Kitabı oku: «La Leyenda de los Dolgias», sayfa 8
—Gracias a ti por diseñarlo, papá. Cuando vuela es igual que un Matzik.
—Bienvenidos —les dice la anfitriona—, su mesa está lista —todos le agradecen.
Ella los conduce por el corredor principal del restaurante, ocupado principalmente por viajeros y visitantes. Todos observan con detalle la decoración del lugar, la cual evoca los paisajes y la belleza de las playas del célebre planeta turístico del pueblo dolgia y comunidades próximas a la Federación.
Jaelian les agradece a los jóvenes en nombre de sus padres. Todos ocupan sus lugares en la mesa.
—Excelente lugar —dice Jaelian—, me imagino que tú lo escogiste, Gizz.
Gircelle hace una mueca con su boca.
—Si, papá.
Padre e hija sonríen juntos.
—Me lo recomendaron cuando viajé a Zardtond hace unos meses —dice Jaelian—. En el menú verán muchas especialidades de Tulmun, Obsedie, Ik Chem, y Dol He, unas villas muy bonitas cerca de Promend.
—Si, las recuerdo. Están llenas de construcciones antiguas, rústicas, y artesanías por todas partes.
Janvie asiente a Jaelian y a Gircelle.
—Fue en Obsedie donde te compramos un regalo que te gustó mucho, no lo soltaste en todo el día —le dice su madre.
—Es cierto, mami, la esfera alternante, que le dabas vueltas y cambiaba de posiciones. El señor de la tienda me decía que era mágica.
—Y las cascadas cercanas a la playa de Obsedie, donde nadábamos toda la tarde —dice Madania recordando su niñez junto a su mejor amiga.
Todos piden sus bebidas y observan la variedad de platillos que aparecen en los paneles que están instalados al centro de la mesa. Una variada selección de piezas musicales yamchanas da al lugar una ambientación especial.
—Van a necesitar hidratarse mucho —les dice Luvan—. Las reservas de oxígeno del Diastro son menos densas y con menos humedad que en Dodaine.
—Gracias, tío —le dice Madania—. Llenamos varios compartimentos con tanques de agua, y lo más importante, mezclas en polvo para hacer spodtrogs.
—Qué bien —le dice Jamilod a Madania—, veo que llevarán la fiesta al espacio exterior Federado.
Todos ríen.
—No cuentes eso, Madi —le dice Gircelle riendo.
La anfitriona y un equipo de asistentes sirven en sus mesas unos aperitivos para comenzar la reunión previa al viaje. Gircelle y Madania sonríen al ver que se trata de uno de sus aperitivos favoritos: tubos de laktedi cuajada de vors bañados en salsa trud.
Gircelle sonríe.
—Gracias, es lo que comimos ese día en la calle de las artesanías en Obsedie. No los había vuelto a ver —dice Gircelle.
Madania asiente a su amiga.
—Comimos mucho ese día, tuvimos que caminar toda la villa a pie antes de regresar al hotel, pero valió la pena —le dice.
—Gracias por tantos momentos juntos —dice Gircelle.
Gircelle aprovecha este momento para ponerse de pie y brindar en agradecimiento a todos. Levanta su vaso con agua de cítricos de Promend, una de sus bebidas favoritas.
—Esta noche iniciamos un nuevo sueño… dejamos la primera parte de nuestras vidas aquí, muchos momentos nuevos nos esperan en Dolgiavit… gracias papi y mami… y a todos ustedes por apoyarnos y querernos siempre —dice Gircelle con el reflejo del atardecer Dodano en sus ojos.
Jaelian alza su bebida y brinda junto con ella, sonriente.
—Gracias a ti por ser la razón principal de nuestras vidas… muy orgullosos de tus logros y de esta nueva aventura de estudios y de vida… te queremos, flor del cielo.
Todos aplauden y festejan.
La tarde en el restaurante transcurre entre brindis, aperitivos, anécdotas y risas... y concluye con uno de los postres promendinos favoritos de Gircelle y Madania, un budín de trog y flores de Tulmunia.
Jaelian, Janvie y los padres de los jóvenes les invitan los platillos, todos les agradecen.
Un cúmulo de emociones invade los corazones de los cinco. Gircelle observa su panel personal y corrobora con Arkend que los datos de la sala y hora de abordaje del Diastro sean correctos.
Después de comprar aperitivos y recuerdos en una tienda, todos se aproximan a los módulos de seguridad. El área previa a los accesos de los salones de abordaje.
El corredor cuenta con sensores y una gran cantidad de módulos vigilados por el personal de seguridad. Los cinco se acercan a una de las filas, la treinta y dos, la cual les fue asignada en los datos del proceso de abordaje. Gircelle siente a su corazón latir con rapidez. Arkend lo percibe, porque toma su mano fuertemente y le acaricia su mejilla derecha mientras esperan su turno en la fila para acceder al módulo. Afortunadamente para ellos, el bajo flujo de pasajeros a esa hora les permite aprovechar para despedirse sin prisa de sus padres.
Gircelle voltea a ver a Jaelian y a Janvie, y se acerca a ellos para abrazarlos fuertemente. Ella sonríe, pero sus ojos comienzan a cristalizarse.
—Vuela mi niña, vuela hacia tus sueños, Gizz —le dice su madre.
—Gracias por tanto, mami.
—Recuerda a tu tatarabuelo, ojos celestiales —le dice su padre.
Gircelle se separa de sus padres mientras ellos acarician su cabello.
—Es hora de lograrlo todo, flor del cielo, hora de ser felices tu sueño y tú —le dice Jaelian.
Gircelle sonríe a los dos, y una lágrima recorre su ojo derecho. Janvie limpia su mejilla con un pañuelo.
Arkend se acerca a Gircelle después de despedirse de sus padres para abrazarla y acariciar su mejilla.
Gircelle lo mira a los ojos y sonríe. Janvie se acerca a Arkend y lo abraza.
—Cuídala —le dice la madre de Gircelle—. Estudien, disfruten, logren todo —le dice Janvie. —Gracias por todo, tía —dice Arkend.
El novio de Gircelle abraza a Jaelian.
—Es un privilegio que nuestra flor del cielo viva su sueño a tu lado —le dice.
—La amo, tío, haré lo que sea para lograrlo… ella es la razón por la que mi ser vive, gracias por tantas cosas —dice Arkend y Jaelian lo abraza.
Madania, Vollend y Gironed se despiden de los padres de Gircelle y Arkend.
—Gracias por todo, tíos —les dice Madania.
—Gracias a ti por ser una hermana para Gircelle—le dice Janvie—. Es una alegría para nosotros el hecho de que estudiarán juntas en la universidad.
Un aviso suena en el sistema de sonido de los módulos junto con diversos desplegados en los paneles que flotan en el aire, arriba de los pasillos de seguridad.
—Estimados viajeros, favor de avanzar para la revisión de sus documentos para viaje interplanetario —dice una voz femenina en el sistema de sonido—. La oficina de servicios y módulos de la Terminal Interplanetaria de Terran les agradece su atención y les desea un placentero viaje a sus destinos.
Gircelle y Arkend avanzan en la fila junto con Madania, Vollend y Gironed, quienes vienen atrás de ellos.
Los cinco hacen una pausa en la fila del pasillo, y cuando miran hacia atrás se despiden de sus padres a la distancia.
Gircelle y Arkend ingresan al pasillo de revisiones, el cual atraviesan sin inconvenientes, para después dirigirse al módulo de revisión de sus documentos, unos metros más adelante.
Casualmente, el oficial que los atiende reconoce el apellido de Gircelle.
—¿Tu padre es Jaelian Ganeve? —le pregunta.
Gircelle frunce el ceño.
—Si, oficial.
—Somos viejos conocidos, estuvimos juntos en el Regimiento Tecnológico de la Flota Tavet. Mi nombre es Dorevin Revcre.
—Me da gusto saberlo, solo que él ya no puede pasar a esta zona —le dice Gircelle esbozando una sonrisa.
Los dos le entregan sus documentos y el oficial les hace unas preguntas de protocolo que registra en el sistema. El proceso termina y Gircelle se despide de él.
La joven pareja camina unos metros por los accesos que conducen a las salas de abordaje y se queda allí para esperar a sus amigas.
Las tres terminan su tramitación de protocolo en el módulo y se acercan al área donde están Gircelle y Arkend.
Los cinco reflejan alegría y satisfacción en sus rostros.
—¿Nos corresponde la sala de abordaje ochenta y uno, verdad? —le pregunta Madania a Gircelle.
—Si, Madi. Según la información de estos paneles, tenemos que seguir hacia los pasillos móviles del acceso 132VC.
Mientras continúan recorriendo el lugar, se detienen en una serie de paneles que están al lado de un gigantesco anuncio publicitario interactivo de la ciudad capital de Dolgiavit. Los cinco aprovechan para hacerse tomas con sus paneles, y seguir su camino a través de los vanguardistas pasillos móviles, fabricados en cristal transparente y en armonía arquitectónica con los ventanales del edificio de la terminal.
—Pareciera que estamos flotando en el aire —les dice Madania.
Todos coinciden con esa sensación.
—El arquitecto que hizo esto es un genio —dice Gircelle mientras se organizan para hacer tomas.
Los cinco continúan siendo transportados por el pasillo móvil.
Gircelle observa los ventanales a su izquierda y algo llama su atención a lo lejos. Se trata de una de las pistas principales de la terminal. Diversas naves despegan y aterrizan en medio del atardecer.
—Muy cerca, amor, muy cerca —le dice Gircelle a su novio.
—Si, hermosa, esa pista de despegue es legendaria.
—Es muy diferente. Cuando la conocí de niña, era más corta y sin tanto tráfico. Esta obra es magnífica —le dice Gircelle sin dejar de mirar los ventanales y la vegetación.
Los pasillos con los accesos a los módulos de abordaje comienzan a verse a unos metros de distancia. Los jóvenes organizan sus documentos y los mantienen en sus manos.
Al llegar al acceso ciento 132VC, una oficial los recibe.
—Bienvenidos, ¿cuál es su transporte y destino? —le pregunta.
Gircelle le entrega sus documentos.
—Interjogue Diastro GNV0712, oficial —le dice Gircelle.
La oficial revisa la documentación y datos de Gircelle en su panel.
—¿Eres la piloto certificada interplanetaria Gircelle Ganeve? —le pregunta al mismo tiempo que lo comprueba en el sistema de su panel.
—Si, oficial, él es mi Primer Oficial y ellas son mi tripulación —le dice Gircelle con un carisma que llama la atención de otros oficiales que se encuentran cerca—. Nuestro destino es la Universidad de Dolgiavit, en Dolgiania.
—¡Muy bien! Ustedes son el futuro de nuestra Federación.
Gircelle y Arkend sonríen a la oficial.
Gircelle es la primera en ingresar al acceso. Le siguen Arkend, Madania, Vollend y Gironed.
—Gracias, Oficial Gubreid —le dice Gircelle al ver su placa.
—Buen viaje, Capitana Ganeve. Gran universidad… mis nietos estudian ahí. Disfruten mucho su estancia.
Gircelle le agradece y se despide de ella.
Los cinco son guiados a la sala ochenta y uno, donde abordarán el Diastro para viajar hacia Dolgiania.
—Bienvenidos, soy el oficial a cargo del área de la sala de abordaje —les dice el oficial que los está guiando.
Después de recorrer unos metros del pasillo móvil, el oficial y los jóvenes ingresan a la sala ochenta y uno. Equipado con los últimos avances en tecnología, comodidad y aperitivos.
Faltan cincuenta minutos para el abordaje del Diastro, el cual está posicionado debajo de la sala en el que se encuentran. Gircelle sonríe al verlo a través de los enormes ventanales.
El oficial les da unas indicaciones de protocolo previas a su abordaje.
—Estos accesos que ven a su derecha son las áreas de aseo y vestidores varoniles y femeniles de la sala —les dice mientras les entrega unos pequeños dispositivos—. Sirven para abrir los compartimentos que les asignaron, y así poder acceder a los trajes para vuelos interplanetarios… los trajes están configurados con sus medidas, así como sus rangos y puestos en la nave en la que harán el viaje.
—Gracias por la explicación, oficial, muy amable —le dice Gircelle.
—Un placer, que tengan buen viaje.
Los jóvenes se familiarizan con el dispositivo mientras se dirigen hacia las áreas de aseo y vestidores, utilizadas por los pasajeros y turistas antes de sus viajes.
—La veré en un momento, Capitana Ganeve —le dice Arkend.
—Enterado, Primer Oficial Lotpar.
Entran a sus respectivas áreas. Las jovencitas observan sorprendidas su diseño y sus innovaciones tecnológicas. Colocan sus pequeñas bolsas de viaje en los gabinetes y se acercan a los compartimentos, los cuales solamente se distinguen por el singular diseño que tiene cada ranura y por el número que contiene debajo de esta. Los compartimentos son de color turquesa, con una tonalidad tan parecida a la del Mar de Terran, que hasta simula camuflarse con la pared del área de aseo.
Gircelle titubea un poco antes de insertar su dispositivo en la ranura del compartimento que le asignaron.
—Vamos, Gizz —le dicen sus amigas para animarla.
—Es que no sé cómo podría abrirse esta cosa — les dice haciendo una mueca.
—Solo hay una manera de saberlo —le dice Madania.
La jovencita dodana introduce el dispositivo en la ranura del compartimento, el cual emite una tenue luz blanca, y luego se desliza lentamente hacia afuera. Después espera a que el compartimento termine su desplazamiento para tomar las elegantes prendas con sus manos, similares a las de los pilotos de vehículos terrestres y marítimos de alta competencia, fabricadas en una resistente tela de algodón en color azul marino y detalles en color blanco, con una capa de materiales de protección en la parte interior.
Todas sonríen al verlo, se trata de un traje de una sola pieza, diseñado para viajes interplanetarios a bordo de naves medianas. Gircelle lo ve detenidamente mientras sus amigas también abren sus compartimentos para sacar sus trajes.
Gircelle observa la matrícula del Diastro y su apellido, bordados del lado izquierdo, además de sus insignias de cuatro alas de piloto interplanetario en cada uno de los hombros. Lo saca del compartimento y lo mira con ojos brillantes.
En una caja colocada al lado de los trajes, encuentra un set de auriculares configurados por la Torre Central de la terminal para que estén sincronizados con su sistema de comunicaciones, así como un par de botas de piel oscura de vors de alta resistencia.
—Estas botas me recuerdan cuando fuimos de excursión a los Bosques de Cortran. Me ayudaron mucho para llegar sin problemas al valle donde hicimos el campamento al lado de un lago —les dice Gircelle a sus amigas mientras se colocan los trajes en los vestidores privados del área.
—Ese paseo fue genial —le dice Madania—. Tenía ganas de conocer esos arbolotes.
—Lo mejor fue la tienda con reguladores de temperatura, nos salvó del frío —dice Gircelle y todas ríen.
—Yo digo que fueron las cajas de wendroks de Promend. Gizz tenía para todos —dice Gironed.
—Si, los wendroks, con un buen termo con cabdrek lácteo hicieron especial ese fin de semana —dice Gircelle sonriendo.
Gircelle observa las insignias de cuatro alas en sus hombros. Todas le aplauden.
—Gracias por el privilegio de estar juntas esta tarde… —dice Gircelle— ese día visitamos el bosque —a través de las ventanas del área, ella observa la pista de la terminal con el atardecer de fondo—, en la noche, exploraremos el espacio exterior, y por último, iremos a Dolgiania —les dice mientras festejan en voz baja para no llamar la atención.
Madania sonríe al ver sus insignias de Ingeniera de vuelo en sus hombros.
—Un honor, Gizz —le dice Madania.
—Igualmente, Madi.
Madania le hace el saludo militar Tavet.
—Atención, Capitana presente —dice Madania.
Vollend y Gironed le hacen el saludo de igual manera. Gircelle abraza a sus amigas, sonrojada. Hacen tomas en sus paneles.
Después de ordenar sus pertenencias en las bolsas de viaje, las cuatro jovencitas caminan hacia la puerta del vestidor y al área de aseo en dirección a la sala de abordaje. Todas acuerdan que al ver a Arkend bromeen con él con poses elegantes.
Arkend sale del vestidor varonil unos segundos después, dando vuelta por la isla central de la sala, ambientado con paneles que despliegan información de destinos y vegetación variada. Enfundado en su traje con insignias de Primer Oficial, Arkend observa a Gircelle y a sus amigas posando de manera elegante ante él. Le sigue el juego a su novia, y se acerca a ella para acariciar su barbilla y besarla lentamente.
—Mi hermosa Capitana, ¿lista para volar? —le dice al oído.
—Será un honor, Primer Oficial.
Todos se abrazan y le piden a un oficial que haga una toma del momento con la pista de la terminal y el atardecer al fondo.
En los paneles de la sala se despliega información referente a las próximas salidas interplanetarias, así como una imagen en vivo del Diastro estacionado y alineado con el tobogán de abordaje. Todos se sientan a esperar en los sillones de la sala. Los técnicos les confirman a los oficiales la revisión general de la nave. El personal del módulo de migración interplanetaria de la Federación y la Torre Central autorizaron el viaje interplanetario.
Gircelle observa cómo los vehículos aceleran en las pistas principales y despegan hacia el firmamento. La velocidad de las naves y sus maniobras, así como el impacto visual de sus motores y estelas en el cielo emocionan a todos.
Los padres de los cinco llegan al mirador de la terminal para observar el despegue de sus hijos. Al salir al gran balcón, Jaelian suspira y hace un gesto de satisfacción al tener una vista panorámica de las pistas principales, acompañadas por el atardecer de Dodaine.
—La modernización que hicieron a la terminal es impresionante… —les dice Jaelian, orgulloso— viajar al espacio exterior ha sido mi máximo sueño desde que fui cadete en la Flota. Mi Gizz lo está haciendo realidad ahora.
Los padres de Arkend se acercan a ellos.
—Seguramente un equipo de ingenieros y arquitectos graduados de la Flota hicieron estas remodelaciones —le dice Jamilod.
—Mi padre y mi tío estuvieron en el equipo que construyó el primer edificio de la terminal —les dice Mardece—. Creo que específicamente la estructura interior de la Torre Central.
Jamilod sonríe ante las palabras de su esposa.
—Es espectacular —le dice Jaelian—. Es el edificio que tiene la mayor responsabilidad en Dodaine, y eso lo refleja completamente —todos lo observan con atención mientras escuchan los motores de las naves que están en la zona.
Gircelle aguarda impaciente sentada en los sillones de la sala. Con su novio se ponen a mirar recuerdos en su panel. Sus amigas conversan entre ellas.
Los grandes paneles muestran diversos anuncios publicitarios. Ciudades de la Federación, información de vuelos de llegada y salida, y en especial, al Diastro estacionado con el tobogán de acceso colocado en su fuselaje.
Gircelle no deja de observar el panel con la imagen de su blanco Matzik. Después, dirige su mirada hacia los ventanales. Los rayos del sol dolgia iluminan la pista y el mar de Terran. Arkend se levanta del sillón principal y se acerca a ella para tomar y besar su mano.
Gircelle le sonríe y se recarga sobre él.
—Ya quiero despegar, amor… —le dice Gircelle— conocer el campus, instalarnos.
Arkend la abraza suavemente.
—En cualquier momento nos confirmarán, hermosa —le dice Arkend—, seguramente están haciendo las últimas revisiones técnicas.
Ambos observan al Diastro en el panel, que está siendo revisado por un equipo de especialistas.
—Mira, hermosa, el técnico que está haciendo los ajustes en los alerones es familiar de mis papás —le dice Arkend—. Estemos tranquilos, el Diastro está en buenas manos.
Gircelle observa con atención los procesos en la nave diseñada por su padre. Paulatinamente, los equipos de especialistas se retiran conforme terminan sus revisiones.
—Veo que solo falta el combustible y los técnicos de rodaje —le dice Gircelle a su novio.
Arkend sonríe y la abraza.
Una oficial se acerca para revisar su documentación.
—En un momento les avisaremos para iniciar el proceso de abordaje —les dice.
El rostro de Gircelle se ilumina.
—Gracias, oficial.
Después de la breve revisión de sus documentos, la oficial se dirige hacia el módulo de acceso que conduce al tobogán de abordaje.
Los cinco ordenan sus cosas en sus carpetas y bolsas de viaje, y aprovechan para hacerse tomas en sus paneles personales.
Arkend admira el traje de Gircelle, ella le coquetea con distintas poses e inventa un paso de baile. Sus amigas aplauden y ríen de manera discreta.
—Te ves hermosa con este color —le dice Arkend mientras la abraza suavemente.
Gircelle le sonríe a su novio y se recarga en su hombro.
Una alerta de cuatro tonos resuena en la sala. Todos voltean a ver el panel que informa las actualizaciones de salidas. Gircelle sonríe al ver que allí está resaltada la información de su viaje, la cual muestra una imagen del Diastro con su respectiva matrícula.
La oficial y un asistente se acercan de nuevo a ellos.
—Buen día, soy la Oficial Val Olivte —les dice mientras les entrega un kit de viaje a cada uno.
—Buen día, oficial —le dice Gircelle—. Gracias, se ven muy completos —ve la bolsa con el logo de la terminal grabado en ella.
—Esperamos que les sea de utilidad para su viaje —les responde— Él es el Oficial Brirdawd —les presenta a su compañero, quien los saluda con su gorra.
—Nosotros seremos los responsables de asistirlos en el abordaje, tanto en el tobogán como en el interior de su nave.
Los oficiales les piden que los acompañen hacia la puerta de acceso de la sala, donde ingresarán al tobogán de abordaje. Gircelle y Arkend, al ser los pilotos, son los primeros en acercarse. Entregan sus identificaciones y permisos del Ministerio Dolgia de Turismo Interplanetario.
—Piloto certificada interplanetaria Gircelle Ganeve… —dice Brirdawd mientras lee los datos en el permiso—destino, Universidad de Dolgiavit en Dolgiania —el sensor del sistema termina de corroborar la información—. Bonita universidad, fui al campus el año pasado como invitado a una exhibición estudiantil de arquitectura de mi sobrino. Es impresionante, ya lo verán ustedes mismos.
Gircelle le sonríe.
—Adelante, Capitana Ganeve.
—Gracias, oficial.
Gircelle camina unos pasos en el interior del tobogán y después se detiene para esperar a su tripulación.
Arkend le entrega su permiso al oficial, quien lo pasa por el sensor del sistema.
—Adelante, Primer Oficial Lotpar —le dice Brirdawd.
Madania, Vollend y Gironed tramitan sus documentos de igual manera. Brirdawd y Olivte se levantan del módulo en la puerta de acceso y caminan con los jóvenes a través del tobogán de acceso, construido con los mismos ventanales transparentes que predominan en la terminal. Los profesionales trajes de vuelo interplanetario hacen que los jóvenes caminen orgullosos. Tal vez sienten que son un equipo de conquistadores del espacio, como lo fueron sus antepasados.
Las increíbles tonalidades del atardecer dodano iluminan las pistas, los edificios y los fuselajes de las naves de la terminal. El rostro de Gircelle se ilumina al observar, en el último tramo del tobogán, el blanco del fuselaje de su querido Diastro.
Gircelle toma con fuerza la mano de Arkend, quien percibe en su mirada que las emociones de su novia han llegado a un punto especial.
En la plataforma donde se ubica el Diastro, un equipo técnico de apoyo los espera para guiarlos en las maniobras de reversa e incorporación a la pista auxiliar. Ellos estudiaron previamente a la blanca nave después del aterrizaje, y como parte del procedimiento de despegue, se encargarán de dar instrucciones a los pilotos a través del sistema de comunicación que tienen los paneles. De esta manera, podrán dirigirlos adecuadamente en la pista que les asigne la Torre Central. Los cinco se acercan al final del tobogán donde se ubica la puerta principal de la nave.
Arkend ayuda a Gircelle a entrar a la cabina.
—Todo tuyo, hermosa.
Gircelle sonríe a su novio. Toca dos veces el fuselaje con su mano derecha antes de ingresar y observar el interior del Diastro, luego camina apresurada a la cabina de mando, como una niña pequeña que no desea que ocupen su asiento.
—Buena tarde, Capitana Ganeve —le dice la voz femenina del Diastro en el panel principal, a un lado de su timón.
Se acomoda en su asiento y se coloca sus auriculares proporcionados por el sistema de la Torre Central.
—Hola, Diastro —le dice, observando el panel principal y sosteniendo el timón con fuerza—, ¿lista para conquistar el espacio exterior Federado?
Enciende los sistemas de su timón y de los paneles auxiliares de mando.
—Lista para llevarlos hacia donde ustedes deseen —le responde la voz.
Arkend se instala en su asiento de Primer Oficial después de ayudar a ingresar al resto de la tripulación. El Oficial Brirdawd es el último en entrar.
Los oficiales observan con detalle la cabina del Diastro.
—Fue diseñado por mi padre y su equipo en Interjogue —les dice Gircelle—. Lo fabricaron en aleación de Distrum. Este será nuestro primer vuelo interplanetario.
—Es hermoso —le dice la Oficial Olivte—. No había conocido un vehículo interplanetario con un diseño como este.
El Oficial Brirdawd está de acuerdo con su compañera.
Los oficiales colocan unas pequeñas maletas en las mesas del área de descanso a un lado de la cabina de mando. Los cinco jóvenes los observan mientras los oficiales las abren para tomar unos dispositivos y explicarles su propósito.
—Estos dispositivos serán de vital importancia durante su viaje por la Ruta Thende —les dice Olivte—. No deberán quitarlos de la cintura de sus trajes por ningún motivo…
—Además les darán un seguimiento de su estado general de salud, desde el despegue hasta el aterrizaje en la terminal del campus en Dolgiavit —agrega Brirdawd—, en donde un equipo médico los atenderá después de que desembarquen.
Olivte se acerca a ellos después de tomar otros dispositivos similares.
—A diferencia de los sensores que monitorearán su salud general —les dice Olivte—, estos dispositivos medirán su presión sanguínea, reflejos generales, y su respuesta corporal a la gravedad dos, que predominará en la cabina cuando ingresen a la Ruta Thende.
Olivte coloca los sensores inalámbricos de los dos dispositivos en los hombros y en las cinturas de cada una de las jóvenes.
Gircelle observa los dispositivos.
—Oficial Olivte, ¿estos botones de aquí son para comunicarnos con la terminal en caso de que lo necesitemos? —pregunta Gircelle.
—Así es, capitana. Los botones y sensores se mantendrán siempre activados por el sistema hasta que aterricen en Dolgiavit.
Brirdawd coloca los sensores y los dispositivos a Arkend.
Los oficiales les dan indicaciones de cómo utilizar los dispositivos, así como los códigos que deben usar al comunicarse con la Torre Central, los oficiales de la terminal, o con la Flota Tavet.
Pequeñas alarmas suenan en el dispositivo que mide la presión sanguínea de Gircelle. Su ritmo cardíaco aumenta y muestra un semblante nervioso, pero a pesar de eso, conserva su característico carisma y convicción.
Gircelle no suelta el timón, trata de relajarse un poco al dirigir su mirada hacia la pista. Arkend percibe la tensión en el rostro de su novia y toma su mano para tranquilizarla.
—Hermosa, debemos programar el secuenciador con las coordenadas de Dolgiavit y encender los motores —le dice Arkend.
Gircelle reacciona después de quitar su mirada de las ventanillas. Voltea a ver a Arkend, quien extiende su brazo izquierdo para acariciar su barbilla. Ella le sonríe un poco.
—Claro, amor, las emociones me ganan. Hay un planeta que conquistar ahora.
Arkend y sus amigas sonríen y festejan sus palabras.
—Diastro, inicia secuencia de encendido de motores —le indica Gircelle mientras maneja los menús táctiles del panel principal con pequeños temblores en sus manos.
La Oficial Olivte se da cuenta de ellos y se acerca a Gircelle.
—¿Se siente bien, Capitana Ganeve? —le pregunta Olivte—. Veo malestares en su rostro y manos.
Gircelle asiente.
—Son mis emociones, oficial, han sido demasiadas desde ayer —le dice—. Me siento mejor, este es uno de los sueños de mi vida, y estoy decidida a lograrlo.
Olivte le sonríe. Arkend toma su mano.
Madania ocupa su asiento en los paneles de Ingeniería para la configuración de encendido de motores y la programación de las coordenadas de destino.
—Ingeniería de vuelo lista y en posición, cabina de mando —dice Madania, solemne.
—Enterada, Ingeniera Madi —le dice Gircelle—. Por favor confirma desplegado de secuencia de encendido en tus paneles.
—Secuencia de encendido en proceso, setenta por ciento, Capitana Gizz —le dice Madania vigilando la estabilidad de la secuencia.
Arkend observa a Gircelle programar con mucha concentración y dedicación el plan de vuelo y las coordenadas en el panel de su timón. Entonces aprovecha para hacer una toma de imagen con su panel personal.
Vollend y Gironed se acomodan sus dispositivos en la cintura de sus trajes siguiendo las indicaciones de los oficiales de la terminal, así como sus auriculares configurados por el sistema de la Torre Central y sus bandas de protección en sus asientos.
Arkend se da cuenta de la tensión en el rostro de Gircelle, programando con rapidez las interfases en el panel de su timón. La ternura y expresividad de sus ojos captan la atención total de su novio. Gircelle percibe que Arkend no la deja de mirar y rompe su concentración con una mirada profunda.
—Amor, no me distraigas —le dice Gircelle—. Estamos por despegar y debemos configurar bien todo.
—Es un momento muy importante para todos, hermosa —le dice Arkend—, pero también quiero que sonrías al igual que nosotros… las maniobras las haremos siempre juntos como las habíamos planeado... tranquila, amor, en este viaje trabajaremos muy fuerte, pero también nos divertiremos —le dice a su novia acariciándole su mejilla izquierda.
Gircelle toma la mano de Arkend para corresponder su gesto, esbozando una sonrisa.
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