Kitabı oku: «Ciudad ocupada», sayfa 2
Son las tres y veinte minutos del lunes 26 de enero de 1948, en Tokio, y yo estoy bebiendo y estoy bebiendo y estoy bebiendo y estoy bebiendo y estoy bebiendo y estoy bebiendo y estoy bebiendo y estoy bebiendo y estoy bebiendo y estoy bebiendo y estoy bebiendo y estoy bebiendo y estoy bebiendo y ahora, ahora corremos y sufrimos arcadas, nos tambaleamos y perdemos el equilibrio, y empezamos a caer y a caer y a caer.
Infectados, caemos y caemos.
Caemos. Caemos.
Caemos con lágrimas en la cara.
Con lágrimas y lágrimas.
Estamos llorando. Estamos llorando.
Lloramos todo el tiempo.
Lloramos a cada minuto,
aquí. Pero en la Ciudad Ocupada, son las tres y veinte,
ahora son las tres y veintiuno,
ahora las tres y veintidós,
y veintitrés.
En la Ciudad Ocupada, los minutos y las horas, los días y las semanas, los meses y los años pasarán. Pero en la Ciudad Perpleja, en la Ciudad Póstuma, entre dos lugares, los minutos y las horas, los días y las semanas, los meses y los años no pasarán.
Aquí donde a cada minuto es enero, pero donde enero no es enero, aquí donde a cada minuto es 1948,
pero donde 1948 no es 1948;
aquí donde no envejecemos.
En la Ciudad Perpleja, en la Ciudad Póstuma,
a cada minuto son las tres y veinte.
Pero aun así te vemos envejecer, te vemos
envejecer y te vemos olvidar…
Aquí, donde a cada minuto son las tres y veinte.
Aquí, donde a cada minuto es gris.
Y estoy cayendo al color gris, estoy cayendo, estoy cayendo, estoy cayendo, estoy cayendo, estoy cayendo, estoy cayendo, estoy cayendo, estoy cayendo.
Estoy cayendo, estoy cayendo.
Estoy cayendo.
Cayendo.
Aquí, en la Ciudad Perpleja, la Ciudad Póstuma, esta ciudad que no es ninguna ciudad, en el lugar gris, este lugar que no es ningún lugar,
todos caemos, alejándonos de la luz,
de la Ciudad Ocupada,
todos caemos, a la tierra y al cielo,
todos caemos, caemos, caemos.
De tu ciudad y a nuestros ataúdes…
Doce ataúdes baratos de madera.
Tu ciudad, nuestro ataúd …
Aquí, aquí.
Bajo la nieve. En la parte de atrás de un camión. Aparcado delante del banco. Bajo el aguanieve. Bajo la lona húmeda y pesada. Conducida por las calles. Bajo la lluvia. Al hospital. Al depósito de cadáveres. Bajo el aguanieve. A la morgue. Al templo. Bajo la nieve. Al crematorio. A la tierra y al cielo. En nuestros doce ataúdes baratos de madera.
Ceniza en vez de pelo, tierra en vez de piel, entre los copos y los terrones / desafiamos al fuego y al rastrillo, a la pala y a la tumba / a la tumba de la tierra y a la tumba del cielo / en el abismo del cielo y en el abismo de la tierra / tu tierra y tu cielo, que no son nuestro cielo, ni
nuestra tierra / ni aquí ni ahora
Hacia las alturas caemos,
hacia las profundidades…
Estos doce ataúdes baratos de madera, en los que yacemos. Pero no yacemos quietos. En estos doce ataúdes baratos de madera, nos agitamos. En el color gris, nos agitamos. En esta ciudad, nos agitamos. Nos agitamos y lloramos, lloramos las palabras:
¿Dónde está la ley, preguntamos al caer, al caer del ser al no-ser, mientras nos agitamos, entre un lugar y el no-lugar,
mientras lloramos, dónde está la ley?
En el Ab-grund, en el No-suelo, la ausencia de fondo, la caída sin fondo / Aquí, otras voces en este Reino de lo Otro pronunciarán el otro-nombre de este otro-lugar.
En este no-lugar, en esta no-ciudad, entre dos lugares, en este Reino de lo Otro / No hay golondrinas, aquí no vuelan las golondrinas / Aquí arrastramos los pies por la alfombra de sus cadáveres, de un lado para otro, por sus pechos hinchados y sus alas estériles / Aquí, donde sus ojos quietos nos acusan, amarillos / Aquí, donde sus picos vacíos siguen abiertos, amarillos.
En este lugar de no-lugar, yacemos. Tiene un nombre
y no lo tiene. Dilo pues,
dilo ahora: Cesura.
Entre nosotros.
En este lugar-no-lugar / ausencia de lugar, este lugar llamado Cesura, nombrado Cesura, este lugar que nos quita el aliento, este lugar que nos deja llorando. Siempre llorando. A cada minuto.
Eres sordo, eres mudo y eres ciego,
es por eso que no puedes ni quieres oírnos,
no puedes ni quieres ayudarnos,
¿verdad…?
En la Ciudad Perpleja, en la Ciudad Póstuma, en Cesura, a cada minuto.
No quieres ayudarnos, ¿verdad que no, querido escritor?
La primera vela es apagada.
Apagada a cada minuto.
En-Cesura, In-diferencia…
Bajo la Puerta Negra, en su cámara superior, en el círculo mágico, con la cara blanca cayendo y la túnica roja ondeando, la médium ya se ha desplomado al suelo antes de que puedas hacer nada. El viento, la campanilla y el tambor quedan en silencio, la médium queda muda y tumbada en el suelo,
en el suelo bañado de lágrim-astillas.
In-diferencia y en-cesura…
La primera vela apagada,
la médium agotada.
Des-in-corpor-ada…
Ahora que ya no estás poseído, te has quedado solo aquí. Aquí en la Ciudad Ocupada, solo y sordo, mudo y ciego.
Y aun así, intentas escribir,
coger tu pluma
para volver a escribir
aquí. Aquí, en este lugar situado entre las cosas que hiciste y las que no hiciste, entre las cosas que sentiste y las que no sentiste, entre las cosas que dijiste y las que no dijiste,
aquí, en este lugar situado entre lo hecho y lo des-hecho, entre lo sentido y lo no-sentido, entre lo dicho y lo desdicho.
Y aun así, intentar escribir,
volver a escribir
aquí.
Pero aquí lo hecho nunca puede des-hacerse,
ni lo des-hecho hacerse.
Aquí lo sentido nunca puede no-sentirse,
ni lo no-sentido sentirse.
Lo dicho nunca puede des-decirse,
ni lo des-dicho
decirse.
Aquí donde ya sabes que lo escrito no puede des-escribirse,
y donde tienes miedo —miedo, miedo, miedo— a lo no-escrito,
lo no-escrito nunca puede escribirse,
lo no-escrito no puede escribirse
aquí. Aquí donde la vista se te nubla, donde el oído te falla. Aquí y ahora, donde las pesadillas y los dolores de cabeza atormentan tus días y tus noches. Aquí y ahora, mientras confundes el sol con la luna, la luz del sol con la de la luna, la caída del sol con la luz de la lluvia,
la vida con la muerte, tos-tos,
la muerte con el nacimiento. Aquí.
En este círculo mágico de once velas, en esta cámara superior de la Puerta Negra, toses y tos-toses, viendo-nublado y oyendo-mal, toses y tos-toses, lagrimeando y sangre-manchando aquí. Aquí entre las lágrimas vacías y los papeles que caen, estás tosiendo, tos-tos, y también dando vueltas, vueltas y más vueltas, sin poder escribir, sin ver nada,
todavía medio sordo a los pasos-en-escalera,
a las sirenas y a los teléfonos.
—Basta de llorar —susurra una voz, la voz de un viejo—. Basta de llorar, basta de llorar por él…
Se te cae la pluma, la pluma-sin-tinta. Abres los ojos, los ojos rojo-secos. Las once velas se han apagado, la Puerta Negra ha desaparecido, la Ciudad Ocupada ha desaparecido. Estás de pie en un cobertizo, en un establo, con olor a tierra, olor a humedad. Estás mirando cómo un anciano abre cajas de cartón y saca expedientes de ellas, expedientes polvorientos y telarañosos, y se pone a ojear los papeles y los documentos, los documentos y los cuadernos, cuadernos y más cuadernos.
—Fue hace muchos años —está diciendo el viejo—. Ya no hay mucha gente que se acuerde de cómo fue en realidad el caso de Teigin.
»Pero yo sí me acuerdo. Porque yo estaba en la Unidad de Asesinatos. La Unidad n.º 2 de la Primera División de Investigaciones de la Policía Metropolitana de Tokio. Y la Unidad n.º 2 era la que se ocupaba de todos los asesinatos.
»El jefe de nuestra división era Suzuki y el jefe de nuestra unidad era Minegishi…
»Pero usted quiere saber qué pasó, ¿verdad? —repite el viejo—. ¿Verdad? ¿Quiere usted saber la verdad? ¡Aclárese! ¿Qué es lo que quiere saber? ¿Lo que pasó o la verdad? ¿Cómo que son lo mismo? ¡Pues claro que no son lo mismo! Yo puedo creerme que algo haya pasado, pero eso no hace que sea verdad.
»¿O sí?
»Por ejemplo, yo una vez conocí a un detective. Casado. Con un hijo. Toda la pesca. Y en fin, resulta que ese detective empezó a creer que su mujer estaba teniendo una aventura. Un lío. Con un americano. Con un soldado. No era verdad. Pero él se lo creía igualmente. Me venía a mí y me contaba: Anoche mi mujer se fue a follarse al soldado americano. Falso. Pero él se lo creía igualmente. Creía que estaba pasando. Creía que era real. Creía que era verdad. Y era verdad para él. Era real para él y al final también fue muy real para ella. Pero eso es otra historia. En fin, ya ve usted adónde voy a parar, ¿verdad? En todo caso, si lo que quiere saber usted es lo que pasó, yo le cuento lo que pasó. Está todo aquí.
»Aquí en estas cajas, aquí en estos cuadernos…
»Pero recuerde, basta de llorar.
»Basta de llorar por él…
LA SEGUNDA VELA
TESTIMONIO CUADERNO DE UN DETECTIVE, H.
La ciudad es un cuaderno. Con lápiz y papel,
con lápiz sin punta y papel basto,
EN LA CIUDAD OCUPADA
yo escribí estas palabras:
26-1-1948; 16.00: Nieva / día libre / en los baños públicos / llaman desde la jefatura de la metropolitana / «Diez muertos en la jurisdicción de la Comisaría de Mejiro» / «¿Otra guerra de la Yakuza?» / «Mucho más grande. Envenenamiento masivo. ¡Preséntese de inmediato!» / Trolebús de Naka-Meguro a Ebisu / Taxi a la escena del crimen / La sucursal de Shiinamachi del Banco (Imperial) Teikoku, Nagasaki 39, 1-chome, Toshima-ku, Tokio / Edificio de una sola planta / delante del Templo de Nagasaki / Joder / Diez cadáveres desplegados en fila en una de las dos habitaciones del conserje / ojos abiertos / boca abierta / sangre y vómito / marcas de tiza donde los encontraron / detrás del mostrador / en el cuarto de baño / en el pasillo / en la sala de estar del conserje / seis supervivientes llevados al Hospital Católico de Seibo / médicos, vecinos y periodistas por todo el banco / escena del crimen contaminada / pruebas destruidas y cambiadas de sitio / A mi unidad, la Unidad n.º 2 (Unidad de Asesinatos) de la Primera División de Investigaciones de la Policía Metropolitana de Tokio, le asignan provisionalmente el caso.
Empieza el Periodo Primero: los primeros veinte días de la investigación, del 26 de enero al 14 de febrero de 1948
26-1-1948; 23.00: Segunda planta de la Comisaría de Mejiro / establecida como sede de la Investigación Especial / primera reunión del equipo de la Investigación Especial / informe basado en la información recabada en la escena del crimen y en la declaración que ha hecho uno de los supervivientes / establecimiento de los datos conocidos / dos de los seis supervivientes han muerto / el total de víctimas sube a doce / cuatro supervivientes / fecha y hora del crimen: las 15.30 del (lunes) 26 de enero de 1948, quince minutos arriba o abajo / Lugar del crimen: el interior de la sucursal de Shiinamachi del Banco Teikoku, en el 39 de la Nagasaki 1-chome, Toshima-ku, Tokio. Dicho establecimiento, que antes albergaba la casa de empeños Fujita, ocupa un edificio con tres entradas, situado entre las zonas residenciales y de negocios que hay delante del templo de Nagasaki, a unos sesenta metros al nordeste de la estación de Shiinamachi de la Línea Agrícola de Seibu (antes llamada Línea Musashino) / Víctimas: Takejiro Yoshida (43), ahora mismo en tratamiento, con domicilio en Oguchi-machi 812, Otaku; Yoshiyashu Watanabe (43), muerto, con domicilio en Oizumimachi 758, Itabashi-ku; Hidehiko Nishimura (38), muerta, con domicilio en Shin Ogawa-machi 10, chome-2, Ushigome, Shinjuku-ku; Shoichi Shirai (29), muerto, con domicilio en Asagaya 519, chome-3, Suginami-ku; Yoshio Sawada (22), muerto, con domicilio en Fujisawa 449, Fujisawa-mura, Irima-gun, Prefectura de Saitama; Tokukazu Tanaka, en tratamiento, con domicilio en Kami-ochiai 793, chome-2, Shinjuku-ku; Miyako Akiyama (23), muerta, con domicilio en casa de Kunosuke Akiyama, Nagasaki 18, chome-1, Toshima-ku; Hideko Uchida (23), muerta, con domicilio en Kita Toyotama 5, Nerima-ku; Yoshiko Akuzawa (19), en tratamiento, con domicilio en casa de Shobei Akuzawa, Nagasaki 14, chome-1, Toshima-ku; Teruko Kato (16), muerta, con domicilio en Ikebukuro 713-1, chome-2, Toshima-ku; Sutejiro Takeuchi (49), muerto, con domicilio en Horikiri-cho 170, Katsushika-ku; Tatsuo Takizawa (46), sirviente, su mujer Ryu (49), su hija Takako (19) y su hijo Yoshihiro (8), todos ellos muertos, todos ellos con residencia en la sucursal de Shiinamachi del Banco Teikoku / Autor del crimen, nombre y dirección: desconocidos / dijo ser miembro médico de la Sección Sanitaria de la Oficina Metropolitana de Tokio y del Departamento de Bienestar del Ministerio de Bienestar, y tenía un título de doctor en medicina / tarjeta de visita que presentó: «Dr. Jiro Yamaguchi, Oficial Técnico del Ministerio de Salud y Bienestar» / descripción: entre cuarenta y cinco y cincuenta años de edad, metro sesenta de altura aproximadamente, bastante delgado, nariz respingona, tez pálida, pelo corto o bien largo y entrecano / aspecto: vestido con traje de calle (marrón, de trencilla, usado); abrigo o gabán ligero en el brazo; zapatos de goma marrón (no es seguro); brazalete de tela blanco en el brazo izquierdo, con el logotipo de la Oficina Metropolitana de Tokio en letras rojas y debajo del logotipo la siguiente inscripción en negro y con buena caligrafía: «Líder de Equipo de Desinfección» o bien «Doctor en Medicina Preventiva» / artículos en posesión del autor del crimen: una caja metálica, de unos 3 × 15 cm de tamaño, como la que llevan a menudo los médicos (es la caja de la que sacó el veneno); un frasco de medicina de cristal pequeño y otro mediano (con veneno dentro) / rasgos característicos: dos manchas marrones de 1,5 cm en la mejilla izquierda (no cicatrices de quemaduras ni forúnculos, sino de esas que se ven a menudo en la piel de los ancianos). Un hombre atractivo; bien vestido y con aspecto de hombre inteligente / breve crónica del caso: las víctimas abrieron su establecimiento como de costumbre, a las 9.30 horas, y después de que Senji Ushiyama, el director, se marchara a su casa con dolor de vientre sobre las 14.00, siguieron trabajando hasta las 15.00, momento en que cerraron la puerta de entrada y se dispusieron a cerrar los asuntos pendientes hasta el día siguiente / aproximadamente a las 15.30, el autor del crimen hizo su aparición repentina por la entrada lateral; le enseñó su tarjeta de visita (donde había impreso el título falso que se describe más arriba) a Yoshiko Akuzawa, una de las víctimas, y manifestó su deseo de ver al director. De manera que esta última lo acompañó a las oficinas, donde Takejiro Yoshida, el subdirector, estuvo hablando con él / el malhechor declaró entonces que habían surgido una serie de casos de disentería entre quienes habían bebido el agua de un pozo público situado delante de la casa de Aida, y que se había informado del tema al teniente Porton (o algo que sonaba parecido), así como a las autoridades japonesas. De manera, les contó, que ahora estaba en camino un equipo de desinfección de las Fuerzas Aliadas. A él lo mandaba el teniente a modo de avanzadilla de dicho equipo para investigar el caso, y así había descubierto que cierto inquilino de la casa de un enfermo de disentería había visitado aquel mismo día la sucursal donde se encontraban. En consecuencia, todo lo que había en la sucursal, incluyendo los libros, papeles, billetes, etcétera, tenía que recibir tratamiento de desinfección, razón por la cual afirmó que nadie podía hacer nada hasta que llegara el equipo de desinfección / cuando Yoshida le dijo: «Me pregunto cómo pueden haber recibido la información tan pronto», el malhechor respondió: «Lo que pasa es que el médico que ha examinado al paciente ha emitido un informe directamente a las autoridades de la Ocupación» / «El equipo de desinfección llegará pronto —continuó el villano—, y entretanto todos ustedes tienen que tomarse esta medicina que nos dan las autoridades de la Ocupación. Es una medicina tan potente y eficaz que, si la toman, los hará completamente inmunes a la disentería». Y diciendo eso, sacó unas ampollas, una grande y una pequeña, de su botiquín (un cofrecito metálico como el que usan los médicos, descrito más arriba) / las víctimas, sin sospechar nada de la intención diabólica del autor del crimen, cuya perfecta compostura, así como la verosimilitud de sus explicaciones y su brazalete de la Oficina Metropolitana de Tokio, los habían llevado a otorgarle total credibilidad a sus palabras, formaron un círculo alrededor del hombre, un círculo de desdichadas víctimas, dieciséis en total / a continuación el diablo les dijo: «Esta medicina les dañará el esmalte de los dientes, de manera que yo les enseñaré cómo tragarla. Hagan lo mismo que voy a enseñarles. Hay dos tipos de medicina. Tómense la segunda un minuto después de la primera. Asegúrense de tomarla al cabo de un minuto, o les hará un mal efecto» / después de esa explicación sirvió en las tazas de las víctimas sendas medicinas líquidas, una transparente y otra no, que había sacado de las ampollas con una jeringa para rellenar estilográficas, llenando una jeringa por cabeza / a continuación cogió una taza él también y, diciendo «Hay que beberla así», se tragó su contenido dejándolo caer gota a gota sobre su lengua, que había sacado ahuecada / de manera que las pobres víctimas, sin excepción, se tragaron el líquido letal siguiendo el ejemplo de aquel diablo / el líquido en cuestión quemaba el paladar, y las víctimas tuvieron la sensación de haber tomado un whisky muy fuerte / al cabo de un minuto, el taimado villano les mostró cómo beber la segunda medicina, y nuevamente los pobres inocentes siguieron su ejemplo, sin sospechar para nada que se estaban matando a sí mismos / el villano tuvo el descaro de aconsejarles que se enjuagaran la boca para no dañarse los dientes, y ellos se fueron a beber agua al grifo, que estaba entrando unos metros por el pasillo / fue en aquel momento cuando se vieron invadidos por un letargo repentino y se desplomaron uno a uno en la sala de oficinas, en el pasillo, en la sala de estar, etcétera, quedando sumidos en un estado comatoso / como resultado natural, nadie —más que el diablo y Dios— sabe qué hizo el autor del crimen después de que sus víctimas perdieran el conocimiento / REGLAS QUE HAN DE SEGUIR LOS AGENTES DE LA INVESTIGACIÓN CRIMINAL: (1) Mandar advertencias sin tardanza a bancos, oficinas de correos y otros lugares donde se manejan grandes sumas de dinero, a fin de que no caigan víctimas fáciles de intentos similares. Instituir al mismo tiempo una investigación minuciosa para averiguar si se han hecho otros intentos así en el pasado. (2) Emprender una investigación inmediata para averiguar dónde se imprimió la tarjeta de visita del malhechor, llevando esa búsqueda hasta el último rincón de la Metrópolis donde algún impresor de tarjetas de visita haya podido imprimir dichos artículos. (3) Emprender una investigación inmediata para averiguar si dentro de la zona que se le ha asignado a cada detective vive alguna persona sospechosa que se parezca en algo a la descripción que se ha ofrecido del diabólico autor del crimen. Prestar una atención especial a los empleados de banco, a los oficiales de desinfección y sus ayudantes, y a quienes tengan en su historial el haber sido empleados en el trabajo sanitario de las autoridades de la Ocupación. (4) Examinar a cualquier persona mínimamente sospechosa, con mayor rigor que nunca, prestando una atención especial a su tarjeta de visita, ampollas y botiquín hecho de metal. (5) Intentar recoger pistas relacionadas con todo aquel que haya podido tener negocios u otras conexiones con el banco en cuestión. (6) Rebuscar en la memoria y en los memorandos a cualquier persona con antecedentes criminales (sobre todo de fraude), que guarde algún parecido con el diabólico malhechor antes descrito, ya sea en su fisionomía o en su peculiar forma de cometer crímenes. (7) Emprender una vigilancia secreta de los hábitos diarios y rasgos característicos de todos los oficiales sanitarios metropolitanos, así como de otra gente que lleve a cabo trabajos sanitarios en la Metrópolis. / Insertar: Memorando del Director del Departamento Criminal de la Policía Metropolitana, dirigido a los jefes de todas las comisarías, Tema: Instrucciones relativas al caso del asesinato de los miembros del Banco Teikoku: Aproximadamente a las 15.30 de hoy, un hombre que se ha identificado como miembro de la Sección Sanitaria de la Oficina Metropolitana de Tokio les ha pedido a los dieciséis empleados de la sucursal de Shiinamachi del Banco Teikoku, situado dentro de la jurisdicción de la Comisaría de Mejiro, que se tragaran un veneno líquido que llevaba consigo, diciéndoles que era un remedio preventivo contra la disentería y que debían tomárselo por orden de las Fuerzas de Ocupación, como resultado de lo cual diez de las víctimas han muerto en el acto y dos más en el hospital, y las cuatro víctimas restantes están recibiendo atención médica aunque su destino todavía está en el aire. Este crimen, que se ha cometido a la hora del cierre del banco y usurpando el nombre de las Fuerzas de Ocupación, es uno de los más raros y osados que hemos visto en toda la historia del crimen. En vista de la tremenda repercusión que está teniendo el caso entre la opinión pública, nos vemos obligados, por medio de la cooperación de todas las fuerzas policiales, a llevar a cabo todos los esfuerzos posibles por detener al autor. Por esta razón se les pide que reconozcan la importancia extraordinaria de este caso, que den instrucciones exhaustivas a sus oficiales subordinados acordes con las siguientes reglas de la investigación y que se presenten de inmediato en la sede de la investigación en cuanto obtengan cualquier dato que ayude a la investigación, teniendo siempre cuidado especial de mantenerlo en el más estricto secreto. Se adjunta información sobre los detalles y el lugar del crimen, las víctimas, el autor y una breve crónica del caso. / Nota: en cuanto completen sus tareas, se esperan con impaciencia en la Sede de la Investigación sus informes escritos con presteza / Fin del memorando / se asignan cien detectives al caso / se confirma que mi unidad, la Unidad n.º 2 (Unidad de Asesinatos) de la Primera División de Investigaciones de la Policía Metropolitana de Tokio, está a cargo de la investigación del caso, a las órdenes de mi jefe, el detective inspector Minegishi / Minegishi responderá ante el inspector jefe Suzuki, jefe de la Primera División de Investigaciones, que a su vez responderá ante el jefe Kita de la Policía de Tokio / los detectives de la Unidad de Robos ayudarán en la investigación / divididos en tres equipos de investigación ji-dori / mi pareja será el detective Fukushi / me han asignado la Nagasaki 2-chome / empezamos a interrogar a los vecinos al alba.
27-1-1948; 06.00: Buen tiempo, con vientos del noroeste / interrogatorios calle a calle y puerta a puerta por el vecindario de la Nagasaki 2-chome, en compañía de Fukushi-kun / establecer los nombres y las ocupaciones de todos los residentes / establecer y verificar el paradero de todos los residentes en el momento del crimen / repetir la descripción del sospechoso basada en las declaraciones de los supervivientes / apuntar cualquier posible avistamiento de individuos que encajen con la descripción del sospechoso / apuntar cualquier sugerencia de la identidad del sospechoso que puedan hacer los vecinos basada en la descripción que se les ha proporcionado / 18.00: se nos pide que regresemos a la Sede de la Investigación Especial para una reunión de emergencia / se ha recibido aviso de dos casos parecidos / ha dado aviso del primer caso en la Comisaría de Marunouchi a las 15.30 de esta tarde Taizo (o Yasuzo) Ogawa, director de la sucursal de Nakai del Banco Mitsubishi / el caso se produjo aproximadamente a las 15.20 del 19 de enero del presente año, en la sucursal de Nakai del Banco Mitsubishi, situada en el chome-4, Shimo-ochiai, Shinjuku-ku / de acuerdo con la declaración de Ogawa, llegó un hombre al banco justo cuando estaban cerrando y presentó la misma tarjeta de visita: «Dr. Jiro Yamaguchi, técnico médico adjunto a la Sección Anti-Epidémica del Ministerio de Bienestar» / el visitante le dijo a Ogawa que lo mandaba un tal teniente Porter o Parker para desinfectar toda la sucursal porque aquel mismo día había hecho un depósito allí un hombre llamado Otani de la Compañía Industrial Kinuhara situada en el chome-4, Shimo-ochiai / Ogawa investigó en los registros de la sucursal y encontró un depósito hecho por un hombre llamado Otani de la Compañía Industrial Kinuhara / sin embargo, el depósito no había sido una cantidad en metálico, sino un giro postal de 65 ¥ / Ogawa le mostró el giro postal al visitante / el visitante se sacó del maletín un frasco de líquido transparente e incoloro / el hombre roció el giro postal y el libro de contabilidad con una pequeña cantidad del líquido / Ogawa le preguntó si quería llevarse el giro postal, pero nuevamente el hombre no contestó con claridad / a continuación Ogawa le preguntó si era posible infectarse de fiebre tifoidea por el simple hecho de tocar el giro postal, y nuevamente el hombre no estuvo seguro / Ogawa le dijo: «Pero para contagiarse habría que lamer el giro postal o la mano del cliente, ¿no?» / el hombre se mostró de acuerdo y se levantó para marcharse / antes de marcharse, sin embargo, el hombre le echó un último vistazo a las cámaras acorazadas que había al otro lado de la sala y le preguntó al director si el banco ya había mandado los depósitos en metálico de la jornada al Banco Central / el hombre usaba los mismos términos técnicos que los empleados del banco para referirse a los depósitos en metálico y las prácticas y procedimientos bancarios / sin embargo, antes de que Ogawa pudiera contestar, el hombre hizo una reverencia muy marcada, le dio las gracias al director y salió de la sucursal / Ogawa ha dicho que el hombre tenía cincuenta y pico años, constitución media, cara redonda con una cicatriz en la mejilla izquierda y pelo al rape / también llevaba uniforme con brazalete en el que había pintadas las palabras: «Centro de Prevención de Epidemias de Tokio» / del segundo caso ha informado hoy a la Sede de la Investigación Especial un tal señor Kawasumi, director en funciones de la sucursal en Ebara del Banco Yasuda / Kawasumi ha informado de que el 14 de octubre de 1947 entró un hombre en la sucursal de Ebara del Banco Yasuda, situada en el 722 de la Hiratsuka-machi, chome-3, Shinagawa-ku, y se presentó como el doctor Shigeru Matsui, oficial de la Unidad de Prevención de Epidemias del Ministerio de Bienestar / el hombre dijo: «He venido en jeep con el teniente Parker porque ha tenido lugar un caso nuevo de tifus en las viviendas cercanas al mercado que hay detrás de su banco, y como hay residentes de esas viviendas que son clientes del mercado es necesario que yo inmunice a los empleados del banco contra un posible contagio» / sin embargo, Kawasumi sospechó del tal doctor Matsui y mandó a un empleado al koban de la zona de Hiratsuka para que le preguntara al agente de guardia si se había producido un brote de fiebre tifoidea en el vecindario / el agente en cuestión se llamaba Ryuzo Iida / el agente Iida dijo que a él no le constaba que hubiera ningún brote, pero que lo comprobaría e iría al banco / entretanto el director aceptó cooperar con la desinfección / el tal doctor Matsui dijo que tenía que recoger su equipo del jeep y salió / al regresar, distribuyó alguna clase de medicina entre los veintitrés empleados de la sucursal / les contó a los empleados que era una medicina preventiva para el control del tifus y les dio instrucciones para que se la bebieran / la medicina se administraba en dos dosis / la primera dosis era al parecer del color de la salsa de soja diluida y tenía un regusto acre / la segunda medicina carecía de sabor y se cree que era agua / todos los empleados se bebieron ambas dosis pero no sufrieron efectos perniciosos / en aquel momento llegó el agente Iida y habló directamente con aquel tal doctor Matsui / el agente Iida le dijo a aquel tal Matsui que había ido a hacer comprobaciones al vecindario y no había encontrado señales de ningún brote de fiebre tifoidea / el tal doctor Matsui le dijo al agente Iida que debía de haberse equivocado de vecindario, y le sugirió que volviera y comprobara la zona correcta / el agente Iida se fue del banco para volver a comprobar la zona / pero el hombre no esperó a que volviera el agente y se marchó al cabo de unos minutos / sin embargo, Kawasumi le ha entregado a la Sede de la Investigación Especial la tarjeta de visita que les dejó el hombre / «Shigeru Matsui, doctor en medicina; Gikan, División de Yobo; Ministerio de Salud y Bienestar» / ya se ha localizado a un médico llamado Shigeru Matsui en Sendai / el detective (Bucho Keiji) Tomitsuka de la Primera División de Investigaciones ha sido enviado a Sendai para entrevistar al doctor Matsui / el agente Iida también ha sido entrevistado esta tarde en la Sede de la Investigación Especial y ha proporcionado una descripción detallada del hombre / Iida ha explicado que el hombre tenía cuarenta y muchos o bien cincuenta y pocos años, medía 1,60 m de altura aproximadamente y mostraba una marca en la mejilla izquierda / el señor Kawasumi también ha declarado que el hombre no hablaba en el dialecto de Tokio sino que tenía acento de otra región (aunque no sabe decir cuál) / como el agente Iida fue incapaz de verificar ningún informe de brotes de disentería en el vecindario, informó del caso a su superior, el detective Meiga / el detective Meiga se puso en contacto con el Ministerio de Salud y Bienestar, donde le dijeron que había un doctor Shigeru Matsui asignado a su ministerio, pero que estaba destinado en Sendai y no encajaba con la descripción del hombre que había visitado la sucursal de Ebara del Banco Yasuda / Meiga e Iida escribieron un breve memorando del caso y lo archivaron junto con la tarjeta de visita / no se emprendieron más acciones en aquel momento / Iida ha sido trasladado temporalmente a la Sede de la Investigación Especial / los detectives de la Unidad de Robos han sido retirados de los equipos de ji-dori para formar el Equipo de Investigación de Tarjetas de Visita, a las órdenes del jefe Komatsu / 19.30: termina la reunión de emergencia / se ordena a los agentes que se presenten para la segunda reunión de sus equipos de interrogatorio de ji-dori / cada pareja de detectives presenta su informe del trabajo de la jornada / no se aportan pistas sustanciales / se ordena a los agentes que pongan por escrito todas las declaraciones recogidas / se ordena a los agentes que sigan interrogando mañana los vecindarios que les han sido asignados, poniendo énfasis en la descripción del sospechoso / Fukushi y yo planteamos objeciones / es una pérdida de tiempo / nos dicen que nos callemos y hagamos nuestro trabajo.