Kitabı oku: «Causa para Matar », sayfa 7

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CAPÍTULO TRECE

El miércoles por la mañana, bien temprano, Avery entró a la oficina para revisar sus mensajes y revisar si alguna pista nueva había aparecido. La perturbadora entrevista con George sólo había confirmado una cosa: estaba loco. ¿Podía ser el asesino? Seguro, Avery había comenzado a sospechar, pero había aun otros caminos que debía recorrer.

Quedaba un último sospechoso: El novio de Cindy Jenkins, Winston Graves. Graves era campeón de esgrima de Harvard de una familia de élite. Su padre era dueño de varias cadenas de supermercados y su madre era asidua a QVC. Desde todo punto de vista, era un estudiante y atleta dedicado que no había trabajado un sólo día de su vida, pero aun así había obtenido las mejores notas y tenía aspiraciones de representar a su país en los Juegos Olímpicos.

Las chances no eran muchas, pensó, pero valía la pena investigarlo.

"Oye, Black," gritó el capitán, "ven aquí."

Finley Stalls se sentó frente al escritorio del capitán, como un ladrón a punto de ser atrapado con las manos en la masa. A pesar del breve momento de camaradería el día antes, Avery no quería saber nada con él. Policía de rondas, habitualmente asignado a cualquier división de homicidios que estuviese en necesidad, él era, creía ella, perezoso, malvado, poco confiable, y tiene un acento tan grueso y rápido que era casi imposible entender lo que decía la mitad del tiempo.

"¿Qué hay de nuevo, capitán?"

O'Malley tenía puesta una camisa color azul marino de manga larga y pantalones marrón claro. Una barba de dos días le decoraba el rostro y parecía haber dormido poco.

"Parece que Thompson derribó las puertas correctas," dijo. "Recibimos una llamada esta mañana de Shelly Fine, madre de nuestro supuesto perpetrador. Parece que le prestó dinero para alquilar una cabaña en la Bahía de Quincy por todo el mes. Aquí está la dirección," dijo entregándole un trozo de papel. "Ese puede ser el lugar. Ve hasta allí ahora. Si es ese, me encontraré con el jefe esta tarde para planificar la conferencia de prensa."

Avery revisó la dirección.

Al suroeste, pensó, en el agua. Lejos del lugar del secuestro o de las rutas del auto. El trabajo de inteligencia de Jones había ubicado al asesino manejando en la dirección opuesta luego del callejón en Cambridge. Y Thompson había visto al auto yendo hacia el norte.

"Claro," dijo ella, "Iré allí esta tarde."

"¿Qué estás? ¿Borracha?", dijo bruscamente. "Acabo de darte la dirección potencial de nuestro asesino, ¿y me dices que quieres esperar hasta la tarde?"

"Thompson y Jones pasaron casi todo el día repasando las rutas del auto. Vieron a la camioneta irse al norte desde el parque y al oeste desde el callejón. Ni una vez giró hacia el sur. No digo que Fine no sea el asesino. Sólo estoy pensando."

"Escucha, Black. Puedes pensar todo lo que quieras. ¿Quieres seguir otras pistas? Pues hazlo. Luego de que revises esta cabaña. ¿Me escucharon? En lo que a mi concierne, este caso está cerrado. Lo quiero envuelto y con una linda cinta arriba. Más te vale que me dejes bien parado frente al jefe."

"Claro," dijo ella, "no hay problema."

"Eso suena muchísimo a 'haré lo que yo quiera,'" dijo O'Malley. "Mira, Avery," dijo él y se tranquilizó, "Sé que eres lista. Por eso fuiste ascendida, ¿de acuerdo? Y sé que tienes buenos instintos. Pero necesito un cierre. ¿Si me equivoco? Perfecto. Refriégamelo en el rostro todo lo que quieras. ¿Pero por ahora? Tenemos la mejor pista hasta el momento y espero que la sigas."

"Entendido," dijo ella.

"Bien," respondió él, "ahora llévate a tu nuevo compañero y vete de aquí."

"¿Finley?"

"Sí," dijo él. "¿Tienes algún problema con eso?"

"¿Es en serio?"

"¿Qué?" dijo el capitán, desafiante. "¿Crees que voy a darte un buen policía? Tu primer compañero está muerto. El segundo en el hospital. Finley está perfecto. Resuelve todos mis problemas. ¿Si lo hace bien? Perfecto. ¿Si lo matan? No hay problema. Al menos puedo decirle al jefe que al fin me saqué un peso de encima."

"¡Estoy aquí!" gritó Finley.

O'Malley lo señaló.

"No me decepciones," dijo con brusquedad. "Estoy cansado de esto, ¿me escuchas, Fin? Prueba que sirves para algo en este caso y tal vez reconsideraré mi opinión sobre tu dedicación como oficial. Desde ahora, eres sólo un policía racista al que cambian de departamento a departamento porque nadie quiere despedirte. ¿Es eso lo que quieres? ¿Te gusta ese título? Bien. No más pérdidas de tiempo. Haz lo que ella diga y compórtate. ¿Entendido?"

* * *

"¿Qué se le ha metido?" dijo Finley cuando se fueron. Las palabras fueron pronunciadas con extrema velocidad, y con un acento tan grueso que Avery pensó que había dicho "Queseleametío" y tuvo que tomarse un minuto para descifrarlo.

Le sacaba al menos una cabeza en estatura y parecía una supermodelo comparada con él con sus labios de rana, cachetes regordetes, ojos grandes, y complexión baja y rechoncha.

Apenas intercambiaron palabra hasta que llegaron al auto.

El BMW blanco pareció ofender a Finley.

"¡Vaya!" gritó. "No me pienso meter en esa cosa."

"¿Por qué no?"

"Es un auto de chica."

Avery se metió de un brinco.

"Como quieras."

Finley, completamente fuera de su elemento en su uniforme azul de rondas parado junto a un convertible BMW, parecía tan abatido como un gatito en medio de una tormenta.

"Oye, Fin," gritó un policía a la distancia. "Lindo auto."

"Oh, rayos," se quejó Finley.

"Se llama karma,” dijo Avery cuando Finley se metió a regañadientes y cerró la puerta. "Todo vuelve."

Salió del estacionamiento y giró hacia el oeste.

"Oye," dijo él, "¿adónde vas? La Bahía de Quincy está en la otra dirección."

"Ya llegaremos," dijo ella.

"Espera un minuto," se quejó Finley. "Yo también estaba en esa oficina. El capitán dijo que fuéramos a la Bahía de Quincy. Sin excepciones."

"También dijo que me hicieras caso."

"De ninguna manera. De ninguna manera," gritó Finley. "No puedes arruinarme esto, Black. Da la vuelta. Esta es mi última oportunidad. El capitán me detesta. Tenemos que hacer lo que diga."

Las consonantes que no pronunciaba y la velocidad verbal hicieron temblar a Avery.

"¿Alguna vez te escuchas a ti mismo?" preguntó. "Quiero decir, ¿alguna vez te grabas hablando y luego lo escuchas e intentas entender qué cosa dijiste?"

Finley parecía confundido.

"Olvídalo," propuso.

"Black, de verdad," insistió.

"¿Alguna vez te has cruzado con un asesino serial?" preguntó ella.

"No. Sí. Bueno, tal vez." pensó Finley.

"Hay algo diferente en ellos," dijo Avery, "algo diferente al resto de la gente. No sabía eso hasta que representé a uno como abogada y pensé que era inocente. Luego de que resultó que estaba equivocada, comencé a ver las cosas en forma diferente. Su casa, lo que coleccionaba. Por fuera, parecían cosas normales, pero en retrospectiva, eran señales. Una sombra lo velaba todo," recordó, "una sombra que quería ser disipada."

"¿De qué demonios estás hablando?" se quejó Finley.

Avery dejó salir un gran suspiro.

"Puede que George Fine sea el asesino," dijo. "Acosó a chicas y atacó a un policía. Pero lo que vi a su alrededor, no encaja. Apunta a algo distinto, como un muchacho demente que está atrapado dentro de su propia cabeza. No hay pruebas sólidas de nada más, lo que me hace pensar que la casa es sólo un escape, un lugar adonde va a tratar de salir de su propia cabeza. No sé, tal vez esté equivocada. Ya llegaremos a la casa. Lo prometo. Sólo dame una hora."

Finley sacudió la cabeza.

"Mierda, estoy arruinado."

"Todavía no," dijo ella. "Sólo un breve desvío hacia Harvard a entrevistar al último sospechoso y luego vamos a la Bahía de Quincy."

Un silencio de muerte duró el resto del caminó hasta Cambridge. En un momento, un poco curiosa sobre Finley y su complicado pasado juntos, Avery levantó una ceja e hizo una pregunta.

"¿Por qué siempre eres tan imbécil?"

"¿Contigo?"

"Sí, conmigo."

Finley se encogió de hombros como si la respuesta fuese obvia.

"Eres una chica," dijo. "Todo el mundo sabe que las chicas no son buenas policías. Escuché que eras lesbiana también. Te gusta acostarte con asesinos seriales, ¿verdad? Una locura. Eres una mujer demente, Black. Además, siempre te ves como si pertenecieras a otro sitio. Entonces me digo: ¿por qué no se va a trabajar a otra parte si no le gusta aquí? Eso es todo. Te molesto. Tienes que contestar si quieres respeto," dijo, dándole un puñetazo al aire. "Pum, pum, pum."

Avery empezó a preguntarse si no sería un poco especial.

* * *

"¿Puedo ayudarte?"

Winston Graves encajaba perfectamente en la descripción de las chicas de la sororidad: arrogante, distante, alto, oscuro, y atlético. Tenía ojos verdes soñadores y un cuerpo tonificado y bronceado. Aunque no era exactamente igual al hombre que había visto en los videos de vigilancia, intentó imaginárselo disfrazado y encorvado, para que pareciese más bajo.

En el porche de su apartamento de planta baja, tenía puestos pantalones cortos de baloncesto de color blanco y rojo, sandalias y una musculosa. Tenía unos libros en la mano. Le echó una mirada a Finley, quien se alejó un poco en la acera y miró a Winston como un pitbull listo para atacar.

"Mi nombre es Avery Black," dijo ella mostrando su placa. "Soy de Homicidios. Quiero hacerte algunas preguntas sobre Cindy Jenkins."

"Ya era hora," dijo él.

"¿A qué se refiere?"

"Llamé a la policía el domingo. ¿Esta es la primera vez que alguien creyó que sería importante hablar conmigo? Ja," rio falsamente, "Estoy emocionado."

"No creo entender bien," dijo Avery. "¿Tienes algo que agregar al caso? ¿Por eso querías que la policía te contactase?"

"No," dijo, "Sólo estoy asombrado ante la estupidez de nuestros funcionarios públicos."

Avery hizo un gesto de dolor.

"Ay," dijo Finley. "Más te vale que cuides esa sabionda boca que tienes, niño Harvard, porque te arrestaré por obstrucción a la justicia."

Winston miró a Finley, arrogante al comienzo; pero luego cuando pudo ver claramente sus ojos iracundos, pareció mostrar un leve destello de duda y humildad.

"¿Qué quieres?" exigió Winston.

"Puedes empezar por decirme dónde estabas el sábado por la noche," dijo Avery.

Winston se rio.

"¿Es en serio?" dijo. "¿Soy un sospechoso ahora? Esto cada vez se pone mejor."

Un aire poderoso y protegido rodeaba a Winston, como si fuese intocable, por encima de todos, y bendecido por el dinero y el derecho innato. Le recordaba a Avery a todos los multimillonarios con los que había trabajo cuando era abogada. Durante ese momento de su vida, ella probablemente actuase como él.

"Sólo estoy siguiente el procedimiento habitual," dijo ella.

"Estaba jugando al póquer con mis amigos. Todos estuvieron en casa hasta alrededor de la medianoche. ¿Quiere comprobarlo? Adelante. Aquí tiene algunos nombres," y nombró a unos cuantos de sus compañeros de Harvard.

Avery tomó notas.

"Gracias por eso," dijo. "Y, ¿cómo estás tú?"

Frunció el ceño.

"¿Qué se supone que signifique eso?"

"No lo sé, sólo intento ser comprensiva. ¿Cómo te sientes? Me imagino que esto debe haber sido muy difícil para ti. Por lo que tengo entendido, Cindy y tú tenían una relación larga. Dos años, ¿correcto?"

"Muy buen trabajo detectivesco," dijo sarcásticamente. "Cindy y yo ya no estábamos juntos. No oficialmente, pero en los últimos meses, se había vuelto dolorosamente evidente el hecho de que no debíamos estar juntos. Estábamos yendo en direcciones diferentes. Estaba a punto de romper con ella. Así que no, no estuve tan destrozado. Es una tragedia horrible. Estaba afectado cuando me enteré de lo sucedido, pero si están buscando lágrimas, vinieron al lugar equivocado."

"Vaya," dijo Avery. "Sólo han pasado tres días."

"Lo siento," estalló Winston, "¿me estoy perdiendo de algo? ¿Vienen a mi casa, me hacen sentir como un sospechoso, cuestionan mi relación, y luego me hacen sentir culpable por mis emociones? Más le vale que tenga cuidado con sus palabras, detective, o llamaré a mi abogado y me aseguraré de que le pongan una correa más corta."

"¡Cierra la maldita boca!" gritó Finley apuntando un dedo.

Avery le devolvió una mirada que decía "no estás ayudando."

Su teléfono sonó.

"Black", dijo.

O'Malley estaba en la línea.

"Dejen lo que sea que están haciendo," dijo en un tono urgente pero suave. "Den vuelta el auto y diríjanse al Camino Violeta en el Cementerio Mount Auburn en Watertown. Ponlo en tu teléfono y ve hacia ahí ahora. Pregunta por un detective llamado Ray Henley. Él está a cargo. La cabaña puede esperar."

"¿Qué pasó?" preguntó ella.

Hubo una pausa de tres segundos.

"Acaban de encontrar otro cuerpo."

CAPÍTULO CATORCE

El Cementerio Mount Auburn era una lujosa propiedad con caminos serpenteantes, lagos, y frondosos bosques con lápidas esparcidas por todas partes.

Una cantidad de patrullas de policía de Watertown, justo con autos comunes, una ambulancia, y una camioneta de forenses, hacía imposible la tarea de conducir hacia el Camino Violeta. Los árboles oscurecían la mayor parte de la luz solar. Varios grupos de observadores y ciclistas estiraban sus cuellos para ver algo que quedaba justo fuera de la vista de Avery. Estacionó al final de un montículo de césped, justo en la intersección de la Avenida Walnut y Violet.

"Oye tú," gritó un policía de civil cuando salió del auto, "no puedes aparcar ahí. Mueve el auto. Esto es una escena del crimen."

Avery mostró su placa.

"Avery Black," dijo ella, "Homicidios. Departamento de Policía de Boston."

"Estás fuera de tu jurisdicción, Boston. No necesitamos tu ayuda. Vete a casa."

Avery sonrió: razonable y placentero.

"Me dijeron que contactara a Ray Henley."

"¿Teniente Henley?" Incrédulo, el oficial gruñó, "Espera aquí."

"¿Qué demonios le pasa?" intervino Henley.

Estaba de pie justo detrás de Avery, prácticamente contra su hombro.

"¿Me están castigando?" preguntó ella. "¿Es por eso que estás aquí?"

"Esta es mi gran oportunidad, Black. Me vas a ayudar a convertirme en detective."

"Dios ten piedad de mi alma."

Un musculoso, atractivo hombre de pantalones y camisa roja apareció en la colina. Se veía más como un aficionado de la vida al aire libro que un detective; sólo la placa alrededor de su cuello y el arma en su pierna lo delataban. Tenía el rostro quemado y cabello marrón ondulado. Un aura de bienestar y paciencia exudaba de su ser, y le sonrió a Avery como si se conociesen.

"Detective Black." Saludó con la mano. "Gracias por venir."

Una mano fuerte agarró la de ella, y cuando miró dentro de sus ojos, un sentimiento de tranquilidad invadió a Avery, como si pudiese hundirse en sus brazos e instantáneamente ser perdonada por todos sus pecados.

Una pausa incómoda sobrevino.

"Soy Ray Henley" dijo.

"Correcto," contestó Avery, nervio, "perdón. Me dijeron que encontraron otro cuerpo, similar al que descubrimos en el Parque Lideran."

Su inmediata discusión del caso lo desanimó un poco, y exhaló un suspiro melancólico y frotó sus mejillas.

"Sí," dijo, "vengan y véanlo ustedes mismos."

La puso al día en el camino.

"Una corredora la encontró esta mañana a las seis. Por un segundo, creyó que la chica era algún tipo de adoradora de Satán por la forma en que estaba colocada. Creemos que su nombre era Tabitha Mitchell, una estudiante de primero en el MIT que nunca llegó a su dormitorio anoche. Su compañera de cuarto llamó a la policía como a las dos, y luego de nuevo a las ocho. La policía de Cambridge normalmente espera cuarenta y ocho horas antes de publicar una fotografía, pero como es una estudiante universitaria con contactos, se nos hizo más fácil."

"¿Qué está haciendo allí?"

"Pensé que tú podrías ayudarnos con eso."

El cuerpo estaba en la cima del montículo. Pequeñas lápidas grises delimitaban el área. Estaba tirada sobre una piedra más grande que parecía un peón de ajedrez. Una vez más había logrado que su trabajo se viese increíblemente realista. Estaba en cuclillas abrazando el monumento. Su mejilla descansaba sobre la parte superior. Los ojos estaban abiertos y había algo lascivo en su apariencia. Rubor rojo pintaba sus mejillas. Una especie de pegamento había sido rociado sobre su frente y las puntas del cabello para simular sudor, y su boca estaba fruncida señalando una falta de aliento.

"No tiene ropa interior puesta," dijo Ray.

Cindy Jenkins tenía ropa interior: bragas y sostén. ¿Qué significa eso? se preguntó Avery. ¿Será que el asesino se está volviendo más audaz? ¿Tal vez ella salió de su casa así?

Los ojos de Tabitha estaban abiertos y enfocados en algo a la distancia.

Avery siguió la línea de la vista hasta un montón de cortas lápidas blancas en un camino descendiente de césped al otro lado.

"Finley," dijo y por dentro se erizó al decir su nombre, "escribe lo que sea que ves en esas tumbas de ahí. Hazles una marca así sé cuál es primera, segundo, tercera, ¿entiendes? Luego date una vuelta por el lugar. Los asesinos seriales normalmente vuelven a la escena por un poco de emoción barata. Tal vez el nuestro esté aquí todavía."

"¿Asesino serial?" dijo sonriendo. "Oh, vaya. Claro que sí, Black," y le mostró una actitud dispuesta y apuntó un dedo a su cara para expresar seriedad.

"¿Es ese tu compañero?" preguntó Ray.

"No," insistió ella.

Nuevamente, el intentó iniciar una conversación.

"Te vi en el periódico hace unos días." Sonrió. "Y," enfatizó, un poco avergonzado, "Te vi en un montón de periódicos hace algunos años."

Su implicación no quedaba clara hasta que Avery lo miró y se dio cuenta: Estaba coqueteando.

Era difícil para ella hacer algo en frente de un cadáver excepto analizar lo que sucedió e intentar unir las piezas del rompecabezas. Se preguntó si tendría algún tipo de defecto mecánico nacido de su culpa y tormento sobre el pasado, pero luego recordó que siempre había sido así, incluso como abogada: enfocada, implacable, y ansiosa por descubrir las conexiones que la llevarían al éxito. Ahora, la única diferencia era que esas conexiones no eran sólo maneras de liberar a sus clientes, eran maneras de detener asesinos.

Ray sintió su incomodidad y cambió de tema.

"¿Crees que este es el mismo tipo?"

Avery se aclaró la garganta.

"Por supuesto," dijo. "Este es su trabajo."

"Bueno, entonces," suspiró, "Compartiré todo lo que tengamos. No tenemos muchas escenas del crimen como esta en Watertown. Y, si quieres, podemos incluso enviar el cuerpo a tu laboratorio y puedes hacerte cargo desde allí. ¿Te parece bien?"

"Por supuesto," dijo ella, genuinamente agradecida. "Eso sería genial."

"No te hagas la idea equivocada," dijo él con una sonrisa, "no soy sólo un buen tipo. ¿La verdad? Soy un poco obsesivo-compulsivo con respecto a compartir. Imaginarme dos juegos de documentos en un asunto tan importante y puntual como esto hace que se me erice la piel."

"De todas formas," dijo ella, "gracias."

Él le sostuvo la mirada todo el rato que pudo; Avery se sonrojó y miró hacia otro lado, contenta por la atención, pero ansiosa de seguir trabajando. Afortunadamente, otro oficial le bajó la bandera.

"Teniente, tenemos un problema por aquí."

"Ya regreso," dijo Ray.

El cementerio está tranquilo, relajante, como el área donde Cindy Jenkins fue colocada en el Parque Lederman. ¿Por qué? se preguntó Avery. ¿Cuál es la significancia de los parques? Mentalmente, seleccionó caminos a recorrer: ¿Era Tabitha una chica de sororidad como Cindy? Es alumna de primero, y mitad asiática. Así que el asesino no debe estar buscando alumnas de último año, ni tampoco chicas blancas específicamente. Cindy venía de una familia acomodada. ¿Y Tabitha? Ambas fueron secuestradas en Cambridge. ¿Por qué? ¿Es ahí donde vive el asesino? ¿Dónde fue Tabitha vista por última vez? ¿Quién la vio con vida? ¿Podemos conseguir cintas de vigilancia? La lista parecía interminable.

¿Qué sabemos? insistió.

Nada, respondió mentalmente. No sabemos absolutamente nada.

No, alentó, sabemos algo: la forma y tamaño relativo del asesino, su origen étnico, modus operandi, y las drogas específicas que había usado. Ramírez estaba compilando una lista de proveedores de plantas alucinógenas, así como concesionarios de autos y sitios de internet que vendían camionetas azules Chrysler. Podemos seguir esas pistas. También podemos compartir el bosquejo del asesino con la policía de Cambridge. Ver si hay coincidencias. También podemos intentar rastrear la camioneta desde Lederman.

Sólo necesito más gente, pensó. Y no Finley.

Sirenas policiales sonaron estruendosamente.

Los policías entraron en acción.

"¡Tenemos un fugitivo! ¡Tenemos un fugitivo!"

Más lejos, en otro camino visible desde su posición, un auto negro, tal vez un Mustang, aceleró y echó humo mientras salía del cementerio. Ray estaba más abajo gritando órdenes. Dos oficiales de policía y un fotógrafo alrededor del cuerpo se levantaron y comenzaron a dirigirse hacia la acción.

"No, no," gritó Avery señalando. "Ustedes quédense aquí. Alguien tiene que cuidar el cuerpo."

Finley, pensó. ¿Dónde está Finley?

Su walkie-talkie zumbó.

"Oye, Black," dijo la voz de Finley, "¡lo atrapamos! ¡Lo atrapé!"

"¿Dónde estás?" preguntó ella.

"Estoy en una patrulla de policía de Watertown con, oye, ¿cómo te llamas?," le dijo a alguien. "¡Cállate, hombre!" dijo otra voz. "¡Estoy intentando conducir!" "No lo sé," añadió Finley, "un policía. Somos los primeros en salir. Siguiendo un Mustang negro. Dirigiéndose al noroeste desde el cementerio. Súbete a ese lindo pony blanco tuyo y ven a ayudarnos. ¡Lo tenemos!"

Yaş sınırı:
16+
Litres'teki yayın tarihi:
10 ekim 2019
Hacim:
241 s. 2 illüstrasyon
ISBN:
9781640291027
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