1913 había abierto una columna significativa con el título «Guerra a la guerra».

Él mismo reconoció más tarde, mientras ejercía su labor como docente de la universidad peloritana hacia 1916, cómo a causa de la guerra había llegado a ser consciente de su total escepticismo. En los Lineamenti di filosofia scettica, publicados en 1919, definiría la guerra como «el inevitable producto y la necesaria expresión sanguinaria del choque de dos razonamientos opuestos […] de dos “evidencias” […] sobre las cuales […] para establecer cuál de ellas es ciertamente el producto de la “síntesis a priori” no hay […] ningún juez».73 Además, Pasquale Coppa Zuccari,74 abrucés, catedrático de Derecho Civil en Messina desde 1911 a 1918,75 se uniría al «comité international pour la ligue des pays neutres», que desde Lugano en agosto de 1914 Bignami publicaba en las páginas de Coenobium.

Aunque entre los docentes de la Universidad de Messina no faltaran opiniones bastante diferentes respecto al momento que el país estaba viviendo, esta no se propuso como sede para la elaboración y la discusión de ideas y de reflexiones. De hecho, era el Teatro Mastrojeni, hacía poco construido de madera, y no la universidad de chabola, la que acogía un ciclo de conferencias sobre la guerra, promovido por el Comitato pro Interessi Nazionali, presidido por el profesor de Oftalmología Sebastiano Tornatola.

Al contrario de lo que ocurría en esos mismos años en Palermo y en Catania, en la universidad peloritana el único discurso inaugural, entre los del periodo 1914-1918, que ya en su título Guerre e civiltà se refería concretamente al conflicto, era el del abrucés Ettore Ciccotti, docente de literatura latina, con ocasión de la apertura del curso académico 1917-18.

En aquella alocución pronunciada justo después de los días terribles de Caporetto, Ciccotti, ferviente socialista y convencido defensor del intervencionismo democráti co,76 consideraba un deber suyo hablar «de la guerra como se habla de una institución de estudios y de enseñanza, para adentrarse en su sentido más profundo y tratar de comprender su trágica función».77 Calamandrei, Ravà, Coppa Zuccari, Rensi y Ciccotti expresaban algunas ideas a favor y en contra de la intervención en la guerra, en un contexto, hay que decirlo, totalmente peculiar respecto al resto del país.

En la reconstrucción de ese asunto de Messina, tras el terremoto de 1908, es necesario tener en cuenta la difusión de un clima cultural de vanguardia que, precisamente en ese escenario de ruinas y sumido en la emoción que provocaban en toda Italia las tremendas consecuencias del seísmo,78 hallaba una gran inspiración.79

En la Messina de las chabolas el fundador del movimiento futurista, Filippo Tommaso Marinetti, tras la guerra italo-turca decidía difundir el programa político futurista en el que se alababan «todas las libertades excepto la de ser villacos, pacifistas, antitalianos».80 Una vez más, fuera de la Universidad, oponiéndose clara y despectivamente a la academia, Marinetti, con su artículo «La guerra elettrica», y con la llamada «Agli studenti futuristi…», publicados en mayo de 1915 en el periódico mesinense La Balza, órgano oficial del futurismo,81 incitaba a la juventud universitaria a superar cualquier división «con un único objetivo: Italia y su guerra contra Austria».82 Palabras que desde la Messina destruida llegarían a los estudiantes de toda Italia.

CARTAS DESDE EL FRENTE. LOS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS SICILIANOS Y LA GRAN GUERRA

È stato detto […] che alla nostra vittoria tutte le classi sociali hanno contribuito e tutte le armi; ma […] v’è fra tutte le armi una che della guerra ha avuto le maggiori glorie ma anche i maggiori orrori, ed è la fanteria; e vi sono due classi sociali che alla fanteria hanno dato il maggior numero di gregari, e sono da una parte i contadini, che hanno formato i plotoni […] e dall’altra gli studenti, che hanno formato i comandanti dei plotoni… Permettete che questa affermazione sia fatta con orgoglio da me, ufficiale di fanteria e modesto insegnante universitario. Oh, per tre anni l’Università ha mandato su alle trincee un fiotto inesausto di giovinezza, di ardimento, di fede! Li vedevamo arrivare a gruppi, ogni tanto, questi ragazzini […] che la sorte da un giorno all’altro improvvisava guerrieri, comandanti di plotone […] e questi ragazzini […] erano capaci di scavalcare, pochi istanti dopo il loro arrivo, il parapetto della trincea e di guidare saldamente i loro uomini.83

Con estas palabras llenas de emoción Piero Calamandrei recordaría más tarde la contribución de los estudiantes universitarios italianos a la Gran Guerra.

Si, como se ha observado,

La Grande Guerra sembra produrre una «cultura» basata su un incessante gioco di contrasti che non è prodotto solo dal carattere traumatico della guerra in quanto tale ma anche dal fatto che la guerra scardina le coordinate concettuali, linguistiche, narrative e mentali dell’anteguerra,

resaltando la desconexión entre «las expectativas de la guerra y su concreta experiencia»,84 ¿de qué forma influía en los estudiantes sicilianos que estaban en el frente el final de la «inocencia», provocada por el brusco impacto con la realidad de la vida en la trinchera, de la muerte masiva, del sufrimiento, de la brutalidad del conflicto?

¿Cómo vivían esos jóvenes, tras los primeros entusiasmos, el choque con una realidad durísima, la de una guerra real y no soñada, pretendida, buscada, quizá al ritmo insistente y fascinante de palabras libres futuristas dentro y fuera de las aulas universitarias? ¿De qué manera y cuánto sentían la elección del reclutamiento voluntario, el enfrentamiento entre la poderosa retórica de sus maestros y el desprecio diario de la dignidad humana, el frío, el hambre, el aburrimiento, la suciedad, el dolor, el miedo y la muerte?

A las continuas peticiones de una universidad profundamente convencida de su propia misión patriótica, la población estudiantil respondía con la generosa disponibilidad de la juventud, y no es casualidad que incluso en las cartas desde el frente de muchos estudiantes-soldados sicilianos, el recuerdo de esos días, del asistir a las clases, de los profesores, esté presente constantemente.85

Rivedo l’Università che ho lasciato nel novembre del 1915. Qui non c’è più nulla! […] ma anche prima della guerra! Sapessero gli Italiani a quale punto eravamo ridotti! […] Che orrore a tornarci e a ritrovar tali e quali quelle facce, quei musi di scolari, quelle pretese di scienza e di verità! […] Si faceva la guerra da tanto nelle aule in nome di qualcuno! […] A rifare con coscienza quei momenti, quelle ansie, quei dolori ci sarebbe da scrivere le vere pagine della cultura e dell’anima italiana […] Ma gli scolari, i ribelli sono poi partiti per la vera guerra.86

Estas eran las reflexiones que provocaban el choque con la realidad de la trinchera en Luciano Nicastro de Ragusa, estudiante de Filosofía en Catania, que marchó voluntario al frente, y futuro cofundador del periódico futurista La Balza.

Para el joven de Ragusa, el impacto con la guerra tenía que causar dolor, y tras la derrota de Caporetto, escribía:

Mamma, ho il cuore infranto! Dovevo essere proprio io a subire tanto martirio, a vedere proprio quello che ho visto […] c’era puzzo, odore di sangue e terra, zaini, panni, stracci, cartacce, parapetti buttati, ricoveri cascati, mosche, sole, puzzo di orina… Ed io correvo, saltavo, portavo il fazzoletto alle narici; poi si entrò nel terreno smosso voltato dalle granate […] Misi il piede su un fardello pesante che sembrava uno zaino… No! […] era il tronco d’un uomo, senza braccia, con una gamba coperta di terra […].87

«La mia vita» –scriveva Salvatore Serretta– «è molto diversa da quella che conducevo a Palermo ne’ portici dell’Università, in biblioteca o al caffè. Il corpo soffre […] per le fatiche e le privazioni. Eppure adesso mi sento così superiore a quello ch’ero prima, che proverei vergogna, come d’un castigo, se mi costringessero per qualunque ragione, a tornarmene a casa mia, dove pure ci ho la mamma e la sorella che adoro.88

Vincenzo Giuffrida, estudiante de medicina en Catania, y fallecido algunos años después tras haber regresado del frente, maldeciría aquella guerra que había roto para siempre su sueño de llegar a ser médico. En sus cartas, la petición a su familia de una «camisa resistente» y «buenos guantes de lana» para protegerse del frío, y todo el asombro, aunque entre tanto horror, de quien por primera vez veía la nieve.89

«Desde el agujero en el que vivía como un topo»90 Giannino Ferrari, estudiante de la Facultad de Letras enviaba un abrazo a Achille Pellizzari, su profesor de literatura italiana en Catania, uno de los pocos profesores que, como se ha mencionado antes, jamás había escondido «su rechazo a la guerra como solución a las controversias entre los pueblos» y valientemente se había puesto en contra de los favoritismos a los estudiantes militares, aislándose dentro de la Universidad de Catania.

Esa narración de la guerra, en todo caso rechazada, nos permite conocer la experiencia de Giovanni Antonio Di Giacomo (Vann’Antò), de Ragusa, licenciado en Letras en Catania en 1914, futurista y convencido intervencionista, que marchó voluntario en 1916, fue herido en Bainsizza y luego enviado en 1917 al hospital militar de Siracusa para su recuperación. Sin embargo, pronto

i suoi entusiasmi risorgimentali ed irredentistici sarebbero stati messi a dura prova dalla tremenda esperienza della battaglia e della trincea […] ne nacque una sorta di breve diario in francese, Tablettes, dove non c’è alcuna traccia di bellicismo patriottico ma solo l’incubo di un «lieure affreuse de bataille», e la scrittura diventa esplicitamente uno strumento d’evasione, una regressione al gioco infantile.91

DE INSTITUCIONES DENTRO DE LA GUERRA A LUGARES DE CULTO DE LOS HÉROES DE GUERRA. ALGUNAS CONCLUSIONES

Así pues, las tres universidades sicilianas, aunque con diferencias determinadas, además de su historia por sus contextos urbanos muy diferentes, contribuyeron con hombres y apoyo ideológico al primer conflicto mundial.

Esas instituciones fueron conscientes de estar «dentro de la guerra», uniéndose a un conflicto imaginado para completar esa acción del risorgimento de construcción del Estado unitario, que precisamente había nacido en la isla hacía unos cincuenta años: una inclusión marcada por el sacrificio de 258 estudiantes universitarios inmolados por ese ideal y reivindicada posteriormente, en nombre de esas jóvenes vidas aniquiladas, para prevenir nuevos y viejos peligros de que fuera eliminada (Messina)92 o transformada de manera significativa (Catania).93

En cuanto a las convicciones, a las orientaciones expresadas y adquiridas dentro del profesorado, en Sicilia, como en otros lugares, las voces contrarias serían minoritarias y se encontrarían «al final aisladas y abrumadas por el grupo de intervencionistas surgido, sobre todo, en las universidades».94

Al final de la Gran Guerra esas universidades, como las del resto del país, se integrarían sin demasiados problemas en el clima cultural y político transformado, condicionado por el ascenso del fascismo, convirtiéndose en lugares de «culto perenne de la memoria por los gloriosos Caídos»95 y «templo austero de la […] perenne devoción a los héroes»,96 asumiendo la tarea de conservar para siempre, a través de lápidas y monumentos conmemorativos, el recuerdo de sus mártires97 y transmitirlo, junto a los saberes, a las futuras generaciones.

1. Traducción de la Dra. Ana María Bermudo Gonzalez de la Universidad de Messina.

2. Este trabajo representa una reflexión y reelaboración posteriores sobre la relación entre las universidades sicilianas y la Gran Guerra, cuyas primeras ideas aparecen en Novarese: «L’Europa è sconvolta da una guerra di cui non si è mai vista l’eguale. Gli atenei siciliani di fronte al primo conflitto mondiale», en G. P. Brizzi y E. Signori (eds.): Minerva armata. Le università e la Grande guerra, Bolonia, 2017, pp. 109 y ss.; íd.: «Fra interventismo e neutralismo. Le università siciliane e la Grande Guerra», en G. Astuto y A. Nicosia (eds.): La Sicilia e il Mezzogiorno dall’impresa libica alla Grande Guerra, Nápoles, 2017, pp. 243-257.

3. A. M. Banti: Le questioni dell’età contemporanea, Roma-Bari, 2010, ed. digital citada, 2014.

4. Por ejemplo, se ha tenido muy en cuenta la «necesidad de la escritura» determinada por ese acontecimiento, la llamada «iconología del caído» como legitimación posterior de la Gran Guerra mediante la institución del culto de sus héroes, el empleo de un registro lingüístico nuevo e inusual y el tema de la «muerte masiva» percibido por primera vez precisamente en esa ocasión, con un enfoque interdisciplinar en los múltiples problemas relacionados con el tema.

5. El aniversario del estallido del primer conflicto mundial sirvió para promover la publicación de reflexiones acerca de la percepción y los efectos de la Gran Guerra en España. Al respecto pueden consultarse los numerosos artículos de algunas revistas, como el número 18 de Historia y Comunicación (2013) y el 43 de Pasajes (2013-2014). Para una reconstrucción general, véase M. Martorell Linares: «No fue aquello solamente una guerra: fue una revolución»: España y la Primera Guerra Mundial», en Historia y Política, 26, 2011, pp. 17-45.

6. La continuidad entre los siglos XIX y XX, destinada a romperse precisamente con el estallido de la Primera Guerra Mundial, ha llevado a considerar el siglo XX un «siglo breve». Así, E. J. Hobsbawn: Il secolo breve: 1914-1991: l’era dei grandi cataclismi, Milán, 1995. Para puntos de vista diferentes, véase G. Barracloug: Guida alla storia contemporanea, Roma-Bari, 1999, 5.ª ed.

7. Recientemente se le ha quitado importancia al estereotipo de la Gran Guerra como conflicto concretamente «septentrional», poniendo de relieve la implicación del sur y de Sicilia en aquella tragedia. En particular, véanse las observaciones de M. Bonomo y G. Poidomani: L’Italia chiamò. La Sicilia e la Grande Guerra, Roma, 2017.

8. Comentario del general Luigi Cadorna al presidente del Consiglio Paolo Boselli (cfr. P. Melograni: Storia politica della Grande Guerra, 1915-1918, ed. digital citada, Milán, 2015).

9. Sobre esto, cfr. M. Saija y F. Cordaro: «L’emigrazione siciliana nelle Americhe e la Grande Guerra», en La Sicilia e il Mezzogiorno dall’impresa libica alla Grande Guerra, op. cit., pp. 136-146. Véanse las estadísticas en Mobilitazione e smobilitazione degli emigrati italiani in occasione della guerra 1915-1922, Roma, 1923.

10. Melograni: Storia politica della Grande Guerra, op. cit.

11. T. Baris: «Sicilia», en Abbasso la guerra! Neutralisti in piazza alla vigilia della prima Guerra mondiale in Italia, edición de F. Cammarano, Florencia, 2015, p. 589.

12. Así, L. Caminiti: «Una frontiera senza trincee. La mobilitazione civile nella Grande Guerra», en A. Baglio, R. Battaglia, L. Caminiti, M. D’Angelo y S. Fedele (eds.): Da queste sponde sicule che stan di fronte a Scilla. Messina e la Grande Guerra, Messina, 2015, pp. 9 y ss.

13. V. Caruso: Messina nella Prima guerra Mondiale, Messina, 2008, pp. 27-40; ibíd.: Spionaggio e controspionaggio nello Stretto di Messina, en línea: <www.messinaierieoggi.it>, 2008.

14. F. e V. La Ferla: L’ex campo di concentramento di Vittoria, Roma, 1999; A. Tortaro: «Prigionieri degli italiani», en Gli italiani in guerra. Conflitti, identità, memorie dal Risorgimento ai giorni nostri, III, La grande guerra: dall’intervento alla «vittoria mutilata», edición de M. Isnenghi y D. Ceschin, Turín, 2008, pp. 253 y ss.; R. Keglovich: «Prigionieri di guerra ungheresi in Sicilia dopo la prima guerra mondiale», en Verbum, 7I(I), 2005, pp. 293 y ss.

15. G. Cianferotti: 1914. Le Università italiane e la Germania, Bolonia, 2016.

16. M. Moretti: «Essa dev’essere scuola di energia nazionale. Un testo del 1914 sull’Università italiana», en A. Arisi Rota, M. Ferrari, M. Morandi (eds.): Patrioti si diventa. Luoghi e linguaggi di pedagogia patriottica nell’Italia unita, Milán, 2009, pp. 85 y ss.

17. G. Albini: «Artes et arma», en La nostra guerra, Florencia, 1915.

18. B. Mussolini: «All’Ateneo di Padova» (1923), en Opera Omnia, edición de E. e D. Susmel, XIX, Florencia, 4.° rist., 1972, pp. 229-230.

19. Sobre las universidades sicilianas y la Gran Guerra, A. S. Granata: «Forza dello spirito ed arma del pugno. L’Università in trincea», en G. Barone (ed.): Catania e la Grande Guerra. Storia, protagonisti, rappresentazioni, Acireale-Roma, 2014, pp. 55 y ss.; Novarese: «L’Europa è sconvolta da una guerra di cui non si è mai vista l’eguale», op. cit.; íd.: Fra interventismo e neutralismo. Le università siciliane e la Grande Guerra, op. cit.; G. Speciale: La Facoltà di Giurisprudenza di Catania: dal primo Novecento all’avvento del Fascismo, en La Sicilia e il Mezzogiorno dall’impresa libica alla Grande Guerra, op. cit., pp. 258-288; G. Poidomani: «L’Università militante. L’Ateneo di Catania tra colonialismo, Grande Guerra e Fascismo», en Annali di Storia delle Università Italiane, 22(2), 2018, pp. 179-206.

20. Para una interpretación diversa de la gran guerra, V. De Caprariis: Momenti di storia italiana del ‘900, edición de G. Buttà, Messina, 1988.

21. Para las posiciones asumidas en la isla a favor y en contra de la guerra, cfr. C. Mancuso: «Abbasso l’Austria! Abbasso Giolitti!. Il “maggio radioso” in Sicilia», en Zapruder, 32, 2013, pp. 106 y ss.; Baris: «Sicilia», op. cit., pp. 589 y ss.

22. Así se lee en un informe de la Prefectura de Palermo, recordado en R. Raspaglieri: «Giovanni Colonna di Cesarò, diario della neutralità», en Intrasformazione. Rivista di storia delle idee, 3(2), 2014, pp. 18-30, en línea: <http://www.intrasformazione.it>.

23. Mancuso: «Abbasso l’Austria! Abbasso Giolitti!», op. cit., pp. 106 y ss.; Baris: «Sicilia», op. cit., pp. 589 y ss.

24. Cianferotti: 1914…, op. cit., p. 121.

25. Para una reconstrucción de los asuntos de la Universidad de Palermo, la última que se fundó en Sicilia (1806), cfr. O. Cancila: Storia dell’Università di Palermo dalle origini al 1860, Roma-Bari 2006.

26. P. Treves: «Columba, Gaetano Mario», en Dizionario Biografico degli Italiani, 27, 1982, ad vocem.

27. Allí, donde se subraya el compromiso concreto del rector de la Universidad palermitana, como presidente de la oficina de asistencia jurídica gratuita a las familias necesitadas de quienes fueron llamados a filas (a partir de 1916), y también presidente de la comisión provincial para el servicio de voluntariado civil.

28. «El estallido de la Guerra Mundial encontró en C. un claro partidario con los versos I canti armati (publicados en “Nuova Antologia” en 1915, luego integrados en Canti di Pan, Bolonia 1920), llevando los conceptos de heroísmo y de superhombre a niveles muy exagerados. Pero la muerte de su hijo Ugo, ocurrida en un accidente durante el entrenamiento militar, el 15 de febrero de 1918, causó en C. un repentino encerrarse en su angustia interior. La siguiente colección, o sea I canti di Pan, fue una señal de estas dos tendencias existenciales opuestas, la de la euforia belicista y la del dolor paterno: al inicio del libro la misma figura del dios Pan, recuerdo dannunziano, es símbolo del contraste entre los instintos y la malinconía decadente» (F. Muzzoioli: «Cesareo, Giovanni Alfredo», en Dizionario Biografico degli Italiani, 24, 1986, ad vocem).

29. Annuario della R. Università di Palermo, curso académico 1925-1926, Palermo, 1926, p. 12.

30. Cianferotti: 1914…, op. cit., p. 121.

31. R. Noto: «Giuseppe Oddo», en Bollettino dell’Accademia Gioenia di Scienze Naturali, 371, 2010, pp. 51 y ss.

32. M. A. Rancadore y M. Portale: «La “Rivista di Filosofia” (1909-1926), organo della Società Filosofica Italiana», en P. Di Giovanni (ed.): Un secolo di filosofia italiana attraverso le riviste 1870-1960, Milán, 2012, p. 168.

33. Sobre esto Cianferotti: 1914…, op. cit., p. 131.

34. Ibíd., pp. 137-138.

35. Ibíd., 138, n. 138.

36. O. Cancila: Storia dell’industria in Sicilia, Roma-Bari, 1995, pp. 297 y ss.

37. El Siculorum Gymnasium etneo había sido fundado por Alfonso el Magnánimo en 1434.

38. Así, en Granata: «Forza dello spirito…», op. cit., p. 56.

39. Ibíd., p. 57.

40. El informe respondía «a la petición del jefe de la Policía, que hizo llegar de forma reservada a todas las prefecturas, sobre la actitud de las distintas clases sociales respecto a la posibilidad que Italia participara en una guerra». El fragmento se puede leer en L. Chiara: «La Sicilia e la modernizzazione incompiuta (1880-1960)», en L. Chiara, L. D’Andrea y M. Limosani (eds.): La Sicilia nel secolo breve. Modernità e Sottosviluppo, Milán, 2013, p. 55, nota correspondiente.

41. En este complejo y controvertido personaje, F. M. Biscione: «De Felice Giuffrida, Giuseppe», en Dizionario Biografico degli Italiani, 33, 1987, ad vocem. Recientemente y con relación a los años de la Gran Guerra, G. Astuto: «L’interventismo di De Felice e le amministrazioni locali», en G. Astuto: La Sicilia e il Mezzogiorno, op. cit., pp. 151-180.

42. Así en Speciale: La Facoltà di Giurisprudenza, op. cit., p. 263.

43. C. Dollo: «Strutture e ideologie in Sicilia: la funzione delle università: Primi appunti sull’Ateneo catanese (1880-1920)», en N. De Domenico, A. Garill y P. Nastasi (eds.): Scritti offerti a Francesco Renda per il suo settantesimo compleanno, I, Palermo, 1994, p. 525.

44. Giuseppe Majorana había obtenido en 1981 la cátedra de Economía en dos oposiciones, convocadas respectivamente por las universidades de Palermo y de Padua.

45. F. Conti: «Majorana, Giuseppe», en Dizionario Biografico degli Italiani, 67, 2006, ad vocem.

46. «Giornale dell’Isola», 1 de marzo de 1918.

47. Granata: «Forza dello spirito…», op. cit., pp. 74-75.

48. En 1917, en el Aula Magna de la Universidad y en el Real Collegio Capizzi di Bronte, su ciudad natal, tendría lugar una conferencia titulada Il prestito per la Vittoria della guerra abolitrice della guerra. Contro la falsa pace dei pacifisti a ogni costo.

49. B. Busacca: «Cimbali, Eduardo», en Dizionario Biografico degli Italiani, 25, 1981, ad vocem. Sobre Cimbali, cfr. Speciale: La Facoltà di Giurisprudenza, op. cit., pp. 282 y ss.

50. Vite ritrovate. Achille Pellizzari un educatore nella Resistenza, edición de A. Mastrodonato, Parma, 2015.

51. Hay que recordar que en la convocatoria del 30 de noviembre de 1917 la propia Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Catania, reconocida «la total y absoluta justicia» de las observaciones del docente, esperaba que el Gobierno pusiera fin «al desorden moral que se manifiesta en la escuela italiana y la anula en su deber educativo y científico» (A. Pellizzari: L’ignoranza obbligatoria, Bolonia, 1920, p. 109). Un mes después, la Facultad de Filosofia y Letras de Palermo haría suyas las peticiones de los colegas de Catania y lo mismo sucedería en Nápoles y en Florencia (ibíd., pp. 109-110).

52. «Convocatorias de exámenes extraordinarias (y por tanto indulgencias extraordinarias) […] maravillosas compensaciones entre escritos y orales (y pues, aprobados inesperados para quien conozca, por ejemplo, de memoria La vispa Teresa pero sea incapaz de pensar y por consiguiente de escribir en la lengua nacional) […] cursos universitarios válidos sin obligacion de asistir, licenciaturas con tesis opcionales, es más con tesis orales (o sea […] payasadas indignas y vergonzosas […]) esta ha sido, por lo que respecta a nuestra educación pública, nuestra legislación de guerra», escribía Achille Pellizzari al ministro Berenini (ibíd., p. 21).

53. Ibíd., p. 44. Pellizzari desafiaba de forma provocatoria a las «señoras madres sentimentales y a los señores padres indignados», por la posición que había asumido a que llamaran, por coherencia, junto al lecho de sus hijos, a «médicos que hayan conseguido la licenciatura de guerra y no a los que hayan renunciado a esa, para prepararse mejor al ejercicio de la profesión, con un poco de estudio intensivo, tras el regreso de la paz» (ibíd., p. 46).

54. Ibíd., p. 11.

55. Véase, en particular, la carta con la que un presunto comitato segreto anonimo studenti le ordenaba que no se dejara «ver por la noche en la calle Stesicoro», si deseaba evitar el justo castigo por su comportamiento irrespetuoso (ibíd., pp. 9-10).

56. Ibíd., pp. 67 y ss.

57. Granata: «Forza dello spirito…», op. cit., p. 82.

58 A. Romano: Studi e cultura nella Messina del primo Novecento. L’Università fra crisi e terremoto, en Studi e diritto nell’area mediterranea in età moderna, ed. de A. Romano, Soveria Mannelli, 1993, pp. 7 y ss.; Novarese: «L’Europa è sconvolta da una guerra di cui non si è vista mai l’eguale», op. cit..

59. Véase D. Novarese: «Alla ricerca dell’identità perduta. La ricostruzione dell’Università di Messina fra traumi post-terremoto e politiche di regime», en M. A. Romani, A. Monti, O. Selvafolta, A. Silvestri (eds.): Costruire le università, Bolonia, 2020, pp. 77-92.

60. S. Rodotà: «Calamandrei, Piero», en Dizionario Biografico degli Italiani, 16, 1973, ad vocem.

61. A. Galante Garrone: Calamandrei, Milán, 1987, p. 34.

62. G. Leotti: «I Professori della Facoltà Giuridica di Messina (1908-1946)», en G. Pace Gravina: La Facoltà di Giurisprudenza della Regia Università degli Studi di Messina (1908-1946), Messina, 2009, p. 269. A. Pintore: «Ravà, Adolfo Marco», en Dizionario Biografico degli Italiani, 86, 2016, ad vocem.

63. S. Fedele: «Messina dalla neutralità all’intervento», en Da queste sponde sicule che stan di fronte a Scilla, op. cit., pp. 79 y ss.

64. Así en Cianferotti: 1914…, op. cit., p. 119.

65. Pintore: «Ravà, Adolfo Marco», op. cit.

66. G. Cotroneo: «Croce e la Grande guerra», en L. Chiara y D. Novarese (eds.): 1914-1918. Storie, protagonisti, istituzioni e voci della Grande Guerra, Roma, 2016, p. 104; R. Gherardi: «Il problema della guerra e della pace (1932) di Adolfo Ravà: concetti e dottrine della politica moderna», en Scienza e politica, 27, 2002, pp. 83 y ss.

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1380 s. 35 illüstrasyon
ISBN:
9788491348160
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