Kitabı oku: «Realidades y retos del aborto con medicamentos en México», sayfa 4
Por las respuestas generales que dieron (ambas regiones), es evidente que esta opción de autogestión de medicamentos para abortar está fuertemente rechazada, posiblemente por la falta de conocimiento de lo ya científicamente documentado sobre esta práctica. El personal médico tiene poca confianza en la capacidad de autogestión de un aborto con medicamentos por las propias mujeres, especialmente en Chiapas. Este hallazgo contrasta con un estudio reciente en los Estados Unidos entre proveedores médicos que encontró que más de la mitad consideraba la autogestión del aborto con medicamentos (sin involucramiento de personal sanitario) como segura (Kerestes y otros, 2019). Es evidente el desconocimiento entre quienes participaron en la presente investigación sobre el uso y toda la movilización social y política respecto al aborto autogestionado, que tiene un auge creciente, tanto en regiones penalizadas como en despenalizadas, y al cual se le está atribuyendo incluso una disminución de muertes maternas en regiones pobres (Singh, 2018).
En México comienzan a surgir estudios al respecto, donde tanto parteras tradicionales, como mujeres activistas están acompañando de manera segura y responsable abortos con medicamentos (Sánchez-Ramírez y Benítez, 2020; Veldhuis, 2020; Benítez, 2019, entre otras).
Esto representa una gran contradicción en ambas regiones, pero, sobre todo es preocupante para el caso de Chiapas, donde, según el presente estudio, por un lado, es elevado el número de objetores de conciencia (y que además no referirían a la mujer a otro colega), pero por el otro rechazan también la idea de que las mujeres autogestionen sus abortos (Gráfico 5).
Gráfico 5. Opiniones sobre que las mujeres utilicen medicamentos para interrumpir el embarazo, ambas regiones de estudio (n=100)
Fuente: Elaboración propia con base en resultados de encuesta
Por último, las opiniones abiertas sobre qué piensan de una mujer que determina practicarse un aborto, obedecen al conflicto que aún persiste en el mundo entero sobre las decisiones de las mujeres y sus cuerpos y donde es la estigmatización el principal detonante para que las mujeres no acudan a prácticas seguras cuando necesitan un aborto por la causa que sea. No obstante, encontramos opiniones diversas al respecto:
Liberales:
“Aunque para mucha gente el aborto continúa siendo una práctica inaceptable, es un hecho que el que una pueda interrumpir el embarazo por el simple hecho de así decidirlo, es una clara expresión de la libertad que todas las mujeres deben gozar.”
Moderadas, al hacer alusiones así:
“Es decisión propia, es su cuerpo, sin embargo, realizar los procedimientos con personas capacitadas, siempre y cuando entre en las consideraciones [las causales legales] anteriores.”
Y por último frases consideradas Retro, al surgir de personas que han estudiado humanidades, y que aún siendo servidores públicos de un Estado laico opinan de la siguiente manera:
“Que está atentando contra sí misma. Está atentando a su vida, está atentando contra la humanidad… somos la Corona de la creación. Así dice la Biblia.”
“Es inhumana, sin valores ni principios.”
Afortunadamente y como se puede apreciar en el gráfico 6, donde se tomaron en cuenta igualmente todas las respuestas sin separar por región, la mayoría se ubican entre lo liberal y lo moderado. No obstante las respuestas dadas a la pregunta que resumen la subjetividad, la empatía o prejuicios de quienes respondieron a la encuesta, ponen en relieve el gran trabajo que aún queda por hacer desde el enfoque de género salud y derechos humanos; de lo contrario el discurso sobre mejorar los indicadores de morbi-mortalidad materna tendrán un pobre impacto si no se toman las medidas adecuadas y de manera apremiante sobre la interrupción de embarazos en condiciones seguras para las mujeres en edad fértil de todas las regiones y por cualesquiera de las causas que así lo demanden.
Gráfico 6. Opinión sobre qué piensan de una mujer que decide abortar ambas regiones de estudio (n=106)
Fuente: Elaboración propia con base en resultados de encuesta
La concienciación, sensibilización, empatía, y confiabilidad respecto a las mujeres y su capacidad de autonomía, por parte del personal de salud, son igual de importantes que la existencia de una Norma, la despenalización y el adecuado entrenamiento y capacitación del personal de salud pública para realizar abortos seguros.
Reflexiones finales
Los datos muestran una clara diferencia entre los servicios de salud en un estado donde el aborto está despenalizado y otro en el que no, aunque no podemos determinar que es la única causa (ya que sabemos de sobra que los contextos sociales y geopolíticos influyen en los servicios). De acuerdo con nuestros resultados, para mejorar el acceso a un aborto legal en Chiapas, será indispensable para el sector salud, trabajar en el conocimiento de leyes en la materia, así como sensibilizar al personal en materia de género y salud desde el enfoque de derechos humanos para disminuir la objeción de conciencia, opiniones estigmatizantes y lograr así una mayor apertura a lo que significa la autonomía de las mujeres y su cuerpo.
Además, consideramos importante ampliar la información que maneja el personal de salud respecto a las opciones del aborto autogestionado a nivel mundial, nacional y local, no para reestigmatizar sino para considerar el por qué las mujeres están prefiriendo otras opciones antes de solicitarlo al Sector Salud, y si sería como en el caso de atención del parto de bajo riesgo en casa, una posibilidad de aliarse para bajar la presión en los servicios sin dejar de atender de manera solidaria cuando algo se complique.
El avance en el otorgamiento de servicios con prontitud, eficiencia y eficacia con el añadido de una perspectiva de género, redundará en un impacto positivo en los indicadores de salud en edades reproductivas, pero también en una disminución de embarazo no deseados, la erradicación de la revictimización de niñas-embarazadas (que en el estado de Chiapas es un problema grave) y la posibilidad de un diálogo más horizontal para incentivar el uso profiláctico de métodos anticonceptivos como el condón masculino, lo cual también incluirá la corresponsabilidad de quienes participan directamente en el incremento de embarazos forzados o no deseados: los varones.
Coincidimos con las recomendaciones que Lina Berrio y un equipo de expertas sugieren respecto a la implementación adecuada de la NOM-046 en regiones como Chiapas (Berrio, y otros, 2018: 119) en cuanto a que es indispensable encontrar mecanismos para que el sector público dedicado a la salud sexual y reproductiva conozca ampliamente esta norma, así como las causales permitidas para la interrupción de un embarazo dentro de la misma, agregando que es fundamental que se realice desde un enfoque de Género, Salud y Derechos humanos, para poder trabajar los tabúes, prejuicios, visiones sexistas y reducidas sobre la sexualidad, la reproducción y la libertad de las mujeres.
Caso particular es la atención que deberá prestarse a la objeción de conciencia, tanto la que ya hay como la que se puede incrementar ante una virtual despenalización; no deberá de traducirse en un pretexto u obstrucción del ejercicio de un derecho humano de las mujeres, ni en Chiapas ni en otra parte del país. Reiterando lo que ya hemos mencionado sobre la especial protección que merecen y merecerán los y las profesionales médicos que sí cumplan con su trabajo en cuanto a interrupciones legales del embarazo.
Además, los resultados de este estudio descriptivo invitan a realizar investigaciones con una representación mucho más significativa para poder analizar cómo está la situación a nivel nacional. En la medida en que se despenalice de manera universal el aborto a la par de información sensible, empática, veraz, actualizada y humanizadora, se estarán propiciando mejores condiciones de atención a la salud sexual y reproductiva de las mujeres y al desempeño profesional con calidad del personal de salud involucrado.
Limitaciones
Debido a que la encuesta fue enviada desde el enlace con los servicios de salud, desconocemos el número total de las personas convocadas, conociendo solamente a las personas que respondieron la encuesta. En el caso de Chiapas, la distribución de las personas participantes no fue homogénea, ya que la mayoría provenía de San Cristóbal de Las Casas y Tuxtla Gutiérrez. Otra limitante fue la participación única de personal de hospitales de segundo y tercer nivel, a pesar de que la evidencia científica indica que el servicio del aborto puede ser prestado en unidades médicas de primer nivel, como es el caso en la Ciudad de México. La encuesta fue dirigida a ginecobstetras, médicos/as generales y médicos/as familiares, ya que son los únicos proveedores permitidos de practicar la interrupción de embarazo en México (Silva 2009), aunque existe amplia evidencia para su realización por otros tipos de proveedores (OMS 2015). Estos factores condujeron a que el tamaño de la muestra fuera reducido, impidiéndonos el cruce de información, y que fue más bajo del esperado, a pesar de que hubo un compromiso institucional por invitar al personal de salud correspondiente a responder la encuesta. Esto nos señala por un lado el poco interés de participación por red (el cuestionario no les llevaba más de 10 min. y se podía responder desde el teléfono celular), y por el otro que es un tema que aún no se toma con la profundidad que los tiempos exigen. No obstante, es una fotografía que permite conocer algunas dimensiones de la situación de personal de salud frente a la problemática del aborto por solicitud.
Agradecimientos a la Secretaría de Igualdad del Gobierno del estado de Chiapas bajo la dirección de la Secretaria C.P. María Mandiola por el auspicio de esta investigación y al Srio. de Salud y Director General del Instituto de Salud del estado de Chiapas Dr. José Manuel Cruz Castellanos por las facilidades otorgadas para poder aplicar los cuestionarios con el personal de salud en Chiapas.
A Tara Patel de la Universidad de Massachussets por el diseño del instrumento y la captura de información, y a la Jurisdicción Sanitaria de Tláhuac de la CDMX en especial a la Dra. Alied Bencomo.
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1 Para conocer más sobre el funcionamiento del Comité de Ética para la Investigación de ECOSUR puede consultar http://www.ecosur.mx/sitios/images/stories/archivos/intranet/CEI/folletocei2010.pdf
3. DE BARRERAS A ESLABONES: INTERVENCIONES PARA LA DISMINUCIÓN DE BARRERAS PARA EL ACCESO AL ABORTO SEGURO CON MEDICAMENTOS EN MÉXICO
Ipas CAM1
Resumen
Frente a la decisión de interrumpir un embarazo a través del uso de medicamentos, existen dos eslabones de gran importancia en el itinerario de aborto: el acceso a los medicamentos en farmacias o en otros puntos de venta, y el conocimiento sobre los protocolos de uso adecuado y seguro para realizar la interrupción. Este capítulo aborda ambos procesos y muestra las estrategias y resultados de las intervenciones realizadas por Ipas México entre marzo de 2018 y septiembre de 2020, que se centraron en las y los vendedores y profesionales de la salud que laboran en farmacias independientes de la Ciudad de México y municipios del estado de Oaxaca, Hidalgo, Guerrero, Jalisco y Estado de México. Utilizando como herramienta una encuesta digital inductiva y animada, estas intervenciones identificaron y ampliaron el tipo y calidad de información sobre el uso de los medicamentos para el aborto seguro, con el propósito de impactar positivamente en la calidad de la atención y los conocimientos que tienen y que brindan los/as médicos/as y vendedores/as de farmacia privilegiando el derecho a la información y la salud de las mujeres. Los resultados mostraron la importancia de reforzar los conocimientos e impulsar la difusión de los protocolos de uso seguro de misoprostol y cómo al ampliar los canales de transmisión de esta información se reducen las barreras para la adquisición de medicamentos en las farmacias, así como los riesgos de morbi-mortalidad en el proceso de interrupción del embarazo.
Palabras clave: Personal de farmacias, acceso al misoprostol, autogestión del aborto.
Introducción
México aún está lejos de garantizar a las mujeres la justicia reproductiva en todo el país. Hasta 2020, sólo dos entidades federativas —la Ciudad de México y Oaxaca—, han despenalizado la interrupción voluntaria del embarazo hasta las doce semanas de gestación; sin embargo, en el resto del país, aun cuando existen causales específicas en cada estado, las mujeres que enfrentan por diversas razones un embarazo no planeado suelen recurrir a abortos clandestinos y muchas veces inseguros, donde no siempre se consigue el respeto a sus derechos humanos y la protección de su salud en el proceso, considerando que éstos se realizan en contextos restrictivos. A la par de la exigencia de garantías legales que permitan la interrupción del embarazo en condiciones seguras en todo el país, se han generado diversas iniciativas desde asociaciones, organizaciones, colectivas y entre pares, donde se circula la información necesaria y adecuada para llevar a cabo un aborto de manera autónoma, a través del uso de medicamentos, fuera de contextos clínicos y, en algunos casos en compañía, ya sea de manera presencial o remota. Estos ejercicios realizados tanto en contextos donde el aborto voluntario no está legalmente permitido como en aquellos donde está despenalizado, buscan reducir los riesgos de muerte materna y las afectaciones a la salud de quienes enfrentan un embarazo no planeado; además de brindar toda las herramientas y protocolos para transitar por la interrupción de manera informada.
En estos casos, estudios como el realizado por Ramos y otras (2016), y Cedeño y otras (2019), remarcan la importancia que tiene el acceso a la información clara y precisa para llevar a cabo una interrupción y elegir el método más adecuado al contexto y posibilidades (sociales, económicas, legales) de cada mujer. Tanto en contextos restrictivos como en el marco de la legalidad, al recurrir a la autogestión del aborto, sobre todo en el caso de la interrupción a través del uso de medicamentos, muchas mujeres comienzan su itinerario de aborto2 (Daniz y Medeiros, 2012) consultando las redes sociodigitales, la web, o acercándose a espacios seguros y habilitados para obtener la información que requieren sobre las dosis, los efectos, la efectividad y las alertas del uso de medicamentos. En esta cadena de relaciones y vivencias que se articulan en dicho itinerario, hay dos eslabones que con frecuencia representan barreras para el acceso a la interrupción de un embarazo de manera segura, autónoma, y fuera de los contextos hospitalarios; nos referimos a la información con la que cuenta el personal médico y de ventas en las farmacias, así como la adquisición del medicamento en estos establecimientos.
En México, el misoprostol es un medicamento que se encuentra disponible en las farmacias tanto de cadena como independientes más allá de los marcos legales locales sobre el aborto. Su venta está permitida debido a que uno de sus usos es el tratamiento de úlceras gástricas, aunque se conoce su eficacia y seguridad para uso obstétrico, y desde hace más de treinta años se utiliza como un método seguro para la interrupción del embarazo.
Aunque es un medicamento de venta libre —es decir, que no requiere de registro de receta médica para ser adquirido, como el caso de los antibióticos— el acceso al misoprostol para la interrupción del embarazo depende de distintos factores: por el lado de las usuarias tenemos que muchas de ellas desconocen que hay medicamentos para la autogestión del aborto fuera de contextos clínicos; que no saben los nombres de estos medicamentos, su uso seguro —dosis, vías de administración— y su efectividad, así como dónde y cómo conseguirlos —si se requiere o no receta para comprarlos—; e intervienen otros elementos como si se cuenta o no con los recursos económicos para adquirirlos o si los medicamentos se encuentran disponibles en cualquier farmacia; entre otros.
En segundo lugar, las y los vendedores en las farmacias pueden no saber de la existencia de medicamentos seguros para interrumpir un embarazo, y si los conocen, pueden contar con información errónea o interponer sus creencias personales —morales, religiosas— para condicionar o negar la venta de medicamentos para la gestión y autogestión del aborto.
Finalmente, las y los médicos también tienen un papel relevante en el acceso a la información y a los medicamentos, ya que pueden no conocer los protocolos de uso reconocidos como formas seguras para la interrupción del embarazo y tener información parcial o errónea; pueden negarse a brindar información sobre los medicamentos o a emitir una receta por miedo a los riesgos que puede significar para las mujeres; o argumentar desacuerdo frente al aborto y negar así información a usuarias que soliciten referencias o medicamentos para realizarlo de manera segura.
Por otro lado, es frecuente que, como anexo a las farmacias y como parte de los servicios integrales que éstas ofrecen, existan consultorios donde se brinda asesoría y atención médica de manera gratuita, por pago voluntario, o por una cuota que suele ser accesible al público en general, donde el bajo costo de este servicio se ve compensado con la ganancia que implica que las y los pacientes adquieran los medicamentos recetados en la propia farmacia. En estos casos, las y los médicos que ejercen su profesión en estos espacios, potencialmente sirven también de referentes para la obtención de información acerca de las opciones y procedimientos para llevar a cabo una interrupción del embarazo de manera segura y autónoma.
Tomando en cuenta que el acceso al misoprostol —y otros fármacos para la autogestión del aborto— es fundamental en el itinerario de aborto cuando se ha optado por una interrupción con medicamentos, y que la información que posea y que brinde el personal médico sobre su uso es capaz de ayudar a reducir la incidencia de abortos inseguros; Ipas México implementó una serie de intervenciones con vendedoras/es y médicas/os que proveen sus servicios en farmacias independientes en la Ciudad de México y municipios del estado de Oaxaca, Hidalgo, Guerrero, Jalisco y Estado de México. El propósito de estas intervenciones se centró en aumentar y mejorar la información disponible, el conocimiento y las actitudes de los trabajadores farmacéuticos y profesionales de la salud sobre el misoprostol como un método seguro para interrumpir un embarazo y así impulsar la disminución de las barreras de acceso al medicamento en las farmacias. Este capítulo articula las diversas intervenciones realizadas por Ipas en México entre marzo de 2018 y septiembre de 2020, mostrando así algunos de los hallazgos y resultados más representativos en las poblaciones objetivo.
Antecedentes de intervenciones con personal de farmacia en México y América Latina
Las intervenciones centradas en el personal que labora en las farmacias en México3 tiene como antecedente un estudio realizado por Ipas México en 2015 (Weaver y otras, 2019), el cual exploró el conocimiento de las/los vendedores de farmacias tanto independientes como de cadena, y las prácticas de venta relacionadas con el misoprostol en la Ciudad de México, donde el aborto es legal desde el primer trimestre de 2007. Este estudio, que abarcó 174 farmacias elegidas de manera aleatoria en las distintas delegaciones —hoy alcaldías— que conforman la Ciudad de México, reveló que poco más del 60% del total de la muestra tenían a disposición del público la venta de misoprostol, siendo éstas en su mayoría las farmacias de cadena.
La aproximación a las y los vendedores fue a través de un cuestionario sobre las prácticas asociadas con la venta de misoprostol, incluyendo la solicitud de receta médica, la frecuencia estimada de solicitud del medicamento por mes, y el conocimiento sobre las indicaciones de uso. Aun cuando los resultados de este estudio no son estadísticamente significativos, sino exploratorios, es posible mencionar algunas tendencias: aproximadamente el 80% de las y los vendedores en farmacias conocen el estatus legal del aborto en la Ciudad de México; entre el 38% y el 48% reportan haber solicitado receta médica para la venta de misoprostol, y haber respondido entre cero y dos solicitudes de venta del medicamento al mes.
Esta exploración mostró que las mujeres pueden tener un acceso variable o condicionado al misoprostol dependiendo de la información con la que cuente el personal de ventas y su disposición, voluntad y postura personal, así como la disponibilidad del medicamento en la farmacia. Además, uno de los hallazgos más relevantes es que las intervenciones con el personal de las farmacias mejoran la calidad y cantidad de información que las mujeres pueden recibir cuando solicitan misoprostol.
Este tipo de estudios se ha realizado también en otros países obteniendo resultados valiosos que refuerzan la necesidad de fortalecer la información del personal de farmacia. Ejemplo de ello es la investigación realizada por Moore y otras (2020) en Colombia. Este estudio cuantitativo utilizó la estrategia de clientas incógnitas para el abordaje de farmacias independientes con el propósito de identificar cómo las mujeres colombianas adquieren y usan los medicamentos para interrumpir un embarazo. Con base en 558 interacciones entre vendedores de medicamentos y mujeres que se hacían pasar por clientas que buscaban misoprostol sin receta médica, este trabajo coincide no sólo en la impronta de ampliar la difusión de información sobre las causales para acceder a un aborto legal en Colombia, sino en la posibilidad de mejorar la experiencia de las mujeres con el uso de misoprostol al contar con canales que provean de la información necesaria para su uso de manera adecuada, sus efectos, y la identificación de posibles complicaciones.
Por el lado cualitativo, estudios como el realizado por Lafaurie y otras (2005) consideraron las construcciones y valoraciones de las mujeres sobre su experiencia de interrupción del embarazo con medicamentos en México, Colombia, Ecuador y Perú. A través de 49 entrevistas a profundidad con mujeres que experimentaron un aborto con medicamentos se mostró cómo las características sociodemográficas y los contextos culturales en los cuales se desenvuelve cada una influyen en sus decisiones, en el acceso a información sobre cómo llevar a cabo un aborto de manera segura según sus propias circunstancias, y los factores que ellas consideran más relevantes para tomar la decisión sobre qué método de interrupción es el idóneo. Este estudio reveló la importancia de una mirada integral sobre los actores y factores sociales que se articulan alrededor del aborto con medicamentos y sus efectos en la experiencia al transitar por el itinerario de aborto.