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111 Mazín evidencia también para el caso de la catedral de Valladolid de Michoacán un patrón de promoción al señalar que los capitulares de este cabildo recibían un ascenso cuando eran promocionados a la catedral de México o de Puebla, pero era considerado el descenso cuando se nombraba en otra catedral en un cargo menor, en Mazín, El cabildo catedral, 105.
112 AGI, Audiencia de Santa Fe, “Consultas del Consejo de Indias. Propone personas para una canonjía en Santa Fe”, 13 de diciembre de 1655, sig.: Santa Fe, 4, f. 1.
113 Óscar Mazín, “Representaciones del poder episcopal en Nueva España (siglo XVII y primera mitad del XVIII)”, en Las representaciones del poder en las sociedades hispánicas, ed. Óscar Mazín (México: El Colegio de México, 2012), 385.
114 Maximiliano Barrio Gozalo, El Real Patronato y los obispos españoles del Antiguo Régimen (1556-1834) (Madrid: Centro de Estudios Políticos Constitucionales, 2004).
115 Mazín, El cabildo catedral, 104.
116 Enríquez, “Carrera eclesiástica”, 121-122.
117 Mazín, El cabildo catedral, 101.
118 Véase AGI, Audiencia de Quito, “Consulta del Consejo de Indias. Propone personas para deán de la catedral de Popayán”, 18 de agosto de 1656, sig.: Quito, 2, 255, f. 1; y AGI, Audiencia de Quito, “Consulta del Consejo de Indias. Propone personas para arcediano de la catedral de Popayán”, 28 de agosto de 1656, sig.: Quito 2, 256, f. 1.
119 AGI, Indiferente General, “Registro Eclesiástico del Perú”, 1646-1669, sig.: Indiferente 2860, L. 4, fs. 210v, 84-84v.
120 Véase AGI, “Registro Eclesiástico del Perú”, 1646-1669, fs. 211v-213, 239-240v.
121 AGI, “Registro Eclesiástico del Perú”, 1646-1669, fs. 84-84v.
122 Véase Lucas Fernández de Piedrahíta, Historia general de las conquistas del Nuevo Reyno de Granada (Amberes: Juan Baptista Verdussen, 1688).
123 Vicente Restrepo, Apuntes para la biografía del fundador del Nuevo Reino de Granada, y vidas de dos ilustres prelados, hijos de Santafé de Bogotá: Gonzalo Jiménez de Quesada, el Illmo. Sr. D. Hernando Arias de Ugarte, el Illmo. Sr. D. Lucas Fernández Piedrahita (Bogotá: Imprenta de Antonio M. Silvestre, 1897), 185-194.
124 AGI, Audiencia de Quito, “Juan de Vargas Pecellín pide un beneficio en Popayán”, 18 de noviembre de 1583, sig.: Quito 82, N. 38, f. 1.
125 AGI, Audiencia de Quito, “Fernando de Solórzano pide una merced”, 12 de noviembre de 1632”, sig.: Quito 88, N. 50, f. 2v.
126 AGI, Audiencia de Quito, “Hernán Ponce de León”, 15 de marzo de 1597, sig.: Quito 84, N. 9, f. 1v.
127 AGI, Audiencia de Quito, “Informaciones: Agustín de Olea Salazar”, 1635, sig.: Quito 51, N. 12, f. 1v.
128 AGI, Audiencia de Quito, “Hernán Ponce de León pide una merced”, 15 de marzo de 1597, sig.: Quito 84, N. 9, f. 2v.
129 AGI, Audiencia de Santa Fe, “Informaciones: Francisco Javier de Salazar Betancourt”, 1689, sig.: Santa Fe 143, N. 6, f. 8-8v.
130 La idea de informalidad es planteada por Enríquez, en “Carrera eclesiástica”, 122.
131 AGI, “Indiferente General, Miguel de Zarzosa”, 1590, sig.: Indiferente 2098, N. 80, f. 1.
132 AGI, Audiencia de Santa Fe, “Cartas y expedientes: Tribunal de Cuentas de Santa Fe”, Santa Fe, 10 de junio de 1628, sig.: Santa Fe, 52, N. 190, f. 5v.
133 AGI, Audiencia de Quito, “Informaciones: Francisco Ramírez Florián”, 1626, sig.: Quito 50, N. 60, f. 3.
134 AGI, Audiencia de Quito, “Muerte del bachiller Juan González Maldonado”, Popayán, 9 de abril de 1649, sig.: Quito 16, R. 17, N. 74, f. 1.
135 AGI, Audiencia de Quito, “Cartas y expedientes del obispo de Popayán”, Popayán, 20 de septiembre de 1681, sig.: Quito 79, N. 10, f. 1.
136 AGI, Audiencia de Quito, “Miguel de Urdagaya pide una merced”, 2 de mayo de 1598, sig.: Quito 84, N. 20, f. 1.
137 AGI, Audiencia de Quito, “Francisco Hernández pide una merced”, 16 de enero de 1578, sig.: Quito 82, N. 11, f. 1v.
138 AGI, Audiencia de Quito, “Recomendación a Juan González Maldonado para tesorería”, 15 de mayo de 1632, sig.: Quito 18, N. 35, f. 1.
139 AGI, Audiencia de Panamá, “Personas para una canonjía de Panamá”, Madrid, 11 de septiembre de 1632, sig.: Panamá 2, N. 19, f. 1.
140 VéaseAGI, Audiencia de Quito, “Melchor de Henao pide un beneficio”, 15 de septiembre de 1570, sig.: Quito 81, N. 38 y AGI, Audiencia de Quito, “Nombramiento a Don Baltasar de Mesa”, Popayán, 8 de mayo de 1595, sig.: Quito 83, N. 64.
141 AGI, Audiencia de Santa Fe, “Consulta del Consejo de Indias”, Madrid, 23 de julio de 1594, sig.: Santa Fe, 1, N. 109B, f. 1.
142 AGI, Indiferente General, “Miguel de Zarzosa”, 1590, sig.: Indiferente 2098, N. 80, f. 1.
143 AGI, Audiencia de Quito, “Propuesta de Juan Pérez Maldonado para chantre de la catedral”, Cali, 10 de marzo de 1575, sig.: Quito 81, N. 58, f. 2.
144 AGI, Audiencia de Quito, “Recomendación del cabildo a Pedro Arboleda”, 21 de abril de 1677, sig.: Quito 18, N. 39, f. 1.
145 AGI, Audiencia de Quito, “Cartas y expedientes del obispo de Popayán”, Popayán, 20 de septiembre de 1681, sig.: Quito 79, N. 10, f. 1.
146 AGI, Audiencia de Quito, “Bartolomé Ruiz pide que se le presente a una dignidad de Los Charcas, 4 de diciembre de 1589, sig.: Quito 83, N. 22, f. 1.
147 AGI, Audiencia de Quito, “Miguel de Urdagaya pide una merced”, 2 de mayo de 1598, sig.: Quito 84, N. 20, f. 1v.
148 AGI, Audiencia de Quito, “Hernán Ponce de León pide una prebenda de Quito”, 9 de octubre de 1595, sig.: Quito 83, N. 71, f. 1.
149 AGI, Audiencia de Santa Fe, “Informaciones: Pedro de Herrera Gaitán”, 1651, sig.: Santa Fe,137, N. 8, f. 2.
150 Fernanda Olival y Gonçalo Nuno Monteiro, “Mobilidade social nas carreiras eclesiásticas em Portugal (1500-1820)”, Análise Social 37, núm. 165 (invierno de 2003), 1214.
151 Olival y Monteiro, “Mobilidade social”, 1226.
152 Jean Pierre Dedieu, “Procesos y redes: La historia de las instituciones administrativas de la época moderna, hoy”, en La pluma, la mitra y la espada: Estudios de historia institucional en la Edad Moderna, ed. Jean Pierre Dedieu, Juan Luis Castellano y María Victoria López-Cordón (Barcelona: Marcial Pons, 2000), 20-21.
153 Adeline Rucquoi, “2. Tierra y gobierno en la Península Ibérica Medieval”, en Las Indias occidentales: Procesos de incorporación territorial a las monarquías Ibéricas (siglos XVI a XVIII), ed. Óscar Mazín y José Javier Ruiz Ibáñez (México: El Colegio de México-Red Columnaria, 2012), 58-60.
154 Dedieu, “Procesos y redes”, 23.
155 Este es el caso de Miguel Ramírez de Ressa Montoya, Juan Guijarro, Juan Jiménez de Rojas, Bartolomé Díaz de Ortega, Gregorio Belín de Baños, Gregorio Ibáñez de Caviedes y Cipriano de Salcedo.
156 Véase Fernando Negredo del Cerro, “Clientelas y estrategias eclesiásticas en palacio: La capilla real como plataforma de ascenso social en el barroco”, en Iglesia, poder y fortuna: Clero y movilidad social en la España moderna, ed. Enrique Soria Mesa y Antonio J. Díaz Rodríguez (Granada: Editorial Comares, 2012), 27.
157 AGN-AP, Libro de Actas, “Cabildo para que se junten todos o haya uno para oír las noticias y peticiones”, Popayán, 10 de febrero de 1650, Rollo 158, leg. 2185, f. 73. No sobra decir que, de hecho, esta reunión capitular fue realizada en la casa del tesorero Antonio de Landaeche, quien se encontraba enfermo en el momento.
158 AGI, Audiencia de Quito, “Vacantes eclesiásticas”, Popayán, 29 de septiembre de 1688, sig.: Quito 16, R. 22, N. 97, f. 996.
159 “Libro I. Título XI. De los Dignidades y Prebendados de las iglesias metropolitanas y catedrales de las Indias”, en Recopilación de Leyes de los Reynos de las Indias mandadas a imprimir, y publicar por la majestad católica del rey don Carlos II, vol. I (Madrid: Por Julián de Paredes, 1681), 50.
160 “Libro I. Título XI. De los Dignidades y Prebendados de las iglesias metropolitanas y catedrales de las Indias”, 50.
161 AGN-AP, Obispos y Capitulares, “Licencia por enfermedad pedida por el arcediano Fernando Ponce de León”, Popayán, 12 de septiembre de 1606, rollo 130, leg. 1952, fs. 57v-58.
162 AGN-AP, Obispos y Capitulares, “Licencias de los señores deán y arcediano”, Popayán, 9 de mayo de 1607, rollo 130, leg. 1952, f. 60.
163 AGN-AP, Obispos y Capitulares, “Licencia dada al arcediano Fernando Ponce de León”, Popayán, 24 de octubre de 1609, rollo 130, leg. 1952, f. 60.
164 AGN-AP, Obispos y Capitulares, “Licencia para el deán porque necesita atender algunos negocios”, Popayán, 6 de octubre de 1612, rollo 130, leg. 1952, f. 69v.
165 AGN-AP, Obispos y Capitulares, “Licencia dada por el obispo de Popayán al chantre para que asista a Pasto a librar algunos negocios y rentas”, Popayán, 7 de mayo de 1616, f. 61v.
166 AGN-AP, Libro de actas, “Cabildo para dar licencia al deán Gonzalo Guiral”, Popayán, 5 de mayo de 1662, rollo 158, leg. 2185, f. 150v.
167 Para este caso piden permiso de licencia: el arcediano Pedro de Herrera Gaitán el 10 de julio de 1669; el maestrescuela Luis Rojas de Páramo el 25 de agosto de 1670, quien después, el 19 de diciembre de 1672, siendo chantre volvería a pedirlo; el chantre Gregorio de Caviedes el 16 de julio de 1686. Véase AGN-AP, Libro de actas, “Cabildo para tomar el señor arcediano don Pedro de Herrera Gaitán los tres meses que recibe”, Popayán, 10 de julio de 1669, rollo 158, leg. 2185, f. 186; agnap, Libro de actas, “Cabildo para tomar el señor maestrescuela doctor don Luis de Rojas Páramo licencia”, Popayán, 25 de agosto de 1670, rollo 158, leg. 2185, f. 220v; AGN-AP, Libro de actas, “Cabildo para tomar licencia el señor chantre don Luis de Rojas”, Popayán, 19 de diciembre de 1672, rollo 158, leg. 2185, f. 235; AGN-AP; Obispos-Capitulares, “Cabildo en martes”, Popayán 16 de julio de 1686, rollo 158, leg. 2186, f. 34v.
168 AGN-AP, Libro de Actas, “Cabildo en el que se le concede ocho meses al señor deán para que vaya a la ciudad de Panamá a recibirse en la promoción del tesorero”, Popayán, 22 de octubre de 1657, rollo. 158, leg. 2185, f. 98.
169 AGN-AP, Libro de Actas, “Renovación del auto antecedente”, Popayán, 7 de diciembre de 1657, rollo 158, leg. 2185, fs. 1-3v.
170 AGN-AP, Obispos y Capitulares, “Licencia al señor tesorero Fernando de Oruña”, Popayán, 9 de septiembre de 1626, rollo 130, leg. 1952, f. 141v.
171 AGN-AP, Obispos y Capitulares, “Cabildo para hacer ausencia del arcediano”, Popayán, 16 de febrero de 1618, f. 102.
172 AGN-AP, Obispos y Capitulares, “Cabildo para dar licencia al maestrescuela Francisco Ramírez Florián”, Popayán, 16 de abril de 1626, rollo 130, leg. 1952, f. 140v.
173 AGN-AP, Obispos-Capitulares, “Cabildo en viernes”, Popayán, 13 de junio de 1687, rollo 158, leg. 2186, f. 43v.
174 Carlos Garriga, “Contra iudicci improbitatem remedia: La recusación judicial como garantía de la justicia en la Corona de Castilla”, Initium: Revista Catalana d’historia del Dret (2006), 159.
175 Ibid., 159.
176 AGN-AP, Obispos-Capitulares, “Cabildo sobre la ausencia del chantre-carta del chantre”, Popayán, 6 de septiembre de 1687, fs. 44v-49.
177 AGI, Audiencia de Quito, “Orden a Gregorio Ibáñez de Caviedes”, Madrid, 7 de noviembre de 1693, sig.: Quito 215, L. 3, f. 248.
178 Archivo Histórico Nacional (en adelante AHN), Inquisición, “Proceso criminal contra el padre Gonzalo de Torres y Ribera”, 1587, sig.: Inquisición 1644, Exp.3, fs. 1-6.
179 AHN, “Proceso criminal contra”, 1587, f. 82.
180 AGI, Audiencia de Quito, “Decisión sobre Luis de Rojas Paramo”, Madrid, 23 de marzo de 1679, sig.: Quito 215, L. 3, f. 112.
181 AGI, Indiferente General, “Registro: Eclesiástico del Perú”, 1669-1718, sig.: Indiferente 2860, L. 5, f. 218.
182 ACC, Fondo Colonial Judicial, Sección Civil, “Testamento que el Ilmo. Sr. Quirós otorgó en 1676 al salir en visita a todo su obispado…”, 14 de julio de 1676, sig.: 8154 (Col. J I-15 cv), f. 6v.
183 AGI, Audiencia de Santa Fe, “Consulta del Consejo de Indias. Para tesorero y chantre de Quito”, Madrid, 23 de julio de 1594, sig.: Santa Fe, 1, N. 109B, f. 3.
184 AGI, “Para tesorero y chantre”, 23 de julio de 1594, f. 1.
185 AGI, Audiencia de Quito, “Provisión de plazas en la catedral de Popayán”, 1648/1651, sig.: Quito 89, N. 60, fs. 1-1v.
186 AGI, “Provisión de plazas”, 1648/1651, f. 2v.
187 AGI, “Provisión de plazas”, 1648/1651, f. 1.
188 AGI, “Provisión de plazas”, 1648/1651, fs. 1-1v.
189 AGI, Indiferente General, “Registro eclesiástico del Perú”, 1646-1669, sig.: Indiferente 2860, L. 5, f. 213v.
190 AGI, “Registro eclesiástico del Perú”, 1669-1718, f. 218v.
191 AGI, Audiencia de Quito, “Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, 1677/1695, sig.: Quito 90, f. 1.
192 AGI, “Cartas y expedientes”, 1677/1695, f. 2v.
193 AGI, “Cartas y expedientes”, 1677/1695, fs. 2v-3.
194 AGI, “Cartas y expedientes”, 1677/1695, f. 1.
195 AGI, “Cartas y expedientes”, 1677/1695, f. 3v.
196 Véase Mazín, El cabildo catedral, 35.
197 Enríquez, De colonial a nacional, XVII.
198 Aguirre Salvador, “De las aulas al Cabildo”.
199 Olival y Monteiro, “Mobilidade social”, 1227.
200 Enrique Soria Mesa, La nobleza en la España moderna: Cambio y continuidad (Madrid: Marcial Pons Historia, 2007), 16.
201 Ibid., 16.
202 Aguirre Salvador, Carrera, linaje y patronazgo, 10.
203 Véase Enríquez, De colonial a nacional; Enríquez, “Carrera eclesiástica”; Dedieu, “Procesos y redes”.
204 Dedieu, “Procesos y redes”, 24.
205 Jean-Pierre Berthe y Thomas Calvo, eds., Administración e imperio: El peso de la monarquía hispana en sus Indias (1631-1648) (Zamora: El Colegio de Michoacán-Fideicomiso Teixidor, 2011), 44.
206 Arvizu y Galarraga, “Criterios para la provisión”, 151.
2. “El obispo indigenista, el obispo hechicero y el obispo indigno”. Trayectorias individuales y biografías de tres obispos de Popayán
La personalidad humana deja su impronta a lo largo del tiempo. En manos del historiador recae el ejercicio de identificar y estudiar los rasgos más distintivos del carácter de los sujetos, ese que determina decisiones históricas y actuaciones en las esferas pública y privada. Así, estudiar la singularidad de un sujeto parte, primero, de reconocer los episodios de una vida en la fragmentación propia de los documentos de época que rastrea el historiador, para luego convertir en relato, a veces reduccionista, la experiencia de vida de quien se estudia. En esa confluencia entre la heurística, la escritura y la imaginación de la existencia pasada, se desenvuelve la biografía, que, como género, método y recurso, permite el estudio de sujetos históricos vinculados a tiempos, espacios y contextos determinados, y así, como menciona Gilberto Loaiza Cano, desentrañar “el papel del individuo en los procesos históricos”.1
Este capítulo tiene como objetivo elaborar las biografías de tres obispos payaneses en tres momentos temporales correspondientes a sus periodos de gestión episcopal en el obispado de Popayán, para exponer su trayectoria religiosa, su cursus honorum, los atributos más relevantes de su personalidad y las percepciones que sobre ellos hicieron, tuvieron y formaron los personajes que los rodearon indiferente de su cercanía, y su relación y aporte al proyecto de construcción o adecuación de la Catedral de Popayán. Esto permite la comprensión de las gestiones episcopales2 a partir de los matices personales que cada prelado impuso al proyecto socioeclesiástico que lideró en el obispado de Popayán. Los obispos elegidos para lograr este propósito de análisis fueron Juan del Valle, fray Juan González de Mendoza y Cristóbal Bernaldo de Quirós, quienes ocuparon la mitra payanesa en tres épocas distintas y por periodos de casi diez años (de 1546 a 1561, de 1609 a 1618 y de 1672 a 1684). La elección de estos prelados responde, entonces, al impacto histórico que los tres tuvieron en el obispado y por ser los obispos que tuvieron los más extensos periodos de administración episcopal en la historia institucional del obispado payanés.
No sobra advertir que Juan del Valle fue el primer obispo de Popayán, por lo que puede adjudicársele el rol de organizador de un obispado que recién surgía a mediados del siglo XVI; fray Juan González de Mendoza tuvo un episcopado polémico cargado de tensiones entre poderes por la necesidad que tuvo de reformar de manera continua las costumbres de los habitantes, vecinos y autoridades payanesas, las cuales no se ajustaban a su visión como agente del Imperio hispánico, y Cristóbal Bernaldo de Quirós fue uno de los obispos más apreciados por las corporaciones de la ciudad por las obras materiales y espirituales que realizó en la capital episcopal; además, los dos últimos murieron en Popayán, mientras el primero falleció, al parecer, camino al Concilio de Trento.
Hay que aclarar que las tres biografías, si bien permiten conocer más a estos tres obispos, en conjunto no ayudan a atisbar el contexto episcopal payanés, que irá definiéndose en los siguientes capítulos a partir del estudio de los problemas sociopolíticos y las relaciones de poder eclesiásticas, pero sí permiten exponer la importancia del estudio del individuo en el entramado de poder hispánico, en la medida en que, soslayando sus gestiones, sus acciones y sus circulaciones es posible demostrar la impronta que caracterizó sus administraciones episcopales y las relaciones establecidas en el contexto de su circulación como eclesiásticos.
Juan del Valle: el obispo indigenista
De Juan del Valle dicen los autores que se acercaron a él, que fue natural de Segovia, que estudió en las universidades de Salamanca y París, que fue cercano a fray Bartolomé de las Casas con quien mantuvo una relación epistolar no comprobada, que fue obispo de Popayán entre 1546 y 1562, que defendió a los indígenas, que combatió a los encomenderos payaneses y que murió en Francia camino de las últimas sesiones del Concilio de Trento.
Juan Friede escribió la primera y única biografía que existe sobre el primer obispo payanés, Vida y luchas de don Juan del Valle, primer obispo de Popayán y protector de indios,3 libro publicado en 1961 como edición conmemorativa del cuarto centenario de la muerte del obispo, bajo auspicio del arzobispo de Popayán Diego María Gómez Tamayo. Del Valle es visto por Friede como un personaje decisivo en una serie de coyunturas históricas que se presentaron en el siglo XVI americano: la lucha y defensa del indio, el debate teológico y jurídico sobre su condición humana, el conflicto por los excesos de poder y violencia de conquistadores y encomenderos y la defensa de la autoridad del rey y de los eclesiásticos en tierras americanas. Friede ubica el primer obispo de Popayán en el escenario internacional, lo desliga de la localidad y demuestra que cada una de sus acciones contra vecinos, oficiales reales y encomenderos se entienden en la lógica de la defensa lascasiana de los nativos americanos.
Este perfil del obispo expuesto en varios trabajos y artículos colombianos,4 que toman como base las publicaciones de Friede5 y que carecen de revisiones documentales y reelaboraciones interpretativas, son la prueba de la pervivencia de una biografía mítica, en que el perfil de un personaje histórico es inventado y reproducido continuamente por la historiografía sin comprobarse documentalmente la mayor parte de sus datos y protagonismo histórico. Esto obliga a realizar en el futuro un ejercicio revisionista en que se aborden de nuevo algunas de las fuentes históricas trabajadas por estos autores y por Friede, y se identifiquen documentos que brinden nuevos datos y explicaciones sobre la vida de Juan del Valle.
Volviendo al obispo Del Valle, se destaca su postura indigenista y la férrea conducta que lo llevó a enfrentarse con aquellos que veían en el indio poco menos que un objeto. El apellido Del Valle ha sido visto como un topónimo que lo relacionaba con el valle de Segovia, posiblemente su lugar de nacimiento. Por el momento, no se conocen ni los nombres ni los apellidos con los que nació. Friede considera que existen tres posibilidades que se ajustan al perfil del primer obispo de Popayán: Juan Sánchez García, Juan Pérez de Toledo y Francisco Pérez del Valle. A pesar del trabajo documental realizado por Friede, este no pudo determinar cuál de esos nombres fue el del obispo payanés; no obstante, en la búsqueda de documentos realizada en el Archivo General de Indias, se encontró una cédula real (sin digitalizar) remitida a dos familiares de Del Valle, un sobrino de nombre Alonso Ramos y Bartolomé de Sancho García, por lo que parece que el nombre que más se ajusta es el de Juan Sánchez García, quien fue clérigo en Segovia y estudiante salmantino.
Según un documento que forma parte de la Colección Muñoz en la Real Academia de la Historia, Del Valle se graduó de maestro en teología y bachiller ius civilis de la Universidad de Salamanca, donde también tomó estudios de jurisprudencia entre 1529 y 1532.6 Entre 1541 y 1547, ocupó la cátedra de Artes en Salamanca donde conoció a su discípulo y mano derecha en el obispado de Popayán, el bachiller Luis Sánchez, clérigo natural de Cifuentes y quien había sido estudiante del obispo cuando este fue catedrático salmantino.7 No se sabe a ciencia cierta cuándo se ordenó, pero refiere Friede que su bula de nombramiento obispal dice que fue presbítero en Segovia. Sus referentes biográficos son de por sí pocos, pues Juan Flórez de Ocariz solo menciona que el primer obispo de Popayán no logró la consagración por ausencia del obispo de Quito de su sede,8 y Manuel Antonio Bueno y Quijano, aparte de referir su no consagración, expone que el obispo murió en Popayán y fue sepultado en la catedral, información que contrasta con la referida por Friede, quien lo ubica en 1564 en España. Ambos datos parten de la suposición, primero, porque Del Valle no murió en Popayán y, segundo, porque para 1564, como revelan algunos documentos del Archivo General de Indias, ya se encontraba muerto.
Lo cierto es que un recibo del 29 de agosto de 1561 de Diego Méndez, escribano del rey, ubicaba a Del Valle en la villa de Mozoncillo (Segovia), a donde se le enviaban ciertas cédulas, por las que debía pagar 67 reales por su libramiento. Para esa misma fecha, se encuentra una cédula real en que se ordena a Gerónimo de Villafañe, alcaide de Segovia, que condujera a la corte en Madrid a “Alonso Ramos sobrino de don Juan de Valle, obispo de la provincia de Popayán”, y quien era vecino de Fuentepelayo, y a “Bartolomé de Sancho García, vecino del lugar de Mozoncillo”,9 y que entregara al Consejo de Indias todas las cartas que hubiese remitido el prelado tanto a los sobrinos referidos como a cualquier persona en Segovia, en Burgos o en el puerto de Laredo (Cantabria), con lo que se entiende que Del Valle había iniciado un largo viaje.10 También se despachó una orden real al corregidor de la villa de Medina del Campo para saber qué “cambios hizo en esa villa don Juan de Valle obispo de la provincia de Popayán y que [qué] cédulas de cambio sacó, para donde [dónde] y en qué cantidad”, así como el tiempo que en ella estuvo el prelado y con quién había mantenido “trato y contrato”.11 Toda esta información debía ser entregada al Consejo de Indias, lo cual hace pensar que el rey, con la llegada de Del Valle a la península, estaba siguiendo los movimientos del prelado para saber las razones de su retorno.
Meses después, en noviembre de 1561, una cédula del rey documenta la muerte del obispo Juan del Valle, al ordenarse, en este documento al corregidor o juez de residencia de Burgos, que Alonso de Herrera, “en nombre de los hermanos y herederos de don Juan Valle, obispo que fue de la dicha provincia de Popayán […] ya difunto”, le había mencionado que iría de viaje a Roma “a tratar ciertos negocios importantes que le convenían con su santidad”, por lo que había dispuesto dejar en guarda a Juan Fernández, Alonso de Castro y Alonso de Villaespesa, mercaderes y vecinos de Burgos, la suma de 1880 ducados y 8 sueldos, y “que yendo el dicho obispo su camino había fallecido en el reino de Francia”, sin hacer testamento, por lo que sus herederos estaban reclamando se les entregara el dinero en cuestión, que había sido injustamente embargado, petición a la que accedió el Consejo de Indias y el rey admitiendo un error al no conceder lo que por derecho pertenecía a los herederos de Del Valle.12
Su nombramiento como obispo fue polémico al no ser el favorito propuesto por el gobernador de Popayán y adelantado Sebastián de Belalcázar; al respecto, la historiografía regional del suroccidente colombiano pocos datos refiere sobre la erección del obispado y la elección del primer obispo. Conseguido el título de capital de la provincia para Popayán,13 Belalcázar consideró necesario pedir al emperador que erigiera un obispado en el mencionado territorio. Propuso como candidato a primer obispo a fray Hernando de Granada, comendador de la Orden de la Merced, quien lo acompañaba desde 1534 como capellán en las jornadas de conquista y colonización del Reino de Quito. Granada partió a España en 1543 con diversas cartas remitidas por el adelantado Belalcázar,14 varios religiosos15 y los cabildos de las ciudades payanesas (Popayán, Pasto, Anserma, Cali, Arma y Cartago)16 al emperador, que lo recomendaban para el nombramiento como obispo por acompañar a los primeros españoles y encomenderos en la conquista y colonización del territorio payanés, darles el correspondiente servicio espiritual y evangelizar varios de los grupos de indios de la provincia. Tales argumentos para los cabildos eran suficientes para que fuera gratificado por la Corona, “pues es persona en quien concurren las calidades que para ello se requieren, porque para esa ciudad de Popayán y los demás pueblos, será merced muy grande y señalada que Vuestra Majestad nos hace”.17
Es probable que la negativa de la Corona de nombrar a Granada como primer obispo y la prohibición de su licencia para retornar a Indias en 154518 haya sido motivada por su amplia y demostrada cercanía al partido encomendero payanés, que, en tiempos de la discusión que se presentaba en las cortes por los excesos de los conquistadores y su postura frente a la condición del indio y la aplicación de las Leyes Nuevas, no resultaba la mejor de las recomendaciones. Un elemento puede ser considerado para entender esta negativa: la cercanía de Sebastián de Belalcázar con los hermanos Pizarro, pues había sido parte de su hueste y comendado por Francisco Pizarro, para que, después de la victoria de Cajamarca, se encargara de la conquista de las provincias de Quito insurrectas bajo el mando de Rumiñahui, general del desaparecido inca Atahualpa.
Belalcázar, separado de Pizarro, logró la conquista de Quito y las fundaciones de las provincias de San Miguel de los Llanos, Latacunga y Riobamba desde donde se enfiló al norte en búsqueda del oro del Dorado, y así dejó a su paso el cordón de ciudades que conformarían la provincia de Popayán. Iniciado el motín de los Pizarro en Lima, Belalcázar intentó en múltiples cartas demostrar su alejamiento de los conquistadores del Perú, incluso, integró una hueste militar que se unió a las fuerzas del virrey Blasco Núñez de Vela para derrotar a Gonzalo Pizarro.19 De todas maneras, la relación de méritos de Belalcázar contiene información en que consta que este fue llamado por los Pizarro para que participara en la conjura limeña,20 lo cual demuestra su cercanía con estos. Tales hechos, más la opinión poco favorecedora que el emperador tenía de la Orden de la Merced por las simpatías y los apoyos de varios de sus frailes al movimiento pizarrista,21 pudieron ser determinantes para que la candidatura de fray Hernando de Granada no fuera considerada, no se le permitiera volver en 1545 al Convento de la Merced en Cali y fuera Juan del Valle nombrado primer obispo de Popayán.
¿Cómo fueron las relaciones entre el primer obispo y Belalcázar? Hasta el momento no se ha encontrado un documento en la correspondencia de este último que haga referencia a sus relaciones con Del Valle, mas el obispo, en una carta de 1554 en que denuncia los excesos contra los indios por parte de los españoles, afirma que esta situación no se hubiera presentado y que habría menos indios muertos de vivir Sebastián de Belalcázar.22
El primer obispo pasó a Indias en 1548 junto con dos criados y un librero,23 llegando a su obispado por la ruta Panamá-Buenaventura. El 12 de noviembre de 1549, Sebastián de Magaña, gobernador de Popayán, escribió al emperador una larga carta en que indicó que, en 1548, Juan del Valle había arribado a territorio payanés, y lo describía como “una bendita criatura y persona noble y amiga de Dios y de buen púlpito y buena vida y ejemplo y con propósito de perpetuarse en este obispado”,24 de modo que es este el primer testimonio directo y conocido en que se hace referencia a la personalidad y a las maneras del clérigo segoviano. La primera carta que envió el obispo al rey desde su nueva sede contenía los nombres de quien consideraba Del Valle debían ocupar el arcedianato, la maestrescolía y el deanato de la catedral,25 lo cual muestra que, al conocer el prelado la realidad del obispado, comprendió que no era posible establecer un cabildo eclesiástico con veintisiete prebendas, tal y como se había dispuesto en el documento de erección de la catedral26 y en los nombramientos despachados para tal fin en 1548. Los tres nombres que propuso el obispo (Francisco Sánchez para arcediano, Melchor de Henao para maestrescuela y Juan Cornejo como deán), fueron de curas que ya se encontraban en el obispado evangelizando a los indios, con lo cual desestimó los nombres iniciales que había propuesto un año atrás.27
Como tantos otros personajes de la historia, Del Valle despertó múltiples pasiones que dependían del espacio de poder donde hacía presencia o del tipo de individuos con los que se relacionaba. Lo más probable es que las tensiones y los conflictos que enfrentó se generaran por las denuncias que remitía contra los oficiales reales y vecinos españoles que se comportaban, según sus palabras, más como conquistadores “para destruir los indios”28 que como jueces del rey. Es por esta constante defensa de los naturales por lo que el obispo Juan del Valle es denominado por Friede el obispo indigenista, apelativo que denota su postura frente a los excesos peninsulares en Popayán y en Indias en su conjunto. Menciona el obispo, en una carta de 1559 en que se lamenta de la situación de su obispado:
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