Kitabı oku: «Estereotipos interculturales germano-españoles», sayfa 6

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España es quizá el menos visitado de los países por parte de los viajeros; y ya sólo por eso no es de sorprender que los pocos que se deciden a ello lleguen al país con una cantidad de prejuicios comparativamente mayor de lo que ocurre con otros países, y estos prejuicios dificultan tanto más una visión desprejuiciada cuanto que casi siempre están mezclados con una buena dosis de arrogancia. (...) Ya esta arrogancia es suficiente para cerrar los ojos también a los viajeros formados e instruidos (...) Pero uno de los obstáculos principales de los viajeros es la carencia de un dominio suficiente de la lengua del país. (...) Estas y otras circunstancias (...) pueden explicar que, de hecho, muchos viajeros sólo visiten España para, con los ojos cerrados, afianzar los prejuicios que traen consigo y las manifestaciones desagradables aisladas con las que se encuentran sin querer, y propagar como realidad del país y del pueblo las creaciones de su propia fantasía o reminiscencias de informes de quienes los precedieron...

Cuando se trata de establecer una fenomenología de la imagen de los españoles de entonces con un instrumental analítico actual es preciso añadir a las consideraciones de Huber unos factores condicionantes más, tanto colectivos como individuales, que suelen influir en la percepción de la realidad ajena; me refiero al considerable desnivel social entre los viajeros alemanes de cultura burguesa y la realidad de atraso de España, un país fundamentalmente rural; a la distancia geográfica y climatológica y la asincronía o disparidad histórico-temporal existente a la sazón entre las culturas alemana y española en cuanto a formas de vida, espectáculos, gustos estéticos, hábitos alimenticios, etc. Además de estos condicionantes colectivos hay que contar, por supuesto, con otros de carácter ya más individual o biográfico: las experiencias previas y los conocimientos del viajero, así como los motivos y las circunstancias del viaje, distintos en cada caso, todo lo cual tiene una influencia determinante en la percepción global resultante –después de todo, sólo se ve aquello que se está preparado para ver, o dispuesto a ver–.

Las características más llamativas y repetidas de esa percepción del «español» aparecidas en las diferentes publicaciones alemanas de la época están recogidas o condensadas en la Allgemeine Real-Encyclopädie für die gebildeteten Stände (ConversationsLexikon), del año 1836, sin duda muy consultada entonces por las clases cultivadas. En la entrada correspondiente a España y en el apartado que dedica a su «Situación actual» (pp. 444 y ss.) se encuentra lo siguiente:

La fantasía y el espíritu exaltado llevan al español, en su fogosidad, muchas veces más allá de su meta; sin embargo, posee una innata capacidad para las grandes ideas y una considerable fuerza de voluntad para superar los obstáculos. Pero las buenas características del pueblo parecen diamantes en bruto. En general, el español es comedido, constante, parco en palabras y noble de espíritu, y además amante de la verdad y muy sumiso. La gravedad, empero, se percibe más en los hombres de los estamentos nobles que en las mujeres y en el pueblo llano. Este muestra una notable vivacidad y agudeza de ingenio a la par que una cierta despreocupación y alegría de vivir. El español llano se contenta con poco, no le importan en demasía los bienes materiales, de tal modo que se le podría tomar por un sabio de la escuela de Diógenes (...). Sin embargo, a cada instante asoma su orgullo, un orgullo de su estirpe, rango y fe. Además, es malicioso, susceptible y muy rencoroso. Ese mismo orgullo separa al mismo tiempo las diferentes etnias. El español del norte, sobre todo el vizcaíno o asturiano, miran con prepotencia al del sur, quien, con su tez morena y su estatura más baja apenas puede desmentir las huellas de su descendencia árabe (...) El español es, como el hombre del sur en general, abiertamente sensual, aunque menos dado a los placeres que el francés, y menos ruidoso, ágil o parlanchín que el portugués o el napolitano...

Al leer esta descripción y compararla con la del Zedler, la gran enciclopedia del siglo XVIII, nos damos cuenta de que resume todo el catálogo de tópicos de la época y casi no difiere de aquella obra de consulta publicada sesenta y seis años antes. Resulta sorprendente que esta descripción no registre las modificaciones graduales que fueron alterando el cuadro perceptivo, hasta constituirse la imagen de España como «jardín encantado de las Hespérides» (Johann Gottfried Herder), que preparaba el terreno a la idealización romántica; tampoco recoge la exaltación romántica del pueblo español por autores alemanes próximos al ideario romántico, que entretanto se había ido consolidando entre cierta literatura de viajeros.

Quisiera concluir mi exposición con el juicio que merece a Pierre Chaunu la «leyenda negra», que sin duda ha de resultar esclarecedor para avanzar en el debate imagológico sobre la idiosincrasia de la colectividad española:

Las representaciones exteriores de España son también las que le han afectado más profundamente. Estamos en presencia de un doble efecto, más complejo que en ningún otro caso. La leyenda negra es el reflejo de un reflejo, una imagen doblemente deformada puesto que aparece doblemente reflejada. La leyenda negra es, por así decir, la imagen exterior de España tal y como España la percibe. La especificidad profunda de la leyenda negra radica no tanto en el hecho de que la representación exterior de España haya sido más intensa y más exageradamente atacada que la de otros países, sino especialmente en que esta imagen de sí misma ha afectado a España como no ha afectado ninguna otra imagen externa a cualquier otra nación. La leyenda negra consiste, por tanto, en los rasgos negativos –que son objetivamente los más repetidos– que la conciencia española descubre en la imagen de sí misma.6

Nos encontramos por tanto en una situación singular de la hermenéutica intercultural, por cuanto que, para usar la terminología del antropólogo Kenneth Pike, en el presente caso la perspectiva etic –desde fuera, exterior– coincide básicamente con la que nos proporciona la emic o interna, la de los mismos españoles.

BIBLIOGRAFÍA

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[BOURGOING, Jean François] (1800): Bourgoings neue Reise durch Spanien in den Jahren 1782-1793, oder vollständige Uebersicht des gegenwärtigen Zustandes dieser Monarchie in allen verschiedenen Zweigen [trad. del francés y con observaciones adicionales de Christian August Fischer], Jena.

DIETMANN, Carl Glob y Johannes Gott HAYMANN (1764): Neueste Europäische Staatsund Reisegeographie worinnen die zwey Königreiche Portugal und Spanien (...) ausführlich beschrieben werden, vol. 11, Dresde/Leipzig, Dresdnisch. Adreß-Comtoir.

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IGLESIAS, Carmen (1998): «España desde fuera», en España. Reflexiones sobre el ser de España, Madrid, Real Academia de la Historia, pp. 377-428.

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RADERS, Margit (2003): «Überlegungen zur Spanien-Rezeption in Deutschland und Weimar-Jena (1770-1830) anhand zeitgenössischer Reiseberichte und anderer landeskundlicher Werke», en D. Briesemeister y H. Wentzlaff-Eggebert (eds.): Von Spanien nach Deutschland und Weimar-Jena: Verdichtung der Kulturbeziehungen in der Goethezeit, Heidelberg, Winter, pp. 67-133.

— (2005a): «Viajeros alemanes por España entre la Ilustración y el Romanticismo», en R. Merinero Rodríguez (ed.): El Bandolerismo en Andalucía..., Lucena, Ayuntamiento de Lucena, pp. 51-116.

— (2005b): «Christian August Fischer: Reise von Amsterdam über Madrid und Cadiz nach Genua in den Jahren 1797 und 1798. ¿Impresiones de un viajero o ficción literaria?», en I. Hernández, M. Raders y M.ª L. Schilling (eds.): Das Fremde im Eigenen: Sprache, Literatur und Kultur des deutschen Sprachraums aus interkultureller Perspektive..., Madrid, Ediciones del Orto, vol. I, pp. 225-239.

RADERS, Margit (2006): «Impresiones de España recogidas por un alemán entre la Ilustración y el Romanticismo: Christian August Fischer y sus libros de viaje», Revista de Filología Románica. Anejo IV 8, pp. 315-327.

— (2009): «España durante la Guerra de la Independencia en la mirada de combatientes y viajeros alemanes», en B. Raposo y E. Weber (eds.): Guerra y viaje: una constante histórico-literaria entre España y Alemania, Valencia, Universitat de València, pp. 113-127.

[VOLKMANN, Johann Jacob] (1785): Neueste Reisen durch Spanien (...) aus den besten Nachrichten und neuern Schriften zusammengetragen von Johann Jakob Volkmann, 1.ª parte, Leipzig, Fritsch.

ZEDLER, Johann Heinrich (ed.) (1732-1750): Grosses vollständiges Universal Lexicon Aller Wissenschafften und Künste Welche bishero durch menschlichen Verstand und Witz erfunden und verbessert worden, Leipzig/Halle, 64 vol. [aquí la entrada «Spanien» (1743), vol. 38, col. 1107-1164].

ZEILLER, Martin (1637): Itinerarium Hispaniae oder Reiß=Beschreibung durch die Königreich Hispanien und Portugal, Nuremberg.

— (1700): Des Königreichs Spanien Land-, Staatsund Städte-Beschreibung..., Leipzig.

— (1711): Die neuesten Reisen nach (...) Spanien (...), trad. del francés, Hamburgo/ Leipzig, La Hontan.

— (1783): Sammlung der besten und neuesten Reisebeschreibungen..., Berlín, Mylius [aquí vol. 23: extracto de los viajes por España publicados desde 1770].

— (1836): Allgemeine deutsche Real-Encyklopädie für die gebildeten Stände (Conversations-Lexikon), Leipzig, Brockhaus, 12 vol. [aquí vol. 10, pp. 388-465].

1. Por las limitaciones de espacio centraré mi exposición en descripciones del aspecto físico de los españoles y en juicios de la época sobre su «carácter nacional», dejando fuera de consideración otras realidades como la descripción física o paisajística de España, la diversidad de sus regiones, etc. De todo ello me he ocupado ya en otros estudios (Raders, 2003 y 2005a), así como también de fenómenos socioeconómicos como el bandolerismo a los ojos de los viajeros alemanes de la época (Raders, 2005a: 76-85). Pueden asimismo consultarse detalles de la visión del país por participantes alemanes en la Guerra de la Independencia en Raders, 2009: 113-127.

2. Para el origen de la leyenda negra alemana, véase también los «Tischreden» de Lutero, en los que despotrica, lejos de cualquier contextualización histórica, contra España, el adversario espiritual, y ello basándose en tres componentes: la influencia árabe y judía antes de 1492 y la posterior ambición hegemónica en lo político-religioso de la monarquía católica: «Galli sunt lascivi, sed Hispani sunt plane feroces, qui Italos et Gallos omni malitia superant» (TR IV, n.º 4049, 101).

3. En lo que sigue se presentará en todos los casos una traducción de los textos alemanes realizada por la autora de este trabajo.

4. No puedo entrar aquí por las conocidas limitaciones de espacio en comentarios sobre el «carácter nacional» de las españolas. Diré sólo que casi todas las fuentes alemanas consultadas coinciden en una caracterización física y moral que Ehrmann resume con los siguientes epítetos: «sensuales, vanidosas, enamoradizas, coquetas, seductoras, testarudas, caprichosas, cariñosas, atrevidas, sinceras (...) Poseen una gran vivacidad, un humor fino, una disposición alegre y apacible y el arte de entretener» (p. 258).

5. Para la visión de los españoles por parte de otros viajeros alemanes de la época, además del ya citado Christian August Fischer –Carl Christoph Plüer, Anton Friedrich Kaufhold, Friedrich Gotthelf Baumgärtner y Carl Friedrich August Grosse–, véase especialmente el estudio de Ulrike Hönsch (2000). En Raders (2005a: 106-116) se incluye una extensa relación de estudios sobre los viajeros alemanes en España.

6. Citado por Carmen Iglesias (1998: 382).

LA IMAGEN DE LA ESPAÑOLA EN EIN WINTER IN SPANIEN DE FRIEDRICH WILHELM HACKLÄNDER

Sabine Geck

Universidad de Valladolid

1. ¿QUÉ ES UN ESTEREOTIPO?

Partimos de la definición propuesta por Hinton (2000: 26) de que «el estereotipaje es la atribución de características a una persona basada en su pertenencia a un grupo».1 Al igual que muchos otros autores, creemos que el planteamiento para el estudio de los estereotipos debe ser cognitivo.

Opinamos que, en el caso de un estereotipo, se trata de dos (o más) conceptos que surgen de forma conjunta, es decir, de una asociación habitual de conceptos, con la peculiaridad de que uno de estos conceptos evoca al otro o a los otros (relación asimétrica). Las personas recibimos esta unión de conceptos durante nuestra socialización, al igual que el resto del bagaje cultural. La denominación francesa idées reçues («ideas recibidas») refleja muy bien este hecho.

Podemos ir más lejos y decir que los estereotipos presentan, en la esfera conceptual, una especie de discurso repetido, al igual que las unidades fraseológicas en la esfera del lenguaje. Como éstas, presentan las siguientes características: cierta frecuencia de coaparición, convencionalización y fijación conceptual (pero no necesariamente lingüística). No es de extrañar, por lo tanto, que los refranes y otros fraseologismos sean los depositarios de muchos estereotipos.

La pregunta por los estereotipos es: ¿cómo pensamos que ha de ser un determinado objeto (o una determinada persona) para que nos parezca que pertenece plenamente a su categoría, para que sea un digno representante de ésta? De hecho, las expresiones digno de su nombre, seines Namens würdig sein o seinem Namen alle Ehre machen son un reflejo de este hecho conceptual.

En principio, los llamados estereotipos nacionales no difieren de los demás, ya que consisten también en la asociación habitual de dos conceptos, uno de ellos referido a los integrantes de una nación. Hay que recordar que las naciones son construcciones mentales (eso sí, con consecuencias en la realidad como la fundación de estados nacionales o las guerras) y que deben verse en una línea con construcciones de otro tipo de grupos de personas: las mujeres, las rubias, los conductores de un determinado modelo de coche, etc. Con frecuencia, el concepto de estereotipo es utilizado directamente para referirse a estereotipos nacionales. Por imagen entendemos en el contexto de esta aportación el conjunto de rasgos de un colectivo presente en un caso particular, por ejemplo en un texto.

Para construir conceptos grupales o identidades y alteridades colectivas se recurre a supuestas características como rasgos distintivos de estos grupos. Se postula un dentro y un fuera, dos recipientes por lo tanto, el ingroup (‘grupo propio’) y el outgroup (‘grupo ajeno’). Estas características (llamadas codes, ‘códigos’, en el planteamiento semiótico de Giesen; cf. Krümmer, 2004: 29) son de diferente índole: pueden ser culturales o, supuestamente, biológicas (sexo, parentesco, origen o etnicidad) y, por lo tanto, inalterables, lo que impide que los componentes del outgroup se puedan convertir en miembros del ingroup. Es importante dejar claro que postular rasgos biológicos es también un hecho cultural («limpieza de sangre»).

Es frecuente que se produzca una «positivización de la imagen propia» (Titzmann, 1999: 107 y ss., cit. en Krümmer, 2004: 28) y, consecuentemente, una «negativización de todas las imágenes ajenas», que se produce mediante la maximización de los rasgos indexados como «ajenos». De una forma más general, Hinton (2000: 109, glosando a Tajfel, 1969: 82) explica que «[a]l hacer estas clasificaciones tendemos a exagerar las diferencias entre grupos y subestimar las diferencias que hay dentro de estos grupos». Muchas veces se proyectan oposiciones simples sobre los dos grupos postulados, como por ejemplo grande vs. pequeño, claro vs. oscuro, puro vs. impuro, limpio vs. sucio, agradable vs. maloliente, comible vs. incomible, etc.

El caso de los estereotipos tiene que ver, por lo tanto, con prototipos, esquemas y la categorización de objetos y personas. Se trata de un mecanismo normal y, sobre todo, necesario en la percepción de nuestro entorno, porque tiene una finalidad heurística (Hinton, 2000: 64), ya que estereotipar nos permite actuar inmediatamente. El proceso de categorización y, por lo tanto, la estereotipación, es imposible de erradicar de nuestras mentes porque, al menos en tiempos remotos, «mejoraba nuestras posibilidades de sobrevivir» (Hinton, 2000: 68). Una importante característica de los estereotipos es su resistencia a cambiar. Tienden incluso a autoafirmarse (Hinton, 2000: 98), al estilo de una self-fulfilling prophecy (‘profecía autocumplida’), y, muchas veces, procesar información contraria a un estereotipo deriva únicamente en la creación de subtipos, a la manera de «la excepción que confirma la regla».

Este mecanismo, el de construir grupos o identidades colectivas, observable a lo largo de la historia de la humanidad, radica en la propia evolución. Reichholf (2009: 140) explica: «Por lo visto, a diferencia de casi todas las demás especies animales (...) el hombre tiende a clasificar a miembros de su propia especie como “diferentes”». La lucha por la supervivencia premiaba a los que se mostraban cooperativos hacia dentro y agresivos hacia fuera (Reichholf, 2009: 144). Siempre según Reichholf, la identidad cultural es la que funciona como separador entre los grupos y es especialmente la lengua común el factor que sirve para identificar a miembros del mismo grupo (Reichholf, 2009: 211): «Respecto a la diversidad de lenguas, la especie del hombre se comporta como si estuviera compuesta por varias especies. (...) La separación está causada por la falta de entendimiento». De hecho, como observa Riutort (2009: 53): «D’una manera no conscient, continuem pensant que els que no parlen la nostra llengua no poden pas formar part del nostre món». Dicho en clave de metáfora cognitiva, tendríamos la lengua en sí es la propia lengua y el hombre en sí es el miembro del propio grupo.

Los estereotipos nacionales no se pueden tratar como si fuesen un fenómeno neutro respecto al género. Bock (2009) resalta que

Los planteamientos de género de los nacionalismos subrayan el hecho de que las imágenes nacionales de mujeres y hombres son un aspecto clave en el proceso de la formación y el mantenimiento de la identidad nacional, y la categoría de género no es un rasgo entre muchos, sino que representa un «patrón estructural» de los estereotipos nacionales. Añadimos que «la española» como estereotipo está particularmente bien delimitada frente a las mujeres de otras nacionalidades, al menos desde la perspectiva de la cultura alemana.

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