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LOS DATOS EN LA INVESTIGACIÓN PERIODÍSTICA

Uno de los mayores retos de la investigación periodística es no naufragar en un mar de datos inconexos. Los métodos analizados dejan ver la gran cantidad de documentos y testimonios que los investigadores tienen que recopilar y analizar para poner a prueba sus hipótesis. Santoro (2004), por ejemplo, plantea que el primer paso de la reportería es buscar los antecedentes de todos los personajes involucrados y propone una lista de quince fuentes dónde conseguirlos aunque, dependiendo de la organización burocrática de cada país, el número de instituciones a consultar puede incrementarse. Junto con los documentos y testimonios van apareciendo datos. Lo que permite el método de investigación es encontrar las conexiones entre esos datos. Por ejemplo, si salta a la vista que una empresa está acaparando los contratos de una institución pública, se revela un dato interesante. Siguiendo el método de investigación, se podría corroborar si esa compañía tiene relación con algún funcionario de esa institución. Lo que se necesita es encontrar los nexos.

La investigación periodística también trabaja con estadísticas. El método sugerido por Atwood (2010) recomienda que el periodista establezca lo que el autor llama la práctica generalizada o la situación normal del tema que está indagando. Para comprender este concepto, pone como ejemplo un reportaje que denunció la falta de atención médica a niños que sufrían el síndrome de Chediak-Higashi, los llamados niños grises, en el estado de Táchira, en Venezuela. Uno de los puntos claves de la historia, resalta el autor, fue que la periodista logró mostrar que la tasa de incidencia de esa enfermedad era muy alta en esa región. Esa era la situación normal. Atwood (2010) indica que el análisis estadístico permite entender el fenómeno para después describírselo al lector, pero para ello no solo es necesario mostrar las cifras, sino también darles contexto y explicación. Una base de datos puede aportar de diferentes maneras a una investigación: puede revelar una tendencia, encontrar patrones, identificar un caso inusual, dar profundidad o proveer contexto (Houston, Bruzzese, & Weinberg, 2002; Lehren, 2018). Lo fundamental es que el dato que salga del análisis estadístico no quede aislado, sino que se conecte con los otros elementos de la investigación.

Los trabajos que incluyen análisis de bases de datos no dejan de lado la reportería de a pie, las entrevistas, ni la búsqueda de documentos. El periodista estadounidense Andrew Lehren (2018) cuenta que cuando participó en la investigación Iraq War Logs, que expuso los archivos secretos de seguridad filtrados por el soldado Chelsea Manning a Wikileaks en 2010, pudo revisar el contenido de los casi 400 mil reportes militares gracias al conocimiento de herramientas de bases de datos. Sin embargo, eso no fue suficiente. Lehren también fue tras los registros públicos: auditorías, contratos, transcripciones de audiencias y noticias. Esto le permitió establecer una lista de cien contratistas de seguridad privada involucrados en la guerra de Irak. El periodista corrió ese listado en los archivos filtrados haciendo nuevas consultas, para asegurar que no se le había escapado algún detalle. Complementar el análisis de bases de datos con reportería tradicional fue un acierto, concluyó el reportero. Si bien la masiva digitalización de la información obliga a la construcción de un nuevo perfil de periodista, esto no implica que el uso de nuevas tecnologías deje de lado las técnicas tradicionales ni que la investigación se confine a un trabajo de escritorio (Hahn & Stalph, 2018; Houston, 2004).

El periodismo de datos, también llamado periodismo dirigido por datos (Data-Driven Journalism, DDJ) o reportería asistida por computador (Computer-Assisted Reporting, CAR), ofrece varias herramientas al periodismo de investigación. Houston, Bruzzese y Weinberg (2002) han identificado cinco herramientas básicas que tienen vigencia hasta la actualidad. La primera son las bases de datos oficiales que se encuentran en los sitios web de las instituciones públicas, aunque también se las puede obtener a través de pedidos de acceso a la información. La segunda herramienta son las hojas de cálculo, que permiten computar los registros de esas bases. También están los administradores de bases, con los que se puede agrupar, filtrar, resumir, unir o comparar enormes cantidades de registros. Otra herramienta son los visualizadores, que permiten graficar los datos en tablas, cuadros y mapas, e incluso diseñar infografías e historias interactivas. Por último, están los programas de estadística, a través de los cuales se pueden identificar patrones significativos en una base de datos. En la actualidad, existen programas informáticos que reúnen varias de las herramientas aquí descritas y otras adicionales como, por ejemplo, la capacidad de recolectar y limpiar datos. Chevalier y otros (2018) ofrecen un catálogo de herramientas utilizadas por nueve especialistas -periodistas, diseñadores e investigadores académicos-, donde se incluyen a trabajadores de The Washington Post, The Guardian y Spiegel Online. Entre las herramientas de acceso gratuito calificadas como de capacidad media-alta y alta están D3, R, Python, JavaSript y Tableau.

Desde mediados de la primera década del presente siglo, varios medios estadounidenses y británicos han contratado programadores informáticos dentro de sus redacciones, que son reconocidos como periodistas programadores (programmerjournalists). El profesor Paul Bradshaw (2018) apunta que la incorporación de esos profesionales y la adopción de técnicas para analizar datos han ofrecido una alternativa al trabajo investigativo basado en la elaboración de hipótesis. “Esto (el uso de hipótesis) puede ser útil para enfocar una investigación, pero también puede pasar por alto información que puede conducir a historias más importantes” (Bradshaw, 2018, la traducción es mía). Es decir que el análisis de datos no se usa solo para confirmar o negar una sospecha, sino para descubrir nuevos lineamientos de la investigación.

Los investigadores Sylvain Parasie y Eric Dagiral (2012) señalan que, si bien el principal deber de los programadores en una redacción es diseñar visualizaciones, estos profesionales, que en su mayoría están relacionados a movimientos activistas que promueven el software libre y el gobierno abierto, han desarrollado una nueva epistemología3 que pone en cuestión el modelo establecido de cómo los datos pueden aportar a una investigación. Los autores identifican tres proposiciones extraídas del trabajo de los programadores, las mismas que cuestionan la forma en que el periodismo tradicional mira al procesamiento de datos.

La primera pone en duda la concepción de la noticia. Los programadores la ven como información estructurada. Esto implica que la noticia no debe ser considerada como algo que está escondido en las bases de datos y que el periodista tiene que descubrir usando conceptos estadísticos (Houston, 2004). Para los programadores, lo importante es que la base de datos esté completa y que sea los más granular posible, es decir, que su unidad de descripción no sea general (países, regiones, estados, provincias o ciudades), sino específica (personas, cuadras, manzanas, escuelas, hospitales…). Si cumple estas condiciones, la base es en sí misma la noticia. No esconde nada. Otra implicación de esta tesis es que las bases ya disponibles no deberían ser consideradas como la única herramienta legítima en que los datos apoyan una investigación periodística, sino que hay otra alternativa: todo lo que los reporteros recolectan es susceptible de ser estructurado en una nueva base. Parasie y Dagiral (2012) plantean que “estas técnicas (computacionales) permiten que una base sea diseñada a partir de datos heterogéneos -números, palabras, fotos, etc.-” (pág. 863, la traducción es mía). Considerar a la noticia como información estructurada rompe las barreras con que el periodismo tradicional mira el potencial de los datos para apoyar una investigación.

La segunda proposición está relacionada al diseño de herramientas que permitan a la audiencia explorar los datos directamente. Los programadores sostienen que el público no solo debería tener la posibilidad de chequear los datos, sino también de combinarlos y usarlos para sus propios propósitos (Parasie & Dagiral, 2012). Esto pone en cuestión el rol mismo del periodista, que tradicionalmente ha sido considerado como un mediador entre la audiencia y la realidad (Restrepo, 2004). No obstante, los investigadores Stolper, Lee, Riche y Statsko (2018) advierten sobre los riesgos de brindar a los lectores una exploración sin límites. Previenen que, si los consumidores pudieran cambiar la visualización significativamente, los datos presentados podrían dejar de tener consistencia con la narrativa que está a su alrededor; además, que el lector podría perderse ya sea por la carga o la filtración exageradas de datos. Frente a ello, estos autores proponen proveer herramientas de exploración contraladas por el periodista. Lo que es imperativo para los programadores es que las herramientas de exploración de datos ayuden a que los ciudadanos puedan tomar decisiones en su vida diaria. Para ellos, el periodista debería dejar de tener un papel central y permitir que los lectores contribuyan legítima y activamente en el proceso (Parasie & Dagiral, 2012).

La última tesis se relaciona con la posibilidad de reducir la dependencia que los periodistas tienen con las agendas gubernamentales. Si bien el descubrimiento de irregularidades en el gobierno ha sido una tradición en el periodismo de investigación, los programadores cuestionan que, en gran medida, esas revelaciones dependen de la disposición del mismo gobierno para transparentar su gestión (Parasie & Dagiral, 2012). La propuesta se entiende bien en el contexto donde los investigadores realizaron el estudio: Chicago. Ahí las autoridades locales publican periódica y automáticamente bases de datos que permiten a los programadores formar sus propias bases enfocadas a rendir cuentas al gobierno federal. De acuerdo con el estudio, el 47% de los proyectos de periodismo de datos publicados por el Chicago Tribune entre el 2009 y 2011 se realizaron con bases diseñadas por el propio equipo del diario, mientras que esa cifra fue de apenas el 7% en las publicaciones hechas entre 2002 y 2009. Con estas herramientas de investigación, subrayan los autores, la revelación de irregularidades depende menos de las autoridades al interior del gobierno federal.

En definitiva, el estudio de Parasie y Dagiral (2012) revela cómo la incorporación de programadores a las redacciones ha generado tensiones con respecto a la tradición periodística. Las tesis extraídas del trabajo de esos especialistas amplían la noción que se tiene de noticia, alientan la participación de las audiencias en la producción de contenido y brindan una alternativa para evitar la dependencia que puede tener el periodista con respecto a las autoridades para revelar irregularidades.

TÉCNICAS DE NARRATIVA IMPULSADAS POR DATOS

El análisis de datos no solo representa una oportunidad para encontrar historias, sino que también ofrece un campo para desarrollar novedosas formas de contarlas. Si bien la producción de narrativas basadas en datos excede la posibilidad de una taxonomía rígida, es necesario considerar algunos conceptos básicos para reconocer esas piezas. El profesor Alberto Cairo (2016) establece algunas definiciones que serán usadas en el presente estudio. El término visualización es el más general. Se refiere a cualquier tipo de representación visual de información para agilitar la comunicación, el análisis, la exploración, el descubrimiento, etc. El gráfico o diagrama es una visualización donde los datos están codificados con símbolos que tienen diferentes formas, colores o posiciones, por lo regular dentro de un plano cartesiano. Algunos tipos de gráficos son los de barras, los de puntos, los de distribución, los de tiempo y los de inclinación. El mapa es la descripción de un área geográfica a través de la representación de datos que pertenecen a esa área. La infografía se caracteriza por contener múltiples secciones (gráficos, mapas, ilustraciones, texto) dirigidas a comunicar uno o más mensajes específicos. La visualización de datos está diseñada para que la audiencia analice, explore y descubra a través de la navegación por los datos. Lo importante aquí es que el lector extraiga sus propias conclusiones. Por último, la aplicación de noticias (newsapp) permite a la audiencia relacionar los datos con sus vidas, de tal manera que pueda usar esa información para tomar decisiones cotidianas. El principal objetivo, aquí, es que la aplicación sea adaptable a las necesidades de cada persona. Los dos últimos tipos de visualización se compenetran con los objetivos señalados por los programmer-journalists en el estudio de Parasie y Dagiral (2012). De otra parte, Cairo (2016) advierte que los límites entre los tipos de visualización citados son borrosos. Existen trabajos híbridos que son difíciles de clasificar. En esos casos, señala el autor, al menos se puede determinar cuál es la inclinación de esas piezas dependiendo de las intenciones del diseñador. Las definiciones propuestas por Cairo evitan el desencuentro entre profesionales de diversas ramas (matemáticos, ingenieros, estadistas, periodistas, mercadotécnicos, biólogos, economistas, médicos, investigadores sociales, entre otros) que confluyen en el análisis y visualización de datos.

Existen varias técnicas narrativas para realizar visualizaciones de datos. Luego de analizar cuarenta y cinco historias publicadas entre 2011 y 2015, Stopler, Lee, Riche y Statsko (2018) encontraron veinte técnicas que pueden ser agrupadas en cuatro categorías.

La primera de éstas puede ser denominada narración explicativa. Dentro de este grupo, los investigadores encontraron siete técnicas: la narración textual, que consiste en usar textos explicativos junto a la visualización; la narración con audio, que ayuda a dilucidar los datos usando una voz de fondo; el etiquetado, que son pequeños textos que identifican a los elementos de la visualización; el flujo con flechas, que ayuda a elucidar el sentido de la visualización; las anotaciones, que dan información extra para entender mejor el gráfico; los tooltips, que son mensajes cortos que aparecen cuando el cursor se posa en un componente de la visualización; y el resaltado, que sirve para atraer la atención de la audiencia hacia elementos importantes. Estas técnicas aseguran que el lector comprenda el sentido de la visualización.

La segunda categoría consiste en el enlace de elementos narrativos, que involucra tres técnicas: con interactividad, por ejemplo, cuando se selecciona un elemento en un texto y el mismo se resalta, se filtra o se detalla dentro de otro gráfico; la segunda técnica se hace con color para enlazar, por ejemplo, los elementos de un texto con los de una visualización; y la última técnica se realiza con la animación de los elementos. Estas técnicas permiten que la audiencia compare los elementos de una visualización.

La tercera categoría consiste en el refuerzo de la estructura narrativa y la navegación. Los investigadores detallan seis técnicas: habilitar botones previo y siguiente para avanzar o regresar la historia; usar el scrolling, que consiste en desarrollar la narración en la medida en que el lector se desplaza hacia abajo en la pantalla; ubicar hitos dentro de la visualización para indicar la posición del lector dentro de la narrativa; colocar botones en el encabezado o usar un menú, para identificar las diferentes partes de la visualización; graficar un mapa para que el lector pueda saltar de un lugar a otro; y establecer una línea de tiempo. Estas técnicas consolidan la narrativa y ayudan a contar una historia con los datos.

La última categoría se denomina exploración controlada y agrupa tres técnicas: la primera permite al lector realizar consultas dinámicas; la segunda consiste en incorporar la visualización dentro de la historia para que la audiencia tenga a mano el contexto de su exploración; y, en oposición, la tercera propone ubicar un hipervínculo en la historia para dirigir a la audiencia a una visualización separada en la que se pueda explorar sin límite. Estas técnicas procuran que el consumidor explore los datos sin perderse.

Los investigadores advierten que todas estas técnicas no se aplican de manera independiente unas de otras. Por el contrario, los diseñadores usan más de una técnica para conseguir sus objetivos narrativos. Una visualización puede contener más de una técnica para garantizar la comprensión de los datos.

CASO 1: EL PACTO SECRETO DEL GOBIERNO SALVADOREÑO CON LAS PANDILLAS

País: El Salvador.

Medio: El Faro.

Tipo de medio: Digital.

Autores: Óscar Martínez, Carlos Martínez, Sergio Arauz y Efren Lemus.

Fecha de publicación: 14 de marzo de 2012.

Los periodistas Óscar Martínez, Carlos Martínez, Sergio Arauz y Efren Lemus (2012), de El Faro, revelaron que treinta líderes pandilleros fueron trasladados a inicios de marzo de 2012, desde cárceles de máxima seguridad a otras donde podían recibir visitas y tener contacto físico con personas del exterior, debido a un pacto con el entonces ministro de Justicia y Seguridad, David Munguía Payés. El trato consistía en que los pandilleros bajarían el número de homicidios durante un mes, que coincidía con las elecciones seccionales y parlamentarias, a cambio de ciertos privilegios. Los periodistas aseveraron que, de acuerdo con varias fuentes consultadas, los pandilleros no solo iban a ser trasladados, sino que habría el ofrecimiento de 10 mil dólares para sus familiares y el suministro de varias comodidades en los penales. Munguía Payés había prometido en noviembre de 2011, cuando fue posesionado en su cargo, que reduciría el 30% de homicidios en un año, pero al primer semestre de gestión, en febrero de 2012, las cifras se estaban elevando. Según el reportaje, en ese mes iniciaron las negociaciones con los pandilleros y el plan fue dirigido por el coronel Simón Molina Montoya, quien había asesorado a Munguía Payés cuando este fue ministro de Defensa.


Para hacer las revelaciones, los periodistas entrevistaron a un pandillero apodado El Muchacho, que era el jefe de una célula de la Mara Salvatrucha 13; también recogieron el testimonio de varios agentes encargados de hacer inteligencia policial y penitenciaria; y accedieron a un informe secreto del Centro de Inteligencia Policial (CIP). El reportaje también se sustenta en fuentes oficiales, por ejemplo, una intervención pública del ministro Munguía Payés en la que explicó que la reducción de homicidios en marzo de 2012 respondía al despliegue de seguridad por las elecciones, y una entrevista al director general de Centros Penales, Nelson Rauda. Los periodistas dejan registrados sus esfuerzos para contrastar la información con Munguía Payés y su subalterno el coronel Molina Montoya, y las negativas que estos les dieron.

Un insumo importante para esta investigación fueron las estadísticas de homicidios, pues verificaron que la reducción de crímenes coincidió con el pacto revelado por las otras fuentes. Los periodistas presentan ese análisis así:

El Muchacho repite que desde el sábado están de vacaciones. Ese día se registraron 10 homicidios, cuatro menos que la media que mantenía el mes. El día siguiente, día de elecciones legislativas y municipales, se registraron seis, y algunas fuentes lo adjudicaron al despliegue policial para custodiar los centros de votación. El lunes de esta semana, una cifra sin precedentes en los últimos dos años: dos homicidios en todo el país ya sin el despliegue policial del día anterior. El martes, la tendencia se mantuvo: tres asesinatos en todo El Salvador. Este miércoles, a las 7 de la noche, la tendencia seguía siendo sorprendente: cinco homicidios. (Martínez, Martínez, Arauz, & Lemus, 2012)

Los registros de cinco días fueron comparados con la media del último mes y con las cifras absolutas de los últimos dos años para corroborar el cumplimiento del pacto.

Si bien el análisis estadístico está presente en el texto de la investigación, la parte gráfica no incluyó una visualización de esos datos. El trabajo presentó un gráfico con las fotos de los principales líderes de las pandillas, sus nombres, sus apodos, sus posiciones dentro de la organización delictiva y las cárceles en la que estaban recluidos. Dos técnicas narrativas son identificables en esta visualización: el uso de etiquetas para identificar a cada miembro y el uso de colores para enlazar el texto (el nombre de las cárceles) con las fotos de los pandilleros.

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