Kitabı oku: «Ejército de Liberación Nacional (ELN). Historia de las ideas políticas (1958-2018)», sayfa 6

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La Brigada José Antonio Galán: el camino juvenil de la lucha revolucionaria

En 1962, un grupo de aproximadamente sesenta jóvenes colombianos viajaron a Cuba, haciendo uso de las becas ofrecidas por el Gobierno de la isla, con el fin de continuar o cursar estudios universitarios y conocer de cerca la experiencia revolucionaria. En octubre de ese año los Estados Unidos bloquearon militarmente la isla. El Gobierno cubano, dadas las particulares condiciones de guerra en que quedó el país, ofreció a los estudiantes colombianos, prácticamente recién llegados, evacuarlos hacia su país de origen. Después de una reunión a la que asistieron 27 jóvenes, y de discutir sobre lo difícil de la situación, 22 de ellos resolvieron quedarse, colocando como condición única, que se les diera preparación militar para estar en condiciones de defenderse cuando sobrevinieran los ataques.

Esta experiencia marcó a los jóvenes en dos sentidos: primero, el contacto con las armas y la preparación militar habría de colocarlos en una perspectiva revolucionaria diferente, la de la lucha armada y, segundo, el impacto que causó en ellos la decisión de entrega de los cubanos, dispuestos a morir para defender su revolución, contribuiría a la formación de un imaginario de desprendimiento total que se expresaría posteriormente bajo la premisa de “Liberación o muerte” (Castaño, 1984).53

La crisis cubana fue superada luego de que Estados Unidos se comprometió a no invadir la isla, a cambio de que se retiraran de ella los misiles rusos. Surgió entonces la idea de algunos, de los que ya habían tenido preparación militar, de adquirir mayor capacitación de este tipo para sentar las bases de un movimiento insurgente a su regreso a Colombia. Once muchachos del grupo de los 22, insistieron en que los adiestraran en las tácticas y técnicas de la lucha guerrillera, recibiendo durante ocho meses la preparación que pidieron.

Al finalizar el curso, los siete que cumplieron con las exigencias de este comenzaron a planear su regreso al país. Después de intercambiar opiniones, discutir posibilidades, concretar compromisos y acordar un plan de trabajo, se constituyó en Cuba la Brigada Pro-Liberación Nacional José Antonio Galán, con el propósito de impulsar la lucha revolucionaria y organizar, al regreso a Colombia, simultáneamente con la actividad política, los grupos que en la ciudad y en el campo desarrollarían la lucha armada. Víctor Medina Morón, Fabio Vásquez Castaño, Heriberto Espitia, Ricardo Lara Parada, Luis Rovira, Mario Hernández y José Merchán integraron ese primer grupo (Arenas, 1971).

Desde la creación de la brigada, comenzaron a implementarse una serie de rituales y símbolos que con el tiempo se convertirían en base fundamental de la cultura política y guerrillera del ELN. El mito fundacional, la imagen del héroe, la vía salvadora, el ritual de iniciación y juramento, el mito paradisíaco y la concepción mesiánica entre otros, rondarían los imaginarios de la militancia de la Organización en esos primeros años, contribuyendo a crear la mística revolucionaria que un proyecto de esta naturaleza necesitaba para justificarse y cohesionarse.

No fue extraño entonces, que constituida la brigada, los integrantes le otorgaran sacralidad a los códigos y a las normas y juraran, en tierra cubana, como Bolívar en Europa, adelantar la revolución colombiana, cumplir con el reglamento, mantener una disciplina rigurosa, ser fieles a las estrategias táctico-militares, asumiendo como síntesis del compromiso la consigna comunera de “liberación o muerte”, como pacto irreversible54.

En ese ritual de entrega incondicional fue elegido como máximo jefe Fabio Vásquez Castaño55, por sugerencia de Víctor Medina Morón56, quien asumió la segunda responsabilidad al llegar al país.

La zona de implantación del primer foco guerrillero

Víctor Medina Morón regresó al país a mediados de 1963 y comenzó a realizar los contactos en Santander, Bucaramanga y Barrancabermeja, principalmente, por ser la zona donde había desplegado su actividad política anterior. La tarea esencial, para el momento, consistía en realizar los contactos pertinentes que fuesen abriendo el trabajo político para el nuevo movimiento y decidir el sitio de ubicación del primer grupo guerrillero: el lugar desde donde habría de emprenderse la primera marcha57.

Varias fueron las razones por los cuales se escogió Santander como zona de operaciones: la tradición de lucha del pueblo santandereano, en especial donde actuaron en los últimos años las guerrillas liberales de Rafael Rangel; la circunstancia de no existir grupos bandoleros que pudieran ser causa de confusión para la gente, como ocurría en otros departamentos; topográficamente se contaba con un terreno óptimo para la guerra de guerrillas y sobretodo la posibilidad que ofrecía la región que un desarrollo ulterior permitiera controlar la zona petrolera más rica del país, el ferrocarril del Magdalena y el movimiento obrero de mayor importancia nacional. A todo esto se sumaban las especiales condiciones revolucionarias del estudiantado de la Universidad Industrial de Santander (UIS), conocidas por Medina y Lara, y el hecho mismo de que ellos, junto con Espitia, habían desarrollado anteriormente una actividad política en esos sectores, conociendo muchas de sus gentes (Arenas, 1971).

Rafael Ortiz, miembro del Comando Central de la UC-ELN, en entrevista concedida a Martha Harnecker (1988), al referirse a este tema, señala que se decidió la región de Santander, en el municipio de San Vicente de Chucurí, para implantar el proyecto revolucionario por razones de orden histórico y político. En los años veinte del pasado siglo, la región fue escenario de importantes luchas de artesanos y campesinos, con ideas socialistas, que se insurreccionaron en 1928, en San Vicente de Chucurí, Puerto Wilches y Barrancabermeja, con los idearios del movimiento de los Bolcheviques del Líbano58. Otra razón histórica señalada, más próxima al surgimiento del ELN, fue la experiencia de la guerrilla liberal de Rafael Rangel en la zona.

Estas razones de tipo histórico se sumaron a las de orden social y político que tenían que ver con los movimientos campesinos de lucha por la tierra, la presencia de las transnacionales del petróleo en la región, el desarrollo de la conciencia política de los sectores populares, obreros y campesinos en esa zona del Magdalena Medio, tanto por la experiencia de la guerrilla liberal como por el trabajo del Partido Comunista. También influyeron los nexos políticos y la solidaridad entre los campesinos y los obreros petroleros de Barrancabermeja y el empuje revolucionario del movimiento estudiantil de Bucaramanga y Bogotá (Harnecker, 1988).

La región de San Vicente de Chucurí, donde finalmente se instaló el primer grupo, contaba, en el concepto de quienes debían tomar la determinación, con excelentes condiciones para la implantación del proyecto.

El área escogida reunía una serie de ventajas. Por una parte, había zonas montañosas selváticas de difícil acceso para un enemigo que no las conocía, buena agua y facilidades de entrar provisiones. Por otra parte se contaba con varias poblaciones de importancia no muy distantes y con una población campesina de alguna experiencia en la actividad armada, como que había colaborado de una u otra forma con las guerrillas liberales, además, en su mayoría los habitantes de la región eran jornaleros agrícolas, propietarios algunos de ellos de pequeñas “mejoras”, pero no aferrados a una propiedad rural de la que carecían, habían sufrido la violencia y la persecución oficial, cuando no el despojo y la arbitrariedad de terratenientes, acaparadores y usureros. Para ellos la lucha no era extraña, sino que estaba latente como recurso último para lograr la transformación de un sistema que secularmente los ha marginado y oprimido y cambiar unas relaciones de producción preñadas de injusticia. (Arenas, 1971, p. 42)

Los contactos, las relaciones y el trabajo con la población civil

A finales de 1963, Fabio Vásquez inicia la exploración de la zona que ha sido escogida para el surgimiento del grupo. Entra en contacto con José Ayala a través de Heliodoro Ochoa, conoce un grupo de campesinos de la región que Ayala tenía organizado, recorre el área, conversa con la población, conoce sus costumbres y formas de concebir la política, sus condiciones personales, familiares y económicas, y empieza a sembrar la inquietud de la necesidad de la lucha y de lo inevitable del cambio revolucionario, en caso de que el pueblo se decida a luchar con decisión y sacrificio. Siete meses después, Fabio cuenta con un grupo de 18 campesinos dispuestos a emprender la lucha guerrillera y un buen número de colaboradores en la zona rural, pueblos y caseríos aledaños59.

El trabajo comienza a realizarse en la región en el momento que se está desarrollando la huelga petrolera de 1963 que, los obreros de Ecopetrol, logran sostener con la ayuda masiva de los campesinos de las zonas de San Vicente, El Carmen y Yarima. Si bien el respaldo se empieza a través de una solidaridad efectiva en apoyo logístico, los campesinos se sentían partícipes de la lucha de los petroleros en la medida que las compañías extranjeras y Ecopetrol venían explorando en sus fincas y desplazándolos de ellas (entrevista a Nicolás Rodríguez, 1992-3). En estas condiciones se encuentran con dos elementos que les permite madurar rápidamente el proyecto: las prácticas de la solidaridad de la gente de la región y, gérmenes de una organización radical, porque la huelga fue tratada violentamente y eso generó una actitud de resistencia violenta de los trabajadores y sus familias.

Pasada la huelga, los campesinos de la región comienzan a organizarse por dos razones: 1) la avanzada de los compañías extranjeras y de Ecopetrol sobre sus áreas de colonización para arrebatárselas, es decir, como mecanismo de defensa necesario de lo que iban construyendo después de La Violencia, y 2) la necesidad política de consolidarse en el área del Cerro de los Andes, poblando esa región de colonización con campesinos liberales de San Vicente, antes de que los conservadores del área de Santa Helena, San Juan Bosco de la Verde lo hicieran.

Los compañeros llegan en el momento justo, muy a tiempo para el bien de la región y de la misma lucha, y es que allí se estaba comenzando a producir una serie de movimientos sin un norte muy claro: por ejemplo, había un grupo encabezado por unos muchachos de apellido Pico que no se sabe hacia dónde tuvieran un entronque directo con el bandolerismo de la época, pero la tendencia que mostraban sí era como la de estructurarse con ese carácter, incluso. Por esos días hicieron un asalto a un bus intermunicipal, lo desvalijaron y robaron a los pasajeros; Fabio y los otros compañeros aprovechando esta situación le dicen a la gente: vea hombre eso no es correcto, eso no se debe hacer. Otro grupo de campesinos, entre los que se encontraba José Solano Sepúlveda y Hernán Moreno Sánchez que fue capitán guerrillero en la época de La Violencia, tiene el plan de asaltar una base militar en el centro de Barranca para recuperar una cantidad de armamento… Fabio les plantea que por ahí no es la cosa, les expone las tesis de cómo debe arrancar el proceso y deben arrancar con un perfil diferente, que ahora no es el momento de pelear entre liberales y conservadores. (Entrevista a Nicolás Rodríguez, 1992-3)

Además del trabajo que se estaba realizando en el campo, en las ciudades y sitios cercanos a la zona de implantación del proyecto, se venía trabajando en la formación de núcleos de apoyo y redes logísticas en Bogotá y Bucaramanga. Una permanente acción de proselitismo se realizaba en el sector estudiantil que durante esos años había adquirido un importante protagonismo político con la constitución de la Federación Universitaria Nacional (FUN) y su lucha contra el régimen político de Guillermo León Valencia.

En Bucaramanga, la Asociación Universitaria de Estudiantes Santandereanos (Audesa) se había convertido en el centro de la actividad de los primeros militantes y simpatizantes del proyecto del ELN. De igual forma, en Barrancabermeja la Unión Sindical Obrera (USO) era objeto del trabajo político de los iniciadores del foco guerrillero quienes venían en esa organización gremial un potencial revolucionario dada su tradicional combatividad. La búsqueda de cuadros destinados a conformar las bases del ELN se extendió también a la militancia de las juventudes del Partido Comunista y del Movimiento Revolucionario Liberal.

Mientras Fabio Vásquez Castaño y Heriberto Espitia adelantaban el trabajo rural en la zona de implantación del foco guerrillero en San Vicente de Chucurí, en Bucaramanga, Víctor Medina Morón y Heliodoro Ochoa hacían lo pertinente con el trabajo urbano en el sector estudiantil. Carlos Uribe Gaviria y Ricardo Lara Parada estuvieron a cargo del trabajo político en Barrancabermeja y Manuel Vásquez Castaño y José Manuel Martínez Quiroz en el movimiento estudiantil de Bogotá; Claudio León Mantilla, estuvo colaborando con el trabajo de Fabio y Heriberto en San Vicente.

A finales de 1963 y comienzos de 1964, el Partido Comunista de Colombia detectó el tipo de labor que venían realizando los fundadores del ELN en el interior de su organización y procede a expulsar públicamente a Víctor Medina Morón, Heriberto Espitia, Heliodoro León y Libardo Mora Toro del partido con el señalamiento de “extremoizquierdistas” (Arenas, 1971, p. 42).

En Bucaramanga los primeros núcleos se constituyen con estudiantes de la Universidad Industrial de Santander (UIS) y con algunos trabajadores independientes que se identificaban con los criterios y puntos de vista con que se va argumentando la propuesta. En Barrancabermeja, Juan de Dios Aguilera, que se desempeñaba como dirigente sindical de la Federación de Trabajadores del Petróleo, se encargó del trabajo de formación de núcleos en el puerto petrolero; Aguilera logró desarrollar un trabajo cuya importancia puede medirse con solo decir que la guerrilla en ocasiones pudo supervivir y superar buen número de problemas gracias al apoyo y a la red urbana creada por él en Barrancabermeja (Arenas, 1971).

Sobre el acumulado existente de la guerrilla liberal y el movimiento social

El primer foco guerrillero del ELN se conforma en la vereda “La Fortunata” del Municipio de San Vicente de Chucurí. Allí, confluyen una serie de elementos en los que se confunde lo político con lo familiar y lo local. Del grupo que inicia la primera marcha en julio de 1964, prácticamente todos pertenecían a la región o eran conocidos en ella. Eso les permitió sobrevivir durante los primeros meses, pero, además, evitar las infiltraciones que podían producirse al escaparse la información de que un grupo armado se estaba configurando en el área.

Un contexto social e histórico muy específico, que se expresaba en los habitantes de la región, permitió dar vida al proyecto armado del ELN. La presencia de una base campesina rebelde unida a una experiencia guerrillera acumulada en La Violencia y a unos estrechos lazos de amistad y solidaridad entre familiares y amigos se combinaron para que lo que surgió en el ritual de un juramento de jóvenes en Cuba, comenzara a tomar forma en un espacio y tiempo determinados60.

Pedro Gordillo era hijo de Santos Gordillo y Teófila Ariza. Esta familia llegó a la región hacia 1959, desplazados por la violencia que los había hecho migrar desde los límites de Boyacá y Santander (Güepsa). El padre de Nicolás Rodríguez les vendió un pedazo de tierra donde comenzaron a levantar su finca; existía entre los Gordillo y José Ayala una vieja amistad política que los unía desde el tiempo de la lucha entre los dos partidos tradicionales. Fabio llegó a la región en la segunda mitad de 1963, haciéndose pasar por pariente de Pedro Gordillo, fue a través de él y de la familia Rodríguez Bautista, que comenzó a hacer los contactos y a construir la base campesina para la conformación del grupo que iniciaría la primera marcha.

Pedro Rodríguez Martínez, traía un largo acumulado de lucha política y cívica. Hizo parte del movimiento de los Bolcheviques del Líbano que se levantaron en los años 1928 y 1929, siendo alcalde de San Vicente durante ese periodo; después del fracaso del levantamiento, él conjuntamente con Rodolfo Flórez, Arturo Meneses, Heliodoro Ochoa (padre), y algunos otros líderes populares, se vinculan al Partido Comunista y continuaron como dirigentes cívicos de la zona. Respondiendo a la dinámica política que se manifestó en los años siguientes, Pedro Rodríguez estuvo a la cabeza de las luchas que en la región se libraron como consecuencia de la muerte de Gaitán en el año 1948. Por mantener unas relaciones muy cercanas con las experiencias de la guerrilla liberal en Santander, tuvo que abandonar la tierra, fue perseguido, y encarcelado bajo la sindicación de apoyar las guerrillas de Rangel.

Con el tiempo se introdujo en el Partido Comunista la discusión de si había condiciones o no para la lucha armada, muchos de los viejos de la región que habían tenido experiencia con las armas veían con preocupación el desenvolvimiento de la discusión, en la medida en que se alejaba la posibilidad de la lucha armada. Algunos, como en el caso de Pedro Rodríguez, se retiraron del Partido y estuvieron un tiempo andando solos. Cuando aparece el Movimiento Revolucionario Liberal (MRL), los líderes de la región se entusiasman nuevamente, vieron esa escisión del Partido Liberal, liderada por Alfonso López Michelsen, como una posibilidad real de dar paso a un proyecto verdaderamente revolucionario. Sin embargo, pronto viene el desengaño y la frustración. En el momento en que se está produciendo esta situación es que llega Fabio con la propuesta de construir un proyecto armado de corte revolucionario

Heliodoro Ochoa hijo era un muchacho cooptado por la actividad política del padre, quien durante más de treinta años había sido partícipe de las luchas locales en el desarrollo de los movimientos campesinos liberales y comunistas. Los Ochoa son un contacto importante en la confluencia de la gente del Partido Comunista y los gaitanistas. Fabio Vásquez, José Ayala y Víctor Medina Morón, resultan hombres claves porque conocen la región y los conoce la gente. Así, Ochoa (hijo) desempeña un papel significativo en el establecimiento de contactos, primero a nivel de San Vicente, luego, vinculándose al trabajo político de la actividad urbana, en Bucaramanga.

Los integrantes de la primera marcha del ELN

Entre el trabajo político que se realiza en San Vicente de Chucurí en la vereda La Fortunata, y el que se desarrolla en las zonas de colonización, a donde están llegando nuevos familiares a las distintas veredas, comienza a estructurarse el grupo que ha de iniciar la primera marcha.

El grupo se conforma con campesinos de las veredas de Santa Helena del Opón, La Fortunata, la región de Riofuego y Simacota. La mayoría de ellos radicados, como colonos, en el Cerro de los Andes que es donde se instala el primer foco guerrillero.

Bueno mire, lo que pasa y es que ahí hay un empalme de las dos veredas: esa vereda donde se forma la guerrilla y después la vereda a donde se va a hacer el entrenamiento, una vereda está a seis o siete horas de camino real o en mula; los muchachos de la zona de San Vicente, como ya no hay donde trabajar, porque son zonas ocupadas con cultivos de cacao y café, tiene la expectativa de ir a abrir montaña y a colonizar. En las zonas de colonización se encuentran con gentes de otras veredas, se forman los grupos familiares, y de ellos salen los que van a hacer la primera marcha; así, hay tres muchachos que son de Santa Helena del Opón, pero no de la gente conservadora, sino, de la gente liberal: Salvador Afanador ‘Silverio’. Salvador Leal ‘Saúl’ y Domingo Leal ‘Delio’; hay dos de Simacota que son los González, jefes guerrilleros del área del Galán y Simacota, de las guerrillas que conducía Rafael Rangel, Luis José Solano Sepúlveda, que es quien los contacta, había sido guerrillero, estando jovencito como enlace o estafeta de los tíos de los muchachos que ahora son guerrilleros de este nuevo grupo. Entonces está ese grupo de los tres muchachos de Santa Helena, los dos de Simacota, que luego con Mariela que está haciendo un curso de enfermería, pero dentro del mismo propósito de enguerrillerarse, son seis… el resto de muchachos están en dos veredas, los que recluta José Solano ‘Leonardo’ en la guerrilla, un muchacho Pedro Rodríguez que es ‘Policarpo’, Avelino Bautista ‘Abelardo’, Salomón Amado Rojas, Manuel Muñoz ‘Miguel’, Ciro Silva ‘Conrado’, Pedro Gordillo ‘Parmenio’, Hernán Moreno Sánchez ‘Pedro David’, un muchacho Juan, Jacinto Bermúdez. Bueno y yo. (Entrevista a Nicolás Rodríguez, 1992-3)

La procedencia política era variada, la mayoría de ellos venían de familias liberales y comunistas de la región, algunos herederos directos de las prácticas de la guerrilla liberal de Rafael Rangel, otros contaban con el ejemplo y las historias de sus padres sobre las luchas campesinas y políticas de los treinta años que antecedieron al surgimiento del grupo, e incluso hubo quienes habían atravesado por la experiencia política del MRL. Establecidos los contactos, organizadas las redes logísticas urbanas y rurales, consolidado el grupo base y definida la zona de operaciones solo quedaba iniciar la primera marcha.

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